junio 27, 2022

«El nuevo modo de hacer políticas “revitaliza el papel del contexto, con miras a encontrar las convergencias entre la razón y la política”»



Alicia Pineda
«Análisis de políticas públicas, discurso y comunicación. Estudio comparado de metodologías cualitativas»

Espacio Abierto (@SerbiLUZ), vol. 26, n.º 3 (2017)

Espacio Abierto (Cuaderno venezolano de Sociología) | Universidad del Zulia | Facultad de Humanidades y Educación (@FHE_LUZ) | Centro de Estudios Pedagógicos (CEDIP) | Maracaibo | VENEZUELA


Extracto de páginas 244-245 y 249-250 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Complementariedades entre los enfoques

»Las propuestas de la NGP (Nueva Gestión Pública) sobre las posibilidades de analizar las políticas públicas atendiendo a su “racionalidad comunicativa” (Habermas, 1998: 24-27), brindan algunas evidencias (uso de la argumentación, por ejemplo) acerca de la necesidad de explorar las posibilidades analíticas que brindan otros enfoques que proceden del campo del Análisis del Discurso (AD).

»Si se compara el enfoque proporcionado por la NGP con el enfoque semántico-pragmático (SP) de la comunicación proporcionado por la semántica lingüística (Pottier, 1992) (Molero de Cabeza y Cabeza, 2009) se pueden establecer puntos comunes y ver las posibilidades de su aplicación complementaria en el APP.

»Según lo expresado, hemos podido observar que las variables contenidas en el enfoque argumentativo de la NGP relativa a “discutir las aseveraciones”, se corresponden con los contenidos ubicados en el nivel conceptual del enfoque SP: tematización, propósito, denominaciones y conceptualizaciones y dimensión espacio-temporal del evento (políticas). Lo que en el modelo de la NGP se denomina “discutir los argumentos” (justificaciones y presunciones) se corresponde en el enfoque semántico pragmático con contenidos del nivel lingüístico, aspectos lexicales y semánticos que incluyen el establecimiento de los dominios de origen (marcos más generales), los campos semánticos (identificación y agrupamiento de las unidades terminológicas relacionadas con el significado de lo que se quiere expresar) y aspectos referentes al léxico o componente “ideacional del mensaje”.

»Lo que se denomina en el modelo de la NGP “explicar la lógica informal”, se ubica en el enfoque SP entre los niveles semántico y discursivo. A nivel discursivo (texto en situación comunicativa) se ubican los modos de organización del discurso (explicativos, descriptivos, narrativos, argumentativos) (Casalmiglia y Tussón, 1999), los tipos de argumento y las relaciones entre los argumentos. Es pertinente aclarar que la lógica discursiva a diferencia de la lógica formal (deductiva, inductiva) no intenta probar la verdad o falsedad de un argumento. Su pretensión de validez está basada en dar razones, en la veracidad en una situación concreta de comunicación.

»El enfoque SP está dividido en niveles (“referencial, lógico-conceptual, lingüístico y discursivo”), pero esta división no rompe con las interacciones entre los componentes semántico pragmáticos cuando actúan de manera integrada (construcción de significado y sentido partiendo de la situación comunicativa). Así en este enfoque en el nivel discursivo se concentran aspectos pragmáticos cuyo análisis se integra contextualmente al componente semántico.

»Otras opciones de AD incluyen investigar separadamente el componente pragmático, en cuyo caso, los estudios se referirán a los contextos, los actos de habla o solamente a los modos de organización discursiva (“argumentar, explicar, narrar, describir, enunciar”), todo depende de los intereses del analista.

»Una observación es válida respecto a los contenidos del modelo de la NGP: el mismo no contempla, explícitamente, el análisis relacionado con las actitudes del emisor y la forma cómo construye socialmente el discurso sobre las políticas, es decir, aspectos subjetivos que sabemos entran protagónicamente en las lógicas de formulación, implementación y evaluación de las PP como componentes del mundo expresivo y emocional a través de las creencias, actitudes y juicios valorativos. El componente subjetivo integra la intencionalidad de los individuos como armazón del propósito de las políticas, sus finalidades y su “deber ser”.

»En este caso, el enfoque integrado semántico-pragmático habla de: modalidades (posicionamiento del sujeto hablante: decir, querer, deber, poder), interdiscursividad (diálogo de saberes), polifonía (varias voces en el discurso), recursos de carácter semántico-pragmático, ubicadas en los niveles semántico- discursivos, según los lineamientos del enfoque citado. Otro aspecto destacado en la comparación entre los dos enfoques, es que el presentado por Aucoin (1990) no contiene todos los aspectos observables en los niveles del enfoque SP, así por ejemplo, la tabla no hace referencia a los mundos objetivo, social y subjetivo, que abarca el contenido de una PP.


»[...]


»Conclusiones

»La propuesta de la NGP promueve la argumentación como modo de organización discursiva adecuado para el análisis de la política pública. La propuesta tal y como es presentada centra básicamente el análisis en el componente pragmático (actos de habla, modo discursivo, contexto: tiempo, espacio, cultura, propósitos). Los argumentos se construyen con palabras que portan significados, razón por la cual elegir una de las formas de organización del discurso para APP es una vía perfectamente válida para tal fin, sobre todo si el APP se centra en la formulación de los programas o en el análisis crítico de los resultados de aplicación de la política, en cuyo caso pueden utilizarse los diferentes enfoques presentados en este artículo, de manera complementaria.

»La incorporación del análisis del discurso (AD) para analizar las políticas públicas daría al mismo un carácter transdisciplinario más que interdisciplinar, dado su carácter de ser una “teoría y un método”. La transdisciplinaridad se aleja de las metodologías que sustentan la clasificación del saber de la ciencia moderna en disciplinas, aún vigente en el mundo académico.

»Las posibilidades de utilizar las herramientas teórico-metodológicas que proporciona el análisis del discurso (AD),tal y como lo hemos demostrado en la Tabla 3, permitiría refrescar y potenciar los APP sobre todo los vinculados con la innovación tecnológica que como se sabe se mueve entre dos aguas: obtención de “rentabilidad económica” y obtención de “rentabilidad social”, el análisis de esta última supera los alcances de los criterios tradicionales de eficacia y eficiencia y toma en cuenta valores sociales y de inclusión y contravalores asociados a las tecnologías en una sociedad de riesgos.

»El análisis de las políticas (APP) públicas centrado en el protagonismo de la comunicación puede nutrirse de su doble naturaleza:

»1) como “recurso intangible”, la comunicación contiene “información, asociada a un valor, canjeable en un mercado,

»y 2) como “proceso, intangible, simbólico, que preside los actos o acciones de socialización e integración social.


»La posibilidad de utilizar el enfoque semántico pragmático de la comunicación lingüística no solo brinda la opción de estudiar interactivamente las fases de APP, sino también la de identificar las improbabilidades de la comprensión, interpretación y logro de resultados de una en los diferentes niveles en que el lenguaje estructura la realidad de un problema y su solución».





junio 22, 2022

«En el desarrollo de la competencia comunicativa, el código lingüístico no basta, haciéndose imprescindible como referencia la del acto de habla»



José María Rodríguez Santos
«El acto de habla como unidad de comunicación en el aprendizaje de una segunda lengua»

Tonos digital. Revista Electrónica de Estudios Filológicos, n.º 32 (2017)

Tonos digital. Revista Electrónica de Estudios Filológicos | Universidad de Murcia | Murcia | ESPAÑA


Extracto de apartados en páginas 1, 2-4 y 17-19 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Resumen

»El aprendizaje de una segunda lengua es un proceso que debe conducir necesariamente al desarrollo de la competencia comunicativa. Tal objetivo implica el dominio de una serie de componentes lingüísticos y de factores sociales y culturales para lograr una adecuación y eficacia comunicativa para las cuales resultan fundamentales los procesos cognitivos innatos que todo hablante posee con independencia de su primera lengua. Este planteamiento, que sustenta el Marco Común Europeo de Referencia (en adelante, MCER), nos ofrece implícitamente una noción clara sobre la pretensión de establecer la comunicación, en su más amplia dimensión, como centro del proceso.

»De este modo, resulta importante insistir en la necesidad de abordar la enseñanza de las lenguas, en este caso el español, desde un enfoque pragmático, dentro del cual el tratamiento de los actos de habla como unidades básicas de comunicación parece convertirse en un elemento central. Superar el nivel oracional e integrar los elementos léxicos y gramaticales en unidades más amplias como son los actos de habla proporcionaría un aprendizaje más adecuado para satisfacer las necesidades que todo hablante posee en contextos comunicativos reales, más allá de la práctica en el aula.

»Palabras clave: Pragmática, español lengua extranjera, acto de habla, comunicación, material didáctico.


»Introducción

»La Pragmática se presenta hoy como una disciplina imprescindible dentro de los estudios lingüísticos y, por lo tanto, dentro del ámbito de la enseñanza de segundas lenguas. Sin ella no se podría dar cuenta de una gran parte de la naturaleza comunicativa de los hablantes puesto que no sería posible estudiar los modos en que los individuos usan la lengua dentro de contextos sociales y culturales determinados.

»A pesar de la juventud de la Pragmática como una disciplina que persigue una meta concreta con respecto a otras como la Gramática, estas inquietudes ya estaban latentes tal y como nos indica el hecho de que Morris (1938) propusiera ya una diferenciación entre Sintaxis, Semántica y Pragmática. La Sintaxis, según este autor, se ocuparía del estudio de la relación entre los diferentes elementos que componen una estructura lingüística.

»Por tanto, el significado de diferentes estructuras que comparten los mismos elementos léxicos variará en función del orden y, así, de las relaciones que se establecen entre estos.

»La Semántica, por su parte, se encargaría de la relación entre los signos y los objetos a los que se refieren. Y, finalmente, la Pragmática trataría las relaciones entre los intérpretes o miembros de una comunidad lingüística y los signos.

»Esta diferenciación entre sistema y uso de la lengua es precisamente lo que ha permitido establecer los límites diferenciadores entre dos disciplinas como la Semántica y la Pragmática. Por lo que se refiere al significado semántico, la información que se solicita es sobre el sistema lingüístico y tiene que ver con reglas formales del propio sistema de la lengua. Sin embargo, con el significado pragmático entra en juego la cuestión de la interpretación del destinatario de aquello comunicado por el emisor y está regulado por reglas que muestran el comportamiento social de los hablantes en determinadas situaciones comunicativas.

»Estas diferencias entre ambas disciplinas provocan que los analistas del discurso critiquen duramente los estudios centrados tan solo en el sistema gramatical, pues aparecen desconectados de la realidad social. Sin embargo, esto no significa que la gramática no tenga cabida dentro de estos estudios, siempre que esta sea incluida y tratada como sistema formal que ha de ser completado por su uso real dentro de un entorno social fijado. Es imposible entender la naturaleza del lenguaje sin tener en cuenta ambas disciplinas y la interacción existente entre ellas. De la misma manera, tampoco se puede dar cuenta de los actos comunicativos sin hacer referencia a los procesos cognitivos que se realizan de forma sistemática, y de ahí la importancia de adoptar un enfoque cognitivo.

»Desde este enfoque cognitivo, la comunicación es un proceso en el que un emisor trata de transmitir intencionalmente a su(s) destinatario(s) una serie de representaciones internas haciendo uso de un código lingüístico (o no) que sirve como indicio para que, mediante la descodificación y la inferencia, sea correctamente interpretada (Escandell Vidal, 2014). Estas representaciones internas o imágenes mentales son las que cada individuo va adquiriendo de forma estructurada sobre el mundo que le rodea a medida que se va exponiendo a distintas experiencias, las cuales estarán siempre marcadas por factores sociales y culturales.

»Por estos motivos, aquellos modelos de comunicación centrados únicamente en el código y en los procesos de codificación y descodificación no son capaces de dar respuesta a muchas de las cuestiones relacionadas con la forma en la que nos comunicamos los seres humanos y su aplicación en el aprendizaje de una segunda lengua se traduce en deficiencias en el desarrollo de la competencia comunicativa.

»El código lingüístico no basta, de la misma forma que no basta la consideración de la oración como unidad comunicativa, haciéndose imprescindible como referencia la del acto de habla. Su estructura puede coincidir con la propia oración o no, dándose la posibilidad de que este esté formado tan solo por una palabra o por un conjunto de oraciones, en función de esos factores extralingüísticos que condicionan todo comportamiento comunicativo. Por ello, se antoja fundamental que el docente sea plenamente consciente de todo lo que implica la comunicación a partir de los modelos cognitivos, y que a la hora de facilitar el aprendizaje de sus estudiantes ponga en marcha los mecanismos necesarios que permitan esa adquisición más allá del sistema lingüístico.

»Hacer del acto de habla el eje del aprendizaje desde los niveles iniciales se convierte en una labor ineludible para lograr un adecuado uso de la lengua y evitar posibles daños sobre la imagen del estudiante por desconocimiento de los factores extralingüísticos que condicionan la producción lingüística. Hablar del acto de habla es hablar de una unidad de comunicación universal, existente en todas las lenguas, pero cuya materialización concreta puede ser muy diferente al estar condicionado por esas marcas sociales y culturales, haciéndose imprescindible un foco sobre los aspectos interculturales cuando del aprendizaje de una segunda lengua se trata.


»Conclusiones

»La comunicación es un proceso complejo en el que se trasciende lo meramente lingüístico haciéndose necesario un análisis más profundo en el que se incluyan tanto los procesos cognitivos que intervienen como los factores sociales y culturales que condicionan el propio uso del código lingüístico.

»Esto provoca que el análisis de la comunicación desde una perspectiva oracional haya quedado obsoleta desde el desarrollo de la Pragmática pues, a tenor de las investigaciones realizadas en las últimas décadas, parece mucho más adecuado tomar en consideración el acto de habla como unidad básica de comunicación. En el acto de habla, con independencia de los diferentes tipos que distintos autores han identificado, es importante tener en cuenta también el carácter variable de su estructura, lo cual muestra de manera más notoria esa relevancia como unidad comunicativa frente a la oración.

»Dado este análisis, parece adecuado prestar especial atención a su tratamiento en el material didáctico para la enseñanza y el aprendizaje de una lengua extranjera. A pesar de que la presentación de los contenidos en los índices de múltiples materiales incluye el tratamiento explícito del acto de habla dentro de las secciones destinadas a la comunicación o los contenidos funcionales, a través de los ejemplos expuestos hemos podido observar cómo su desarrollo no parece realizarse con la suficiente intensidad y precisión, haciendo primar aún de forma preferente el trabajo sobre el código lingüístico frente a otros aspectos que se antojan determinantes para lograr la eficacia y el éxito comunicativo que se pretenden.

»Haber optado por observar ejemplos de manuales para un nivel A1 según el MCER no ha sido casual, ya que una de las posibles justificaciones de estas deficiencias podrían relacionarse con la falta de dominio del código por parte de los aprendientes y que, por tanto, son aspectos incluidos en los niveles más altos, pero en realidad hemos podido constatar que incluso los contenidos ya tratados previamente en unidades anteriores de esos mismos manuales son despreciados como forma de ofrecer distintas variantes para la realización de los actos de habla seleccionados.

»Esta posible justificación nos llevaría también a reflexionar sobre la consideración del aprendiente como agente social (Consejo de Europa, 2002, p. 1), ya que en el caso de que estos contenidos solo se introdujesen en niveles más altos, estaríamos condicionando y limitando la fluidez y las posibilidades de un hablante inicial para “comportarse de forma adecuada y eficaz en una comunidad de habla”, que es exactamente como se define la competencia comunicativa en el Diccionario de términos clase ELE del Centro Virtual Cervantes [Disponible en: http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/competenciacomunicativa.htm], cuando hemos podido observar cómo sí existe la posibilidad de presentarlos y trabajarlos.

»Y, por último, nos hace cuestionar si tanto los contenidos del MCER como los presupuestos del enfoque comunicativo orientado a la acción son llevados de forma plena a los materiales didácticos teniendo en cuenta la teoría de la comunicación y, por tanto, un enfoque más pragmático; o si, por el contrario, esta aparente evolución metodológica no ha alcanzado el nivel deseado y todavía se sigue prestando mayor atención a los contenidos lingüísticos como ya sucediera en esos enfoques más asentados sobre las teorías estructuralistas, ya sea por tradición, por falta de atención a cuestiones pragmáticas de quienes están encomendados a tal labor o por seguir satisfaciendo a aquellos docentes y sistemas educativos que mantienen posiciones más tradicionales en su enseñanza».





«Dimensión retórica y pragmática del discurso jurídico que acompaña el proyecto de ley de resguardo del orden público»



Guillermo Rivera, Karol Morales y Javiera Pavez
«La criminalización de los movimientos sociales: un análisis discursivo sobre la retórica que construye la ley antiencapuchados en Chile»

Estudios Cotidianos, vol. 4, n.º 1 (junio de 2016)

Estudios Cotidianos | Universidad de Tarapacá | Núcleo de Estudios Sociales y Opinión Pública (NESOP) | Arica | CHILE


Extracto de apartados en páginas 99-100 y 109-113 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«El discurso jurídico

»Las disciplinas, dentro de las cuales también podemos situar a las ciencias jurídicas, son un resultado de una lucha por el discurso y por las consecuencias materiales que de ellos se desprenden (Fernández-Cruz, 2006). Particularmente, el discurso jurídico se constituye como un tipo particular de discurso.

»Tal como señala Bourdieu (1986, citado en Calise, 2011) éste se caracteriza por apelar continuamente a una retórica de la impersonalización y la neutralidad, donde predominan las formas pasivas y los giros impersonales, que permiten constituir al enunciador en un sujeto universal, imparcial y objetivo.

»Siguiendo a Goncalves (2011) el discurso jurídico aspira a un título que le pueda garantizar firmeza frente a las decisiones que le caben, de modo que estas sean admisibles y justas. Así, su lenguaje se caracteriza por una impresión de la verdad, de descripción de lo real, como si las palabras y las acciones derivadas del mismo fueran transparentes, trayendo consigo un sentido invariablemente interpretado de la misma forma por todos.

»En su trabajo Goncalves (2011) cuestiona los fundamentos ideológicos básicos del discurso jurídico, que corresponden al consenso, objetividad, neutralidad y transparencia. Desde una perspectiva crítica, Santos (1988, citado en Goncalves de Freitas, 2011) ofrece una argumentación explicativa del funcionamiento de los mecanismos legales en las sociedades modernas. De acuerdo al autor, la modernidad emerge como un paradigma socio cultural basado en la regulación de la emancipación social, donde ésta pierde espacio frente a la centralidad del orden capitalista en el desarrollo y progreso de la sociedad, toda vez que los principios emancipatorios pueden constituir una amenaza al propio sistema.

»De esta forma, el derecho moderno surge como un instrumental técnico de regulación social, cuyas principales características son la inspiración de una racionalidad lógico-formal que le atribuye contornos científicos. De esta manera, Santos devela el carácter ideológico del discurso jurídico, señalando además que este posee 3 dimensiones: la retórica, burocrática y coercitiva (Santos, 1988, citado en Goncalves de Freitas, 2011).

»En el presente estudio nos interesa indagar la dimensión retórica y pragmática del discurso jurídico que acompaña el proyecto de ley de resguardo del orden público. Es decir, los argumentos utilizados para justificar la necesidad de legislar en la materia en el momento político que vive el país, y las implicancias respecto del orden social que se promueven.



»Discusión

»Los resultados nos permiten sostener que, a partir del análisis realizado, se apoya la conclusión de Gargarella (2012) respecto de la criminalización de la protesta social y de la dificultad del aseguramiento del derecho a la protesta por parte del Estado.

»Las prácticas lingüísticas que promueven esos efectos son diversas y contradictorias, dando cuenta de la variabilidad que caracteriza las descripciones de los hablantes (Wetherell y Potter, 1996). En este caso, se articulan argumentos heterogéneos de modo constructivo a lo largo del texto revisado, que permiten al hablante construir un relato de carácter impersonal, neutral en el que el hablante se presenta como democrático y representante del bien común, y desde esa posición presenta un proyecto de ley que es necesario y bueno para la sociedad en su conjunto.

»En términos específicos, dichas prácticas lingüísticas, que hemos denominado estrategias retóricas, son: a) la existencia de derechos sociales debidamente garantizados, b) la invisibilización del rol del conflicto en la sociedad, c) la naturaleza eminentemente contradictoria de los intereses individuales y colectivos, d) la existencia de manifestantes legítimos e ilegítimos, y e) la imprescindibilidad de las policías para mantener el orden social.

»Como podemos constatar, las prácticas a) y d) escapan al registro de la criminalización de los movimientos sociales, en tanto, vistas de forma aislada, reconocen la legitimidad de la demanda por derechos sociales y de formas de manifestación de la protesta social de modo pacífico. Sin embargo, dicho reconocimiento hace parte de estrategias argumentativas superiores que las articulan en un discurso criminalizador de la protesta. Dichas estrategias son la deslegitimación de los movimientos sociales, y la naturalización de las policías como indispensables para el mantenimiento del bien común.

»La deslegitimación de los movimientos sociales se sostiene mediante el reconocimiento de la importancia de las demandas de derechos sociales, junto a la afirmación de que ellos ya se encuentran cubiertos. Esa aparente contradicción permite al hablante validar parte de la movilización como vacuna contra la conveniencia (Potter, 1998) para inmediatamente afirmar que ese interés ya se encuentra resguardado. Sumado a ello, la presentación de la tranquilidad social como valor, que invisibiliza el rol del conflicto en el desarrollo de la sociedad, deslegitima abiertamente la “movilización” social por contraste. Es decir, dado que el principal valor para el avance de la sociedad es la tranquilidad, el “movimiento social”, cuya denominación refiere justamente al estado contrario a la tranquilidad, se ve desacreditado por el contraste con el valor principal.

»Por su parte, la naturalización de las policías para la mantención del bien común se articula sobre una idea central, que corresponde al ser humano como intrínsecamente motivado por intereses individuales que son contrarios a los intereses colectivos. Esta visión esencialista del ser humano (Ibañez, 2004), propia de las racionalidades políticas liberales (Mouffe, 2007) es puesta como la única verdad en relación a la comprensión del ser humano, desestimando toda la producción científica que reconoce la historicidad de la producción de sujetos (Althusser, 1970/2003; Butler, 1997; Foucault, 1988) y el carácter reflexivo de los mismos y de la propia sociedad que permite su transformación (Ibañez, 2004).

»Aunque esta idea contradice la posibilidad de la existencia de intereses colectivos alineados con los intereses individuales, el hablante varía la descripción de la acción colectiva para reconocer la existencia de manifestantes legítimos e ilegítimos. Esta variación aumenta la fuerza de su argumentación, toda vez que su efecto es construir al otro como un potencial agresor del bien común, instalando la “sospecha” frente a los manifestantes. Encontraríamos en este proyecto una criminalización y potencial castigo de conductas cometidas por unos ciudadanos con ciertas características, excluyendo las conductas cometidas por otros ciudadanos con otras características, considerados los legítimos, expresándose de este modo el discurso jurídico como un instrumento de control social aplicado de aquellas clases más desfavorecidas (Fernández-Cruz, 2006).

»La variabilidad del discurso (Wetherell y Potter, 1996) es clave para lograr ese efecto, que permite que hacia el final se incorpore como último argumento, el rol del Estado como natural protector del orden social. De ese modo, en el texto se evidencia el carácter constructivo del lenguaje (Wetherell & Potter, 1996), que facilita la utilización de descripciones e ideas contradictorias, inestables y contingentes, para dar lugar a prácticas lingüísticas con efectos prácticos claramente determinados, sean estos intencionados o no.

»A partir de ello podemos suponer que la protesta social en Chile utiliza diversos argumentos, algunos más conservadores, otros más liberales, e incluso contradictorios entre sí, que se articularían en prácticas lingüísticas que deslegitiman a los movimientos sociales, construyéndolos como actores indeseables en el marco del desarrollo de la sociedad, y que promueven de un Estado inmutable, significando el cambio y el movimiento como negativos.

»Esta es la forma en que, en este caso, se reproduce la tendencia de los demás países latinoamericanos, desconociéndose la protesta social como una expresión política que merece una protección pública especial y particularmente jurídica (Gargarella, 2012).

»Creemos que es preciso explorar otros casos, tanto de proyectos de ley como de debates públicos, para contrastar si efectivamente dichas prácticas lingüísticas se mantienen. Sin embargo, dada la variabilidad del lenguaje y la naturaleza constructiva del mismo (Iñiguez, 2006; Potter, 1998; Wetherell y Potter, 1996) suponemos que es probable que dichas prácticas lingüísticas se repitan, aunque compuestas por otros argumentos.

»Encontramos que la justificación del proyecto de ley analizado hace referencia a la Constitución de la República como autoridad máxima. La referencia a la Constitución como autoridad, genera una tensión con el movimiento social justamente porque esto va en contradicción directa con lo que ésta ha planteado. Es decir, la justificación del aumento de la protesta social se basa en un corpus legal que ha sido cuestionado por los movimientos sociales, generándose una paradoja al referir a la Constitución como autoridad (Gargarella, 2012; Garretón y Garretón, 2010). Si consideramos que parte central de la demanda de los movimientos territoriales y estudiantiles es el derecho a tomar parte en las decisiones que les afectan, entonces dicha socavación dificulta que efectivamente se generen respuestas que profundicen formas de democracia participativa anclada en los propios territorios.

»Permanecen temas inabordados como el elemento punitivo que sostiene esta propuesta de Ley. Sin duda, si bien esta ley fue rechazada en Chile [NOTA: 1Este proyecto de Ley fue rechazado por 43 votos a favor y 51 en contra. La cámara de diputados rechazó el informe de la comisión mixta que resolvió en contra del proyecto de Ley que favorece el fortalecimiento del orden público (González y Cáceres, 2013)], este modo de acción por parte del Estado —a través de la construcción de Leyes— puede reproducirse en sus lógicas punitivas de la protesta social en otros países de esta parte del continente (Gargarella, 2012) y puede tener otras expresiones en nuestro país, tal como el caso de la llamada Ley Antiterrorista.

»¿Qué implica que se haya rechazado la ley? Desde una perspectiva del análisis discursivo presentado nos permite detectar que las nociones que están a la base argumentativa están imbricadas con las formas institucionales, por lo que más allá de que no se haya aprobado esta ley, se invita desde este estudio a seguir analizando iniciativas legislativas con el mismo propósito.

»Finalmente, a lo largo de este artículo podemos constatar que en Chile se repite este mecanismo de control social desarrollado por países vecinos, por lo que habría una reacción por parte del Estado y una consideración de qué le corresponde como atributo. Así, existirían nociones de sociedad similares y de rol de Estado que se anclan en una lógica institucional de las democracias, más que en una tendencia ideológica determinada, hecho que tensiona la emergencia y el rol social de los movimientos sociales».





«A partir de los ochenta, la prensa gráfica femenina se ocuparía de formar a las eventuales pacientes de cirugía estética. La transformación quirúrgica de su cuerpo no es un deseo que les haya sido impuesto externamente, sino un proyecto deliberadamente asumido en virtud de la relación reflexiva con los textos que “reflejan las imperfecciones de su cuerpo”»


Marcelo Córdoba
«La cirugía estética como tecnología de género. Trascendiendo el modelo de la “idiota cultural” [Macgregor] y el enfoque de la “agente femenina” [Davis]»

Trabajo y sociedad, n.º 32 (verano de 2019)

Trabajo y sociedad. Sociología del trabajo – Estudios culturales – Narrativas sociológicas y literarias | Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) | Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud | Instituto de Estudios para el Desarrollo Social (INDES) | Santiago del Estero | ARGENTINA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 552 a 554 y 556 a 558 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.

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«A partir de la década del ochenta, en efecto, fue la prensa gráfica femenina (reconocida históricamente como vehículo de una “pedagogía de masas” en lo que concierne a normas corporales y prácticas de embellecimiento [Vigarello, 2009: 220]) la que se ocuparía de formar a las eventuales pacientes de cirugía estética. La incorporación de esta particular práctica médica al discurso de las revistas femeninas se inscribió en una tendencia más general de cambios temáticos y estilísticos.

»Tal como observara la socióloga británica Angela McRobbie, desde entonces diversas publicaciones comenzaron a abordar (siguiendo el sendero trazado señeramente por Cosmopolitan) temáticas relacionadas con la sexualidad, adoptando además un tono humorístico y socarrón para hacerlo. Estos cambios obedecieron a un nuevo perfil reflexivo que las revistas reconocieron en sus lectoras, a quienes habían empezado a considerar “suficientemente ‘conscientes’ como para saber de qué forma están siendo persuadidas para consumir”, y capaces, por tanto, de resistirse a lo que hasta entonces habían experimentado como “la tiranía de la moda y la belleza” (McRobbie, 1998: 289).

»El enfoque de la “agente femenina” que propone Davis para entender las motivaciones de la paciente de cirugía estética extrae su verosimilitud de este perfil reflexivo que las propias revistas habían reconocido en sus lectoras. La reflexividad que demuestran las receptoras de los discursos mediáticos de la cultura de la belleza femenina se erige en desmentida del modelo de la “idiota cultural”. En este sentido, Davis pretende revelar, subyacente tras la performance cotidiana de la feminidad normativa, un insospechado desafío intelectual, por cuanto en el desempeño de las prácticas que materializan el género ha de verse “un logro activo y sapiente (knowledgeable) de una agente femenina” (1995: 60).

»Reivindicar las competencias cognoscitivas de la mujer involucrada en la cultura de la belleza (y, por extensión, de la paciente de cirugía estética) constituye, por cierto, el principal cometido de la socióloga feminista. Su argumento alegará, a tales efectos, que “hasta el más mundano de los textos —por ejemplo, una publicidad, una foto de moda o las instrucciones de los cosméticos— requiere complejas y especializadas actividades interpretativas de parte de la agente femenina” (Ibídem: 61).

»En este sentido, Davis sostiene que son incluso “los textos [de belleza] en sí mismos” los que están organizados a partir del supuesto de una receptora dotada de agencia cognoscitiva. Para justificar esta observación, se remite al trabajo de la socióloga canadiense Dorothy Smith —particularmente a su obra Texts, Facts and Femininity, de 1990. Transcribo el párrafo citado, admirable en su lacónica reseña de la transformación de la lectora de revistas femeninas en virtual paciente de cirugía estética:

»“El descontento con el cuerpo no es simplemente un suceso [happening] de la cultura, es algo que surge en la relación entre el texto y aquella que encuentra en los textos imágenes que reflejan las imperfecciones de su cuerpo. La interpenetración del texto como discurso y la organización del deseo es reflexiva. El texto le enseña que sus pechos son demasiado pequeños/demasiado grandes; ella lee sobre un remedio; sus pechos demasiado pequeños se vuelven remediables. Ella entra en la organización discursiva del deseo; ahora ella tiene un objetivo donde antes sólo tenía un defecto” (citado en Idem).

»La lógica que articula este párrafo refutaría la imagen de la paciente como una víctima pasiva de la opresión patriarcal: la transformación quirúrgica de su cuerpo no es un deseo que le haya sido impuesto externamente —por la cultura o por su pareja—, sino un proyecto deliberadamente asumido en virtud de la relación reflexiva con los textos que “reflejan las imperfecciones de su cuerpo”. Sin embargo, es justamente en esta intención de rebatir el modelo de la “idiota cultural” que el razonamiento de Davis comienza a mostrar su aspecto problemático. Refiriendo las palabras de Smith, en principio, aquélla afirma que son las mismas mujeres quienes “dan poder a las relaciones que se ‘apoderan’ (over-power) de ellas” (citado en Idem).

»El enfoque superador de la “agente femenina” se revela así sustentado en bases aporéticas y esencialistas. El razonamiento que lo sustenta reifica, por un lado, “el poder de las mujeres”, convertido en un atributo sustancial inherente a la propia subjetividad femenina, y voluntariamente transferido a las estructuras sociales a cuya dominación, en consecuencia, esas mismas mujeres se someten.

»Establecida tal premisa, Davis inferirá la siguiente conclusión, formulada —ahora en sus propias palabras— con apodíctica circularidad: “La agente femenina es el sine qua non del sistema de la belleza femenina. Sin agencia, los textos no lograrían motivar a las mujeres a participar en actividades de mejoramiento corporal” (Ibidem: 62).

»Toda vez que la “agencia” designa aquí a la libertad de acción del sujeto femenino, este razonamiento admite, en fin, una paradójica reformulación: si las mujeres acatan en su comportamiento las prescripciones que impone la cultura de la belleza, esto demostraría que, en el fondo, ellas verdaderamente son libres.

»Pero el argumento de Davis no resulta problemático únicamente desde un punto de vista lógico. También si se la aborda históricamente —a través de las herramientas del análisis crítico del discurso—, la conceptualización de la paciente de cirugía estética como “agente femenina” muestra sus aristas discutibles. Una perspectiva semejante es la que adopta la socióloga australiana Suzanne Fraser, quien problematiza la práctica en tanto tecnología de género a partir de las regularidades intertextuales discernibles entre campos discursivos diversos —entre ellos, la prensa gráfica femenina y el feminismo académico.

»Tras analizar el modo en que la práctica es tratada por las revistas anglosajonas, la autora (cuya observación se sitúa ya en los albores de nuestro siglo) arriba a una conclusión categórica: la “agencia femenina” constituye un “repertorio discursivo” que prácticamente “satura” a todo este género mediático (Fraser, 2003: 51).

»La observación de Fraser brinda pues una perspectiva histórica esclarecedora. Desde este punto de vista se puede constatar que los discursos hegemónicos de la feminidad normativa aceptaron (redoblando, incluso) la apuesta argumentativa que algunas autoras feministas habían comenzado a plantear a partir de la década del noventa. El trabajo de Davis, dada su relevancia en este contexto, atrae especialmente la atención crítica de Fraser. A juicio de esta última, Davis establece reduccionistamente “la ecuación de agencia con acción, cualquiera sea esa acción” (Ibidem: 114). En la medida en que las acciones de la mujer que desea someterse a un procedimiento quirúrgico electivo son equiparadas a una forma de “heroísmo”, semejante reduccionismo conceptual no estaría exento, por lo demás, de problemáticas implicaciones políticas.

»Fraser recalca la definida orientación política de este retrato épico de la paciente de cirugía estética planteando, hipotéticamente, una variante del mismo motivo, a saber, el “heroísmo” de aquella mujer que decidiera —en desmedro de los mandatos corporales de la feminidad normativa— negarse a participar de toda práctica de embellecimiento quirúrgico. Ensalzar una noción de agencia entendida como cualquier acción individual de “negociación” de las restricciones culturales, en este sentido, “oculta la posibilidad de enfocar la agencia en el cambio social general” (Ibidem: 115).

»En otras palabras, el panegírico de la mujer que toma la decisión “activa” y “sapiente” de someterse a una cirugía estética desacredita —en lo que aquí concierne— una imaginable epopeya alternativa, cuyo cometido fuera la transformación generalizada de las representaciones cosificantes y las opresivas normas de estética corporal femenina sancionadas por el patriarcado.

»Una mirada atenta a la intertextualidad se prueba, de este modo, pertinente para la identificación de presupuestos significativamente compartidos entre los distintos campos discursivos considerados. Desplegando una mirada semejante, pude, por mi parte, constatar efectivamente la presencia del “repertorio de la agencia” en el discurso de la prensa gráfica femenina.

»A partir del análisis de un corpus de revistas contemporáneamente publicadas en Argentina, me fue dado establecer que la cirugía estética es regularmente presentada como un medio de empoderamiento de las mujeres (una forma de volver a “tomar las riendas” de sus vidas), y las propias pacientes, correspondientemente, caracterizadas como individualidades emprendedoras y determinadas, llegando en ocasiones a celebrar la decisión de operarse como un acto de “coraje” (Autor, 2014).


»Conclusión: hacia una crítica de los efectos subjetivantes de la cirugía estética

»Tal como quedó manifiesto en la comparación —a través del trazado de los contrastes y paralelismos— entre los argumentos de Macgregor y de Davis, la visión de la cirugía estética que esta última propone surgió como una respuesta polémica ante la postura sobre la cuestión que había dominado el debate académico y feminista hasta la década del ochenta. En este marco he puesto de relieve las ventajas del enfoque de la “agente femenina” por sobre los presupuestos simplistas y lineales del modelo de la “idiota cultural”.

»La propuesta de escuchar en profundidad —y tomar “en serio”— la voz de las propias pacientes habilitó, sin duda, una valiosa consideración de la subjetividad de las mujeres afectadas por la práctica. Sin embargo, tal como también se manifestó en mi exposición de las observaciones de Fraser, el enfoque de la “agente femenina” no dejó por su parte de suscitar poderosas respuestas críticas desde el mismo campo feminista.

»Una de las autoras que más encendidamente ha polemizado con Davis ha sido la filósofa estadounidense Susan Bordo. Analizando los discursos y las prácticas de la cultura de la belleza femenina desde una perspectiva foucaultiana, Bordo objeta particularmente la validación teórica de la idea que interpreta a la cirugía estética como una forma de “recobrar el control” sobre la propia vida.

»Desde esta perspectiva, el énfasis en la agencia de la paciente aparece como una réplica académica de los tópicos ideológicos del “individualismo triunfante” y del “heroísmo mente-sobre materia”, consagrados por la cultura hegemónica (Bordo, 2009: 27). El enfoque de la “agente femenina” se revela así tributario de un proceso histórico de legitimación cultural del funcionamiento de la cirugía estética como tecnología de género. En efecto, a partir de la década del ochenta, los cirujanos plásticos habían comenzado a reivindicar públicamente la afinidad de sus intervenciones con el valor hegemónico de la autorrealización personal, lo que permitió proyectar sobre su práctica inéditos niveles de legitimidad y aceptación popular (Haiken, 1997).

»En virtud de su asociación sistemática con los principios éticos de la autonomía y la responsabilidad individuales, esta particular práctica médica lograría despegarse de la acusación de inducir a las mujeres a un conformismo irreflexivo ante normas y patrones de belleza física homogeneizadores. Ahora bien, tal como señala Bordo, si el enfoque de la “agente femenina” exhibe su afinidad con los valores de una cultura que exalta la voluntad individual y los deseos subjetivos, ello no ha de hacernos perder de vista que al mismo tiempo esa cultura interpela a los sujetos como “defectuosos, carentes, inadecuados” (2009: 27).

»Esta tensión es sintomática de la espinosa relación que la propuesta de Davis mantiene con la cultura de la belleza femenina, poniendo en evidencia sus dificultades para discernir el patrón coercitivo en que necesariamente se inscribe todo procedimiento estético electivo.

»Al escuchar en profundidad y tomar seriamente la voz de las propias pacientes, Davis accede a una fundamental dimensión subjetiva del fenómeno. El acceso a esta dimensión le ofrece una respuesta al “dilema” postulado al inicio de su investigación, vale decir, por qué mujeres que son conscientes de la opresión patriarcal y se oponen a la cosificación del cuerpo femenino desean y deciden, no obstante, someterse a una práctica que participaría de estas presiones. Pero semejante compromiso teórico-metodológico –además de ético– con la voz de las propias pacientes impediría a Davis, al mismo tiempo, elucidar un aspecto no menos problemático de la cirugía estética en tanto que fenómeno sistémico.

»Además de Bordo, distintas autoras de inspiración foucaultiana han apuntado a este aspecto problemático del enfoque de la “agente femenina”, considerando los efectos propiamente paradójicos de las tecnologías de género. Tal es el caso de las filósofas Kathryn Pauly Morgan y Cressida Heyes.

»En un artículo célebre que analiza la cirugía estética como una forma de “colonización” tecnológica y cultural del cuerpo femenino, la primera remarcó el hecho de que, en lo que a esta particular práctica médica respecta, aquello que empieza presentándose como “instancias de elección” termina resultando casi invariablemente en “instancias de conformidad” (Morgan, 2009: 57). Analizando el funcionamiento de distintas prácticas de transformación corporal en el marco de la construcción normativa de la feminidad, la segunda señaló, en un sentido similar, la “paradoja normalizadora” que las mujeres enfrentan a raíz de ciertas tecnologías de género, cuyo uso les permitiría afirmar su identidad individual al tiempo que las enmaraña más profundamente en los procesos de normalización subjetiva (Heyes, 2007: 37).

»Creo que este aspecto paradojal —fundamentalmente ambivalente— de la cirugía estética permanecerá ininteligible si no se aborda la racionalidad que permite articular los efectos de esta particular práctica médica con los dispositivos de subjetivación contemporáneos. Tal como ha argumentado Nikolas Rose, la particularidad histórica de estos dispositivos consiste en la producción de sujetos que “no son meramente ‘libres de elegir’, sino obligados a ser libres” (1998: 17; énfasis en el original).

»Mi análisis de la representación de la práctica en la prensa gráfica detectó algunos de los modos en que los discursos de la feminidad normativa producen un sujeto femenino autónomo y responsable. En la medida en que los presupuestos ideológicos de este modelo subjetivo son los mismos que subyacen a la imagen de la “agente femenina” que propone Davis (esto es, una mujer emprendedora que osadamente decide “recobrar el control” de su vida a través de la transformación de su cuerpo), considero que la socióloga esencializa los resultados de un proceso históricamente contingente de producción de una subjetividad marcada por el género.

»Pese a las ventajas que presenta respecto del modelo de la “idiota cultural” que dominó el debate sobre la cirugía estética hasta la década del ochenta, el enfoque de la “agente femenina” es incapaz de resolver la paradoja que el fenómeno supone para una perspectiva de género por cuanto desatiende, en definitiva, el análisis crítico de la forma en que esta particular práctica médica participa en la subjetivación de sus pacientes.

»Los discursos y las prácticas que configuran a la cirugía estética como dispositivo de subjetivación, en el presente, construyen a la paciente en una determinada relación consigo misma, exteriorizada en la voluntad de transformar tecnológicamente la apariencia del propio cuerpo. El ideal ético al que responde esa relación es el del individuo autónomo y responsable, comprometido con un proyecto subjetivo de expresión de la verdadera identidad de su yo.

»A partir del último cuarto del siglo XX, la paciente de cirugía estética se ha podido afirmar como una individualidad libre, comprometida con la norma de la autenticidad, pero esta afirmación ha comportado la simultánea sujeción a las prácticas y los discursos expertos de una tecnología de género que instrumentaliza la subjetividad y el cuerpo femenino.

»En efecto, a partir de la década del setenta la cirugía estética ha atravesado un cambio histórico en su significación cultural que posibilitó inscribir su funcionamiento en un régimen de subjetivación de carácter individualizador.

»En este marco, la homogeneización del cuerpo conforme a determinadas normas estéticas de género puede considerarse funcional a la autoafirmación de la identidad individual “auténtica”. En virtud de este ideal individualizador, la representación contemporánea de la paciente de cirugía estética goza de una legitimidad de la que carecía previamente.

»La voluntad de recurrir a las tecnologías quirúrgicas de transformación corporal es evaluada positivamente, como expresión de un saludable interés en la autorrealización personal. Esas mismas tecnologías de transformación corporal son culturalmente investidas de un potencial liberador respecto de las restricciones que imponen los procesos orgánicos y las determinaciones naturales del cuerpo humano.

»Ahora bien, el analista social incurre en un error —insisto— al aceptar acríticamente la postulación de ese supuesto potencial liberador, desentendiéndose del cuestionamiento a los efectos opresivos de las normas de género que imponen el imperativo de trascender las restricciones corporales.

»En la medida en que el funcionamiento de la cirugía estética como tecnología de género se nutre de discursos que construyen al cuerpo femenino como defectuoso —continuamente necesitado de control, dominio y corrección—, el correlato de su promesa de liberación de estos problemas es la producción de una actitud de intenso y constante autoescrutinio, y un clima emocional de malestar y ansiedad generalizada derivado de la comparación inevitablemente desfavorable del sí mismo con los ideales corporales consagrados por la feminidad normativa».



junio 13, 2022

«La recopilación de los diferentes conceptos sobre las habilidades pragmáticas y sociales permitirá al profesional en fonoaudiología caracterizar la interacción comunicativa de manera integral»



María Camila Carrillo Vargas, Angie Roxana Hamit Solano, Diana Carolina Benjumea Galindo y María Constanza Segura Otálora
«Conceptualización de la interacción comunicativa y su caracterización»

Revista MED

Revista MED | Universidad Militar Nueva Granada | Facultad de Medicina | Bogotá | COLOMBIA


Extracto de páginas 4 y 5-10 del artículo en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Se realizó un estudio documental consistente en la recopilación, organización, análisis e interpretación de información respecto a un tema, usando diferentes tipos de documentos como fuentes de insumo. Este proceso de recopilación hasta la interpretación permitió dos momentos: uno interpretativo conducente a la conceptualización de la interacción comunicativa y otro, más descriptivo, que facilitó la caracterización del concepto de interacción comunicativa ya definido. La revisión de lo reportado en la literatura responde a un estudio de alcance descriptivo, que de acuerdo con Hernández, Fernández y Baptista (2010) permite la recolección de información independiente o conjunta sobre los diferentes conceptos, buscando especificar las características de personas, grupos, comunidades, procesos, objetos o fenómenos que se sometan a un análisis.

»Se incluyeron en la revisión dos tipos de documentos: libros y artículos científicos. Los primeros se seleccionaron por tratarse de libros especializados en lenguaje y comunicación disponibles en idioma español, los segundos mediante el uso de palabras clave en bases de datos seleccionadas. Un total de 50 documentos fueron incorporados para el estudio.


* * *


»Tras la búsqueda de información se realiza un consenso que permite generar el concepto de interacción comunicativa teniendo en cuenta el modelo sistémico de la comunicación, la dimensión interpersonal, las corrientes psicológica, lingüística, psicolingüística y social.

»Partiendo desde la concepción del modelo sistémico de la comunicación en su dimensión interpersonal, se inicia describiendo la interacción a partir de la intersubjetividad que, según Bernal (2003), es entendida como la negociación de significados en relación con la información del mundo que comparten los interlocutores, la cual se puede dar a través del uso de las modalidades. Ya sea verbal oral, entendida como un proceso realizado por un hablante y un oyente, quienes se comunican a través de un mensaje, realizando diferentes estrategias lingüísticas que se concretan en las distintas circunstancias en que hacen uso de la lengua al entrar en contacto con los demás, ocurriendo un intercambio de información. O no verbal, la cual, según Knapp (1982), es delimitada por: “[...] todos los acontecimientos de la comunicación humana que trascienden las palabras dichas o escritas”. Esta modalidad comprende elementos como: gestos, ademanes y movimientos corporales que el sujeto hablante realiza como comunicador de ideas, intenciones y sentimientos, facilitando al interlocutor la interpretación adecuada del mensaje y, con ello, la intención lingüística comunicativa implícita.

»Por lo tanto, en esta dimensión se tiene en cuenta el papel que desempeña el otro dentro de la comunicación a través de la interacción, que se define según Bruner (1975) como la capacidad que tiene el individuo de pensar, hablar y participar en una cultura que a su vez le permite ampliar y actualizar estas capacidades cognitivas, es decir, que cuando dos o más personas se ponen en contacto puede iniciarse un proceso de interacción, siempre y cuando se realice alguna actividad conjuntamente y sobre todo siempre y cuando en esta situación interactiva se produzcan afectaciones mutuas entre los participantes.

»Dicha interacción se concibe como el principio básico y la esencia de la sociedad que tiene su base en la comunicación, permitiendo que a través de esta se establezcan relaciones con los demás, por medio de interacciones que pueden calificarse como procesos sociales, instaurándose como un sistema emergente en el proceso de civilización.

»La interacción comunicativa desde una perspectiva social se entiende como la trama discursiva que permite la socialización del sujeto por medio de sus actos dinámicos, lo que le permite ser partícipe en redes de acción comunicativa y en redes discursivas que hacen posible la aprehensión, comprensión e incorporación del mundo.

»Dicha interacción permite la codificación y decodificación del lenguaje y sirve para compartir una cultura y los valores que la sustentan pues a través del lenguaje es posible reflexionar sobre las experiencias propias y luego expresar simbólicamente estas experiencias a otros. De esta manera, se puede compartir lo que aprendemos a través de lenguaje e ir más allá de nuestra experiencia individual.

»Por lo tanto, los sujetos construyen los sentidos y significados que les permiten establecer acuerdos a través de sus conversaciones. Para que la interacción comunicativa se efectúe, los individuos deben actuar bajo normas y las condiciones del contexto conversacional en que dicho intercambio tiene lugar, además de utilizar el código específico que demande la situación. Para la caracterización de la interacción comunicativa se incluyen tanto las habilidades pragmáticas, que enmarcan la habilidad para hacer un uso estratégico del lenguaje en un medio social determinado, según la intención y la situación comunicativa, como las habilidades sociales definidas como los conocimientos y habilidades que permiten que el ciudadano actúe de manera constructiva en la sociedad democrática.


»Dentro de las habilidades pragmáticas, se identificaron, describieron y analizaron diferentes conceptos que permiten caracterizar parte de las habilidades que componen la interacción comunicativa teniendo en cuenta la modalidad verbal oral y no verbal, así.

»Las máximas conversacionales, hacen referencia al principio de cooperación que realizan los interlocutores entre sí, cada participante reconoce en ellos un propósito o un conjunto de propósitos comunes durante la interacción.

»Existen cuatro máximas que son importantes para el intercambio comunicativo.

»La máxima de cantidad, consiste en lo informativa que resulta la contribución de cada participante; ningún interlocutor debería proporcionar demasiada información ni tampoco ser excesivamente parco en ella.

»La segunda máxima es la de calidad y hace referencia a que cada contribución debería ser veraz y estar basada en una evidencia suficiente.

»La tercera, la máxima de relación, menciona que cada contribución debería ser relevante respecto al tema de conversación.

»Y la última hace referencia a la manera, es decir, que cada participante debe ser relativamente directo, evitar la ambigüedad y la imprecisión durante la transmisión de la información.


»Otro de los conceptos que se tienen en cuenta dentro de la recopilación, son las técnicas para fomentar la participación de los niños, las cuales se dividen en: escalonamiento, es decir, cuando el adulto observa la conducta del niño para determinar el mejor momento para intervenir con el objetivo de lograr un resultado previsible; la adaptación es cuando el adulto pone en práctica acciones que permiten al niño asimilar información más rápidamente, mantener la atención y proporcionar un input organizado y previsible.


»La facilitación es una técnica que menciona la importancia de estructurar el entorno para asegurar que el niño logre su objetivo; la técnica de elaboración, permite al niño expresar su interés, trabajar sobre él y hablar de lo que está haciendo el niño, y por último, la técnica de iniciación que hace referencia a dirigir la atención del niño hacia los objetos sucesos y personas, atraer su atención dirigirla y mantenerla.


»Otro componente dentro de la interacción es la mirada, la cual permite establecer interés y acción conjunta.

»También se incluye la proximidad, como un concepto que describe el uso comunicativo del espacio interpersonal, es concebida como herramienta de interacción, pues cada persona tiene un margen psicológico de espacio personal que sólo permite a los demás traspasar en las situaciones más. Se concretan por lo tanto 4 zonas según los centímetros presentes entre los interlocutores: zona íntima: 15 a 45 cm, zona personal: 46 a 122 cm, zona Social: 123 a 360 cm y zona Pública: distancia mayor a 3,6 m.


»Se describen conceptos como las funciones del lenguaje desde el punto de vista de la comunicación como sistema, ya que durante la interacción debe realizarse una adecuación al interlocutor teniendo en cuenta sus necesidades y habilidades. Estas funciones corresponden al llamado “desarrollo de usos del lenguaje”, proponiendo la existencia de microfunciones de interacción. Las funciones del lenguaje que utilizan los niños hacia los 3 años incluyen: la interpersonal, que concibe el empleo del lenguaje para interactuar y actuar sobre los demás y la función ideacional, empleada para representar cognitivamente el mundo y la estructura de la realidad que nos rodea, por lo tanto, divide la realidad en categorías de significación y revela a través de estas categorías una concepción del mundo.


»Se describen las habilidades de conversación como: toma de turnos, definida como la unidad estructural, es decir, aquello que un hablante hace o dice durante una aportación interactiva continuada; el tópico conversacional, que se entiende como la construcción dialógica de piezas discursivas coherentes y apropiadas a la interacción conversacional que deben poseer continuidad y se deben relacionar con las circunstancias de las que se habla.

»Esta habilidad, se subdivide a su vez en: selección del tópico, es decir, seleccionar un tema específico que guía la conversación y depende de variables según la comunidad lingüística como, la disponibilidad (los que son culturalmente aceptados) o la predicción; la iniciación del tópico, que está mediada por la intención del hablante que realiza una presentación de un tema nuevo que permite el establecimiento de un tópico común para asegurar la conversación.

»La continuación del tópico, realizada teniendo en cuenta que la conversación se caracteriza por presentar intervenciones secuenciadas por turnos en los cuales se comparten tópicos con otro, mediante la interacción dialógica utilizando estrategias para mantenerlos una vez que han sido seleccionados e iniciados.

»Por último, el cambio del tópico, consiste en iniciar el uso de otro tópico en la conversación, este cambio depende de la distinción de relevancia del tópico, de la obligación de contestar o de atenerse a las normas del tiempo dialógico.


»Cuando se establece la interacción comunicativa entre los interlocutores, es necesario tener en cuenta la habilidad de adaptación del habla al otro, ya que esta permite tomar en cuenta al oyente, en términos de formular su discurso según las necesidades de este, atendiendo a su nivel de comprensión; es también conocida como, “comunicación de referencia”.

»Otra habilidad son las peticiones de clarificación, es decir, procedimientos de reparación, que se emplean para prevenir quiebres en la comunicación y evitar amenazar la relación social. Son realizadas por el oyente quien solicita información adicional respecto a alguna emisión ambigua del hablante (26-27). Se dividen en cinco clases de peticiones, así.

»La primera es la petición de repetición, aporta solo una indicación general respecto a una comunicación que no fue oída o entendida siendo una señal de retroalimentación negativa acerca de la producción de la emisión.

»La segunda petición, son las repeticiones completas, son preguntas sí/no que se fundamentan en repeticiones completas de la emisión original del interlocutor, buscando corroborar lo oído y facilitan la continuación del diálogo.

»La tercera hace referencia a las repeticiones parciales, estas corresponden a la forma de preguntas sí/no que reiteran parcialmente el enunciado original del interlocutor, lo que permite la confirmación del mensaje.

»La cuarta son las peticiones de clarificación sobre la cortesía, es decir, preguntas que señalan alguna observación sobre la cortesía, y que ha sido omitida.

»Por último, las peticiones de clarificación indirecta son preguntas que asumen indirectamente la forma de una petición de información aparente, pueden funcionar como un desafío a la credibilidad o aceptabilidad de la emisión del interlocutor.


»De igual forma, se incluyen conceptos como la rectificación de errores la cual implica dar y recibir retroalimentación, y corregir los errores. La capacidad de adoptar roles, que hace referencia al establecimiento y el mantenimiento de un papel determinado y la utilización flexible de códigos lingüísticos relacionados con cada papel.


»Los actos de habla, entendidos como unidades para el análisis de la función interpersonal de la comunicación, poseen una fuerza proposicional (contenido conceptual de la emisión) y una fuerza de ilocución (la intención hacia esa proposición), también son entendidos como unidad de comunicación lingüística que se adapta a reglas lingüísticas, representaciones mentales e intenciones.

»Dichos actos de habla se pueden clasificar en: acto de habla directo, estos tienen una forma sintáctica específica constituyendo una orden directa para que se realice esa acción; el acto de habla indirecto adopta una forma sintáctica que no refleja necesariamente la intención subyacente, dichas formas son normalmente usadas para las normas de cortesía, este solicita más una acción que una respuesta verbal; el acto de habla literal es cuando el hablante quiere decir exactamente lo que está diciendo, y por último los actos de habla no literal son los que no significan exactamente lo que expresan las palabras emitidas.

»Asimismo, se describen las categorías de los actos de habla, propuestas por Searle en 1967 para clarificar el concepto de ‘acto de habla’ previamente descrito. Las categorías propuestas son: las representativas, las cuales hacen referencia a declaraciones que trasmiten una proposición; las directivas, que son expresiones que intentan influir sobre el oyente para que realice alguna acción; las obligaciones, pues son compromisos frente a una acción futura; las expresivas, es decir, expresiones de un estado psicológico y las declarativas, que buscan exponer hechos que pueden alterar la situación.


»Los aspectos paralingüísticos son otro elemento contemplado dentro de la caracterización pues hacen referencia a los códigos verbales y no verbales paralelos al código lingüístico que señalan la actitud o la emoción del hablante, clarifican o proporcionan un significado adicional, se reconocen como todos aquellos elementos que están dirigidos a la producción del significado, también son llamados dispositivos suprasegmentales ya que pueden cambiar la forma y el significado de una oración al actuar por encima de los elementos o los segmentos de esta.

»Estos códigos son: la entonación o uso lingüístico del tono, sistema particular de contornos melódicos que se usa para producir una serie de efectos semánticos compartidos por toda la comunidad lingüística, es utilizado para mostrar el humor o estilo de la oración; el ritmo del habla, varía según el estado de excitación del hablante, de la familiaridad con el contenido del discurso, o el nivel de comprensión que percibe en el oyente; por último, las pausas hacen referencia a una cesión simultánea de la palabra, se utilizan para destacar una parte del mensaje o incluso para sustituir el propio mensaje.

»Otro punto importante dentro de esta caracterización son los aspectos extralingüísticos. Dentro de estos se incluyen gestos, postura corporal, expresión facial, contacto ocular, movimientos de la cabeza y del cuerpo, y la distancia física. La eficacia de estos mecanismos depende de la habilidad del hablante y varían según la cultura.


»Se identifican unas habilidades específicas que aplican para la modalidad no verbal, y que se conceptualizan a continuación.

»En primer lugar, se hace referencia al formato como una interacción humana pautada, se convierte en la situación social por excelencia que va permitiendo el desarrollo de la intencionalidad comunicativa y el paso de la comunicación al lenguaje.

»Dentro de estas habilidades también se encuentra la acción conjunta, definida como secuencias de acción compartidas entre cuidador-niño generalmente de carácter rutinario, que proporciona la base de multitud de guiones.

»Otra habilidad es la referencia conjunta, definida, según Owens (2003), como el proceso mediante el cual se destaca un objeto, acción o suceso determinado con un objetivo comunicativo, es decir, cuando ambos interlocutores concentran su atención sobre un mismo objeto o suceso.

»A su vez, este proceso menciona diferentes habilidades: la indicación, que consiste en adoptar una forma gestual posicional o vocal que permite centrar la atención; la deixis entendida como la utilización de aspectos espaciales (relacionan el objeto con otros aspectos del contexto), temporales (ubican el objeto en relación al tiempo) e interpersonales (relacionados con la perspectiva del hablante) de la situación para facilitar la referencia conjunta. Igualmente se puede definir como una categoría pragmática en la que ciertos elementos del enunciado adquieren su significado referencial exclusivamente por referencia al sujeto de la enunciación. Y por último, la denominación, que hace referencia a la capacidad de los niños de asociar nombres con sus referentes incluso antes de que sean capaces de producirlos.

»El habla maternal hace referencia al habla y lenguaje que los adultos y niños mayores dirigen a los bebés, los cuales son sistemáticamente diferentes de los que se utilizan en la conversación normal.

»De los 9 a los 18 meses se hace uso de las funciones del lenguaje: instrumental, que consiste en el uso de las acciones comunicativas no verbales como un medio para satisfacer sus necesidades o deseos. La meta o el efecto proyectado intencionalmente consiste en obtener, de parte de otro, ciertos servicios o algún objeto deseado; la función reguladora, es decir, la realización de acciones en forma de conducta no verbal con la intención de controlar lo que hace el otro, la meta proyectada intencionalmente consiste en controlar el comportamiento de alguna persona en particular.

»Por último, la función interaccional que, mediante el uso de acciones comunicativas no verbales como un medio para establecer en conjunto con otra persona un contacto de interacción, tiene esencialmente por propósito llamar la atención del otro para que interactúe con él.

»Hacia los 12 meses, se desarrollan funciones del lenguaje como: la personal, que responde al uso de acciones comunicativas por medio de la conducta no verbal con el propósito de que éstas sean la expresión de sí mismos; de esta manera los niños realizan y ponen de manifiesto sentimientos, actitudes e intereses. La función heurística, es decir, el uso de acciones comunicativas no verbales como un medio para explorar y organizar el medio ambiente, su finalidad es explorar y conocer los objetos del medio que lo rodea; la función imaginativa en la cual los niños emplean la conducta no verbal para la creación de un mundo imaginario propio; y la función informativa que sirve para comunicar a los demás sus propios juicios, conocimientos e impresiones acerca de la realidad.

»Aproximadamente a los dos años de edad se menciona el uso de las funciones: pragmática entendida como “el lenguaje como acción”, es decir, que sirve para actuar sobre la realidad pidiendo, tomando objetos y controlando su entorno, y matética la cual permite aprender mediante el lenguaje la realidad en que está inmerso.

»También se referencia el acto de habla primitivo como una habilidad dentro de la modalidad no verbal, este se define como una emisión que consiste formalmente en un acto aislado o patrón prosódico aislado cuya función es transmitir la intención del niño antes que disponga de oraciones, cada acto de habla contiene un componente léxico/semántico y una intención, habitualmente patrones de entonación.


»Por otra parte, se recopilan las diferentes habilidades sociales que son observables dentro del proceso de interacción comunicativa tanto en la modalidad verbal oral como en la no verbal, así.

»En un primer momento, se menciona la afectividad, como una relación que se establece con los adultos o personas cercanas, en el caso de los niños, es el vínculo que establecen con el adulto, quien ayuda a desarrollar potencialidades, pues se convierte en un guía de su proceso de desarrollo.

»Esta relación está compuesta por un interacción cariñosa y recíproca entre la afectividad del niño y las respuestas de sus cuidadores, indicando que el niño a través de esta relación afectiva muestra sus necesidades por medio de un lenguaje verbal o no para que de una u otra manera sus cuidadores respondan ante ellas.

»Otra habilidad social es la interacción entre pares, mediante la cual los individuos se integran con otros y tienen nuevas experiencias; es importante para el desarrollo de la competencia social pues proporciona experiencias necesarias para el desarrollo de normas morales, sistemas de creencias y cooperación entre iguales, a su vez permite expresar estados emocionales de manera verbal y no verbal.

»También se contempla la interacción con el ambiente, la cual se basa en que el hogar es comprendido como un grupo de personas que comparten la totalidad o parte de una vivienda; este debe poseer suficientes elementos para suplir las necesidades básicas de los niños incluyendo la disponibilidad de un cuidador adulto que provee lo necesario y fije lineamientos para que el niño socialice funcionalmente.

»Se referencia la comunicación asertiva, pues esta se fundamenta en el derecho inalienable de todo ser humano a expresarse, a afirmar su ser y a establecer límites en las relaciones sociales. Un comportamiento asertivo implica un conjunto de pensamientos, sentimientos y acciones que ayudan a una persona a alcanzar sus objetivos personales en forma socialmente aceptable.

»Teniendo en cuenta la importancia de las habilidades sociales dentro de la caracterización de la interacción comunicativa, se considera la empatía como una competencia ciudadana definida como la capacidad innata de las personas que permite tender puentes hacia universos distintos al propio, para imaginar y sentir cómo es el mundo desde la perspectiva de la otra persona. De igual forma, se describe el concepto de relaciones interpersonales, definidas como las destrezas que permiten establecer relaciones en forma positiva con las personas con quienes se interactúa, esta habilidad es necesaria para iniciar y mantener relaciones amistosas que son importantes para el bienestar mental y social de las personas.

»Por último, se describe la cortesía como un fenómeno sociopragmático que se produce en un determinado contexto sociocultural, cuyos componentes garantizan la presencia o ausencia de adecuación en los actos de habla. También es definida como un comportamiento social, regido por normas y principios. Según Zorraquino, la cortesía verbal consiste en los derechos y las obligaciones que surgen en cada situación comunicativa para los interlocutores.


* * *


»Es necesario que, dentro de la concepción de la comunicación como objeto de estudio de la fonoaudiología, se contemple el papel importante que juega la interacción comunicativa para su comprensión, incluso que se identifiquen todos los aspectos que permiten caracterizarla pues se convierte en una herramienta útil para que el profesional en fonoaudiología traslade esta caracterización a los diferentes escenarios en que se desempeña.

»La recopilación de los diferentes conceptos enmarcada en estas dos grandes categorías, las habilidades pragmáticas y sociales, le permitirán al profesional en fonoaudiología caracterizar la interacción comunicativa de manera integral, ya que no solo tendrá en cuenta el uso de lenguaje, sino que reconoce que esta interacción se encuentra enmarcada en las diferentes normas y reglas sociales del contexto interaccional, permitiendo que los sujetos se comuniquen de manera asertiva y funcional en las diferentes situaciones comunicativas.

»La caracterización de la interacción comunicativa teniendo en cuenta la modalidad no verbal y verbal oral, contribuye a que el profesional en fonoaudiología pueda no solo caracterizar la interacción desde la competencia comunicativa, sino también desde la comunicación temprana».





El silencio no es lo mismo que mutismo o quietud (ausencias de habla que no comunican), pues el silencio nunca es un elemento vacío



Beatriz Méndez Guerrero
«Silencio, género e identidad: actitudes de los jóvenes españoles ante los actos silenciosos en la conversación»

Revista de Filología, n.º 35 (2017)

Revista de Filología | Universidad de La Laguna (@ULL) | Facultad de Humanidades | Sección de Filología | San Cristóbal de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) | ESPAÑA


Extracto de páginas 207 y 224-225 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Resumen

»Desde la sociolingüística se considera que las actitudes lingüísticas tienen un papel clave en el uso de la lengua y permiten conocer las identidades sociales de quienes las realizan. A pesar de ello, todavía son insuficientes los estudios que miden las percepciones de los hablantes respecto a los signos no verbales de la interacción. El silencio ha sido interpretado entre algunos grupos de jóvenes españoles como un recurso comunicativo frecuente con amigos que (1) los identifica socialmente, (2) les permite crear afiliaciones y estrechar vínculos con su grupo y (3) los diferencia de otras comunidades de práctica. En este trabajo, se aporta información sociopragmática (sobre lo que los jóvenes consideran socialmente válido según sus creencias y visión del mundo) y pragmalingüística (sobre cómo creen que usan el silencio en sus encuentros diarios) a través de un test de hábitos sociales, distribuido a 100 jóvenes universitarios españoles (50 mujeres y 50 hombres) de distintas procedencias.

»Palabras clave: silencio, actitudes lingüísticas, género, identidad grupal.


»Conclusiones

»A través de un estudio de actitudes lingüísticas se ha intentado determinar aquí si las jóvenes y los jóvenes españoles tienen una forma concreta y diferente de recurrir o valorar los actos silenciosos en la conversación —la cual no tiene por qué coincidir con otros grupos de hablantes (por ejemplo, los adultos)— y si estos usos forman parte de los rasgos comunicativos de los miembros del grupo, esto es, si pertenecen a su identidad social y grupal y si los usan para estrechar lazos entre sí.

»Tras el estudio puede concluirse que los actos silenciosos son elementos admitidos entre los jóvenes españoles encuestados, puesto que forman parte de un conjunto de prácticas sociales colectivas y habituales entre ellos. Y como parte de este conjunto de prácticas, son para los jóvenes actuaciones normativas que irán encaminadas a favorecer la comunicación dentro de su grupo y que, al mismo tiempo, definirán e identificarán al grupo socialmente y que lo alejarán de otros. Esta idea coincide con lo que ya hemos descrito en otros trabajos sobre la no asignación por parte de los jóvenes españoles de valores de descortesía al silencio y sobre el uso de estos signos no verbales, dentro de su grupo de práctica, como estrategias interactivas que los identifican y los unen y que están muy cercanas a la anticortesía (Méndez Guerrero: 2013, 2014).

»Además, también se ha podido determinar que, entre los jóvenes universitarios españoles, el silencio cumple varias funciones pragmáticas que están condicionadas por el contexto, el sexo de los hablantes, la relación social que existe entre ellos y el papel que ocupan los hablantes en la conversación (emisor o receptor). El valor social que se les asigna a los silencios también estará determinado por todos estos factores. Concretamente, a través de la información metapragmática recogida del análisis de los 100 cuestionarios o test de hábitos sociales, se han podido plantear hipótesis sobre distintas consideraciones sociopragmáticas y pragmalingüísticas del grupo de jóvenes encuestado hacia el silencio en los intercambios comunicativos:

»(1) Consideraciones sociopragmáticas: los actos silenciosos suelen parecerles a los jóvenes más molestos en los contextos en los que actúan como receptores que en aquellos en los que su papel es el de emisor. Cuando los silencios se dan entre amigos se observa, además, una tendencia a la anticortesía o al uso antinormativo de los silencios.

»(2) Consideraciones pragmalingüísticas: existen diferencias al recurrir al silencio en la interacción, ya que los encuestados los usan con distintas funciones pragmáticas o intenciones comunicativas en contextos formales o informales y dependiendo de la relación social que tengan con sus interlocutores.


»Esta información servirá como material de base en las futuras investigaciones en las que se analicen los actos silenciosos en conversaciones reales. Siguiendo la idea de Poyatos (1994) sobre la «triple estructura básica del lenguaje» que explica que las palabras, la quinésica y el paralenguaje comunican en conjunto, en trabajos venideros, será también muy necesario analizar la relación que existe entre el silencio y el resto de elementos verbales y no verbales que aparecen en la interacción.»





junio 06, 2022

Transcreación: retórica cultural y traducción publicitaria


M.ª Amelia Fernández Rodríguez
«Transcreación: retórica cultural y traducción publicitaria»

Castilla, n.º 10 (2019)

Castilla. Estudios de Literatura | Universidad de Valladolid | Facultad de Filosofía y Letras | Departamento de de Literatura Española y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada | Valladolid | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 224 a 233 y 243 a 244 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la publicación original.

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«La traducción publicitaria es seguramente uno de los retos más interesantes a los que se puede enfrentar un traductor. El interés radica en la propia complejidad del discurso publicitario, profundamente intenso desde la combinación de varios lenguajes y su difusión a través de diferentes soportes. La labor del traductor, por lo tanto, consiste en trasladar no solo el mensaje lingüístico en sí, también debe atender a la forma en que este se presenta, en el caso de un juego icónico con la forma, y trasladar también el complejo entramado intercultural que acompaña a las palabras, sin olvidar la dimensión impresa, audiovisual o digital condicionada necesariamente por el canal. Además, uno de los rasgos que diferencia a la traducción publicitaria de otras modalidades de traducción es su atención prioritaria no tanto a la aclaración del discurso de partida, como a la adaptación necesaria de la recepción del discurso a la sociedad de destino.



»TRADUCCIÓN Y TRANSCREACIÓN: TRADUCCIÓN PUBLICITARIA Y TRADUCTOLOGÍA

»Son varias las denominaciones que en el ámbito de la Traductología se han buscado para nombrar esta labor; van desde la de “traducción”, a la “adaptación” pasando por la de la “mediación”, hasta llegar quizá a la más ajustada y reciente, la de una verdadera “transcreación” en la medida en que el traductor puede convertirse en un verdadero creativo publicitario. Más allá de este esfuerzo por encontrar ámbitos más amplios para la labor traductora y en el caso concreto de la traducción publicitaria, la determinación de este concepto teórico es, a su vez, la historia de la adaptación necesaria de la Traductología a los nuevos horizontes abiertos por los avances socioculturales, económicos y tecnológicos.

»La traducción publicitaria se halla frecuentemente caracterizada por la etiqueta teórica de “traducción condicionada o subordinada” (Hurtado Albir, 2011: 72) por depender de otros códigos diferentes del código estrictamente lingüístico, de manera que intervienen otros elementos en una mezcla compleja en la que concurren otros lenguajes. El término de “traducción audiovisual” es un buen ejemplo de los cambios operados. Si bien se identifica en el entorno de la Traductología y de la práctica profesional con el doblaje, cabe la tentación de trasladarlo al ámbito publicitario.

»El error estriba en confundir el canal a través del que se establece la comunicación con una única modalidad traductora. En este sentido, y como un punto inexcusable de orientación teórica, la clasificación establecida por Hurtado Albir es sin duda esclarecedora por cuanto distingue entre métodos de traducción, clases de traducción, tipos de traducción y modalidades de traducción (Hurtado Albir, 2011: 94). De manera que la traducción publicitaria queda encuadrada en los “tipos de traducción, según el ámbito socioprofesional” y participando, a la vez, de forma dinámica y natural, como no puede ser de otra manera, de los posibles métodos de traducción —“comunicativa, literal, libre, filológica, etc.”—, por ejemplo.

»La Traductología se ha configurado desde su inicio como una ciencia atenta a la teorización de una práctica. Quizá, y por el deseo de aposentarse como disciplina científica, buscó en un principio en ciencias afines como la Lingüística un marco teórico desde el que validar no solo sus propuestas, también su propia justificación. Los avances experimentados por la Traductología quedan ya reflejados en la propia historia de una imparable modulación teórica, de naturaleza especialmente lingüística y estructuralista (Llácer Llorca, 2004) y de la reformulación de este enfoque:

»Within translation studies, however, the equivalence paradigm has been contested. Since the 1980s, translation theories and conceptual frameworks have shifted to include and prioritize a more contextualized and socioculturally oriented conception of the translation process. Translation has been reframed as a form of intercultural interaction (Gambier, 2016b: 889).

»En el seno de la Traductología queda así como referencia canónica la alusión a un cambio de paradigma y al recuento de los principales autores y escuelas que lo han determinado (Moya, 2007: 15-16; Bachmann-Medick, 2009: 5-6; Gambier, 2016b: 889-890), hasta el extremo de considerar claramente la labor del traductor en los términos de una mediación intercultural desde varias instancias críticas (Katan, 2013; 2016: 365; Liddicoat, 2016: 348-349).

»No solo la Traductología ha experimentado este cambio. Disciplinas aparentemente alejadas, como la Literatura comparada, también han modelado su teorización y sus expectativas de la misma manera. Lo que las acerca es la convicción de una disciplina pautada desde su origen, alentada por la inclusión de su materia en la docencia y, sobre todo, lo que las hace similares es el permanente equilibrio entre la teoría y la práctica.

»Si en Literatura comparada podemos hablar de formalismo frente a contextualismo (Fernández Rodríguez, 2009), es decir, de una tendencia atenta sobre todo a la forma, frente a su atención al contexto, de forma aproximada podemos considerar que un debate muy parecido lleva ya también décadas produciéndose en el ámbito de la Traductología, con la complicación añadida de que estamos hablando del ejercicio de una profesión que en materia de traducción se dedica no solo a la traducción de campañas publicitarias, sino también al complejo entramado profesional que las sustenta.

»Siguiendo una propuesta ya clásica de Steiner en su imprescindible Después de Babel, entender no es otra cosa distinta de traducir. En el caso concreto de la traducción publicitaria, traducir es tanto como entender la estrategia persuasiva última que organiza la campaña cifrada en el anuncio. Y en esto poco se diferencia de cualquier traducción si se valora desde un paradigma no tanto cultural como predominantemente comunicativo. Se trata de una práctica antiquísima en la que la Traductología se nos presenta, al fin y al cabo, como la Hermenéutica clásica en su afán de comprender el texto y recrear el mundo que lo sostiene (Steiner, 1975: 39).

»Bien mirado no es sorprendente que la traducción publicitaria se haya convertido en el lugar más complejo de resolución de las divergencias teóricas, en la medida en que reconoce la intensidad del mensaje no solo por la confluencia de diferentes códigos, también por la coherencia interna que sitúa en el mismo rango persuasivo a todos los elementos que lo componen. Sin duda los cambios son rápidos y radicales y en último término no dependen tanto de una evaluación teórica como de la práctica profesional, revelando una dinámica siempre presente entre la traducción en sí y la reflexión sobre cómo se traduce, tal y como plantea Anthony Pym, siendo las cursivas del autor:

»“It should not be forgotten that explicit theorization begins from a problem within established practice. Its fundamental point of departure is movement and thus change, as indeed is the point of departure for translation itself” (Pym, 2010: 201).

»Las innovaciones traídas por la práctica de la traducción publicitaria implican desde luego un movimiento y propician directamente un cambio, o el atisbo de un cambio, al que la teoría puede y debe dar una respuesta.

»En este sentido la irrupción del término “transcreación”, desde el ámbito profesional de la traducción publicitaria, y ya con el recorrido de al menos dos décadas (Gaballo, 2012: 95), puede comprenderse como un impulso mantenido y creciente, hasta el punto de que ha requerido una respuesta teórica.

»En 2010 Rebecca Ray y Nataly Kelly publicaron Reaching New Markets Through Transcreation, When Translation Just Isn’t Enough, y desde el propio título quedaban descritos y anunciados dos posibles caminos, el de concebir la transcreación como una oportunidad que abre nuevos mercados y la propuesta añadida de que esto ocurre cuando la traducción no es suficiente. La definición de transcreación, desde esta perspectiva, es la siguiente:

»“The term ‘transcreation’ is now more commonly applied to marketing and advertising content that must resonate in local markets in order to deliver the same impact as the original. The term may be applied when either a direct translation is adapted, or when content is completely rewritten in the local language to reflect the original message. Most often, transcreation includes a hybrid of new content, adapted content and imagery, and straightforward translation” (Ray y Kelly, 2010: 2).

»Lo que registraron fue un uso creciente, en el ámbito propio de la traducción publicitaria, y desde la necesidad de estabilizar teóricamente un fenómeno ya arraigado en la práctica profesional, de manera que apuntaron a posibles sinónimos:

»“Other terms often used to convey the same concept include ‘marketization,’ ‘cultural adaptation,’ ‘multilingual copywriting,’ ‘copy adaptation,’ ‘marketing translation,’ ‘international copy,’ ‘adaptation of marketing materials,’ ‘creative international marketing,’ and ‘transliteration’ (incorrectly applied)” (Ray y Kelly, 2010: 2).

»Y ya no se trata de que puedan hallarse sinónimos para la palabra transcreación, sino de que continúe vigente un signo inquietante como es que la propia “traducción” se perciba como un término insuficiente, incluso devaluado frente a otras posibilidades abiertas especialmente por la traducción profesional:

»“The word translation seems to suffer from a bad reputation. It is often replaced by or competes with other terms, such as localization, adaptation, versioning, transediting, language mediation, and transcreation” (Gambier, 2016b: 888).

»Lo que en principio pudiera parecer una exigencia teórica es la manifestación de una evidencia en el ámbito profesional (Benetello, 2018). En este sentido, la teoría ha ido claramente a remolque de la práctica, especialmente por lo que a la transcreación se refiere, hasta incluso poder proponer, en definitiva, la posibilidad de un “giro transcreacional” (Katan, 2016) en el complicado cruce de caminos teóricos frente al descrédito de la traducción y como un fenómeno que, además, se entiende absolutamente novedoso.

»Desde las agencias de traducción, el término “traducción” queda vinculado a la “traducción lingüística”, a la equivalencia inmediata y de naturaleza formal, no dinámica, mientras que el término “transcreación”, encarecido comercialmente, equivaldría a un plus que movilice no solo la traducción lingüística sino todo lo que pueda sostenerla, incluso sin necesidad de una traducción cercana al original. Es más, lo que promueve es una “transcreación” o una creación que, manteniendo las coordenadas iniciales y por necesidades ante todo comerciales, cree un nuevo producto que genere la misma reacción que el original.

»La traducción publicitaria se está convirtiendo en los últimos tiempos en uno de los desempeños profesionales más interesantes. Si bien hasta hace no mucho eran las propias agencias publicitarias las que diseñaban las campañas internacionales, poco a poco, y gracias a las iniciativas individuales que permite por ejemplo Internet, se ha ido abriendo paso un sector muy competitivo de agencias de traducción que, más allá de la traducción literal o automática, ofrecen un producto personalizado y, sobre todo, orientado hacia la cultura de la que se trate.

»El diseño comercial de estas agencias contempla no solo la traducción concreta, sino la creación desde parámetros interculturales de una proyección de la empresa y del negocio que comporte. En este sentido, no se trata tanto de la exportación o de la expansión de una marca determinada, se trata, sobre todo, de la expansión de una idea en su ajuste a los valores y requerimientos de consumidores concretos.

»Tras la argumentación propia del marketing, lo que en realidad se muestra es el cuestionamiento de una comprensión de la traducción como un ejercicio en exceso dependiente del idioma y de su literalidad, y que parece no tener en cuenta la confluencia de varios lenguajes no verbales. Puede comprenderse también como un encarecimiento propio del marketing, incluso la insistencia puede valorarse como la máxima publicitaria de que si una vez algo funciona, funcionará siempre.

»Sin embargo, los ejemplos son tan numerosos que permiten contemplar ya casi una imagen de marca y un desempeño profesional concreto (Rike, 2013; Pedersen, 2014: 58-63), perfectamente identificable y delimitado, en el que la creatividad consiste básicamente en distinguir netamente las fronteras entre traducción y transcreación, y en los que la transcreación se ofrece actualmente como una forma superadora de los límites, así percibidos, de la traducción:

»“Move beyond translation. Transcreation goes far beyond regular translation” (SDL, 2019). Don’t get lost in translation. Transcreation moves beyond the direct translation of the words […]” (TextAppeal, 2019). Transcreation: Translation with Superpowers” (SDL. Formerly Donnelley. Language Solutions, 2019)

»¿Pero qué es transcreación? ‘Trans’ es un prefijo que significa “más allá de”, “a través de” o “cambio”. Esto aplicado a la traducción, significa que tienes que hacer algo más que una traducción literal de palabras a la hora de adaptar tu negocio a una cultura concreta (Okodia. Grupo traductor, 2019).

»La propuesta no es nueva, puede incluso delinearse la irrupción y la evolución histórica de este proceso (Gaballo, 2012: 99-102; Pedersen, 2014: 58). El objetivo declarado de las agencias que ofrecen el servicio único o añadido de la transcreación es el de incorporar a la competencia del traductor la del creativo publicitario, convertido en “transcreador”. Es más, el objetivo final es crear una campaña que recree en otros mercados los mismos efectos persuasivos que la original, como no podría ser de otra manera, cuestionando a la vez, si se tiene en cuenta, y en el espectro más amplio de la traducción como mediación intercultural, la formación de los futuros traductores, cuando no la figura del traductor como profesional diferenciado de otras profesiones.

»Es una inquietud constante, por otra parte, que trasciende la propuesta concreta de la transcreación y que remitía ya a la concepción del traductor como mediador intercultural o transcultural, y a la necesaria profesionalización de la traducción publicitaria a través de una formación que supere la identificación con la transferencia lingüística (Pedro Ricoy, 2007: 11), que traslade una formación teórica (Agost y Ordóñez López, 2015) y a partir del diseño de las competencias interculturales (Katan, 2009), profesionales (Gambier, 2016a) o directamente transcreadoras (Morón y Calvo, 2018).

»Como toda teoría que busque asentarse y establecer un sistema teórico de explicación, la irrupción de un concepto como el de “transcreación” ha traído como primera consecuencia buscar un antecedente teórico del que partir. Tras la investigación sobre la regularización del uso de la transcreación en ámbitos predominantemente prácticos, Viviana Gaballo, y para el uso académico, observa que:

»“The first attested use of the term transcreation dates as far back as 1957 when Lal (1957), an Indian Sanskrit scholar, used the term to refer to his own versions of classical Indian drama in English, which brought across the richness and vitality of the original” (Gaballo, 2012: 97).

»El origen queda convencionalmente identificado, así como la trayectoria teórica de otras propuestas cercanas a la traducción literaria (Gaballo, 2012: 97-98), observando el escaso número de investigadores que han utilizado el término transcreación para la traducción no literaria. (Gaballo, 2012: 98)

»De entre los ejemplos teóricos, cabe destacar sin duda, por ser la primera y la más citada, la propuesta realizada por el poeta y traductor indio Purushottama Lal en su Great Sanskrit Plays, in New English Transcreations, publicado originalmente en 1957, de superar los límites impuestos por una traducción literal, a partir de una recreación o una transcreación que capte el sentido de la obra y lo acomode al receptor:

»“Translation is often easy, traduttori traditori notwithstanding, and literal translation absurdly son; but perplexing problems arise when a perfectly orderly set of conventions and values of one way of life has to be made perfectly orderly and comprehensible to readers accustomed to values often sligthly, and sometime totally, different” (Lal, 1964: 3).

»Si bien no es una aportación radicalmente novedosa si pensamos en las modalidades posibles de traducción históricamente, lo cierto es que P. Lal acomete la traducción desde parámetros que recaen en hacer comprensible a los lectores la complejidad del texto de partida, incluso con la intención de despertar la misma reacción emocional, y lo hace devolviendo a las obras el espíritu original yendo más allá de la traducción al inglés y ofreciendo, desde esta perspectiva, sus transcreaciones.

»Un esfuerzo que además —trascendiendo el legado del autor— se ha convertido para la Traductología en el signo inconfundible de un cambio absoluto y perteneciente incluso a un tipo de estudio que ubica la traducción literal y la atención prioritaria hacia el idioma en el ámbito del eurocentrismo y del logocentrismo. La transcreación es así contemplada como una tradición firmemente enraizada en la cultura india (Gopinathan, 2002: 20) y cuyo aspecto más notable es el de romper el mito de la “intraducibilidad”:

»“The relevance of transcreation is universal since it can be used as a device to break the myth of ‘untranslatability’. In fact it is a holistic approach in which all possible techniques like elaboration, interpolation, image transpolation, explaining the cultural value of the original text, image change, image recreation, translative explanations and elucidations, are possible” (Gopinathan, 2002: 4).

»El fijar un origen en la teoría permite explicar la génesis y la ascendencia del concepto nacido a partir de la traducción literaria, o en último término autorial e interdiscursiva, y en consonancia con una reinterpretación holística, profundamente religiosa, espiritual y tradicional:

»“In the light of the above discussion it can be concluded that through such an identity of the original author, translator and the text, the unification of ‘knower, known and the knowledge’ becomes possible. This can be the cognitive basis of not only the scripture translation but of any kind of translation of literature or a work of spiritual nature” (Gopinathan, 2002: 14).

»Por la propia inercia de la disciplina, la localización del término implicó la oportunidad de configurar un espacio en el que se procedió a su conveniente aclimatación teórica comparándolo con el más tradicional de adaptación (Gaballo, 2012: 103-106), o bien distinguiendo la transcreación claramente en función de “[…] its productivity, i.e. the capacity of generating new, unheard-of solutions” (Gaballo, 2012: 103-106), o bien reformulando las principales propuestas desde el enfoque funcionalista (Calvo, 2018).

»En la historia de la traducción, por otra parte, se ha registrado sistemáticamente la discusión entre la cercanía o el alejamiento entre el texto original y el traducido en una gradación variable que puede agruparse en torno a tres posibilidades, como son la de la traducción estrictamente literal, la “translación” y la “imitación, la recreación, la variación o la interpretación paralela” hasta las modalidades de traducción propuestas por Jakobson en “On linguistic aspects of translation” en 1959 (Steiner, 1975: 262). Son términos propios de la teoría que podrían trasladarse, con total naturalidad, a las discusiones clásicas sobre la literalidad o el sentido del texto, en especial desde el humanismo renacentista (Steiner, 1975: 262-270).

»Téngase en cuenta que más de una de las polémicas citadas en el seno de la Traductología ha estado vinculada principalmente a la llamada traducción literaria, o a aquellos objetos de traducción en los que la pertenencia a la tradición y la interdiscursividad y la autoría eran relevantes:

»“Una demarcación ya establecida recorre la historia de la práctica de la traducción. Casi no hay tratado sobre el tema que no distinga entre la traducción de documentos corrientes —personales, comerciales, eclesiásticos, efímeros por definición— y la recreación que es el traslado de un texto literario, filosófico, religioso a otro texto” (Steiner, 1975: 261).

»La distinción entre los dos ámbitos es histórica, hasta el punto de distinguir la denominación del traductor frente al que es intérprete o intermediario (Steiner, 1975: 261-262). Incluso podría plantearse como presupuesto que el enfoque comunicativo y dinámico es válido para la traducción no literaria (Moya, 2007: 67), pero más que cuestionable si se aplica a la literatura, pero esta afirmación depende en definitiva de la confrontación entre los dos modelos.

»Llevado al extremo, la metáfora que mejor resume la aplicación del principio estricto de la comunicación a la traducción literaria, y a efectos sobre todo del mercado editorial, es desde luego la que Lawrence Venuti acuñó en 1995 sobre la invisibilidad del traductor literario en su proceso de “domesticación” de los textos extranjeros:

»“An illusionism produced by fluent translating, the translator’s invisibility at once enacts and masks an insidious domestication of foreign texts, rewriting them in the transparent discourse that prevails in English and that selects precisely those foreign texts amenable to fluent translating” (Venuti, 1995: 17).

»En el caso de la transcreación, debería sumarse la aparente invisibilidad no tanto del traductor como del propio creativo publicitario y de la propia creación de naturaleza efímera, de manera que literalmente se transcrea, se ponen a la par los dos discursos, se traslada el artefacto persuasivo. La polémica generada por Venuti solo puede ser comprendida desde el ámbito, entre otros factores, de la traducción llamada literaria (Shureteh, 2015). Lo radicalmente nuevo es fijar un concepto teórico como el de la transcreación, y sobre todo procurar dar respuesta al fenómeno subyacente último como es el del cuestionamiento de la denominación del objeto de estudio —“traducción”— y la percepción de su devaluación, y quizá sea este último factor el que nos sitúe en un nuevo escenario.

»El cambio, desde mi punto de vista, es que definitivamente la teorización se ha trasladado a la traducción no literaria, en concreto, a la traducción publicitaria, y el campo teórico se ha ensanchado, es decir, no necesita justificarse, establece sus propias reglas. De hecho, quizá sea esta la razón última de la convicción con la que el término “traducción” ha sido relegado y devaluado, en términos de persuasión publicitaria.

»Y todo esto solo tiene sentido si se analiza, desde la práctica profesional, no tanto a partir de la condición del traductor, como de la del propio discurso al que se aplica. De ahí que, a mi parecer, sea necesario, por una parte, tener en cuenta la dimensión última del discurso publicitario y, por otro lado, la función y el objetivo al que está destinado. A lo que hemos de añadir una consideración evidente, y es que el discurso publicitario posee una finalidad persuasiva, y la teorización, evidenciando la práctica profesional, ha de incluirla necesariamente, advirtiendo en todo momento de su cualidad persuasiva y retórica (López Eire, 1998).



»CONCLUSIONES

»La irrupción de un término como el de transcreación, en competición explícita con el de traducción, ha favorecido una reflexión teórica atenta a resolver el conflicto propuesto por la práctica profesional en el ámbito de la Traductología y de los Estudios de traducción. A partir de una revisión teórica e histórica, es posible observar como lo que en primer lugar revela el concepto de transcreación es la naturaleza “no literaria”, no autorial ni interdiscursiva, efímera, del tipo de discurso al que se aplica, y de ahí la posibilidad de aislar el campo de aplicación y de investigación.

»Trasladar el análisis del discurso publicitario a la Retórica de la comunicación, y en especial su traducción al de la Retórica cultural, permite delimitar y esclarecer el objetivo persuasivo y diferenciarlo así de otros tipos de discurso.

»Gran parte de las soluciones posibles pasan por considerar que la garantía de éxito, o la comunicación eficaz por parte del traductor, radica no solo en el conocimiento del idioma y del entramado de valores culturales que comporta, también es imprescindible el conocimiento del propio medio, de la publicidad,y de los canales tecnológicos que emplea para difundir un mensaje altamente profesionalizado.

»En este sentido, debe traducirse o transcrearse la estrategia comunicativa que lo anima y lo impulsa, por cuanto en publicidad, sea a través del medio que sea, se busca ante todo la “intensidad” discursiva y persuasiva; la colaboración interna de todos los elementos en función de la estrategia buscada en una asimilación consciente del texto retórico y del hecho retórico.

»De esta forma,el traductor se convierte en un verdadero transcreador, atento a la adaptación del discurso originario a la sociedad que habrá de recibirlo,y con el objetivo último de ejercer el mismo efecto persuasivo y generar la misma respuesta.

»Desde un presupuesto retórico puede abordarse de manera integral tanto el análisis como la creación del discurso publicitario y de su traducción, y siempre desde la perspectiva del objetivo persuasivo de este tipo de discurso y de las características más relevantes del código comunicativo —de naturaleza cultural y retórica— propuesto desde la Retórica cultural, y presente en la comunicación publicitaria y en su traducción, o transcreación».