febrero 27, 2023

Los mensajes persuasivos hoy utilizan la retórica clásica, adaptada al formato audiovisual, a las imágenes y demás elementos, textuales, sonoros, etc.


Rosa María Navarro Romero y Juan Carlos Gómez Alonso
«Vigencia de las categorías de la Retórica en la cultura audiovisual»
Bajo Palabra, n.º 14 (2017)


Bajo Palabra. Revista de Filosofía | @RevistaFiloBP | Universidad Autónoma de Madrid | Facultad de Filosofía y Letras | Asociación de Filosofía Bajo Palabra | Madrid | ESPAÑA


Extracto de apartados en páginas 92 y 87-88 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.



La retórica clásica sigue vigente hoy. A pesar de los cambios que se han producido en la cultura, la tecnología y la comunicación en general, las estrategias retóricas tienen la capacidad de adaptarse a los nuevos tiempos. A pesar de que el receptor actual está acostumbrado a recibir los mensajes a través del medio audiovisual, queda claro que existe una retórica visual que es capaz de narrar y persuadir a través de las imágenes. Los mensajes persuasivos siguen utilizando los recursos retóricos clásicos, adaptados al formato audiovisual, y la retórica visual puede facilitarnos las herramientas necesarias para la lectura e interpretación de las imágenes, pero también de todos los elementos que componen el mensaje (textuales, sonoros, etc.).

En esta época, marcada por una crisis social, una crisis del discurso, pero también por los avances tecnológicos, se ha producido una integración cultural, de géneros y formatos, de formas de representación, de saberes, de canales de comunicación y, todo ello, a través de la fusión de lo visual y lo lingüístico-acústico. Esta integración, esta fusión, puede ser entendida y analizada a través de la Retórica Cultural, que supone una apertura en las relaciones entre los textos y la cultura, y que entiende el lenguaje retórico como una construcción cultural hecha a partir del lenguaje natural. Supone un instrumento clave para el análisis y la comprensión del arte como un fenómeno comunicativo unido a la conciencia cultural tanto de productores como de receptores.



El lenguaje audiovisual. Recepción e interpretación

La evolución de la cultura audiovisual y el progreso de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) han alterado de forma muy significativa los ámbitos de la comunicación, la sociedad y el arte. Creamos, gestionamos y recibimos los contenidos en el marco de la cibercultura y la transmedilidad, dando como resultado nuevos modelos de producción, recepción, crítica e interpretación. La prensa, el cine, la televisión y sobre todo internet, han evolucionado hasta implantar un nuevo lenguaje, en el que se combinan elementos visuales, sonoros y textuales y a través del cual no solo se crean contenidos, sino que también se comunican y reinterpretan las construcciones anteriores.

Los cambios más importantes se han producido en los elementos básicos de la comunicación:

_ Código: ya no predomina el oral, sino el audiovisual.

_ Soporte: el papel impreso pierde terreno frente a la pantalla.

_ Receptor: ahora es un destinatario que se mueve en estructuras ramificadas, no lineales, y que recibe información de diferentes fuentes y en múltiples formatos.


Dentro de la cultura audiovisual, el receptor se enfrenta a un volumen de información tan elevado que es complicado de procesar. El lenguaje audiovisual ofrece muchas posibilidades, pero el receptor debe ser capaz de reconocer, interpretar y valorar esas posibilidades. Del mismo modo que hemos aprendido en la escuela a leer y escribir, es decir, a comunicarnos de forma verbal, ahora que el código es mayoritariamente audiovisual, debemos aprender a leer y entender las imágenes y los sonidos con los que nos comunicamos.

Marc Prensky fue el primero en utilizar el concepto de nativo digital para referirse a las personas que han nacido y crecido en la era digital, que asumen las nuevas tecnologías como algo natural, es más, no entenderían el mundo sin ellas. Los nativos digitales se comunican, se relacionan y procesan la información de una forma diferente a los inmigrantes digitales: estos procesan la información de forma secuencial y aquellos lo hacen de manera simultánea, puesto que reciben mucha información de diferentes fuentes.

Los inmigrantes digitales, es decir, las personas que han tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías, tienen más dificultades a la hora de utilizar las herramientas tecnológicas. Marc Prensky afirma que, si los nativos hablan una lengua digital, los inmigrantes la han aprendido a hablar «con acento», pues siempre mantienen una conexión con el pasado. Es cierto que llevan a cabo unos procesos más lentos, pero tienen una mayor capacidad para comprenderlos, son más reflexivos. Por tanto, tienen más facilidad para detectar ciertos elementos en las imágenes como, por ejemplo, las figuras retóricas o los elementos intertextuales.

Prensky sostiene que entre ambas generaciones existe una «brecha digital», y señala que los nativos tienen unas características particulares, como el deseo de recibir la información de manera inmediata, la preferencia por la multitarea y los procesos paralelos, el aprendizaje lúdico y los contenidos visuales. Se hace pues indispensable que ambos, nativos e inmigrantes, desarrollen una serie de competencias: los primeros, de tipo cognitivo; los segundos, de tipo tecnológico.

El hecho de saber utilizar las nuevas tecnologías o de estar acostumbrados a recibir la información de forma audiovisual no nos convierte en alfabetos digitales. Debemos desarrollar un pensamiento crítico que nos permita analizar, contextualizar, valorar y seleccionar la información, además de ser capaces de producir y comunicar el contenido digital.

La alfabetización digital incluye la capacidad de comprender y usar la información en múltiples formatos en soporte digital de una gran cantidad de fuentes. Por tanto, no solo comprende aspectos operacionales, sino también cognitivos. Es necesario saber utilizar las herramientas digitales, los enlaces, los programas, etc., pero también hay que desarrollar capacidades de navegación, esto es, saber orientarse en las estructuras hipertextuales. Por otro lado, hay que desarrollar una serie de habilidades en el ámbito de la información: buscar, seleccionar y evaluar los datos y utilizarlos para un fin determinado, como han señalado A. J. van Deursen y J. A. van Dijk.




febrero 20, 2023

En muchas ocasiones, la literatura ofrece explicaciones más ricas que la ciencia sobre cómo funciona nuestra mente



«Cómo responde el cerebro ante la literatura extranjera»

Entrevista a Adolfo García, hoy director del Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad de San Andres.
En Agencia de Noticias San Luis, realizada por Matías Gómez.


En muchas ocasiones, la literatura ofrece explicaciones más ricas que la ciencia sobre cómo funciona nuestra mente; el artificio literario nos ha deparado caracterizaciones minuciosas de la cognición y la conducta humanas, con un nivel de profundidad que los experimentos científicos rara vez alcanzan.



El Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) desarrolla el experimento Shakespeare, que permitirá conocer cómo los cambios funcionales sobre determinadas palabras empleadas por el dramaturgo influyen en lectores nativos y no nativos de inglés. [...]

García señaló que el experimento comenzó a principios del año pasado. Ya hay 20 personas evaluadas y dentro de dos meses estiman llegar a 40 para cerrar la muestra. En el proyecto trabajan cuatro investigadores y colaboran el doctor Agustín Ibáñez, el profesor Guillaume Thierry, Mateo Niro, licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires, y coautor del best seller Usar el Cerebro, y el prestigioso neurocientífico, Facundo Manes.


¿En qué consiste el experimento Shakespeare?

Uno de los recursos expresivos que caracterizan la literatura shakesperiana es el empleo de transcategorizaciones o cambios funcionales (functional shifts). La maniobra consiste en asignar a una palabra una función gramatical distinta de la que generalmente manifiesta. Por ejemplo, en inglés, «lip» funciona típicamente como sustantivo («labio»). Sin embargo, Shakespeare lo emplea como verbo al escribir «to lip a wanton in secure couch».

Una investigación previa, realizada con lectores angloparlantes, demostró que esos cambios funcionales provocan mayores esfuerzos de procesamiento gramatical, pero no requieren de procesamiento semántico adicional.

Este recurso permitiría crear efectos retóricos y estilísticos particulares sin interrumpir el fluir del significado. En nuestro estudio empleamos registros de electroencefalografía de alta densidad (EEG-ad) para investigar qué sucede con este fenómeno en lectores no nativos de inglés. La pregunta es interesante por dos motivos: primero, porque en el mundo hay más personas que leen inglés como lengua extranjera que como lengua nativa; segundo, porque el procesamiento semántico y gramatical suele ser más costoso para dichos lectores, incluso cuando alcanzan niveles considerables de competencia en inglés.

Además, este es un fenómeno que cada vez se utiliza más en la lengua cotidiana. El estudio está en curso y tendremos resultados concretos en los próximos meses. Esperamos detectar diferencias entre los patrones de activación cerebral que arrojan los functional shifts en lectores nativos y no nativos, y así contribuir al conocimiento sobre cómo responde nuestro cerebro ante la literatura en lengua extranjera.


Asimismo, García indicó que en INECO, por ahora, no estudian cómo respondería el cerebro ante la literatura nacional, si bien se contempla investigar el tema a futuro.


¿Qué ha descubierto la neurociencia sobre los cerebros literarios y los lectores?

Varios estudios han abordado los efectos neurocognitivos de la experiencia literaria. Un artículo de 2013, publicado en la prestigiosa revista Science, reveló que leer ficciones narrativas mejora las capacidades para inferir estados mentales ajenos (o sea, lo que piensan, sienten o desean otras personas). El hallazgo es interesante porque dicha habilidad, llamada «teoría de la mente», es clave para las relaciones sociales.

Otra investigación demostró que cuando leemos textos literarios, las áreas motoras y sensoriales de nuestro cerebro aumentan su resonancia de acuerdo a las actividades que realizan los protagonistas. Este fenómeno, por el cual nuestro cerebro simula la experiencia corporal que contemplamos, no es exclusivo de la literatura, pero podría verse intensificada en textos de ficción.

La investigación clínica, realizada en pacientes con lesiones cerebrales, nos demostró que las áreas críticas para inferir la moraleja de una fábula o hallar la idea principal de un relato son distintas de las que procesan los aspectos léxicos y gramaticales de los textos. También se ha descubierto que las metáforas y otras figuras retóricas generan activaciones en estructuras asociadas a las experiencias que denotan (por ejemplo, cuando leemos «le sacó brillo a la pista», se activan circuitos implicados en la acción de bailar).

Finalmente, las neurociencias han realizado aportes de peso a la comprensión de la lectura en general. Se ha identificado el área cerebral especializada en el reconocimiento de letras (región temporooccipital ventral izquierda), el tiempo aproximado en que accedemos a la información fonológica, semántica y sintáctica de una palabra en contexto oracional (130, 400 y 600 milisegundos, respectivamente) y el entramado de funciones que intervienen en el proceso (perceptuales, lingüísticos y ejecutivos).

Incluso se sabe que la información que leemos puede afectar nuestra conducta directamente. Por ejemplo, el equipo de John Bargh, de la Universidad de Nueva York, demostró que, si entablamos un diálogo luego de leer oraciones que connotan mala educación, tenderemos a interrumpir más a nuestro interlocutor; y si leemos oraciones que evocan estereotipos de la vejez, caminamos más lento de lo normal.

Esto es apenas un acotado muestrario de un corpus enorme de descubrimientos sobre la relación entre cerebro y lectura.


Además de Noam Chomsky, ¿cuáles considera que son los estudios literarios y lingüísticos que más han aportado a las neurociencias?

Los aportes de Chomsky a las neurociencias han sido preguntas y especulaciones. No hay en sus trabajos ningún aporte concreto al conocimiento neurocientífico. Muchas de sus intuiciones, de hecho, van en contra de lo que sí sabemos sobre el funcionamiento cerebral. Fuera de eso, múltiples teorías lingüísticas (como la gramática construccional, la teoría de espacios mentales, la teoría de redes relacionales y la lingüística sistémico-funcional) están interactuando fructíferamente con las neurociencias. A propósito, grandes escritores han sabido intuir detalles muy precisos del procesamiento cerebral (Borges, por ejemplo, ha caracterizado con maestría varios aspectos funcionales de la memoria y la atención).


Acerca de Chomsky, el investigador profundiza que al lingüista se le debe, en primer lugar, que haya fundamentado por qué el conductismo y el estructuralismo estadounidense estaban mal enfocados y, en segundo lugar, que haya planteado la importancia de considerar aspectos cognitivos para entender cómo se organiza el lenguaje. Sin embargo (y este es el nudo de la cuestión), no hay demostración científica acerca del innatismo del lenguaje propuesto por Chomsky. Varios investigadores, de hecho, ofrecen variada evidencia en contra de esta tesis. Además, explica García, la idea de que el procesamiento lingüístico consiste en la manipulación de símbolos abstractos amodales, como propone Chomsky, se ve refutada por centenares de investigaciones neurocientíficas. De hecho, en buena medida, el procesamiento lingüístico se enraíza en mecanismos sensoriomotrices, no en un conjunto de objetos abstractos arbitrarios.


En un futuro no muy lejano, ¿podremos establecer cuáles son los efectos durante la lectura que determinado autor le produce al cerebro?

Sólo de modo indirecto. Ninguna construcción, palabra o figura retórica es específica de un solo autor. La llamada «poética» de un escritor es irreducible a los elementos atomistas y controlados que se requieren para realizar un experimento neurocientífico. Además, los hallazgos de las neurociencias, en su mayoría, surgen del análisis promediado de la actividad cerebral de múltiples personas. Sin embargo, la experiencia estética es única e intransferible. Estamos muy lejos de indagar esos íntimos procesos de interpretación que se ven atravesados por la historia, las expectativas y las competencias individuales.


Sobre Shakespeare, el crítico literario Harold Bloom sostiene: «En Shakespeare no tenemos ni a un sabedor ni a un creyente sino a una con ciencia tan capaz que no tiene rival: ni en Cervantes, ni en Montaigne, ni en Freud, ni en Wittgenstein. Aquellos que escogen (o son escogidos) de acuerdo con una de las religiones del mundo con frecuencia parten de la base de una conciencia cósmica a la que le asignan poderes sobre naturales. Pero la conciencia shakespeariana, que transmuta lo material en imaginación, no necesita violar lo natural. El arte de Shakespeare es la naturaleza en sí mismo, y su conciencia puede parecer más el producto de su arte que su productora. Allí, en el extremo de la mente, nos detiene el genio shakesperiano: una conciencia moldeada por todas las conciencias que imaginó. Sigue siendo, y quizás lo sea para siempre, nuestro más grandioso ejemplo del uso de la literatura para la vida, que es en lo que consiste la labor de incrementar la percepción». ¿Qué es este tipo de conciencia y por qué todavía hoy es un misterio para la ciencia?

El estudio de la conciencia es uno de los mayores desafíos de las neurociencias. Hay expertos que sugieren que podemos estudiar los problemas «fáciles» de la conciencia (como especificar cuándo y cómo advertimos que un objeto aparece antes nuestra percepción), pero no así los problemas «difíciles» (en qué consiste la experiencia propia y privada de vivenciar ese estímulo). Respecto de la cita de Bloom, considero que se trata más de una opinión que de un hecho. Por un lado, Shakespeare transgrede los límites de lo natural en varias de sus obras (pienso en el fantasma del padre de Hamlet). Por el otro, no es una verdad inapelable que Shakespeare supere el genio literario de Cervantes ni el de otros escritores. Tiendo a creer que los juicios que emitimos sobre las obras literarias o sobre sus hacedores dicen más sobre nuestras propias conciencias que sobre las de ellos. La cita anterior, como mucho, nos dice algo sobre las preferencias de Bloom.


o O o

En 2014, en el marco de los festejos por el 450 aniversario del nacimiento de William Shakespeare, Facundo Manes señaló que el dramaturgo fue un gran neurocientífico porque explicó en sus obras la epilepsia, el Parkinson, otras demencias y muchas patologías que la ciencia todavía estudia. García considera que es válida la licencia de Manes ya que sostiene que «en muchas ocasiones, la literatura ofrece explicaciones más ricas que la ciencia sobre cómo funciona nuestra mente; el artificio literario nos ha deparado caracterizaciones minuciosas de la cognición y la conducta humanas, con un nivel de profundidad que los experimentos científicos rara vez alcanzan».


INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

El estudio se publicaría tiempo después de esta entrevista en la revista académica NeuroImage, vol. 197, n.º 15 (agosto de 2019):

Adolfo M. García, Sebastian Moguilner, Kathya Torquati, Enrique García-Marco, Eduar Herrera, Edinson Muñoz, Eduardo M. Castillo, Tara Kleineschay, Lucas Sedeño y Agustín Ibáñez, «How meaning unfolds in neural time. Embodied reactivations can precede multimodal semantic effects during language processing».

También puede interesarte esta reseña de Nora Bär en el diario La Nación: «Neurociencias: investigadores argentinos develan cómo el cerebro procesa las palabras».




febrero 13, 2023

La Primera Dama como recurso humanizador de la estrategia de campaña del candidato


Rocío Zamora Medina, Celia Berná Sicilia y Helena Martínez Martínez
«La retórica emocional de la esposa del candidato: análisis lingüístico de los discursos de Michelle Obama y Ann Romney»

Estudios sobre el Mensaje Periodístico, vol. 20, n.º 1 (2014).

Estudios sobre el Mensaje Periodístico | Universidad Complutense de Madrid | Facultad de Ciencias de la Información | Departamento de Periodismo y Comunicación Global | Madrid | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto de las páginas 588 a 590 y 598 a 600 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la publicación original. Licencia Creative Commons.



La Primera Dama como recurso humanizador de la estrategia de campaña del candidato

A diferencia de otros países, caracterizados por una cultura política en la que la vida privada queda eclipsada a la visibilidad mediática, en la política norteamericana, marcada por una fuerte cultura de la personalización, la presencia de la familia y, en especial, de la Primera Dama puede constituir una fuerza política determinante en la construcción de la imagen de candidato, así como en la movilización de los votantes durante la campaña electoral (VanHorn, 2010).

En las campañas electorales americanas es corriente el recurso a los surrogates o personas próximas al candidato, como es el caso de la esposa del candidato, que intervienen en su nombre y le sustituyen en muchos actos. El objetivo de sus intervenciones, en última instancia, es proporcionar a los electores información sobre el candidato, especialmente buscando proyectar ese carácter personal del futuro presidente con el que la mayoría de los ciudadanos pueda sentirse identificado. De este modo, la implicación personal de la esposa del candidato forma parte de la estrategia integral de la campaña (MacManus y Quecan, 2008), y tiene como objetivo proyectar el lado más emocional del liderazgo político e influir así sobre la imagen pública del candidato (Burns, 2005).

Tal y como algunos trabajos han apuntado, el papel de la Primera Dama ha evolucionado considerablemente (Watson, 2000). De ser meros apoyos complementarios y fieles acompañantes del líder del país, han pasado a asumir un papel más activo, involucrándose cada vez más en la estrategia de la campaña. Sin embargo, a pesar de la intensificación de su papel en la actividad política presidencial, existe un debate abierto en torno al papel que estas deben asumir en relación al grado de su implicación política. Y es que, como apunta Winfield (2000), «cuanto más activa es políticamente una Primera Dama, más cobertura negativa recibe por parte de los medios de comunicación».

En las elecciones presidenciales de 2012, concretamente, las esposas de los candidatos se convirtieron en su mayor activo político y las más fieles abogadas de sus valores como personas y hombres de familia (Gutiérrez Rubí, 2012). Hasta tal punto que se les exigió una implicación personal y emocional en la campaña sin precedentes. Su papel fue trascendental para ofrecer un valor añadido, y a la vez diferencial, de la candidatura de sus respectivos esposos, sobre todo en un contexto electoral en el que el electorado femenino podía resultar trascendental.

En estas ocasiones, los discursos de la Primera Dama concentran toda la atención pública y mediática. A través del relato de su matrimonio y su vida familiar, ambas se enfrentaban al desafío y la dificultad de canalizar la verbalización y las acciones espontáneas en formas apropiadas para el ámbito público (Wertheimer, 2005). En este sentido, sus habilidades de comunicación suelen determinar la valoración de sus intervenciones por parte de los medios de comunicación (Caroli, 2003).

La misión reservada a ambas esposas en sus respectivos discursos consistía en contar en primera persona y desde una perspectiva íntima quién era el candidato, para ofrecer un retrato que lo humanizara y lo acercara más a la ciudadanía. Como apunta Gutiérrez Rubí (2012: 232), en medio de una dura batalla electoral, «sus parejas, al final, se convierten en ese único enlace con lo terrenal, con lo mundano, con lo accesible para el ciudadano corriente». Se trata de «ofrecer una ventana para descubrir el carácter del candidato» (Grimes, 1990: 16). Incluso, su implicación también puede suponer un impulso para conseguir que se registren más mujeres para votar, empujarles a ir a las urnas y, de esta forma, estrechar las brechas de género (Watson, 2000).

En última instancia, a través de este tipo de intervenciones, se espera que esas mujeres puedan dar testimonio del auténtico hombre que hay detrás del candidato, de que su intimidad o su vida privada como marido, padre y gestor de los asuntos familiares sirva para ilustrar su moralidad y su auténtico carácter. En este sentido, el desafío radica en hacer ver que, detrás del hombre que aspira a ser la persona con más poder del mundo, hay un ser humano con sus fortalezas y debilidades. En definitiva, «intentar conectar con el electorado y demostrar, a través de sus relaciones con los candidatos, que las razones por las cuales se habían enamorado de ellos eran las mismas por las que la gente debía votarles» (Gutiérrez Rubí, 2012: 284 y ss.).

Así, la proyección pública de la propia biografía de la Primera Dama a lo largo de toda la campaña, y especialmente durante el momento estelar que supone la convención nacional, se convierte en pieza clave de su implicación en la campaña. Es una tendencia cada vez mayor que esta utilice su propia imagen para crear la imagen de su marido, alabando aquellos atributos de su pareja más valorados por los votantes. En esta ocasión, Michelle Obama se presentó como madre y esposa, pero también como socia, aliada, cómplice y parte del equipo presidencial. Ann Romney asumía con orgullo su papel de ama de casa y educadora de sus cinco hijos, un trabajo muy digno en su opinión, alejándose así de las críticas lanzadas desde el partido demócrata que le acusaron de no haber trabajado ni un solo día en su vida.

Uno de los recursos más utilizados para humanizar la figura del candidato es, sin duda, alejarse, en primer lugar, de todo lo que suene a la política dura, y dar paso a un discurso político «suavizado» basado en el relato emocional que tan eficaz resulta para conectar con el electorado. En este caso concreto, en ambos discursos se activaron tácticas retóricas afectivas puestas en práctica al servicio de unos determinados intereses políticos. De hecho, las dos esposas hicieron explícita, en varias ocasiones, la supuesta despolitización de su discurso, apuntando a una marcada orientación emocional del mismo. Así, Ann Romney, declaró: «I want to talk to you tonight not about politics and not about party [...] I want to talk to you from my heart about our hearts». También más adelante señala «I want to talk to you about love». Por su parte, para MichelleObama, las experiencias personales y los valores de Barack incidían decisivamente en sus actitudes y decisiones políticas, lo que hacía de él un candidato empático que entiende los problemas y preocupaciones de la ciudadanía: «For Barack, these issues aren’t political, they’re personal».

El análisis empírico de los discursos pronunciados en sus esposas en las convenciones de Tampa y Charlotte, puede servir para ilustrar el papel esencial desempeñado por el discurso emocional en la estrategia electoral de ambos candidatos.


Conclusiones

La instrumentalización política de las emociones ha sido una herramienta que se ha revelado especialmente eficaz en el marco de la comunicación política desde sus inicios debido a la gran rentabilidad persuasiva mostrada en el proceso de seducción del auditorio.

En EE. UU., la esposa del candidato es una figura clave que mejor encarna esta conexión indisoluble entre política y emociones, pues su labor esencial es contribuir a construir el perfil humano del candidato mostrando su lado más íntimo y personal.

Esta investigación ha analizado los discursos pronunciados por Ann Romney y Mi­chelle Obama en las convenciones republicana y demócrata que tuvieron lugar en la campaña presidencial de Estados Unidos de 2012. El análisis de los recursos lingüís­ticos utilizados en ambos discursos desvela que estos se articularon con una marcada orientación emocional y se mostraron intencionadamente despolitizados: las dos aspirantes a Primera Dama situaron en gran medida sus discursos fuera de las coordenadas temáticas de la agenda política estadounidense y construyeron un relato emocional focalizando la atención en el interés humano y personal de sus respectivos maridos.

La emoción, que constituye el eje central sobre el que gravita la configuración del discurso de las esposas de los candidatos, se canaliza, como hemos comprobado, a través de distintos dispositivos lingüístico­textuales. En este estudio, concretamente, nos hemos fijado en evidenciar la carga emotiva de algunos recursos de orden se­mántico, de carácter morfosintáctico y de naturaleza pragmática.

La información extraída del análisis cuantitativo y cualitativo que se ha llevado a cabo revela que las esposas de los candidatos configuraron sus intervenciones en torno a tres polos significativos: emoción y sentimientos, familia y sociopolítica. La activación en el discurso de ítems léxicos relacionados con estos campos semánticos permite generar isotopías semánticas que otorgan coherencia a la unidad textual y que son capaces de activar los resortes emocionales del público por la presencia de un gran nú­mero de voces que expresan o suscitan sentimientos.

Tal como se detalla en el estudio, en los relatos de Ann Romney y Michelle Obama también operaron otros recursos de índole morfosintáctica y pragmática que contribuyeron a facilitar la persuasión emocional, aportando mayor cercanía y expresividad al discurso. Específicamente, hemos comprobado la importancia adquirida por ciertos mecanismos, como el uso de diminutivos, superlativos, comparativos y de estructuras repetitivas, y de otros recursos, como el empleo del nombre de pila de los candidatos, el uso de las modalidades interrogativa y exclamativa y la utilización de deícticos.

Por otro lado, el análisis realizado reveló asimismo que en la conformación del perfil humano de Mitt Romney y Barack Obama, las esposas de los aspirantes a la presidencia de EE. UU. insistieron también en la argumentación emocional. Ambas coincidieron en construir estratégicamente un relato sobre la figura de sus respectivos maridos sustentando en los valores familiares más aceptados y presentaron a sus maridos como personas inteligentes, trabajadoras, buenas y bien intencionadas. Esta imagen positiva trataba de inducir en la audiencia emociones que movilizaran el voto, al influir de manera favorable en los juicios en torno a las figuras de los presidenciables.

Con todo, los datos recopilados apuntaron también algunas diferencias en la es­trategia. Así, Michelle Obama estableció un binomio-biografía política sobre Barack Obama, con el que proyectó ante el auditorio una imagen de su marido como una figura empática capaz de comprender y entender las necesidades del ciudadano americano. El retrato personal e intimista que realizó Michelle sobre Barack Obama contrastó con la visión más pragmática y política que Ann Romney imprimió al perfil de Mitt Romney, pues el candidato republicano aparecía definido más bien en términos de eficiencia política y empresarial, a través de la imagen de un político fiable capaz de solventar los problemas de América.

Estas divergencias fueron quizá decisivas a la hora de inclinar la balanza en favor de Michelle Obama en el seguimiento y la repercusión de ambos discursos en las redes sociales. A tenor de los datos estadísticos manejados sobre su presencia en Internet, Twitter y Facebook la esposa del candidato demócrata construyó un discurso más cercano y próximo a la ciudadanía, pues logró una mayor conexión con el público.

En definitiva, el estudio realizado muestra cómo tanto Ann Romney como Michelle Obama, a través de sus discursos, se erigieron en bisagras emocionales que vincularon al candidato con el electorado y cómo ello las convirtió en piezas clave en la estrategia electoral desarrollada por sus maridos en la carrera por llegar a la Casa Blanca durante la campaña electoral de 2012. Este estudio da, así, un paso más en la comprobación empírica del importante papel que va adquiriendo la figura de la Primera Dama en la estrategia política electoral, especialmente, en lo que respecta al fortalecimiento de la dimensión más humana del liderazgo político, y es este un aspecto sobre el que habrá que prestar más atención en las futuras campañas electorales.



Lejos de una aparente ausencia, la identidad del autor-periodista sale a la luz a través de un conjunto de opciones textuales que quedan impresas en sus artículos


Dolors Palau Sampio
«Estilo y autoría en la información. Una aparente ausencia de identidad»

Estudios sobre el Mensaje Periodístico, n.º 15 (2009).

Estudios sobre el Mensaje Periodístico | Universidad Complutense de Madrid | Facultad de Ciencias de la Información | Departamento de Periodismo y Comunicación Global | Madrid | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto de las páginas 356 a 358 y 363 a 364 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la publicación original. Licencia Creative Commons.



Si como decía Genette no hay texto sin estilo y este, el estilo, revela un modo de ver las cosas, cabe preguntarse cómo queda reflejado en los textos periodísticos. En definitiva, en qué elementos se manifiesta esta presencia del autor-periodista, dónde es posible localizar su rastro, en qué medida las diversas formas de ver la realidad tienen un reflejo, una expresión lingüística que puede ser analizada desde una metodología pragmaestilística. Abordar el estudio del estilo en los textos periodísticos plantea la necesidad de tener presente esta inscripción, no de los rasgos biográficos o de las pulsiones íntimas del autor, sino de su punto de vista a la hora de configurar una realidad que contribuye a designar y crear a partir de una serie de marcas lingüísticas observables y analizables.

Los textos periodísticos conservan en buena medida esa esencia de muñecas rusas que Kerbrat-Orecchioni atribuye a los enunciados, esa «fascinación perversa», como la denomina, la fascinación del abismo al que aboca una exploración que parece no acabar nunca. Los múltiples matices que presentan las piezas publicadas en los medios de comunicación constituyen un motivo de interés, pero también de incertidumbre, a la hora de afrontar un análisis que combina una mirada microlingüística con la voluntad de no perder el horizonte donde se inscriben las diferentes realizaciones periodísticas. La aproximación a ellas requiere, de entrada, el diseño de un método de estudio que sea capaz de filtrar las diversas maneras de ver la realidad que quedan patentes en los textos.

La juventud de los estudios de comunicación obliga a importar de otros ámbitos con mayor bagaje teórico y metodológico las herramientas para acercarse con garantías a los textos periodísticos, al menos para traspasar las veleidades prescriptivas. Así, la lingüística y la estilística se convierten, como han puesto de manifiesto diversos autores, en soportes fundamentales para iniciar una reflexión empírica. Lejos de cualquier tentación autárquica, el análisis del estilo en los textos periodísticos debe situarse en el terreno de una pragmática que contemple los factores lingüísticos y extralingüísticos que han intervenido en su producción. De aquí la elección de la pragmaestilística, la vertiente de estudio del estilo —heredera de la tradición estilística— en el marco de la lengua en uso, siguiendo a L. Hickey, como método adecuado para la investigación. Su objetivo no se limita a conocer el significado de un texto, sino a analizar su carácter de unidad comunicativa.

La propuesta de análisis de la inscripción del punto de vista, de la presencia del periodista en el texto resulta necesariamente fragmentaria e incompleta, teniendo en cuenta la diversidad de elementos enunciativos e ideológicos que entran en juego. Sin embargo, más allá de estas salvedades, es posible establecer, como se detalla a continuación, una serie de parámetros de estudio que muestran claramente algunos elementos lingüísticos que pueden analizarse, ligados a las diferentes tareas que realiza el periodista. Con esta finalidad, los indicadores se han distribuido en cinco grupos, que pretenden recoger las especificidades del trabajo periodístico, dar cuenta de las acciones en las que el periodista-autor deja, inevitablemente, su particular huella.

Estas acciones van desde la selección de hechos y protagonistas, que dispone estratégicamente siguiendo la voluntad de dar relieve a unos u otros datos, desplazando elementos o añadiendo operadores argumentativos, hasta los mecanismos de cohesión que implican al periodista en la textura discursiva, y hacen que, al tiempo que asegura el engranaje y el vínculo entre las oraciones, filtre su particular punto de vista. Su presencia queda patente como enunciador que escoge los operadores de modalización léxicos, fraseológicos o ligados a la sintaxis y la morfología, que permiten que aflore la subjetividad del autor del texto periodístico. Pero la suya no es la única voz que se escucha.

Más aún, esta tarea de reportador de discursos no se limita a la de mero altavoz, a la de vehículo neutro de canalización de la palabra de otros, sino que comporta una implicación evidente. Por el hecho de escoger unas y dejar otras fuera, pero también por el modo en que estas, las palabras, se insertan en el texto del periodista, por los matices que rodean al verbo de dicción o la particular forma de incluir la cita indirecta. Finalmente, en contra de la anatematización que lanzan manuales, libros de estilo y otros guardianes de las esencias «objetivistas», el periodista se muestra también como creador, artífice de figuras retóricas que, lejos de ponerse al servicio de un falso embellecimiento, de una ornamentación vacía, comunican con eficacia y transmiten una visión del mundo y de la realidad que presentan.


[...]


Conclusiones

El análisis empírico de los textos periodísticos muestra cómo, más allá de las estrategias de impersonalidad, destinadas a negar la presencia del periodista en sus escritos, es posible descubrir el rastro del sujeto que los compone y elabora. Así pues, lejos de una aparente ausencia, la identidad del autor-periodista sale a la luz a través de un conjunto de opciones textuales que quedan inevitablemente impresas en sus artículos, como huellas que es posible analizar y recomponer con la ayuda las herramientas que proporcionan disciplinas como la lingüística.

De este modo, el llamado estilo periodístico –en singular–, prescrito en los libros de estilo y entendido como ardid objetivador, se muestra más como un corsé de fórmulas y recetas de redacción que como un auténtico escudo protector contra las veleidades subjetivas. Estas surgen a poco que se abandonen [...] las posturas prescriptivas por un acercamiento empírico que contemple las implicaciones que conlleva la elección del léxico, la distribución y composición de los elementos de la oración, los procedimientos para el mantenimiento y la transformación del referente o las fórmulas de introducción de otras voces en el discurso.




febrero 06, 2023

«Creo que escribo mejor. Más concentrada y enfocadamente. Más conocedora de mi oficio y del lenguaje», Mayra Santos-Febres (enero de 2020)



Entrevista de Wilkins Román Samot en Rebelión, 14 de enero de 2020.
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NOTA 1 de Plaka logika: En las fechas de esta entrevista, la autora acababa de recibir un nuevo galardón, el Gran Premio Literario de la Academia Nacional de Farmacia de Francia, por su novela La maîtresse de Carlos Gardel (La amante de Carlos Gardel), traducida del español por François-Michel Durazzo, publicada por Ediciones Zulma (Académie Nationale de Pharmacie: Grand Prix littéraire 2019, nota de prensa en su web y noticia en su boletín AcadPharm INFO-LETTRE, 3 de enero de 2020).

NOTA 2 de Plaka logika: El texto se reproduce unificando las fórmulas de tratamiento utilizadas (tú, vos, usted, vosotros, etc.) en la 2.ª persona del castellano o español de España. Se ajustan también otros detalles de puntuación y concordancia relacionados con las fórmulas de tratamiento.




Mayra Santos-Febres. Foto en Noticel (Juan R. Costa / NotiCel).


Mayra Santos-Febres (Puerto Rico, 1966) es escritora, docente-investigadora y madre a tiempo completo, adscrita a la Universidad de Puerto Rico. Oriunda de Carolina, Puerto Rico, es egresada del Bachillerato en Artes con concentración en Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico (B.A.). Santos-Febres obtuvo su grado de maestría en la Universidad de Cornell, donde además completó su doctorado (M.A.-Ph.D., 1991). Desde hace una década, afronta, gesta y dirige el Festival de la Palabra de / en Puerto Rico y sus diásporas. Decir Mayra Santos-Febres es también decir Caribe. O, al decir de Juan Pablo Rivera sobre parte de la amplia obra de Mayra Santos-Febres:

«En su método hay una sospecha crítica similar a la gula caníbal que Oswald de Andrade defendía: engullir sin vergüenza ni freno los restos del pensamiento occidental, devolviendo un producto nuevo, aquellos “contradictorios y complejos saberes” que la autora declara “nunca se unificaron en nuestra sociedad”. Santos-Febres devuelve al caníbal al Caribe, a un origen más o menos propio, asegurándonos, insistentemente, que el Caribe es otra cosa, esencialmente “inapalabrable”. No le interesa tanto la manida cuestión de la identidad caribeña como la puesta en escena de algunos de sus avatares. Isabel “La Negra”, los travestís que cantan boleros, los santeros y el inmigrante haitiano aparecen siempre con historias propias, con las dimensiones que raras veces encontramos en la obra de escritores anteriores a ella. En Cualquier miércoles soy tuya (2002), por ejemplo, la historia del fracaso del café y la caña en Puerto Rico está condensada en la biografía ficticia de Tadeo, el inmigrante haitiano, sin que jamás llegue a ser él caracterizado como representante ni de su país ni de su raza.

»La piel (el sexo, la raza) y el papel (el dinero, la escritura, el analfabetismo) en el Caribe, desde el Caribe, son temas que la autora trata más extensamente en su novela histórica, Nuestra Señora de la noche. Esta novela, como los ensayos de Santos-Febres, aboga también por que una incierta particularidad caribeña sea tomada en cuenta. Su novela se inserta, así, en una corriente crítica y novelística que intenta identificar lo esencialmente caribeño, evocando siempre imágenes de la hibridez y lo movible, del ajiaco (Ortiz), de las islas que se repiten (Benítez Rojo), del resto o exceso (Carpentier y Lezama Lima)» (Rivera, 2007)***.

Mayra recientemente obtuvo una residencia familiar en Bellagio, Italia, como becaria de la Fundación Rockefeller. Santos-Febres ha respondido a mis preguntas, y todas sus respuestas son para compartir con vosotros.


Wilkins Román Samot (WRS en adelante). Eres una docente que investiga y escribe desde su experiencia, la suya y la de su entorno caribeño, bien como mujer afrocaribeña bien como docente afrocaribeña nacida en Puerto Rico. Hace varios meses lograste integrar a tus hijos en tu quehacer creativo-literario en Bellagio, Italia, en calidad de becaria de la Fundación Rockefeller. Ya tus hijos han colaborado contigo en tu obra literaria previa. ¿De qué trató o tratas en esas obras o cuentos en las que vuestro trabajo creativo se nutre de la obra creativa, de su poder y ancla? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarlos?

Mayra Santos-Febres (MSF en adelante). Intento trabajar de manera orgánica, vivir de manera orgánica, integrada, criar de la misma forma. No respeto la división entre la esfera pública y la privada. Mis hijos son parte de quien soy y yo soy madre y escritora. Intentar vivir de otra manera supondría que me creo las reglas del juego capitalista occidental, de que las mujeres, porque son madres, deben ocupar y habitar un espacio «doméstico», «privado», aislado del mundo. Y si decido escribir, es decir «trabajar» y ser una mujer «independiente» (¿de quién, de qué?), debo vivir una especie de esquizofrenia en que mis hijos y mi vida familiar ni nutre ni se nutre de mi vida profesional.

Soy del Caribe y vengo de un laaaaargo linaje de mujeres que trabajan y crían, de familias cuya norma es que seamos nosotras las jefas y proveedoras de nuestros hogares. Para mí, viajar con mis hijos, escribir junto a ellos, hablarles de mis obras y que ellos opinen es normal. Lo otro es lo «anormal», el excluirlos de mi vida misma. Ellos son mi vida misma. Escribir es mi vida misma. Bailar, salir a fiestas, viajar, enamorarme, leer, observar la realidad, ir a demostraciones políticas son mi vida misma. Imposible separar todos los aspectos de mi vida.

Con mis hijos he escrito tres libros: Ernesto, el domador de sueños, Aidara en el país de las nubes, Lucián, Corazón Valiente (sin publicar). Sobre nuestras vivencias, acabo de concluir la escritura de Hasta que llegue la luz, novela de no-ficción acerca de cómo sobrevivimos al huracán María.


WRS. Pienso en tu trabajo creativo, y pienso en la importancia de lo caribeño dentro de Puerto Rico, bien en sus relaciones económicas de trabajo, de producción, de explotación laboral, de explotación sexual, pero también en la importancia de visibilizar, de hacer visible la contribución y presencia de la mujer, de lo queer-caribeño, de la mujer negra, del hombre negro, a nuestra economía por medio de la literatura. ¿Qué relación tienen tu trabajo creativo previo y tu trabajo docente-investigativo entonces y hoy?

MSF. Soy una escritora que trabaja como profesora. Muchos escritores viven de lo que yo vivo, por temporadas o de manera asidua, como yo. Cristina Rivera Garza, de México, es escritora y profesora. Rosa Beltrán también, Cristina Peri Rossi, Tess Gallagher, Flor Abate, de Argentina, Guillermo Martínez, también. Hemos sido muchos.

Yo no sé cómo otros escritores combinan la docencia con la escritura creativa, pero a mí me divierte mucho. He creado un programa de escritura creativa, de hecho, para la Universidad de Puerto Rico. Allí doy los cursos de ficción, microficción, autoficción, poesía, edición, políticas culturales. Me gusta mucho más que dar cursos de literatura eurocéntrica.

La Universidad, además, me da la flexibilidad de viajar a presentar libros, dictar conferencias y talleres por el mundo. Además, investigo con estudiantes sobre diversos temas de raza, racialización, caribeñidad, nuevas formas de la escritura creativa. Pagan bien y no tengo que trabajar los veranos. Es fantástico.


WRS. ¿Cómo lo hilvanas con tu experiencia de mujer caribeña y tu memoria personal o no de lo caribeño dentro de Puerto Rico y el Caribe?

MSF. La docencia, o como yo la asumo, me permite investigar. El 99 % de mi narrativa está basado en investigación. También el 99 % de mis olvidos está basado en la invisibilización de los saberes afrodescendientes, caribeños, de género y puertorriqueños. La colonización es el ejercicio continuo de olvidar. Hay que olvidar quién eres para que quieras convertirte en el «otro». El «otro» blanco, varón, europeo o estadounidense, el otro rico, primermundista, el otro que no eres tú.

La academia me da tiempo y espacio para desaprender la colonización, no porque ella misma no esté colonizada, sino porque me expone a diálogos en donde su propia colonización es discutida. Es una buena palestra desde donde ver el mundo.


WRS. Hace algún tiempo, te pusiste a escribir un cuento que te mereció un premio que no tiene cualquiera. Hago referencia a tu cuento Oso Blanco, premio Juan Rulfo 1996. Si comparas tu crecimiento y madurez como persona, docente, investigadora y escritora entre la época en la que te gradúas en la Universidad de Cornell (1991) con tu época actual de docente-investigadora y escritora en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en tu trabajo creativo? ¿Cómo ha madurado tu obra? ¿Cómo has madurado?

MSF. Buena pregunta la de la madurez literaria. El problema es contestarla desde donde estoy.

Recientemente me gané una residencia en Bellagio de la Rockefeller Foundation. También, en el 2009, una beca John S. Simmon Gugenheim. Y fui finalista del Premio Rómulo Gallegos y del Premio Primavera.

Ha habido otros premios desde el 2006. Cada uno de ellos marca un hito de madurez en mi obra.

Creo que escribo mejor. Más concentrada y enfocadamente. Más conocedora de mi oficio y del lenguaje y, por el tiempo dedicado, más conocedora de la historia y de las contradicciones filosóficas que se dan dentro de la interseccionalidad que me obsede: raza, género, Caribe, modernidad y el retorno de las políticas de la supremacía blanca, tanto en América del norte como del sur.

Soy una mujer que aún se encuentra a mitad de carrera. Tengo mucho que recorrer todavía. Pero no me canso de aprender ni de asumir nuevos retos estéticos y éticos, intelectuales y creativos. Así que te diría que sí he madurado, pero que a esta negra le falta mucho que aprender y cuajar todavía. Aún siento que estoy empezando.


WRS. Eres especialista y docente en Estudios Hispánicos. Mayra, ¿cómo visualizas tu trabajo creativo con el de tu núcleo generacional de investigadores y escritores, con los que compartes o has compartido en Puerto Rico, Estados Unidos y América Latina?

MSF. No soy especialista en Estudios Hispánicos. Soy especialista en Estudios de Raza y Literatura y Pensamiento Afrodiaspórico. Mi título dice Estudios Hispánicos porque NO EXISTE un título que nombre de manera adecuada lo que estudié. Así que mi lucha con mi departamento es la de combatir la invisibilización de otros saberes y filologías por seguir llamándolas «hispánicas» cuando algunas cambian el paradigma, lo amplían o, simplemente, no lo son. Es una relación tensa, pero fructífera.

Tengo algunos colegas que entienden el dilema, tengo otros que se dedican a estudios de racialización y género y que los aplican a sus disciplinas, algunas parecidas, otras muy diversas a la mía. Con estos guardo estrecha relación de retroalimentación y apoyo. Tengo otros que invalidan o desvalorizan lo que hago. Estos no me preocupan. Los dejo en su viaje. Yo hago lo mío tanto en ensayos como en trabajos literarios. Creo en lo que estoy haciendo. Me apasiona. De ello me nutro.


WRS. Has estado al frente del Festival de la Palabra en los pasados años. Han sido años de bajas y bajas en la economía, pero también de retos y logros para nuestra literatura y sus creadores o forjadores de país. ¿Cómo concibes la recepción a tu trabajo creativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de tus pares?

MSF. Mi trabajo es bien recibido dentro y fuera de Puerto Rico. Organizar un festival literario por 10 años da una visión de conjunto y del sistema literario que existe y opera en Puerto Rico, en el Caribe y en muchos lugares del mundo. La creación de nuevos lectores y el apoyo a diversidad de lectoras y literaturas es un trabajo imprescindible y fundamental para crear sociedades abiertas e inclusivas. Al menos así yo lo percibo. Yo formo parte de esa gesta desde la página y desde la acción.


WRS. Sé que eres de Carolina, Puerto Rico. ¿Te consideras una escritora puertorriqueña o no? O, más bien, una escritora, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo te sientes tú?

MSF. Soy una escritora afrodescendiente puertorriqueña madre soltera, de clase trabajadora. La raza abre puertas de identidad más allá de la definición nacional. El género también. No es necesario pensar que lo de «boricua» me cierra otras puertas de definición de identidad. Tengo la inmensa suerte de ser más que una escritora puertorriqueña.


WRS. ¿Cómo integras tu identidad étnica y de género y tu ideología política con o en tu trabajo creativo y tu formación en Estudios Hispánicos?

MSF. No sé cómo contestar esta pregunta. Mi formación es en español, inglés, francés y en todas las lenguas que puedo leer y entender (portugués, italiano, un poquito de yuriba también). Mi tradición es en lengua española, la cual se queda corta para nombrar todos los saberes que me componen y que debo manejar. Estudié Estudios Afroamericanos en Cornell University y bachillerato en la UPR [Universidad de Puerto Rico], Puerto Rico. Conozco al dedillo las tradiciones latinoamericanas, que se dan en muchas lenguas, en español, que es la lengua colonial y de supremacía, pero también en quechua, tzotzil, tzoque, aymara, creoles de diversa índole. Creo que llamar mi formación «hispánica» es reducirla. Eso es parte del problema.

Hay que desaprender, más que aprender, lo que es la llamada tradición «hispánica».

Como ideológicamente soy comunitaria e inclusiva, mi formación crece y va orgánicamente ligada a mis pensamientos políticos decolonizadores, antipatriarcales y antisupremacía blanca eurocéntrica.


WRS. ¿Cómo se integra tu trabajo creativo a su experiencia de vida como estudiante antes y después de tu paso por la Universidad de Puerto Rico?

MSF. Fui estudiante hace muuuuuuucho tiempo. No podría decirte ahora cómo se integró de manera precisa. Solo sé que me hizo querer convertirme en escritora.


WRS. ¿Cómo integras esas experiencias de vida en tu propio quehacer de docente-investigadora en Puerto Rico hoy?

MSF. Mi bibliografía habla por mí. He publicado 28 libros que consistentemente trabajan los temas que me apasionan: raza, pluralidades en identidad de género, Caribe, diásporas, modernidad. En poesía, cuento, ensayo, performance, novela, teatro, guion de cine. Y me falta todavía. Veremos a ver con qué salgo en el futuro.


WRS. ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a tu trabajo creativo y a la temática caribeño-literaria del mismo? ¿Cómo ha variado?

MSF. Creo que lo que antes hacía en solitario, o, por lo menos, desde la percepción de lo solitario, ahora está más a tono con los temas que se discuten a nivel mundial. Los movimientos de Me too y de despenalización del aborto, la declaración de 2017-2027 como Decenio de la Afrodescendencia por la ONU, la presidencia de Trump y Bolsonaro, y el retorno de las políticas de extradición de inmigrantes, el genocidio abierto de indígenas en América Latina y la destrucción del planeta hacen que los temas que a mí me preocupan se vuelvan más visibles y pertinentes en los discursos artísticos, sociales y políticos de hoy en día.


WRS. ¿Qué otros proyectos creativos tienes pendientes?

MSF. Terminé una novela acerca del huracán María, Antes de que llegue la luz. Estoy esperando oferta de publicación. También he comenzado a escribir otra novela La otra Julia, basada en la vida de Julia de Burgos. Espero terminar su redacción para principios del 2020. Tengo un libro de cuentos para niños, Lucián, Corazón Valiente, que quiero publicar. Hay varias cosas. Cruzo los dedos para verlas ya hechas libro.



***Referencia:

Juan Pablo Rivera, «Lenguas madrinas: Nuestra Señora de la noche y el bilingüismo de Sirena Selena», Ciberletras. Revista de crítica literaria y de cultura. Journal of literary criticism and culture [Lehman College, Nueva York], n.º 16 (enero 2007).


Wilkins Román Samot es doctor por la universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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