septiembre 02, 2021

«Para encontrar huellas del origen del pasillo con texto, es fundamental recordar el lied o canción, que tuvo un papel preponderante en las reuniones de grupos sociales refinados y bohemios en Europa»


Jannet Emperatriz Alvarado Delgado
«Texto y música en el pasillo cuencano»

Islas, n.º 194 (2019)

Islas. Revista especializada en Humanidades y Ciencias Sociales | Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (@UCLVCU) | Departamento de Lingüística y Literatura | Santa Clara | CUBA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 31 a 35 y 40 a 42 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.

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«Resumen

»Este trabajo reseña brevemente la vigencia y desarrollo de uno de los géneros musicales tradicionales que más caracteriza al Ecuador y a Cuenca, el pasillo, que cantado o instrumental es sinónimo de música nacional. El texto del pasillo canción ha sido motivo de análisis desde el discurso argumental y de su formato poético, que ha transitado por estilos contrastantes junto con la música, desde la de salón, pasando por la rocolera, hasta llegar a la música contemporánea académica. El pasillo ha sido consumido por todos los sectores sociales y cumple con funciones culturales que mantienen la identidad de la ciudad.



»Introducción

»El pasillo ecuatoriano comparte dos áreas del conocimiento y del arte: la literatura y la música. En Cuenca, desde finales del siglo XIX hasta el XXI, el pasillo como género musical instrumental y cantado ha tenido un desarrollo que ha trascendido la ciudad y el país, portando dentro de su estructura poemas locales y foráneos. Se ha podido encontrar cuatro tipos de poesía que se interrelacionan con la música del pasillo; la romántica, la modernista, la poesía de masas relacionada con el pasillo rocolero y la poesía contemporánea trabajada con más complejidad en el siglo XXI.

»Es apremiante evidenciar la importancia de la presencia de este género artístico interdisciplinario cuencano, poco conocido en sus funciones culturales, históricas, estéticas e identitarias ejercidas en la sociedad por más de un siglo, en el que la palabra lleva un sitial decisivo que no ha sido analizado. Este breve estudio no tiene el propósito de enumerar poetas o poemas que se han utilizado para crear pasillos, ni tampoco presentar una antología de pasillos de origen cuencano que utilizan textos de literatos de la región o foráneos.

»El interés se centra en ensayar una relación entre textos poéticos y la composición musical del pasillo desarrollado en Cuenca desde algunas aristas: histórica, musicológica, literaria, formal y semiótica; para poner en valor este género primordialmente musical, que ha sido reconocido por muchos aficionados y estudiosos como el representante de la identidad sonora tradicional del Ecuador, sin tener una perspectiva completa ni rigurosa, o por lo menos amplia, de su origen, desarrollo y presencia actual como música o como música con texto en el pasillo canción con múltiples estéticas.



»El pasillo instrumental y el pasillo canción en Cuenca

»El pasillo es un género musical que perteneció inicialmente a la categoría de baile de salón, es decir, una pieza de música y danza cuyo origen geográfico como tal es incierto, con la premisa de ser un género regional de América Latina y de la antigua Gran Colombia en particular, escrito en compás de 3/4. Este género se puede encontrar en la historia de Panamá, Costa Rica, México, Guatemala, Venezuela (conocido como vals), Colombia, Ecuador, Perú y hasta en la de Argentina.

»Los llamados géneros musicales de salón llegaron a América en el siglo XIX con aires de libertad en la época en que los pueblos de Latinoamérica aspiraban a ser repúblicas independientes. Esta música de salón era interpretada y bailada por la alta sociedad de la época, así como por importantes personajes políticos, como es el caso de Simón Bolívar, de quien se ha constatado que fue un gran bailarín de contradanzas y valses, entre otros ritmos.

»En el caso de Cuenca la interpretación de este estilo de salón también estaba a cargo de los músicos de iglesia, como Maestros de capilla, y de intérpretes seglares que muchas veces eran los mismos personajes; estos ejecutaban los diversos instrumentos designados para estos fines, como el piano, e instrumentos de viento propios del formato de banda como trompeta, saxofón, clarinete o tuba. Las bandas del siglo XIX pertenecían generalmente a gremios o agrupaciones sociales como la Alianza Obrera (Alvarado, 2017).

»Polca, bolero español, cuadrilla, nocturno, mazurca, barcarola y más formas musicales europeas se reprodujeron en el Ecuador y en Cuenca, mezclándose poco a poco con elementos melódicos, rítmicos y armónicos tradicionales y mestizos de la tierra. Para encontrar huellas del origen del pasillo con texto, es fundamental recordar que dentro de las formas musicales del romanticismo europeo del siglo XIX se encontraba el lied (en alemán) o canción, que tuvo un papel preponderante en las reuniones de grupos sociales refinados y bohemios.

»Estas canciones privilegiaban la pieza musical corta con texto de poetas y poetisas, cantados con voces líricas masculinas o femeninas y acompañamiento de piano, instrumento del período romántico por excelencia. Son famosos los ciclos de canciones o Lieder del austriaco Franz Schubert, que utilizaba textos de Goethe, entre otros autores, y quien sostenía que “el poema solo estará completo cuando sea musicalizado”, es muy popular la Serenata de Schubert que forma parte de uno de sus ciclos de lieder con poema de Ludwig Rellstab.

»Es de notar que la música de este compositor no estaba siempre sirviendo a la métrica del poema como suele ocurrir comúnmente, sino a su expresión y a la de la melodía pianística. De la fusión de la música de salón europea con las culturas sonoras latinoamericanas brotaron nuevos géneros como el pasillo ecuatoriano, que probablemente surge del vals, por compartir el mismo compás, pero con una estructura interior subdividida en cada tiempo con diferente acentuación. Es usual encontrarse con la presunción de que el pasillo viene de Colombia, sin embargo, resulta ser una aseveración audaz ya que los colombianos tampoco saben dónde nació y se extendió. Señala Jorge Añez, compositor colombiano:

»“El pasillo no es exclusivo de nuestra tierra [Colombia], puesto que también lo tienen Venezuela y Ecuador. Los neogranadinos lo llamaban valse del país, y actualmente en Venezuela se conoce con el nombre de valse. Mas como también sabemos, ha sido imposible señalar en cuál de estas naciones —Ecuador, Venezuela, Colombia— se meció la cuna del elegante y típico ritmo. En cuanto a Colombia se refiere, tampoco pudiéramos decir en qué Departamento se cantó o se bailó el primer pasillo”. (1870: 19)

»En Cuenca la investigación revela señales de pasillos, probablemente desde finales del siglo XIX, con la obra Dos lágrimas para piano, anónima, encontrada en el repositorio de la iglesia de San Alfonso. De la primera década del siglo XX se ha localizado una joya de la música de salón, el pasillo Horas negras para piano de José María Rodríguez (1847-1940), ambos instrumentales.

»Un pasillo cantado se halla en el archivo de la familia del compositor cuencano Carlos Ortiz (1909-1982) en cuya partitura manuscrita dice: “Pasillo cantado por Matilde Ortiz de Flores, por el año 1925”, el texto es un poema anónimo que contiene dos cuartetos: los versos del primer cuarteto tienen rima consonante (primero-tercero, segundo-cuarto) el segundo cuarteto está formado por versos libres y rima asonante, se trata de un texto popular con tintes barrocos, debido al uso del pronombre enclítico (“púseme a temblar” —cuarto verso, primer cuarteto—):

“Como dos aves que al caer la tarde

de árbol distinto que a su nido va

nos encontramos te miro cobarde

y en tu presencia púseme a temblar.

Poder creía ya contigo muero

santificada sea nuestra unión

y formar los dos un solo nido

y ser felices con tu amor los dos”.



»El oficio de componer, escribir e interpretar pasillos

»En Cuenca la tarea de componer pasillos se ha enfrentado desde dos experiencias, desde el estudio formal de la música y desde la práctica del músico de oído, del aficionado; igualmente se denominan y autodenominan compositores y compositoras las personas que crean al oído su música y buscan al músico de oficio para que transcriba a partitura su melodía, igual cosa ha ocurrido con los escritores de textos que oscilan entre aficionados y escritores de oficio.

»Profesionales de otras áreas han dedicado su tiempo a la creación de pasillos en Cuenca, como es el caso del odontólogo Enrique Carpio, autor de su propia música y letra, o del médico Miguel Jérves. En la década del setenta, surge desde el Azuay el conocido como “pasillo rocolero”, los argumentos de los textos habitualmente se asocian con el desamor, la relación violenta de pareja, la traición, el despecho; situaciones en las cuales la culpable es constantemente la mujer, que se representa ocupando un rol de género subalterno y explotado. Es importante notar que en diferentes sectores sociales se identifica a la música rocolera como la música nacional.

»El representante de este estilo es Claudio Vallejo, El sentimental de América, anota el cantante: “mi éxito está entre los migrantes”. En la última década del siglo XX y en lo que va del XXI ha habido en Cuenca una preocupación por volver a la música académica con textos poéticos escritos desde estéticas contemporáneas.

»Se puede señalar el pasillo-fusión Ciego corazón de Fernando Avendaño para: trompeta si bemol, soprano, tenor, piano, contrabajo y banda sonora; el texto, del mismo autor, es el siguiente:

Ciego corazón

...yo no sé si volverá

mi corazón a ver la luz”.


»Además, con texto del poeta portovelense Roy Sigúenza se crea el pasillo Cantiga de la mar, con música de Jannet Alvarado.

Cantiga de la mar

Para Jimmy Mendoza

Tal vez donde te encuentres está el mar —a veces parece que lo palpo./Lejos yace lo que la mente pule: la idea de un cuerpo sumergido como una flor antigua./Temo por ti y por mí —esa gaviota migrante entre lo que queda y perece—;/pero el día no dura tanto como quiere el olvido: la noche a veces fosforece con las/cosas que encuentra y trae para tu alegría”.


»En el texto de Sigüenza no interesa la disposición tradicional en versos, este es un poema erótico y elegante en el que la metáfora directa venera al cuerpo. La música no hace más que atender a su significado erótico para complementar con una sonoridad poco usual en el pasillo cantado.



»Significado del pasillo cuencano

»Mientras que el texto tiene un significado desde la semiología, la música no conlleva significado, sin embargo, cuando están juntas palabra y música, a esta última se le puede otorgar el mismo significado de las palabras. Umberto Eco (2011) dice que “las frases musicales no se han de considerar dotadas de valor semántico.

»Pero es difícil negar las connotaciones convencionalizadas de algunas músicas estereotipadas”, esta cita se aplica acertadamente al pasillo, así como a otros géneros populares mediatizados y difundidos en grupos socio-culturales específicos. Para interrelacionar texto literario-música se han tomado en cuenta similitudes discursivas. El discurso del texto literario del pasillo cantado se lo ha entendido como un sistema de comunicación, como un signo lingüístico de significante y significado; estando incluido en este último el contenido discursivo argumental de los poemas de temáticas: amatorias, costumbristas o festivas.

»Al discurso musical que carece de significado, se lo ha circunscrito en las mismas categorías argumentales que las de los textos literarios. Sin embargo, musicalmente, por repetición de ideas y estructuras sonoras, se puede reconocer a una obra musical como un pasillo por identificación de esas reiteraciones temáticas o motívicas que Tagg llama anaphonas y musemas (2006), conceptualizadas como motivos melódico-armónico-rítmicos con significado, que en este caso proveen de identidad al Ecuador.



»Conclusiones

»Poesía mayor o menor y música de académicos o de aficionados se han dado cita para estar presentes en la creación del pasillo cuencano por más de un siglo, sin embargo, están a la espera muchos de ellos de ser parte de la historia, de generar polémica sobre su existencia y función cultural (Natiezz, 2011), de mostrar sus unidades sígnicas (Agawu, 2012), sus intensiones sonora y lingüística, de unirse a significados sociales (Merrian, 1964), así como de salir de otros. Merece la pena interpretarlos, tocarlos, cantarlos, recitarlos y conocerlos como un producto artístico interdisciplinario que se ha mantenido en la ciudad».



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