Roberto Cuadros Muñoz y Julián Sancha Vázquez
«La ortografía como cuestión ideológica en Twitter»
Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación, vol. 93 (2023); monográfico: «Rasgos discursivos de la voz del autor en textos especializados», coord. por David Sánchez y Paulina Meza.
Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación | Universidad Complutense de Madrid | Facultad de Ciencias de la Información | Departamento de Lengua Española y Teoría de la Literatura | Madrid | ESPAÑA
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RESUMEN
El objetivo de este trabajo es estudiar la conciencia metalingüística de los usuarios de Twitter respecto de la ortografía del español desde un punto de vista político-ideológico. Para ello se ha realizado un estudio sociolingüístico a partir de un corpus constituido por 30 225 tuits. Los resultados demuestran que los usuarios de Twitter utilizan mayoritariamente la cuestión ortográfica como un arma arrojadiza y un elemento de prestigio, a la vez que empieza a crecer el número de usuarios que considera que el uso y la preservación de las normas ortográficas son una muestra de clasismo, cuando no de puro elitismo social o racismo «colonial».
Palabras clave: sociolingüística sincrónica, lingüística de corpus, ideologías sobre la ortografía.
INTRODUCCIÓN, ANTECEDENTES Y OBJETIVOS
En la génesis de la ortografía de una lengua, esta suele erigirse, casi de manera automática, como marcador de «clase social», de «instrucción formativa», de «prestigio» (tanto social como lingüístico), incluso como indicador de «privilegio», sobre todo si se tiene en cuenta que esta ortografía se ha utilizado siempre como vehículo en los planes de enseñanza, que, a su vez, suelen diseñarse con el fin de constituir una nación letrada. Cabe recordar aquí al lingüista suizo Bally: «la ortografía es el ejemplo más típico de la tenacidad de la tradición; es un ejemplo, por excepción, en que la presión imperativa es todopoderosa [...]. ¿Se desentiende un niño de la ortografía? Pues le pondrán un cero en la escuela y, para colmo, en casa lo dejarán sin postre».
Es decir, a la hora de «educar», la ortografía se convierte en un filtro con el que los usuarios de la lengua han automatizado la idea del premio desde su propia infancia, por lo que se entiende la opinión mayoritaria de la ortografía como marcador de prestigio que los estudios clásicos sobre la ortografía han destacado reiteradamente. Por ello, las «manos inhábiles» han sido, por lo general, apartadas de la atención científica, puesto que aquel que no sabe escribir sería un «iletrado», cuando no, un simple «analfabeto». No pasa desapercibida, por tanto, la fuerza destructora de dichos términos: el uso de determinados vocablos puede afectar a la conciencia de los propios usuarios como receptores, pues, posiblemente, de «iletrado» a «analfabeto», el pensamiento humano no sea capaz de cosechar ninguna buena idea sobre aquellos que, por la razón que fuera, no supieran escribir la lengua que, sin embargo, dominan y hablan con la perfección de un nativo.
A este respecto, Sánchez-Prieto Borja y Vázquez Balonga han diseñado y han analizado precisamente un corpus cuyos protagonistas son las «manos inhábiles». Estos investigadores han prestado atención a los lógicos «accidentes» de una persona que habla su lengua «perfectamente» aun sin el conocimiento de una norma ortográfica, lo que procurará en dichos textos (cartas, documentos anónimos, sobre todo), como es evidente, fenómenos orales (como el seseo y otro tipo de «faltas») dentro de la escritura.
De este modo, tal como subrayan y comparten especialistas como Martínez de Sousa o Matos Batista et al., se suele defender una «conciencia ortográfica» porque «la ortografía, quiérase o no, es la carta de presentación cuando se escribe, porque el que lee un escrito asume de inmediato una actitud valorativa en relación con el dominio del idioma, de la persona que escribe y de su nivel cultural», ya que «demostrar que se tiene buena ortografía es una prueba de cultura, es un escalón imprescindible para poder alcanzar el dominio de los conocimientos; de ahí la importancia de que el futuro profesional se apropie de estos saberes durante el tránsito por su currículo».
Esta circunstancia podría conducir a articular la cuestión de si los hablantes son conscientes de que la mayor parte de las lenguas habladas en el mundo no se escriben y que, por tanto, carecen de escritura normalizada. De las más de 6000 lenguas registradas en las últimas décadas, el 92 % son realizadas exclusivamente de manera (es decir, con soporte) oral porque, según Company, «a los humanos nos importa mucho más la oralidad que la escritura», cifra ampliada a 7139, según los datos actualizados de Ethnologue. De aquí que se deduzcan razonamientos como que:
«Existen dos hitos que han influido de forma poderosa en la especie humana: la aparición del lenguaje articulado y la invención de la escritura [...]. El lenguaje escrito ha permitido fijar las tradiciones, las leyes y leyendas, el pensamiento, la literatura, la religión, los acontecimientos, los contratos…».
Dado que el español sí se escribe, cabría preguntarse qué pensarían los hablantes al respecto de esta cuestión en la actualidad, pues, como ha demostrado fehacientemente la sociolingüística, la actitud del hablante respecto de la evolución de su propio sistema lingüístico puede ser de alto valor filológico.
Esta controversia se vio alimentada por la aparición, en 2021, de una noticia, publicada en España en el diario El Mundo y firmada por Luis Alemany, que hacía público el informe de dos universidades inglesas (la Universidad de Hull y la Universidad de las Artes de Londres), que trataban de despenalizar las faltas ortográficas en la evaluación de su profesorado al considerar que «las normas ortográficas son blancas, masculinas y elitistas». Este informe, en efecto, avivó la llama académica ante la cuestión ideológica de la ortografía, que se revelaba como un asunto no solo social, sino también político e ideológico; pero no solo la académica, sino la de usuarios particulares de Twitter, como veremos más adelante, en los ejemplos del corpus seleccionado.
En este contexto, debe partirse de intentar responder qué consecuencias directas e indirectas tiene el hecho de normalizar una lengua «por escrito». Se entiende que la ortografía, o la forma normalizada de escribir una lengua, se puede convertir en un arma arrojadiza, tanto entre los que pretenden destacar su propio prestigio como entre aquellos que, al contrario, pretenden denostar el de los otros, llegando a convertir este asunto, desde un punto de vista ideológico, en una «guerra cultural por la escritura». Esta circunstancia explicaría que, en la mayoría de los casos, del «error» al «horror» haya un solo paso en la conciencia lingüística de quien concibe la ortografía como fuente de prestigio y, a su vez, la utiliza con afán de atacar o de defenderse.
De manera general, la ortografía ha sido ampliamente estudiada a través de la antropología del lenguaje en relación con el concepto de «ideologías lingüísticas», sobre todo a partir de los pasados años 90 en cuanto a la construcción de dialectos o nuevas lenguas tras procesos descolonizadores o independentistas, además del problema político subyacente a la estandarización de una forma de habla no «normalizada» o estigmatizada. Más específicamente, en lo tocante a la lengua española, existen estudios clásicos en la historiografía lingüística, que dan cuenta de los avatares de este proceso de política y planificación lingüística del corpus que adquirió el statu quo de la lengua española. En otras ocasiones, el estudio de la norma española se ha llevado a cabo a través de las «ideologías lingüísticas», en particular en lo referente a la codificación y expansión de la norma (no solo su ortografía, sino también el resto de sus elementos: gramática y diccionario…) y la relación de esta con los diferentes agentes políticos que la gestionan, actualizan y difunden en el tiempo.
La ortografía del idioma español (o de los diversos «idiomas españoles»), que ya en la historia se había articulado también como fuente de disputa en las recién independizadas colonias americanas, ha sido interesante objeto de atención en la actualidad desde la perspectiva glotopolítica, que valora la ortografía como un bien comercial dentro del estatus simbólico de la lengua que gestionan los responsables de las políticas lingüísticas panhispánicas, puesto que «la Ortografía [de 2010] escenificaba, como puede verse, las líneas que definen la gestión del idioma desde las instituciones hegemónicas: la vocación populista de las modernas academias, la persistencia de su carácter prescriptivo (best seller versus éxito de ventas), su compromiso panhispánico, su inserción en un proyecto de naturaleza política y la valoración del español como mercancía y como herramienta al servicio de la diplomacia cultural». Asimismo, esta ortografía se alza como representante hegemónico para la cohesión de la «unidad» de la lengua inserta en el denominado lema (e «ideologema») de la «unidad en la diversidad».
La ortografía como un producto de la «élite» social (en este caso, «fabricado» por la Real Academia Española) tampoco ha escapado al estudio ideológico que puede tener la marcación por escrito de los «nombres propios» en español. Asimismo, se encuentran estudios que consideran la «conciencia ortográfica» del docente como una demanda social necesaria para mantener un determinado prestigio social. Por otro lado, González García observó la reacción en redes a la Ortografía de la Real Academia Española de 2010, concluyendo que «la red se convierte así en observatorio que posibilita el análisis de actitudes lingüísticas y que debe aprovecharse para conocer usos lingüísticos y opiniones de los usuarios». Sin embargo, tanto este trabajo como un monográfico coordinado por el investigador Montoro del Arco, de amplio y notorio interés, se centraron en cuestiones concretas sobre las diversas reformas y actualizaciones de las obras académicas, y no tanto en el poder de prestigio con que tiende a utilizarse la ortografía como arma identitaria entre sus usuarios. De igual modo, se han abordado también las actitudes de los hablantes ante la escritura de anglicismos en español y cuestiones como la ortografía alternativa al canon a la que los jóvenes acudían en las redes sociales WhatsApp y Facebook.
No obstante, resulta notable la carencia de estudios sociolingüísticos sincrónicos en relación con qué piensan los hablantes al respecto y cómo se sienten de cómodos o no a la hora de utilizar su ortografía, siempre «impuesta» desde arriba, pues nadie elige la forma en la que escribe, al menos, no de manera institucionalizada. Por esta razón, se ha cotejado un amplio abanico de opiniones y testimonios respecto de la ortografía española en la red social Twitter. Ciertamente, los tuits muestran una determinada actitud ideológica (positiva o negativa, defensa del prestigio o ataque, etc.) en relación con la escritura de unos y de otros a la hora de comunicarse en dicha red.
Uno de los principales objetivos de este trabajo pasa por desentrañar si, en las batallas ideológicas de la actualidad entre hablantes de español, la ortografía sigue siendo marcador de «clase social» (y, por tanto, de «prestigio») o todo lo contrario. Esto es, si los usuarios de Twitter acatan su norma ortográfica como consensuada y «prestigiosa», se sienten «incluidos» en ella y no discriminados, y, en consecuencia, no manifiestan actitudes negativas (de vergüenza, de exclusión…) sobre ella. Pero también, al mismo tiempo, se analiza la opinión de los detractores, que se rebelan contra la ortografía estandarizada del español (ya peninsular, ya de tierras americanas). Se aborda, en definitiva, si en el mantenimiento de un «estándar» ortográfico reside una cuestión o no de purismo, cuando no (como indican algunos usuarios), de casta o elitismo. En otras palabras: si resulta para los hablantes la norma ortográfica algo «conservador» o que debe deconstruirse, quién lo piensa así y por qué. En definitiva, dado que estos aspectos se analizan en Twitter, cabe preguntarse si opinan de esta manera quienes más utilizan en la actualidad la «lengua de la cercanía» (retomando el conocido concepto de Koch y Oesterreicher) al «escribir» digitalmente.
METODOLOGÍA. SELECCIÓN Y CONSTRUCCIÓN DEL CORPUS EN TWITTER
Se ha escogido Twitter por ser la red social de mayor calado actualmente en los debates y polémicas que se generan desde la opinión pública. La red fundada por Jack Dorsey, Noah Glass, Biz Stone y Evan Williams en 2006 parece haberse convertido en el medio preferente de los políticos, más aún que Facebook e Instagram. Siendo un medio digital de la «lengua de la cercanía» «escrito», ya que Twitter en particular, como señala Moreno-Ortiz se caracteriza por un nivel «de intensidad de emociones [...] muy alto», resulta interesante ver cómo los hablantes se expresan al respecto de su ortografía en esta red. Como apunta Sánchez-Saus Laserna:
«Si observamos qué red social han empleado los investigadores para sus corpus y trabajos, veremos que en la gran mayoría, sobre todo en los últimos años, ha sido Twitter la elegida. Esto se debe a varias razones, pero la principal es la facilidad para extraer datos y la enorme cantidad de mensajes, de millones de usuarios de todo el mundo, que están a disposición del investigador. Frente a otras redes sociales mayoritarias actualmente, como Facebook o Instagram, Twitter tiene la ventaja de que la mayoría de sus usuarios tienen cuentas públicas (podemos acceder a sus mensajes sin necesidad de ser «amigos» o «seguidores», es decir, sin el permiso previo de usuario) y, sobre todo, cuenta con una API que, aunque con limitaciones crecientes, permite realizar búsquedas automatizadas gratuitamente desde programas externos. Esto en Facebook o Instagram (que pertenece a Facebook) no es posible, o, al menos, no está tan al alcance de la mano de un investigador que no sea experto en desarrollo de aplicaciones».
El procedimiento de búsquedas citado por la autora es el llevado a cabo para elaborar el corpus objeto de estudio. Así pues, a este trabajo, enmarcado en la sociolingüística sincrónica y la lingüística de corpus, le ha interesado en gran medida el registro de testimonios explícitos. Además, han de mencionarse ciertas dificultades añadidas (que, incluso, llegado el caso, podrían interpretarse como ventajas), como que el usuario se esconde a menudo en el anonimato, con lo cual, fuera del perfil general del usuario de Twitter y aunque resulte complicado establecer variables diatópicas o sociolingüísticas estables como sexo, edad, lugar de residencia o nivel socioeconómico o cultural, favorece al mismo tiempo la espontaneidad sin límites y la sinceridad en las opiniones. Se ha prestado atención, asimismo, a los emojis, que pueden decidir el sentido del enunciado (literal o irónico-sarcástico), a los hilos de discusión y a las posibles situaciones de «diálogo» o réplica.
Siguiendo a Rojo, el corpus construido, de carácter sociolingüístico (y sincrónico actual), ha procurado ser representativo de opiniones generadas dentro de una red social concreta en un también específico lapso temporal. En este sentido, como también señala dicho autor, «la aparición de los medios electrónicos y las redes sociales han dado lugar a géneros nuevos en los que, con mucha frecuencia, el soporte escrito se combina a la perfección con la lengua coloquial (los blogs, los tuits, etc.)». Es un corpus, por tanto, concepcionalmente «oral» (que conviene diferenciar, por tanto, del soporte de transmisión), sobre todo considerando los discursos en redes sociales dentro de un continuum oralidad-escritura, «un híbrido entre el discurso oral y el discurso escrito», centrado en la actitud lingüística de los hablantes y no en casos léxicos, procedimiento este último que adopta, por ejemplo, el Corpus para el Estudio del Español Oral ESLORA, de la Universidad de Santiago de Compostela. En efecto, los tuits se inscriben en un contexto que puede considerarse «natural», con intención de comunicar, y «coloquial» (informal, la lengua «de la cercanía» comunicativa de los citados Koch y Oesterreicher, quienes, ya en 1990, explicitaban, asimismo, el citado continuum oralidad-escritura) a través de un medio escrito oficial en el mundo actual, en que los usuarios no están condicionados por la poco deseable «paradoja del observador».
Concretamente, se ha rastreado el hashtag #ortografía en Twitter durante dos meses (entre el 19 de abril y el 19 de junio de 2021) para diseñar un corpus cerrado y delimitado, sobre todo por la complicada resolución computacional y tecnológica derivada de construir un corpus de redes sociales (resulta desmesurado el input de texto que los dispositivos digitales generan a diario). Como indica Rojo, «los corpus constituidos por transcripciones de textos orales suponen una gran carga de trabajo preparatorio, lo cual explica su tamaño habitualmente reducido o su escasa presencia porcentual en corpus de referencia». La recopilación de tuits se ha llevado a cabo en tiempo real, a partir de la API de Twitter, con el complemento para hojas de cálculo de Google Tweet Archiver, desarrollado por Digital Inspiration, que, además del texto, ha proporcionado parámetros interesantes como identidad del usuario, identidad del tuit, enlace, retuits, favoritos, dispositivo, seguidores, seguidos, fecha de inicio del usuario en Twitter, lugar, biografía, sitio web e imagen del perfil.
El conjunto de tuits alcanzó, en principio, la cifra de 34 978. Se realizó, a continuación, un exhaustivo cribado, que lo redujo a 30 225 tuits, proceso que tuvo que valorar y decidir una serie de factores, a saber:
(1) en las respuestas a otros tuits, se ha seleccionado la última ofrecida hasta ese momento;
(2) se han eliminado tuits repetidos por el mismo usuario; no, obviamente, si se trataba de usuarios distintos, pues podían reflejar, en el fondo, su preocupación por la cuestión ortográfica y su cuidado (ejemplo: «La ortografía no enamora a nadie, pero imagínate que te digan: “Aorita boy para thu ksa my bida”😉 »);
(3) no se han considerado los tuits escritos en idiomas distintos al español (portugués, catalán, polaco, italiano, vasco, asturiano), ni los tuits generados por twitterbots, es decir, cuentas de redes sociales (no solo de Twitter), que generan mensajes automáticos y reiterativos, que a menudo, como en los casos encontrados en el corpus, son spam (del tipo «d-deja de intimidarme por favor... s-sabes que t-tu icon oscuro y ortografía pe-perfecta me da escalofríos... *es tomado de un brazo y acorralado* por f-favor... *se sonroja y encoge* déjame en paz... *habla sumiso* t-te voy a dar bloq..»), como tampoco los tuits claramente no relacionados con la ortografía;
(4) se han localizado cuentas suspendidas, limitaciones de visibilidad impuestas por algunos usuarios, tuits eliminados o cuentas que han cambiado de nombre, pero, probablemente, correspondan al mismo usuario;
(5) se ha tenido en cuenta el español en todo su espacio variacional (peninsular y americano) y los tuits no recuperados correctamente por Google Tweet Archiver pero que sí constituían objeto de interés;
(6) se han registrado tuits mal escritos, hasta el punto de que no se podían entender adecuadamente;
(7) se han localizado tuits muy parecidos (descartados si eran idénticos) y escritos por el mismo usuario, o tuits iguales escritos por ¿diferentes usuarios?;
(8) se han encontrado usuarios muy prolíficos y otros (buena parte de ellos) que escriben apenas un tuit;
(9) se han suprimido aquellos tuits con erratas («orografía» en lugar de «ortografía»);
y, finalmente, (10) se ha reparado en el hecho de que un medio de comunicación o partido político (Abc, Vox, por ejemplo), en distintas delegaciones puede escribir el mismo tuit.
En otro orden de cosas, el conjunto definitivo de 30 225 tuits presenta un complejo panorama, pese a lo que, paradójicamente, puedan indicar los porcentajes obtenidos (de ahí el entrecomillado que consta a continuación):
a) 27 907 tuits (92,33 %), «a favor» de la ortografía (de la norma, o sea, observan su prestigio de una u otra manera);
b) «negativos», 1007 tuits (3,33 %) o «en contra» (lo contrario: denuestan su prestigio y se rebelan al respecto);
c) «neutrales» 637 (6,73 %), de carácter sobre todo informativo;
y, en un cuarto grupo, d) ambiguos, irónicos, de difícil interpretación o que precisan de contexto: 674 tuits (2,22 %), como sucede en el caso del tuit «Maldita ortografía neoliberal! RT @tatianotzin: 😩_; *cuando alguien me escribe con faltas de ortografía*», que, probablemente tenga un sentido irónico-humorístico (de cualquier forma, la exclamación final, pese a la expresión emotiva, no aclara la interpretación).
Debe aclararse que se han marcado como «positivos» no solo los tuits de quienes defienden siempre la ortografía, sino también los escritos por usuarios que toleran las faltas ortográficas a los familiares o a personas que no han tenido posibilidad de estudiar, los que relativizan la importancia de la ortografía, los que consideran las faltas ortográficas marca de la personalidad o quienes admiten las faltas solo en determinados contextos discursivos (Twitter, WhatsApp, memes). Se han considerado igualmente «positivos» los tuits de aquellos usuarios que consultan a la RAE sobre dudas, aquellos que piden disculpas por su mala ortografía o quienes escriben mal a propósito (al reflejar conciencia lingüística acerca del prestigio de la norma), los usuarios que reconocen sus contradicciones (detestan las faltas de ortografía en los demás, pero reconocen que ellos mismos las cometen), introduciendo incluso elementos humorístico-irónicos («Enculamiento nivel: Le sonrío a mensajes con faltas de ortografía. Esto no es meme, ¡¿Qué me está pasando?!»).
Por su parte, como «negativos», figuran, claro está, los tuits que indican que la ortografía es clasista, elitista, colonialista y capacitista (centro neurálgico del análisis de testimonios explícitos), actitud que empieza a asomar a raíz, sobre todo, de la mencionada noticia de las universidades británicas, con lo cual es esperable que aumenten en fechas posteriores los tuits que suscriban esta opinión. Pero también se han etiquetado como «negativos» los tuits escritos por usuarios que consideran una falta de respeto corregir la ortografía a los demás (sin que ello implique rechazar la buena ortografía).
Respecto a los «neutros», se han englobado en esta categoría aquellos tuits que preguntan a los usuarios si les molesta la mala ortografía, aquellos tuits que generan debate o que simplemente se hacen eco de noticias aparecidas en prensa, si bien muchos de ellos pueden reflejar actitudes implícitas, tanto a favor como en contra. En este sentido, algunos tuits generaron dudas a la hora de ser analizados, pues no resulta fácil interpretar un tuit que se limita a anunciar los ganadores de un concurso de ortografía, o, por poner otro ejemplo, si penalizar a un estudiante por faltas de ortografía en un examen es condición «necesaria y suficiente» para detestar la ortografía. Por otro lado, aparecen críticas que en realidad son más bien extralingüísticas, como el caso de un examen de oposiciones para cuerpos policiales, cuyo principal objetivo no parecía precisamente criticar el alto porcentaje de suspensos por ortografía. De igual modo, el humor, la ironía (o directamente el sarcasmo) pueden provocar que no se tenga clara la interpretación del usuario, pues en tal caso no se sabe con certeza dónde termina la burla y empieza la crítica a la buena ortografía.
Por último, cabe reseñar que el corpus no plantea problemas en la transcripción de datos desde el punto de vista de la ortografía-pronunciación, dado que la ortografía es precisamente el elemento que estudiar como componente-marcador ideológico y político. De ahí la importancia de corpus sociolingüísticos que valoren actitudes explícitas como el realizado en la selección propuesta, que se ha considerado fundamental en la transmisión del conocimiento sobre la conciencia lingüística expresado en los medios telemáticos actuales.
ANÁLISIS DEL CORPUS
Análisis cuantitativo: el análisis de sentimiento. Herramientas computacionales al servicio de la sociolingüística actitudinal
En un primer momento, se procedió a realizar un «análisis de sentimiento», aproximación al corpus predominantemente cuantitativa, con herramientas específicas para ello: Sentistrenght, BitesView.com, Komprehend.io, Topicflower.com, Social Bearing, el software SASTuit y, sobre todo, Lingmotif (las características de todas ellas se especificarán convenientemente con ejemplos de tuits concretos del corpus elaborado). Es consabido que no es fácil definir el concepto, denominado también a menudo «minería de opiniones». Según Cervantes Cabrera:
«Es un campo de investigación dentro del Procesamiento de Lenguaje Natural que tiene como objetivo la extracción automática de información subjetiva expresada en un texto dado acerca de un determinado tema. Así mediante este análisis podemos saber si un texto presenta connotaciones positivas o negativas. En la última década, esta área ha tenido un crecimiento exponencial debido principalmente a la popularización de las redes sociales (principalmente Twitter) y el creciente interés por explotar esta gran cantidad de información. A partir de la cual es posible obtener valoraciones por parte de los usuarios que interactúan en temas tan variados como empresas, productos, servicios o personajes relevantes (políticos, figuras del medio del espectáculo), salud pública etc. [...] También en el ámbito económico-financiero se ha convertido en una herramienta importante ya que [...] este tipo de análisis permite mejorar los métodos de predicción de agentes, corredores de bolsa, especuladores etc., sobre comportamiento de los mercados bursátiles los cuales pueden oscilar ante determinados acontecimientos expresados a través de las redes sociales».
Solo habría que añadir a esta definición que, como apunta Martín Valdivia, el análisis de sentimiento sirve para mejorar la sociedad y ser útil en ámbitos como el e-learning, la ciberseguridad o la salud mental. De cualquier forma, y más importante para los objetivos de este estudio, es un factor que tener en cuenta, previo al análisis, relacionado con la idiosincrasia que, nuevamente, ofrece Twitter:
«Aunque el componente emocional siempre ha estado presente en el procesamiento que hace el ciudadano de los diferentes mensajes mediáticos, ya sean informativos o de ficción, lo novedoso es que hoy en día, en plataformas como Twitter, la conversación colectiva en torno a determinados eventos de carácter político o social es una amalgama de información, opinión, interpretación y emociones, repetidas y amplificadas por la propia red, dando origen a lo que Papacharissi […] califica como “flujo de noticias afectivas”. En él “no se involucra al lector cognitivamente, sino emocionalmente sobre todo”. Con frecuencia, la misma noticia se repite una y otra vez, con poco o ningún input cognitivo nuevo, pero incrementando el input afectivo».
El análisis de sentimientos suele atender a la polaridad y la emoción. La primera se divide en tres categorías básicas, en las que se establecen grados de predominio: positivo, negativo y neutral. La emoción se expresa con términos como ‘enfadado’, ‘triste’, ‘feliz’, ‘ansioso’, etc. La polaridad, con diferencia, es la dimensión recurrente.
Así, Sentistrenght (http://sentistrength.wlv.ac.uk/#Non-English), en el tuit «Tengo examen de matemática y ortografía,,,, Ortografía no me preocupa pero matemáticas sí, que hago con mi vida ahora_», interpreta: «has positive strength 1 and negative strength -1. Approximate classification rationale: Tengo examen de matemática y ortografía ,,,,Ortografía [proper noun] no me preocupa[-2] [=0 negation] pero matemáticas sí ,que hago [sentence: 1,-1] [result: max + and - of any sentence][trinary result = 0 as pos=1 neg=-1] (Spanish)».
Por su parte, Twitter Sentiment Analyzer (https://tweetsentiments.es), para «Chicos con buena ortografía: 🤢🤮 Chicos con mala ortografía: 😍🤤», estima: positivo 76.18 %, neutro, 20.22 % y negativo, 3.59 %. Considera BitesView.com que en «Alguien me ha dicho que le gusto porque tengo excelente ortografía... Traigo una cara de estúpida 😂😂😂», predomina el sentimiento negativo, con el 82.09 %, 13.47 % positivo y 4.44 % Neutral.
En cuanto a Komprehend.io, concluye que en «Definitivamente, la ortografía es una obsesión», predomina el sentimiento neutral: 45.8 %. Topicflower.com incorpora el sentimiento MIXED (carga positiva y negativa en porcentajes similares): en «Oigan, ¿que hago si me gusta alguien solo por su ortografía, pero que nunca hemos hablado?!», indica negativo 13.297363 %, positivo 22.62734 %, neutro 11.777331 % y mixed 52.29202 %.
Por lo que respecta a Lingmotif, desarrollada por el grupo de investigación Tecnolengua de la Universidad de Málaga (ltl.uma.es), decide si un texto es positivo o negativo, su intensidad (frente, por ejemplo, al software SASTuit), aporta datos cuantitativos, perfil de sentimiento, incluso cierto análisis cualitativo de elementos de texto detectados con orientación sintáctico-semántica, y atiende a los emojis, sin los que muchos tuits serían neutros, ya que, según Moreno-Ortiz, la negatividad se expresa de forma más explícita.
Se destacan en las siguientes figuras los parámetros considerados y el análisis que arroja del tuit: «Eu las faltas de ortografia son intencionales no me crean tan estúpida». En él, el color verde (de diferente intensidad, Figura 3), muestra positividad, frente al rojo, utilizado como marcador de negatividad (Figura 1 y Figura 3) y el amarillo, que expresa neutralidad (Figura 1). La Figura 2 atiende a la polaridad de los elementos lingüísticos del tuit.
Figura 1. Panorama general de sentimiento e intensidad.
Figura 2. Datos del sentimiento y top de ítems positivos y negativos.
Figura 3. Métricas y representación del texto.
Sin embargo, Lingmotif no ofrece representación de las emociones. Respecto a estas últimas, herramientas como Social Bearing incorporan adjetivos como ‘genial’, ‘bueno’, ‘neutro’, ‘malo’ y ‘terrible’; y Meaningcloud.com, al analizar el tuit «Ay, la verdad es que amo a los hombres con buena ortografía,”es como un no sé qué “que me conquista.😍❤», detecta emoción: happy 25.09 % y sentimiento neutral: 45.8 %.
A la vista de lo dicho, se comprueban grandes progresos, pero el análisis de sentimiento sigue mostrando limitaciones o inconvenientes, que previsible (y prontamente) mejorarán.
Por un lado, técnicos:
1) predominan las herramientas diseñadas solo para el inglés, como Sentigem, Free Sentiment Analyzer, MonkeyLearn o Sentiment Viz;
2) son costosas en las versiones de pago y muy limitadas en las versiones gratuitas (Twitter Binder);
y 3) puede ser considerable su dificultad de uso: lenguajes como Python o Microsoft Azure Cognitive Services requieren (al menos, intermedios) conocimientos de programación.
Por otro lado, y más importantes, conceptuales, a saber:
1) limitaciones pragmático-discursivas, como no reconocer con precisión los sentidos no literales, la ambigüedad, la ironía o el sarcasmo (La Universidad de Florida Central y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa, DARPA, desarrollaron un «detector de sarcasmo», sin gran difusión, pero sí con gran polémica, según Wordtech);
2) la dificultad de distinguir «sentimiento» de «emoción»;
3) no se atiende a la intención del tuit (por ejemplo, si se trata de una pregunta, queja o petición), que sería, en realidad, un auténtico tercer parámetro imprescindible en el análisis de sentimiento;
4) el posicionamiento de los usuarios en Twitter, como señala Moreno-Ortiz, es menos claro que en las reseñas de Amazon;
y 5) la polaridad no refleja necesariamente la actitud, puesto que, apunta este autor, no determina nada si no sabemos a qué se asignan esas expresiones. Así, de una actitud explícita que refleja «Yo creo que la buena ortografía está sobrevalorada... Tú qué piensas de al respecto?», Topic Flower solo consigna una predominancia «neutral» (31.299743 %), frente al sentimiento «positivo» (29,17 %), mixed (24.55 %) y negativo (14.98 %).
Dicho todo esto, debido a la naturaleza de la investigación realizada, el análisis de sentimiento resultó clarificador, pero aún no suficiente, por lo que se optó por un procedimiento manual y cualitativo que se expone en la siguiente sección.
Análisis cualitativo: registro de testimonios a favor y en contra de la ortografía como elemento clasista
La actitud de los usuarios defensores y, a su vez, también de los detractores, de la ortografía ante (o contra) los errores de los demás, es marcada en muchos tuits como un asunto peliagudo, que trasluce el aspecto ideológico. Por esta razón, se ha optado por una selección representativa de tuits explícitos que testimoniaran la opinión de diferentes usuarios. En general, en muchos casos se plantea, por ejemplo, si se deben corregir las faltas de ortografía y, en tal caso, cómo proceder.
Algunos usuarios se preguntan si ello es signo de ser una persona pretenciosa, pedante, odiosa, soberbia, grosera, elitista; si es necesaria la corrección. Y, en tal caso, se preguntan cómo llevarla a cabo, cómo hacerla de modo respetuoso, si hay que realizarla solo cuando el usuario afectado lo pide o consiente… A veces, los usuarios, como disculpa previa, se adelantan a posibles críticas, y también critican los abusos en las correcciones. Asimismo, hay usuarios que reconocen sus limitaciones en el conocimiento de la ortografía, pero que al mismo tiempo no soportan las faltas ortográficas de otros. Las posturas, inevitablemente, a veces difieren: determinados usuarios agradecen la corrección, otros la rechazan abiertamente, sobre todo si no la piden; otros reivindican que la corrección se debe normalizar sin que resulte pedante; otros usuarios no entienden el enfado de aquellos a los que se les corrige.
Por otro lado, se llega a disculpar las faltas si estas son escasas o se deben a razones sentimentales. También se encuentran críticas a los «policías de la ortografía», pero igualmente otros que experimentan cierto sentimiento de «placer» con las correcciones. Algún usuario sostiene que no se ha de corregir por razones de cambio lingüístico, por el hecho de que ya esté pasado de moda, por simple pereza o pena, aunque también en algún caso se sugiere que es más conveniente corregir la ortografía que otras cuestiones de la vida.
A continuación, se analiza una selección de aquellos tuits, en que, muy a menudo, los hablantes sienten «pedante» y «clasista» que otros les corrijan sus faltas en redes, faltas que no solo se disculpan, sino que, en muchos casos, se reconocen como objeto de su propia libertad. En general, los tuits aquí consignados solo representan una parte de los referidos en el corpus, tarea llevada a cabo con el fin último de destacar únicamente aquellos testimonios en forma de opinión explícita:
(1) Burlarte la ortografía de otros no es gracioso, es clasista.
En primer lugar, baste este ejemplo con la palabra «clasista», que devuelve 78 resultados, donde, entre muchos otros tuits de diversas muestras representativas seleccionadas previamente, aparecía una misma opinión: a) «tratar de bajar a una persona por su ortografía es lo más bajo que alguien puede hacer, sumamente clasista y pedante. dejen de fomentar comportamientos así»; b) «corregir la ortografía a alguien no es lo revolucionario que pensáis in fact es clasista».
Sin embargo, no todos los usuarios piensan igual, lo que se deduce, por ejemplo, de la siguiente ironía: «Se me acaba de ocurrir un mundo distópico en el que la gente no use tildes comas u ortografía porque es clasista». Este debate tuvo mayor repercusión, dado que el registro de los tuits en el corpus se vertebró a raíz de la mencionada noticia de Alemany, como muestran, por ejemplo (2) y (3), y, como se verá más adelante, en buena parte de los tuits seleccionados en el corpus.
(2) Reminder de que corregir la ortografía para invalidar un argumento o punto de vista no solo es clasista, sino también capacitista, ya que la disortografía es un trastorno del aprendizaje que altera la adquisición de reglas ortográficas en textos escritos.
(3) Las personas ke te corrigen la ortografía en redes sociales ¿¿?? Todo vien en sus ksas¿¿
En un primer momento, de la primera sentencia de este último tuit, se infiere que en la conciencia de muchos usuarios de redes sociales, estas operan como un scritto parlatto, es decir, como un «lenguaje oral» donde no haría falta escribir «bien», lo que también denotan otros tuits como: «Me gusta tener mala ortografía en twitter». Además, a partir del tuit ejemplificado como (3), se encontró una cadena de mensajes que redundaba en una misma pregunta retórica-irónica: «¿Todo bien en casa?», lo que se hacía en relación con la ortografía utilizada como arma arrojadiza o pretexto para criticar aspectos extralingüísticos de carácter afectivo-personal, como otros tuits del tipo: «Las personas que andan corrigiendo a las demás por sus faltas de ortografía en redes sociales... ¿Todo bien en casa?»; o «Esa gente que se fija tanto, pero tanto. En la ortografía. ¿ Todo bien en casa ? Esta es de las cosas más atinadas que he podido leer. A muchas personas el escribir bien. No les quita lo mierda que son. Pero huy. Escribes mal. Y para que te platico». A su vez, algunos detractores opinan sobre la calidad humana de los que conciben la norma ortográfica como un bien y lo aceptan y, así, esperan de los otros que lo cumplan igualmente (4), a los que se les llama incluso «policías de la ortografía», clasistas o racistas (5), sin dejar de lado la crítica glotopolítica al mantenimiento del estándar (6):
(4) Odio a las personas con buena ortografía, son tan castrosas, y lo peor es que siempre se creen de lo mejor sólo por poner un punto al final de una oración, callense un rato.
(5) Al parecer la policía de la ortografía despertó de buenas hoy, con dosis de clasismo y racismo. Y está pidiendo se comparta el mensaje importante en este post, que es la de donaciones que se necesitan estos días en la Casa del Maestro. RT @verdesrosas: NESECITAMOS / HIGUIENE… Casa del maestro. 😭😭_
(6) Sinceramente no me cabe en la cabeza cómo pueden verse influenciados respecto a una persona solo por su ortografía. Me parece que nos olvidamos de que lo correcto o normal planteado por los de arriba no es más que un pensamiento individual impuesto por sobre todos nosotros.
El hecho de que los usuarios cuestionen la autoridad de la norma del español está inevitablemente ligado al debate glotopolítico sobre si la ortografía es segregativa, racista o clasista; polémica muy presente en los tuits analizados. Se discute si la ortografía es «de derechas», si es «facha» respetar la ortografía, si es justo criticar la mala ortografía a aquellos que no han tenido más oportunidades en la vida, si es justificar la ignorancia, etc. Incluso este aspecto conduce a otro de mayor calado, que tiene que ver con cuál es «la gramática y la ortografía del español», con quién la delimita y en base a qué. De igual modo que se critica a la «policía de la ortografía», también se ejerce este ataque a los fundamentalistas ortográficos, porque puede importar más el contenido del mensaje que la forma. Las repercusiones ideológicas no se hacen esperar cuando prende la llama de las redes. La respuesta afirmativa a las preguntas planteadas se encuentra, por ejemplo, en (7), (8) y (9), frente al parecer opuesto que manifiestan (10) o (11):
(7) Desde el movimiento kontrakultura nos importa una re mil mierda que te quieras hacer el diccionario Larousse y vengas a corregir la ortografía de la gente, clasista de mierda RT @LSartres: @sudakacabrebel @Revuelta_0 Pues por favor, que lo haga, que me sangran los ojos al ver un imperativo mal escrito.
(8) La ortografía es machista, heteropatriarcal y totalitaria porque no admite la discrepancia. No seas obediente a las reglas gramaticales y ortográficas. #NoPasaran #CulturaAntifa
(9) El castellano bueno no existe ✨ Tu forma de hablar refleja tu pueblo, tu gente, tu cultura y eso está bien✨ Nadie debería hacerte shaming por tu acento, tu variante dialectal o tus «faltas de ortografía» ✨ Los puretas de la lengua dais VERGÜENZA 🤢🤮🤮
(10) Primera ley de progre: cometer faltas de ortografía y creerse moralmente superior a los demás. #lógicaprogre RT @iNietote: @andrea_cillero @JoeBiden @sanchezcastejon Primera ley del Nazi, ser Lamentable como tu
(11) ¿Hay algo más racista que opinar que la ortografía es ‘homogeneizante, europea del norte, blanca, masculina y elitista’? ¿Pero se piensan estos supremacistas que en japonés, coreano, mandarín o ruso no hay normas ortográficas?
Por otro lado, como era de esperar, Twitter se hizo eco explícito del polémico artículo de Alemany (2021). Se muestran algunas reacciones, tanto de defensores de la ortografía, que varían en explicitud —(12), (13), (15), (18), (20), (21), (22)—, como de detractores —(14), (16), (17), (19)—, con puntuales alusiones a Gabriel García Márquez y su conocido texto «Jubilemos la ortografía» (14):
(12) Esto en el texto de hoy de Luis Alemany de hoy en @Papel_EM Ese tono del profesor paternalista que dice que a los pobres es imposible enseñarles ortografía. Le encantará a @GregorioLuri
(13) 😵😵Las Universidades británicas, empeñadas en fabricar idiotas: Varias universidades del Reino Unido piden que no se penalicen las faltas de ortografía para no ser «elitistas»
(14) nenes escribid como os de la gana la ortografía es una mierda ya lo decía García Márquez y a ese hombre hay k hacerle caso RT @20m: Crean un sistema para eliminar las faltas de ortografía entrenando el cerebro
(15) «Ese rollo de que la ortografía es clasista y discriminatoria es un argumento propio de estos tiempos de ofendiditos y lloricas, que prefieren esconder tras argumentos infantiles su falta de esfuerzo o interés.» Sublime artículo de @MerBaronaM para los que amamos la ortografía. RT @AlvaroJuer: Es lunes y se empiezan leyendo a @MerBaronaM en @EPExtremadura La importancia de la ortografía. El respeto a quien te lee.
FACHAS DE MIERDA CUANDO APRENDA A ESCRIBIR OS VAIS A ENTERAR!✊✊✊✊
(17) Yo creo que la buena ortografía está sobrevalorada... Tú qué piensas al respecto?
(18) me explicaron porque es clasista pretender que todos tengan buena ortografía, me siento una hija de puta ahora
(19) Que densxs que son esxs obsesionadxs fans de la ortografía
(20) q lindo hacerle bullying al que escribe sin faltas de ortografía y sigue todas la reglas gramaticales
(21) Ya lo sabéis hablar y escribir bien es de fascistas. 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣 La moda de todo es fascismo ha llegado a la gramática española. Veo a los niños en lengua quejarse en los exámenes de lengua que la profesora es fascista por corregir sus faltas de ortografía. RT @Manolit80108165: @inNomineSomnium.
(22) Desde Perú, nos escribe este fujimorista. Dice «botaron por el comunismo» La mala ortografía es característica de los fanáticos.
Nuevamente, un tuitero se preguntaba, como los autores de este trabajo en la introducción, quiénes son los que deciden qué está bien y qué está mal —(23), (25)—; es decir, se pone en cuestión el imperativo categórico de la norma sincrónica. De igual manera, según se desprende de la ingente cantidad de tuits analizados, no solo se discute la norma ortográfica (y su supuesta relación con el «colonialismo»: 24), sino, además, el conflicto latente de la ortografía en relación con el lenguaje inclusivo, como se colige de la serie de tuits que va de (26) a (41). Bien o mal avenidos, son abundantes los testimonios sobre esta discusión:
(23) Y cuál es «la gramática y la ortografía del español»? ¿Quién la delimita y en base a qué?
(24) 🤡 un profesor que me bajo puntos de ortografía por escribir : cantaora y no cantadora ; tambó y no tambor. No sabe que incurre en lógicas que legitiman un proyecto colonial donde no tenemos derecho nombra nuestro mundo.
(25) Y cuál es «la gramática y la ortografía del español»? ¿Quién la delimita y en base a qué? Porque yo puedo analizar «chique» morfológicamente y funciona como signo en consecuencia al sistema lingüístico al que pertenece. No existe el «vocabulario oficial», eso no es lingüística. RT @yangorojo: @valerylefay @subetealanutria Presentarlo lo puede presentar, pero entiendo que lo normal es que le suspendan. Los TFGs hay que escribirlos de acuerdo a la gramática y la ortografía de la lengua que toque. Son documentos oficiales y ese vocabulario no es oficial ni está aceptado.
(26) El wey con pésima ortografía y redacción se anda quejando del lenguaje incluyente... Namames. 🙄🙄🙄)*+
(27) Mucha gente se burla como la gente de barrio que no ha tenido oportunidades educativas hablan y comenten faltas de ortografía... yo me burlo de aquellos que se dicen educados y machetean la lengua con estupideces del «lenguaje inclusivo».
(28) El lenguaje inclusivo gilipollas me empieza a divertir bastante. Admite faltas de ortografía y del lenguaje todes.... Empiezo con una primero frase : - Sanchez es una cabrona y Yolando Diaz es un retrasado mentala. Sigue tu con la tuya.... 🥴
(29) Sororidad, resiliencia, heteropatriarcado, micromachismos, violencia vicaria…el neo lenguaje de paletos/as pijoprogres de escasa cultura, pocas luces, mucho sectarismo y amplio catálogo de faltas de ortografía.
(30) Les comento unas cositas (que pueden interesarles o no). - Muchas de las personas preocupadas por usar la «e» o la «x» inclusivas tienen terribles faltas de ortografía y errores gramaticales. Les diría que se pongan a estudiar. - Muchas de las preocupadas porque nadie las use... RT @axelgxmxnxz: siguen discutiendo esta poronga??
(31) Hace años le dije a varios que la ortografía era importante y decían «no cirbe». Ahora los veo reclamar por el lenguaje inclusivo 😂😂😂
(32) Menos lenguaje inclusivo y más cuidado con la ortografía.
(33) «el lenguaje inclusivo es una mamada y no respeta la ortografía» x esas mamadas ya me quiero ir a presenciales, para no soportar a mi hermano
(34) Por lo menos sabemos que @IreneMontero no tiene muchas faltas de ortografía, al menos sabe que que ellos y ellas se escribe con «elle» 🤣😡 RT @elmundoes: Irene Montero pide perdón a los trans: «Tenemos una deuda con ellos, con ellas y con elles»
(35) A ver si varios usuarios de esta plataforma, dejen esas estupideces del lenguaje inclusivo. No distorsionen el idioma, por el contrario, intenten perfeccionarlo usando signos puntuación, acentuación, buena ortografía, etc. Quieren ser inclusivos? Aprendan lenguaje de señas. RT @libertaddigital: Francia veta el lenguaje inclusivo en la educación por ser un «obstáculo al aprendizaje»
(36) En un idioma en que las faltas de ortografía son tan frecuentes, sería un problema añadido. RT @elmundoes: Francia prohíbe oficialmente el lenguaje inclusivo en la escuela: «Constituye un obstáculo a la comprensión de la escritura»
(37) Amo que son tipo «el lenguaje inclusivo está mal porque están deformando nuestro querido idioma, la ortografía, no sé qué...» Y luego son «hay esto es tuiter y yo escribo cmo me de la gana y si no uso comas cual es el peo ps????😎😎😎»
(38) Apoyo el movimiento de la mujer pero que quieran cambiar la ortografía y el español como lo conocemos por «inclusión» (que realmente esto no es inclusión) es por demás. 🤨🤨🤨🤨 RT @janellyfarias: Por qué día del «niño».. y no día de la «niña» ? Por qué varón o hombre siempre tiene que ser referente? Cuestionemos estas cosas.. el «es que las cosas siempre han sido así» ya no es válido. #diadenine
(39) Qué ridículxs las personas que se siguen molestando por el lenguaje inclusivo, cuándo van a entender que la ortografía evoluciona y se adapta a la realidad, no es una ciencia estática, avanza junto a los principios de la sociedad
(40) Les molesta decir Generala y General, Presidenta y Presidente, Coronela y Coronel; pero no les importa decir sirvienta y sirviente.... Es que en el fondo no es la ortografía , es el patriarcado bailando en sus cabezas.
(41) «Cuando no se hace bien, educar es adoctrinar. Bastante bajo es ya el nivel del alumnado en gramática, sintaxis y ortografía como para que ahora se imponga el lenguaje supuestamente inclusivo del ciudadanos y ciudadanas, dominicanos y dominicanas, miembros y miembras».
De todos estos anteriores, se deduce que los hablantes no se ponen de acuerdo, inmersos entre dos ideologías lingüísticas que conviven en lucha, la que acepta el lenguaje inclusivo y lo ve como una «rebeldía» necesaria, y, de otro lado, la que lo articula como un error gramatical por ser antihegemónico. Asimismo, en cuanto al mencionado «elitismo» de la ortografía, unos y otros se enfrentan acaloradamente en su nombre, como reflejan los tuits comprendidos entre (42) y (51), con lo que se asiste a las diferentes ideologías lingüísticas en pugna en la siguiente serie de mensajes:
(42) nunca quiero hablaar de faltas de ortografia pq tampoco soy elitista o lo que sea pero hay gente aqui que hace algunas, y no son por typos o aposta son creyendo que se escribe asi
(43) no literalmente me voy a volver una elitista d fma. Voy a empezar a escribir threads así. Con la primer letra en mayúscula. Y buena ortografía
(44) Maldita ortografía tan elitista, seguramente es de piel blanca y cuando visita Oaxaca se hospeda en hoteles boutique...
(45) Pues me declaro elitista porque me encanta escribir sin faltas de ortografía. Sus mamadas RT @PaolaSaeb: Muchas veces la ortografía es usada para presumir educación. Algo así como elitismo intelectual Confunden ortografía con saber comunicar. Hay textos plagados de faltas de ortografía con mensajes muy valiosos y textos con impecable ortografía que no dicen nada.
(46) ¿La ortografía es elitista? 🤡🤡🤡🤡🤡🤡🤡 RT @PaolaSaeb: Muchas veces la ortografía es usada para presumir educación. Algo así como elitismo intelectual Confunden ortografía con saber comunicar. Hay textos plagados de faltas de ortografía con mensajes muy valiosos y textos con impecable ortografía que no dicen nada.
(47) LA ORTOGRAFIA ES UNA ISTITUCION BURGESA LE OPRIME AL PROLETARIADO@AB RT @_tracia_: Está claro que nos quieren ignorantes y fácilmente manipulables, para poder controlarnos mejor. 👇👇👇👇G La guerra cultural llega a la escritura: «Las normas ortográficas son blancas, masculinas y elitistas»
(48) Ahora la ortografía también tiene género, raza y posición socioeconómica. Se me acaba de quitar la gastroenteritis de golpe. RT @_tracia_: Está claro que nos quieren ignorantes y fácilmente manipulables, para poder controlarnos mejor. 👇👇👇👇L La guerra cultural llega a la escritura: «Las normas ortográficas son blancas, masculinas y elitistas»
(49) «Las normas ortográficas son blancas, masculinas y elitistas». La ortografía es de fachas. Y el jabón también.
(50) Si hay algo que tengo meridianamente claro en la vida es mi lado t§libán de la ortografía y la gramática. Y no lo cambio ni lo cambiaré jamás. ¿Elitista? Quizás. Yo prefiero denominarme «hedonista de la palabra».
(51) ¡Qué desastre! confunden el cul** con las témporas Varias universidades británicas piden que no se penalicen las faltas de ortografía para no ser «elitistas» a través de @NiusDiario
En definitiva, entre «hedonistas de la palabra», «elitistas», «fachas», «burgueses», «racistas» o «clasistas», no intermedia más que la voluntad ideológica de cada cual, para lo que Twitter, como se ve, sirve como perfecto asidero de opiniones explícitas. El reflejo en el corpus de la noticia de Alemany revela que aquellas críticas al sistema ortográfico, sin ser una mayoría social todavía, empiezan a asomar en boca de algunos de sus usuarios, lo que tal vez en un futuro se acabe normalizando.
Para finalizar este análisis, conviene dejar claro que 51 testimonios son solo un número, reducido cuando menos, sobre todo en relación con el corpus informático construido a lo largo de dos meses y constituido por más de 30 000 tuits. Sin embargo, dado que, según se ha explicado, la mayor parte de estos no han servido como testimonio explícito (al lado de las otras dificultades mencionadas para distinguir entre implícitos y explícitos por la naturaleza de dicha red social), se ha procurado recoger aquellos que tuvieran una relevancia superior a efectos de una opinión explícita, con el fin de exponer una muestra representativa y una ventana al conjunto porcentual de opiniones tanto positivas como negativas (y con evidencia explícita en el texto) del análisis pergeñado sobre el total. Estos 51 tuits son reflejo de muchos otros, si bien estas opiniones aparecen en ocasiones repetidas y, por motivos sobre todo de espacio, no han podido registrarse por escrito todo lo que hubiera sido deseable. Se han priorizado, por tanto, las manifestaciones explícitas en relación con el supuesto «clasismo» o no de la ortografía, o sea, el asunto ideológico detrás del acatamiento o la rebeldía ante la norma, lo que, a su vez, a raíz de los porcentajes registrados del total del corpus, parece indicar que se trata todavía de una opinión minoritaria, si bien en proceso de crecimiento.
CONCLUSIONES
En definitiva, parece posible llevar a cabo un análisis de la sociedad (y de las distintas ideologías en pugna) a través de la ortografía, en un entorno caracterizado por la expresión sin complejos de las emociones, en contextos con frecuencia dialógicos y divergentes en opinión. Los tuits, en efecto, se erigen en elementos lingüísticos dotados de gran componente extralingüístico (incluso «oral»), que reflejan emociones, diálogos, coloquialidad, espontaneidad, sin pensar demasiado en la planificación del mensaje o en la contención; en otras palabras, una forma de «hablar» concebida como un parlato scritto («habla escrita»), y, en su caso, con una marcada presencia del componente humorístico.
En general, las posiciones se inclinan a favor de la buena ortografía, de forma más o menos explícita: tener una mala ortografía se equipara a la halitosis, al mal olor de boca, a «sonreír sin dientes» (de fondo, se deduce que la buena ortografía es sinónimo de prestigio social, o, dicho de otro modo, una especie de «pegamento social» que concibe la concepción de la ortografía como forma de unificar grafías y pueblos). Incluso existe un juego intencionado con las faltas ortográficas. Los usuarios muestran creatividad, ingenio, y muchas veces apuestan por la ortografía normativa de modo más bien implícito y matizado. De este modo, no es lo mismo, para determinados usuarios, escribir en Twitter que en otros ámbitos más formales y académicos, con lo cual están priorizando la prescripción de instituciones y usuarios considerados «de prestigio» y, con ello, una elección personal a la hora de «escribir» en un contexto informal equiparable, por poner un ejemplo muy cotidiano, a la barra de un bar. Este extremo se corrobora en Ridao Rodrigo, quien se hacía eco de un estudio de Gómez Camacho, titulado «La ortografía del español y los géneros electrónicos», que defendía que los sujetos analizados:
«Son conscientes de que, en el contexto comunicativo de los chats, los participantes conocen que en esas vías digitales se permite una escritura disortográfica, pero esto no implica que la generalicen al resto de escritos que crean, además de que su amplio conocimiento de la comunicación digital propicia que tengan una mentalidad abierta y se muestren cautelosos con las normas ortográficas».
En este sentido, tales usuarios atacan de diferentes formas a aquellos otros que «escriben mal» (con mala ortografía, fuera de la norma «convencional»), inclinándose más por la expresión «explícita» al referirse a los tuits que consideran que la ortografía es clasista o que es inadecuado corregir la ortografía de los demás, temáticas ambas consideradas «negativas» (con respecto del acatamiento a la norma) en el corpus.
En ocasiones, los usuarios se escudan en la ortografía para la crítica política o social (la «norma» ortográfica como algo «conservador», «de derechas»; lo prescrito como sinónimo de «anticuado» o «casposo» para la lengua y el progreso, las críticas a la policía o a métodos publicados recientemente para aprender ortografía); o por las preocupaciones que la (buena o mala) ortografía pueda tener para cuestiones sexo-afectivas (portales o apps de citas online), que quedan pendientes para investigaciones futuras. Así pues, la ortografía se presenta como un panorama abarcador de las más diversas cuestiones sociales en la conciencia lingüística de los usuarios del español, la mayoría de los cuales, provengan de donde provengan, se inclinan por acatar una misma y sola norma ortográfica (aquí se refleja la norma de tantas «normas» como metáfora de aquel «pegamento social»), la emanada de la Real Academia Española, la principal institución prescriptiva del español. Institución esta que, a su vez, algunos usuarios la consideran desde «clasista» a «colonialista», pasando por todo un elenco de adjetivos como «elitista», «racista», etc., si bien esta es una opinión o ideología, todavía, minoritaria dentro del registro del corpus analizado, que deberá considerarse nuevamente en el futuro para observar si continúa creciendo.
Además, ha de destacarse la dificultad que ha supuesto, en primer lugar, la construcción de un corpus cerrado y «oral» dentro de una red social como Twitter; y, en segundo lugar, lo complicada que ha resultado la gestión de la masiva cantidad de testimonios recogidos y su procedimiento de análisis. En efecto, junto al análisis del sentimiento, el registro manual de los más de 30 000 tuits ha implicado una ardua labor, pues tampoco quedaba expresamente claro cuándo un tuit era explícito o implícito (si bien la mayor parte de ellos pudieran encajar en una u otra etiqueta), ni cuándo esas opiniones podían considerarse, asimismo, positivas, negativas o «neutrales», cuando no, sencillamente, ambiguas.
Sin duda, dado el enorme (pero apasionante) reto que ha conllevado no solo la construcción de este complejo corpus, sino también su, en ocasiones, enmarañado análisis, el objetivo y los resultados de este trabajo han sido dobles: por un lado, que este estudio pueda servir a la comunidad científica para abordar, en un futuro no muy lejano, este complejo cuadro de emociones y actitudes ante la ortografía de la actualidad. Por otro, que este corpus oral pueda ser utilizado en trabajos venideros también con un doble propósito: de un lado, rescatar el estudio de algunas cuestiones pendientes; de otro, llevar a cabo nuevos retos y análisis desde distintas aproximaciones que combinen de forma holística factores sociales, políticos y lingüísticos con el fin último de entender el destino de la norma del español y sus diversos avatares en relación con sus usuarios.