enero 24, 2022

«Analizar críticamente un texto significa no solo reconocer tema, macroestructuras, coherencia, cohesión, estilo, género textual, sino también —a través de la contextualización histórica e intermedial— descubrir su intencionalidad inmediata y mediata»


Michael Metzeltin [*]
«De la Retórica al Análisis del discurso»
Tonos digital. Revista de estudios filológicos, n.º 6 (2003)


[*] Universidad de Viena (@univienna) / Academia Austriaca de las Ciencias (@oeaw).

Reproducción del artículo completo. La revista se publica con licencia internacional Creative Commons Reconocimiento - No Comercial - Sin Obra Derivada 4.0.





«1. La importancia del discurso organizado

»Al que quiera moverse e imponer sus intereses en un grupo, una sociedad, no le basta la pequeña conversación diaria, sino que tiene que dominar y practicar un discurso —oral o escrito— más complejo que requiere conocimientos más o menos explícitos acerca de la constitución y el funcionamiento de comunicados con fines descriptivos, narrativos, argumentativos. Debe dominar la recepción y la producción de textos. Esto presupone dominar también el arte de pensar, la lógica.



»2. La reflexión sobre el discurrir

»Dada una sociedad con una desarrollada producción de comunicación oral y escrita, puede desenvolverse también la reflexión sobre la esencia de los textos y sus mecanismos de producción, comprensión y recepción. Es decir, puede desenvolverse una ciencia del texto.

»Los fundamentos occidentales de la ciencia del texto se remontan a los científicos griegos. En los tres libros de la Retórica (Techné rhetoriké) explica Aristóteles (384-322) la constitución y las maneras según él convenientes de producir discursos deliberativos (génos symbouleutikón), judiciales (génos dikanikón) y celebrativos (génos epideiktikón).

»En la Poética (Perì poietikés), obra que tiene el carácter de un esbozo, se ocupa detenidamente de la tragedia y del poema épico. La lógica, que presupone el conocimiento de las proposiciones, conocimiento tratado en el Perì hermeneías, es expuesta en la Analítica y en la Tópica. A los antiguos griegos les debemos también la fundamentación de la filología, centrada en la fijación, comentario e interpretación de los textos poéticos, lo que les lleva a ocuparse de problemas de pronunciación, etimología, gramática y estilo. Sus principales autores son los gramáticos alejandrinos de los siglos III-II: Zenodoto, Eratóstenes de Cirene, el primero que se llamó filólogo, Aristófanes de Bizancio, Aristarco de Samotracia.

»Los científicos de le época romana continuaron la labor de los griegos. En la reflexión sobre la retórica sobresalen Marco Tulio Cicerón (106-43) con sus obras De inventione, De oratore, Brutus, Orator, y Marco Fabio Quintiliano (ca. 30-100) con sus Institutiones oratoriae. A Menandro el Rétor (siglo III d. de C.) se le atribuyen dos tratados de retórica epidíctica. A consideraciones sobre la poética es dedicada la Ars poetica de Quinto Horacio Flaco (65-8), que insiste en la importancia de la unidad de una obra.

»Los estudios filológicos son continuados por autores como Marco Terencio Varrón (116-27) en su De lingua latina y el gramático Servio Honorato del siglo IV d. de C., que escribió un amplio comentario a las obras de Virgilio. La filología se enriquece con la exégesis bíblica, que trata de fijar críticamente los libros sagrados y se ocupa de las relaciones entre los sentidos propio y alegórico de los textos; como su iniciador se puede considerar Filón de Alejandría (ca. 20 a. de C.-50 d. de C) con su Comentario alegórico sobre las Sagradas Leyes (Legum allegoriae).



»3. La sistematización de los saberes

»En la tarda latinidad, a partir del siglo V, aparecen varias tentativas de sistematizar los saberes en un orden didáctico. Antes del año 439, un autor de Cartago, Marciano Capela, redacta un amplio tratado didáctico en nueve libros, De nuptiis Mercurii et Philologiae, en que, después de haber narrado en los primeros dos libros las bodas entre Mercurio y Filología, expone en los siguientes las artes liberales: De arte grammatica, De arte dialectica, De arte rhetorica, De geometria, De arithmetica, De astronomía y De harmonia. El libro fue muy leído en la Edad Media.

»Magno Aurelio Casiodoro (ca. 490-583), ministro de Teodorico el Grande, después de retirarse a partir de 540 en el monasterio de Vivarium en Calabria, se dedicó a escribir obras teológicas y enciclopédicas, entre ellas De artibus ac disciplinis liberalium litterarum, repartido en los capítulos Institutio de arte grammatica, De arte rhetorica, De dialectica, De arithmetica, De musica, De geometria, De astronomía.

»Para Casiodoro, gramática, retórica y dialéctica son artes, mientras que la aritmética, la música, la geometría y la astronomía son disciplinae, es decir, ciencias “quae… numquam opinionibus deceptae fallunt“. Isidoro de Sevilla (ca. 562-636) compone entre 615 y 621 una vasta enciclopedia de todos los saberes antiguos, las Etimologías, dividida en veinte libros; constituyen su base los tres primeros libros: De grammatica, De rhetorica et dialéctica y De mathematica.

»Antes de empezar a explicar la Gramática, declara cuáles son las ciencias: “Disciplinae liberalium artium septem sunt. Prima grammatica, id est loquendi peritia. Secunda rhetorica, quae propter nitorem et copiam eloquentiae suae maxime in civilibus quaestionibus necessaria existimatur. Tertia dialectica cognomento logica, quae disputationibus subtilissimis vera secernit a falsis. Quarta arithmetica, quae continet numerorum causas et divisiones. Quinta musica, quae in carminibus cantibusque consistit. Sexta geometria, quae mensuras terrae dimensionesque conplectitur. Septima astronomia, quae continet legem astrorum” (I, 2).



»4. La escolarización de los saberes

»Los saberes sistematizados como artes liberales, dignos de un hombre libre, se distinguen en dos grupos: un primer grupo de artes (gramática, retórica, dialéctica), llamado trivium, y un segundo grupo de disciplinas (aritmética, geometría, música, astronomía), llamado por Boecio quadrivium. Estos saberes constituirán la enseñanza superior medieval. El dominio de la gramática y el de la producción textual forman su base.

»Albino Flaco Alcuino (735-804), uno de los artífices de la cultura carolingia y maestro de la Academia Palatina de Aquisgrán, a sus dos alumnos Franco y Saxo, que en su opúsculo Grammatica le piden: “quos toties promisisti, septenos theorasticae disciplinae gradus nobis ostende”, les responde: “Sunt igitur gradus, quod quaeritis, et utinam tam ardentes sitis semper ad ascendendum, quam curiosi modo estis, ad videndum: grammatica, rhetorica (dialectica), arithmetica, geometria, musica et astrología”.

»Las divisiones pueden variar. Alfonso el Sabio (1221-1284), definiendo en las Siete Partidas qué es Estudio, establece (II, XXXI, i): “Estudio es ayuntamiento de Maestros, e de Escolares, que es fecho en algún lugar, con voluntad, e entendimiento de aprender los saberes. E son dos maneras del. La una es, a que dicen Estudio general, en que ay Maestros de las Artes, assi como de Gramatica, e de la Logica, e de Retorica, e de Arismetica, e de Geometria, e de Astrologia: e otrosi en que ay Maestros de Decretos, e Señores de Leyes”.

»La primacía la llevan los saberes lingüísticos y textuales, porque: “si para todas las sciencias non pudiessen auer Maestro, abonda que aya de Gramatica, e de Logica, e de Retorica, e de Leyes, e Decretos” (ib. iii). En su Logica. Liber primus posteriorum analyticorum (Tractatus I, Caput iii) Alberto Magno (ca. 1206-1280) distingue las scientiae intellectivae geometria, astronomia, arithmetica y musica de las artes docentes grammatica, rhetorica, poetica y logica. La poética, cuya esencia es el “verso”: “Versus est metrica oratio succincte et clausulatim progrediens venusto verborum matrimonio et flosculis sententiarum picturata, quae nihil diminutum, nihil in se continet otiosum” —define Matthieu de Vendôme en su Ars versificatoria, I, 1— es tratada generalmente como parte de la gramática.

»Para la enseñanza de las artes “lingüísticas” se utilizan obras antiguas, pero también se escriben nuevos compendios y nuevos manuales. En Castilla, en los siglos XIII y XIV se usan traducciones latinas de la Rhetorica de Aristóteles, el De inventione de Cicerón y la Rhetorica ad C. Herennium. Alonso de Cartagena en el siglo XV traduce el De inventione de Cicerón (Rethorica de M. Tullio Ciceron, h. 1420). En los siglos XI a XIII se desarrolla un nuevo género de manuales, las artes dictandi, que con modelos claros y sencillos enseñan el arte epistolar. Uno de sus principales maestros fue Boncompagno da Signa (ca. 1165-1250), autor del Boncompagnus (1216) y de la Rhetorica novissima (1216). Su más destacado y conocido seguidor fue Guido Faba, maestro en la universidad de Bolonia (siglo XIII), cuyas obras (Dictamina rhetorica, Summa dictaminis, Gemma purpurea, Parlamenta et epistole) circulaban también en España.

»Juan Gil de Zamora escribe en el siglo XIII un Dictaminis epithalamium. En los siglos XII y XIII aparecen también tratados de cómo escribir poesía: la Ars versificatoria de Matthieu de Vendôme (ca. 1095-1185), la Poetria nova, el Documentum de modo et arte dictandi et versificandi, la Summa de coloribus rhetoricis de Geoffroi de Vinsauf (siglo XIII), la Ars versificaria de Gervais de Melkley (siglos XII-XIII), la Poetria de Jean de Garlande (ca. 1180-1252) entre otros. La Poetria nova de Geoffroi de Vinsauf era conocida también en España. En ella se inspira el Breve compendium artis rhetorice, de finales del siglo XIII, de un tal Martinus Cordubensis. En el siglo XV aparecen en España manuscritos del Ars poetica de Horacio.

»Todos estos manuales están destinados en primer lugar a la enseñanza de la producción de frases (gramática) y textos (retórica, dialéctica), al uso activo de la lengua, en prosa o en verso, con fines políticos, jurídicos, comerciales o poéticos.

»La lengua practicada es el latín, pero a partir del siglo XIII estos manuales se adaptan también a las lenguas vulgares. Raimon Vidal de Besalú, por ejemplo, escribe hacia 1190-1213 sus Razos de trobar “per far conoisser et saber qal dels trobadors an mielz trobat et mielz ensenhat ad aqelz qu.l volran aprenre con devon segre la dreicha maniera de trobar” en provenzal, Guido Faba, escribe una parte de la Gemma purpurea y de los Parlamenta et epistole en italiano, Eustache Deschamps escribe en francés su Art de dictier et de fere chançons, balades, virelais et rondeaulx (1392), Antonio de Nebrija compuso no solo una gramática latina (Introductiones latinae, 1481), sino también una Gramatica ... sobre la lengua castellana (1492), en que acordó “reduzir en artificio este nuestro lenguaje castellano: para que lo que agora & de aqui adelante enel escriviere pueda quedar en un tenor”.

»Menos tradición y desarrollo tiene, si prescindimos de la exégesis bíblica y de algunos clásicos antiguos, el comentario receptivo de textos en lengua vulgar, que además no se destina a la enseñanza universitaria. Los textos comentados tienen una relevancia poética muy especial, como la Divina commedia de Dante (Commento di Jacopo della Lana, Ottimo commento, etc., ya en el siglo XIV), las poesías de Ronsard (comentario de los Amours por Marc-Antoine Muret, 1553), las obras de Garcilaso de la Vega (Obras de Garcilasso de la Vega con anotaciones de Fernando de Herrera, 1580) y de Góngora (José Luis Pellicer, Lecciones solemnes a las obras de Don Luis de Góngora, 1630) o los Lusíadas de Camões (Lusiadas de Luis de Camoens ... comentadas por Manuel de Faria i Sousa, 1639). Los glosadores explican las expresiones menos corrientes, las figuras retóricas, las alusiones históricas y geográficas y las posibles intertextualidades.



»5. Las humanidades

»El Renacimiento trajo consigo un nuevo interés por las letras griegas y latinas (Valla, Nebrija, Budé), cuyo estudio adquirió gran prestigio, como si fueran por antonomasia las artes quae ad humanitatem pertinent. Las studia humanitatis, en francés les humanités, indican a partir del siglo XVI los estudios de las lenguas y literaturas latina y griega. Hacia fines del siglo XVII empieza una renovación científica que defiende la experiencia como criterio científico frente a la especulación y a la autoridad de los antiguos. La renovación científica, cultural y pedagógica, facilitada por la expulsión de les jesuitas de muchos países, constituye la Ilustración, que llega a su pleno desarrollo en el reinado de Carlos III (1759-1788).

»Si escuchamos las propuestas que hizo Gregorio Mayáns y Siscar para la enseñanza primaria en la carta dedicatoria de las Cartas morales, militares, civiles i literarias de varios autores españoles (1734-1736) al ministro José Patiño, podemos observar el desenvolvimiento de las Artes (del trivium), el papel preponderante que adquieren las “Letras”, un aumentado interés por la lectura e interpretación de textos y la mayor atención que se da a la lengua materna:

»“De cinco a siete años, deve el niño, aprender a leer, escrivir i contar sin olvidar lo pasado que siempre importa mucho más que todo lo demás. De siete a ocho, la Gramática i Rhetórica Española sin gastar más papeles que ocho o diez pliegos en ambas artes. De ocho a nueve, Gramática Latina y Griega, incluyendo en ellas la Prosodia i a lo último, unos paralelos Preceptos de dichas lenguas, o por decirlos más claro, unas Reflexiones, que denoten la diferencia de ellos; deviendo todo esto escrivirse en Español.

»”Devería a los nueve años hasta los diez estudiar por la mañana la Lógica, escrita en Español; y por la tarde interpretar Libros Latinos y media docena de Sentencias Griegas. De diez a once, devería estudiar Arithmética, i sucesivamente Gramática Latina; i proseguir en interpretar autores latinos por la tarde, executando, de nuevo en algunas piezas escogidas de Autores Griegos. De once a doce i media havía de aprender, la Metafísica por la mañana, e interpretar algunos Poetas Latinos i Griegos por la tarde. De doce i media a trece avía de aplicarse a la Filosofía Moral por la mañana, i la Historia por la tarde; procurando el maestro hacerlo ver por los fines, causas eficientes y circunstancias de los hechos, la naturaleza de las virtudes i de los vicios.

»”De trece a catorce, se havía de aprender la oratoria, por la mañana i leer Oraciones Griegas i Latinas por la tarde. De catorce a quince todo avía de ser egercitarse en la Oratoria y Poética, doblando el egercicio en la Oratoria para que el amor a la Poética no distragesse, demasiado, i encautasse los ánimos, con aquel dulce embeleso”.

»Conforme a esta concepción, en su Informe al Rei sobre el Methodo de enseñar en las Universidades de España (1767) que le pidió el Secretario de Gracia y Justicia, Mayáns y Siscar propone para las Universidades cátedras de Gramática Latina, Griega y Hebrea, de Retórica, de Métrica y de Poética, insistiendo en que los estudiantes tengan que aprender a recitar, traducir y componer.

»Volvemos a encontrar ideas parecidas en Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), que para el Instituto Asturiano escribió un Curso de humanidades castellanas que comprende: Rudimentos de gramática general, Rudimentos de gramática castellana, Lecciones de retórica y poética, Tratado de declamación, Tratado de análisis del discurso, Rudimentos de gramática francesa y Rudimentos de la gramática inglesa.

»Una novedad es el Tratado de análisis del discurso, en el que, después de definir lo que es análisis (“Analizar una cosa es dividirla en todas las partes de que se compone, para observar cada una separadamente, y volver después a unirlas, para observar su conjunto. Hecho este análisis se conoce una cosa cuanto cabe en el entendimiento humano”), Jovellanos nos da un ejemplo de aplicación a un discurso sobre la erección del nuevo templo de Covadonga; es una anticipación del moderno análisis de textos para enseñar tanto su comprensión metódica como su producción.

»Otro tipo de doble vertiente, las perspectivas del escritor y la del lector crítico, ofrece José Gómez Hermosilla, Secretario de la Inspección General de Instrucción Pública, en su Arte de hablar en prosa y verso (1826). En la dedicatoria a la reina lo define: “Una obra destinada á promover en España el estudio de las Humanidades, á establecer sólidamente los principios de buen gusto en materias literarias, á combatir las erradas opiniones que le han estragado, á recordar y sostener las sanas doctrinas, á vindicar la memoria de nuestros clásicos injustamente desacreditados por la ignorancia presuntuosa de ciertos aristarcos noveles, y á restituir su antiguo esplendor á la hermosa lengua de Garcilaso y de Cervantes”.

»Aunque es una obra que —como se dice en las Advertencias— quiere “guiar á los escritores en sus composiciones y á los lectores en el examen y juicio de las agenas”, apunta un incipiente interés por la literatura nacional.



»6. El nacimiento de las historias literarias nacionales y la deriva de las Artes

»La Revolución Francesa y el dominio napoleónico despertaron una nueva conciencia social y política que llevó a la constitución de los modernos Estados nacionales con sus —en una primera fase necesarios— nacionalismos. A los factores que forman la identidad nacional pertenecen la “invención” de una literatura y de una lengua nacionales y su correspondiente enseñanza. Esto implica un reposicionamiento de los componentes de las Humanidades.

»Un claro ejemplo nos lo ofrece la transformación de la cátedra de elocuencia en Italia. En 1808 el poeta italiano Ugo Foscolo (1778-1827) recibe en el Estudio de Pavía la cátedra de elocuencia, cuyos principios generales —decía Jovellanos en su Curso de humanidades castellanas— “siendo tomados inmediatamente de la naturaleza, son unos y extendidos para todas las lenguas”.

»En 1860, en plena formación del nuevo Estado italiano, el ministro piamontés Terenzio Mamiani nombra al poeta Giosuè Carducci como profesor de la cátedra de elocuencia italiana en la Universidad de Bolonia, cargo que Carducci interpretó como enseñanza de la literatura italiana. Su discurso inaugural versó sobre Delle età storiche della letteratura italiana in quanto è collegata con l’istoria civile della nazione.

»La Retórica, la Poética y la Elocuencia se transforman en Literatura, que José Coll y Vehí así define en sus Elementos de literatura (Barcelona 1873, 3): “La literatura (ciencia ó arte) tiene por objeto el conocimiento de la belleza, realizada ó realizable en las obras literarias. El estudio completo de la literatura comprende tres partes: una filosófica (estética), otra preceptiva (teórica), y otra histórico-crítica”.

»Coll se limita en su obra a tratar de la elocución y de los diversos géneros de composiciones literarias, a la parte preceptiva o teórica, pero anota (p. 4): “En nuestros tiempos cultivase con mucho ahínco el estudio histórico-crítico de la literatura, que además de la vida de los autores, del conocimiento, interpretación y juicio de sus obras, comprende el examen de la influencia que recibieron de las épocas y obras precedentes; la que ejercieron en su época y en las posteriores, tanto en su patria como en las naciones extrañas; la que recibieron ó ejercieron con relación á la ciencia, á las costumbres y á la vida completa de los pueblos y del humano linaje”.

»El paulatino desplazamiento de la retórica por la historia literaria se puede observar en una obra como las Istituzioni di rettorica e belle lettere tratte dalle lezioni di Ugo Blair dal Padre Francesco Soave C. R. S. Ampliate ed arricchite di esempi ad uso della studiosa gioventù italiana da Giuseppe Ignazio Montanari già pubblico professore d’eloquenza in Pesaro, ed ora nel Nobil Collegio d’Osimo (edición de Nápoles, 1856), obra destinada a enseñar a componer en prosa y en verso, pero que comprende dos largos capítulos históricos De’ principali scrittori italiani, a cui i giovani devono principalmente dare studio per apprendere bontà di stile (I, 13-34) y Della poesia italiana (II, 5-22).

»La enseñanza de la historia de la literatura y de la lengua requiere colecciones de textos, frecuentemente comentados (piénsese en la [colección] “Biblioteca de Autores Españoles”, fundada por Buenaventura Carlos Aribau y Manuel Ribadeneyra en 1846), nuevas obras de consulta (como la Historia crítica de la literatura española de José Amador de los Ríos, 1861-1865 y la Biblioteca histórica de la filología castellana del Conde de la Viñaza, 1893) y manuales de historia lingüística y literaria (como el Manual de literatura nacional y extranjera antigua y moderna de H. Giner de los Ríos, Madrid 1899, y el Manual de gramática histórica española de Ramón Menéndez Pidal, 1904).

»En el mundo universitario asistimos ahora a una deriva de las Artes tradicionales. La enseñanza del arte de comprender y sobre todo de componer textos y discursos es desplazada hacia el bachillerato si se trata de las lenguas maternas o hacia los lectorados si se trata de las lenguas extranjeras.

»El estudio científico de la lengua se concentra en la evolución histórica del sistema lingüístico, completado más tarde por el estudio sincrónico de sus estructuras, y se desentiende cada vez más de la lengua en su realidad textual. En esta se concentran la Crítica literaria y la Historia de la literatura, sobre todo con la “exposición en serie de las obras literarias” acompañadas de “un somero juicio crítico acerca de las mismas y de los autores” (H. Giner de los Ríos).

»Del texto como tal se ocupa la Explicación de texto de tradición francesa, como la propone por ejemplo Marcel Sarthou en L’Explication Française. Recueil de morceaux choisis à l’usage des cours complémentaires. Des écoles primaires supérieures et de l’enseignement secondaire (Paris 1925, 3):

»“Expliquer un texte, c’est rendre compte aussi complet que possible:

»”A. De ses rapports avec l’oeuvre dont il est détaché;

»”B. Des idées qu’il exprime;

»”C. De la forme dans laquelle il les exprime.

»”Il y a donc, pour ainsi dire, trois moments dans l’explication:

»”A. Replacer le morceau dans son cadre;

»”B. Analyser et commenter les idées;

»”C. Apprécier la composition, le style, et, s’il y a lieu, la versification”.

»Parecido es el método que proponen Evaristo Correa Calderón y Fernando Lázaro Carreter en Cómo se comenta un texto literario (Madrid 1972, 21):

»“I. Lectura atenta del texto.

»”II. Localización.

»”III. Determinación del tema.

»”IV. Determinación de la estructura.

»”V. Análisis de la forma partiendo del tema.

»”VI. Conclusión”.

»A nivel universitario, los profesores de literatura, que por su parte tienden a desentenderse de la lingüística y de la enseñanza de la producción de textos, intentan transformar la Explicación de textos en una Ciencia de la literatura, limitándose normalmente a textos considerados literarios y teniendo dificultades en sistematizar los aspectos considerados importantes. Una de las tentativas más conocidas es la de Wolfgang Kayser en su Interpretación y análisis de la obra literaria (1961; primera versión, en portugués, 1948), que para el estudio de los textos propone tomar en consideración los siguientes puntos: asunto, verso, lengua, construcción, técnica de los recursos artísticos, contenido, ritmo, estilo, género.



»7. La Ciencia del texto

»Frente a una lingüística cada vez más teórica (estructuralismo, generativismo), limitada a los niveles fonológico, lexemático y sintáctico, y a una crítica literaria cada vez más estilística (Dámaso Alonso, Poesía española. Ensayo de métodos y límites estilísticos, 1950; Hugo Friedrich, Die Struktur der modernen Lyrik, 1956), surge a partir de los años 1960 un nuevo interés por el texto desde nuevos puntos de vista: narratológico (A. J. Greimas, Sémantique structurale, 1966), transfrástico (Roland Harweg, Pronomina und Textkonstitution, 1968), sociocrítico (Peter V. Zima, Literatuur en maatschappij. Inleiding in de Literatuur-en Tekstsociologie, 1981), ontológico (Michael Metzeltin / Harald Jaksche, Textsemantik. Ein Modell zur Analyse von Texten, 1983; Michael Metzeltin / Margit Thir, Erzählgenese. Ein Essai über Ursprung und Entwicklung der Textualität, 1996).

»Recuperando e integrando los conocimientos y logros de la retórica, la poética, el comentario de textos, la explicación de textos, la historia de la literatura, la crítica literaria, la lingüística histórica y sistémica, la narratología y la pragmática, los científicos crean una nueva ciencia que une el estudio de la lengua y de la literatura (el “lingüista T.A. Van Dijk publica en 1971 una programática Moderne literatuurtheorie. Een eksperimentele inleiding): la Lingüística textual (Wolfgang Dressler, Einführung in die Textlinguistik, 1972) o Ciencia del texto (Teun A. Van Dijk, Tekstwetenschap. Een interdisciplinaire inleiding, 1978).

»Sus objetivos teóricos son el estudio de la esencia de la textualidad (tema, macroestructuras y coherencia), de las posibles manifestaciones de la textualidad (elocución o realizaciones textuales o mediales en general, cohesión, estilo, tipología textual) y de la intencionalidad de los textos (intenciones con que se pueden producir). La aplicación de la teoría lleva a la semiosis (análisis e interpretación de textos concretos): búsqueda del tema, estudio de la macroestructura, estudio de las estructuras verbalizadas, contextualización histórica y psicológica, búsqueda de las posibles situaciones sociales y psicológicas a que el texto podría referirse, comprensión del texto como expresión semiótica de esas situaciones, posibles confirmaciones a través de la búsqueda de relaciones intermediales, determinación de las consecuencias pragmáticas que se puedan sacar de la comprensión lograda.



»8. El Análisis crítico del discurso

»Las sociedades humanas solo pueden existir y subsistir si disponen de recursos. Su aprovechamiento requiere un mecanismo de distribución que lleva a una categorización y un posicionamiento de los miembros del grupo. La reglamentación de estos posicionamientos lleva a la formación de estructuras de poder: alguien tiene que determinar la categoría y la posición de cada miembro y las normas necesarias para realizar la reglamentación. Los que “determinan” son los poderosos. La organización del poder es algo necesario a toda sociedad humana, sus formas concretas son siempre cuestionables, siendo la distribución de los recursos raramente equilibrada. El poder es por eso uno de los temas principales del discurso humano.

»El establecimiento del poder se efectúa a través de ritos que regulan el curso de la vida, a través de mitos que hablan de dioses y héroes instituidores de orden, a través de la representación de la historia humana como obra de una Providencia divina que lo ordena todo y lo lleva todo a buen fin, a través de leyes que establecen formalmente los comportamientos humanos. En la enseñanza de la necesidad de aceptar y practicar ciertas reglas tienen mayor impacto productos artísticos como cuentos, novelas y piezas teatrales que textos legales o didácticos.

»La representación repetida de un nosotros bien organizado y de un vosotros hostil, la repetición regular, narrada y ritualizada, de historias de acciones benéficas de personajes “protectores” resultan ser factores esenciales para crear una sociedad con un alto grado de cohesión. En cambio, quien no esté de acuerdo con cierto poder le opondrá discursos de resistencia y de revolución y propondrá nuevas formas de distribuir los recursos. Un poder puede ejercerlo solo el que tenga la capacidad de “discurrir” y de mediatizar sus discursos.

»La función fundamental del lenguaje realizado como discurso es la constitución de una realidad semiótica. Esta se estructura de tal manera que podamos comprenderla y apoderarnos de ella. Hasta cierto punto, toda textualización es siempre una tentativa de ejercer cierto poder. Para reconocer y entender este poder tenemos que preguntarnos siempre qué realidad es constituida por quién, cómo, por qué y para quién. Ante un texto tengo que preguntarme como receptor: ¿cómo reconozco el poder que se quiere ejercer sobre mí?

»El poder se mantiene o se cambia en particular a través de la constitución y tematización de normas de conducta valoradas positiva o negativamente, normas transmitidas en forma de textos y otros productos semióticos. Típicos temas positivos son el trabajo, la nación o la educación, típicos temas negativos son la barbarie, la locura o la magia negra. También instituciones como escuelas o ayuntamientos, pero también hospitales y cárceles, sirven para la formación de nuestra conducta. Desde esta perspectiva, discurso significa el hablar de poderosos o de antipoderosos sobre determinados temas, usados para explicar las relaciones de poder que hay que guardar o cambiar.

»Analizar críticamente un texto significa no solo reconocer tema, macroestructuras, coherencia, cohesión, estilo, género textual, sino también —a través de la contextualización histórica e intermedial— descubrir su intencionalidad inmediata y mediata y por lo tanto la concepción de poder por él directa o indirectamente vehiculada. El análisis crítico del discurso se ocupa por lo tanto de textos (y otros productos semióticos) desde el punto de vista de las estructuras de poder en una determinada sociedad.

»Todo texto puede explicarse, también independientemente de su función inmediata, desde la constelación de poder existente en una determinada sociedad. A través del análisis y de la interpretación textual, el Análisis crítico del discurso descubre la construcción de relaciones de poder transmitidas por los productos semióticos, sirve para reconstruir el poder que se quiere ejercer a través de los textos y enseña al analizador a intervenir él mismo en el discurso del poder».


.../... Lee todo en Tonos digital





enero 17, 2022

«Una sensibilidad para lo horrible: charla con Martín Doria sobre Los niños de mangle, novela negra que aborda los horrores del turismo sexual infantil en los pueblos más empobrecidos del Caribe colombiano»


Reportaje y entrevista de Pablo Concha (*)
Revista Arcadia (@RevistaArcadia)



El médico y escritor Martín Doria. Foto: Ale Meter.


«La novela del médico y escritor nacido en Barranquilla, ganadora del Premio de Novela Negra Ciudad de Getaf los horrores del turismo sexual infantil en los pueblos más empobrecidos del Caribe colombiano. ARCADIA habló con él.


»En Los niños de mangle, el escritor y médico Martín Doria aborda un tema delicado y atroz; algo que produce asco y de lo que muchos no quisieran ni oír hablar pero que, triste y lamentablemente, ha sucedido y sucede: el turismo sexual infantil en los pueblos más pobres del Caribe colombiano y las redes que promueven y facilitan esta actividad a algunos ciudadanos extranjeros.

»La novela de Doria, la más reciente ganadora del Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe, narra con tacto y proeza este duro y monstruoso tema sin llegar a ser grotesco ni morboso. Poniendo el foco en una problemática que se vive a diario pero que muchos prefieren desconocer y hasta negar, su libro sorprende en muchos sentidos.

»Aparte de relatar una historia con un misterio punzante, estremecedor, el ritmo con el que está narrada es fluido y lleno de tensión. El constante cambio de punto de vista y narrador entre capítulos hace que su lectura sea dinámica y, asimismo, retrata el escenario del Caribe colombiano (el que muchos conocen y donde otros tantos sueñan con ir a pasar sus vacaciones cada año) de una forma nada paradisíaca y acaso más cercana a la dura realidad del país.

»Los personajes, un detective privado caído en desgracia, Efraín Sánchez, alias “El Caimán”; Köell, un extranjero con unos deseos inconfesables, y una reina del carnaval de Barranquilla con un pasado nada glamuroso, hacen de esta novela un soplo de brisa en el a veces árido panorama literario actual.

»La muerte de una prostituta y la desaparición de su pequeña hija sumergen a “El Caimán”, un detective que se encuentra en una mala racha y se siente acabado, en un mundo lleno de horribles deseos. La intriga está bien sostenida durante todo el libro y aderezada con un elemento sobrenatural que, aunque nunca se explica del todo y es dejado a la imaginación, hace que el lector no pierda el interés.

»Los niños de mangle está narrada en capítulos cortos que alternan el punto de vista: primera persona cuando se trata del detective; tercera persona omnisciente cuando es Köell. Este acierto narrativo nos hunde de lleno en los dos mundos: la Barranquilla de “El Caimán”, asfixiante, llena de ruido, vallenatos, canciones de Joe Arroyo, arroz con cucayo y miseria; y la apacible, monótona, civilizada y llena de horribles e impronunciables anhelos de Münster, en el norte de Alemania, de Köell.

»Ese contraste funciona a la perfección. Por momentos, los pasajes dedicados al pasado de Köell tienen una profundidad psicológica pavorosa y recuerdan la construcción de personajes que realizara Thomas Harris en sus libros sobre el doctor Hannibal Lecter. El escritor deja ver el atormentado y muy real funcionamiento de la psique de Köell de quien, aunque sea un personaje cuyas acciones son injustificables y criminales, nos deja ver el atormentado y muy real funcionamiento de su psique.

»Aunque no se podría denominar empatía y menos aún aceptación, el sentimiento que produce ese recurso se aproxima quizás a un hipnotizante y frío terror.

»Los niños de mangle fue publicada en España por la editorial Edaf a finales del año pasado y es distribuido en Colombia por Ediciones Urano. ARCADIA conversó con él acerca de su obra y de cómo acercarse, desde la literatura, a los horrores del turismo sexual y la trata de niños en el Caribe colombiano.




»El tema de Los niños de mangle, el turismo sexual en el Caribe colombiano y la trata de niños, es algo bastante delicado y atrozmente horrible. ¿Cómo logró adentrarse en eso sin resultar grotesco o morboso?

»La idea original, la trama básica de horror de la novela (el drama interior del extranjero adulto, aguijoneado por la tentación de un amor prohibido, que pone su vida en juego en el ámbito de una ciudad igual de preciosa que maldita), surgió claramente a mis diecisiete años, conmovido por la lectura reciente de Muerte en Venecia (Thomas Mann, 1911) mientras viajaba de Santa Marta a Barranquilla y atravesaba el rosario de pueblitos de pescadores de la Ciénaga Grande, contagiado yo mismo por el ánimo lúgubre de un futuro exilio que me alejaría del Caribe muchos años.

»En las siguientes dos décadas no supe darle forma de novela. Me parecía un tema inabordable desde el monólogo interior: no podía identificarme finalmente con el monstruo que oculta un pederasta. Fue recién cuando abracé –en mi práctica literaria– los recursos de la novela negra clásica, que pude darle un marco narrativo que, sin perder sensibilidad para lo horrible, me permitiera interponer la figura de la contraparte heroica: el personaje de “El Caimán”.


»Los niños de mangle es una de las primeras novelas negras que aborda –así sea de manera tangencial– el tema de los desmovilizados y el proceso de Justicia y Paz. ¿Qué tan difícil fue incluir todo esto en la historia? ¿Acaso fue algo que surgió de forma natural al escribir la novela?

»Fue premeditado, aunque creo entender que, para una novela colombiana contemporánea, de género negro sobre todo, el fondo de la vieja guerra interna es ineludible. El tema del posconflicto (otro de los tantos períodos de esta guerra sempiterna) aparece en toda mi obra posterior (especialmente en Un caimán dorado, novela finalista del Medellín Negro, pero también en La muerte y el garabato, editada en ePub), siento que influye a mis personajes al igual que para autores previos debieron influir las épocas de la Violencia y la Hiperviolencia.


»En la novela, la atmósfera del Caribe colombiano y la cultura costeña son intensamente palpables. No obstante, se tiende a resaltar los aspectos menos positivos de las mismas: el calor asfixiante, el ruido, la pobreza y la miseria o la corrupción. Es como si el libro siempre quisiera romper esa imagen paradisíaca y de ensueño que muchos tienen del Caribe. ¿Es correcta esta interpretación?

»Para los que nacimos en él, el Caribe, antes que un destino turístico para extranjeros de todo el mundo, refiere al tráfago de la vida cotidiana: levantarse temprano para ir al colegio, los juegos de bolaetrapo o béisbol en el parque, el ruido de las palmeras con el empuje de los alisios, los aguaceros huracanados, la tienda del cachaco de la esquina, el calor de la familia, la radio que escuchan tus papás antes de salir a trabajar, el aroma del almuerzo que preparó una abuela, el primer beso, la música permanente que se escucha en las calles, cualquier día de la semana.

»Un escritor del Caribe no necesita mentir como un folleto de viajes. Esto somos: lo bueno y lo malo; lo lindo y lo feo; lo alegre y lo triste.


»Los niños de mangle tiene su buena dosis de intriga; sin embargo, hay un elemento sobrenatural en la historia que, aunque es mencionado en algunas ocasiones, nunca se explica del todo y queda en manos del lector decidir su rol o veracidad. ¿Cómo se dio la incorporación de este elemento dentro de la historia?

»El costeño tiene siempre a Jesús y a Dios en la boca, dispuesto también a agradecer y recibir bendiciones de algún santo personaje de la imaginería católica. Da igual que vengas de casa de tu amante, que te hayas ganado la Bolita o que el Junior le haya ganado al Medellín. Ellos, los seres intangibles, caminan a su lado.

»En todo ese ejército inasible entran luego nuestros fantasmas propios, los de nuestros muertos. Y luego de una guerra de sesenta años, contamos con demasiados, como esos fantasmas de la violencia paramilitar que parecen rendir cuentas con la población pobre de los palafitos de Ciénaga.


»El personaje de Köell (por decirlo de alguna manera, el villano principal del libro), está muy bien construido y la profundidad psicológica que se nos muestra es aterradora. ¿Qué requirió para poder construirlo?

»Fue el personaje que requirió mayor investigación, en cuanto es el único ajeno a la cultura Caribe. El aspecto de su inserción en las redes internacionales de tráfico de pornografía infantil y en el turismo sexual siempre es un tópico desagradable para la investigación, pero la cantidad monumental de noticias sobre estas redes, sobre la deep web y los retratos que pueden revisarse en internet sobre actores específicos de este horror son un recurso inestimable.


»El ritmo de la novela es clave, alternando el punto de vista del narrador (primera persona cuando se trata del detective, tercera persona omnisciente cuando es Köell) y a veces saltando en el tiempo para mostrar el pasado del alemán. ¿En qué momento supo que ese cambio de perspectiva era lo que requería el libro?

»Necesitaba el acento sobre los dos personajes contrapuestos: el monstruo y el héroe perdedor. Pero, como dije antes, no me sentía cómodo con una primera persona del pedófilo, quería escaparle al mínimo rastro de auto justificación. Todo lo opuesto quise para el detective, que debía representar además el pensamiento caribe prototípico.

»El hecho de mezclar tercera y primera, un recurso que a priori puede parecer tramposo para el rigor, digamos, de un conservador escritor de taller, requirió una profunda reflexión personal sobre la intención final del autor, que no es otra que la de presentar un plato, un texto, que haga avanzar la trama de forma dinámica, entretenida y lúcida para el lector, independiente del cuadro de recetas incorporadas. Algo así como: el cuento es mío y lo cuento como quiero.


»Los niños de mangle muestra una repugnante realidad que muchos no conocían o habían preferido ignorar. ¿Cree usted que la novela negra, como género, debe abordar esos tabúes y ponerlos en la luz?

»Parece ser tal el consenso, habiendo conocido festivales del género en países y culturas muy distintas. El concepto de denuncia, aunque me resulta pretencioso hasta la mueca, es un valor que puede permitirse el arte, sabiamente dosificado, como una voz que busque instalar conciencia en el espectador más inesperado.


»¿Volverán los lectores a encontrar al personaje de Efraín Sánchez, “El Caimán”, en una futura novela o relato?

»Eso espero, si los lectores tienen la decencia de comprar y considerar bien a Los niños de mangle, y las editoriales cumplen su parte del plan, interesándose en editar nuevos autores. En lo que a mí respecta, hay una segunda novela concluida de “El Caimán” y otra en proceso. Muertes seriales y béisbol a tutiplén.


»Los niños de mangle se publicó en España, en donde ganó el Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe. ¿Cómo la han percibido los lectores allí?

»Muy bien, según parece por las ventas y las primeras críticas. Inesperado para mí, que dudé injustamente del temple del lector de España para lidiar con el argot popular costeño, aunque tuvimos a bien poner al final de la novela un nutrido glosario. Ahora espero la misma templanza en los lectores capitalinos, antioqueños, caleños, pastusos, amazónicos, pacíficos, etc.


»¿Cuáles son sus referentes en el campo de la novela negra? ¿Qué obras recomendaría?

»Leonardo Padura (Tetralogía de las cuatro estaciones), Santiago Gamboa (Perder es cuestión de método; Plegarias Nocturnas), Dennis Lehane (Abrázame, oscuridad; La última causa perdida), John Banville/Benjamin Black (El otro nombre de Laura), Bret Easton Ellis (Suites imperiales), Geno Díaz (Los desangelados; Moriré sin conocer Disneylandia).


(*) Pablo Concha es escritor, autor del libro de cuentos de terror Otra Luz y colaborador literario en varios medios culturales».


.../... Lee todo en Revista Arcadia



enero 13, 2022

«Los discursos anticorrupción no solamente reflejan ciertas ideologías, sino que también las constituyen, en una relación mucho más simbiótica de lo que hemos argumentado hasta ahora»


Blendi Kajsiu y Ana Maria Restrepo Ossa
«La dimensión ideológica de los discursos anticorrupción en Colombia y Ecuador, 2002-2017»

Colombia Internacional, n.º 101 (2020)

Colombia Internacional | Universidad de los Andes (@Uniandes) | Facultad de Ciencias Sociales (@facisouniandes) | Bogotá | COLOMBIA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 187, 194 a 200 y de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.

Enlace HTML.



Imágenes de los presidentes Correa, Uribe y Santos, colocados en el orden de cita en el apartado de análisis de sus discursos incluido en este post.


«RESUMEN

»Objetivo/contexto: Este artículo analiza y compara la dimensión ideológica de los discursos y las políticas anticorrupción en Colombia durante las presidencias de Álvaro Uribe (2002-2010) y Juan Manuel Santos (2010-2018) y en Ecuador durante la presidencia de Rafael Correa (2007-2017).

»Metodología: Desarrollamos un análisis ideológico de los discursos anticorrupción combinando el marco teórico de Laclau y Mouffe sobre el análisis de discurso con el análisis morfológico de las ideologías desarrollado por Michael Freeden. Utilizamos este marco teórico para analizar de manera cualitativa y cuantitativa los discursos y las políticas anticorrupción.

»Conclusiones: En el caso de Colombia, el discurso anticorrupción de los presidentes Uribe y Santos (2002-2018) legitimó un orden neoliberal a través de la articulación de la corrupción como un fenómeno que pertenece principalmente a la esfera pública. El gobierno Correa (2007-2017), por otro lado, ubicó la corrupción especialmente en el sector privado. Por lo tanto, su discurso anticorrupción sirvió para resistir al régimen neoliberal y legitimar la ideología del socialismo del siglo XXI.

»Originalidad: Existen muy pocos artículos que desentrañan la dimensión ideológica de los discursos y las políticas anticorrupción. Este texto busca llenar este vacío utilizando un marco teórico innovador que nos permite identificar cómo las políticas y discursos anticorrupción sirven para legitimar e implementar una ideología política.

»Este artículo es producto del proyecto de investigación Un Análisis Crítico de los Discursos Anticorrupción en Colombia, 1992-2016, financiado por la Universidad de Antioquia.



»DISCURSOS PRESIDENCIALES SOBRE LA CORRUPCIÓN EN COLOMBIA Y ECUADOR: CORRUPCIÓN PÚBLICA VS. CORRUPCIÓN PRIVADA

»Hay dos momentos que permiten identificar la divergencia de las articulaciones anticorrupción entre Colombia y Ecuador.

»Primero, la ubicación de la corrupción: en la articulación uribista y santista, la corrupción se encuentra principalmente en el sector público, mientras que en el discurso de Correa, la corrupción se articula sobre todo como un problema del sector privado y de la sociedad en general.

»Segundo, la definición de la corrupción. En el discurso de Uribe y Santos, la corrupción se define en términos de desvío o abuso de los recursos públicos, mientras que en el discurso de Correa se identifica con el triunfo del interés privado sobre el interés público. Esta última es una definición más amplia y más política de la corrupción que permite su identificación como un fenómeno del sector privado per se.



»Rafael Correa: la corrupción del sector privado

»Para Correa (2010b), en la sociedad ecuatoriana existía una corrupción generalizada que se encontraba “tanto en el sector público cuanto en el privado” (17). En este sentido, para él la corrupción no se podría identificar solamente con el sector público.

»Al contrario, los casos más graves de corrupción estaban en el sector privado:

»“Dicen que la corrupción está en el sector público, en el Estado. Pura ideología. Los más grandes saqueadores de este país se llaman hermanos Isaías, sector privado [...] En el caso de la refinería [Esmeralda], ya descubrimos que el jefe de la mafia es abogado de los Isaías y abogado de Odebrecht, hoy fugado. Eso también era sector privado” (2017, 4).

»La corrupción que más daño le hacía a Ecuador se encontraba en el sector privado, y especialmente en el sector financiero. El ejemplo típico de la corrupción en ese sector, según Correa (2016a), eran los paraísos fiscales que en esencia eran una forma de corrupción legal:

»“Los paraísos fiscales constituyen una de las peores aberraciones del actual orden mundial, por las nefastas consecuencias que producen en la economía planetaria, ya que estos significan evasión fiscal, fomento del crimen organizado y del narcotráfico e incluso sostén del terrorismo. En definitiva, corrupción”. (1)

»Para Correa (2016b), los paraísos fiscales les costaban miles de millones de dólares a la economía ecuatoriana y al presupuesto público: “Se calcula que existen 30.000 millones de dólares de ecuatorianos en esos paraísos fiscales, donde el capital no tiene rostro ni responsabilidad” (16).

»Se trata de una corrupción que se exacerbaba “por modelos, políticas y doctrinas que ensalzaron el egoísmo, la competencia y la avaricia como el motor del desarrollo social” (Correa 2008, 6). Desde esta perspectiva, la corrupción aumentó y se generalizó, no solamente por el contexto social y cultural de Ecuador, sino también porque el “modelo neoliberal estaba podrido y fomentó la corrupción, porque muchos querían ser millonarios cuanto antes” (17).

»Los valores neoliberales del egoísmo y la avaricia estimularon una mentalidad de enriquecimiento “con el menor esfuerzo, lo que solo se consigue robando o en actividades ilícitas, repudiables, a costa de la salud social, sobre la miseria de millones” (Correa 2009a, 18). Era esta misma mentalidad la que, según Correa, explicaba la corrupción que seguía ocurriendo bajo su gobierno. Era una corrupción originada por “la adoración al dinero”, que el mismo neoliberalismo había alimentado (2017, 5).

»La corrupción neoliberal consistía en la captura del Estado por intereses poderosos financieros y bancarios que, “cuando ganaban, privatizaban las ganancias, pero cuando perdían socializaban las pérdidas” (Correa 2012a, p. 5).

»Correa preguntaba de manera retórica: “¿Acaso no es corrupción la existencia de leyes absurdas como la Ley de Transparencia Fiscal, que limita cualquier gasto, menos el servicio de la deuda?” (2007, 8). Por lo tanto, la Revolución Ciudadana que él lideraba implicaba que en Ecuador “se acabó el imperio de la banca, más aún, el imperio de la banca corrupta” (2009b, 30).

»Ecuador se libró de instituciones financiaras como el Fondo Monetario y el Banco Mundial, “los poderes fácticos, los corruptos de siempre, dictando la historia del Ecuador” (2012b, 6). Además de la corrupción en el sector financiero, Correa (2016c) también denunciaba la corrupción en el sector mediático que, para él, no era más que una extensión de los intereses económicos de sus dueños que, “con su prensa corrupta, generan una serie de desinformación, de rumores, de manipulación” (4).

»La corrupción de los medios de comunicación consistía en la desinformación que producían para servir a los intereses de sus dueños, de “negocios privados, no pocas veces corruptos, frecuentemente con claros conflictos de intereses, que han lucrado de su poder mediático y que cotidianamente secuestran la verdad y pretenden secuestrar también hasta nuestras democracias” (2013, 17). Aquí la corrupción consistía en el abuso del poder mediático, en la mentira, la desinformación y la manipulación.

»Es importante aclarar que la corrupción en el discurso de Correa no se situaba solamente en el sector privado. Él reconocía que es fundamental “que se investigue, que se sancione a los corruptos de la esfera pública”. Sin embargo, también consideraba “de vital importancia, que se investigue y sancione el enriquecimiento injustificado en la esfera privada, así como es y debe ser en la esfera pública” (2011, 5).

»La corrupción como enriquecimiento injustificado abarcaba una serie de fenómenos que iban desde no pagar impuestos, no formalizar a los trabajadores hasta la desinformación del público para proteger intereses privados:

»“Hay que entender, que corrupto también es el que no paga impuestos [...] Corrupto es aquel empresario que no afilia a sus trabajadores a la seguridad social [...] Corruptos son los políticos que usan el poder, no para servir, sino para servirse de él; la prensa, que no informa sino que manipula en función de intereses privados [...]” (2011, 3-4).

»Desde esta perspectiva, la corrupción era un fenómeno mucho más amplio que la coima o el soborno. Implicaba subordinar el interés general a intereses particulares o de una minoría (como una élite, oligarquía o clase social). Por lo tanto, incluía fenómenos tan diversos como la evasión fiscal, el abuso del poder público, la manipulación de la información por la prensa privada y la violación de los derechos de trabajadores, que se encontraban tanto en la esfera pública como en la privada.



»Álvaro Uribe: la corrupción de lo público

»A diferencia del discurso de Rafael Correa, en el discurso de Álvaro Uribe la corrupción era un fenómeno que se encontraba casi exclusivamente en el sector público. El concepto aparece en conexión con la politiquería y el clientelismo que desviaba y malgastaba los recursos públicos. Uribe preguntaba de manera retórica: “¿para qué es la platica [dinero] del Estado? ¿Para formar, para instruir o para derrocharla en corrupción, en politiquería, en clientelismo?” (Uribe 2004b, 5).

»El problema era que el Estado colombiano gastaba “mucho en politiquería y es muy avaro en lo social” (2002, 4). Como parte de los logros en su lucha contra la corrupción, Uribe mencionaba con orgullo que su gobierno no había “adjudicado un solo peso de auxilios parlamentarios [...] este Gobierno no ha hecho un solo pacto debajo de la mesa para cambiar partidas oficiales por apoyos al Gobierno” (2005a, 4).

»Aunque Uribe nunca definía de manera explícita ni la politiquería ni el clientelismo, lo que se entiende claramente en su discurso es que eran formas de corrupción que tenían que ver con el sector público. Eran fenómenos relacionados con las empresas públicas, la contratación estatal y la captura del Estado por intereses políticos centrales y regionales, por intereses burocráticos o por el Ejecutivo que utiliza el presupuesto público para comprar apoyo político.

»Muchas de las reformas que su gobierno propuso en el Referendo contra la Politiquería y la Corrupción del 2003 intentaban eliminar los auxilios parlamentarios; las suplencias de los congresistas, diputados y concejales, y reducir los gastos estatales que el Ejecutivo utilizaba para comprar el apoyo de los congresistas, lo que en Colombia a veces se conoce como “mermelada” (“El Referendo” 2002). La lucha anticorrupción en el discurso de Uribe se equipara a una batalla para parar el robo, el abuso y la desviación del dinero público a través del clientelismo, la politiquería y los gastos burocráticos:

»“Si algo nos hemos propuesto en Colombia es derrotar la corrupción y derrotar el clientelismo, el clientelismo y el burocratismo han sido unos factores de gasto público [...] [que] han desviado recursos” (2004e, 3).

»Lo que es difícil de encontrar en este discurso es la conexión entre el clientelismo y la politiquería con el sector privado. El sector privado no solamente no tiene nada que ver con estos problemas, sino que ofrece la solución. La privatización de las empresas estatales de distribución de energía es “un gran camino para superar corrupción y para superar clientelismo y para superar costos burocráticos que demandaban cuantiosas inversiones del Estado que no le llegaban al público” (2005b, 7).

»Dada la ausencia de corrupción en el sector privado, la alianza con este era importante en la lucha anticorrupción. Por esto, Uribe alababa ejemplos como el del Fondo Social de las Comunicaciones, por ser “una gran alianza público-privada en esta materia que mucho ayuda para avanzar en conectividad y mucho ayuda para avanzar en la lucha contra la corrupción” (2010).

»En este sentido, el sector privado era importante para derrotar la corrupción y por eso, “en la actividad privada, hay que imponer la transparencia. De lo contrario no se construye credibilidad” (2004a, 7). Es interesante notar que cuando habla del sector privado per se, Uribe enfatiza la necesidad de transparencia más que la eliminación de la corrupción, dado que este fenómeno se ubicaba principalmente en el sector público.

»En el discurso de Uribe el sector privado y la corrupción no están muy relacionados, porque tiene a este sector en muy alta estima, dado que no es solamente la fuente de crecimiento y desarrollo económico, sino también: “digna de aplauso por su compromiso social” (2005c, 4). Según Uribe, el alto cargo fiscal de seguridad social que pagaban las empresas colombianas reflejaba su “inmensa responsabilidad social” (2005c, 4).

»En esta lógica, el sector privado no era una fuente de corrupción sino una víctima de tal fenómeno, porque le tocaba soportar políticas sociales que no se cumplían por la corrupción del sector público. Uribe argumentaba que un país como Colombia, que tiene una gran falta de “inversión y que todavía requiere un índice superior de confianza, no puede recargarlo todo en los empresarios” (2003a, 4).

»A diferencia del sector privado que se caracterizaba por su eficiencia y compromiso social, el sector público se estaba acabando “por la corrupción, por el exceso de cargas burocráticas y prestacionales” (2004d, 10). Por lo tanto, el enfoque anticorrupción recaía sobre este sector con el fin de parar “todo ese derroche del Estado, para que la platica rinda para la inversión” (2003b, 2).

»Entonces, cuando Uribe mencionaba la corrupción, de manera implícita o explícita hablaba de la corrupción administrativa. Según él, los grupos ilegales se habían robado los recursos públicos a través “de la corrupción administrativa” (2006, 4). Declaraba que su gobierno ofrecía “todo el apoyo a la administración de justicia, para que derrotemos la corrupción administrativa” (2006, 4). Su gobierno tenía una determinación clara “contra los agentes del terrorismo, del narcotráfico, la corrupción administrativa [...] el despilfarro y el clientelismo” (2003c, 2).

»Desde esta perspectiva, la corrupción es una forma “que ha servido para privatizar el poder público y los recursos colectivos” (2004c, 2).



»Juan Manuel Santos: la corrupción público-privada

»Para Santos, la corrupción era un fenómeno que tenía que ver principalmente con el sector público, en general, y con el Estado, en particular. Esto se refleja bien en la manera como él presentaba la lucha anticorrupción:

»“El segundo propósito es una bandera de este gobierno: la lucha frontal contra la corrupción, particularmente, en materia de contratación estatal. [...] Pocas cosas indignan más que el vil robo de recursos públicos, a manos de personas en las que depositamos nuestra confianz”. (Santos 2017c)

»Es decir, la corrupción consistía esencialmente en el robo de los recursos por funcionarios públicos (“personas en las que depositamos nuestra confianza”). Aunque este robo puede involucrar a particulares, es un proceso que siempre implica a funcionarios públicos. Por lo tanto, en el discurso de Santos, la corrupción se define a menudo como el abuso del poder por parte de los funcionarios públicos. Según él:

»“Cada vez que un funcionario abusa de su poder para usurpar recursos públicos, pone en riesgo el bienestar de los ciudadanos y atenta contra sus derechos fundamentales. Por eso la corrupción es uno de los peores males, peores crímenes” (2016a).

»La identificación de la corrupción con el sector público estaba tan presente en el discurso de Santos que él articulaba la lucha contra la corrupción esencialmente como un esfuerzo para depurar el Estado:

»“No hay herramienta más efectiva que el foco de la opinión pública, el foco de los ciudadanos sobre las acciones del Estado para evitar la corrupción” (2017a).

»Por lo tanto, como su antecesor, Santos también se enfocó en el mejoramiento de la contratación estatal como parte de su estrategia anticorrupción. En este contexto, su gobierno desarrolló:

»“Una ley de gestión de intereses con el Estado, que todos tengamos claridad, qué intereses tienen con el Estado quienes están trabajando, un estatuto de probidad, una ley de pliegos tipo, ya hemos establecido en muchos de los contratos y de las obras unos contratos tipo, pero vamos a hacer eso obligatorio sobre todo para las entidades regionales y municipales”. (2017b)

»Otras medidas anticorrupción de Santos tenían que ver en su mayoría con la reforma del sector público en general y de las instituciones estatales en particular:

»“Eliminamos, liquidamos o transformamos entidades que estaban plagadas de corrupción, como el INCO [Instituto Nacional de Concesiones], INGEOMINAS [Instituto Nacional de Investigaciones Geológico-Mineras], el DAS [Departamento Administrativo de Seguridad], Caprecom [Caja de Previsión Social de Comunicaciones] o el Seguro Social, entre muchas otras” (2016b).

»Lo anterior no quiere decir que Santos ignorara completamente la corrupción como un problema del sector privado. A diferencia de Uribe, él reconocía que este problema no involucraba solamente al funcionario público: “[...] pues bien, en Colombia también tenemos dos enemigos: el hombre que compra a otro y el que se deja comprar. Sabemos muy bien que la corrupción tiene dos puntas: el funcionario y el particular” (2011). Por esta razón, declaraba que “el sector privado debe jugar un papel protagónico para reducir la corrupción dentro de las mismas empresas y generar esquemas de auto regulación para prevenir el soborno” (2011).

»La corrupción era un fenómeno que no solo se engendraba en el sector público sino que también tenía raíces en el sector privado, por lo tanto, algunas de las medidas anticorrupción de Santos apuntaban a este, “como el proyecto hacia la integridad en el sector privado, en asocio con las Naciones Unidas, el cual busca prevenir la corrupción en el mundo empresarial” (2015). Otras medidas anticorrupción eran “castigos más severos para delitos como la corrupción privada, la evasión fiscal, el enriquecimiento ilícito, el soborno y [...] el soborno transnacional” (2018).

»Todas las medidas anteriores muestran que, en el discurso de Santos, la corrupción era un fenómeno que se ubicaba también en el sector privado. Sin embargo, es interesante notar que cuando Santos hablaba de la corrupción en el sector privado, en realidad estaba hablando de la corrupción público-privada. Definía como corrupción la colusión entre actores privados que socava la competencia en el mercado estatal de las compras públicas: “La corrupción es cuando se ponen de acuerdo los que están compitiendo para que se le asigne a uno o a otro en forma fraudulenta, porque la información que se da no es la real” (2017e).

»Cuando Santos hablaba de la misma práctica de colusión, pero en el mercado privado, por ejemplo las prácticas de carteles en las que los actores privados coluden para fijar precios, el concepto de corrupción desaparecía. En lugar de la corrupción, Santos aquí hablaba de “prácticas nocivas”:

»“Una de nuestras principales tareas ha sido desarticular las prácticas nocivas que atenten contra esa libre competencia. [...] hemos podido desmantelar carteles entre competidores como el de los pañales, el papel higiénico, las subastas ganaderas, la seguridad privada y el azúcar”. (2017e, 3; énfasis añadido)

»La misma práctica de colusión, la actividad de concordar el precio, se transforma de “corrupción” a “prácticas nocivas” cuando no está involucrado el sector público. Esto implica que la corrupción, incluso cuando se ubica en el sector privado, tiene que ver de manera directa o indirecta con el sector público. Una articulación de la corrupción como un fenómeno que es inherente al sector privado, como los paraísos fiscales o las practicas oligopólicas, es algo difícil de encontrar en los discursos de Santos.



»CONCLUSIÓN

»Este artículo ha mostrado que, en sus discursos presidenciales y políticas anticorrupción, Uribe y Santos, a pesar de sus diferencias, entendían la corrupción como un problema perteneciente al sector público.

»Rafael Correa, por otro lado, la consideraba como un fenómeno que, aunque se encontraba en el sector público, estaba más presente en el sector privado. Esta discrepancia no respondía a diferentes problemáticas o percepciones de corrupción entre los dos países. Colombia y Ecuador sostenían similares niveles de corrupción y de percepción de corrupción en el sector público y privado durante estas presidencias.

»La variación en la articulación de la corrupción reflejaba las distintas ideologías de los gobiernos de Uribe, Santos y Correa, más que diferencias en niveles y percepciones de corrupción entre Colombia y Ecuador.

»La ideología neoliberal de los gobiernos de Uribe y Santos, con su énfasis en el sector privado y el mercado como la fuente principal del desarrollo económico-social, asignaba la corrupción al sector público o a la relación público-privada. Los gobiernos de Correa, con su énfasis en el Estado y el sector público como fuentes de progreso y justicia social, localizaban la corrupción principalmente en el sector privado, aunque también reconocían su existencia en el sector público.

»Es importante resaltar aquí que la relación entre los discursos anticorrupción y la ideología política que los informa es mucho más simbiótica de lo que hemos argumentado hasta ahora. Es decir, los discursos anticorrupción no solamente reflejan ciertas ideologías, sino que también las constituyen.

»Como Gupta (1995) ha notado en el caso de India: “El discurso de la corrupción resulta ser un espacio clave a través del cual el estado, los ciudadanos, y otras organizaciones y agregaciones se pueden imaginar” (376).

»Por lo tanto, la ubicación de la corrupción principalmente en el sector público, en los discursos de Uribe y Santos, y en el sector privado, en los discursos de Correa, no era un simple reflejo de sus ideologías sino un elemento central de su construcción. En otras palabras, fue en parte a través de la identificación discursiva de la corrupción con el sector público como Uribe pudo justificar la expansión del mercado a través de políticas neoliberales de desregulación y privatización.

»De la misma manera, fue en parte a través de la identificación de la corrupción con el sector privado que Correa logró justificar la expansión e intervención del Estado y del sector público en general. En este sentido, los discursos anticorrupción son discursos esencialmente ideológicos».



enero 10, 2022

«Más que nunca somos culturas en las que se habla para convencer, conmover, engañar, vender, seducir; todo eso está muy estudiado por los lingüistas, lógicos, retóricos, dialécticos, publicistas. Pero no tenemos una idea social de lo que significa escuchar»


Fabrizio Mejía Madrid (@fabriziomejia)
«Escuchar»
Proceso (@revistaproceso)



Viñeta de Gonzalo Rocha.


«Unos 300 años antes de nuestra era, Zeno escribió: “La razón por la que tenemos dos oídos y una sola boca es que debemos escuchar el doble de lo que hablamos”. Hablamos mucho del derecho a decir, publicar, expresarnos, pero la otra parte de la ecuación comunicativa parece borrada. ¿Hay un derecho a escuchar?

»Más que nunca somos culturas en las que se habla para convencer, conmover, engañar, vender, seducir; todo eso está muy estudiado por los lingüistas, lógicos, retóricos, dialécticos, publicistas. Pero no tenemos una idea social de lo que significa escuchar.

»La libertad de expresión –que ahora incluye mentiras, insultos, motes– se defiende al grado de reivindicar el derecho de cualquiera a gritar “¡fuego!” en un cine a salvo. El dueño de Facebook, ante un tribunal, no tuvo rubor alguno al aceptar que su plataforma publica mentiras pagadas. Su argumento: la libertad de expresión. Pero ¿qué papel social puede tener el escuchar cuando todo el mundo reivindica su derecho a hablar?


»Escuchar tuvo una larga historia en el paso de una cultura oral hasta la escrita. Dos mil 400 años antes de Cristo, el egipcio Ptah-Hotep nos dejó varios consejos sobre ello:

»“Aquel que lidera debe escuchar con calma el discurso de alguien que suplica. No podrá concederle todo lo que se pide, pero un buen escucha le aliviará el corazón”. O, este: “En cuanto al tonto que no escuchará, no hay nadie que pueda hacer nada por él. Considera el conocimiento como ignorancia y lo que es beneficioso como algo dañino; él hace todo odioso, de modo que los hombres están enojados con él todos los días. Él vive de eso por lo que los hombres mueren, y distorsionar lo dicho es su comida”.

»Hay, por supuesto, una diferencia entre oír y escuchar que tiene implicaciones para la disposición con que lo hacemos. Escuchar es la postura moral de quien espera para hablar, no su turno en una charla, sino entender a quién está haciendo uso de la palabra. Como decían los hebreos, la primera estación de la sabiduría es el silencio; la segunda, escuchar. “El que habla, siembra. El que escucha, cosecha”, dicen los proverbios de la Biblia.

»Se trata no solo de oír, que sería una condición anatómica, sino de escuchar, lo que involucra, según Heráclito, al corazón. Escuchar es abrir el adentro y dejar que las palabras del otro lo inunden a uno, reunirlas según nuestros conocimientos, y darles un sentido.

»Plutarco escribió el primer ensayo completo sobre el escuchar. Lo redactó para sus alumnos a los que, incluso, pidió respetar la postura del oyente: “sentarse erguidos, mirar directamente al hablante, mantener una actitud de atención activa y una serenidad de semblante libre de cualquier expresión, no solo arrogancia o disgusto, sino incluso de otros pensamientos y preocupaciones”. Pidió, también, respetar los turnos para no interrumpir al hablante:

»“Es como cuando un invitado bien educado en la cena tiene una función que desempeñar, mucho más un oyente; porque él es un participante en el discurso y un compañero de trabajo con el hablante, y no debe examinar rigurosamente los pequeños resbalones del orador, aplicando su crítica a cada palabra y acción, mientras que él mismo, sin estar sujeto a ninguna crítica, actúa despiadadamente y comete muchas irregularidades en la forma de escuchar”.

»Un mal orador cometerá errores al conjugar, dar una fecha, contar una historia. Un mal oyente lo hará si interrumpe a su interlocutor para señalarle los errores antes de que él mismo pueda aclararse el sentido de lo que dice.

»Aristóteles, un ferviente de que la sabiduría provenía del diálogo y no del simple intercambio de prejuicios, en el final de Tópicos, advierte sobre no discutir con un mal oyente: “No hay que disputar de buenas a primeras con cualesquiera individuos: pues necesariamente resultará en una mala conversación; y, en efecto, los que se ejercitan así son incapaces de evitar el discutir contenciosamente”.

»Así, la disposición a comprender al que habla es indispensable para escuchar. En nuestro actual espacio público parece que escuchar ya no importa: solo es tomar turnos para reiterar lo que creíamos antes de comenzar el diálogo.

»Lo problemático de no escuchar es que se llega más rápido al insulto que al argumento y que el diálogo que consiste en la construcción de un sentido en común se pierde por las ansias de tener de antemano la razón, la verdad. La idea de hablar para conquistar no requiere de un escucha. Si lo necesita el diálogo como una disposición a aceptar no solo los argumentos del interlocutor sino la forma en que lo expresa, tratando en todo momento de entender desde dónde habla, el mundo cultural que supone lo que habla, la emoción desde la que parte, y no solo lo que dice.

»En 1923, el austriaco Martin Buber publica Yo y Tú, un ensayo sobre la relación que debe producirse entre dos seres interactuando y no, como en el caso de los amos y esclavos, con uno de ellos convertido en una cosa. Como admirador de Hermann Broch y erudito en temas religiosos, Buber propuso sustituir el culto a uno mismo por el culto al prójimo.

»Ese otro de la ecuación de la convivencia es mi interlocutor porque tenemos algo en común: somos vulnerables. La realidad, según Buber, era lo que existía entre dos dialogantes, no cada uno por separado. De hecho, cuando se fue a vivir a Israel en 1938, se puso del lado de los árabes y se opuso a que fueran despojados de sus tierras. “Lo que hay en medio de nosotros es una herida –escribió–, solo curándola puede decirse que hicimos un lugar para Dios”. La idea del oyente abierto de Buber sirvió a Freud para plantear la escucha como herramienta de sus terapias.

»Ferdinand Ebner, otro vienés, tomó esa misma lucha contra el Yo aislado: “la preponderancia de un sujeto que solo habla consigo mismo engendra el antisemitismo y la misoginia”, sentenció en La palabra y las realidades inmateriales (1923). Para Ebner, un católico conservador, Dios había otorgado el habla al hombre porque era un eterno oyente: “la comunión no es otra cosa que escribirle a un tú”.

»Así como otros filósofos habían tratado de encontrar a Dios en el silencio, Ebner, que fue tan solo un maestro de primaria, trató de hallarlo en el lenguaje humano, más exactamente, en el habla cara a cara, “ahí donde se abre el corazón”.

»De lo que hablamos cuando hablamos de escuchar es de la disposición a construir un sentido con el otro a partir de estar dispuesto a recibir sus mensajes. Entre los terapeutas, esa disposición es a escuchar sin juzgar.

»Entre los hablantes usuales hay dos formas de escuchar: hacerlo para recibir hechos, cifras, verdades, cantidades. Y la llamada “escucha creativa”, que no es más que una conversación de esas, entre amigos, que va llevando de un tema a otro, por la diversión y el placer de divagar. En cualquiera de las dos formas de escuchar, hay talento en ello, como lo hay en la oratoria: atención al orador, a sus movimientos, a no interrumpirlo hasta que haya terminado su idea o historia, a hacerle preguntas en una forma no contenciosa, a reflejarse en lo dicho o hacer un resumen, no responderle con prejuicios ni con interpretaciones a lo que no dijo.

»La falta de atención o el desdén por el orador significan que no se le escucha, sino que se le está juzgando antes de que alcance a expresarse. Al que escucha nuestra cultura visual le ve como débil porque, por una parte, no está haciendo algo, sino quieto y asertivo, y por otro lado, no está buscando el control sobre la lógica, los argumentos y la expresión emotiva. El que escucha está tendiendo un puente para crear ese “entre” que decía Buber del Yo y el Tú. No busca tener la razón ni la verdad. Busca entender y, en el mejor de los casos, poder juzgar, sopesar. Atender, escuchar, comprender y, solo entonces, responder.

»Freud retomó esas ideas para elaborar su técnica de “atención flotante”, en la que no es necesario tomar notas o tratar de interpretar todo del hablante, sino dejarse llevar por la escucha como en una charla. Escribió: “Si nos dejamos llevar por nuestras esperanzas correremos el peligro de no descubrir jamás sino lo que ya sabemos; y si nos guiamos por nuestras tendencias, falsearemos seguramente la posible percepción. No debemos olvidar que en la mayoría de los análisis oímos del enfermo cosas cuya significación solo a posteriori descubrimos”.

»Así deberíamos de aprender a escuchar como cultura: sin buscar en el otro nuestros propios prejuicios, sino encontrarnos con ellos en el medio».


.../... Lee todo en Proceso



enero 04, 2022

«Las dificultades del lenguaje semántico, gramatical o prosódico generan grandes problemas para entender o hacernos entender. Incluso el aprendizaje de las lenguas requiere del interlocutor: es necesario observar la cara del otro»



Luis Ignacio Brusco (@IgnacioBrusco, @UBAonline @CONICETDialoga)
«Neurociencia del diálogo: instrumento social»
BAE Negocios (@BAENegocios)



«El diálogo es un instrumento que a través del lenguaje intersubjetivo sirve como base de la conducta social del humano. Es decir, comunicar ideas al otro, como interlocutor, si bien el pensamiento como idea constituye otro tipo de idioma, que es interno y utiliza otros paradigmas y sectores del sistema nervioso. Sin embargo, la ideación necesita de este instrumento para comunicar al otro. El diálogo, si bien retrasa la funcionalidad del pensamiento, permite engranar las ideas a través de códigos específicos de cada idioma pero también de otros componentes universales que se encuentran diseminados en todos los continentes y etnias.

»Pues requiere de una estructura más compleja que la gramatical para entendimiento del otro que le otorga peso social, si no carecería totalmente de valor sin la comprensión del interlocutor. Esta funcionalidad es necesaria para el contexto grupal y las relaciones humanas. Este dialogo es esencial para la transmisión de información aprendida y mejorada, como proceso de construcción acumulativo de la cultura, que puede redundar en el crecimiento intelectual e incluso en el crecimiento cerebral en el contexto de la mayor acumulación de información y tecnología. El entendimiento lingüístico entre personas y grupos será esencial en la base de este difícil proceso.

»En ese contexto el lenguaje requerirá de significantes como palabras y de una estructura que la administre (gramaticalidad), sumado a una musicalidad (prosodia) y de tiempos que lo regulen.

»Por ejemplo aplicaría “un silencio vale más que mil palabras”. Expresando dudas o también al espacio de reflexión acaecido entre interlocutores que dialogan. Tendrá diferentes fuerzas funcionales que mantendrán estructurada la conversación. Los especialistas Mark Dingemanse y Nick Enfield del Departamento de Lenguaje y Cognición del Instituto Max Planck de Psicolingüística de Nimega plantean que se requieren de “Turnos” (pensamiento, espera para hablar, y prevención de lo que probablemente nos dirán), “Aclaraciones” (pedido de aclaraciones) y “Enmienda” (correcciones que hacemos sobre la compatibilidad discurso-ideas) para hacernos aclarar.

»Quienes escuchan podrán también interpretar la originalidad por el acento, diferenciar preguntas de exclamaciones, admiraciones u ofensas a través de las prosodias. Aún sin incluir la complejidad de la calidad de la expresión semántica de las palabras; que por cierto puede variar complejizando el entendimiento. Es decir la música del lenguaje interviene en la comunicación como una reguladora del entendimiento. Esa musicalidad puede perderse en algunas enfermedades neurológicas que afecten centros musicales del cerebro, generando una “disprosodias” de expresión o de compresión, cuando se alteran áreas similares a las del lenguaje, pero que se encuentran del sector derecho del cerebro (no dominante en diestros).

»Las dificultades del lenguaje semántico, gramatical o prosódico generan grandes problemas para entender o hacernos entender, pudiendo incluso quedar enmascarado lo semántico (ideas). Incluso el aprendizaje de las lenguas requiere del interlocutor: es necesario observar la cara del otro. Posiblemente con gran colaboración de las neuronas en espejo, funcionales en el aprendizaje práxico-gestual interpersonal. Existiría así una intensa relación entre aprender el lenguaje con la cara del otro, tanto desde lo motor y lo empático.

»El grupo de Tanya Stivers (también del Max Planck y de Enfield) plantea que se requieren de tiempos en los diálogos. Son intervenciones que utilizan temporalidad, espera y turno para establecer cada comunicación, cumpliendo una funcionalidad social tácita del lenguaje que pareciera ser universal y que se repite en diferentes idiomas y etnias; pues se repiten en decenas de idiomas, diferentes regiones, etnias, continentes y estructuras gramaticales.

»Dingemanse y Enfield plantean que existe en promedio una interrupción del diálogo por minuto. Por lo general lo más frecuente es encontrar una palabra corta y económica como la palabra “¿Eh?” y “¿Huh?” en español o en inglés respectivamente, fonemas que establecen la interrupción de una conversación a la espera de una aclaración. Otra funcionalidad trascendente en pos del acuerdo social del Homo Sapiens.

»Existe así en las estructuras del diálogo este instrumento muy importante que es la temporalidad. Situaciones temporales son centrales para el entendimiento del otro. Por ejemplo, un mínimo silencio más largo de lo acostumbrado entre pregunta y respuesta puede implicar desaprobación o enojo.

»Pasamos la mitad de nuestra vida de vigilia en actividad social. El lenguaje corresponde a un instrumento clave para la capacidad gregaria según plantean Stivers y Enfield, autores que han estudiado decenas de diálogos en diferentes regiones. Presenta procesos universales que si bien aprendidos vendrían como una base funcional común en humanos. En cuanto a la espera en la respuesta es sugestivo, que se produce promedio en 200 milisegundos (es decir 0.2 segundos para responder), como un componente estructural normal. Durante este mínimo tiempo que es muy corto vamos pensando la respuesta. Es decir pensamos la respuesta mientras el otro habla.

»Pero si esos 200 milisegundos pasan a ser 500 (lo que sería medio segundo), la respuesta en un diálogo puede ser sospechable de falaz o que existiera algún tipo de duda o falta de sinceridad en lo respondido. Esto ha sido probado en diferentes idiomas, donde se observan características similares sobre la apreciación subjetiva de la temporalidad de la respuesta durante una conversación.

»Existen otros diálogos diferentes y específicos, por ejemplo cuando un orador expone una conferencia. Dice el fenomenólogo Alfred Schutz, que mientras habla el orador todos lo escucharan en forma coetánea, excepto él mismo que se pensara con un mínimo de retraso, pero cuando ya ha hablado. Dependiendo entonces de la memoria de trabajo o inmediata que genera lo que se conoce como “Bucle Fonológico” es decir el “hilo del pensamiento-lenguaje” mientras hablamos.

»Otro de los diálogos singulares es el que se observa en los niños pequeños normales, especialmente en edad preescolar; cuando establecen jugando charlas en voz alta. Muchos especialistas plantean que se basaría en una especie de prueba de ensayo error para la maduración de un diálogo adulto.

»Durante un diálogo primero sucede la idea en las cortezas cognitivas de asociación como el Lóbulo Prefrontal. Segundo se activan cortezas cerebrales del lenguaje (Wernicke y Broca) y tercero se usarán instancias cerebrales de lo social, como la Corteza Cingulada Posterior, la Amígdala que emociona y empatiza, y la corteza del Precuneo que activa funcionalidad sensorial de integración y contexto interno-externo (self y cognición social). Todas estas áreas se prenden en Resonancia Magnética Nuclear de cerebro en el contexto del diálogo social y se activan aún si se imagina una conversación.

»El diálogo es entonces un instrumento de lo social, se convierte en un proceso clave y universal del Homo Sapiens, como un acuerdo grupal inconsciente. Pudiendo a través del mismo desgranar ideas, pensamientos y premisas ocultas; pero que se contextualizan en la necesidad y el momento de la transmisión. Sirve para acuerdos y desacuerdos, y para la transmisión de la cultura siendo un componente central de la conducta gregaria».


.../... Lee todo en BAE Negocios