junio 22, 2022

«En el desarrollo de la competencia comunicativa, el código lingüístico no basta, haciéndose imprescindible como referencia la del acto de habla»



José María Rodríguez Santos
«El acto de habla como unidad de comunicación en el aprendizaje de una segunda lengua»

Tonos digital. Revista Electrónica de Estudios Filológicos, n.º 32 (2017)

Tonos digital. Revista Electrónica de Estudios Filológicos | Universidad de Murcia | Murcia | ESPAÑA


Extracto de apartados en páginas 1, 2-4 y 17-19 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Resumen

»El aprendizaje de una segunda lengua es un proceso que debe conducir necesariamente al desarrollo de la competencia comunicativa. Tal objetivo implica el dominio de una serie de componentes lingüísticos y de factores sociales y culturales para lograr una adecuación y eficacia comunicativa para las cuales resultan fundamentales los procesos cognitivos innatos que todo hablante posee con independencia de su primera lengua. Este planteamiento, que sustenta el Marco Común Europeo de Referencia (en adelante, MCER), nos ofrece implícitamente una noción clara sobre la pretensión de establecer la comunicación, en su más amplia dimensión, como centro del proceso.

»De este modo, resulta importante insistir en la necesidad de abordar la enseñanza de las lenguas, en este caso el español, desde un enfoque pragmático, dentro del cual el tratamiento de los actos de habla como unidades básicas de comunicación parece convertirse en un elemento central. Superar el nivel oracional e integrar los elementos léxicos y gramaticales en unidades más amplias como son los actos de habla proporcionaría un aprendizaje más adecuado para satisfacer las necesidades que todo hablante posee en contextos comunicativos reales, más allá de la práctica en el aula.

»Palabras clave: Pragmática, español lengua extranjera, acto de habla, comunicación, material didáctico.


»Introducción

»La Pragmática se presenta hoy como una disciplina imprescindible dentro de los estudios lingüísticos y, por lo tanto, dentro del ámbito de la enseñanza de segundas lenguas. Sin ella no se podría dar cuenta de una gran parte de la naturaleza comunicativa de los hablantes puesto que no sería posible estudiar los modos en que los individuos usan la lengua dentro de contextos sociales y culturales determinados.

»A pesar de la juventud de la Pragmática como una disciplina que persigue una meta concreta con respecto a otras como la Gramática, estas inquietudes ya estaban latentes tal y como nos indica el hecho de que Morris (1938) propusiera ya una diferenciación entre Sintaxis, Semántica y Pragmática. La Sintaxis, según este autor, se ocuparía del estudio de la relación entre los diferentes elementos que componen una estructura lingüística.

»Por tanto, el significado de diferentes estructuras que comparten los mismos elementos léxicos variará en función del orden y, así, de las relaciones que se establecen entre estos.

»La Semántica, por su parte, se encargaría de la relación entre los signos y los objetos a los que se refieren. Y, finalmente, la Pragmática trataría las relaciones entre los intérpretes o miembros de una comunidad lingüística y los signos.

»Esta diferenciación entre sistema y uso de la lengua es precisamente lo que ha permitido establecer los límites diferenciadores entre dos disciplinas como la Semántica y la Pragmática. Por lo que se refiere al significado semántico, la información que se solicita es sobre el sistema lingüístico y tiene que ver con reglas formales del propio sistema de la lengua. Sin embargo, con el significado pragmático entra en juego la cuestión de la interpretación del destinatario de aquello comunicado por el emisor y está regulado por reglas que muestran el comportamiento social de los hablantes en determinadas situaciones comunicativas.

»Estas diferencias entre ambas disciplinas provocan que los analistas del discurso critiquen duramente los estudios centrados tan solo en el sistema gramatical, pues aparecen desconectados de la realidad social. Sin embargo, esto no significa que la gramática no tenga cabida dentro de estos estudios, siempre que esta sea incluida y tratada como sistema formal que ha de ser completado por su uso real dentro de un entorno social fijado. Es imposible entender la naturaleza del lenguaje sin tener en cuenta ambas disciplinas y la interacción existente entre ellas. De la misma manera, tampoco se puede dar cuenta de los actos comunicativos sin hacer referencia a los procesos cognitivos que se realizan de forma sistemática, y de ahí la importancia de adoptar un enfoque cognitivo.

»Desde este enfoque cognitivo, la comunicación es un proceso en el que un emisor trata de transmitir intencionalmente a su(s) destinatario(s) una serie de representaciones internas haciendo uso de un código lingüístico (o no) que sirve como indicio para que, mediante la descodificación y la inferencia, sea correctamente interpretada (Escandell Vidal, 2014). Estas representaciones internas o imágenes mentales son las que cada individuo va adquiriendo de forma estructurada sobre el mundo que le rodea a medida que se va exponiendo a distintas experiencias, las cuales estarán siempre marcadas por factores sociales y culturales.

»Por estos motivos, aquellos modelos de comunicación centrados únicamente en el código y en los procesos de codificación y descodificación no son capaces de dar respuesta a muchas de las cuestiones relacionadas con la forma en la que nos comunicamos los seres humanos y su aplicación en el aprendizaje de una segunda lengua se traduce en deficiencias en el desarrollo de la competencia comunicativa.

»El código lingüístico no basta, de la misma forma que no basta la consideración de la oración como unidad comunicativa, haciéndose imprescindible como referencia la del acto de habla. Su estructura puede coincidir con la propia oración o no, dándose la posibilidad de que este esté formado tan solo por una palabra o por un conjunto de oraciones, en función de esos factores extralingüísticos que condicionan todo comportamiento comunicativo. Por ello, se antoja fundamental que el docente sea plenamente consciente de todo lo que implica la comunicación a partir de los modelos cognitivos, y que a la hora de facilitar el aprendizaje de sus estudiantes ponga en marcha los mecanismos necesarios que permitan esa adquisición más allá del sistema lingüístico.

»Hacer del acto de habla el eje del aprendizaje desde los niveles iniciales se convierte en una labor ineludible para lograr un adecuado uso de la lengua y evitar posibles daños sobre la imagen del estudiante por desconocimiento de los factores extralingüísticos que condicionan la producción lingüística. Hablar del acto de habla es hablar de una unidad de comunicación universal, existente en todas las lenguas, pero cuya materialización concreta puede ser muy diferente al estar condicionado por esas marcas sociales y culturales, haciéndose imprescindible un foco sobre los aspectos interculturales cuando del aprendizaje de una segunda lengua se trata.


»Conclusiones

»La comunicación es un proceso complejo en el que se trasciende lo meramente lingüístico haciéndose necesario un análisis más profundo en el que se incluyan tanto los procesos cognitivos que intervienen como los factores sociales y culturales que condicionan el propio uso del código lingüístico.

»Esto provoca que el análisis de la comunicación desde una perspectiva oracional haya quedado obsoleta desde el desarrollo de la Pragmática pues, a tenor de las investigaciones realizadas en las últimas décadas, parece mucho más adecuado tomar en consideración el acto de habla como unidad básica de comunicación. En el acto de habla, con independencia de los diferentes tipos que distintos autores han identificado, es importante tener en cuenta también el carácter variable de su estructura, lo cual muestra de manera más notoria esa relevancia como unidad comunicativa frente a la oración.

»Dado este análisis, parece adecuado prestar especial atención a su tratamiento en el material didáctico para la enseñanza y el aprendizaje de una lengua extranjera. A pesar de que la presentación de los contenidos en los índices de múltiples materiales incluye el tratamiento explícito del acto de habla dentro de las secciones destinadas a la comunicación o los contenidos funcionales, a través de los ejemplos expuestos hemos podido observar cómo su desarrollo no parece realizarse con la suficiente intensidad y precisión, haciendo primar aún de forma preferente el trabajo sobre el código lingüístico frente a otros aspectos que se antojan determinantes para lograr la eficacia y el éxito comunicativo que se pretenden.

»Haber optado por observar ejemplos de manuales para un nivel A1 según el MCER no ha sido casual, ya que una de las posibles justificaciones de estas deficiencias podrían relacionarse con la falta de dominio del código por parte de los aprendientes y que, por tanto, son aspectos incluidos en los niveles más altos, pero en realidad hemos podido constatar que incluso los contenidos ya tratados previamente en unidades anteriores de esos mismos manuales son despreciados como forma de ofrecer distintas variantes para la realización de los actos de habla seleccionados.

»Esta posible justificación nos llevaría también a reflexionar sobre la consideración del aprendiente como agente social (Consejo de Europa, 2002, p. 1), ya que en el caso de que estos contenidos solo se introdujesen en niveles más altos, estaríamos condicionando y limitando la fluidez y las posibilidades de un hablante inicial para “comportarse de forma adecuada y eficaz en una comunidad de habla”, que es exactamente como se define la competencia comunicativa en el Diccionario de términos clase ELE del Centro Virtual Cervantes [Disponible en: http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/competenciacomunicativa.htm], cuando hemos podido observar cómo sí existe la posibilidad de presentarlos y trabajarlos.

»Y, por último, nos hace cuestionar si tanto los contenidos del MCER como los presupuestos del enfoque comunicativo orientado a la acción son llevados de forma plena a los materiales didácticos teniendo en cuenta la teoría de la comunicación y, por tanto, un enfoque más pragmático; o si, por el contrario, esta aparente evolución metodológica no ha alcanzado el nivel deseado y todavía se sigue prestando mayor atención a los contenidos lingüísticos como ya sucediera en esos enfoques más asentados sobre las teorías estructuralistas, ya sea por tradición, por falta de atención a cuestiones pragmáticas de quienes están encomendados a tal labor o por seguir satisfaciendo a aquellos docentes y sistemas educativos que mantienen posiciones más tradicionales en su enseñanza».





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