mayo 30, 2022

«Textualidad y gramática argumentativa»



Raúl Firacative Ruiz
«Textualidad y gramática argumentativa»

Cuadernos de Lingüística Hispánica, n.º 24 (julio-diciembre de 2014)

Cuadernos de Lingüística Hispánica | Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC) | Facultad de Ciencias de la Educación | Maestría en Lingüística | Tunja | COLOMBIA


Extracto de apartados en páginas 40-41, 30-32 y 38-40 del artículo en PDF




«La argumentación apunta hacia el ideal de una sociedad igualitaria donde se propongan, justifiquen y respeten los puntos de vista de las personas. Hacia allá se dirige la noción de la acción comunicativa de Habermas (1987 [Teoría de la acción comunicativa. Madrid: Taurus]); no obstante, la comunicación cotidiana es bien diferente y en muchos casos no se ve al otro como interlocutor válido. Por ende, es preciso actuar sobre los procesos comunicativos y argumentativos, para desentrañar cómo son vivenciados en la actualidad, es decir, en cuanto procesos estratégicos donde las interacciones no cumplen con las premisas del seguimiento a una tesis o punto de vista personal, no se da el acuerdo o consenso y hay varias voces en circulación.

»Lo mencionado en este escrito tiene su razón de ser en cuanto desde la textualidad se busca llegar a la interpretación, en ella se reconoce el discurso como totalidad a la vez que se observan sus partes constitutivas. En palabras de Luis Alfonso Ramírez (2008 [Comunicación y discurso. La perspectiva polifónica en los discursos literario, cotidiano y científico. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio]), “esto es interpretar un discurso: descifrar su contenido cultural (significado), su necesidad pragmática (sentido), y su ordenamiento social (ideología)” (pp. 182-183). El enfoque interpretativo da cuenta de la comprensión de un producto discursivo al observar sus componentes internos y externos sin la intención de agotar sus sentidos, sino como visión de la profundidad del discurso.

»Consideramos que el análisis de la argumentación debe mirar con lupa cada uno de los argumentos, descifrar la estructura interna del discurso y enseguida realizar la interpretación. No se trata solo de determinar con Lo Cascio [Gramática de la Argumentación. Estrategias y estructuras. Traducción al español de David Casacuberta. Madrid: Editorial Alianza], por ejemplo, si la argumentación es simple o múltiple, o si los argumentos se refieren a la realidad o no; se hace necesario reconocer los defectos del razonamiento, las contradicciones, las falacias mencionadas en el discurso y considerar los posibles puntos de crítica. Coincidimos con María Cristina Martínez al reconocer que, en el estudio del discurso, la interpretación consiste en partir de lo evidente (microestructura) y después indagar por los aspectos culturales subyacentes en el proceso de enunciación discursiva (superestructura y macroestructura) porque “el discurso, es la arena donde se desarrolla la lucha de clases, el entrecruzamiento de diversas ideologías y de diversas tensiones sociales” (Martínez, 2005, p. 22 [La Argumentación en la dinámica enunciativa del discurso. Cali: Cátedra UNESCO – MECEAL: LE. Escuela de Ciencias del Lenguaje Universidad del Valle.]).

»Hoy es común encontrar en la política, en la publicidad, en los medios de comunicación y en los discursos cotidianos una creciente mediación con herramientas de las tecnologías de la información, lo cual lleva a que los enunciados se respalden con imágenes y sonidos, haciendo surgir nuevos tipos de argumentos y, por ende, nuevas formas para incidir en el otro. El convencimiento y la persuasión vendrán a significar la existencia de un “juego del lenguaje” entre los interlocutores de un discurso donde la necesidad de creer en las ideas del otro o “hacer creer” es parte del juego comunicativo. Implementar argumentaciones a partir de indicadores de fuerza y argumentos falaces se constituye en estrategia argumentativa al momento de la comunicación cotidiana. De esta manera, también es factible determinar qué tipo de orientación toma el interlocutor para hacer valer su discurso: si su estrategia es recurrir a la verdad, a la mentira, al insulto, a una fuente de autoridad, al mundo objetivo, al subjetivo o al intersubjetivo, etc.

»En esta línea, tiene razón de ser el análisis de la textualidad propuesto por Lo Cascio en cuanto se dirige a las estructuras internas de los enunciados con fines descriptivos y explicativos de la argumentación no formal. Es, por tanto, una propuesta válida para acercarse a la argumentación en la vida cotidiana.

»[...]

»La Gramática de la argumentación

»Veamos a continuación los aspectos fundamentales de la obra de Vincenzo Lo Cascio [cit.]. Este autor basa su obra en la Retórica de Aristóteles a la par que revisa las propuestas teóricas de autores como Van Eemeren y Grootendorst (2002 [Argumentación, comunicación y falacias. Una perspectiva pragmadialéctica. 2 ed., Santiago de Chile: Universidad Católica. 1ª ed.: 1992]), Perelman y Olbrecht (1989 [Tratado de la Argumentación: La nueva Retórica. Traducción de Julia Sevilla. 5 ed. Madrid: Gredos]) con el fin de proponer una Gramática argumentativa dotada de categorías sintácticas finitas con una relación jerárquica entre sí. Su intención es analizar puntualmente la argumentación como un todo donde pueda verse el modo como se construyen los discursos. Lo Cascio organiza una serie de esquemas de los posibles vínculos textuales presentes en la argumentación y analiza la función de los conectores en la parataxis e hipotaxis oracional (coordinación y subordinación). De esta forma, el italiano analizaría, según Martínez, el nivel de la textualidad.

»Lo Cascio recurre a John Searle en su propuesta sobre los actos de habla y su tipología (locucionario, ilocucionario y perlocucionario); por ello, define la argumentación como un “macroacto de habla producido por un hablante para convencerse a sí mismo o a más interlocutores de la validez de una tesis suya o de otro” (Lo Cascio, 1998 [cit.]). La importancia de argumentar se halla en lograr ser entendido y obtener lo que se desea; es decir, en el efecto de la argumentación más que en el uso correcto de la norma lingüística para producir la enunciación. Se debe identificar el acto ilocucionario con la acción de argumentar, mientras que el perlocucionario será el efecto de aceptación o rechazo, persuasión o convencimiento provocados en el interlocutor. Es importante destacar, además, que el uso de locuciones adverbiales, formas lingüísticas suprasegmentales [NOTA 3] y la gestualidad permiten reforzar el acto comunicativo y, por tanto, aportan mayor fuerza ilocucionaria a la enunciación. Estas formas anexas a la argumentación se conocen como indicadores de fuerza y, en gran medida, son responsables del éxito de un discurso argumentativo.


»Elementos de la Gramática argumentativa

»Los elementos presentes en un texto argumentativo son: tema de la discusión, protagonista o sujeto que quiere convencer, antagonista o sujeto por convencer, razonamiento utilizado para convencer basado en una regla general, opinión o tesis, argumentos, fases intermedias entre la exposición de los argumentos y una eventual conclusión. No obstante, la mayoría de textos argumentativos no contienen tales elementos, sino que estos se reducen a una tesis, un argumento que la justifique y a una regla general o costumbre establecida tácitamente y bajo la cual se hace valer la argumentación [NOTA 4]: Cabe mencionar que cada elemento (opinión, argumento y regla) al ser enunciado con pertinencia en relación con la situación comunicativa específica apunta a lograr la aceptación de la tesis; y que una argumentación es aceptada y valorada tanto por la calidad de los razonamientos y datos aportados (aspectos internos), como por la conducta de los participantes y el ambiente que rodea la situación (aspectos externos).

»En esta misma línea, un proceso argumentativo será diferente según el género discursivo: científico, publicitario, pedagógico, literario, político o conversacional y también si es oral o escrito; igualmente, en la medida en que los interlocutores se encuentren o no presentes y cooperen (lleguen a consenso o no). En teoría, para lograr una argumentación pertinente es necesario que los razonamientos se acomoden a la situación, sean claros y contundentes en sus afirmaciones; no obstante, en la vida cotidiana abundan las interacciones donde no son propiamente los razonamientos y su objetividad los que llevan al éxito de un discurso argumentativo, sino las falacias existentes en las relaciones de poder o la conveniencia de la acción. Por ejemplo, en la política, cuando los aspirantes a un cargo de elección popular se encuentran en época de “campaña”, lo característico es que se identifiquen con el electorado y prometan solucionar en dos o tres años problemas históricos de la comunidad; en este caso se busca ganar votos al aludir a las necesidades más sentidas de la población y por un deseo de llegar al poder. De esta manera, el discurso puede ser contundente para convencer a los electores gracias a una vieja estrategia: manipular para obtener lo deseado. Se deduce, entonces, que la argumentación no siempre sigue parámetros de objetividad y claridad en los discursos.

»Lo Cascio afirma reiteradamente que todo hablante, además de saber argumentar, debe poseer competencias que le permitan comportarse como interlocutor activo en toda argumentación, pudiendo enfrentar la tesis, buscar su debilidad o sostener tesis contrarias (Lo Cascio, 1998 [cit.]). Así mismo, en algunos casos, no es el razonamiento el que lleva a la persuasión, sino los elementos externos de la “puesta en escena”. Volviendo al ejemplo del político, hoy en día es hacia la publicidad donde se traslada la fuerza de los argumentos, al destacar alguna circunstancia pasajera que produzca fascinación en los interlocutores: imagen personal sugestiva, puño levantado, colores significativos, promesa, premio, expresión oral firme y decidida, etc. También es común encontrarse frente a argumentaciones que acogen en su seno la falacia, pues en una argumentación real no siempre se sustentan ideas claras y propias, es más, corrientemente se sostienen opiniones en las que no se cree, pero que resultan útiles a la hora de buscar la adhesión del interlocutor. Así, al momento de interpretar y valorar el texto argumentativo podrá verse cómo la mentira es una forma de manipulación frecuente en la interacción social [NOTA 5].

»[...]

»Interpretación de la argumentación

»Al abordar el discurso desde la comunicación, la teoría no puede enfocarse meramente en la microestructura y la superestructura del enunciado, sino que debe incluir aspectos interpretativos de la macroestructura, sobre la finalidad misma de los procesos comunicativo y argumentativo, con el fin de aportar una visión global de los elementos subyacentes al discurso y no solamente del producto final. Por este motivo, a continuación se traen algunas ideas de Perelman enunciadas en su Tratado de la argumentación y luego se hace una referencia a la forma argumentativa que puede adoptarse en el discurso según Martínez.

»Perelman y Olbrech (1989 [cit.]) afirman que el fin de toda argumentación es el persuadir y/o el convencer de algo al auditorio o interlocutor, diferenciando entre el persuadir como un resultado práctico orientado a la acción, frente al convencer que trasciende la esfera mental del interlocutor. Vista así la argumentación, no tiene como fin únicamente la adhesión intelectual: ella busca muy a menudo, incitar a la acción, o por lo menos, crear una disposición a la acción en quien recibe el discurso, es decir su auditorio; en este caso, la eficacia de quien argumenta (el orador) está no en su dominio del código lingüístico, sino en su conocimiento de lo que dicho auditorio sabe o piensa y hasta lo que ignora [NOTA 8].

»La interacción es vista como un proceso dialógico (Martínez, 2002 [Estrategias de lectura y escritura de textos. Perspectivas teóricas y Talleres. Cali: Cátedra UNESCO – MECEAL: LE. Escuela de Ciencias del Lenguaje. Universidad del Valle.]) y, por lo tanto, se ve a la manera del método socrático (pregunta - respuesta), porque al avanzar en la presentación de las opiniones es factible saber los roles de los interlocutores, en qué grado de acercamiento o distanciamiento a la tesis presentada se encuentran y si efectivamente están dispuestos a relacionarse. Hay interacción cuando existe una verdadera relación entre los agentes de la comunicación, la cual se hace palpable al compartir un mínimo de conocimientos, roles, intereses y cultura; en otras palabras, cuando el mundo referido es el de la intersubjetividad (Ramírez, 2004 [Discurso y lenguaje en la educación y la pedagogía. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio]).

»Aristóteles dio mayor importancia a la inventio, primera operación del análisis retórico. Lo Cascio, con su Gramática, da cuenta del producto, es decir de la elocutio aristotélica [NOTA 9]. Teniendo en cuenta lo mencionado aquí, se comprende la argumentación como proceso de interacción con el lenguaje, que permite exponer y sustentar una afirmación ante un interlocutor respecto a los niveles de mundo compartidos, por ello es importante tener en cuenta los mecanismos de producción de sentido para la comprensión del discurso.

»Volviendo a los elementos de la argumentación, en cuanto a la tesis o afirmación, Lo Cascio (1998 [cit.]) y Ramírez (2008 [cit.]) coinciden en que es el punto de vista intersubjetivo de una persona ante un hecho o una situación. Se reconoce que una tesis debe ser concisa, pero en la comunicación cotidiana son más bien generales, por ello, siempre corren el riesgo de ser refutadas. En muchos casos se fundamentan en supuestos, creencias y corazonadas no demostrables. Las tesis, según el propósito que persigan, pueden evaluar, explicar, sugerir o predecir resultados; de haber oposición del interlocutor, la tesis fomentará la elaboración de otras argumentaciones contrarias que enriquecerán la situación. La tesis se sustentará a partir de la organización de los argumentos, esto en el sentido de Lo Cascio.

»La valoración de los argumentos indicará si estos son fiables y pertinentes para el caso específico donde se exponen o si por el contrario subyace el interés de manipular con el discurso. La mayoría de las argumentaciones cotidianas siguen un esquema donde los argumentos no tienen que ver con las tesis en cuestión, unos son ambiguos y otros modifican los hechos a su favor; en general, son argumentos ilegítimos (las falacias) pero muy frecuentes y eficaces en la comunicación del día a día.

»Las falsas argumentaciones o falacias pueden estar in dictione, es decir, dependiendo del juego lingüístico (ambigüedad, alusión, incomprensibilidad de los enunciados, ausencia de significado tras enunciados aparentemente significativos, etc.) o fuera del juego lingüístico, extra dictione, basadas en la manipulación de los hechos (Lo Cascio, 1998, p. 292 [cit.]). Al respecto de las falacias y su aparición frecuente en las argumentaciones se sabe que:

»Las argumentaciones que contienen falacias son, a veces, aceptables o indispensables. Citar fuentes autorizadas, meditar sobre las consecuencias de un acto, preocuparse o no por la opinión pública, prestar oídos a los propios sentimientos de simpatía o piedad, recurrir a argumentos ad ignorantiam cuando ninguna otra forma de convencimiento se encuentra disponible, parece praxis normal. (Lo Cascio, 1998, p.305 [cit.]).

»En otras palabras, los argumentos falaces tienen la pretensión de satisfacer las condiciones de éxito de la argumentación por medio del engaño y la manipulación. Se abandona la sinceridad, la objetividad y el buen razonamiento que debería llevar una argumentación, porque se busca a toda costa recalcar la aceptación de los argumentos por el interlocutor. Así las cosas, la valoración de un discurso se orienta a desentrañar los aspectos ocultos de la argumentación fijándose en los argumentos presentados y determinando si son o no falaces.



[NOTAS]

»NOTA 3. Lo suprasegmental se refiere a la entonación de frase, acentos prosódicos, énfasis imperativos e interrogativos, etc.

»NOTA 4. Estos elementos nacen de la lógica aristotélica, según la cual los silogismos argumentativos se componen de tres categorías: premisa mayor, premisa menor y conclusión.

»NOTA 5. Notas del seminario sobre Análisis textual orientado por María Cristina Martínez Solís, en el marco del Doctorado en Lenguaje y Cultura de la Uptc (Tunja, 21 de septiembre de 2013).

»NOTA 8. Recuérdese que Aristóteles trató este asunto en la relación entre ethos y pathos.

»NOTA 9. La elocutio se entiende como el planeamiento y elección de la estructura en que se presentan las ideas en el discurso».






«Imágenes de los grupos subalternos en los medios de comunicación argentinos contemporáneos: migrantes regionales, jóvenes en situaciones de marginalidad y actores que defienden sus derechos sexuales»



María Graciela Rodríguez
«Interrogar la desigualdad. Imágenes de los grupos subalternos en los medios de comunicación argentinos contemporáneos»

RUNA, vol. 34, n.º 2 (2013)

RUNA: archivo para las ciencias del hombre | Universidad de Buenos Aires | Facultad de Filosofía y Letras | Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA) | Buenos Aires | ARGENTINA


Extracto de páginas 150, 153-154 y 158 del artículo en PDF




«En los últimos ocho años, y en el marco de continuados proyectos de investigación que dirijo y dirigí, [NOTA 1] nos hemos dedicado a rastrear, relevar y analizar un extenso corpus de textos (gráficos y audiovisuales) mediáticos que tienen por objeto de representación a los sectores populares, es decir, grupos en posiciones asimétricas respecto de los sectores dominantes. [NOTA 2] Tomamos como premisas básicas dos cuestiones: en primer lugar, que en las sociedades mediatizadas como las contemporáneas, las representaciones mediáticas son piezas claves en el proceso de comunicabilidad y puesta en común de las diversas experiencias humanas en el encuadre del espacio público; [NOTA 3] en segundo lugar, que nos ubicamos aquí en una perspectiva socio-semiótica-cultural, que entiende a las representaciones como aquellas producciones simbólicas destinadas socialmente a dar a conocer un recorte de ‘realidad’. [NOTA 4]

»Teniendo en cuenta estas consideraciones, la investigación focaliza sobre las modalidades a través de las cuales se encuadra y pone en circulación, en la Argentina de los últimos años, un tipo particular de representaciones mediáticas: las de los sectores socialmente relegados, los sin voz, los no-productores, es decir, aquellos que no construyen esas representaciones. La cuestión del poder aparece entonces instaurando una relación que es, fundamentalmente, asimétrica: los sectores poseedores de los recursos de producción representacional extendida, ponen en circulación imágenes y narrativas de aquellos que no los poseen.

»[...]

»Miradas antropológicas: los ‘otros’ en los medios de comunicación

»A lo largo de estos años, hemos acumulado una importante cantidad de resultados y hallazgos acerca de las modalidades retóricas y enunciativas de las representaciones mediáticas cuando ponen en escena a sujetos y/o grupos subalternos. Para el análisis específico, hemos tomado el período 1989-2009, porque en el transcurso de esos años se produjeron en la Argentina procesos significativos en la dimensión cultural, que sin duda deben colocarse en paralelo con las fuertes transformaciones sociales, económicas y políticas comenzadas con la dictadura (1976-1983) y profundizadas durante el menemato.

»En efecto: el contexto jurídico-político de la década de los noventa, ha generado en el ámbito del mercado de la cultura, y específicamente en el de los medios de comunicación hegemónicos, la conformación de conglomerados de empresas de medios, una hipercomercialización de los contenidos (Mastrini, 2005 [(comp.). Mucho ruido y pocas leyes. Economía y políticas de co¬municación en la Argentina (1920-2004). Buenos Aires: La Crujía]), y el consecuente descenso de las condiciones de democratización cultural de los sectores populares. [NOTA 6] Bajo ese marco regulatorio, simultáneamente la producción mediática se fue transformando de modos radicales. Se observa en ese sentido un desplazamiento de las producciones hacia una fuerte presencia de documentales periodísticos ‘de investigación’ que pretenden ‘mostrar la realidad’ a través de una espectacularización que combina información, ficción y entretenimiento (Vilches, 1995 [“La televerdad”. En Telos, n.º 43, pp 54-62]). En ese contexto, y según datos del COMFER (2008) —reemplazado a partir de 2009 por la actual Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA)—, la tematización de la pobreza y la marginalidad ha crecido considerablemente en la programación audiovisual argentina, tanto en los noticieros como en aquellos ciclos que se basan en la ‘vida real’ como referente (Scannapieco, 2007 [Historias de gente común en televisión. Un análisis comu¬nicacional de El otro lado y Ser urbano. Tesis de licenciatura, Facultad de Ciencias Sociales, UBA]). [NOTA 7]

»La característica principal de este ‘nuevo’ género a medio camino entre el documental y la ficción que Ciamberlani (1997 [“Los procesos de hiperreferencialización. Del discurso de la ac¬tualidad a los reality shows”. En Telenovela. Ficción popular y mutaciones culturales, Barcelona: Gedisa, pp 38-52]) ha denominado tempranamente como neo-periodismo, es el contrato de lectura realista (Palma, 2008 [“Clases y culturas populares en el ‘realismo’ y el ‘naturalismo’ del nuevo cine argentino: entre el miserabilismo, el neo-populismo y la fascinación distante”. En P. Alabarces y M. G. Rodríguez (comps.) Resistencias y mediaciones. La cultura popular en la Argentina contemporánea, Buenos Aires: Paidós, pp 151-170]) que lo motoriza. Es decir que, en concordancia con la estructura actual del sistema de medios, habilitada a su vez por las condiciones regulatorias de la Ley 22.285, las industrias culturales han ido incorporando en sus agendas diversos formatos narrativos “realistas”, cuyas representaciones de “otredades’” operando desde un aparente pluralismo que se autoproclama como “diverso”, han ido conformando gran parte de la estructuración del discurso hegemónico actual. El período 1989-2009 emerge así como crucial para analizar las relaciones que se establecen entre las representaciones de los medios de comunicación y las experiencias de los sectores populares.

»A su vez, y por simples razones de orden, hemos producido un recorte en las figuras a analizar, que focalizó en tres grupos sociales: migrantes regionales, jóvenes en situaciones de marginalidad y actores que defienden sus derechos sexuales. En todos los casos, nos ha motivado la pretensión de construir una suerte de ‘mirar antropológico’ sobre estos procesos, es decir, adoptar una perspectiva que no se limite a realizar análisis inmanentes de los textos, sino que busque reconstruir las concepciones hegemónicas de la alteridad y, en particular, la de los discursos mediáticos, para señalar su potencia en la reproducción y legitimación de la desigualdad.

»[...]

»En verdad, reconocer la presencia de distintas ‘voces’ no equivale a intentar comprenderlas en su irreductibilidad, así como tampoco implica una ubicación diáfana en el supuesto ‘concierto’ polifónico de la diversidad de experiencias humanas. De hecho, la visibilidad sería, acaso, un primer paso en el trayecto que va desde la aparición y la puesta en circulación pública, al reconocimiento y otorgamiento de derechos. Es decir, resta aún aquello que implica la atribución compartida de entidad política. Como afirma Hall, “la pluralidad de voces no tiene sentido a menos que sean escuchadas y comprendidas” (Hall, 1981: 160 [“La cultura, los medios de comunicación y el ‘efecto ideológico’”. En: J. Curran y otros (comps.). Sociedad y comunicación de masas. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 381-412.]). Y, agregaríamos, reconocidas en su carácter político.

[NOTAS]

»NOTA 1. Se trata de los siguientes proyectos: “Imágenes y experiencias de la subalternidad”. (IDAES-UNSAM, 2011-2012); “Formas contemporáneas de legitimación de la desigualdad. Imágenes de la subalternidad en los medios de comunicación” (UBACyT, 2011-2012); “Jóvenes, territorios y prácticas culturales” (IDAES-UNSAM, 2009-2010); “Representaciones de la protesta. Sujetos, memoria y medios de comunicación (Argentina 1921-2007)” (UBACyT, 2008-2010); “Nuevas identidades políticas y culturales en espacios urbanos de Argentina” (IDAES-UNSAM, 2007-2008); “Del evento al acontecimiento: memoria popular y representaciones mediáticas” (UBACyT, 2004-2007); y “Cartografías del otro: representaciones populares y memoria social” (UBACyT, 2003).

»NOTA 2. Reponer las cuestiones relacionadas con los conceptos de subalternidad, dominancia y/o subordinación requeriría una ponencia aparte. Baste con decir que, ante la complejidad conceptual de ‘sectores populares’ y la dificultad de una nítida referencia empírica, asumimos aquí que el concepto responde a una caracterización social que agrupa a sujetos en diferentes posiciones de subalternidad. Para ampliar sobre esta problemática, ver Añón y Rodríguez (2010 [“Metáforas para pensar las culturas populares y sus derivas en América Latina: una revisión”, Jornadas académicas ‘Pro¬duciendo lo social. Una Mirada Reflexiva a las Ciencias Sociales en Chile y América Latina’, Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 28 de octubre]).

»NOTA 3. Aun cuando es innegable que el espacio público no puede reducirse a los medios, estos co-participan de su construcción (Caletti, 2006 [“Repensar el espacio de lo público. Un esbozo histórico para situar las relaciones entre medios, política y cultura”. En Boletín de la Biblioteca del Congreso de la Nación, n.º 23, pp. 195-252]) poniendo en circulación tópicos y narrativas a través de unos mecanismos retóricos peculiares orientados por la lógica mediática. Caletti incluso sostiene que la tecnologización actual del espacio público señala a los medios como portadores co-responsables tanto de los tópicos como de las gramáticas por las cuales una sociedad se piensa a sí misma dado que “la tecnologicidad que atraviesa el espacio público puede ser entendida como otro de sus componentes constitutivos. El espacio público es tal en virtud de los procesos de comunicación de amplia escala que los instauran”. Y aclara a la vez que “no son los procesos sociales de comunicación de amplia escala quienes construyen lo público, ni como causalidad ni como demiurgia. Pero tampoco podrá construirse lo público sin ellos” (Caletti, 2006: 64 [cit.]). Para una perspectiva relativamente distinta, ver Ferry, Wolton y otros (1998 [El nuevo espacio público, Barcelona: Gedisa]).

»NOTA 4. Cabe aclarar que no desconocemos los trabajos sobre representaciones sociales de la escuela francesa de psicología social (particularmente los desarrollados por Jodelet y Moscovici) y, en ese sentido, entendemos que las representaciones mediáticas colaboran en la construcción de las representaciones sociales inter-subjetivas proveyendo discursos, textos, imágenes y narrativas, y aportan además encuadres y marcos cognitivos a esa construcción (Hall, 1981 [cit.]).

»NOTA 6. En efecto: la Ley 23.696 de Reforma del Estado de 1989, permitió flexibilizar puntos claves de la Ley de Radiodifusión (22.285/81) de la dictadura, que hasta entonces impedía la constitución de monopolios multimediales y de propiedad extendida. Desde ese momento, esta flexibilización posibilitó que empresas dueñas de medios gráficos accedieran a licencias de canales de televisión privatizadas, situación que se ha mantenido hasta la reciente sanción de la Ley de Servicios Audiovisuales que reemplaza a la anterior. El consecuente descenso de las condiciones de democratización cultural de los sectores populares es un resultado que la promulgación en 2009 de la nueva Ley de Servicios Audiovisuales (Ley 26.522) intenta, justamente, re-equilibrar. La ley contiene la voluntad de ampliar la democratización del acceso y la participación de todos los sectores de la sociedad.

»NOTA 7. El corpus fue construido tomando tanto ciclos documentales como Cámara Testigo, Crónicas Extremas, La Liga, GPS, Blog. Periodismo de autor, Punto Doc, Ser Urbano, Fuera de Foco; como noticieros periodísticos, especialmente aquellos difundidos durante el horario central: Telefé Noticias; Telenueve, Visión Siete, América Noticias y Telenoche».






«Tipografías desobedientes»



Gabriel Martínez García y Sonia Díaz Jiménez (Colectivo Un mundo feliz)
«Tipografías desobedientes»

Tropelías, n.º 26 (2016); número temático: «De palabras escritas y otras impureza visuales: creadores españoles a la deriva entre la escritura y la imagen»

Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada | Universidad de Zaragoza | Facultad de Filosofía y Letras | Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada | Zaragoza | ESPAÑA


Extracto de páginas 155 a 158 de la publicación en PDF




«DESOBEDIENCIA


»Un diseño crítico

»La tipografía no funciona de manera independiente. La cultura visual y material de nuestro tiempo nace de las interrelaciones y los contextos (Julier, 2010). El diseño activista adquiere su sentido en la práctica y la circulación de los mensajes en el espacio público. La creación de valor que propone no es la ortodoxa, centrada en lo comercial, sino la cultural, social y política. Se presenta como un ejercicio de valor simbólico crítico.

»Siguiendo los estudios de Malpass (2012: 15) podemos observar tres tipos característicos de prácticas: el diseño asociativo que nace de las formas políticas radicales y del anti-diseño, cuya finalidad es desarrollar un mecanismo de subversión y experimentación propio del arte conceptual; el diseño especulativo que camina de la mano de la ciencia y las tecnologías emergentes, y permite la construcción de teorías socio-científicas; y el diseño crítico que da lugar a una crítica socio-cultural, es distópico y en sus prácticas visualiza una utopía negativa a través de comentarios sociales.

»Los diseñadores “críticos” se plantean incorporar su trabajo dentro de una práctica general que supere las fronteras del diseño comercial (Fallman, 2008) [Fig. 1]. Su posición se propone como una práctica democrática, enfocada al debate y superadora de la creatividad más personal. Este modelo se mueve por una voluntaria insubordinación crítica y plantea una alternativa contra la producción capitalista donde está integrada (Thackara, 2000: 22). El diseño crítico propone romper el marco a través de la investigación sobre la percepción y el funcionamiento de los diseños y su uso. Dunne y Raby en su texto Towards a Critical Design destacan que estas prácticas críticas son profundamente especulativas y no tienen nada que ver con lo comercial o el marketing sino que hay que observarlas desde una perspectiva filosófica y reflexiva. La potencialidad del diseño crítico se define en su funcionamiento como facilitador entre público y expertos, como generador de debate entre consumidores-ciudadanos, como constructor de escenarios y futuros alternativos. En este sentido, la función del diseño especulativo y crítico es hacer pensar y ayudarnos a plantear los futuros más deseables.



Fig. 1. El triángulo de la investigación del diseño de interacción.
Fuente: Fallman, 2008.



»Activismo!

»Para Tim Jordan, la ética “activista!” contiene un compromiso con una democracia radical que tiene visión de futuro. El “activismo! es esencialmente algo hecho junto a muchas personas” (Jordan, 2001: 12) que comparten una identidad y se solidarizan en la búsqueda de la transgresión. Esta solidaridad es la que hace que las personas conecten sus miedos, esperanzas, ira y cualquier otra emoción mientras están comprometidas en una acción transgresora des/organizada. Gavin Brown y Jenny Pickerill (2009: 34) destacan la importancia de una “sostenibilidad emocional” para que se pueda mantener un equilibro entre los sentimientos personales y los colectivos en la práctica del activismo. Alberto Melucci (1996: 70) plantea que esa construcción social que nace de la acción colectiva de los movimientos sociales adquiere identidad gracias a un “constructivismo” emocional y solidario, y George Katsiaficas, que el nuevo activismo se guía por una gramática de la autonomía, desmercantilización y solidaridad denominada “efecto eros” que desata una energía erótica que es capaz de unir a las personas mediante unos fuertes lazos de intimidad solidaria (Katsiaficas, 2010: 17).


»La protesta y persuasión noviolentas

»La comunicación visual es un modo de acción política noviolenta que tiene lugar a través de los mensajes y las imágenes que se han expandido, principalmente, de manera informal mediante manifestaciones, talleres, exposiciones y galerías on-line. Así, cada colectivo político e incluso cada activista defienden una forma de expresión propia. La comunicación visual se sitúa frente a la información mediática y entiende que la creatividad visual, si no toma parte de un proceso comunicativo adecuado no es útil a las causas. Es un ejercicio de presión noviolento que se enmarca dentro de “una estrategia de acción política” (Castañar, 2010: 13) a la que sirve de complemento. Para Gene Sharp el activismo gráfico está incluido dentro de su lista de métodos de persuasión y protesta noviolentas que denomina “comunicación con un público más amplio” y está constituido por distintas manifestaciones como son las “consignas, caricaturas y símbolos (escritos, pintados, dibujados, impresos, ademanes, hablados, o fingidos). Estandartes, carteles y desplegados. Volantes, folletos, libros. Periódicos y revistas” (Sharp, 2014: 30).

»Los ciudadanos-diseñadores pueden aportar sus conocimientos ―reflexión autónoma― y energía ―estado emocional― para influir en la percepción e interpretación de la opinión pública ―consenso con los demás―. Según Gene Sharp (1988) el diseño de carteles, símbolos, pancartas y folletos es una herramienta muy importante para ejercer la protesta y persuasión noviolentas, porque permite la comunicación con un público más amplio. Opinar es una manera de responder, desde el encargo o de forma independiente y libre, mediante el uso de la libertad de expresión a cuestiones que preocupan al diseñador en una sociedad democrática. El diseño puede servir para provocar procesos de crítica. El artista islandés Olafur Eliasson (2012) considera que cualquier estructura debería tener un pequeño parlamento, un lugar para la confrontación y el debate; que el museo, la universidad y el estudio del diseñador/artista deben ser plataformas de discusión.

»Desde las experiencias colectivas del 68, el diseño gráfico ha mantenido una tradición humanista aplicada al campo del servicio público que hoy día está tomando una importancia inusitada. En la actualidad, los diseñadores se implican de forma personal o en grupo para mostrar y distribuir sus trabajos involucrados al servicio de una verdad comprometida con la cohesión social y la protesta política. Los propios diseñadores se han convertido en agentes que estimulan la difusión e intercambio de ideas y promueven el surgimiento de un pensamiento social crítico; saben que su opinión es importante porque puede influir en la percepción de la sociedad acerca de diferentes cuestiones que están en la agenda social y política. Nos lo recuerda Jorge Frascara (2004: 23) cuando afirma que “el diseño de comunicación visual se ocupa de la construcción de mensajes visuales con el propósito de afectar el conocimiento, las actitudes y el comportamiento de la gente”. Por ello es importante destacar que los diseñadores cuando actúan como activistas se convierten en productores de subjetividades.


»El ciudadano-diseñador

»La desobediencia no es sólo una cuestión que atañe al individuo, es un asunto colectivo que corresponde al bien común. Según el colectivo activista francés Formes Vives, el diseño es un trabajo que aúna la investigación y la crítica, un paso fronterizo para una práctica lúcida de la comunicación visual y política. El ciudadano-diseñador utiliza sus diseños aplicándolos a los “intereses públicos, intereses generales”. Ellos proponen una práctica desobediente con los cánones comerciales y los intereses privados de manera que se puedan cuestionar conceptos tales como el espacio público, el interés público y la comunicación pública. Lo ejemplifican al analizar la imagen de la política y señalar cómo “los creadores de las imágenes municipales, con frecuencia, tienen la tarea de embellecer el orden, cuando deberían iniciar el desorden de los intereses públicos y generales” (Formes Vives, 2008). La responsabilidad del ciudadano-diseñador es cuestionar la representación y nunca sentirse impotente. En un mundo que está configurado por una ingente cantidad de imágenes, no hay una única verdad y las formas de intercambio social se cambian e inventan con cada nuevo paso que damos.

»Si consideramos esta perspectiva, la tipografía puede ser una forma política de practicar la comunicación visual no-comercial. Una tipografía que se crea y se utiliza desde la perspectiva del uso público: instituciones, colectivos activistas y diseñadores que producen su trabajo alejándose de los tópicos del mercado. Ciudadanos-diseñadores que buscan propuestas expresivas y discursos donde lo político, lo social y lo cultural caminen de la mano sin complejos. Una forma tipográfica insolente que trata de legitimar una posición anti-comercial, es decir, resistente a la lógica liberal de la sociedad de consumo, y propone una práctica lúcida e imaginativa de la comunicación visual y política (Formes Vives, 2008). Esta manera de entender que el diseñador es un ciudadano mantiene los valores heredados de la Revolución Francesa y es promovida de manera ejemplar por diseñadores y colectivos franceses como Gérard Paris-Clavel/Ne pas plier, Vincent Perrottet/les Graphistes Associés, Sebastian Marchal/la Nuit Debout y el colectivo Formes Vives».





mayo 23, 2022

Elena Antonyuk: «El español de la comunidad cubanoamericana de Miami, Florida: dialecto intravariante»


Elena Antonyuk
«El español de la comunidad cubanoamericana de Miami, Florida: dialecto intravariante»
Tonos digital: Revista electrónica de estudios filológicos, n.º 26 (2014).

Se reproduce a continuación un extracto y recomendamos la lectura de este artículo que gustará especialmente a los amantes del español de América, entre quienes se encuentra este blog.


«Sistema gramatical»

«En la gramática del español de los cubanoamericanos de Miami confluyen particularidades comunes para el español estándar, panamericanas, regionales y locales.

»Entre las peculiaridades comunes para el español estándar está una misma estructura gramatical de la lengua. Los rasgos panamericanos incluyen fenómenos como el ustedeo y el loísmo.

»Conviene exponer con más detenimiento algunas de las particularidades regionales:

»1) El uso de sujetos, expresados con pronombres personales (“tú hablas”, “yo como”, etc.). El pronombre personal de la segunda persona del singular tú es utilizado en las preguntas anteponiéndolo al verbo: “Qué tú crees?”. “¿Qué tú haces aquí?”.

»2) El pretérito perfecto, en el caso de realizar algo, tiene el significado de ‘posibilidad de realizar una acción todavía no concluida’: “no ha venido”, “no ha cantado”, “no ha comido”.

»3) En las perífrasis con sentido de ‘acción repentina’ se emplea el verbo coger: cogió y se fue. El verbo decir se utiliza en la construcción verbal “decir + a” como sinónimo de “empezar + a”: “Dice a hacer mucho frío, a seguro”.

»4) El verbo haber a menudo se emplea en plural: “hubieron”, “habrán”, “habíamos”, etc.: “en la reunión habían muchas mujeres”. En situaciones coloquiales informales se usa la forma “haiga” en lugar de “haya”: “podemos llegar tarde”, “cuando haigan salido zangando todos”, y algunos otros cambios.


»El habla de las cubanoamericanos de Miami tiene dos subtipos de variación gramatical local en las unidades lingüísticas:

»a) el morfológico-sintáctico;

»b) el morfológico-fonético.


»La variación morfológica-sintáctica se caracteriza por:

»1) La simplificación del sistema de los tiempos verbales. Esto se confirma con el amplio uso de construcciones perifrásticas, en primer término de “ir + a + infinitivo” para señalar el futuro, que en Miami significa, sobre todo, el futuro en general y no el futuro inmediato derivado de la perífrasis del “estándar” pirenaico: “voy a cuitear el trabajo” (“voy a dejar el trabajo”), “vas a win el torneo” (“vas a ganar el torneo”); la construcción perifrástica “estar + gerundio” en calidad de sinónimo del presente de indicativo: “estoy deseando ir al cine”, “mis hijos están jugando beisbol y no futbol”. Está tan extendido el empleo de construcciones perifrásticas que se practica con verbos que en el “estándar” pirenaico no suele hacerse: “еstá yendo (va) a la cafetería”; “vengo viniendo (vengo) todos los viernes”. Se dan casos en que el pronombre personal va después del verbo auxiliar: un día vengo yo viniendo de la cafetería. Se emplean perífrasis híbridas a partir de gerundios e infinitivo: “еstar + eating, playing, sitting” (en lugar de “comiendo”, “jugando”, “sentándose”): “estamos enyoyándonos” (en vez de “divirtiéndonos”); “voy a stop la medicina” (“voy a suprimir el medicamento”).

»2) La sustitución del uso del subjuntivo. Con verbos que señalan negación y duda en el habla de los cubanoamericanos de Miami se observa el empleo del indicativo, en lugar del tradicional subjuntivo: “no creo que es justo”; “dudo que va a venir”.

»Al mismo tiempo, es usual que utilicen el subjuntivo después de verbos que indican seguridad: “estoy seguro (“de”) que venga antes de las nueve”; “parece que esté dormido”.

»En las oraciones subordinadas de tiempo y de fin se da preferencia al indicativo: “Julián va a llamar antes que yo me voy”; “tengo que escribir bien para que él me entiende”.

»3) Uso específico de las preposiciones: “estoy esperando por la rufa”; “hay que buscar por las llaves”. Se aprecia la ampliación semántica de la preposición a: “de acuerdo a la ley” (“de acuerdo con la ley”); “conforme a la ley” (“conforme con la ley); “cerca a la Universidad” (“cerca de la Universidad”); “ingresar a la clínica” (“ingresar en la clínica”); “estar a casa” (“estar en casa”).

»En los predicados verbales compuestos se utiliza la preposición a de forma análoga que el inglés to: “sólo me gusta a escribir”, “no suelo a levantarme temprano”, “deseo a ir al cine”, “aceptaron a participar en la reunión”. Por influencia del inglés a veces se observa la tendencia de posponer las preposiciones: “no tengo nadie de jugar con”, “en ti estaba pensando en”.

»4) Cambios en el ámbito de los gerundios:

»– el gerundio sustituye al infinitivo: y después de todo eso, “guapeando” (“guapear” = “luchar con la vida”) “aquí de nuevo; la tarea es multiplicando” (“multiplicar”) y “dividiendo” (“dividir”);

»– el gerundio se emplea para expresar una acción posterior: “еl ladrón se escapó siendo” (“y fue”) apresado horas después”.

»5) El infinitivo reemplaza a las oraciones subordinadas: “hala la cadena”, “aquí no hay libertad para los hombres decir la verdad” (“cállate, para que los hombres digan la verdad”); “creo yo que eso hizo la burundanga ser más divertida” (“hizo que la conversación fuera más interesante”).


»En el plano de las variaciones morfológico-fonéticas en el habla de los cubanoamericanos de Miami es notoria la tendencia a simplificar el sistema verbal. Algunos de sus rasgos son:

»1) Los verbos irregulares a veces se conjugan como regulares, lo que probablemente se deba a la influencia del sistema fonético de la lengua inglesa: “me vestí”/“se vestió”, “morí”/“morió”, “serví/“servió”, “pedí”/“pedió”.

»2) Los verbos terminados en ir (III tipo de conjugación) empiezan a conjugarse como si fueran del II tipo: “expander”/“expandir”, “difunder”/“difundir”, “divider”/“dividir”.

»3) Se produce un diptongo innecesario al conjugar verbos regulares: “apriende”/“aprende”, “apriendamos”/“aprendamos”, “puédamos”/“podamos”, “dijieron”/“dijeron”, “trajiera”/“trajera”.

»4) En la segunda persona del singular en pretérito del indicativo puede formarse el morfema –stes en lugar del tradicional –ste: “botastes”/ “botaste”, “comprastes”/ “compraste”, “matastes”/ “mataste”, “¿vistes que tiene dos pelos blancos en el pecho?”.

»5) En el plural del imperativo en algunos casos se añade el morfema –en: “siéntensen”/siéntense”, “dénmelo”/démelo”, “levántensen”/ “levántense”, “acuéstensen”/ “acuéstense”.


»Los cubanoamericanos de Miami, en particular los jóvenes bilingües, en conversaciones informales utilizan con frecuencia el “cambio de código” tanto en voces por separado como en expresiones y oraciones completas:

»– “ella es el gran support de la familia”;

»– “quería que las cosas cambiaran suavecito, pero es unrealistic”;

»– “oh, my God! ¡qué sorpresa! ”;

»– “oh, my dear! ¡no puede ser! ”;

»– “sí, pero at the same time, es una papayúa (mujer de armas tomar)”;

»– “está enchufado en el gobierno. I don't like that”.

»Mención aparte merece la expresión adverbial “para atrás” (“patrá[s]”), que es un calco del inglés back, la cual en conjunción con diferentes verbos adquirió nuevos significados: “venir patrás” (come back) = “regresar”; “dar patrás” (give back) = “devolver”; “pagar patrás” (pay back) = “saldar una deuda”.»






La conciencia pragmática de adultos con síndrome de Asperger (SA)


Francisco José Rodríguez Muñoz
«La conciencia pragmática de adultos con síndrome de Asperger (SA)»
Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología,
vol. 32, n.º 01, enero 2012-marzo 2012.

Extracto de los apartados «Introducción» y «Discusión».

La bibliografía citada se encuentra al pie del texto.




«Introducción

»A partir de las contribuciones fundacionales de Lorna Wing (Wing, 1981) se extiende la denominación trastornos del espectro autista (TEA), que puede equipararse a la de trastornos generalizados del desarrollo (TGD), utilizada en la actualidad por los sistemas de clasificación para el diagnóstico clínico; esto es, la CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV (APA, 2000).

»El síndrome de Asperger (SA) presenta algunas similitudes con el autismo clásico o nuclear —principalmente las limitaciones sociales y las estereotipias: patrones de conducta, actividades e intereses restringidos— pero se distancia de este en cuanto a las habilidades intelectuales —las personas con SA poseen un CI normal o superior a la media— y, muy especialmente, en el plano comunicativo. Sin embargo, la comunidad científica no ha llegado a un acuerdo en relación con las habilidades lingüístico-comunicativas —verbales y no verbales—, en las que los individuos afectados por SA pueden acusar dificultades significativas. En nuestra opinión, la investigación sobre los déficits pragmáticos supone un aspecto crucial y revelador tanto para el diagnóstico como para la intervención terapéutica, útil para detectar las necesidades y priorizar los objetivos que ayuden a mejorar la calidad de vida de estas personas.

»Como primer paso en el estudio del comportamiento comunicativo de adultos con SA, nos proponemos conocer cuál es la percepción que tienen las personas diagnosticadas sobre su propia conducta comunicativa. A partir de la elaboración de un cuestionario sobre conciencia pragmática, pretendemos desarrollar una herramienta de evaluación dimensional del lenguaje y, en definitiva, un material complementario que pueda tener aplicabilidad en los procesos de prediagnóstico y/o valoración clínica. Asimismo, nos interesa someter a una prueba comparativa las respuestas a los ítems que consideramos en el test entre adultos jóvenes con desarrollo típico (DT) y SA.

»La conciencia metalingüística ha sido un concepto tratado desde múltiples vertientes y perspectivas, a menudo vinculado a la noción de metalenguaje. En el ámbito de la lingüística, destacan las aportaciones pioneras de (Jakobson, 1956), quien reconoce haber tomado el término del lógico polaco Tarski. Según estas primeras formulaciones, el metalenguaje podría definirse como el lenguaje que hace del lenguaje su objeto de reflexión. En cambio, es poco el contenido que aporta esta definición de la función metalingüística en la que subyace una teoría de tipo filosófico.

»En la tradición sociolingüística se ha desarrollado la idea de creencias y actitudes sociolingüísticas asociadas a la valoración social de determinados fenómenos y usos lingüísticos. Desde este punto de vista, la conciencia lingüística se manifiesta en el uso que los hablantes hacen de su lengua y en los juicios que emiten sobre dichos usos en todas las dimensiones de su vida; así, por ejemplo, los juicios que expresan sobre los sonidos de la propia lengua se explicitarían en la conciencia fonológica (Defior y Serrano, 2011).

»Nuestra concepción de la conciencia pragmática participa, en cierta medida, de los planteamientos que han servido para definir la conciencia sociolingüística. Sin embargo, conviene matizar algunos aspectos de nuestra aproximación que, por su carácter cognitivo y en la línea de la exploración psicolingüística, prescinde del peso que puedan tener las variables o factores sociales (sexo, edad, nivel sociocultural o profesión) en la conciencia lingüística de sujetos que, en nuestro caso, presentan déficits pragmáticos, como son los adultos diagnosticados con SA. El enfoque cognitivo sobre la forma en que representa su conducta pragmático-comunicativa el propio hablante es el que prevalece sobre cualquier otro en esta investigación.

»No obstante, aprovechamos algunas de las contribuciones procedentes de la antropología lingüística, de las que destacamos las propuestas de (Silverstein, 1993), para quien la actividad metalingüística se fundamenta en la metapragmática; esto es, un proceso reflexivo más general que tiene que ver con la funcionalidad comunicativa de los enunciados y sus condiciones de uso. Además, Silverstein considera que la metapragmática está fuertemente implicada en los componentes gramaticales que estructuran la lengua, incluidas las categorías semánticas. En este sentido, (Gumperz, 1982) ya había expuesto la importancia de los procesos inferenciales en la conversación.

»Algunos autores van aún más lejos y afirman que la pragmática “se ha convertido en un depósito de todo tipo de consideraciones extragramaticales y de los efectos de esos factores en la forma gramatical y léxica” (Horn, 1990).

»En cualquier caso, aquí nos acogemos al marco que proporciona en la actualidad la metapragmática (Caffi, 1998, Reyes, 2002, Verschueren, 2002), entendida como el estudio del uso reflexivo del lenguaje que hacen los hablantes. En otras palabras, la competencia metapragmática se refiere al conocimiento que tiene el propio usuario de las relaciones existentes dentro del sistema y entre el sistema lingüístico y el contexto comunicativo en el que se produce. Por lo tanto, esta competencia es la que permite al enunciador distinguir el mensaje lingüístico del contexto extralingüístico y establecer conexiones entre ambos (Gombert, 1999, Pratt y Nesdale, 1984).

»Para (Portolés, 2004), la conciencia metapragmática se relaciona, igualmente, con la capacidad que tienen los hablantes para elegir enunciados que lleven al interlocutor a un estado mental afín con la intención que se pretende comunicar. Los conocimientos pragmáticos de los que más o menos es consciente el usuario permiten escoger formulaciones lingüísticas adecuadas a un contexto comunicativo determinado. La conciencia metapragmática se concretaría en la capacidad de selección de una formulación apropiada para cada momento de la enunciación.

»En resumen, cuando hablamos de conciencia pragmática nos estamos refiriendo a la capacidad auto-reflexiva y crítica que tienen los hablantes para someter a juicio el uso que hacen de su propia lengua. Esto es, la autovaloración de sus destrezas y habilidades lingüístico-discursivas y, en definitiva, de su comportamiento comunicativo cuando utilizan el lenguaje en sus prácticas sociales. [...]



»Material y métodos

Participantes

En este estudio participaron 36 adultos jóvenes (n=36), con edades comprendidas entre los 20 y los 35 años, con una media de 27,4 años. Debido a la dificultad para encontrar mujeres diagnosticadas con SA y teniendo en cuenta el dimorfismo lingüístico entre sexos, todos los sujetos fueron hombres sin tratamiento farmacológico asociado a su patología. En total, la muestra quedó compuesta por 18 adultos con diagnóstico reconocido de SA y 18 adultos con DT, sin antecedentes neurológicos ni psiquiátricos conocidos. [...]



»Discusión

»Los resultados del análisis factorial sugieren una estructura tridimensional para el CCP [...]. Estas tres dimensiones coinciden con el modelo teórico propuesto por (Gallardo, 1995, Gallardo, 2005) en el que la autora defiende la existencia de tres pragmáticas. Este paradigma pretende dar cuenta de todo el conjunto de elementos que intervienen en la comunicación y su puesta en práctica en situaciones reales (performance), ya que es precisamente en la actuación lingüística donde se evidencia más claramente la interdependencia que se produce entre los aspectos más formales del lenguaje (fonología y gramática) y los rasgos semánticos y de alcance pragmático o de adecuación al contexto (Gallardo, 2005).

»En la ordenación de los ámbitos pragmáticos que lleva a cabo (Gallardo, 2006a) se describen tres esferas que dan prioridad al emisor (pragmática enunciativa), al mensaje (pragmática textual) y al receptor (pragmática interactiva). Este enfoque está enmarcado en la lingüística perceptiva (López-García, 1989) y, a pesar de prestar atención a determinados aspectos del lenguaje que coinciden con cada una de estas tres instancias comunicativas, en todo momento tiene presente la confluencia del hablante, del mensaje que es transmitido y del oyente en los procesos de comunicación.

»De acuerdo con el sistema de clasificación que presenta (Gallardo, 1995, Gallardo, 2005), las categorías y principios pragmáticos que se distribuyen en cada una de estas dimensiones son:

»• Pragmática del enunciado. Las categorías a las que atiende son acto de habla, implicatura, presuposición/foco, inferencia trópica, sobreentendido e interjección, centrándose en los criterios de ilocutividad y orientación interactiva. Según (Gallardo, 2006b), “la ilocutividad se corresponde con la intención del hablante, mientras que la orientación interaccional se refiere a las posibles obligaciones que la emisión impone (o no) al oyente”. Tal y como muestra nuestro análisis factorial por componentes principales, las categorías que incluye esta dimensión surgen por considerar cada enunciado como una acción intencional del hablante; de este modo, los actos de habla son examinados a través de la inteligibilidad y del fenómeno paralingüístico (entonación, ritmo, pausas y volumen de la voz). Por otro lado, los significados inferenciales son abordados a partir de la valoración de las implicaturas conversacionales generalizadas (máximas de pertinencia y cantidad) y anómalas (humor, ironía y expresiones ambiguas), así como de inferencias trópicas lexicalizadas, es decir, usos figurados que se han lexicalizado.

»• Pragmática textual. Las categorías vinculadas a esta dimensión son superestructura textual, conector pragmático, deixis (fórica, correferencial, etc.) y tópico/comento, y están regidas por los principios de coherencia y cohesión. Estas categorías están íntimamente ligadas a la naturaleza gramatical del mensaje lingüístico. Según nuestro análisis, existe una dimensión en el CCP que presta especial atención a la cohesión (léxica, sintáctica y morfológica), a la coherencia (superestructural y macroestructural) y, finalmente, a la competencia léxica de los hablantes.

»• Pragmática del receptor. Esta dimensión aprovecha categorías conversacionales como turno e intervención, par adyacente, intercambio, secuencia y gestión temática y está gobernada por los principios de prioridad y predictibilidad. Siguiendo a (Gallardo, 1996), la predictibilidad “es un principio de carácter interno que afecta al vínculo establecido entre una intervención y las intervenciones inmediatas”. La prioridad, que “aparece en la etnometodología con el término de ‘preferencia’, es por el contrario un principio de carácter externo que regula el encadenamiento y la construcción de las intervenciones teniendo en cuenta las expectativas sociales que se van generando” y, en consecuencia, “se relaciona con la imagen social de los interlocutores”. De acuerdo con los resultados de nuestro análisis, esta dimensión, claramente focalizada en el receptor, responde igualmente a aspectos de orden pragmático-conversacional (adecuación estilística, mantenimiento conversacional, cambio temático, agilidad de turno e interrupción conversacional), proxémico (proximidad y contacto físico con el interlocutor) y kinésico (movimientos, postura corporal, mirada, gestos y expresión facial). De hecho, el comportamiento proxémico y kinésico de los usuarios produce efectos decisivos sobre el oyente y resulta fundamental en la construcción de la imagen social de los hablantes (Mehrabian, 1972).


»Tras comparar las medias de los 18 adultos con SA y los 18 sujetos con DT, encontramos que la conciencia pragmática de las personas con TEA se encuentra sustancialmente por debajo de la que presentan los hablantes sin problemas del desarrollo que participaron en la prueba.

»Ahora bien, las medias se equiparan en las respuestas a los ítems que examinan la conciencia en cohesión y competencia léxica, en cohesión morfológica y sintáctica y, finalmente, en la coherencia de superestructuras textuales. Todas ellas son categorías que están presididas por los principios de coherencia y cohesión y, por tanto, las que componen la dimensión que hemos denominado pragmática textual. No podemos sostener lo mismo en cuanto a la categoría relacionada con la coherencia de macroestructuras, es decir, la adecuación de los temas al propósito comunicativo. Si bien es verdad que se trata de un aspecto vinculado a la dimensión pragmática textual, la conciencia que muestran los adultos con SA al respecto es deficitaria. El motivo por el que esta última categoría puede quedar fuera de esta dimensión, teniendo en cuenta la comparación de medias, se halla en su también estrecha relación con la máxima de pertinencia, a pesar de que las diferencias entre los dos grupos sean más extremas al analizar esta última categoría. [...]

»De cualquier forma, según nuestros resultados, la conciencia pragmática centrada en el hablante (enunciativa) y la que se coloca del lado del receptor (interactiva), en general, se muestra significativamente por debajo en las respuestas de los adultos con SA. En consecuencia, los déficits pragmáticos de los que parecen ser conscientes las personas diagnosticadas con este tipo de TEA se concretan principalmente en estas dos dimensiones pragmáticas, pero queda intacta la dimensión textual, a excepción del ítem consignado a la coherencia macroestructural.

»Estos resultados no contradicen en absoluto la afirmación de que el dominio léxico y gramatical de las personas con SA responde al patrón de un hablante típico. De hecho, es la conciencia pragmática referida a la capacidad textual en la elaboración de mensajes lingüísticos la que no muestra diferencias importantes si se pone en relación con la percepción que de sí mismos tienen los informantes con DT. Antes bien, debido a la evidente interrelación que mantienen los distintos planos lingüísticos, el manejo léxico-gramatical repercute indudablemente en la deficitaria capacidad de adecuación estilística al contexto y al interlocutor; esto es, supone en gran medida las limitaciones y el deterioro de sus relaciones con los demás. En otras palabras, la corrección gramatical extrema y el afán por la precisión léxica en el desarrollo discursivo son particularidades que, en combinación con otros rasgos lingüísticos, confieren al interlocutor cierta sensación de pedantería o pomposidad lingüística; tal vez la característica más popularizada del SA.

»Como señala (Barrett, 2008), son “más que pequeños profesores” cuando se expresan. Son brillantes en cuanto al grado de corrección lingüística que prematuramente alcanzan, pero esto no es una cualidad social, sus áreas temáticas son estrechas y sus conversaciones están orientadas a los tópicos que mejor conocen y dominan, condicionando a menudo el fracaso en las interacciones sociales. [...]



»Bibliografía

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»Reyes, G., El abecé de la pragmática. Madrid: Arco Libros; 1995.

»Reyes, G., Metapragmática. Lenguaje sobre lenguaje, ficciones, figuras. Valladolid: Universidad de Valladolid; 2002.

»Rodríguez-Muñoz, F.J., Síndrome de Asperger. Materiales y aproximación pragmalingüística. Valencia: Universidad de Valencia; 2009.

»Silverstein, M., Metapragmatic discourse and metapragmatic function. En: Lucy J.A., editors. Reflexive language. Cambridge: Cambridge University Press; 1993. 33-58.

»Verschueren, J., Notes on the role of metapragmatic awareness in language use. Pragmatics. 2002; 10:439-56. Wing, L., Asperger's syndrome: A clinical account. Psychological Medicine. 1981; 11:115-29.»






Consenso, política panhispánica en el castellano pluricéntrico


El trabajo de la Academia de la Lengua permite que contemos, cuando es necesario, con la garantía de una base amplia con refrendo legal para el entendimiento entre quien emite un texto y quien lo recibe. Esto es especialmente necesario en contextos en los que los hablantes no se conocen personalmente y comparten información de interés común (por ejemplo, un foro científico), o en situaciones de difusión potencialmente amplia en el espacio más allá de límites locales, o cuando la comunicación supone un compromiso legal, como es el caso de la publicidad, etc. Al respecto, días atrás el blog compartía el artículo de Brian G. Slocum «The Ordinary Meaning of Rules».

En contextos informales, familiares, encontramos que no existe la necesidad de esta base común amplia con refrendo legal, como es la académica, pero esto no significa que no haya normas, pues sí las hay, son los usos y costumbres de determinada informalidad. Pensemos en las cuestionadas abreviaturas de los SMS, en algunos hashtag de Twitter, etc. El artículo de Luis Silva-Villar «Gramática Márquez» (publicado en el periódico La Opinión; disponible PDF en el Google Drive de plaka logika), también compartido en el blog días atrás, daba cuenta de esta postura. Si no se aplican estos usos, modos y maneras, se pierde la comunicación con ese público en concreto, lo mismo que ocurriría en el contexto de aplicación de la normativa académica.

El castellano o español es una lengua pluricéntrica, donde los diferentes países castellanohablantes tienen su norma y sus variaciones en el código común. No vale más una norma que otra, sino que en cada país es adecuado —con miras a generar comunicación e integrarnos en ella— usar el idioma tal y como se usa en ese país. Todos conocemos al menos algún término de nuestro castellano que en el castellano de otro país tiene un significado diferente, que hace más que recomendable que no recurramos a dicho término, so pena de crear una situación violenta, es decir, de incomodidad.

Sin embargo, por alguna razón, somos amigos de jerarquizar y esto ha afectado a la percepción de los diferentes castellanos del mundo.

«Ha sido muy fuerte la idea de que el estándar de la lengua coincide con la norma castellana. [...] por lo general se pensaba que..., y sobre todo los gramáticos, que en general eran hispanófilos, pensaban que había un único estándar y que era el español peninsular. Y eso está cambiando, pero, y a pesar de la prédica de Borges, desde hace muy poco tiempo», señala Ángela Di Tullio en una entrevista en la que comenta su participación en el III Congreso Internacional de Español, organizado por la Universidad del Salvador (Buenos Aires, Argentina).


El cambio que anota Di Tullio es deudor, entre otras causas, de la mayor intensidad de relaciones entre las Academias de los diferentes países castellanohablantes, que se da desde hace no muchos años. Muestra de ello es que la primera obra cuya edición firman todas las Academias se publicó en 1999 y fue la Ortografía de la lengua española. Sin embargo, es mucho más antigua la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), pues fue fundada en México en 1951.

Este consenso es llamado «política panhispánica» por parte de los académicos y brinda obras de tanto interés y potencial para hacernos disfrutar como el conocido Diccionario panhispánico de dudas. De cara a un uso profesional del lenguaje en aplicación de la normativa y los criterios académicos, este consenso o política panhispánica es un recurso de tan gran valor como que crea un pasaporte para la mejor comunicación con los millones de hispanohablantes en el mundo. Entendamos también que el uso del lenguaje según las normas de la informalidad puede realizarse con igual profesionalidad, conocimiento de causa, destreza, experiencia, afán de superación, etc.






mayo 16, 2022

La conversación vence a la gramática


Ana Torres Menárguez, El País



«En la enseñanza de idiomas, por un lado están las instituciones oficiales y centenarias, como Bristish Council o el Instituto Francés, y por otro, las plataformas online, que se multiplican a la velocidad de la luz. Aunque la metodología que emplean difiere en algunos aspectos, en algo están de acuerdo: la conversación se ha impuesto a la gramática.

»La comunicación unidireccional de profesor a alumno y las horas destinadas a memorizar ingentes listas de vocabulario y tiempos verbales ha pasado a un segundo plano para dar protagonismo a la destreza oral. El alumno debe ser proactivo y lanzarse a hablar. Equivocarse es una virtud.

»Algunos expertos, como Frank Occonor, director del Teaching Center de Bristish Council Somosaguas (Madrid), creen que algo falla en el sistema educativo español, en referencia a los jóvenes que terminan el bachillerato y no son capaces de mantener una conversación en inglés pese a haberlo estudiado durante más de 10 años.

»“Es como estudiar geografía durante 15 años y no saber ubicar un país”, señala.

»Los dos problemas principales son la falta de contacto con el idioma y la mala pronunciación como consecuencia de la falta de oído.

»“Aunque cada vez se consumen más productos culturales en versión original, todavía impera el doblaje. En países como Portugal, la televisión respeta las lenguas originales. La exigencia no pasa por tener un acento 100 % británico o americano, pero sí por poder ser entendido por un nativo”.

»Dominar la gramática y el vocabulario no es saber un idioma, añade.

»España es el país de la Unión Europea —solo superado por Hungría y Bulgaria— con menor número de adultos entre 25 y 64 años que declaran hablar al menos una lengua extranjera, según un estudio publicado en 2013 por la oficina estadística Eurostat. Solo el 51 % de los españoles conoce otro idioma, un porcentaje que se sitúa por debajo de la media comunitaria, el 66 %.

»Aunque los expertos en lingüística consideran que en el aprendizaje de idiomas no hay revolución posible, Anxo Pérez, fundador de la plataforma para aprender chino 8Belts.com, defiende lo contrario. Desde que lanzó el site en 2011, ha registrado un crecimiento del 400 % anual con miles de alumnos en más de 50 países. La metodología que ha diseñado, que le llevó junto a su equipo más de 40 000 horas de trabajo, solo requiere del estudiante 30 minutos al día durante ocho meses y un pago de unos 900 euros. Si transcurrido ese tiempo el alumno no es capaz de comunicarse en mandarín, le será devuelto el dinero.

»Durante más de cuatro años Pérez y su equipo destriparon este idioma, jerarquizaron las palabras por grupos y diseñaron un programa para acelerar su aprendizaje a través de un software inteligente. Ni gramática, ni ejercicios, ni profesores ni aulas.

»“Este método podría revolucionar la historia de los idiomas. Es rompedor. No habilita para sostener un discurso político ni para cerrar un contrato de arrendamiento en chino, pero sí para hablarlo”, asegura Pérez, lingüista con cinco licenciaturas y un dominio de nueve idiomas (español, gallego, inglés, francés, italiano, alemán, portugués, chino y ruso).

»En su opinión, el 90 % de las academias no enseñan bien y los métodos que se emplean están alejados de la realidad.

»“El 99 % de lo que se explica nunca se debería hacer al principio. Si concentras tu energía en el otro 1 % se produce el milagro y se aprende más rápido”.

»Más de 70 personas trabajan en la plataforma; matemáticos, ingenieros informáticos y hasta guionistas de cine. Además de ser ameno y útil, “tiene que enganchar”, defiende Pérez.

»Una de sus críticas al sistema tradicional es que nunca se empieza por lo más útil. Su metodología proporciona las expresiones más frecuentes y las más combinables para facilitar desde el primer momento la posibilidad de mantener una conversación.

»Otro de los grandes problemas es lo que él llama el “monopolio de los sustantivos”.

»“Centrar todo el aprendizaje en la gramática es erróneo y contrario a la eficacia en el aprendizaje. Nosotros incidimos en el uso de conectores para que el alumno gane autonomía”.

»En todo momento Anxo Pérez reconoce que su plataforma no habilita en ocho meses a nadie a hablar un chino avanzado.

»“Ser experto lleva toda la vida”.

»Pero en 8Belts no todo es inteligencia artificial; a medida que se van superando etapas, los estudiantes pueden mantener conversaciones con chinos nativos a través de conferencias de audio.

»Desde la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid Jesús Maestro, su vicedirectora, Caridad Baena, considera que cualquier método puede ser válido mientras dé resultados. Reconoce que durante décadas las escuelas oficiales españolas han seguido unos programas instaurados durante el franquismo que tenían como eje principal la memorización de la gramática y no la interacción entre profesor y alumno. El sistema ha cambiado.

»“Ahora tenemos un perfil de estudiantes distinto. Ya no vienen en busca de un título, sino con la necesidad de aprender un idioma para conseguir un trabajo o para marcharse al extranjero”.

»En la Comunidad de Madrid se refieren a la nueva metodología como método comunicativo, en el que el estudiante tiene que hablar desde el minuto cero y aprender a reaccionar ante situaciones reales: responder a un email de trabajo, solicitar una ayuda económica al Gobierno o exponer su opinión sobre un asunto polémico. No hay directrices para los profesores, cada centro marca sus pautas, pero las exigencias para superar las oposiciones han cambiado.

»“El candidato tiene que demostrar que es capaz de enseñar de un modo que no es el convencional”, indica Baena. Cada vez más los docentes emplean recursos audiovisuales como vídeos de YouTube o podcast de radio.

»Otra institución histórica que reconoce un cambio en su manera de enseñar es el Instituto Francés, con más de cien años de vida. Su director de cursos en la sede de Madrid, Sylvain Pradeilles, afirma que aunque la estructura es la clásica, porque su apuesta pasa por las clases presenciales, la esencia ya no es la gramática. El eje principal es ahora la capacidad comunicativa.

»“En 2001, el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas ya fijó un mayor énfasis en la destreza oral, pero la implantación es lenta y progresiva”.

»La crítica de Pradeilles a las nuevas plataformas online es la falta del factor humano. “Para obtener resultados, estas webs deben incorporar un sistema de videoconferencia para permitir conversaciones en tiempo real. Ese aspecto es irrenunciable”, zanja. Pese a ser un centro tradicional, el Instituto Francés también ofrece la posibilidad de seguir los cursos online.

»Dentro de las plataformas virtuales de nueva creación están las gratuitas y las de pago. Duolingo, lanzada por el guatemalteco Luis Von Ahn a finales de 2012, funciona sin pagar. Con 85 millones de usuarios registrados en todo el mundo, fue elegida como la mejor aplicación (app) del año por Apple en 2013 y es la que cuenta con más descargas en Android (30 millones).

»Hay otro dato del que presume Von Ahn: en Estados Unidos hay más personas aprendiendo idiomas en Duolingo que en todo el sistema educativo público (8 millones). “Los gobiernos de algunos países como Costa Rica y Guatemala lo están empezando a incorporar a su sistema educativo, de forma que se usa como complemento a las clases presenciales”, explica desde Estados Unidos Von Ahn.

»¿En qué se basa su método? Un software inteligente registra y analiza todos los movimientos de los usuarios y en función de las dificultades se modifican y personalizan los programas.

»“¿Qué es más efectivo, enseñar primero adjetivos o plurales? Probamos las dos opciones con dos grupos distintos y medimos cuál ha aprendido mejor y comete menos errores. Hacemos este tipo de pruebas constantemente”.

»Los hispanoparlantes pueden aprender cinco idiomas en esta plataforma: inglés, francés, alemán, italiano y portugués.

»Babbel es otra web en la que se pueden cursar 13 lenguas (inglés, alemán, francés, italiano, portugués, sueco, holandés, polaco, turco, indonesio, noruego, danés y ruso). Impulsada en 2007, es una de las apps de idiomas con más descargas en Google Play, cerca de 100 000 al día. Su peculiaridad es que un equipo de docentes y traductores ha diseñado la metodología para cada uno de los idiomas en función de la nacionalidad del usuario.

»“Un británico y un alemán aprenden de forma distinta francés. Cometen diferentes errores, tanto a la hora de hablar como de estructurar las frases”, señala el fundador de Babbel, Markus Witte.

»Esta plataforma es de pago: entre 5 y 10 euros al mes. A diferencia de otros sites, Babbel no ofrece la posibilidad de hablar en tiempo real con nativos. Eso sí, dispone de un sistema de reconocimiento de voz que obliga al usuario a repetir hasta cinco veces una palabra. La pronunciación debe ser óptima para pasar de pantalla.



»La solución: que los alumnos no vean textos hasta los 13 años

»Otra visión revolucionaria de la enseñanza de idiomas es la del estadounidense Richard Vaughan, que en 1977 convulsionó el mercado con el llamado método Vaughan, con canal de televisión y radio incluidos. El éxito de su programa no es la base tecnológica, sino “la talla técnica” de los profesores. Ni libro ni pizarra. “Esta metodología se basa en un 99 % en la conversación entre los propios alumnos en la que el docente hace de director de orquesta”, apunta Richard Vaughan.

»Contra todo pronóstico, el modus operandi de esta compañía consiste es escoger perfiles profesionales alejados del mundo educativo, gente “fresca y con energía”. Tras un “entrenamiento” intensivo de 18 horas al día durante dos semanas, Vaughan les impregna su filosofía. Borrón y cuenta nueva.

»“Los profesores zarandean al alumno, no le dejan en paz. Durante el tiempo que están en clase, están activos”, agrega. En el último proceso de selección, de 4000 candidatos, 800 fueron entrevistados por Skype, 150 acudieron al training y solo 90 fueron seleccionados.

»El foco está en la práctica. “La gramática básica constituye el 90 % de todo lo que decimos. El 30 % de todos los verbos son derivados del ser o el estar. En España uno de los errores habituales es que se enseñan muy pronto los condicionales o los phrasal verbs”. Cuando llegan a sus centros jóvenes de entre 20 y 30 años a los que se les cierran puertas por no dominar el inglés, se les formatea el disco duro desde la base.

»“Para conseguir que sean capaces de defender un punto de vista con un discurso sólido necesitan entre 1000 y 3000 horas de clase”, asegura Vaughan. Dentro del proceso de aprendizaje, el 40 % se destina al trabajo individual (vídeos en YouTube, películas o entrevistas en inglés), el 20 % a horas de clase y el otro 40 % a hablar en público y sentir vergüenza.

»“Superar el miedo al ridículo y sentir nervios reales con un nativo como interlocutor es lo que mejor funciona”.

»¿En qué tendría que cambiar el sistema público español para que los jóvenes de 18 años fuesen capaces de hablar en inglés? En opinión de Vaughan, durante los primeros 10 años los alumnos no deberían ver ni un solo texto. Solo audios con voces de nativos y speaking (expresión oral). Una hora al día se traduciría en 160 horas al año y 1600 horas desde los tres a los 10 años.

»“Al llegar a la pubertad, ya con una mente más analítica, se introduciría la gramática. Los niños no aprenden a leer hasta los 4 o 5 años y hablan castellano sin ver las palabras sobre el papel. La ecuación es simple”».






mayo 09, 2022

«Los hablantes se están reorganizado de manera permanente, y se inclinan hacia adelante o hacia atrás para comentar una parte estructural del relato. Hacia el final de las historias, están en posturas más fijas»


Silvana Guerrero González
«Los reguladores no verbales de inicio y de cierre en secuencias estructurales de narraciones conversacionales. Un estudio sociopragmático»

Normas, vol. 8, n.º 1 (2018)

Normas. Revista de estudios lingüísticos hispánicos | Universitat de València (@UV_EG) | Facultad de Filología, Traducción y Comunicación | Departamento de Filología Española | Valencia | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 185, 187, 188, 195 a 196, 196 a 197 y 198 a 199 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.

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«En esta investigación se toman como base los postulados de Cestero (2004, 2009, 2014 y 2017), quien señala que la comunicación no verbal constituye una compleja área del lenguaje, en la cual están implicados todos los elementos culturales y los signos no verbales de los que disponen los hablantes en el proceso comunicativo. A la vez, se consideran los supuestos teórico-metodológicos esenciales de la sociolingüística variacionista e interaccional, con el propósito de indagar en el comportamiento de los reguladores no verbales de inicio y de cierre de secuencia estructural en narraciones conversacionales, sobre la base de 54 narraciones co-construidas (conversacionales o interaccionales) elaboradas por parejas de hablantes de Santiago de Chile, estratificadas según las variables sexo (hombre-hombre, hombre-mujer y mujer-mujer) y grupo socioeconómico (alto, medio y bajo).

»A partir de un análisis inductivo de los datos y siguiendo la propuesta inicial de Guerrero (2017b), donde se estudian los reguladores no verbales de inicio de secuencia estructural narrativa, se propone una categorización de reguladores no verbales de cierre de las mismas, en las mencionadas narraciones. Luego, se intenta determinar la distribución de dichos reguladores no verbales presentes en la cadena estructural de las narraciones y se los relaciona con las variables sexo y grupo socioeconómico. Por último, se contrasta el empleo de reguladores no verbales de inicio (Guerrero, 2017b) y de cierre de secuencia estructural en la narración.

»Para llevar a cabo este trabajo, se siguen, entre otros, los postulados de Juzwik (2012), quien pone énfasis en que las narrativas no deben elicitarse en entrevistas, sino que se debe atender al comportamiento interaccional en el que se despliegan.

»[...]

»Los sistemas de comunicación son tres: lingüísticos, paralingüísticos y quinésicos. Los dos últimos constituyen la comunicación no verbal.

»[...]

»En esta investigación se trabaja con base en 54 narraciones conversacionales de experiencia personal producidas, en parejas, por hablantes santiaguinos (Prieto, 1995- 1996) del grupo de edad que va entre los 35 y los 54 años.

»[...]

»En definitiva, puede decirse que es en la parte final de la cadena narrativa (resolución-coda) donde se observan las principales diferencias de empleo de reguladores no verbales de cierre y donde los hablantes divergen en su comportamiento respecto de las otras partes de la secuencia de la narración. A la vez, es pertinente precisar que parece ser que son las mujeres de los grupos medio y bajo de la escala social las que más utilizan reguladores de cierre, lo que podría marcar su simpatía o empatía e involucramiento con la audiencia. En relación con estos hallazgos, Tannen (2011: 136) postula “Why are women more attuned to metamessages? Because they are more focused on involvement, that is, on relationships among people are established and maintained”. Esto viene a reforzar la idea de que el estilo conversacional de las mujeres es más colaborador e involucrado que el de los hombres (Tannen, 2017).

»Si bien los resultados de frecuencia y las observaciones previas obedecen a un enfoque descriptivo, se trata de hallazgos que nos parecen suficientes para dar cuenta de los patrones de empleo de reguladores no verbales de cierre de secuencia estructural narrativa.

»Se registraron 38 tipos de reguladores no verbales de cierre versus 31 de inicio. Estos últimos han sido descritos en Guerrero (2017b). Se trata, concretamente, de 573 marcas de cierre y de 492 de inicio, por lo tanto, puede decirse que los reguladores no verbales de cierre son más variados y más frecuentes que los de inicio de secuencia estructural narrativa. A nivel de paralenguaje, es destacable la presencia de los suspiros, en tanto reacción psicológica de cierre.

»Este tipo de regulador no se encontró entre las marcas de inicio. En cuanto a la expresión facial, se agregan el parpadeo rápido, el arrugamiento del ceño y el arrugamiento de la nariz como reguladores propios de los cierres narrativos. Asimismo, en la expresión corporal se destacan las cabezadas, el giro manual constante y el levantamiento de hombros, a la vez que se agregan la postura de cruzar las piernas para quedar en postura fija.

»De los reguladores de inicio de secuencia narrativa que no se registran al cierre de esta, es destacable el comportamiento proxémico de tocar al interlocutor. En lo que respecta a los autorreguladores, se agregan la posibilidad de jugar con la ropa, jugar con los dedos y jugar con un objeto, como marcas propias de los cierres narrativos. Este hallazgo se suma a tocarse el pelo y tocarse la parte inferior de la barbilla, que ya habían sido incluidos en el catálogo de reguladores no verbales de inicio, que, a su vez, se presentan entre los reguladores de cierre.

»[...]

»En relación con el paralenguaje, solo los alargamientos son más frecuentes en tanto reguladores de inicio, lo que no es extraño en la medida en que los informantes están organizando las historias en sus mentes y van pensando y seleccionando aquellos episodios que relatarán; los alargamientos reflejan este proceso mental. En cuanto a la expresión facial, entre otros casos, es interesante que las miradas directas al interlocutor, hacia arriba y hacia el horizonte también son más frecuentes al inicio de la secuencia estructural narrativa, probablemente, porque los narradores están buscando empatía con sus co-narradores; sobre todo las miradas mutuas generan esta integración y aumentan el grado de involucramiento.

»En el caso de la expresión corporal, tanto el giro de la cabeza-cuello y el giro manual son más recurrentes al inicio de las secuencias estructurales narrativas, pero las manotadas y el entrelazamiento de manos para quedar en postura fija son muy típicas de los cierres; estos últimos, en especial, indican que la cláusula narrativa ha llegado a su fin.

»Por último, en cuanto a los reguladores no verbales correspondientes a la proxémica, siempre hay mayor frecuencia al inicio de secuencias narrativas. Esto implica que los hablantes se están reorganizado de manera permanente, y se inclinan hacia adelante o hacia atrás para comentar una parte estructural del relato. Hacia el final de las historias, están en posturas más fijas y, en consecuencia, los narradores se acomodan menos.

»[...]

»Los principales hallazgos del estudio pueden sintetizarse como sigue:

»Del mismo modo que se demostró en Guerrero (2017b) con los reguladores no verbales de inicio de secuencia estructural narrativa, se puede señalar que es posible proponer una categorización de reguladores no verbales de cierre, pues se identifican 38 reguladores y cinco autorreguladores concretos, que marcan el final de cada parte de la cadena estructural de la narración.

»En lo que respecta a la distribución de estos reguladores en la cadena secuencial narrativa, puede decirse que existen algunos claramente definidos. Se destaca especialmente el papel que tienen las miradas en todas las secciones de la narración y es relevante, asimismo, que existan algunos reguladores no verbales muy recurrentes y diversos en el cierre de la parte climática del relato.

»Además, es interesante que, en cuanto a su frecuencia, en algunos casos en que se emplea el mismo tipo de regulador, tanto en el resumen como en la complicación-coda de la historia, suele haber comportamientos similares, tendiendo a la disminución de frecuencia de uso. La relación con los factores sexo y grupo socioeconómico de los hablantes, permite concluir, en términos descriptivos y sobre el total de datos, que los reguladores no verbales de cierre de secuencia estructural de la narración suelen utilizarse más por las parejas de narradoras mujeres, excepto en la sección resolución-coda, donde destaca la frecuencia de empleo de las parejas hombre-hombre, y que son más comunes entre los hablantes de los grupos bajo y medio de la escala social.

»Las pruebas estadísticas de comparación de empleo de reguladores específicos señalan que son los hablantes hombre-hombre los que presentan los datos más interesantes y, en especial, aquellos del grupo bajo de la escala social. Asimismo, el análisis de asociación de la presencia o ausencia de reguladores no verbales de inicio y cierre con el rasgo de la estructura narrativa permite concluir que los casos estadísticamente significativos son los que se vinculan con la orientación y con la resolución-coda de las narraciones conversacionales de empleo de las parejas hombre-hombre, y que son más comunes entre los hablantes de los grupos bajo y medio de la escala social.

»Las pruebas estadísticas de comparación de empleo de reguladores específicos señalan que son los hablantes hombre-hombre los que presentan los datos más interesantes y, en especial, aquellos del grupo bajo de la escala social. Asimismo, el análisis de asociación de la presencia o ausencia de reguladores no verbales de inicio y cierre con el rasgo de la estructura narrativa permite concluir que los casos estadísticamente significativos son los que se vinculan con la orientación y con la resolución-coda de las narraciones conversacionales».



«La conversación online entendida como intercambio de información apunta a la coordinación de acciones, opera en una dimensión pragmática-lingüística y también es concebida como participación»


Mariano Ure
«Engagement estratégico y encuentro conversacional en los medios sociales»

Revista de Comunicación, vol. 17, n.º 1 (2018)

Revista de Comunicación | Universidad de Piura (@UDEP) | Facultad de Comunicación | Piura | PERÚ

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 181, 186 a 188 y 190 a 194 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.

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«Resumen

»El artículo aborda los supuestos de las metodologías para medir la conversación online. Estas registran lo que hacen los usuarios que acceden a perfiles de medios sociales institucionales, lo que permite observar la repercusión de las publicaciones. Sin embargo, no dan cuenta de la respuesta de las instituciones como resultado de la escucha a los usuarios, ni de las posibilidades de co-creación. Así, se confunde conversación con mera interacción digital. La búsqueda del engagement se ejecuta como una acción estratégica de conquista de usuarios, que termina por detener los avances hacia una cultura de la colaboración. El objetivo es ofrecer un aporte teórico que permita delinear los supuestos pragmáticos y éticos tanto de la interacción digital como del encuentro conversacional. Con ello, se cuestiona el paradigma conversacionalista, que identifica el intercambio lingüístico online como grado máximo de evolución de una comunicación social que aspira a lograr comprensión, cercanía y colaboración.

»[...]

»Las metodologías de medición del desempeño en medios sociales

»El ideal de la conversación como nueva forma de relación de proximidad con el público objetivo tiene como condición el engagement de los usuarios con las publicaciones de la institución o de la empresa. Si bien existen diferentes fórmulas para calcular el engagement, de acuerdo con el criterio de las empresas que ofrecen servicios de medición, algunos principios y métricas son comunes. En efecto, es insuficiente con tener tráfico, una gran cantidad de seguidores o un buen alcance (reach), sino que lo crucial es que los usuarios que acceden a los contenidos hagan algo con ellos en términos de interacción online (Raso, 2016).

»El engagement es, así, una medida del éxito de las publicaciones. Se lo considera como un efecto de aceptación y valoración de los contenidos por parte de los usuarios; una implicación emocional que se manifiesta explícitamente a través de los likes, comentarios y shares.

»Núñez (2017) utiliza dos fórmulas para medir el engagement en determinado período: a) total de interacciones de los usuarios (likes, comentarios y shares) sobre la cantidad de personas que vieron la publicación x 100, y b) total de interacciones sobre total de seguidores actuales x 100. Origami Logic (2016) calcula el índice de engagement considerando el número total de interacciones dividido por: seguidores (representa la audiencia que está potencialmente expuesta de manera directa a los contenidos), alcance (representa el número de individuos que estuvieron expuestos al contenido) o impresiones (representa el número total de vistas del contenido).

»Otra manera de calcular el engagement es dividiendo el total de interacciones de los usuarios en un período de tiempo determinado por el número de publicaciones realizadas en ese mismo período y, luego, dividido por el número de seguidores, y multiplicado por cien (Human Level Communications). [...]

»Para Garst (2014), en cambio, el índice de engagement de Facebook surge de la cantidad de personas que dieron like, compartieron, comentaron o dieron click en los contenidos sobre la cantidad de personas que vieron las publicaciones. Estas métricas varían según la red social. En Twitter se consideran los likes, las menciones, las respuestas y los RT, mientras que en Instagram los likes y los comentarios.

»También para Fernández (2017) una buena medida del engagement tiene en cuenta el alcance y la interacción de los usuarios, pero excluye la cantidad de seguidores (fans, followers).

»El dato clave para conocer la efectividad de las acciones en medios sociales consiste en saber qué porcentaje de usuarios que están expuestos a ver un contenido publicado por una marca hicieron algo con ello.

»Las interacciones de los usuarios con las publicaciones poseen diferentes características. La primera es la del consumo del contenido (click). Si bien se trata de una acción que muestra interés por parte del usuario, no permite conocer su implicación emocional una vez consumido el contenido. Esto se sabe, en cambio, con las interacciones de aplauso, conversación y amplificación (Kaushik, 2011).

»El aplauso son las acciones que indican acuerdo, interés o empatía con la publicación (likes). La conversación incluye las respuestas directas o indirectas al contenido (comentarios, respuestas).

»La amplificación son las acciones por las que se comparte una publicación a una audiencia más extensa (shares, RT).

»El aplauso y la conversación representan interacciones que generan un engagement no viral y sirven para la retención de los usuarios e incrementar el ranking de las publicaciones en los algoritmos de las plataformas (Origami Logic, 2016).

»La amplificación permite aumentar el alcance de los contenidos, en este caso no a través campañas patrocinadas, que suelen tener menor eficacia, sino de la recomendación social, es decir, de los usuarios a sus propios contactos.


»El encuentro conversacional como comunicación dialógica

»La distinción conceptual entre los dos tipos de engagement permite abordar con más profundidad la pregunta acerca de si se puede asumir la conversación como el grado máximo de evolución de la comunicación a nivel social. Para ello es necesario, nuevamente, ensayar una clasificación terminológica que otorgue claridad a las dimensiones que intervienen cuando los usuarios se comunican a través de medios sociales.

»Esta tarea teórica es compleja y arriesgada, ya que las nomenclaturas resultan ineludiblemente arbitrarias, por lo tanto, queda siempre abierta la posibilidad de que sean otras. De todos modos, el valor reside en la capacidad de los términos, junto con su definición, para identificar prácticas cualitativamente diferentes, las cuales constituyen dimensiones clave en los procesos de comunicación.

»Wolton (2010) aclara con agudeza que informar no es comunicar: la información existe por sí misma, mientras que la comunicación lo hace en la existencia del otro y en el reconocimiento mutuo. En este sentido, su concepción de la comunicación supera la explicación informacionalista de las redes desarrollada por Castells. Sin embargo, aún queda por abordar si la conversación, también ella superadora de la información, es comunicación. La respuesta a la problemática depende de qué se entiende concretamente por conversación, y de las relaciones entre los tipos de prácticas que conectan a los usuarios (gráfico 2).



»En primer lugar, corresponde desarrollar el elemento fundamental de toda comunicación: la información. Está integrada por datos; es una posesión que puede moldearse y ordenarse; se agrega o recorta; se archiva; se envía o reenvía. En este sentido, la información opera en una dimensión cognitiva que no involucra éticamente a los interlocutores. Con nueva información los usuarios tienen la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos y de ampliar su propio horizonte. Si bien en el entorno digital la información es entregada de manera unidireccional, es sumamente importante. En efecto, sobre la base de la información se pueden generar tanto conversaciones como comunicaciones.

»Toda publicación (o acto de habla) en medios sociales posee una información decodificable, un contenido que puede ser comprendido. A partir de la instancia de acceso a la información los usuarios son capaces de dar respuesta desde sus propios perfiles en los medios sociales. Sus respuestas conforman, a la vez, información, que es buscada y analizada por profesionales que gestionan medios sociales gracias a herramientas de monitoreo que producen big data.

»La conversación, por su parte, es una práctica que busca el engagement “de” los usuarios. Sin embargo, parece adecuado introducir un matiz que permite identificar dos formas de entender la conversación.

»La primera se acerca más bien a la dimensión de la información. Allí la conversación es entendida como interacción online entre usuarios, en la que unos simplemente hacen algo con lo publicado por otro (clicks, likes, shares), es decir, los usuarios aceptan y reproducen la información inicial a partir de cierta implicación emocional. Esta conversación posee un objetivo estratégico y es institución-céntrica.

»La segunda, en cambio, se realiza como intercambio de información; apunta a la coordinación de acciones y opera en una dimensión pragmática-lingüística. Esta conversación como intercambio de contenidos es también concebida como participación (Sorice, 2009). Aquí, los usuarios son activos y producen contenidos, que son escuchados por la organización y considerados para la co-creación. Sin embargo, a pesar de que se establece el intercambio de roles entre hablante y oyente y de que es, básicamente, usuario-céntrica, esta conversación también puede ser estratégica, si es que la escucha se reduce exclusivamente al monitoreo de lo que hacen los usuarios en los medios sociales y que las respuestas de las organizaciones apuntan a mantener y hacer crecer su propia reputación.

»La conversación como intercambio es soporte de la comunicación en la medida en que coloca a los interlocutores frente a sí, interesados en aquello que se están diciendo. Allí el contacto online se convierte en encuentro. En otras palabras, la comunicación es diálogo en el que, junto con el intercambio pragmático-lingüístico y más allá de este, se crea un ámbito de habitación común.

»Según esta perspectiva, el diálogo es un lugar antropológico de encuentro intersubjetivo, que modifica a quienes participan en él. Su requisito esencial es el reconocimiento recíproco en cuanto interlocutores válidos, con legitimidad para hablar y con capacidad para hacer contribuciones relevantes. Ello está atado a la actitud, asumida libremente, de descentrarse a sí mismo para involucrarse “con” el otro.

»En efecto, la comunicación opera en una dimensión ética-comunitaria: hace posible la convivencia y la colaboración en proyectos compartidos. Para las organizaciones, entrar en diálogo implica intervenir en las conversaciones digitales con la pretensión de contribuir con los usuarios en la solución de problemas comunes, tanto los que surgen en la relación de consumo que los une inicialmente como aquellos más generales de la sociedad que ambos integran.

»Un signo de un diálogo auténtico consiste en que la organización modifique alguna de sus normas, procesos o servicios, a raíz de una propuesta o input de usuarios externos.


»Conclusiones

»La tensión entre una postura utópica y otra apocalíptica acerca de la omnipresencia de los medios sociales en el estilo de vida contemporánea es, por lo general, una oposición entre extremos que no da cuenta de la complejidad de lo que ocurre en el nuevo territorio digital. Allí emergen, al mismo tiempo, instancias de colaboración y de control; de reconocimiento y de engaño; de escucha y de imposición; etc.

»El paradigma conversacionalista tampoco parece reparar en la simultaneidad de estas prácticas. Recostado sobre todo en los beneficios de la conexión online entre usuarios, no advierte lo suficiente acerca de la propensión de ciertos actores a la mercantilización y a la tecnificación de la comunicación. Las metodologías de medición del desempeño en medios sociales permiten registrar la repercusión de las publicaciones, una suerte de rating de interactividad. Sin embargo, no dan cuenta de la respuesta, producto de la escucha a los usuarios, ni de la colaboración en la co-creación.

»Así, el cálculo del engagement resulta válido para conocer la eficacia en la gestión estratégica de los perfiles en medios sociales. Sin embargo, parece desmedido asumir el engagement “de” los usuarios como muestra de un paradigma comunicativo conversacionalista, en el que todos pueden hacer valer sus ideas, experiencias, conocimientos y opiniones. En efecto, las posibilidades de interacción online con sus respectivas métricas no resultan suficientes para afirmar que el periodismo o los mercados son actualmente conversaciones.

»Tampoco las estadísticas acerca del constante crecimiento de la cantidad de usuarios y el tiempo que están conectados a las plataformas sociales. Si bien la conversación supone la interacción, no se identifica necesariamente con ella. Para que exista conversación se requiere el intercambio de roles entre el hablante y el oyente. En este sentido, aun si la conversación se consolidara en tanto intercambio más allá de la simple interacción informativa, esta no agotaría la comunicación. La comunicación requiere involucramiento “con” el otro; un descentramiento de sí que da lugar al encuentro, del que derivan la convivencia comunitaria y la colaboración.

»El desafío para las instituciones públicas y las empresas que poseen una presencia activa en los medios sociales consiste en transformar el ideal de la viralización, centrado en sus propios intereses, en el ideal de la colaboración en asuntos comunes. Las organizaciones, en efecto, no están atadas por una suerte de naturaleza a prácticas interactivas estratégicas, sino que pueden sumergirse en la escucha de los usuarios.

»Una escucha que no se identifique con el simple monitoreo de las publicaciones y del análisis del sentimiento de los usuarios en los medios sociales, sino como apertura real y disponibilidad a dejarse modificar por lo que ellos dicen. Las organizaciones pueden hacerlo consultando ideas, y solicitando información y conocimientos. En este sentido, pueden generar espacios que las conviertan en curadoras de ideas y generadoras de comunidad. El horizonte ético, en este caso, es la colaboración, la co-producción y el co-gobierno».