octubre 28, 2021

«excelencia», «centro» (político), «aprender a aprender»: Propuesta sobre el Pequeño glosario de antiintelectualismo académico. Economía del conocimiento y antiintelectualismo académico, su #retórica


William Díaz Villarreal (Universidad Nacional de Colombia, @UNALOficial, @humanasunal)
El Espectador (@elespectador)



William Fernando Díaz Villarreal. Universidad Nacional de Colombia (UNAL) (@UNALOficial). Facultad de Ciencias Humanas (@humanasunal). Departamento de Literatura.



«El antiintelectualismo es la aversión contra los intelectuales como figuras públicas y contra la actividad intelectual en general. Típicas actitudes antiintelectuales son, por ejemplo, la de Donald Trump cuando niega el cambio climático y expone intereses oscuros de la investigación académica mainstream; la de Jair Bolsonaro, cuando denuncia el “marxismo cultural” y la “ideología de género” en la educación pública, o la de Álvaro Uribe, cuando dice que hay un “discurso de odio de clases” en las universidades.

»Aunque quienes emiten estas opiniones son figuras públicas de enorme relevancia, su impacto en la vida académica es muy bajo; por lo general se dirigen a su tribuna particular, que ya piensa como ellos. La vida académica, entretanto, continúa su curso normal y, a menos de que se traduzcan en amenazas reales o medidas concretas (como recortes presupuestales o cierre de institutos), tales opiniones no pasan de ser motivo de risa, asombro o indignación momentánea.

»Sin embargo, la academia no está a salvo del antiintelectualismo. El discurso gerencial en las universidades es quizá su vehículo más evidente. Durante las últimas décadas, términos como “excelencia”, “eficiencia”, “capital humano”, “emprendimiento” o “economía del conocimiento” han entrado a la universidad como un ejército escondido en un caballo de Troya.

»Parecen inocuos, incluso razonables, pero a la larga son la base ideológica que justifica la mercantilización de la vida académica en su conjunto. Este vocabulario ha producido una transformación tan radical dentro de las universidades, que los académicos se han convertido casi sin notarlo en gerentes de sí mismos, en acumuladores de puntos, en promotores de sus productos, y la filosofía de la libre competencia en el cuasimercado del conocimiento ha llenado todo el espacio que antes podía destinarse para la reflexión, la condición básica del ejercicio intelectual.

»Arthur Schlesinger decía que el antiintelectualismo es el antisemitismo de los hombres de negocios. Hoy, el antiintelectualismo es el antisemitismo de muchos grupos sociales (lo cual muestra en qué medida la ideología de los negocios ha logrado penetrar en la vida política, cultural y científica en todo el mundo). Como el antisemitismo, el antiintelectualismo ha creado una reserva casi inagotable de imágenes y etiquetas que califican con facilidad el objeto de su desprecio: el “semita” es avaro, sucio, falso y ladino, como el intelectual es ateo, elitista, ideologizado o inmoral.

»La eficacia retórica de estas imágenes se encuentra en su capacidad para suspender cualquier proceso de racionalización. El antiintelectualismo no solo se dirige en contra de la figura del intelectual, sino que detiene el ejercicio mismo del pensamiento y lo reemplaza con las identificaciones fáciles e inmediatas que proporcionan los lugares comunes.

»Así, los términos gerenciales han penetrado fácilmente en la academia porque obligan al asentimiento general. ¿Qué académico podría negarse, por ejemplo, a la exigencia de ser “excelente”, “innovar” o apoyar el “emprendimiento”? Al adoptar eslóganes del discurso de autoayuda, ciertas decisiones administrativas bloquean la crítica: no hay justificación que permita oponerse a ellas, porque se encuadran en el marco de lo necesario y lo moralmente deseable.

»Fuera del mundo de la administración, sin embargo, el debate público también produce o acepta eslóganes y etiquetas cuya función, a la larga, es anticipar respuestas antes de formular adecuadamente las preguntas. Algunas etiquetas evaden la polémica (que es el motor de la vida intelectual en el espacio público) porque constituyen una condena moral: basta acusar a alguien de “elitista”, “eurocéntrico” o “heteropatriarcal” para que el señalado tenga que empezar a disculparse y a justificarse ante su interlocutor.

»En el antiintelectualismo hay términos “buenos” y términos “malos” que se aceptan con naturalidad: “pluralidad”, “empoderamiento” o “innovación” pertenecen al primer grupo, mientras que “extremismo”, “populismo” o “unanimismo” caen en el segundo. Y la academia, en la discusión pública, adopta este maniqueísmo, a menudo de manera inconsciente.

»Todo esto constituye el objeto del Pequeño glosario de antiintelectualismo académico, un proyecto en el que hemos venido trabajando con un semillero de investigación de la Universidad Nacional. Nuestro objetivo es dar cuenta del uso y cuestionar el sentido incuestionable de palabras, imágenes y estrategias retóricas comunes en el antiintelectualismo de hoy, que han permeado la academia o que la academia misma ha propiciado.

»El glosario es “pequeño” porque no aspiramos a que sea exhaustivo (aunque sabemos que crece con sus lectores); escogimos los términos y las estrategias que hoy nos parecen más relevantes por ser los más invasivos. El antiintelectualismo es en muchos aspectos el producto del endurecimiento del pensamiento a través del lugar común, y por eso es una fuente incesante de material lingüístico, un material que se renueva y se reproduce sin cesar. El glosario estará terminado (o se cerrará sobre sí mismo) el día en el que el término “antiintelectualismo” se convierta en otro lugar común.


»Excelencia

»Como un rey Midas de feria, la palabra excelencia parece convertir en oro todo lo que toca; pero se trata sólo de un lustre dorado como el de las joyas de fantasía. Su aparente brillo es un engaño retórico: una vez enunciada, la excelencia demanda un asentimiento general y no permite preguntas posteriores. De ahí su eficacia. Así como no se puede estar en contra de la necesidad de la evaluación, es imposible criticar la aspiración a la excelencia.

»Pero eso no es todo: por ser una aspiración inmediatamente positiva, la excelencia no necesita ser definida a partir de un marco político, cultural, económico o académico determinado. Basta con algunas generalidades y abstracciones llenas de buenas intenciones, y sobre todo resumidas en una enumeración convincente. La página web de la Universidad de Kentucky dice que los “cuatro pilares de la excelencia académica” son “la pertenencia y el compromiso”, “la salud y el bienestar estudiantil”, el “éxito académico” y la “estabilidad financiera”.

»La excelencia es el ideal de un mundo académico que ya no tiene que preguntarse por el efecto de la educación en la construcción de cierta identidad cultural o política, ni por la pertinencia social, económica o histórica de la investigación y la docencia en unas circunstancias específicas, ni por sus implicaciones políticas concretas. La excelencia es el espejo autocomplaciente en el que se ve hoy una universidad vaciada de contenido y de propósitos específicos.

»Tal y como se presenta hoy, la excelencia es reiterativa: para definirla, sólo hay que repetir la palabra y asignarla a todos los campos que hacen parte de la administración académica. De acuerdo con su página web, la Universidad de Indiana se ha comprometido con “seis principios de excelencia”: “una educación excelente”, “un cuerpo docente excelente”, “excelencia en la investigación”, “la dimensión internacional de la excelencia”, “excelencia en las ciencias y el cuidado de la salud” y “excelencia en el compromiso y el desarrollo económico”. Con este gesto, la excelencia misma asciende mágicamente a la condición de fundamento incontestable e inmediatamente constructivo.

»En su sentido originario, el término se usaba para nombrar las cualidades de Dios, a la nobleza, o a la élite intelectual, artística o guerrera. Sin embargo, nada es más común hoy que las políticas para democratizar la ilusión de que cualquier académico o institución educativa puede ser excelente. Basta seguir un recetario, adaptarse a las políticas de los recortes presupuestales y luchar astutamente en el cuasimercado del conocimiento. Para tener sentido en este mundo, la excelencia debe ser calculable, debe poder medirse en metas e indicadores, debe permitir la comparación entre sujetos e instituciones.

»La excelencia es, como cualquier bien económico, capitalizable, y obliga su administración. Por eso, en la academia las ideas afines a la excelencia incluyen el aseguramiento de la calidad, la evaluación, los indicadores de desempeño, la competencia y las tablas clasificatorias: todos ellos miden, calculan, ordenan y distribuyen la excelencia. ¿Para qué? La respuesta, como siempre, está en la necesidad de crear un mercado ilusorio cuyos agentes compitan entre sí por los recursos públicos y privados.

»Solo los jóvenes “excelentes” acceden a educación de calidad a través de “becas de excelencia”, solo profesores “excelentes” son contratados por las universidades en “concursos docentes de excelencia”, solo los investigadores “excelentes” obtienen apoyo para sus proyectos en “convocatorias de excelencia”, solo las instituciones “excelentes” obtienen algún financiamiento que puede ser determinado a partir de “ránquines de excelencia”.

»En 2014, el Gobierno del Reino Unido modificó sus ejercicios periódicos de evaluación de la investigación, que la administración de Margaret Thatcher había puesto en marcha en 1985, por una política nueva: el Marco de Excelencia en la Investigación (MEI). Nombre rutilante, no cabe duda. Como una pátina dorada que recubre una joya de baratija, la excelencia disimula lo que, en última instancia, no es más que una estrategia para reducir los gastos estatales en investigación y desarrollo académico.

»El “triple propósito” del MEI es, de acuerdo con su página web, “producir contabilidad de la inversión pública en la investigación, así como evidencia de esta inversión”, “producir información de referencia y establecer varas de medición reputacional para el sector de la educación superior y para la información pública” e “informar sobre la colocación selectiva de los fondos para la investigación”. La excelencia es hoy el caballo de Troya de los economistas y administradores de empresas: su introducción en el discurso público termina por convertirse en la base ideológica que justifica la gerencialización y la mercantilización, no sólo de la universidad, sino de cualquier ámbito de la vida social y política.


»Centro (político)

»“Centro” denota equilibrio, mesura. “Centro-izquierda” o “centro-derecha”: en expresiones como estas, el centro actúa como el arnés de seguridad que nos protege de ser arrastrados hacia los extremos. En una sociedad polarizada, el centro parece el único lugar seguro.

»Es significativo, sin embargo, que el centro político sea acogido con tanta vehemencia al tiempo que se celebra la disolución de todo centro a favor de la periferia o la pluralidad. Aunque parezca paradójico, en realidad no lo es; la aparente contradicción surge de que aquello a lo que alude la palabra “centro” en el ámbito político no tiene nada que ver con las relaciones espaciales que denota. La metáfora del centro político se basa en una imagen equívoca. El centro político se aferra a la ilusión de una sociedad sin ideologías, porque toda ideología se identifica hoy con radicalismo, y todo radicalismo es, para la buena conciencia moral, en esencia malo.

»Pero, entendidas de un modo amplio y no simplemente como formas de autoengaño (así las veía Marx), las ideologías son las rocas sobre las que los individuos en una sociedad tratan de construir sus casas. Así, por ejemplo, la sociedad capitalista actual descansa, y al parecer cada vez con mayor vigor, en la ideología neoliberal, cuyo núcleo es de derecha. Al negar esto, quien apela al centro político revela su hipocresía retórica, pues el centro no es un lugar, sino una ausencia de lugar; fraudulentamente, desea no ubicarse en ninguna parte, sustraerse de toda ideología.

»La noción de centro produce la ilusión de que, vaciando de contenido toda proposición, se realiza la utopía de una vida política sin fracturas. Pero así se rompe el lazo que ata las palabras al mundo: temeroso de agitar la realidad, el centro político flota en el vacío y prefiere dejarla como está.

»En las expresiones señaladas más arriba, “centro” no es un arnés de seguridad, sino un falso prefijo cuyo sentido es privativo. Por eso, en vez de decir “centro-izquierda” o “centro-derecha”, deberíamos decir “izquierda vaciada de contenido” o “derecha vaciada de contenido”. Así podríamos, por fin, empezar a entendernos.


»Aprender a aprender

»De acuerdo con la Comisión Europea, “aprender a aprender” es una de las ocho competencias claves para la formación de individuos que demanda la sociedad del conocimiento. La redundancia con la que se formula esta competencia es atractiva, pero no tanto por el vértigo inicial que produce esta especie de metacción: la puesta en abismo “aprender a aprender” simula la profundidad de expresiones como “pensar el pensar” o “crítica de la crítica”.

»Su poder mágico, sin embargo, viene de otra parte. Por un lado, convierte el aprendizaje en algo individual, adaptado a las necesidades y los deseos de cada uno: uno aprende a aprender porque es autónomo, porque reconoce sus propios límites y desea superarlos. Por el otro, evoca el conocido proverbio de que es mejor enseñarle a pescar al hambriento que darle un pez —un proverbio, por lo demás, muy caro a quienes nunca han tenido hambre—.

»Pero es imposible aprender a pescar cuando no hay peces, ni agua, ni redes, ni instrumentos de pesca: no hay aprendizaje que tenga sentido si no está profundamente orientado por las preguntas decisivas de cuál es la materia que se ha de aprender y para qué. Nadie aprende, y mucho menos aprende a aprender, si no llena el aprendizaje de contenido. Razón tiene Konrad Paul Liessmann en su Teoría de la incultura cuando dice que “la promoción del aprender a aprender se parece a la propuesta de cocinar sin ingredientes”: es la fórmula del movimiento puro del aprendizaje en el vacío, la expresión que enmascara “una incapacidad fundamental para poder mostrar qué es exactamente lo que se debe aprender»

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«cambio de paradigma» y «emprendimiento»: segunda entrega del Pequeño glosario de antintelectualismo académico


William Díaz Villarreal (Universidad Nacional de Colombia (UNAL), facultad de Ciencias Humanas, departamento de Literatura; @UNALOficial, @humanasunal)
El Espectador (@elespectador)



Desde la academia se plantea una “creciente incertidumbre económica” y se habla de “ciclos de vida de los productos cada vez más cortos” que obligan a la innovación. / Getty Images.


«El antiintelectualismo es una atmósfera, no una corriente de pensamiento. Su vaguedad, de hecho, lo mantiene vivo y le otorga su fuerza irresistible. Ciertas expresiones del antiintelectualismo son como pequeños artefactos productores de asentimiento, y su fuente de energía es la ambigüedad. Muchas entradas de nuestro Pequeño glosario de antiintelectualismo académico tratan de desmontar, como si fueran máquinas de relojería, los mecanismos retóricos que producen asentimiento y obligan a suspender la reflexión. En la primera entrega nos referimos a algunos términos, como “excelencia” y “aprender a aprender”, a los que uno no puede oponerse. Esta segunda entrega complementa la anterior con dos nuevos términos.



»Cambio de paradigma

»En la era de la innovación y el emprendimiento, todos somos invitados de manera sospechosamente insistente a cambiar de paradigmas. Los trabajadores deben entender la importancia de las aplicaciones virtuales como forma de conectar amigablemente a quienes ofrecen un servicio y quienes lo necesitan, y adaptarse con gusto a la libertad que ofrece la uberización del empleo. Los periodistas deben aceptar que la llegada de web 2.0 altera la relación de los productores y consumidores de noticias, y asumir la reducción de salarios y el aumento de las responsabilidades como una oportunidad y un reto.

»Los campesinos deben reconocer que en una economía globalizada la producción de alimentos se ve obligada a la industrialización para ser competitivos, y enfrentar con valentía los desafíos de su nueva situación de peones de la agroindustria. La universidad debe entender que el esquema “medieval” y “premoderno” de la educación para la cultura es obsoleto, y ver con optimismo los nuevos horizontes que abre la educación para el mercado de trabajo y la economía del conocimiento. Los profesores deben aceptar que el docente “tradicional” ya está mandado a recoger, y abrir las puertas a las plataformas virtuales. (Le sugerimos leer la primera entrega de esta serie).

»En su sentido griego original, “paradigma” significa modelo o ejemplo. Por eso, Thomas Kuhn usó la palabra para hablar de la estructura de las revoluciones científicas: un cambio de paradigma es un cambio en los modelos explicativos en los que se basan las ciencias particulares en un momento histórico dado.

»Este es el sentido que acoge, por ejemplo, la Real Academia de la Lengua Española en una de las acepciones del término: “teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento”. La moralización contemporánea de esta palabra se advierte en el sentido unilateral que ha adquirido en el discurso público.

»Por ser “aceptado sin cuestionar”, un paradigma agotado es una camisa de fuerza, un rezago conservador de una institución abolida. Lo nuevo, en cambio, siempre será bueno. Por eso, nadie piensa que un cambio de paradigma conduce a algo peor. Todo lo contrario, en el discurso de políticos y burócratas, cambiar de paradigma es abrir las puertas a un mundo lleno de posibilidades que hoy nos están negadas.

»Lo nuevo no necesita ser llenado de ningún contenido, salvo la representación de la promesa de algo diferente: con razón es tan difícil criticar los llamados a la innovación.

»El origen histórico de la pasión actual por los cambios de paradigma se expresa bien con una imagen de Milan Kundera en El telón. Hasta comienzos del siglo XX, afirma Kundera, “la humanidad se dividía en dos, los que defendían el statu quo, y los que querían cambiarlo”. Entonces, la historia fue objeto de una aceleración que alteró esta percepción.

»“Mientras que, antaño, el hombre vivía en el mismo escenario en una sociedad que se transformaba lentamente, llegó el momento en que, de repente, empezó a sentir que la Historia se movía bajo sus pies, como una cinta transportadora: ¡el statu quo se ponía en movimiento! ¡De golpe, estar de acuerdo con el statu quo fue lo mismo que estar de acuerdo con la Historia que se mueve! Al fin, se pudo ser a la vez progresista y conformista, bienpensante y rebelde!”.

»El statu quo es hoy un tren que avanza a velocidad vertiginosa, impulsado por un motor que parece andar solo y montado sobre unos rieles que, aparentemente, no conducen a ninguna parte. El cambio de paradigma que se demanda hoy de los individuos no es, en realidad, ningún cambio, y mucho menos de paradigma. Cambiar de paradigma hoy equivale a seguir montados alegremente en el tren del statu quo.



»Emprendimiento

»De acuerdo con las recomendaciones del 2005 de la Comisión Europea para la creación de un marco común de la educación, las “competencias clave para el aprendizaje continuo” son: “comunicación en la lengua materna” y en “lenguas extranjeras”, “competencia matemática y (...) en ciencia y tecnología”, “competencia digital”, “aprender a aprender”, “competencias interpersonales, interculturales y sociales, y competencia cívica”, “espíritu de empresa” y “expresión cultural”.

»Se puede argumentar en favor de las competencias lingüísticas, matemáticas o digitales, así como de las habilidades en el trato social y en el reconocimiento de la variedad cultural para el desarrollo de una cultura del aprendizaje continuo; se puede incluso aceptar con cierta reticencia que “aprender a aprender” tiene algún sentido práctico, aunque no se refiera a ningún contenido material. Sin embargo, el vínculo entre el espíritu de empresa (entrepreneurship) y el aprendizaje es mucho más débil.

»La causa por la que se ha incluido una competencia tan extraña en la idea de aprendizaje, por supuesto, no tiene nada que ver con razones pedagógicas o académicas, sino con supuestos que se han naturalizado durante los últimos años. El espíritu de empresa impregna tan íntimamente nuestros valores en tiempos de neoliberalismo, que se acepta como una cualidad humana que no demanda justificaciones posteriores.

»“Por espíritu de empresa se entiende la habilidad de la persona para transformar las ideas en actos”, dice el documento de la Comisión. Una definición convenientemente vaga que parece evocar el sentido etimológico más inocente del término “emprendedor” o “empresario”: aquel que toma algo entre sus manos. Si asumir algo y convertirlo en actos es ser empresario, entonces todos somos empresarios prácticamente en cualquier circunstancia.

»En el espíritu empresarial, dice el documento, “se apoyan todas las personas no solo en la vida cotidiana, en casa y en la sociedad, también en el lugar de trabajo, al ser conscientes del contexto en el que se desarrolla su trabajo y ser capaces de aprovechar las oportunidades”. Ser emprendedor está en nuestra naturaleza, y si no hemos visto las manifestaciones de esta facultad humana en la vida cotidiana, en la casa y en nuestras relaciones sociales, es porque hemos sido ciegos.

»La función de la educación consiste, pues en sacarnos de nuestro desconocimiento de esa verdad incontestable. Como dice el sociólogo Ulrich Bröckling en una nota sobre el término “empresario” en su Glosario del presente, el emprendimiento es, parodiando a Kant, la salida del ser humano de su estado de improductividad, del cual él mismo es culpable.

»La hinchazón retórica del emprendimiento ha convertido al empresario en el modelo de la subjetividad contemporánea, y las universidades han terminado por darle al espíritu empresarial un lugar privilegiado a la hora de pensar en su función pública. La verdad es que, ante la aplanadora ideológica y política del neoliberalismo, ellas no tienen otra alternativa.

»Cada vez se acepta con mayor naturalidad que el emprendimiento tiene un papel crucial en la creación de empleo, el crecimiento económico y la competitividad. El emprendimiento no necesita justificarse porque está instalado en el corazón de la economía capitalista, mientras que la universidad lleva todas las de perder: es una institución demasiado pesada burocráticamente, demasiado costosa, demasiado anclada en el pasado, demasiado crítica, demasiado comprometida con la prioridad del conocimiento y la reflexión, con el uso público de la razón.

»Por eso, el emprendimiento no puede convertirse en un objeto de la reflexión crítica en la universidad; al contrario, hay que poner la reflexión académica al servicio de la formación en emprendimiento.

»Un reporte británico del 2009 resume en su título cuál es el espíritu de los tiempos que corren para la academia: Desarrollando profesionales emprendedores – Poniendo el emprendimiento en el centro de la educación superior. Este reporte fue patrocinado por importantes asociaciones de empresarios ingleses comprometidas con la innovación y, sobre todo, aportantes al sistema de financiamiento de la investigación y la educación superior del Reino Unido. Las primeras líneas del prefacio describen el cambio que se ha operado en las universidades, y anuncian con optimismo lo que se avecina:

»“Cuando yo estaba en la universidad en los ochenta, ‘negocios’ (business) era con mucho una palabra sucia en los círculos académicos”, dice Lord Karan Bilimoria, fundador de Cobra Beer y abanderado del Consejo Nacional para el Emprendimiento Profesional. Ahora él se muestra “feliz al decir que esta situación ha cambiado dramáticamente, aunque todavía haya trabajo por hacer”.

»La competitividad del Reino Unido, argumenta, depende de “nuestra habilidad para crear profesionales listos para los negocios”; por eso, hay que generar un “ambiente en el que los estudiantes puedan florecer”. No es suficiente fomentar la creación de spin offs y start ups en todas las áreas de formación profesional; las Instituciones de Educación Superior deben “acoger la educación en los negocios si quieren atraer a los estudiantes, ofreciéndoles los cursos en emprendimiento y negocios que ellos desean cada vez más”.

»Con la literatura de autoayuda, el emprendimiento se ha encargado ya de elaborar una rica retórica de autocomplacencia y frivolidad. Lo inquietante, sin embargo, es la forma en que esta retórica ha permeado el discurso oficial de las instituciones de educación superior. Para hablar de espíritu de empresa, el documento de la Comisión Europea mezcla términos disímiles sin el menor asomo de ironía: el espíritu de empresa “está relacionado con la creatividad, la innovación y la asunción de riesgos, así como con la habilidad para planificar y gestionar proyectos con el fin de alcanzar objetivos”.

»La “creatividad” y la “innovación” asocian al empresario con el artista, el científico y el inventor, la “asunción de riesgos”, con el aventurero, y la “gestión de proyectos”, con el administrador. La retórica del emprendimiento convierte al manager en el emblema del hombre de acción total. Artista, científico, inventor y aventurero: el gerente es un inconforme, pone en movimiento un mundo anquilosado y descubre siempre nuevos horizontes.

»“Para la cultura del emprendimiento no hay lugar para las asignaturas disciplinares regladas y normalizadas”, dice Bröckling: el cultivo del no conformismo representa un rasgo distintivo de su individualidad.

»La jerga del emprendimiento ama la hipérbole del individuo exitoso que rompe los límites que le imponen el mundo y la sociedad. Se apoya en el ejemplo de los grandes hombres que iniciaron negocios a partir de nada: Steve Jobs y Apple, Bill Gates y Microsoft, Jeff Bezos y Amazon, Mark Zuckerberg y Facebook. El emprendedor se destaca solo en el sentido en que se crea a sí mismo como una marca registrada. Pero la imagen mítica que se recicla aquí es la del joven solitario o el grupo de amigos excéntricos que, de pronto, tienen una idea genial y la llevan a cabo. Para que ella se convierta en un negocio floreciente solo se necesita tesón, espíritu de trabajo y ganas de triunfar; y si fracasa, es porque su responsable no ha sido suficientemente emprendedor.

»Lo que se pasa por alto con frecuencia, sin embargo, es que todos estos casos de grandes hombres y empresas son muy excepcionales dentro de la pequeña isla de casos excepcionales. De hecho, la regla es que los proyectos de emprendimiento fracasen, lo excepcional es que tengan algún tipo de éxito, y lo normal dentro de estos últimos es que el éxito sea modesto.

»Para que un Steve Jobs se convierta en el dios que domina las aguas de ciertos productos tecnológicos, es necesario que millones de marineros mueran ahogados y unos cuantos se mantengan mediocremente a flote. Ni qué decir del papel activo de Apple Corporation, con todos sus millones, con toda su capacidad global de presión política y económica, en el hundimiento de tantas empresas, en el olvido de tantos naufragios. Tal es la ley del mercado, del que se habla tanto, pero con tan poca seriedad.

»Esta es, en pocas palabras, la paradoja que sostiene la cultura del emprendimiento: presupone que todos pueden ser emprendedores, pero asume que muy pocos llegan a serlo realmente. Y es precisamente ahí, en esta diferenciación radical, donde se fundamenta la caracterización económica del emprendimiento y su ética capitalista, cuyos principios básicos son la sobrevivencia del más fuerte y la culpabilidad individual de quien fracasa. Toda su retórica, adaptada ahora a la vida académica, maquilla esta verdad de a puño que terminará, a la larga, por pasarles su cuenta de cobro a las universidades: cuando sea imposible ocultar los montones de spin offs y start ups fracasados y ya no sea posible simplemente achacar culpas individuales a los jóvenes en quiebra, se le demandará a la universidad no haber hecho lo suficiente para inculcar en los jóvenes un verdadero espíritu de empresa.

»La universidad ya no podrá entonces oponerse a las nuevas reformas, pues habrá sido señalada públicamente como una de las mayores responsables del desempleo y de la pobre competitividad de una región o un país. Ya se observa el germen de esta actitud en los documentos oficiales a favor del emprendimiento, que suelen acusar a la universidad de no ser lo suficientemente flexible para reconocer su papel en el desarrollo económico.

»La necesidad del emprendimiento en la universidad se ha justificado de muchas maneras durante las últimas décadas. Junto a su impacto en la creación de empleo, el crecimiento económico y la competitividad, se apela a su capacidad para liberar las potencialidades individuales, lo que los más acérrimos defensores del emprendimiento llaman el “florecer” de los individuos. Tales argumentos aparecen, por ejemplo, en la introducción a un número especial de Industry and Higher Education dedicado al papel de la universidad en el emprendimiento.

»Este texto está salpicado de otras razones menos optimistas que contrastan con el tono jovial en que son presentadas: menciona una “creciente incertidumbre económica”, habla de “ciclos de vida de los productos cada vez más cortos” que obligan a la innovación, y también dice que las crecientes “fusiones empresariales”, los “recortes de personal”, las “desregulaciones” y las “privatizaciones” demandan “una fuerza de trabajo más flexible y reactiva”.

»Así se admite sin querer que, en el fondo, las causas para el actual auge de la cultura del emprendimiento son más prosaicas y preocupantes, y que difícilmente pueden los individuos florecer en un terreno tan árido. La inestabilidad laboral, la contracción del empleo formal, el deterioro de las condiciones laborales, es decir, la aniquilación del trabajo a nivel global, han llevado a los nuevos trabajadores, simplemente, a “emprender”, que no es otra cosa que ingeniárselas para sobrevivir. Que los empresarios con influencia política pidan que el emprendimiento ocupe un lugar central en la formación académica es comprensible, pues se enmarca en su propio sistema de valores.

»Es menos comprensible, sin embargo, que los funcionarios estatales y los rectores de las universidades atiendan al pedido con tanta diligencia. Lo hacen porque están obligados por la fuerza de las circunstancias, pero también porque así tratan de lidiar con la impotencia que produce el estado actual de cosas. La jerga del emprendimiento en la universidad no es más que la manifestación de la mala conciencia de los funcionarios y los académicos ante un hecho incontestable: que durante las últimas décadas, el trabajo ha perdido todas las batallas en la lucha contra el capital, que cada vez sale más fortalecido».


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«“Pequeño glosario de antiintelectualismo académico”: Hoy “Harvard” y “Sí, pero...”» (3ª entrega)



William Díaz Villarreal* y Consuelo Pardo Cortés**
Universidad Nacional de Colombia (@UNALOficial)
Especial para El Espectador (@elespectador)


Nuevas entradas para la discusión, que se suman a las de la primera entrega, “excelencia” y “aprender a aprender”, y a las de la segunda entrega, “cambio de paradigma” y “emprendimiento”.



«Algunos lectores quizás han intuido cuáles son los modelos más importantes para este “Pequeño glosario”: el Diccionario filosófico de Voltaire, el Diccionario de lugares comunes de Flaubert, el Diccionario del diablo de Bierce, las notas de Karl Kraus en su revista La antorcha, y las Mitologías de Roland Barthes. De ellos hemos aprendido la utilidad del humor y la ironía como herramienta de lucha en contra del anquilosamiento de las ideas. La primera entrada de la presente entrega, dedicada a Harvard, es un ejemplo. (Aquí puede leer los términos propuestos en la primera entrega).

»El Pequeño glosario de antiintelectualismo académico no solo incluye expresiones, imágenes y conceptos recurrentes en el discurso académico de hoy; también contiene estrategias retóricas y formas argumentativas. En la primera entrega nos ocupamos del uso de “centro-” como falso prefijo en expresiones como “centroizquierda” o “centroderecha”. En la segunda entrada de la presente entrega presentamos una construcción argumental muy recurrente, y no solo en el debate académico, que hemos bautizado “sí, pero...”. (Aquí puede leer los términos propuestos en la segunda entrega).



»Harvard

»Las películas de Hollywood nos han enseñado que solo los genios pueden entrar a Harvard, algo no muy distinto de lo que busca proyectar la institución en la realidad, si tenemos en cuenta que sus egresados más poderosos la consideran la “mejor meritocracia de la mente” y por eso invierten en ella. No es difícil entender, entonces, que los políticos presuman cuando han estudiado o dictado una charla en la universidad y que la palabra de los expertos que trabajan en la institución sea escuchada con reverencia. Todos los meses, la prensa nos guía y nos consuela con el presunto conocimiento proveniente de Harvard: “Los optimistas sí viven más, asegura estudio de Harvard”, “​Un estudio de Harvard revela seis puntos básicos para ser feliz”, “¿Quieres criar niños exitosos? Harvard revela el secreto”, “Un estudio de Harvard asegura que tomar cerveza es mejor que tomar leche”. Quizás no exista una universidad que se haya integrado tan perfectamente en la vida del “ciudadano promedio” como lo ha hecho Harvard a través de los medios de comunicación, que ofrecen una serie de recomendaciones propias del discurso de la superación personal, pero con la garantía de que provienen de rigurosas investigaciones científicas.

»Independientemente de si son verdaderos o no, los estudios de Harvard que aparecen en la prensa son una gran representación de la imagen ambivalente de la universidad: por un lado, es la institución de educación superior más antigua de los Estados Unidos, en la que se han graduado cientos de los que llaman “alumnos notables” y, por otro, es la universidad con más investigaciones sobre la felicidad de las personas. Como una criatura bifronte, Harvard se muestra exclusiva a la vez que una “universidad para todos”; elitista y a la vez parte de la cultura popular. Su autoridad garantiza que nada de lo que lleva su nombre sea catalogado como frívolo, y su real frivolidad, su capacidad para insertarse en el imaginario de las masas, le hace conservar su nivel de autoridad. “Un estudio de Harvard afirma...”, leemos con frecuencia en los medios de comunicación de toda índole, pero una superioridad se trasluce en esas insustanciales investigaciones, y nos recuerda otro lugar común: “es imposible ser admitido en Harvard”. Las dos caras de la universidad son, en realidad, equivalentes.



“No es difícil entender, entonces, que los políticos presuman cuando han estudiado o dictado una charla en la universidad de Harvard”, dicen los autores de este artículo. / Archivo


»Podríamos pensar que esa ligereza es producto de la cultura popular, y que Harvard está también ligada a experiencias más “íntimas” y potentes, algunas de ellas incluso representadas en obras literarias. En todo caso, esa apropiación pop es un fenómeno que se ha visto con otras instituciones y empresas norteamericanas: la Nasa, Microsoft, Google; de todos estos nombres tenemos una imagen proveniente de anécdotas divulgadas por los medios de comunicación. Sin embargo, cuando buscamos información de la universidad en sus medios oficiales, encontramos que esta se ha adueñado de toda la mitificación de su figura. “¿Por qué no Harvard? ¿Por qué no tú?” es la pregunta que encabeza la información en español de la página web de la universidad. Lo primero que ve el visitante es un video de la historia de Lucerito Ortiz, de North Hills, California, en el que esta habla de su padre jardinero y de su madre que limpia casas; ambos inmigrantes.

»“Mis padres son dos de las personas más trabajadoras que conozco”, dice la estudiante. Después de unas tomas en las que se ve trabajando a los padres de Lucerito, con una pala él y con una aspiradora ella, en viviendas estadounidenses de clase media alta, escuchamos una voz en off de la madre, que acompaña una escena en la que maniobra en un cuarto de costura: “aprendí a coser. Tenemos gallinas, así no tenemos que comprar huevos”. En seguida, vemos de nuevo al padre acariciando a uno de los animales y reaparece Lucerito, que hace un comentario general sobre la escena: “son muy deliciosos. ¡Mucho mejores que los huevos comprados en una tienda!”. Lo que encontramos en este cuadro no es otra cosa que la mitología de la “gente común”, gente que no pensaría en entrar a esa poderosa “meritocracia de la mente”, como lo confiesa la misma estudiante en el video cuando cuenta que se presentó a Harvard “en broma” y esperaba enmarcar su carta de rechazo.

»El video de la universidad hace explícita esa mitología para mostrar que el ingreso de una hija de inmigrantes a sus aulas es un “caso de éxito” y, de ese modo, limpia el nombre Harvard de toda sospecha de elitismo, mientras solapadamente exhibe lo insólito que puede ser el hecho de ser admitido en los programas académicos de la institución. Todo ese modelo de soap opera que vemos en el video termina por señalar entre líneas que la universidad es excluyente, pues la estudiante de familia pobre es una excepción. La admisión a Harvard aparece –al estilo de una telenovela– como la reconciliación entre dos clases: la de la joven de origen centroamericano y aquella propia de un mundo ajeno y superior socialmente, al que esta ingresa gracias a su matrimonio con la institución de élite. No obstante, y fiel a su tradicional oscilación entre lo excluyente y lo incluyente, la universidad hace énfasis, a través de la misma anécdota, en que el dinero no es un problema, pues “Harvard tiene un programa de ayuda financiera tan increíble” que, en realidad, para gente como Lucerito Ortiz, es “mucho más económico que ir a una de las escuelas estatales”.

»A la pregunta “¿por qué no Harvard? ¿Por qué no tú?” tendríamos que responder “¿y por qué yo?” ¿Cómo saber, acaso, si soy un ‘candidato ideal’ para entrar a una ‘universidad de prestigio’?. “No hay una fórmula para ser admitido en Harvard”, es lo que nos dice la institución y, de entrada, parece algo bastante sensato. También podría pensarse que si hemos sido oprimidos, si hemos trabajado demasiado y soportado el peso del sacrificio sin ninguna clase de rebeldía, Harvard nos redimirá como lo hizo con los padres de la estudiante de su video. Sin embargo, poco a poco esa esperanza desaparece y de repente se alza ante nosotros la imagen de un guardián que protege la universidad, como si fuera una suerte de sociedad secreta:

»―¿Podré ingresar a Harvard?

»―Tal vez ―dice el centinela―, pero no por ahora... Aunque la puerta siempre estará abierta para ti.



»Sí, pero...

»Durante la ola de protestas sociales en Colombia a finales del 2019, muchos ideólogos del partido de gobierno repetían la misma estrategia retórica. “Lo primero que hay que decir es que éste es un gobierno impopular”, reconocía por ejemplo uno de ellos en un debate en televisión, y aceptaba que había “distintos factores de movilización y distintos motivos”. Pero a renglón seguido insistía en que tampoco se puede negar la “infiltración subversiva” en la protesta, ni el “aprovechamiento” de algunos sectores que querían “sacar réditos políticos” de la movilización. La estructura de este argumento es sencilla y parece contundente. Con la primera parte, me muestro razonable, comprensivo y tolerante con las opiniones de los demás: reconozco la impopularidad del presidente, reconozco que hay demandas sociales. Con la segunda, respetuosamente saco las armas y muestro los dientes: denuncio la infiltración subversiva, hablo de políticos oportunistas, y defino así enemigos concretos.

»Esta forma del “sí, pero” tiene además otra ventaja retórica: por un cambio de foco, se pone lo importante en el segundo plano, mientras que lo secundario se vuelve protagónico. Al aceptar las dos causas fundamentales de las movilizaciones sociales, las convierto en un accidente accesorio, y pongo en el primer plano algún fenómeno más o menos tangencial que me sirve para descalificar tales movilizaciones en su conjunto. Pero los hechos son tozudos. Seguramente, entre las decenas de miles de manifestantes había un centenar de infiltrados de grupos subversivos; también es cierto que algunos cuantos políticos de la oposición querían aprovecharse de la situación para obtener ventajas políticas. Sin embargo, el desarrollo mismo de las protestas mostraba que muy pocas personas marchaban incitadas por los subversivos o seguían a algún político particular, y en cambio casi todas lo hacían espontáneamente. Y la causa evidente eran los serios problemas sociales por atender y la absoluta falta de comprensión de los reclamos que había mostrado el presidente.

»La forma común de enfrentar esta argumentación tramposa, pero recurrente, es la refocalización. El debate público se convierte, así, en el enfrentamiento de dos “sí, peros” contrapuestos. Al “Reconozco las causas de la movilización social, pero denuncio la infiltración subversiva” se suele oponer el “Reconozco la infiltración subversiva, pero lo importante son las causas de la movilización social”. Es un diálogo de sordos, no cabe duda, pero al menos tiene la ventaja de mostrar que en el debate público no hay ningún centro, a pesar de que se quiera simular lo contrario. Ni siquiera la tecnocracia, que tanto se precia de estar alejada de la política partidista y de los extremos, escapa de este principio básico. Cuando un economista dice que para promover el crecimiento económico se deben mejorar las condiciones de los trabajadores, otro responderá que lo que hay que mejorar son las condiciones de los empresarios. Y con toda seguridad, ambos emplearán el “sí, pero” como principal forma argumentativa. En las discusiones sobre el crecimiento económico y la lucha contra la desigualdad, se apoya al capital o se apoya al trabajo, jamás se apoya a ambos al mismo tiempo y con el mismo fervor. No hay escapatoria: cuando uno no asume explícitamente una posición, es la forma del argumento la que la asume a nombre de uno.

»Por eso, el “sí, pero” tiene, muy a menudo, ribetes de comicidad implícita. En una nota para la revista Literatura: teoría, historia, crítica, David Jiménez cita el primer párrafo de un texto de Richard Vedder, director del Centro para la Viabilidad y la Productividad Académica de los Estados Unidos, en un debate del New York Times acerca del futuro de las humanidades en las universidades. Vedder abre su artículo con esta declaración:

»“Como un firme creyente en la educación liberal, me entristece la eliminación de los departamentos de humanidades y bellas artes”; luego sigue con un párrafo lisonjero en el que reconoce “la importancia de estas disciplinas en el desarrollo de individuos pensantes”, y hasta valora las “cosas altamente útiles” que pueden hacer los graduados en humanidades. Pero ese primer párrafo está seguido por otro que comienza presentando las salvedades obvias para el experto en sostenibilidad financiera y productividad: “Dicho esto, sin embargo, si los estudiantes no escogen estos estudios como carrera y la proporción entre el número de estudiantes y la planta docente cae a niveles no razonables, las universidades se verán en la necesidad de redistribuir los recursos entre las áreas de mayor demanda”.

»“Dicho esto, sin embargo” (“that said, however”): la “inevitable muletilla” —así la califica Jiménez en su comentario— muestra cómo Vedder “tiene que partirse en dos” para mostrarse bienintencionado y realista, humanista y tecnócrata. A la larga, comenta Jiménez, “no parece que el doliente enamorado de las bellas letras y las bellas artes esté en buena comunicación con el especialista en presupuestos, viabilidad económica y productividad”. Tampoco parece que estén en buenos términos el intelectual tolerante que reconoce la existencia de causas generales para la protesta social con el ideólogo extremista que la acusa de estar infiltrada por la subversión, ni el economista que acepta que para crecer hay que mejorar las condiciones de los trabajadores con el que piensa que lo que hay que hacer es mejorar las condiciones de los empresarios.

»En la forma del “sí, pero”, el lenguaje del humanista o el intelectual tolerante del “sí” y el del tecnócrata o el ideólogo rabioso del “pero” no coexisten bien. No obstante, como dice Jiménez, “hay que intentar, por lo menos, yuxtaponerlos, para que simulen convivir en una misma declaración”. El “sí, pero” se usa para equilibrar en una falsa balanza mi imagen pública con mis convicciones íntimas o mis intereses particulares. Pero nunca hay equilibrio: los segundos pesan más, inevitablemente.


»* Profesor del Departamento de Literatura de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia (wdiazv@unal.edu.co) (@humanasunal @UNALOficial)

»** Estudiante de la Maestría en Estudios Literarios de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional. Miembro del Semillero de Investigación en Antiintelectualismo Académico (cpardoc@unal.edu.co) (@humanasunal @UNALOficial) ».



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octubre 23, 2021

«Manipulative uses of pragmatic markers in political discourse»



Peter Furko
«Manipulative uses of pragmatic markers in political discourse»

Palgrave Communications, volume 3, Article number: 17054 (2017)

Palgrave Communications (@PalCommsOA) | Palgrave Macmillan | Londres | REINO UNIDO


Extracto de apartados resumen y conclusiones en páginas 1 y 7 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Pragmatic markers comprise a functional class of linguistic items that do not typically change the propositional meaning of an utterance but are essential for the organization and structuring of discourse, for marking the speaker’s attitudes to the proposition being expressed as well as for facilitating processes of pragmatic inferences. Pragmatic marker research has been characterised by descriptive approaches: even case studies that take their data from political discourse tend to focus on linguistic patterns of co-occurrence and sequentiality rather than social-institutional norms or broader societal concerns.

»The novelty of this article is, therefore, in linking pragmatic marker research, a primarily discourse analytical, language-oriented field to the broader field of Discourse Studies with a focus on manipulative social practices and their manifestations in discursive strategies. This article analyses evidential markers, general extenders, quotation markers and markers of (un)certainty1 in political interviews broadcasted by the BBC, CNN and Hungarian ATV. After a short overview of the formal and functional characteristics of pragmatic markers and their relevance to Discourse Studies in general and Critical Discourse Analysis (CDA) research in particular, characteristics of the political interview as political discourse, institutional discourse and media(tised) discourse are discussed.

»In the second part, the results of previous (primarily descriptive and genre analytical) research are reconsidered from the perspective of CDA and particular pragmatic markers are associated with manifestations of manipulative intent, such as suppression, polarization, recontextualising, conversationalisation and intended ambiguity. An important finding of this study is that a single pragmatic marker can serve several manipulative functions, while a given manipulative strategy is potentially realized by a variety of pragmatic items. Potential manipulative uses are exemplified with a view to applying the heuristic to the analysis of representations of particular political events and happenings, which is a direction for further research.


»Conclusions, directions for further research

»Because of its inherently semasiological nature, pragmatic marker research has been characterised by microanalyses and bottom-up approaches to a variety of discourse-pragmatic phenomena. However, if PrM research is informed by CDA, an inherently top-down approach preoccupied with ethical and societal concerns (cf. Angermuller, 2014: 11), we can gain new insights into distributional patterns that were previously unnoticed. The genre-based analysis of political news interviews and celebrity interviews (cf. Furkó, 2013; Furkó and Abuczki, 2014) revealed that the functional spectrum of PrMs in celebrity interviews is in many ways similar to that in spontaneous informal conversations, while PrMs fulfil fewer interactional and more heteroglossic functions in more prototypical political news interviews. However, on the basis of the analysis of manipulative uses, we can make further refinements to the distributional patterns of PrMs.

»As we saw above, celebrity interviews are markedly different from spontaneous face-to-face conversations in that manipulative uses are as salient in celebrity interviews as in close-to-the-core political news interviews. These tendencies were revealed after we looked at co-occurrence patterns with pronominal choices and vocatives, both of which have been extensively studied as manipulative in the relevant CDA literature.

»Conversely, PrM research has much to offer in informing CDA analyses and can either reinforce observations made on the basis of other lexical and morpho-syntactic choices or reveal new discursive strategies of control and dominance through quantitative analyses of functional distributions, D-values and co-occurrence patterns. Wodak and Meyer (2009) observes that “CDA researchers very rarely work with interactional texts such as dialogues” (Wodak and Meyer, 2009: 10), a tendency which seems to have changed in recent years (cf. e.g. Wodak, 2009; Mölder, 2010; Kantara, 2012). The analysis of interactional texts, therefore, requires a new toolbox, to which PrM research can provide a useful addition.

»A promising direction for further research is the analysis of PrMs’ use from a multimodal perspective. A pilot study (cf. Abuczki and Furkó, 2015) suggests that there are correlations between particular PrM functions and the non-verbal signs (facial expressions, eyebrow movement, hand gestures and so on) communicators make while, or immediately beforeuttering PrMs. Multimodality has long been a focus of CDA research, thus, a critically informed, multimodal analysis of PrM uses in political interviews might reveal even more “traces of the punctuation of the unconscious” (Angermuller, 2014: 158) as well as influencing or manipulative intent.»





octubre 14, 2021

«Argentina set del mundo»: campaña de branded content interactivo y digital de @Turner para Inprotur @MinTurismoAR



Turner Ignite (@Turner) desarrolla producción de branded content digital para Improtur, Prensario Internacional (@prensario)



«Comienza el recorrido por la región norte en Enlace permanente #ArgentinaSetDelMundo​, donde selvas, ríos, montañas, desiertos y valles forman espectaculares escenarios cinematográficos. Al finalizar, elige por dónde continuar el recorrido».


«Turner Ignite desarrolló una producción de branded content interactiva y digital en TNT para Inprotur (Instituto Nacional de Promoción Turística), bajo el concepto Argentina set del mundo.

»La campaña tiene distribución en todo Latinoamérica a través de las plataformas digitales de TNT; el contenido completo fue subido al canal de TNT en YouTube y se desarrollaron distintos videos de contenido snack para ser distribuidos en Instagram y Facebook. Además, para asegurar la eficacia de la campaña, se contó con el apoyo de Launchpad.

»Launchpad es una plataforma desarrollada por el equipo de Turner Ignite en Nueva York, especializada en el desarrollo de conocimiento de data-analytics y construido a partir del procesamiento de datos de redes sociales.

»El objetivo de este desarrollo es unir la capacidad de producción de contenido de Turner con el conocimiento de datos basados afinidades y hábitos de consumo de los usuarios en plataformas digitales. El resultado final permite a Turner maximizar el engagement de sus producciones y garantizar views completas al anunciante.

»La producción y edición de todo el material audiovisual fue desarrollado enteramente por Injaus, la productora interna de Turner Argentina. Laposibilidad que tiene Turner de contar con un equipo interno permite desarrollar producciones con estándares de alta calidad a un costo más competitivo.

»Para la presentación de la campaña, se contó con la conducción de la influencer Anais Castro y para su desarrollo se visitaron las provincias de La Rioja, Río Negro (Bariloche), Misiones (Iguazú) y Buenos Aires. La idea central de la trama es encontrar los mejores escenarios de grabaciones cinematográficas (muchos de ellos inspirados en películas de Hollywood). Este concepto sirvió como puntapié para mostrar al mundo los lugares turísticos más atractivos del país».






Cómo hablar con otros que piensan distinto | Guadalupe Nogués | TEDxRiodelaPlata



«Hace mucho tiempo los humanos inventamos algo revolucionario: la conversación. Alrededor del fuego, escuchándonos pensando con los otros. En estos tiempos en los que las grietas, los bloqueos, los tribalismos y las opiniones parecen dividirnos sin remedio, Guadalupe Nogués (@uadlup) nos recuerda el placer de hablar, de compartir e, incluso, de pensar distinto. Una charla urgente para nuestra época. ¿A qué se dedica una bióloga? A investigar y a enseñar, claro. Pero también a comunicar la ciencia y a pensar en la educación, la posverdad y las políticas públicas desde la mirada científica. Ah, y a escribir el libro Pensar con otros. Una guía de supervivencia en tiempos de posverdad (2018). Todo eso si es Guadalupe, claro». TEDxRíodelaPlata (@TEDxRdelaP).






octubre 07, 2021

Top Graphic Design Trends in 2022



Yuri Musienko, Merehead (@merehead)


«Designers should explore the latest trends of 2022 thoroughly and implement them in their activities.»




«The importance of graphic design cannot be overemphasized. It adds to identity as well as extends beyond the appearance of a brand. Due to good graphics, brands provide education, inform or convince the audience by using various images, shades, and shapes. It’s important to realize that things regularly change in the world of graphic design and it’s hard to keep up with them sometimes.

»Consequently, designers should explore the latest trends of 2022 thoroughly and implement them in their activities. Later in this article, I will tell you about new graphic design trends 2022, which will be relevant for several years.



»Colorful minimalism

»According to traditional beliefs, minimalism combines black text with white background, but as a rule, such images lack brightness and colorfulness.

»In the past year, modern creators have done a lot of work and now it can be said that the concept of «minimalistic design» has completely changed. Fans of new minimalism are emerging in today’s world. This minimalism mixes two designs with the use of important sense-bearing components only. Global giants like Apple have already implemented neutral and muted color palettes in their marketing messages.

»However, a range of color palettes hasn’t become an obstacle for modern designers. They create beautiful combinations of sophisticated design with traditional minimalism. Color and creativity have become advantages of many famous brands, which have dismissed unnecessary elements and gave due consideration to visual effects.



»Attention to inclusion

»The Black Lives Matter movement has sparked interest in reconsideration of social prejudices around the world. Currently, this movement continues to inspire all people, in particular, graphic designers.

»It’s evident by diversity, which is represented in many designs. Renewed interest in this problem can be seen in how graphic designers portray diversity while trying to achieve positive changes with colorful illustrations and stock photos.

»Change has touched the designers, who have achieved fame by portraying black people in inspiring works of art. It’s expected that this inclusion will get itself into graphic design, the purpose of which is to highlight different cultures, skin color, and beliefs.



»Geometric shapes

»More and more geometric shapes show up in graphic design this year. Wherever you look, you’ll see designers use such shapes in their work, while replacing abstract ones, which used to define graphics earlier.

»You can combine them with any image and create a unique mix of unusual details. They became popular with many companies such as Rivet, Zendesk, and Venngage. Apart from the images, you can use shapes to represent data points, display content, and even reflect your brand. Even better, these shapes combined with muted colors create client-friendly text and attractive visual effects.



»Simple data visualization

»Why do we visualize data? A short answer – to make information easier to understand by eliminating the complexity of data sets. To make them more effective, graphic designers have simplified the way of presenting data.

»A positive result is achieved because a reader can quickly see the conclusion, which an author is trying to lead to with a picture. Considering tons of data that people have been dealing with lately, reader-friendly images are critical. Designers do that to retain people’s attention. Remember that complex information is usually ignored because the readers are trying to save their time and scroll.

»Data can be simplified with the help of simple pie or bubble charts. But if you are a creative person or you want something more attractive, the creation of infographics is the best option. Make sure that you have all the necessary information, which you want to present graphically, and it’s well-visualized.



»Monochrome effects

»Nowadays many graphic designers are experimenting with the creation of images and saturating them with monochrome effects. As a derivation of a two-color trend of 2017, monochrome effects are becoming increasingly popular with graphic designers. Use a monochrome filter and the achievement of an unusual result is guaranteed.



»Classic serif fonts

»Serif fonts, which date all the way back to the 15th century, are one of the oldest font styles still in use. Don’t get serif and san serif fonts confused. Note that classic serif fonts have little “embellishments” at the top and bottom (or on both sides) of letters. Our ancestors couldn’t express themselves in a standard way even in writing.

»Serif fonts, however old they might be, aren’t just black marks on paper. They evoke a feeling of nostalgia and exude elegance in each word they compose. Some companies have benefited from the use of serif fonts in the design of their landing pages.

»Serif fonts help entrepreneurs to promote their brands, set the tone of their pages, and position themselves with graphic design. The simplicity of fonts can give websites an aura of authenticity, which is very popular with users. To boot, serif fonts work in both social networks and blogs, which draws the eye.



»Text-heavy videos

»As the COVID-19 pandemic is still wreaking havoc around the world, the creators of video content won’t return to normal life anytime soon. Shooting original video content has become not only difficult but also completely impossible.

»Things, which well-organized teams used to do, have ceased to exist (at least for now). Users get bored with standard videos that demonstrate a talking head very quickly. People will unavoidably miss watching creative videos, which served as both education and entertainment.

»For these reasons, the idea of using animated graphics and text during the creation of videos can’t be bad. Actually, many companies have started following this trend by filling their accounts on social networks with text-heavy videos. The projects include content from their users, product explainers, and even simple announcements.

»The good thing about text videos is that companies can maintain their uniqueness by using their brand colors, fonts, and voice in each of them. This helps them present a unified brand across all of their marketing channels.

»Besides, as video shooting is minimum or absent, you need less time to handle these videos let alone the fact that they require less money than the ordinary ones. If it’s hard for you to make new videos from scratch, you can really give old videos new life with this technique.



»Psychedelic design

»Abstract psychedelia, which traces back to the hippie days of the 60s, is a technique of graphic design that originates from drug use and social unrest. Artists used to consider this art form an opening of minds, hence a gap with traditional art. This is the reason that most pictures created in those days reeked of chaos.

»Some designers think that abstract psychedelia is about to come back in the new year. It will be presented with complex abstractions and a wealth of colors in graphic design. However, the use of grotesque and confusing images will be stabilized by symmetry while creating the view of order amidst the chaos.



»Symbols, symbols, symbols

»Symbols are a very powerful thing when it comes to information transfer or an attempt to elicit emotions. For instance, banners and flags affect people and road signs help to put chaotic traffic to order. Another peculiarity of symbols is that they are universal by their nature because they cross language and cultural boundaries.

»Designers will be using symbols to create unique and flexible designs in 2021. Medieval crests, symbols of divinity, and other classic visual effects serve as an example. In a way, designers will use them to keep off disappointments, which will inevitably come this year.



»Muted colors

»This direction was relevant last year when muted color palettes took over the graphic design for the first time. Expect to see more of this in the coming years. Put simply, muted colors are vivid colors that have had their edge taken off with an infusion of black, white, or a complementary color.

»Years of bright and bold colors have passed and more and more people prefer muted colors. Multiple large companies have referred to these colors, an example being LinkedIn, which abandoned bright tones in a heartbeat. This has filled the platform of social networks with messages, which seem light and authentic.

»Aside from the above-mentioned effects, muted colors also give off organic vibes, which makes them suitable for health and wellness brands. Other representatives of top brands of the world will find out about the advantages of using muted colors in graphic design and start supporting a new trend soon.

»Another benefit of muted colors is that they blend well with text (a light or a dark one). When using these colors as a background, they make a text stand out on any Internet page or social media page.



»Social slide decks

»Social slide decks are a trend in themselves. For those, who remain unaware, slide decks on social networks are exactly what they sound like (step-by-step presentations in the form of slides). They are meant to be shared on social media and in messages. These innovations work most effectively and beautifully in LinkedIn and Instagram because these platforms use them to handle images by default. Besides, both platforms seem to want the users to use slide decks more often.

»Designers can use sliders to repurpose the most important content from a blog post or even summarize an article. Slide decks are quite useful to activate your followers to take an action, without needing a direct link. They can be effectively used for B2C companies when launching products because they equally deliver messages in simple visual effects. You can use videos or images with their help to increase the audience’s engagement.



»Surrealism

»As it follows from the term, modern surrealism is a mix of realism and non-verifiable surrealism. This trend became popular in 2020 when we ended up drawn into a surrealistic world of science fiction with a killer virus that threatened the whole world. In the short run, the reality snapped into action and almost everyone accepted the concept of «a new normal».

»Graphic designers were eager to reflect this new reality in their works by combining objects to form a weird mix, which at least seems vague to the senses. Although sometimes it’s a little confusing and looks creepy, such images can be disjointed by separating interwoven objects at the seams.

»Many companies have accepted surrealism by using these images on book covers, album covers, posters, and even product labels.



»How do you keep up with current trends?

»As you can see, graphic design trends are constantly changing. Visual hierarchy and layout methods are developing according to a modern customer’s needs. Moreover, a logic of displaying visual elements is developing as designers seek to optimize the interaction with users.

»Graphic trends in 2022, which have been described in this post, play a major role in the world of graphics and design. However, some of them will vanish and new ones will take their place. The most popular specialists will continue redefying the path of graphic design. The view will change, but it’s hard to say in which direction.

»If you are a graphic designer, you have to learn your entire life to keep up with a snaking course taken by the design world. You need to constantly expand or change your specialization to stay relevant and adaptable.

»First of all, if you’re just starting, such a platform as Adobe can be too expensive. You should consider the possibility of getting one of the alternatives of Adobe Photoshop CC.



»Top Graphic Design Trends in 2022 key takeaways:

»#1. Colorful minimalism.

»#2. Attention to inclusion.

»#3. Geometric shapes.

»#4. Simple data visualization.

»#5. Monochrome effects.

»#6. Classic serif fonts.

»#7. Text-heavy videos.

»#8. Psychedelic design.

»#9. Symbols, symbols, symbols.

»#10. Muted colors.

»#11. Social slide decks.

»#12. Surrealism.».


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«Reseñas de libros negativas (mi experiencia) 😱 No tengas miedo...» | Jennifer Moraz (@jenmoraz)



Jennifer Moraz




«Mi libro Querida muerte.

»Uno de los mayores miedos de un escritor es recibir una reseña u opinión negativa de su libro. En este vídeo te cuento mi experiencia lidiando con ellas y espero que ayude a alguien a no tenerles tanto miedo».