abril 26, 2024

En el cine de exposición, la narración se da a partir de los desplazamientos del espectador


Gisela Massara, Camila Sabeckis y Eleonora Vallazza
«Tendencias en el cine expandido contemporáneo»

Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación, núm. 66 (2018); monográfico: «Componentes del diseño audiovisual experimental».

Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación | Universidad de Palermo | Facultad de Diseño y Comunicación | Buenos Aires | ARGENTINA

Se incluye a continuación el artículo según su edición en PDF. Véanse referencias en la publicación original.

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RESUMEN

El término ‘cine expandido’ fue popularizado por Gene Youngblood en su libro Expanded cinema (1970), en el cual el autor señala los cambios que la expansión tecnológica, incluido el cine, pueden producir en la percepción y la conciencia, y en el cine mismo. El presente ensayo tiene como finalidad indagar en las producciones artísticas que se han desarrollado en las últimas décadas en Europa y Latinoamérica, en un contexto en el cual el auge de los avances tecnológicos está cambiando de manera sustancial la manera de producir films y de visualizarlos, modificándose de esta forma la actitud del espectador frente a la obra.

Palabras clave: cine, expandido, experimental, vanguardia, video arte, avances tecnológicos, artes, films, espectador.



INTRODUCCIÓN

Desde el comienzo del Siglo XXI los avances en materia de ciencia y tecnología han sido considerablemente notables respecto de lo que fue el siglo anterior. El mundo en el que vivimos ha cambiado de manera vertiginosa en la última década, los avances en materia de comunicación han revolucionado la vida cotidiana y han cambiado de forma radical la industria del entretenimiento incluida la cinematográfica, modificándose substancialmente los procesos productivos al mismo tiempo que los nuevos dispositivos audiovisuales modifican los hábitos de los espectadores que ya no necesitan encerrarse en una sala oscura con pantalla gigante para ver un film, sino que pueden hacerlo en dispositivos portátiles y en cualquier ámbito que lo deseen.

Desde sus primeros pasos, allá por 1895, y a lo largo de más de un siglo, el cine se ha ido renovando de la mano de los avances tecnológicos, intentando perfeccionar su arte y alcanzar cada vez una mayor impresión de realidad. El sonido, el color, las tres dimensiones y la pantalla panorámica, fueron algunos de los avances más destacados del siglo XX en el campo cinematográfico, los cuales permitieron que el cine siguiera avanzando en su intención de reproducir con mayor fidelidad la realidad y competir asimismo con los nuevos inventos como la TV, el cable, los reproductores de video, etc., que desde mitad de siglo pasado han amenazado la continuidad de la industria debido a la merma que a partir de estos inventos se produjo en la asistencia de público a las salas de exhibición.

En la época actual, pasada la primera década del siglo XXI, los avances tecnológicos siguen en auge y cada vez más amenazan la continuidad de la industria cinematográfica tal como fue concebida por los pioneros hace ya un siglo. Aunque es cierto que la estructura de la misma ya había ido cambiando a mitad de 1900 con la caída del sistema de estudios y el auge del cine de autor en los 60, nunca como en la actualidad la industria y el cine en sí mismo, concebido como una serie de imágenes en movimiento captadas por una máquina y proyectadas en una sala de exhibición a oscuras, han sufrido un embate que está cambiando radicalmente la manera en que se realiza una película y en que es visualizada por el espectador.

La cámara tomavistas y el celuloide son hoy parte del pasado, y el reducto cerrado de la sala oscura donde el espectador se sentaba a contemplar un film es hoy solo una posibilidad más entre otras opciones: televisores, computadoras, tablets, celulares, etc. Es en este contexto de grandes avances tecnológicos cuando resurge cada vez con más ímpetu la idea de un cine que vaya más allá de la pantalla, que expanda sus posibilidades de proyección, cambiando de forma radical la forma de percibir del espectador y que a su vez se combine con otras artes posibilitando una experiencia estética más abarcativa, que saque al público de su rol pasivo y le permita encarar una actitud activa frente a la obra que está contemplando.

Este planteo de un cine que expanda sus fronteras hibridándose con otras artes no es nuevo, tiene su origen en los años 60 en lo que se ha denominado cine expandido. El cineasta experimental norteamericano Stan Van Der Beek fue quien acuñó el término en 1966, para denominar aquellas producciones donde se multiplicaban las pantallas de proyección y se transformaba el lugar de exposición, fusionando el cine con otras artes, deconstruyendo el lenguaje cinematográfico, y en las cuales se buscaba exaltar la experiencia sensorial, ya que el espectador no tiene un punto fijo de visualización sino que se mueve por el interior de las imágenes proyectadas. El término fue popularizado por Gene Youngblood en su libro Expanded cinema (1970), en el cual el autor señala los cambios que la expansión tecnológica, incluido el cine, pueden producir en la percepción y la conciencia, y en el cine mismo, «el cine expandido no es una película en absoluto: tal como la vida, es un proceso de transformación, el viaje histórico en curso para manifestar su conciencia fuera de su mente, frente a sus ojos» (Youngblood 1970).

Para el autor la expansión de las tecnologías produciría una revolución cultural permitiendo un acceso más democrático a los medios de comunicación y la liberación del espectador de los medios masivos, permitiéndole abrir su mente y conformar una sociedad más justa. Youngblood aborda de esta manera el cine expandido como la expansión de la conciencia a través de la expansión de la tecnología.

El cine expandido, entonces, incluiría a aquellas producciones que transgreden los cánones del cine comercial y los postulados narrativos convencionales, buscando generar una experiencia movilizadora en el espectador, rompiendo generalmente con la linealidad del relato y articulando las imágenes de forma de producir en el público una vivencia enriquecedora. En este punto la definición se acerca al cine experimental, haciéndose difícil en muchos casos poder encasillar una obra dentro de alguno de los dos conceptos. El cine experimental se define generalmente por aquello a lo que no pertenece, por lo que lo diferencia del cine canónico, comercial: no es ficción, no es documental, no puede encasillarse dentro de un género o formato determinado. En contraposición con el cine industrial el cine experimental se caracteriza por su falta de linealidad narrativa: como su nombre lo indica experimenta con el material audiovisual en busca de un lenguaje propio, es un cine personal, en el cual el cineasta participa de todas las instancias creativas: guion, cámara, sonido, edición, etc.

Es un cine que dialoga con otras ramas del arte —pintura, poesía, literatura, fotografía, teatro, danza, etc.— nutriéndose de estas, por eso en la actualidad forma parte de las exposiciones tradicionales de los museos. En este sentido, ya desde los años 60 han comenzado a surgir en distintas partes del mundo propuestas artísticas que es posible enmarcarlas dentro de esta caracterización de cine experimental, o expandido, obras que plantean una ruptura con el cine comercial y que desde un comienzo, al igual que este, han recurrido a las nuevas tecnologías para su desarrollo. Es por eso que en las últimas décadas este tipo de cine ha vivido un gran auge gracias a las nuevas posibilidades de producción y de exhibición que permiten los nuevos avances en materia de tecnología digital y audiovisual.

A diferencia de lo que sucede con el cine industrial/comercial, donde es posible aunar las obras de acuerdo al género, período histórico o nacionalidad, en el caso del cine experimental nos hallamos más cerca de lo que en cine se considera «cine de autor», ya que las obras son absolutamente personales, y reflejan en gran medida la subjetividad del autor, sus sentimientos y su percepción del mundo que lo rodea. Lo que generalmente tienen en común los distintos artistas que se dedican al cine experimental ó expandido en la actualidad es el hecho de provenir de distintas disciplinas artísticas y de utilizar el video como un medio de expresión en el cuál convergen diversas disciplinas artísticas como pintura, poesía, danza, literatura, etc. y donde las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental.



EL CINE EXPANDIDO EN EUROPA

En el caso de Europa el panorama actual es muy amplio, es posible encontrar una gran variedad de propuestas que pueden englobarse dentro de este tipo de cine no comercial, que se funde con otras artes y ocupa un lugar importante dentro de la programación de algunos de los museos más importantes del continente. A continuación, intentaremos trazar un panorama de lo más destacado de lo que se viene haciendo en materia de cine experimental/expandido en esta parte del mundo, a través de una selección de obras y artistas que se han destacado en el ámbito de este arte.



Tacita Dean

Es una de las artistas más destacadas del cine experimental europeo de las últimas décadas. Nacida en Canterbury, Gran Bretaña, en 1965, desde el año 2000 vive en Berlín. Dean estudió en la Falmouth School of Art de Cornualles y completó su formación en la Slade School of Fine Art de Londres, especializándose siempre en pintura. En la última década, Dean ha llevado las posibilidades de las películas más allá de las salas de cine y sus films se han mostrado en los museos y galerías más importantes de todo el mundo, donde se ha valido de la utilización de proyectores de 16 mm. A lo largo de su carrera como artista visual ha filmado más de cuarenta películas en formato 16 mm, entre ellas se destacan los retratos fílmicos de los artistas Mario Merz, Cy Twombly, Claes Oldenburg, del reconocido coreógrafo Merce Cunningham o del poeta y traductor Michael Hamburger.

Trabaja fundamentalmente con material fílmico, además de utilizar una gran variedad de medios, incluyendo dibujos (sobre papel, pizarra, magnéticos o de alabastro), fotografías y sonido. «Ciertamente, la obra de Tacita Dean congrega esos tres elementos fundamentales: el visible, el sonoro y el narrativo, sin que podamos concederle preeminencia a alguno de ellos en particular» (Navarro, 2006). Su obra ha sido premiada en varias oportunidades y ha sido expuesta internacionalmente en instituciones como el Schaulager, Basilea (2006), New Museum, Nueva York (2008), la Tate Modern, Londres (2011), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, España (2010), y el Museo Hirshhorn y Jardín de Esculturas, Washington, DC (2001). Dean es una defensora acérrima del soporte fílmico. Empezó filmando con una cámara Standard 8 continuó con una Super 8, y finalmente se quedó con la película de 16 mm, que es la que usa en la actualidad.

Sus películas se hallan en el extremo opuesto de la concepción del cine comercial o hollywoodense, se caracterizan por tener «tomas extremadamente largas que, más allá de perseguir una acción, lo que hacen es contemplar la auténtica apariencia del mundo sin adulterarla, un paseo por lo cotidiano en su propio tempo» (Santana, 2013). Dean tiene un gran interés por documentar el paso del tiempo, en sus films explora la relación entre el tiempo, el espacio y el movimiento como testigos de los acontecimientos históricos y de la memoria colectiva o individual.

En 2011 con su obra Film, expuesta en la Sala de Turbinas de la Tate, Tacita Dean realizó una suerte de homenaje al formato fílmico, manifestando con su trabajo su oposición a la desaparición de este material en manos del digital. En la oscuridad, como si estuviera en un cine, el espectador contempla una pantalla vertical en forma de película, con perforaciones en los lados incluidas, por la que durante 11 minutos verá circular todo tipo de imágenes: un sol brillante, el mar, un ojo, una chimenea industrial... se suceden en la pantalla reconstruyendo las creaciones que ha aportado el séptimo arte desde sus orígenes. «Dean pintó, modificó e intervino los fotogramas con el objetivo de generar una experiencia única al espectador, que era así testigo de un trabajo audiovisual monumental realizado de forma artesanal» (Santos, 2015). A propósito de Film, Tacita Dean afirma lo siguiente:

En celuloide se trabaja con una transición que no existe en lo digital [...] la tecnología que controla la luminosidad y el contraste en nuestros sistemas digitales de grabación, no es aún capaz de captar matices que sí se registran en el sistema analógico. [...] El celuloide y lo digital son técnicas diferentes y producen cines diferentes. (2011).




Jacques Perconte

Nacido en Grenoble, Francia, en 1974, Jacques Perconte es uno de los artistas multimedia más destacados en Francia en las últimas décadas. Utiliza los nuevos medios digitales para realizar sus creaciones, y es considerado uno de los pioneros en Francia en lo que se conoce como Internet art. Jacques hizo sus primeras obras con Internet y video arte, en 1995 realizó sus primeras películas, y su primera obra en Internet en 1996. El sitio web technart.net es el núcleo de su trabajo, mostrando todas sus actividades (notas, artículos, presentaciones, etc.). Suele trabajar con otros artistas como Michel Herreria (pintor), Didier Arnaudet (poeta), Marc Em (músico) y Hugo Verlinde (cineasta), entre otros. Su obra explora el cuerpo, el paisaje y el color a través de soportes digitales, dándole al arte digital una nueva dimensión pictórica, sus paisajes realizados en formato digital son cómo pinturas en movimiento, Perconte utiliza la tecnología como un nuevo medio artístico que puede ser estéticamente tan rico como cualquier otro del arte clásico.

El trabajo de Perconte se desenvuelve en torno a la noción de cambio, de viaje, de movimiento, esto puede apreciarse, por ejemplo, en una serie de pequeños videos (ensayos) que se titulan París, «sans titre» (2008), en los que se combinan imagen en movimiento con distorsión temporal, el desfilar de las imágenes, su ritmo, la variación de los colores, de los trazos y de los puntos que las componen, otorgan musicalidad a sus imágenes aun cuando no poseen sonido, aun careciendo de este, sus obras son capaces de producir un efecto musical al contemplarlas.



Isabel Pérez del Pulgar

Videasta española que ha trabajado intensamente en sus obras el tema de la construcción de la subjetividad y la dualidad entre cuerpo y mente. Licenciada en Geografía e Historia del Arte en la Universidad de Granada, ha realizado también estudios sobre color, pintura y dibujo, artes gráficas y cursos sobre diseño y arte digital en la escuela de Artes de Granada. Trabajó durante varios años en las distintas disciplinas y técnicas plásticas, y luego se dedicó a la realización en video y la fotografía. Considera al vídeo un medio expresivo completo a partir del cual es posible indagar e investigar, dado que permite combinar el movimiento y el sonido con una visión pictórica.

Sus trabajos no son concebidos individualmente sino como una continuidad y se dividen en series y en proyectos concretos. En Ossum (2014), video performance presentada en el Festival internacional de Video Arte de Madrid (IVAHM), la artista reflexiona sobre la dualidad existente entre el cuerpo y la mente y las contradicciones que se producen entre la conciencia del sujeto y la realidad externa que lo construye como elemento productivo y consumista:

El ser humano a lo largo de la historia se ha entendido como una realidad dual en lo que se refiere a mente-cuerpo [...]. Conceptualmente en la obra se plantea la relación existente entre el cuerpo como elemento orgánico y sus diversas realidades. Realidades fracturadas a modo de espejos en los que se refleja la imagen subjetiva. Subjetividad dependiente de la percepción individual, de la propia naturaleza frágil y efímera de la estructura orgánica que arma el cuerpo, y la comunicación establecida de manera directa con la conciencia [...]. El cuerpo sometido a tensiones contradictorias y enfrentadas, entre una realidad que lo construye como elemento productivo y consumista, y la propia conciencia y creencia de lo que se es como ser humano relacionado con el entorno. (Pérez del Pulgar, 2015).




Abraham Hurtado

Nació en el año 1972 en la ciudad de Murcia, España. Es licenciado en Artes Escénicas, coreógrafo, performer y artista visual. Trabajó con diversas compañías de teatro y danza, entre ellas La Fura dels Baus. Desde 2005 vive y trabaja en Berlín. En sus performances e instalaciones y videos Hurtado reflexiona sobre el estado del cuerpo a causa del sistema de vida moderno en el que se ve inmerso el individuo en las sociedades avanzadas, muchas de estas performances son grabadas y luego editadas convirtiéndose así en piezas de video que es posible visualizar en la web.

Dirige desde el año 2006 la plataforma AADK (Arquitectura Actual de la Cultura) conformada por un grupo de artistas residentes en Berlín que idean proyectos de diferentes disciplinas artísticas: performance, instalación, vídeo arte, música, literatura, etc. Han presentado sus trabajos en más de 25 ciudades europeas, en México y EE. UU.

AADK tiene una sede en España en el Centro Negra (Murcia). En este, a partir de la creación y la investigación, desarrolla proyectos artísticos en el ámbito rural.

En 2009, Hurtado estrenó una instalación y performance denominada Die Korper Ohne Uns, El cuerpo sin nosotros, a partir de cuyas grabaciones editó un video que actualmente puede verse en distintas páginas de Internet, igual que muchas de sus performances e instalaciones:

La propuesta, sobre la pérdida, la alucinación, la fantasía y el cuerpo inerte entre el espacio vivo-muerto, marca la individualidad como estado, la identidad como pérdida, la comunicación como salida. La pieza está pensada para tres personas solitarias y dos esculturas-cuerpo. A través del encuentro en el mismo espacio se crearán situaciones coreográficas y visuales llegando, solo al final de ese encuentro, a una historia de ficción construida desde el puro movimiento. El cuerpo como instrumento de transmisión emocional y el movimiento que genera lo convierten en el auténtico protagonista en una propuesta carente de teatralidad. (Dancebox, 2009).


Esta obra, como la mayoría de las performances, instalaciones y videos del autor, hace hincapié en el tema del cuerpo, la pérdida de la individualidad y la soledad del individuo en la sociedad de consumo actual y la necesidad de comunicarse para encontrar una salida a esta situación que lo frustra.



Hito Steyerl

Nació en 1966 en Múnich, Alemania, y se doctoró en Filosofía en la Universidad de Viena y como profesora de New Art Media en la Universidad de Berlín. Se dedica a la realización de cine y video documental de ensayo, media art y videoinstalación además de escribir ensayos críticos y dictar conferencias sobre temáticas como la militarización, la migración, la globalización cultural, el feminismo o la imagen política, entre otros, y se interesa especialmente por la forma en que las imágenes circulan y son difundidas sin control mediante las nuevas tecnologías digitales.

Su trabajo se centra en la noción de que las tecnologías y la forma en que estas hacen circular las imágenes han tenido un alto impacto en la cultura, la economía y la subjetividad misma. Inge Stache, curadora de programación cultural y de la Cinemateca del Instituto Goethe en Buenos Aires analiza la obra de la artista de la siguiente manera:

En su conjunto, los trabajos de Steyerl actualizan el análisis crítico del lenguaje de la imagen desde el punto de vista de una generación conectada a través de las redes digitales: retoman el lenguaje dominante de los medios masivos y, con humor refinado, lo desarman a partir de sus propias contradicciones para, luego, complementarlo con reflexiones que impulsan al espectador a nuevas lecturas reveladoras. (2014).


El humor es un recurso habitual en sus videos, su intención es analizar cómo la manera en que hoy circulan las imágenes y el modo en que son consumidas determina la forma en que las personas se comunican.



EL CINE EXPANDIDO EN LATINOAMÉRICA

Según Bernini, docente e investigador argentino, autor del prólogo de la edición de la Untref del paradigmático libro de Youngblood Cine expandido, este concepto en realidad no se circunscribe al lenguaje cinematográfico, sino que apunta en última instancia a una expansión de la conciencia en la nueva era que, en su momento, el cine, en su forma experimental, permitió y que los nuevos medios tecnológicos (computadora, televisión y video) continúan y continuarán en un proceso indefinido e irreversible. Esa expansión de la conciencia humana a través de una democratización de las tecnologías de la comunicación debería sustentarse en una contracultura —un mundo cuyos significados, valores y definiciones de realidad sean exactamente contrarios a aquellos de la cultura dominante—y en un cambio de mentalidad que tenga la capacidad de derrumbar el control social.

El contexto sociopolítico de Latinoamérica en los 60, cuando comienza a gestarse el concepto de cine expandido y experimental, marcó y continúa haciéndolo las distintas direcciones que tomaron los artistas visuales de la época. Con relación al caso de Argentina, podemos encontrar varios casos paradigmáticos. Las autoras Alejandra Torres y Clara Garavelli, en el ensayo «¿Qué es lo experimental del cine y video experimental argentino?» (IMAGOFAGIA, n.° 9 (2014)), parten de la ambigüedad del propio término «experimental», marcando cómo desde sus comienzos (por la década del 50 en EE. UU.) aquel cine denominado como tal no era más que un cine que no podía ser definido de otra forma, porque no era ficción ni documental. Sin embargo, las autoras rescatan la importancia de investigar sobre el cine experimental partiendo de un concepto rescatado por uno de los autores y teóricos clásicos del cine, Jacques Aumont. Él mismo resalta la importancia del cine experimental (no narrativo), por las influencias permanentes que este influye sobre el cine narrativo (Aumont, 1983, pp. 89-147).

Muchas veces, como si no se tratara de cine, las investigaciones dedicadas al «cine argentino» se focalizan en el cine clásico, narrativo, industrial, hegemónico. Otra autora que ha investigado sobre el tema del cine experimental en Argentina es Brenda Salama. En su ensayo «El cine experimental: entre el experimento y la experiencia. Las películas de Sergio Subero, Sergio Brauer y Mario Bocchicchio» (IMAGOFAGIA, n.º 9 (2014)) plantea la hipótesis de que el cine en su forma experimental en lugar de representar, produce, presenta, expande la realidad. Para fundamentarla toma el ejemplo de la obra de los realizadores argentinos Sergio Subero, Sergio Brauer y Mario Bocchicchio, quienes vinculan la experimentación cinematográfica con la experiencia del espectador. De esta forma se vincula con el concepto de cine expandido desarrollado por Youngblood con relación al cine experimental de EE. UU. Siguiendo los planteos teóricos de ambos, la investigación dialoga conceptualmente con esta hipótesis que relaciona al cine experimental con el concepto de cine expandido. El cine experimental debe ser entendido, ante todo, como un arte personal, en tanto que implica un modo singular de vincular el uso racional de la técnica (experimento) con las condiciones vitales que lo hacen posible (experiencia), cuyo fin último es la transformación de la visión, en sentido amplio, que tenemos de la realidad. (Salama 2014).

Otro antecedente que analiza el cine expandido en argentina es el ensayo de Rodrigo Alonso «Fuera de las formas del cine: Experiencias de Cine Expandido en Argentina». Alonso parte de una conceptualización desarrollada por Youngblood al definir:

Denominaremos cine expandido, uno de los antecedentes más importantes de las instalaciones espaciales de imágenes que iban a popularizar las video instalaciones [...]. Por un lado, algunos artistas exaltaron el aspecto sensorial de la relación entre la imagen y el espectador, generalmente influenciados por la recuperación de lo sensorial que siguió al movimiento hippie. En el extremo opuesto, artistas enrolados en la incipiente tendencia conceptual, destacaron el aspecto informativo de la imagen, su capacidad para constituirse en comentario sobre la realidad, y su estatuto de intermediario entre esta y el espectador. (Alonso, 2001).


Partiendo de esta hipótesis de trabajo es como el autor desarrolla las dos vertientes que se dieron también en la cinematografía argentina: la vertiente sensorial y la conceptual. Nombra como pionera de la vertiente sensorial a Marta Minujín. Luego desarrolla la obra de Oscar Bony como uno de los pioneros de la vertiente conceptual y David Lamelas que la utiliza para analizar por igual el espacio de una galería de arte y el propio modelo narrativo cinematográfico en Film Script (Londres, 1972). Los principales referentes argentinos de la vertiente sensorial de la década del 70, con relación a la experimentación formal con el lenguaje cinematográfico son: Marie-Louise Alemann, Narcisa Hirsch, Claudio Caldini, Horacio Vallereggio, Jorge Honik, Silvestre Byrón, Juan Villola y Adrián Tubio.



EL CINE EXPANDIDO LATINOAMERICANO EN LA ACTUALIDAD

Para plantear un claro panorama sobre las diferentes tendencias dentro de la experimentación audiovisual latinoamericana, resulta interesante, analizar programaciones de algunos eventos como la BIM (Bienal de Imagen en Movimiento), realizada recientemente en la ciudad de Buenos Aires. En la misma, el visitante podía encontrarse frente a algunos prestigiosos artistas provenientes del continente americano. En la edición de 2014, por ejemplo, se programó un ciclo curado por José Carlos Mariátegui denominado «Video arte peruano del último quinquenio, una mirada desde las artes visuales». A finales de los años noventa, el video en el Perú no se consideraba aún parte de las artes visuales establecidas, se mantenía al margen. Aquella amplitud no solo se evidenciaba por la variedad y el grado de experimentación en los trabajos realizados, sino también por la formación multidisciplinar de las personas vinculadas a su producción, que en muchos casos no tenían estudios artísticos formales. En la segunda década del siglo XXI, el video peruano ha sido legitimado por galerías y crítica especializada.

Muchos de estos artistas producen video como parte de un repertorio mayor de formatos, como la fotografía, la instalación o la escultura. Enmarcar a estos creadores como artistas de video exclusivamente puede ser complicado ya que, en muchos casos, su obra audiovisual se complementa e influencia con otros medios y viceversa.

Los artistas peruanos que formaron parte de esta programación fueron: Ricardo Yui, proviene de la fotografía y ha venido experimentando con el video como una forma de documentar con mayor riqueza y detalle algunos procesos socioculturales urbanos que son parte de la realidad en la que vivimos. Por otro lado, Katherine Fiedler produce breves videos que juegan con el hiperrealismo fotográfico, que, como si fuesen argumentos de cuentos de hadas, incrementan la dosis de narrativa de sus historias. Maya Watanabe es una artista que ha venido produciendo consistentemente, desde hace casi una década, obra exclusivamente en video. Escenarios es su primer conjunto de obras con imágenes filmadas de forma panorámica en 360 grados. Mediante una técnica de animación artesanal, Marco Pando viene produciendo lienzos de novo a partir de conjuntos de películas de cine pegadas entre sí. Esto resulta en animaciones en las que los personajes dibujados pasan por situaciones fantásticas en el marco de problemáticas sociales que forman parte de nuestras alucinaciones cotidianas. Desde sus inicios como autor, David Zink Yi ha venido desarrollando obras en video y videoinstalación dentro de un imaginario de composición visual y sonora. El ritmo de sus imágenes se relaciona de forma sustancial con el sonido y genera potentes composiciones audiovisuales. Ximena Garrido-Lecca es una artista multidisciplinaria y utiliza el video en sus proyectos de instalación complementando el proceso de investigación que demanda la producción de su obra. Sus videos se convierten así en un recurso etnográfico-visual de documentación. La selección concluye con la obra de Elena Damiani, quien viene trabajando alrededor de la persistencia de la memoria mediante la transformación de material encontrado.

Una recurrencia que se da en el ámbito de la experimentación audiovisual, desde sus comienzos en los 60 hasta la actualidad en Latinoamérica, es la cita constante a problemáticas sociales y políticas de cada contexto. En algunos casos, esta alusión es más literal que en otras, pero en muchos artistas podemos observar una necesidad de ir más allá de una experimentación formal, para llevar la obra a un plano de confrontación y reflexión para el espectador.

Otro caso interesante, presente en la última programación de la BIM, fue el del grupo CRÁTER (Venezuela-España). Presentaron un programa doble de cine expandido en el que la imagen física se sustituye por la incandescencia. Las intermitencias lumínica y sonora provocadas por los distintos proyectores de 16 mm y Super 8 llevan al espectador a un límite perceptivo. A partir de una propuesta formal y conceptual sobre los inicios del cine, Luis Macías y Adriana Vila intervienen la pantalla y el espacio otorgando protagonismo a los elementos básicos de la proyección cinematográfica. Al manipular el proyector y la obturación de la luz, se crean coreografías lumínicas que remiten al cine primitivo jugando con los sistemas de percepción e ilusión óptica e ironizando sobre los mecanismos de la visión estereoscópica.

Actualmente, en la ciudad de Buenos Aires, se da una muestra del video artista argentino Andrés Denegri. Esta instalación denominada Clamor agrupa tres obras: Éramos esperados (2012), Éramos esperados (16mm) (2013) y Éramos esperados (35mm) (2015). El montaje de la misma consta de dos proyectores de cine enfrentados que disparan imágenes que son capturadas por una pantalla que se encuentra entre ambos. Una proyección es la filmación que el relato corriente presenta como la primera de la historia del cine: Obreros saliendo de la fábrica, de Louis Lumière; la otra hace referencia a la primera filmación en territorio nacional: La bandera argentina, de Eugenio Py.

Lo que diferencia a las tres obras es el soporte cinematográfico con el que está realizada cada una, los proyectores correspondientes, las estructuras con las que se sostienen estos proyectores y que conducen el paso de la película y, sobre todo, sus tamaños. Una gran escultura cinética, donde las imágenes proyectadas se integran al valor estético de las máquinas cinematográficas y de la misma película de cine que sale de ellas para recorrer la sala de un extremo al otro.

Andrés Denegri tiene una amplia trayectoria en la experimentación audiovisual, como también en el campo de la investigación y la docencia. El objetivo de esta instalación, es precisamente reflexionar sobre la evolución de los distintos soportes cinematográficos ampliando la experiencia perceptiva del espectador, que encuentra una multiplicidad de pantallas y formatos, como parte de una misma obra.

Otro caso interesante para reflexionar sobre las transformaciones que las nuevas tecnologías han generado en el campo audiovisual es el denominado «documental expandido». El autor de una tesis doctoral, Gabriel Sucari Jabbaz, ha desarrollado ampliamente este nuevo género cuya conceptualización puede aplicarse a varias experiencias en la región latinoamericana. Define el mismo como resultado de un nuevo paradigma en el que la representación documental contemporánea amplía el cuadro bidimensional de la TV o el cine, a partir de las nuevas tecnologías, se genera una multiplicidad narrativa y permite al espectador un recorrido aleatorio por la información. El documental expandido «propone nuevas formas de representación que trasciende las características de un medio específico, este documental postmedia produce un modelo en donde se aúnan el cine, el video, la fotografía, el texto, la informática y la instalación» (Sucari Jabbaz, 2009).

Un caso que representa claramente este tipo de representación documental expandida es el webdoc. El mismo consiste en un nuevo formato de periodismo que está empezando a aparecer, un género basado en el fotorreportaje, que incorpora un contenido documental, imágenes, videos, audio y herramientas multimedia. Es una oferta de contenidos nativa de la Web, que busca conquistar a los usuarios de dispositivos móviles como los tablets y smartphones. Las historias son contadas a través de la combinación de diferentes medios, utilizando las herramientas y funciones específicas de la red.

Es un sistema interactivo documental, multiformato, concebido y enriquecido con recursos audiovisuales y producido para su difusión vía Internet. Se trata de una herramienta de productos multimedia que combina texto, foto, video, sonido y animación de manera interactiva, didáctica y educativa. Su función principal es difundir información y captar el interés de las personas que no tienen un hábito por la lectura y que se sienten a gusto con la Internet como fuente de información creíble, frente a las noticias de la televisión y la prensa en general.

En Brasil se generó, por ejemplo, un webdoc sobre grafiteros de la ciudad de São Paulo, la URL es http://www.webdocgraffiti.com.br/. Como su formato lo indica, es un documental interactivo sobre el arte urbano en la capital paulista. Cada mes se sube un nuevo episodio abordando temas, estilos colectivos y artistas diferentes. El usuario puede visualizar cada episodio en el orden deseado y de forma aleatoria de acuerdo a sus intereses. Por otro lado, se plantea el recorrido audiovisual por un gráfico que representa el mapa de la ciudad con las calles y barrios intervenidas por los artistas. Para cerrar el foco puesto en la interactividad del espectador, es que en cada episodio el mismo puede dejar sus comentarios y reflexiones que a su vez generan un diálogo directo con los artistas.



CINE DE EXPOSICIÓN EN LA 29 BIENAL DE SÃO PAULO

La 29 Bienal, del año 2010, se presentó como un espacio de exhibición de varias propuestas audiovisuales. Algunas de ellas fueron concebidas por varios cineastas como Jean-Luc Godard, Steve McQueen, Chantal Akerman, Pedro Costa, entre otros. Varios son los escritos que reflexionan acerca del encuentro entre el arte contemporáneo (más específicamente, su espacio de exhibición: museos, galerías) y el cine (con relación a la proyección y exhibición). Uno de los más importantes teóricos que abordó esta problemática fue Jean Christophe Royoux (1999) a partir del concepto ‘cine de exposición’. Cada vez es más frecuente que los museos incorporen prácticas audiovisuales dentro de su programación. Esta tendencia se ha incrementado a lo largo de estos últimos años. Los museos o galerías se presentan como posibilidad de la conformación de espacios de proyección. Royoux (1999) afirma que el cine de exposición es la «...confluencia inédita de ambos campos, se trata en todo caso de concebir la sintaxis de un dispositivo espacial que funciona por sí mismo, o que se aventura, como verdadera máquina de democraticidad».

El traslado de la exhibición fuera de la sala obscura clásica abre la posibilidad de reconfigurar el lenguaje de lo cinematográfico. Algunos de los ejes del cine en cuanto a relato y tiempo se han modificado en su relación con los espacios dentro del museo o galería. La condición del espectador como voyerista, no activo físicamente, altamente identificado con lo que acontece en la pantalla va a transformarse en un nuevo espectador. La concepción y construcción del relato muchas veces va a estar asignada a la recepción y no a la producción del mismo. Es decir, se establece un feedback entre el artista y el espectador, y es en este proceso donde tiene lugar el relato. De acuerdo con Royoux,

La transposición de un modelo cinematográfico al contexto de las artes plásticas —proyección de diapositivas, secuencias de imágenes, instalaciones de vídeo— con una serie de efectos específicos —abandono de la autonomía de la imagen, temporalización de la representación—, y aunque hablemos de un cine no-narrativo o antinarrativo —en el sentido que ha devenido habitual el término, como opuesto a eso que, a partir de 1973, se denominará story art o narrative art ha permitido en tiempos recientes la emergencia de nuevas modalidades de relato. (1999).


Estas nuevas modalidades están directamente relacionadas con el espectador. Es el propio cuerpo del espectador el que armará con su recorrido, transitando los múltiples espacios en los que se nos ofrece la obra, los posibles relatos que surjan de las imágenes. La narración no es un a priori en muchas de las obras, sino que se conforma con el devenir temporal y espacial del propio espectador. Philippe Dubois reflexionó sobre el cine de exposición en términos de «migración de dispositivos» (2011) a la relación entre el arte contemporáneo y el cine. No se trata de proyectar una película, más allá que se use un proyector, sino que se quiebra con lo propio del cine, tal como lo conocíamos. Se pasa de una sala obscura que clausura el exterior, a un lugar con plena luz.

«La sala obscura se presentaba como dispositivo de aislamiento, lugar cerrado, caverna, que establecía una relación bilateral» (Dubois, 2011). Es en este lugar donde están dadas las condiciones para que el espectador experimente una inmersión total con el espectáculo, conduciéndolo a una identificación con lo exhibido. Si bien la identificación se refiere a lo personal lo propio del cine es que es un hecho colectivo. La recepción está condicionada por lo colectivo. La inmersión en el cine está dada en el plano psíquico y no físico. El cine de exposición modifica la inmersión, la vuelve física. Aparece el cuerpo del espectador como eje fundamental de las obras.

Harun Farocki (cineasta, República Checa) a partir de la video instalación Serious Games III: immersion [2009] expone estos «juegos» que fueron realizados para trabajarse como terapia para soldados que combatieron en la guerra de Irak. Realidad virtual y simulación computarizada conforman dentro del espacio posibles lecturas en la medida que el espectador decida que ver. Lo físico esta dado por la libertad de avanzar por los espacios e intersticios que son parte de la obra. La sala permanece abierta y dispuesta a ser atravesada, transitada. «Se deja la sala obscura para pasar al museo o galería. Es decir, se pasa a otro dispositivo: el dispositivo museal» (Dubois, 2011). Al modificarse la exhibición y proyección de las obras nos dan algunos indicios de cierto agotamiento en las formas clásicas del cine. Específicamente en la recepción del mismo. ¿De qué manera el espectador contemporáneo inicia la búsqueda de otras formas de ver cine? Según Dominique Païni,

El museo ha sido una nueva vía para que el cine siguiera encontrando un público que ya no estaba dispuesto a aceptar el hecho de ir a ver películas de la misma forma que en el siglo XX. El público hoy ya no va a una sala de cine como iba antiguamente. El público ya no tiene ganas de ser cautivo, de estar capturado por el tiempo de una película. El cine hoy en día no puede conocer una sola forma de ser visto. (2010).


Este espectador conforma con sus recorridos nuevas lecturas en relación a la obra. La misma se presenta como lugar a ser explorado, alejándose de la mera contemplación. El espectador atraído por estímulos visuales y muchas veces sensoriales avanza en diversas direcciones para poder percibir la obra desde diferentes aristas.

Estos nuevos lugares se han denominado como arquitecturas de recepción dentro de lo que se llamó «cine expandido». Estos espacios son altamente performativos e interactivos. Amar Kanwar (cineasta, Nueva Delhi) presentó la video instalación The Lightning Testimonies [2007] la cual cuenta con ocho proyectores donde dirigen la imagen a pantallas inmateriales. Cada una explora diversas historias de mujeres que padecieron violencia de género. El montaje estará a cargo del espectador con los recorridos que se instauren a partir de la búsqueda da cada uno. En este recorrido Dubois observa una especie de montaje construido por el espectador.

«El desplazamiento del espectador como narrativa, como montaje horizontal» (2011). En cada recorrido se hace presente una decisión por parte del espectador donde va configurando de sentido a la obra. No hay un a priori de la narración, se da en el acto mismo de la exploración de la obra, se da en el espacio. Se crea un montaje a partir de los desplazamientos del espectador, muy por el contrario a la postura contemplativa que acontecía en la sala obscura. La invitación a recorrer los espacios está relacionada con las diferentes pantallas y la cantidad de proyectores que se ubiquen en el espacio. Se puede observar una infinidad de combinaciones posibles en distintos tipos de pantallas, las hay: móviles, sólidas, invisibles (proyectadas en otro lugar), translúcidas, multipantallas.

El cine de exposición quiebra la noción de tiempo. Dubois diferenció «un tiempo libre en relación a un tiempo impuesto» (2011) En la sala de cine se impone el tiempo de la proyección clásica, el espectador no decide sobre el tiempo de la misma sino muy por el contrario el tiempo se le impone. En el caso de la exposición, el espectador cuenta con un tiempo libre en el cual es él quien decide la temporalidad de la obra. Las salas en galerías y museos permiten el libre acceso y la permanencia en la misma está dada por las elecciones que haga el espectador de acuerdo a su interés.



CONCLUSIÓN

Para concluir sobre la evolución y tendencias del cine expandido en Latinoamérica, podemos reflexionar sobre un punto de partida en común con las experiencias contraculturales de la década del 60, que se dieron de forma simultánea en la región y en EE. UU. y Europa. Tal vez, el punto en común de los experimentales audiovisuales latinoamericanos sea su permanente reflexión sobre el contexto sociopolítico de cada país, algo que se generó en sus comienzos con el cine político como también en varios video artistas contemporáneos.

Por otro lado, el cine expandido ha tenido un punto de inflexión en su desarrollo a partir de la irrupción de las nuevas tecnologías, que no solo transformaron la experiencia perceptiva del espectador, sino también las estructuras narrativas tradicionales del cine documental y el cine de exposición, entre otros géneros.





abril 19, 2024

Las relaciones entre el lenguaje oral y el escrito son tan estrechas que el desarrollo de habilidades del lenguaje oral favorece la adquisición de la lectura y la escritura


Esperanza Guarneros Reyes y Lizbeth Vega Pérez
«Habilidades lingüísticas orales y escritas para la lectura y escritura en niños preescolares»

Avances en Psicología Latinoamericana, vol. 32(1), 2014.

Avances en Psicología Latinoamericana (APL) | Universidad del Rosario | Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud | Programa de Psicología | Bogotá | COLOMBIA

Se incluye a continuación el texto del artículo publicado en PDF. Véanse referencias en la publicación original.
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RESUMEN

Los niños preescolares ya poseen nociones de lectura y escritura porque han desarrollado habilidades lingüísticas orales y escritas que se relacionan entre sí y, a su vez, con la adquisición de la lectura y la escritura convencionales. Este artículo de revisión tiene como objetivos: (a) describir las relaciones existentes entre lenguaje oral y escrito en los años preescolares, y (b) identificar las habilidades concretas del lenguaje del niño preescolar que posibilitan la adquisición de la lectura y escritura convencionales. Se hizo una búsqueda en las bases de datos ERIC y OVID de emergent literacy, phonological awareness, vocabulary, reading, writing, preschoolers y language skills, la cual aportó los componentes del lenguaje oral –habilidades fonológicas y semánticas– que se relacionan con la adquisición de la lectura y escritura convencionales, así como una propuesta de análisis en la que se enfatiza el proceso de las habilidades lingüísticas orales y escritas para la lectura y escritura en niños preescolares.

Palabras clave: conciencia fonológica, vocabulario, alfabetización emergente, niños preescolares.


* * *


La investigación en el área de adquisición de la lectura ha evidenciado que los niños preescolares ya tienen conocimientos de lectura y escritura antes de cursar la educación primaria. Estos conocimientos que tienen sobre el lenguaje escrito han sido denominados alfabetización emergente (emergent literacy). Torppa, Lyytinen, Erskine, Eklund y Lyytinen, y Vega, afirman que la alfabetización emergente o inicial es un conjunto de habilidades y conocimientos sobre el lenguaje escrito que se observa en los pequeños entre el nacimiento y el momento en que escriben y leen convencionalmente.

El conocimiento del lenguaje escrito implica tanto el conocimiento de sus funciones como de sus características. Algunos estudios señalan que el niño debe ser capaz –al menos– de:

• Diferenciar entre el lenguaje oral y el escrito.
• Identificar la dirección de la lectura.
• Comprender lo que es una letra, una palabra y una oración.
• Usar adecuadamente los libros.
• Identificar los distintos usos del lenguaje escrito.
• Buscar significado en los textos.
• Reconocer algunas palabras.


Vega encontró que los niños de entre 3 y 5 años de edad son capaces de identificar algunas letras y conocen algunos de los convencionalismos del lenguaje escrito, por ejemplo, el uso adecuado de los libros, que el texto es el que lleva el mensaje, la organización lingüística y la dirección de la lectura. Pero hay otros conocimientos que requieren mayor contacto con el lenguaje escrito para poder construirse, por ejemplo, el uso de los signos de puntuación y la escritura formal de palabras, el establecimiento de relaciones entre símbolos y sonidos, así como la decodificación de las palabras.

Además, esta autora encontró que ninguno de los niños con quienes trabajó fue capaz de identificar una palabra, sin embargo, muchos de ellos las identificaban como unidades de significado al inventar palabras cuando se les presentaban estas como estímulos, aun cuando no podían decodificarlas.

El conocimiento que tienen los niños del lenguaje escrito ha sido comprobado por estudios diversos, en los que se pide a los pequeños que narren un evento que vivieron en el pasado y que lean un cuento, aun cuando todavía no son capaces de leer convencionalmente. El resultado es que, aunque ambas formas de narración implican una expresión verbal, los niños muestran conocimiento del lenguaje escrito porque hacen distinciones cuando platican y cuando pretenden leer, es decir, hay una apreciación de que la narración y la lectura son diferentes en cuanto a la complejidad del vocabulario y la sintaxis, así como en el grado de descontextualización.

La investigación del proceso de desarrollo de alfabetización ha permitido identificar, entre otros aspectos, las relaciones entre el desarrollo del lenguaje oral y el desarrollo del lenguaje escrito en el niño preescolar. Al respecto, la literatura ha identificado las habilidades del lenguaje oral y del lenguaje escrito que están involucradas en este proceso de alfabetización emergente. Sin duda, esas investigaciones han ofrecido avances importantes en la identificación y comprensión de las habilidades involucradas en el desarrollo del lenguaje y en el aprendizaje de la lectura y la escritura en los preescolares.

Reconocen que la lectura y la escritura son una realidad del entorno del niño, porque en su vida cotidiana está expuesto a información escrita y está rodeado de individuos que leen y escriben, por lo que las actividades de lectura y escritura pueden ser muy naturales para el pequeño. El presente trabajo de revisión de la literatura sobre el tema tiene como objetivos: 1) describir las relaciones existentes entre el lenguaje oral y el escrito en los años preescolares y 2) identificar habilidades concretas del lenguaje del niño preescolar que posibilitan la adquisición de la lectura y escritura convencionales.



RELACIONES ENTRE EL LENGUAJE ORAL Y EL ESCRITO

La comunicación humana se logra por medio de elementos tanto extralingüísticos, como paralingüísticos, metalingüísticos y no lingüísticos, así como por el lenguaje en sus elementos orales (habla-escucha), escritos (lectura y escritura) y gestuales. El lenguaje está constituido por componentes formales, de contenido y de uso, entre los cuales hay un determinismo recíproco actuando simultáneamente.

Estos componentes del lenguaje se adquieren y se desarrollan como procesos tanto en el lenguaje oral como en el escrito. Por ello, varios autores señalan dos razones por las que el lenguaje oral y el escrito, aun siendo de naturaleza diferente, deben examinarse conjuntamente. Desde edades muy tempranas, cuando el niño se comunica oralmente o cuando los adultos le leen cuentos, se posibilita que el niño haga inferencias o relacione la historia con sus experiencias, ello le permite ampliar su vocabulario, estar en contacto con los sonidos y empezar a descontextualizar su lenguaje.

Al mismo tiempo, cuando el niño adquiere conocimiento del lenguaje escrito y empieza a usarlo, este conocimiento se refleja en el desarrollo del lenguaje oral. Además, para conseguir un dominio del lenguaje escrito, se precisa de una conciencia de los diferentes componentes del lenguaje (fonológicos, sintácticos, semánticos y ortográficos), lo que hace posible que siga desarrollándose el lenguaje oral, su comprensión y sus funciones.

El lenguaje oral influye en el desarrollo del lenguaje escrito, y el conocimiento del lenguaje escrito también influye en el desarrollo del lenguaje oral, tal como ya se había señalado en la década de los setenta. Chomsky, cuando investigó la adquisición de estructuras sintácticas complejas en niños de 6 a 10 años, documentó que la exposición al texto escrito con estructuras sintácticas complejas, desempeña un papel independiente del que desempeña el CI de los niños e influye en las habilidades lingüísticas orales. En relación con esto, estudios como los de González y Delgado afirman que los niños preescolares que reciben entrenamiento en lenguaje escrito tienen mejor desarrollo del lenguaje oral.

También se han estudiado las habilidades metalingüísticas en los estadios iniciales del aprendizaje de la lectura en niños de primer grado. Se ha concluido que la habilidad de los niños para adquirir habilidades metalingüísticas depende –en parte– de su nivel de pensamiento concreto operacional. Además, en las etapas iniciales de aprendizaje de lectura, la habilidad metalingüística ayuda a descubrir la intención criptoanalítica, lo que indica que se puede proyectar el lenguaje escrito en ciertas características estructurales del lenguaje oral. Las habilidades metalingüísticas ayudan incluso a descubrir las correspondencias de grafema-fonema, es decir, el denominado principio alfabético.

Estos autores afirman que un cierto nivel mínimo de alerta fonológica y sintáctica juega un papel más importante en la lectura temprana que la conciencia pragmática. Es más importante que el niño vaya teniendo conocimiento de las sílabas, la rima y las habilidades se segmentación, como alerta fonética, y que vaya distinguiendo el sujeto del predicado, por ejemplo, cuando dice «perro corre», lo cual muestra nociones de alerta sintáctica. Respecto a la escritura en niños preescolares, esta predice satisfactoriamente el descifrado, el deletreo y la lectura de comprensión que el niño alcanza en el primer año de la escuela primaria.

Como puede verse, existe una relación entre el lenguaje oral y escrito en cuanto a que el desarrollo de las habilidades del lenguaje oral se reflejará en el desarrollo del lenguaje escrito. Y cuando se presenten a los niños preescolares tareas donde desarrollen componentes de su lenguaje escrito este también se verá reflejado en su desarrollo de lenguaje oral.

Los estudios revisados para este trabajo indican cómo ciertas habilidades lingüísticas orales, como son la conciencia fonológica en sus niveles de rima y segmentación, y la dimensión de contenido semántico, como el vocabulario, favorecen el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Asimismo, si la lectura y la escritura son procesos lingüísticos, significa que los componentes del lenguaje oral están implícitos en esos procesos. Ambos sistemas, oral y escrito, poseen diferencias, pero están íntimamente relacionados, y existen influencias bilaterales entre ellos en términos de habilidades específicas. Atendiendo al segundo objetivo, se puntualizan aquellas habilidades lingüísticas orales que en la etapa preescolar se relacionan con la lectura y escritura convencional, las cuales implican el desarrollo del lenguaje escrito.



HABILIDADES DEL LENGUAJE ORAL QUE POSIBILITAN LA ADQUISICIÓN DE LA LECTURA Y ESCRITURA

El lenguaje tiene diversos componentes, independientemente de si es oral o escrito, los cuales pueden ser formales, de contenido y de uso. Los formales son la sintaxis, la morfología, y la fonología; el de contenido es el semántico; y de uso, el pragmático.

El lenguaje oral es la manera natural como se aprende la lengua materna. Permite la comprensión y expresión de mensajes, elaborar ideas, tener interacción comunicativa con otros, reflexionar y solucionar problemas. Su desarrollo óptimo es indispensable para ampliar la base comunicativa hacia lo significativo y lo expresivo, buscando la coherencia entre todos los componentes del lenguaje. Hacia la edad preescolar, la mayoría de los niños han comenzado a combinar palabras de acuerdo con algunas reglas gramaticales. Pueden comunicarse con los demás de una manera razonable. Se dan algunos avances en la forma, como desarrollos gramaticales (sintácticos), mientras que otros implican cambios en la función y en el significado o desarrollo semántico. En la edad preescolar, los niños ya cuentan con una serie de habilidades lingüísticas que les permiten el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Moreira señala que las habilidades lingüísticas involucran procesos cognoscitivos, ya que el uso del lenguaje implica un uso consciente de sus componentes, aunque esa conciencia no siempre es un conocimiento explícito estos o de sus funciones. El siguiente apartado se enfocará a una de las habilidades lingüísticas orales más analizadas en niños preescolares y cómo guarda relación con la adquisición de la lectura y la escritura.



HABILIDADES DEL COMPONENTE FONÉTICO DEL LENGUAJE: LA CONCIENCIA FONOLÓGICA

En el aprendizaje del lenguaje escrito, la conciencia fonológica no es una habilidad que se desarrolle naturalmente, requiere que el maestro funcione como mediador entre los niños y los componentes fonológicos de las palabras haciéndolos tomar conciencia de ellos y enseñándoles la integración de las secuencias de fonemas de las palabras orales para formar las palabras escritas. Su objetivo es lograr el nivel de asociación exitoso de los componentes fonémicos del lenguaje oral con los ortográficos del lenguaje escrito.

El aprendizaje del lenguaje escrito requiere una transformación cualitativa de las estructuras cognoscitivas relacionadas con el lenguaje oral. Este proceso se produce en la medida en que las palabras son asociadas con su pronunciación y la articulación oral de estas, en una «Gestalt fonográfica». Al respecto, los procesos fonológicos explican una amplia proporción de la varianza en la habilidad de decodificación de palabras. La conciencia fonológica es considerada una habilidad metalingüística que consiste en la toma de conciencia de cualquier unidad fonológica del lenguaje hablado.

Anthony et al. señalan que los niños en edad escolar requieren tres habilidades de procesamiento fonológico importantes para la lectura y la escritura: la conciencia fonológica, la memoria fonológica, como recordar palabras de una sola sílaba hasta recordar frases de extensión pequeña, y la eficiencia de acceso al almacenamiento de léxico fonológico, como nombrar rápidamente los objetos de tarjetas con diferentes imágenes. También plantean asociaciones de estas tres habilidades con el desarrollo de la alfabetización emergente en el caso de niños preescolares y en el caso de niños de primero de primaria, con el aprendizaje de la lectura y la escritura. Además, se ha comprobado que la conciencia fonológica y otras habilidades psicolingüísticas, como la decodificación de palabras, son buenos predictores de la adquisición de la lectura, independientemente del coeficiente intelectual, del vocabulario y del nivel socioeconómico.

La conciencia fonológica consiste en la conciencia de los componentes fonémicos del lenguaje oral y del uso de ciertos procesos fonémicos (fonema inicial, fonema final, secuencias), como segmentar las palabras, pronunciarlas omitiendo fonemas o agregándoles otros, articularlas a partir de secuencias fonémicas y efectuar inversión de secuencias fonémicas. Los procesos fonológicos incluidos en la conciencia fonológica se desarrollan en distintos niveles de complejidad cognoscitiva. Van desde un nivel de sensibilidad para reconocer los sonidos diferentes y similares que distinguen las palabras hasta otros de mayor complejidad, como segmentar o pronunciar palabras omitiendo o añadiéndoles fonemas.

A la habilidad de los niños para reconocer fonemas diferentes o similitudes al final de las palabras se le llama rima, y la habilidad para reconocer los fonemas al inicio de las palabras se denomina onset. La rima y el onset son expresiones de la conciencia intrasilábica y pueden ser previas a toda aproximación al lenguaje escrito. Para esta habilidad se requiere solamente cierta agudeza perceptiva, fonológica y normalidad en el desarrollo del lenguaje, para establecer semejanzas y diferencias entre palabras escuchadas.

Otra habilidad es la de segmentación o conciencia segmental, que se describe como «la habilidad que deben tener los niños para descubrir y separar conscientemente los fonemas que componen las palabras». Esta habilidad es como una interfaz entre las instrucciones del profesor y el sistema cognoscitivo de los niños, necesaria para aprender a analizar la correspondencia grafema-fonema. Los niños preescolares desarrollan la conciencia segmental conjuntamente con el aprendizaje de la decodificación de las letras y palabras, por lo tanto, el desarrollo de esta habilidad favorecerá –posteriormente– el aprendizaje de la lectura.

Entre otras habilidades que componen la conciencia fonológica se encuentra la conciencia silábica, que permite intervenir sobre la serie fonémica, haciéndole variaciones, como repetir una palabra omitiendo su fonema inicial o agregándole una sílaba.

El papel predictivo de cada una de estas habilidades varía en función de la etapa del aprendizaje de la lectura en que el niño se encuentre y, a su vez, ellas evolucionan a medida que el aprendizaje de la lectura progresa. Las diferencias se han observado desde la lectura inicial hasta cuarto año de primaria en el lenguaje inglés. También se afirma que la instrucción explícita en procesos fonológicos es más efectiva que formas alternativas para ayudar a los niños en la adquisición de la lectura y la escritura, y que la conciencia fonológica es un predictor importante, aunque no suficiente, para explicar todo el aprendizaje de la lectura, independientemente del idioma.

No obstante, una diferencia en el papel predictor de esta variable, entre el inglés y el italiano, que al igual que el español es un idioma de ortografía transparente, ya que cuando se analizó el procesamiento fonológico, como segmentación silábica, encontraron que los niños de lengua materna con ortografía trasparente, como el italiano, obtuvieron mayor porcentaje de éxito que los niños de lengua materna de ortografía opaca, como el inglés. Por lo tanto las características fonológicas del lenguaje en cuanto a tipo de palabra y de sílaba afectan a las habilidades de segmentación.

Existe un desarrollo muy temprano de la conciencia fonológica en el idioma español, que este se asocia tempranamente con el nivel de conocimiento del lenguaje escrito y que se ve afectado por la estructura fonológica del propio lenguaje. De forma incidental, las autoras apuntan a la posibilidad de que las unidades de división silábica relevantes en español sean diferentes a las del inglés, lo que puede interpretarse como una prueba más de la influencia de la estructura fonológica del idioma.

Por lo tanto, en el conocimiento fonológico de los niños, los estudios translingüísticos señalan la influencia de las características de cada lengua en la ejecución de tareas que implican un procesamiento fonológico. Como resultado de un estudio realizado en 2006, Jason et al. concluyeron que el almacenamiento fonológico de niños de 3 a 5 años de edad de habla hispana se asocia al conocimiento en español de nombres de letras y sonidos de letras y la conciencia fonológica, y este fue el mejor predictor de la capacidad para distinguir el texto alfabético del no alfabético, lo que favorece la alfabetización emergente.

Berninger, Abbott, Nagy y Carlisle mostraron que entre el procesamiento fonológico y el aprendizaje de la lectura hay una relación, debido a que la intervención temprana de estos procesos en los años de la infancia de niños facilita el aprendizaje lector. Como consecuencia del entrenamiento se produce una secuencia de complejidad progresiva, que va de la habilidad para aprender rimas hasta el aprendizaje exitoso de la lectura. Esta relación permaneció significativa cuando controlaron el nivel socioeconómico de los niños.

En síntesis, los estudios revisados enfocados al papel predictivo de la conciencia fonológica, y en general, del procesamiento fonológico sobre el aprendizaje de la lectura y la escritura, se realizaron con niños preescolares y niños de los primeros tres grados escolares. Los componentes de la variable conciencia fonológica analizados en los diferentes estudios fueron: la memoria fonológica, o sea, recordar palabras o incluso frases; el almacenamiento fonológico según la rapidez con la que se puede reproducir palabras o nombrar objetos de tarjetas; y la segmentación silábica, es decir, una palabra dividida en sus sílabas.

Las aportaciones de las investigaciones se focalizan en el papel de la conciencia fonológica y su influencia en los procesos de lectura y escritura como un factor independiente del desarrollo cognoscitivo general, del coeficiente intelectual o del nivel socioeconómico, ya sea en niños en edad escolar o en preescolares. En el caso de niños escolares, la conciencia fonológica es predictor de un óptimo aprendizaje de la lectura desde el primer año hasta el tercer año escolar; en preescolares es un predictor de la alfabetización emergente. En particular el almacenamiento fonológico se asocia con el conocimiento de las letras y los sonidos de ellas y la conciencia fonológica se relaciona estrechamente con distinguir el texto alfabético del no alfabético.

Además, se ha señalado que cada etapa del aprendizaje de la lectura se asocia en diferente grado a las habilidades que la predicen como la conciencia fonológica y sus variantes. Esto permite afirmar que la alfabetización es un proceso continuo en el que están implicándose habilidades lingüísticas orales y escritas que se van transformando, y hay que descubrir cómo lo hacen. No obstante, se ha encontrado que la conciencia fonológica no es la única habilidad del lenguaje oral que favorece el aprendizaje de la lectura y la escritura. Existen otros componentes del lenguaje que se van desarrollando a la par y que también favorecen dicho proceso. Tal es el caso del componente semántico, cuyo papel se analizará a continuación.



HABILIDADES DEL COMPONENTE SEMÁNTICO DEL LENGUAJE: EL VOCABULARIO

El periodo preescolar se caracteriza por su rápido desarrollo léxico y por la adquisición de conceptos relacionados entre sí. Además, en esta etapa (entre el año y medio y los 6 años de edad) los niños añaden aproximadamente cinco palabras diarias a su léxico. Para aprender palabras tan rápido los niños deben inferir los significados por sí mismos. Los niños preescolares recurren rápidamente al ajuste semántico al inferir las conexiones que pueden existir entre las palabras y su referente tras una única exposición a estas. Esta conexión puede verse influenciada tanto por el conocimiento que los niños tienen de las palabras como por su concepción del mundo. El niño preescolar va ampliando su vocabulario con palabras nuevas, reconociendo las palabras y encontrando nuevas relaciones entre ellas. En un inicio, el niño atiende el significado de las palabras, después las combina en oraciones, y más adelante podría organizar oraciones según la secuencia de eventos.

Entre los factores importantes que favorecen el desarrollo del lenguaje oral en los niños preescolares, se encuentra el que estén expuestos a un vocabulario variado, es decir que padres y maestros utilicen diversas palabras, que incluyan palabras nuevas en las conversaciones con los niños y que les inciten a usar nuevas palabras en sus conversaciones, las posibilidades de conversación con adultos y pares les ayudan a ampliar dicho vocabulario y, a la vez, dichas conversaciones implican experiencias de alfabetización temprana.

Asimismo, los distintos ámbitos que comprende el lenguaje, como la fonología, la semántica y la gramática influyen el desarrollo de la lectura de una forma diferencial y en distintos períodos de desarrollo. Wise, Sevcik, Morris, Lovett y Wolf estudiaron en preescolares las relaciones causales entre los diferentes subsistemas lingüísticos y diferentes niveles del logro de la lectura en niños con problemas de lectura, y sostienen que el conocimiento del lenguaje receptivo y expresivo influye diferencialmente en la prelectura. Además, el vocabulario y las habilidades de comprensión oral facilitan la identificación de palabras técnicas.

La educación preescolar y la riqueza del vocabulario en edad preescolar juegan un papel tan importante como otras habilidades lingüísticas en la adquisición de la lectura. La evidencia apunta a afirmar que los niños en edad escolar que tuvieron educación preescolar alcanzan puntajes más altos en la evaluación del vocabulario receptivo que aquellos niños que no cursaron el nivel preescolar. El ambiente de la escuela preescolar permite ampliar el vocabulario que tiene el niño, favoreciendo el desarrollo del lenguaje. Se ha encontrado que las representaciones del léxico que se presentan en la infancia tardía son resultado del vocabulario adquirido en los años preescolares, debido a que en la etapa preescolar existe un aumento sustancial en el vocabulario de los niños, incluso en la decodificación y el conocimiento de las letras.

Asimismo, el reconocimiento de palabras no solo se da en función de los elementos fonológicos, sino también en relación con la familiaridad que tienen los niños con las palabras. Dicha familiaridad se relaciona con una buena habilidad en la segmentación de las palabras y esto a su vez favorece una lectura exitosa.

Existen tres dimensiones en las experiencias tanto en el aula como en el hogar de los niños de edad preescolar que se relacionan con el éxito en el proceso de alfabetización al final del preescolar. Esas dimensiones son el vocabulario variado, el discurso extendido y los ambientes intelectualmente propicios. Se entiende por vocabulario variado el uso de palabras nuevas y diversas en las conversaciones que tienen los padres y los maestros con los niños. En cuanto al discurso extendido, se crea con las oportunidades para que el niño escuche y produzca explicaciones, narraciones personales en diferentes actividades en el kindergarten y en casa. Finalmente, los ambientes intelectualmente propicios proporcionan estimulación cognoscitiva y lingüística, por ejemplo, en las casas de los niños, la lectura frecuente de libros, y en las aulas, el apoyo para la escritura y desarrollo del lenguaje oral. Además, existe una correlación muy fuerte entre la lectura y las habilidades de lenguaje a lo largo de la escuela primaria y secundaria, y las habilidades del niño en el preescolar.

Hasta aquí se ha enfatizado la importancia de un vocabulario variado para una alfabetización exitosa, así como el desarrollo del lenguaje expresivo y receptivo para facilitar el reconocimiento de palabras técnicas. El vocabulario es un indicador del conocimiento de léxico para expresarse mediante el lenguaje oral y se relaciona con el aprendizaje de la lectura y la escritura. El desarrollo del lenguaje oral del niño avanza en sentido de aplicabilidad tanto en su dimensión oral como escrita favoreciendo entre otros factores la alfabetización de los niños.

Por otra parte, la capacidad semántica, entendida como conocer el significado de las palabras orales, predice la comprensión lectora de los niños de segundo grado de preescolar y las habilidades semánticas predicen la comprensión de lectura. Las diferencias en las competencias lingüísticas orales en la lectura inicial varían en función del dominio del lenguaje y las habilidades de lectura.

La comprensión lectora y el conocimiento del vocabulario están fuertemente correlacionados. Además, Hernán y Luisa ya habían señalado que la falta de un vocabulario variado es el principal factor limitante para el éxito en la lectura, ya que cuantas más palabras se conocen, menos lagunas se tienen en la comprensión de los textos que se leen. Anthony et al. examinaron el desempeño de niños que eran buenos y malos lectores, a los cuales se les evaluó el vocabulario receptivo y expresivo, la habilidad de leer oraciones, la conciencia fonológica, la repetición de pseudopalabras y la identificación de fonemas. Encontraron que los buenos lectores mostraban claramente una mejor percepción categórica en la tarea de identificación de fonemas que los malos lectores. Sus hallazgos sugieren que la información semántica puede funcionar como un mecanismo compensatorio para resolver ambigüedades en el texto que se lee, además, el vocabulario expresivo estuvo más estrechamente asociado a las diferencias individuales en la lectura y el procesamiento fonológico que el vocabulario receptivo.



A MANERA DE PROPUESTA FINAL

De la revisión realizada en este artículo, surge una propuesta (Figura 1) para seguir estudiando las relaciones funcionales causales y concomitantes entre las habilidades lingüísticas orales y escritas de los niños preescolares y la adquisición de la lectura y la escritura. La propuesta parte del supuesto de que la lectura y la escritura son procesos lingüísticos, como tales, es posible analizar cómo aprenden los niños preescolares la lectura y la escritura por medio del desarrollo de las habilidades del lenguaje que se asocian a este aprendizaje; así, aunque el lenguaje es una unidad, para su investigación se requiere el análisis particular de cada componente dentro de un marco que posibilite distinguir diferentes niveles de estudio, del general al particular, y que contemple diferentes dimensiones del lenguaje: la dimensión oral y la dimensión escrita.



Los componentes de forma, contenido y de uso de la dimensión oral del lenguaje mayormente asociadas a la lectura y la escritura –en niños preescolares– son aquellas que pueden enmarcarse solo en los componentes de contenido y forma.

El componente contenido se refiere a la semántica e incluye aspectos relevantes para las destrezas lectoras: el conocimiento de palabras, la habilidad para emplearlas en contextos adecuados y un buen vocabulario. Dichos aspectos permiten que el niño cuente con una red de asociaciones entre conceptos, lo que facilita la decodificación y recuperación de palabras debido a la rápida disponibilidad de mediadores verbales. Asimismo, la capacidad de nominación, es decir, la habilidad para evocar y nombrar rápidamente palabras, junto con la habilidad para clasificar palabras en categorías, son habilidades semánticas necesarias para lograr una buena lectura. Uno de los indicadores de este componente del lenguaje oral del niño preescolar más analizados por la investigación revisada aquí fue el vocabulario.

El componente forma se centra en los aspectos fonológicos y si los niños han de dominar los procesos de lectura y escritura, deben ser capaces de aprender las relaciones entre los sonidos individuales del lenguaje, los fonemas y las letras que representan estos sonidos, es decir, los grafemas. Para ello, deben ser capaces de centrar su atención en los sonidos, pero esta no es una tarea fácil para el niño. Su aprendizaje se da inicialmente por medio del desarrollo de la rima, que es una experiencia temprana que se favorece en el jardín de niños, la rima puede desencadenar una reflexión espontánea sobre los sonidos de las palabras. Esto llevará al niño a centrarse en la similitud entre las palabras y en sus diferencias. De la misma manera, la reflexión sobre la rima lleva al niño a reflexionar sobre los fonemas hasta ser capaz de llevar a cabo la segmentación fonémica, el cual es el nivel más alto de conciencia fonológica.

Respecto de la dimensión escrita, se puede plantear el estudio de habilidades como la direccionalidad, la calidad del mensaje, la organización lingüística, que tienen que ver con conocimientos del lenguaje escrito que va aprendiendo el niño sin necesariamente saber escribir convencionalmente, por otra parte, la escritura que va desarrollando. Organizando el conocimiento que ha aportado la investigación hasta ahora de las habilidades lingüísticas orales y escritas de los niños preescolares asociadas a la lectura y la escritura, la propuesta que se hace aquí consiste en relacionar la dimensión oral y escrita del lenguaje del niño preescolar en distintos niveles de análisis, de lo general a lo particular, donde 1) se determine cuánto explica la dimensión oral del lenguaje la dimensión escrita, ya que se ha determinado que el desarrollo del lenguaje oral predice el desarrollo del lenguaje escrito, pero no bajo un modelo de desarrollo, pues de una edad a otra puede variar la fuerza de predicción, por las diferentes variables que la literatura señala, como las relacionadas con lo fonológico sobre la adquisición de la lectura y al mismo tiempo influye, en diferente medida, el vocabulario.

De esto se desprende el siguiente punto 2): cuánto aporta cada habilidad de la dimensión oral a dicha explicación y si su grado de predicción va cambiando es necesario analizar el problema como un continuo. Es decir, si las diferentes variables del lenguaje oral como la dimensión fonológica, por ejemplo, conciencia fonológica y almacenamiento fonológico, así como la dimensión semántica y el vocabulario pueden explicar la adquisición de la lectura, incluso a largo plazo; determinar si se será un buen lector y, además, el grado de explicación va cambiando, se está ante un fenómeno continuo que implica un proceso, y como proceso, el abordaje metodológico debe ser adecuado para poder analizar su perfil y así obtener su patrón de desarrollo, como un proceso del desarrollo del lenguaje oral y escrito del niño.

Después es necesario analizar la relación e influencia de la dimensión escrita con la dimensión oral: (a) determinando cuánto explica la dimensión escrita del lenguaje de la dimensión oral, (b) cuánto aporta cada habilidad de la dimensión escrita a dicha explicación. De esta manera la propuesta concreta es que las habilidades lingüísticas orales y escritas de los niños preescolares influyen en el aprendizaje de la lectura y escritura como un proceso continuo del desarrollo del lenguaje interactivo, y como tal, su abordaje debe ser bajo un esquema metodológico que permita dar cuenta del proceso que sigue, tal es el caso de las aproximaciones longitudinales.



CONCLUSIONES

De acuerdo con el análisis de la investigación revisada para este artículo, y con los objetivos propuestos se concluye que:

1. Se pudieron describir las relaciones existentes entre el lenguaje oral y lenguaje escrito en los años preescolares desde el punto de vista de los componentes del lenguaje involucrados. Se pudo ver que aunque existen diferencias entre el lenguaje oral y el lenguaje escrito también existen similitudes. Las relaciones entre ellos son tan estrechas que se puede conseguir un mejor desarrollo del lenguaje oral por medio del aprendizaje de la lectura y la escritura desde edades tempranas, y –a su vez– adquirir la lectura y la escritura puede ser favorecida cuando se desarrollan habilidades específicas del lenguaje oral. Después, a partir de ese marco, se planteó el desarrollo de habilidades relacionadas con el aprendizaje de la lectura y la escritura, el cual fue el objetivo número dos de este trabajo.

2. Se logró el objetivo de identificar las habilidades concretas del lenguaje del niño preescolar que posibilitan la adquisición de la lectura y la escritura convencionales, se puede afirmar que se logró el objetivo, ya que al analizar la investigación disponible se identificaron las habilidades lingüísticas orales y escritas relevantes para que los niños de preescolar adquieran la lectura y la escritura. En relación con este objetivo, se obtuvieron conclusiones más amplias que vale la pena remarcar. Las habilidades lingüísticas orales relacionadas con el aprendizaje de la lectura y la escritura en preescolar, que permiten predecir mejor qué niños serán buenos lectores, son las relacionadas con los componentes fonológico y semántico del lenguaje. Del componente fonológico, las habilidades señaladas con mayor frecuencia son las de conciencia silábica, intrasilábica y fonémicas. Del componente semántico, la habilidad mayormente señalada es la del desarrollo de vocabulario, tanto expresivo como receptivo. Este último se desarrolla en las actividades de los niños preescolares, tanto en su casa como en la escuela, en la interacción cotidiana con los padres, la maestra y sus pares. Estas habilidades del lenguaje del niño, ya sea de manera independiente o asociadas a distintos factores, serán favorecedoras de la alfabetización emergente y posteriormente de la alfabetización convencional.


Basándose en la literatura revisada se puede concluir que la conciencia fonológica es un buen predictor de la alfabetización emergente, ya que se relaciona estrechamente con distinguir texto alfabético del no alfabético, es decir, con conocimientos del lenguaje escrito que le permiten al niño una mejor adquisición de la lectura y la escritura convencionales. Por otra parte, el almacenamiento fonológico se asocia con el conocimiento de las letras y los sonidos de estas, lo cual facilita el desarrollo de la correspondencia fonema-grafema.

La conciencia fonológica se desarrolla en distintos niveles de complejidad cognoscitiva, que van desde un nivel de sensibilidad para reconocer los sonidos diferentes que distinguen las palabras, como son las rimas, que pueden ser previas a toda aproximación al lenguaje escrito; hasta otros de mayor complejidad, tales como la conciencia segmental. En los niños más pequeños aparece una sensibilidad a los fonemas del lenguaje oral que se expresa en la identificación de diferencias entre palabras escuchadas o en el reconocimiento de palabras rimadas. Posteriormente se desarrollan otros procesos de mayor complejidad psicolingüística, como la habilidad para segmentar palabras oralmente, o para «armar» sus fonemas. Los primeros procesos requieren solamente cierta agudeza perceptiva fonológica y normalidad en el desarrollo del lenguaje para establecer semejanzas y diferencias entre palabras escuchadas. Los más avanzados son habilidades que permiten intervenir sobre la serie fonémica, haciéndola variar, como puede ser, por ejemplo, repetir una palabra omitiendo su fonema inicial o agregándole una sílaba.

Las habilidades del componente semántico del lenguaje permiten que el niño cuente con una red de asociaciones entre conceptos, que facilita la decodificación y recuperación de palabras debido a la rápida disponibilidad de mediadores verbales. Sobre estas habilidades del componente semántico, existen tres dimensiones en las experiencias de los niños de edad preescolar, tanto en el aula como en la casa, que se relacionan con su desarrollo y con el éxito en el proceso de alfabetización al final del preescolar: (a) el vocabulario variado, es decir usar diferentes palabras en conversaciones diversas que el adulto promueva o le pregunte para que amplíe sus explicaciones usando nuevas palabras a las que ya usa; (b) el discurso extendido, que se refiere a conversaciones en distintos contextos que le permitan al niño hacer variaciones usando oraciones cada vez más amplias enriqueciendo su lenguaje; (c) los ambientes intelectualmente propicios, estos últimos serían aquellos donde las prácticas alfabetizadoras estén presentes y en las que se vea involucrado el niño con el uso cotidiano del lenguaje, del vocabulario en conversaciones, y en actividades en las que use las palabras que va conociendo.

La investigación bibliográfica que se realizó para este artículo de las habilidades lingüísticas orales que se relacionan con el lenguaje escrito da cuenta de cómo el desarrollo de los componentes fonológicos y semánticos del lenguaje de los niños preescolares se relacionan estrechamente con desarrollo del lenguaje escrito, ya que los niños con mayor conciencia de la estructura del lenguaje aprenderán a leer más fácilmente que los niños con menor desarrollo de dicha conciencia. En cuanto al vocabulario, se puede concluir que los niños preescolares con mayores habilidades de vocabulario tienden a tener mejores habilidades de comprensión de lectura en los siguientes años escolares.

Finalmente, según la propuesta planteada, se puede concluir que aún existen posibilidades de investigación en el ámbito de las habilidades lingüísticas orales y escritas de los niños preescolares. Por ejemplo, además de establecer cuáles habilidades predicen la lectura y la escritura –como se ha hecho hasta ahora–, es importante que se analice cuánto y en qué momento contribuye cada habilidad lingüística oral a los cambios que se dan en el lenguaje escrito en general y en cada una de las habilidades lingüísticas escritas que desarrollan los niños preescolares, en particular. Asimismo, es pertinente hacer una última puntualización partiendo de esta propuesta, para vislumbrar una línea de investigación poco analizada.

Al estudiar las habilidades lingüísticas de los niños preescolares que se relacionan con la adquisición de la lectura, se sugiere implícita o explícitamente que cada etapa del aprendizaje de la lectura está asociada con habilidades diferentes. Además, que el papel predictivo de estas habilidades varía en función del nivel de desarrollo del lenguaje escrito, el cual, a su vez, influye en el nivel de desarrollo de las habilidades lingüísticas orales.

Esta consideración permite delinear una visión del desarrollo del lenguaje como un proceso continuo que falta enfatizar en la investigación del desarrollo de las habilidades lingüísticas orales y escritas de los niños preescolares. Aunque se han establecido factores predictores y puede afirmarse que la conciencia fonológica y el vocabulario predicen el aprendizaje de la lectura y la escritura, se ha descuidado el estudio de la forma o perfil del desarrollo que tienen dichas habilidades.

En este proceso existe una interdependencia entre las dimensiones orales y escritas, las cuales se conectan, influencian y articulan para formar un todo estructurado. Ello permite vislumbrar una veta importante en la investigación en el área que permita delimitar la naturaleza de las relaciones mencionadas, analizándolas como un proceso continuo. Esta es la línea de investigación que los autores del presente artículo están desarrollando, cuyos primeros resultados se presentarán en un reporte posterior.




abril 12, 2024

Desde la Filosofía del Lenguaje, aparece el libro postumo de J.L. Austin ¿Cómo hacer cosas con palabras? que asentaría el nacimiento de la Pragmática



Salvador Gutiérrez Ordóñez
«Ejercitarás la competencia pragmática»


En: La competencia pragmática o la enseñanza del español como lengua extranjera (XVI Congreso Internacional de la ASELE (Asociación para la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera), Oviedo, 2005), ed. de Alfredo Álvarez et al., Oviedo, Universidad de Oviedo, 2006.

Extracto del apartado 1.1 del artículo en PDF. Véanse referencias en la publicación original.
Artículo disponible también en Google Drive de Plaka logika.




Génesis de la lingüística de la comunicación

Las décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado constituyen los años de esplendor y asentamiento de las metodologías estructural y generativista. Tras la pronta madurez de los estudios de fonología y morfología alcanzados por los estructuralismos de ambos lados del océano, aparecen sólidas reflexiones sobre sintaxis y se asientan las bases de la teoría semántica.

Por su parte, en el seno del generativismo se asiste a una vertiginosa sucesión de modelos, desde la Teoría Estándar hasta la Teoría Minimalista, pasando por las aportaciones del movimiento de la Semántica Generativa, de la Teoría Estándar Extendida y de la Teoría de Principios y Parámetros.

Mientras esto sucedía en el estructuralismo y en el generativismo, se asistía en otros ámbitos a múltiples movimientos de renovadores que provocaron de forma casi insensible y natural una crisis de crecimiento que tendría consecuencias trascendentales. Nacen nuevas disciplinas que se apoyan en principios conocidos y aceptados que no habían alcanzado un total desarrollo. Desde la Filosofía del Lenguaje aparece el libro postumo de J.L. Austin ¿Cómo hacer cosas con palabras? que, como el Curso de Saussure, alcanzaría valor germinal y asentaría el nacimiento de la Pragmática. Esta disciplina desarrolla el valor comunicativo del lenguaje, tratando de explicar los mensajes no solamente desde el código, sino desde todas las instancias del acto comunicativo (emisor, destinatario, canal, contexto, etc.).

La dimensión social del lenguaje, rasgo constante de la langue saussureana, había sido interpretada como un mero hecho de intersubjetividad. Cuando incorpora la variación de la lengua en sus diferentes vectores (espaciales, sociales, situacionales) y lo sitúa como parámetro fundamental, nace la Sociolingüística. El carácter psicológico del lenguaje, que también incorporaba el maestro ginebrino en su noción de ‘langue’, fue pronto sustituido por valores más asequibles como la forma o la función.

Sin embargo, lo que sale por la puerta entra por la ventana. La Psicología siguió trabajando sobre el lenguaje e hizo aportaciones notabilísimas al desarrollo y evolución de la adquisición del lenguaje en el niño (Psicología Evolutiva), al conocimiento del influjo de la propaganda y la publicidad en las masas (Psicología Social) y, por último, en las formas en las que el hablante reconoce, descifra, almacena y recupera las informaciones que le llegan a través de los mensajes (Psicología Cognitiva). Todos estos conocimientos propician el desarrollo de una Psicolingüística, de enorme importancia y de alto valor explicativo.

Cuando los lingüistas cruzan la frontera establecida por los griegos y se proponen estudiar unidades que están más allá de la oración, nacen disciplinas como la Lingüística del Texto y el Análisis del Discurso.

A finales del XIX se rescata para la ciencia lingüística una evidencia: que el lenguaje es fundamentalmente oral. Como consecuencia, aparecen dos disciplinas: la Fonética, primero, y, luego, la Fonología.

Sin embargo, con esto no se agotaba el estudio del aspecto fónico del lenguaje. Desde una escuela sociológica nos llega la advertencia de que no hablamos como escribimos, de que nuestras estrategias comunicativas son diferentes: nace el Análisis de la Conversación, que confluye en muchos aspectos con el Análisis del Discurso Oral.

Los aspectos culturales del lenguaje, que tanto preocupaban a los primeros lingüistas americanos, recobran importancia, especialmente bajo la influencia de esta actividad que nos ocupa y preocupa, la enseñanza de segundas lenguas. Resurge la Etnolingüística o Lingüística Cultural.

Con el nacimiento de otros lenguajes, de otros procedimientos comunicativos, con el estudio de las formas de comunicación animal, con la conciencia que tienen en la comunicación humana los factores extralingüísticos (paralingüísticos, cinésicos y proxémicos) se desarrolla de forma considerable la ya vieja Semiótica. A todas estas nuevas disciplinas se ha de sumar la vertiginosa expansión de la Lingüística Aplicada en todas sus vertientes: enseñanza de segundas lenguas, enseñanza de la lengua materna, Lexicografía, Traducción, Patologías del lenguaje, etc.

El resultado ha sido un crecimiento cuantitativo que ha tenido repercusiones cualitativas profundas. Se ha producido un cambio de paradigma científico: nos hallamos en lo que hemos denominado la Lingüística de la Comunicación.



Salvador Gutiérrez Ordóñez

«Ejercitarás la competencia pragmática»

(Índice del artículo)


0. Presentación


1. La lingüística de la comunicación

1.1. Génesis

1.2. La competencia comunicativa

1.2.1. La competencia lingüística

1.2.2. La competencia comunicativa


2. Valores y principios comunicativos

2.1. Nueva axiología

2.2. Reglas y principios

2.3. Principios y aprendizaje de la lengua

2.4. Sobre el principio de cooperación

2.5. Principios de lítotes y de hipérbole

2.6. Principio de cortesía

2.7. Principio de conversación

2.8. Principio de adecuación

2.9. El lenguaje políticamente correcto


3. Actos de habla

3.1. «En el principio era la acción»

3.2. Actos de habla y funciones comunicativas

3.3. Actos de habla y enunciado pragmático

3.4. Ejercicios

3.5. Actos de habla y expresión lingüística

3.6. Actos de habla, conversación y coherencia

3.7. Actos de habla, funciones conversacionales y enseñanza de la lengua

3.8. Ejercicios


Bibliografía




abril 05, 2024

La capacidad para construir discursos y mensajes con las mejores habilidades comunicativas es un todo complejo, en el que intervienen la competencia lingüística (siempre perfeccionable) y la competencia comunicativa


José Miguel Hernández Terrés
«Pervivencia de la Retórica. La docencia universitaria y la comunicación empresarial»

Llengua, societat i comunicació, n.º3 (2005); número monográfico: «Retòrica i Persuasió».

Llengua, societat i comunicació. Revista de sociolingüística | Universitat de Barcelona | Facultat de Filologia | Barcelona | ESPAÑA

Extracto de páginas 47-49, 54-56 y 57 del artículo en PDF




Nos proponemos en este artículo ofrecer algunas reflexiones sobre la actualidad de la Retórica, referidas a su vigencia y necesidad en algunos ámbitos profesionales y sociales en los que nos parece especialmente desatendida. Pero antes hemos de establecer unas someras precisiones entorno al concepto mismo de Retórica. Entendemos la Retórica como el medio natural de perfeccionamiento de la comunicación humana sobre el que se puede y debe incidir positivamente, y que ha llegado a constituirse en un conjunto de conocimientos objetivados que posibilitan un adiestramiento en habilidades comunicativas adaptables a las más diversas situaciones y necesidades, tendentes todas ellas a procurar la mayor eficacia persuasiva a los actos de comunicación.

Sin embargo, hemos de soportar que todavía pervivan juicios valorativos divergentes sobre la Retórica, aunque esto haya sido así desde sus orígenes griegos. Desafortunadamente, para el gran público todavía pervive una cierta conceptualización negativa de la Retórica, implantada desde sus orígenes, mal entendida muchas veces, y que estigmatiza aquello que consideramos una de las características esenciales del lenguaje humano: el hecho de que éste, constituido por un sistema de signos, posea la capacidad de que, voluntariamente, el uso de dicho sistema sea manipulable en múltiples sentidos, en aras de la libertad del ser humano capaz de decidir sobre sus acciones, y también, por tanto, sobre sus acciones o actuaciones comunicativas de orden lingüístico.

Basta asomarnos a las páginas de opinión de la prensa diaria para encontrar una especie de ceremonia de la confusión en torno al concepto de retórica. Así, por ejemplo, en Libertad Digital del 1 de diciembre de 2004, leemos a propósito de uno de los debates desarrollados en la Comisión Parlamentaria dedicada a la investigación del atentado del 11-M:

«La retórica reinó en las comisiones de los comisionados. Una reina confusa, espesa, pomposa, y cargante, que desbancó del primer plano a las preguntas que en rigor debían haberles ocupado. Ganó la retórica y se perdió la oportunidad de ofrecer a los ciudadanos, que por primera vez podían acceder a una sesión a través de una cadena de televisión, y ya era hora, la imagen de una Comisión de investigación que merezca tal nombre».


El 21 de junio de este mismo año, en la sección de «Opinión» de ABC leemos en el artículo de Manuel Ángel Martín:

«Si la retórica es el arte y la técnica de usar el lenguaje hábilmente con diferentes propósitos, desde Aristóteles a Perelman ha existido una doble concepción de su naturaleza. La primera la ha visto como sinónimo de florilegio gratuito, de artificiosidad, de decadencia e incluso de insinceridad, mientras que la segunda la considera una teoría de la argumentación encaminada a conseguir la adhesión de la audiencia. Nuestros políticos son demasiadas veces retóricos en ambos sentidos…. La retórica tiene sus tópicos («topos») y sus estructuras argumentativas, y uno de ellos es el de la conciliación de contrarios. ¿Quién no se ve atraído por la superación de la confrontación, por poder ser a la vez una cosa y su opuesta? En el website del Ayuntamiento de Sevilla, hay un ejemplo glorioso. El conflicto entre trabajo y fiesta, razón y sentimiento, se soluciona afirmando que Sevilla es «una ciudad, en definitiva, que entre lo uno y lo otro escoge lo uno y lo otro», una exageración retórica que nos traslada al mundo ingenioso de Groucho Marx o de Woody Allen...Todo un filón para los analistas de la retórica. Así que existen fundadas sospechas de que estemos ante un falso ofrecimiento, pero como la oportunidad merece el beneficio de la duda, sería deseable que el alcalde concrete la sustancia del pacto y se deje de retóricas».


El mismo sentido negativo encontramos en la colaboración del profesor del Instituto de la Empresa Enrique Dans en una, por otra parte, interesante página por lo que tiene de sugerente:

«La retórica corporativa es el lenguaje de una época en la que las empresas dejaron de tratar con personas. Lo hicieron con “recursos humanos” y con “sectores demográficos”, grupos amorfos sin personalidad, sin vida. Pero entonces llegó Internet, y dio voz a las personas. Las dotó de instrumentos sencillos como los blogs, los foros, las páginas personales, para escribir, para divulgar, para ser localizados por otros. Esas personas empezaron a hablar, y las empresas, acostumbradas a su retórica y sus call-centers, no les escucharon. Hasta que algunas empresas prestaron atención, y las personas comenzaron a manifestar preferencias hacia quien les escuchaba, quien sabía hablar su idioma. Quien se dirigían a ellos como personas. Y a rechazar a las empresas que, con vacía retórica corporativa, renunciaban a la conversación. Cada vez observará más ese fenómeno. Empresas que hablan, frente a empresas que sólo monologan, sin ojos, sin oídos. Los mercados son personas, son individuos, son conversaciones, son diálogos. Aprenda a hablar con ellos, o en breve, le mirarán como a un bicho raro y, simplemente, le ignorarán».


Como vemos, pues, sigue siendo tópica una conceptualización de la Retórica vinculada a la palabrería hueca, a la mentira, a la confusión creada deliberadamente en los destinatarios del discurso con finalidades siempre innobles o, en el mejor de los casos, poco presentables. Claro que desde el punto de vista académico esto no es así, y no es preciso insistir en el nivel de desconocimiento que subyace en este tipo de opiniones sobre la Retórica.

Desde la perspectiva científica, sabemos que la capacidad para construir discursos y mensajes con las mejores habilidades comunicativas es un todo complejo, en el que intervienen la competencia lingüística (siempre perfeccionable) y la competencia comunicativa, entendida como la capacidad de buscar los medios para dotar a nuestros intercambios comunicativos de la mayor eficacia posible. Y en este segundo tipo de competencia, la búsqueda de la eficacia persuasiva constituye la esencia de la Retórica.

El hecho de que esta capacidad humana pueda y de hecho sea destinada a fines perversos, no debe confundirnos, sino más bien debe hacernos ahondar en la Retórica misma para extraer de ella el cúmulo de conocimientos atesorados desde la Antigüedad clásica y actualizarnos hasta hacerlos operativos en todos aquellos ámbitos en los que se perciban carencias en habilidades comunicativos, y estas carencias causen perjuicios o retrasos en el desarrollo humano.

El riesgo del uso perverso de las habilidades retóricas ha existido siempre, pero desprestigiar la Retórica o difundir una opinión negativa de la misma, sería, además de manifiesta ignorancia, algo así como demonizar el uso de Internet porque este medio de comunicación puede usarse para la perpetración de las mayores maldades.



Retórica y comunicación empresarial

En el ámbito empresarial, la sensibilidad hacia la práctica de las buenas formas comunicativas quizá sea algo más logrado o, al menos, eso parece a la vista de algunos datos sobre los procesos de formación de los directivos empresariales. Hemos de distinguir en este mundo entre el conjunto de conocimientos que afectan a las prácticas publicitarias en la que participan, de una u otra forma, todas las empresas para la venta de sus productos, y lo que constituyen prácticas y hábitos de comunicación en el interior de las empresas y de las empresas entre sí.

Los primeros constituyen el objeto de estudio reglado de las titulaciones de Publicidad, donde las implicaciones retóricas son estudiadas como elemento esencial. Pero nos interesan ahora los mecanismos de comunicación dentro de la empresa, en tanto en cuanto son objeto de atención particular y se están incorporando paulatinamente al proceso de formación de los profesionales y directivos empresariales.

Es lo que comúnmente se denomina Comunicación empresarial y/o Relaciones Públicas, espacio en el que podemos observar que se ha desarrollado una muy fina sensibilidad que va objetivándose aceleradamente, y en la que los ingredientes retóricos aparecen la mayor parte de las veces bajo otras denominaciones. Veamos cómo define sus objetivos un Master en Comunicación Empresarial:

«El programa forma a los profesionales que deben desarrollar y liderar la comunicación de empresas y organizaciones. Desarrolla su capacidad para establecer buenos diagnósticos, diseñar estrategias correctas y ejecutar las acciones convenientes con una visión global. Potencia sus habilidades comunicativas. Y les proporciona un conocimiento directo y profundo de las nuevas tecnologías digitales que les permitirá evaluar la mejor opción para cada caso y obtener el máximo provecho».


La misión de un departamento universitario de Comunicación Empresarial la encontramos definida en los siguientes términos:

«Mantener los ofrecimientos curriculares en un proceso de revisión continua para que los estudiantes de la Facultad de Administración de Empresas desarrollen la competencia comunicativa, esencial en el mundo laboral y profesional».


Y sus objetivos se centran ante todo en:

«Capacitar a los estudiantes para que se comuniquen oralmente y por escrito de modo eficaz. Además, se les prepara para mantener buenas relaciones interpersonales y actuar con sentido ético. Con el fin de lograr dichos objetivos, se les proveen casos, situaciones hipotéticas y diversos ejercicios que les permiten analizar, tomar decisiones y resolver problemas que ocurren con frecuencia en las empresas. Se les brinda la oportunidad de redactar comunicados de esfuerzo argumentativo, hacer simulaciones, etc.».


Como siempre, y como al principio de la historia de la Retórica en Grecia, son los intereses económicos los que avivan y aguzan el ingenio para que los interesados, los profesionales del mundo empresarial, se apliquen al dominio de las técnicas de comunicación que les permita alcanzar sus objetivos económicos. Es necesario que el profesional de la empresa adquiera las habilidades comunicativas adecuadas que les permitan desarrollar con las mayores garantías de éxito todos aquellos eventos comunicativos en los que ha de actuar: reuniones de trabajo, entrevistas de selección de persona, negociaciones, debates, encuestas, etc. constituyen otros tantos tipos de relación comunicativa por el hecho de estar marcados por su finalidad y por su modo de desarrollo.

El modo de desarrollo, la estrategia seguida fue lo que instituyó la Retórica forense como inicio de tan gloriosa tradición. Estamos ante una situación equiparable en el momento actual: los modos y estrategias establecidos en esta abierta tipología de la comunicación empresarial están sometidos a continua evaluación y, por tanto, experimentación.

Estamos asistiendo a un permanente renacimiento de los elementos constitutivos esenciales de la Retórica. Y es el momento de plantear la conveniencia de que en tales ámbitos profesionales se despierte el interés por el cúmulo de conocimientos que la Retórica ha ido atesorando desde la antigüedad y que ahora puede poder al servicio del mundo de la comunicación empresarial.

De nuevo, también para el ámbito empresarial y sus complicadas relaciones comunicativas, podemos decir que el iter de la retórica clásica sigue siendo esencialmente válido. «Inventio», «dispositio», «elocutio», «memoria» y «actio» son pasos obligados que ha de seguir el comunicador empresarial en cualquiera de los géneros comunicativos que ejerza. Cómo concretar esto de forma eficaz es algo que no debe ni puede fiarse a la pericia individual, a la simpatía o supuesto don natural de gentes o de palabra. Se trata de habilidades comunicativas que cabe estudiar y en las que cabe ejercitar a los interesados, sean estudiantes o profesionales establecidos.

También los principios de cooperación y cortesía de la Pragmática Lingüística, a título de ejemplo, tienen sus concreciones en el ámbito de la comunicación empresarial. Y estamos convencidos de que los profesionales de la comunicación empresarial encontraran en su estudio jugosas sugerencias para sus intereses particulares. Resulta esperanzador haber podido comprobar que en aquellos centros universitarios que poseen una más acendrada tradición en los estudios de Ciencias de la Empresa, son aquellos en los que las materias (asignaturas regladas, postgrados, másteres, etc.) relacionadas con la comunicación tienen una presencia más notable.

[...]

Desde estas páginas queremos establecer un puente de unión desde el mundo del conocimiento académico de la Retórica al mundo empresarial, con la seguridad de que en esos nuevos caminos todavía no explorados de la comunicación empresarial, las reflexiones sobre Retórica pueden prestar, por la enorme experiencia adquirida, un enorme servicio tanto en la búsqueda de la eficacia como en el tratamiento verdaderamente humano del fenómeno.

Terminemos señalando lo que creemos que es una feliz coincidencia. El hecho de que tanto desde el punto de vista de la comunicación docente universitaria como en la comunicación empresarial, en el momento actual todo parece apuntar a la necesidad de desarrollar habilidades comunicativas en el ámbito de las relaciones interpersonales. Ni los alumnos pueden ser reducidos a «masa» destinataria de la lección magistral, ni las personas de las empresas son «recursos humanos», ni los consumidores son «sectores demográficos».