Verónica Leuci
«“Sobre los lomos del humor”: polisemia, crítica y humor en la poesía última de Gloria Fuertes»
Pasavento. Revista de Estudios Hispánicos, vol. III, n.º 2 (2015)
Pasavento. Revista de Estudios Hispánico (@RPasavento) | Universidad de Alcalá | Facultad de Filosofía y Letras | Departamento de Filología | Alcalá de Henares (Madrid) | ESPAÑA
Extracto de páginas 327-330 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.
«Vaivenes polisémicos: juegos lingüísticos y retóricos
»La poesía de Fuertes se construye como una constelación compleja, refractaria a su inscripción en un camino unívoco y uniforme. Su producción, en cambio, se destaca por una marcada singularidad e insularidad en las letras españolas de la segunda mitad del siglo XX. Por un lado, la suya es una de las voces femeninas centrales en el acotado bloque de mujeres escritoras de la posguerra española; luego, en el panorama general de las poéticas sociales que contiene a la poeta en sus albores (en especial, por los libros reunidos en las Obras incompletas), la poesía de Fuertes se constituye a medio camino entre las dos generaciones de poetas sociales. Por otro lado, y conjuntamente, en su poesía perviven algunos resabios del gusto humorístico que caracterizó al efímero y marginal grupo “postista” a mediados de los ‘40, y con el que la poeta estuvo conectada. Por último, no podemos olvidar también el arco infantil de su producción, extenso corpus que excede nuestros intereses actuales pero por el cual ha sido ampliamente reconocida y premiada.
»Ahora bien, más allá de las múltiples aristas de su poesía, su obra se caracteriza desde sus primeros libros por un interés eminentemente comunicativo, una “obsesión de comunión–comunicación con el lector” (Fuertes 2011: 29-30). La poeta será la representante de un acontecer general, voz plural del pueblo, al que pertenece y del cual es vocera: “Lo que a mí me sucedió, sucede o sucederá, es lo que le ha sucedido al pueblo, es lo que ha ocurrido a todos, y el poeta sabe, más o menos, mejor o peor, contarlo, necesita decirlo, porque necesitáis que lo digamos” (Fuertes 2011: 23).
»En sus primeros textos, el foco de denuncia y testimonio lo compondrá sobre todo el contexto de la guerra civil y la posguerra; sin embargo, en sus libros finales, la poesía se proyectará también críticamente hacia el contexto social, tanto en referencia al conflicto fratricida y la dictadura franquista, como en remisión a nuevas preocupaciones y situaciones de cuño histórico-político, como la esclavitud, la bomba atómica y, de modo general, diversos azotes y penurias de carácter universal: la pobreza, el hambre, la lucha armada, etc.
»La poesía de Fuertes se conecta, así, con el universo popular en estratos variados y complementarios. Así, se aboga por la constitución de una figuración popular, “juglaresca”, de la poeta, posicionamiento que se abona desde sus prosas ensayísticas, desde su ejercicio literario y que se forja también en sus prolíficas actuaciones tendientes a la incidencia social: abundantes apariciones en radio y televisión, recitales de poesía, conformación del grupo “Versos con faldas” en la temprana posguerra junto con Adelaida Lasantas, María Dolores de Pablos y Acacia Uceta, creación de la primera biblioteca infantil ambulante, entre otros.
»La imagen de escritora (Gramuglio) que diseña la madrileña reafirma en el plano extratextual, empero, una cuestión que cala profundamente su escena poética y que encuentra su correlato en su poesía en diferentes niveles. Por un lado, a través de frecuentes estrategias tendientes a la oralidad, a la musicalidad.
»Retruécanos, paranomasias, paralelismos, anáforas, aliteraciones, formas métricas y retóricas de arte menor, uso de rima, recuperación y transformación de proverbios y paremias… Procedimientos que recorren su poética y que, a través de estas pulsiones orales, actualizan en su poesía materiales de larga data en la tradición poética española. Luego, con la inclusión de temas y personajes populares que se intercalan a la dicción poética y con los que el sujeto poético interactúa, fundiéndose como una presencia más en esa pintura realista, actuando entonces no solo como vocero sino como personaje de su obra.
»En el plano formal, los abundantes juegos retóricos y discursivos actualizan en los libros que nos conciernen materiales de extensa pervivencia en las letras españolas, en referencia a los cauces métricos, rítmicos, retóricos y semánticos que instauran lingüísticamente el gusto lúdico y humorístico que permite explorar al lector las posibilidades plurales del lenguaje poético.
»Los profusos juegos conceptistas que explotan el nivel léxico y fónico del lenguaje se observan de modo recurrente, a través por ejemplo de títulos poemáticos que acuden a figuras de dicción, como la paranomasia, el políptoton o el calambur: “Qué facha de fecha”, “La oca loca”, “Ejemplo ejemplar”, “Estribillo sin brillo”, “Menudo menú”, “La saga de la soga”, “Especial espacial”, “Cuando la casa escasa”, “El paro no hay quien lo pare”, entre otros.
»Desde el punto de vista textual, a la vez, diversos poemas de ambos libros incorporan asimismo estos retruécanos que se deslizan por la homonimia, la dilogía y cuantiosos recursos que se regodean en el vaivén y el equívoco, instaurando la ambigüedad y la sorpresa en el lector. En HG, por ejemplo, se reemplazará el fonema “s” por “r” en una de las “Autobios”, para contraponer la visión realista del nacimiento a la perífrasis infantil que sustituye con frecuencia dicho suceso:
»Pronto me di cuenta
que era una errata eso
de que los niños venían de París.
A los seis años cambié la ese por la erre.
Los niños vienen de Parir. (Fuertes 2004: 78. Destacado en el original)
»Luego, en el mismo libro, la sustitución del fonema “u” por “e”, en “Existir”, dará por resultado el corrimiento hacia la versión más vulgar de la exclamación que cierra el poema: “¡Ay qué lucha, digo qué leche!” (2004: 121). Por su lado, en “Me gustaría tener una amiga”, la incorporación del nombre “Tenta” renovará su valor sustantivo, para hacer convivir en el vocablo final nombre propio y adjetivo: “me gustaría tener una amiga / que se llamase Tenta, / y estar siempre conTenta” (155). Asimismo, “Títulos para futuros libros” se solazará insistentemente en la paranomasia, incluyendo sintagmas como “Blusa de Blasa. / Solo en el polo. / Garra de la guerra. / Qué asco de casco. / Cuento que encanta. / Pato a la puta…” (2004: 280).
»Por último, se destacan en este poemario tres propuestas singulares que ponen de relieve la importancia que se otorga al plano fónico y lingüístico de la poesía. “Carta de la Eme”, “Poema de la eñe” y “Poema en ón” concentrarán en la totalidad de sus versos los fonemas o sílabas que anuncian sus títulos, respectivamente. Estos se deleitan en el divertimento de componer una carta en la que proliferan las palabras comenzadas con la letra “m”, en el primer caso, vocablos que incluyen la “ñ”, en el segundo, y versos que eligen la rima consonante en “ón”, en el último.
»Finalmente, MVP pondrá el acento asimismo en el valor fónico del lenguaje de la poesía, por ejemplo en el poema titulado “Gorge”, en el que se acude a la dilogía en torno de “jota”:
»Querido ‘Gorge’:
Pongo tu nombre con “g”
porque la jota es alegre
y se me ha muerto mi madre. (Fuertes 2006: 90)
»Sin embargo, sobresale especialmente en esta línea el rescate contemporáneo que se realiza en su poesía de proverbios y refranes del acervo folclórico.
»Esta sugestiva recuperación recorre textos y paratextos y encarna una veta novedosa –en la senda del maestro Antonio Machado– en la cual la poesía contemporánea se conecta con materiales antiguos. El uso y reapropiación de frases hechas, proverbios, sentencias, refranes o, asimismo, estructuras que remedan las formas paremiológicas, permiten dar cuenta de la revisitación de una de las fuentes más prolíficas de la sabiduría popular. Archivo profuso que, desde sus remotos orígenes, ha sido retomado por autores de todas las épocas, y cuyo gusto se destaca sobre todo en el Siglo de Oro. Amén de las colecciones y acopios castellanos de refranes realizados en tal periodo (por el precursor Marqués de Santillana, Hernán Núñez, Juan de Mal Lara, etc.), huelga mencionar el abundante uso del refranero que hace Sancho en el Quijote, por ejemplo, y asimismo grandes satíricos como Quevedo nutren sus textos con muletillas, frases hechas o, en sentido general, frases preconcebidas (en muchos casos, justamente, para parodiar o criticar estos usos “vulgares” de la lengua). También, se destaca el uso teatral del refranero en el contexto áureo: Lope, Tirso, Calderón echan mano de esta fuente, de gran arraigo en el público que llenaba los corrales de comedia, incluso apelando muchas veces a su incorporación en el título: “un recurso propio de un arte destinado a un público mayoritariamente iletrado, que se sentía ‘seducido sonora y conceptualmente’ por el título familiar de una pieza teatral, rótulo que formaba parte de su mundo cultural y tradicional” (Florit Durán 1984: 22-23).
»Desde esta perspectiva, no es de extrañar que en la búsqueda siempre popular de la madrileña, en que se apunta a la ampliación del público lector, se recupere el copioso mundo popular del refranero y las frases hechas, con el que el lector puede sentirse próximo.
»Se acudirá pues pródigamente a estas expresiones a lo largo de toda su obra. En su utilización, sin embargo, se observa no solo el rescate más o menos literal de aquellos materiales sino, a la vez, la frecuente renovación y la deslexicalización de estos. Amén de los títulos de los libros a los que nos hemos referido en el inicio, múltiples poemas diseminados en ellos retoman asimismo refranes y frases tópicas del acervo tradicional, renovando en ocasiones alguno de sus términos, como destacamos a continuación: “A lo hecho pecho”, “Año nuevo, piedra nueva”, “No doy al César lo que del César”, “Manos a la obra”, son algunos de los paratextos de HG que recuperan giros precedentes. Luego, por su parte, “Va de capa caída”, “Se acabó lo que se daba” o “Hablando bien y tarde” son algunas de las sentencias de MVP.
»Ahora bien, como ha advertido con lucidez Margaret Persin en su trabajo temprano “El humor como semiosis en la poesía de Gloria Fuertes”, incluido en su clásico libro de 1986, este primer nivel “superficial”, caracterizado por los juegos de palabras, incongruencias y cambios en el nivel del lenguaje, se imbrica a un segundo nivel, que excede lo meramente textual para proponer al lector un distanciamiento intelectual, incitándolo a ver no solo la poesía sino también la realidad desde una nueva luz (1986: 150-151).
»De modo que, como indica la mencionada autora, “el propósito de este primer tipo de humor […] es sorprender y captar la atención del lector” (152) en el plano lingüístico, pues “el lector ríe de los trucos, los cambios y las bufonadas del poeta” (151); pero, luego, en una operatoria que excede estos mecanismos más superficiales, en lo que Persin denomina “un segundo nivel semiótico” (159), el humor en la madrileña va más allá del texto y sugiere nuevas dimensiones interpretativas: “el humor de la poeta significa una cosa e induce a la risa, pero al mismo tiempo señala otra cosa e incita a que se consideren las cosas gastadas por el tiempo desde una perspectiva diferente” (159).
»Así, el humor en Fuertes es antes que nada una actitud, una cosmovisión crítica que atañe tanto a “la vida” (la religión, el patriarcado, la política, modelos histórico-culturales, etc.) como al propio sujeto y su poesía. Los alemanes denominan Weltanschauung a esta concepción personal del mundo (Casares 1961: 29), una manera particular de ver el mundo sobre la que convergen la mayoría de los autores abocados a la temática.
»Como indica Fernández Flórez, por ejemplo, “el humor es, sencillamente, una posición ante la vida” (1945: 5), cuestión sobre la que discurrirá también Vilas en su estudio sobre el humor en la novela española contemporánea: “el humorista actúa movido por una actitud ante la vida, por una concepción ‘sui generis’ del mundo y de la vida” (1968: 53. Destacado en el original).
»La pulsión humorística atravesará pues la obra fuertiana en todos sus estratos: en el plano formal –exhibiendo los recodos, dobleces, contrastes y posibilidades lúdicas de la palabra poética–, en alusión a la configuración del propio sujeto, como, por último, enfocando las preocupaciones sociales y la voluntad comunicativa del ejercicio poético desde una actitud desmitificadora, burlesca, que tiñe la mirada crítica con una nueva luz antisolemne, como indica en el poema que da título a estas páginas: “Libérate de la angustia / huyendo de la quema / sobre los lomos del humor” (2004: 77)».
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