julio 26, 2024

¿La mejor forma para enseñar el lenguaje es desde los esquemas cognitivos mínimos del habla que son los fonemas y las sílabas?


Jorge V. Andrade, Paola E. Andrade y Diana P. Zumba
«Desarrollo neurobiológico de la conciencia fonológica y su relación con la lectoescritura»

Tejedora, vol. 6, n.º 12 (2023).

Tejedora. Revista Científica y Arbitrada de Ciencias Sociales y Trabajo Social | Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí | Facultad de Ciencias Sociales, Derecho y Bienestar | Carrera de Trabajo Social | | Manabí | ECUADOR

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En Pexels, foto de Caleb Oquendo. Imagen referencial.


Resumen

La lectura y escritura aún requiere aportes para su mejoramiento y es un reto frecuente en la sociedad, sobre todo educativa, lo que hace necesario direccionar la enseñanza desde el cerebro del que aprende. En concordancia con lo señalado, el objetivo principal de esta investigación fue analizar las bases neurobiológicas que intervienen en la conciencia fonológica para el desarrollo de la lectoescritura en estudiantes de educación general básica. Para ello, metodológicamente se utilizó un enfoque de investigación mixta e hibrida, cuyas técnicas de recolección de datos fueron la encuesta a 29 estudiantes, entrevista a 6 padres de familia y a un docente de la Unidad Educativa Ángel Polibio Chaves de la ciudad de Guaranda, provincia Bolívar, Ecuador. Una vez obtenido el diagnóstico, se elaboraron estrategias didácticas que potencian la conciencia fonológica y que, al aplicarlas, revelan que cuando se enriquece el medio donde se desarrollan los niños y se estimula su cerebro, mayor es la conexión y la activación psíquica de los procesos cognitivos y lingüísticos. De ahí que al situar en acción el neuroaprendizaje, es más que suficiente para reducir las dificultades en las habilidades lingüísticas.

Palabras clave: conciencia fonológica, desarrollo neurobiológico, estrategias didácticas, lectoescritura.



Introducción

La lectura y escritura es uno de los temas cruciales en el desarrollo de los aprendizajes sobre todo en los niños, ya que permite adentrarse no solo en la adquisición necesaria para su formación si no que permitirá desenvolverse de la mejor manera a lo largo de su vida. Según Gutiérrez, et al. una de estas habilidades es la conciencia fonológica, como una zona de desarrollo próximo (ZDP) para la adquisición de diversas unidades lingüísticas, así como los procesos que se realizan sobre ella. En este sentido, concluyen que el desarrollo de las habilidades fonológicas no eclosiona de manera innata o cognitiva, sino de una preparación explícita, progresiva y cotidiana que tiene su génesis cuando el aprendiz posee nociones básicas para codificar y decodificar el lenguaje verbal y escrito.

Muñoz et al. encuadran la conciencia fonológica dentro de una capacidad metacognitiva, que se entiende como la destreza para gestionar pensamientos lingüísticos y los segmentos fonémicos del habla, porque no solo es una tarea de percepción, sino de pensamiento y manipulación mental de las distintas unidades del lenguaje. En concordancia con lo señalado, para estos autores hablar de conciencia fonológica es situar en juego la capacidad para reflexionar sobre la propia lengua, desde un conjunto de habilidades que permiten comprender que las palabras están formadas por fonos, los cuales serían el resultado de la instrucción formal en un sistema más alfabetizado, los autores examinaron la transferencia translingüística entre dos idiomas y la capacidad de la lectura, mediante un análisis de regresión lineal, el cual permitió descubrir que del 52 al 54 % la conciencia fonológica desarrolla la exactitud de lectura, el habla y el idioma, mientras que del 17 al 21 % la fluidez de la mismas.

De igual manera, el estudio de Gutiérrez y Díez enfatiza que la conciencia fonológica es una habilidad lingüística, cuya función es reavivar la memoria para acceder a distintos segmentos del lenguaje oral. En este sentido, llama la atención en esta investigación un circuito neuroevolutivo que permite reconocer objetos, gestionar las diversas áreas fonológicas y el aprendizaje de la escritura según el desarrollo evolutivo del niño en las primeras edades. De tal forma que exhiben este circuito desde tres esquemas lingüísticos y un diseño correlacional: pictográfico, donde el niño fotografía ciertas palabras o las imita mediante sus neuronas espejo; fonológico, que permite decodificar las letras en fonemas desde la activación del tálamo y la corteza visual; y el orto simbólico que accede a la identificación de los sonidos de forma rápida y automática para ser plasmados de forma no verbal.

En ese mismo camino, Fresneda y Mediavilla destacan en su investigación un esquema neuroanatómico secuencial basado en la percepción y producción fonológica, que en términos científicos engloban las áreas cerebrales del lenguaje. De ese modo, se limita a explicar que el primer sistema, «percepción fonológica», tiene su asiento biológico en el área de Wernicke, dado que su finalidad es ayudar a comprender el lenguaje desde las dimensiones sonoras. De forma similar, sintetiza que el segundo sistema «producción fonológica», se localiza en el área de Broca encargada de las estructuras grafo-fonológicas, es decir, del lenguaje sonoro a través de melodías. Es aquí donde se planifican y se construyen patrones motores que articulan el habla.

De igual manera, Moscoso et al. deducen que estos dos sistemas fisiológicos se conectan a través de fibras blancas y el sistema léxico-gramatical, que se adhiere con la fonología para dar como resultado la lectoescritura. Esta es una habilidad lingüística que requiere de un conjunto de procesos cognitivos como la memoria, percepción, conciencia grafémica y fonémica que compone el lenguaje verbal para transferirlo a un sistema escritural. También, esta investigación presenta un estado del arte sobre las diversas teorías del aprendizaje y los nuevos aportes de la neurociencia, y propone un programa de actividades para lograr educar con metodologías innovadoras, sus fundamentos teóricos se consideran valiosos, puesto que se apoyan en teorías psicológicas de Freud, Wundt, Vygotsky, Piaget y Klein.

Por añadidura, Feinstein y Sousa aluden que la conciencia fonológica y la lectoescritura son factores indispensables en el desarrollo intelectual, personal y social del ser humano. De ese modo, afirman en sus estudios que estas habilidades necesitan de una previa locución de las estructuras hemisféricas que están conectadas a través de una banda gruesa en forma de listón (cuerpo calloso) y de la estimulación temprana de los cuatro lóbulos: frontal (razonamiento, planificación, la toma de decisiones), el occipital (zonas visuales, el stock de recuerdos), temporal (sonidos, la compresión del habla); y, parietal (estímulos interoceptivos y exteroceptivos).

En función de lo señalado, González et al. advierten que en la medida que se estimule la conciencia fonológica, mayor será el nivel de construcciones: fonológicas, morfológicas, semánticas y lingüísticas que genere una persona para adquirir la lectoescritura, como una habilidad de precisión y velocidad para codificar y decodificar el lenguaje. Pero no solo eso, con el tiempo, se notará que el individuo pasará de aprender a escribir garabatos a tener una compleja adquisición formal del lenguaje. Por ejemplo, a la edad de 6-7 años asimilará el sonido de las vocales, letras y consonantes. A los 7-10 años tendrá la posibilidad de gestionar estructuras lingüísticas, articular prefijos-sufijos y comprender las terminologías multisilábicas. A partir de los 10-12 asemejarán la comprensión de la sintaxis y la forma de las palabras organizadas en oraciones y frases.

Por otra parte, Hurtado (2015) alude que es crucial que los estudiantes desarrollen la conciencia fonológica desde sus niveles lingüísticos, entre ellos: la conciencia léxica, silábica, intrasilábica y fonémica, porque permitirá al estudiante identificar las palabras que estructuran las frases, segmentar las sílabas que componen las palabras, ordenar la posición de consonantes, vocales y la rima de las sílabas. Por ello, analiza la relación de la conciencia fonológica y la lectoescritura desde una aplicación terapéutica. Lo que llama la atención de esta investigación son los instrumentos clínicos que utilizó este autor para analizar algunos procesos periféricos (visuo-auditivos), procesos centrales (inteligencia verbal y escrita) y procesos intermediarios (procesamiento fonético y las bases cognitivas).

Por tanto, la diversidad de las investigaciones mencionadas no solo encamina a reconocer la importancia de la conciencia fonológica y su relación con la lectoescritura, sino que lleva a reflexionar que el aprender tiene estrecha relación desde el cerebro del que aprende, sin soslayar la adaptación y adecuación de métodos usados en el aprendizaje del lenguaje, como el alfabético, fonético, silábico y global, y de actividades como el juego de rimas, las onomatopeyas, los memoramas, la segmentación de sílabas, lectura en voz alta, el dictado, la imitación de pictogramas, entre otros. En relación con lo anterior, y ante estos antecedentes, se planteó el siguiente problema: ¿cómo influye el desarrollo neurobiológico de la conciencia fonológica con relación a la lectoescritura en estudiantes de educación general básica de la Unidad Educativa Ángel Polibio Chaves del cantón Guaranda, provincia Bolívar, Ecuador?



Metodología (materiales y étodos)

En la necesidad de afrontar el problema desde un marco holístico, esta investigación empleó el enfoque mixto, porque genera una mayor aproximación de las variables y teoriza la realidad inmersa en ellas mediante la triangulación metodológica, que aumenta la validez de los resultados y neutraliza la información emitida por las fuentes pertinentes.

En cuanto al diseño de la investigación se utilizó la exploración bibliográfica para reflexionar y comprender el desarrollo de la conciencia fonológica en relación con la lectoescritura desde sus bases neurobiológicas para ello se llevó a efecto una propuesta hibrida de actividades para fortalecer las variables mencionadas.

Por otra parte, este trabajo consideró un estudio explicativo y correlacional. El primero fue útil para descubrir sus causas partiendo de las preguntas de investigación: ¿cómo y por qué los estudiantes tienen problemas en estas habilidades? Y, ¿por qué los docentes carecen de conocimientos sobre el funcionamiento del cerebro? De igual forma, en el segundo estudio se lo aplicó para indagar cómo se relacionan las áreas cerebrales con la conciencia fonológica y la lectoescritura.

Ante la objeción del problema, fue necesario utilizar en la investigación el método inductivo para apreciar las inferencias individuales de la población y luego delimitar sus premisas desde una dimensión normativa, legal y científica. Asimismo, se empleó el método deductivo para transferir y extraer conclusiones de macroprincipios o teorías generales en pensamientos más precisos.

Las técnicas e instrumentos de recolección de datos aplicadas fue una encuesta a 29 estudiantes de 4to año de EGB, paralelo «A» con un cuestionario de preguntas. También se aplicó una entrevista a profundidad a 6 padres de familia y un docente de la Unidad Educativa Ángel Polibio Chaves del cantón Guaranda, provincia Bolívar, Ecuador. La elaboración de los cuestionamientos respondió a los criterios: estimulación del cerebro para desarrollar el lenguaje, áreas cerebrales que intervienen en la lectoescritura, procesos neurobiológicos que permiten el desarrollo de la conciencia fonológica, orientaciones metodológicas empleadas para fortalecer el lenguaje, principales problemas que padecían los estudiantes, entre otros.



Resultados y discusión


En el primer ítem se divisa que el 96,6 % de los estudiantes poseen deficiencias para leer y escribir palabras u oraciones. Ante esta problemática conviene detenerse a pensar que en la esfera educativa y en el ambiente familiar aún existe un desconocimiento de factores eduambientales, neuromadurativos y métodos de enseñanza que superen lo tradicional. Por otra parte, se observa un grupo mínimo equivalente al 3,4 % que aluden no tener ningún problema al realizar actividades de lectoescritura, de manera que sus circuitos neurobiológicos están preestimulados para identificar y plasmar diferentes elementos del lenguaje verbal y no verbal.

En cuanto al reactivo sobre la clasificación y dominio silábico, se observa un 44,8 % de estudiantes que tienen problemas en la articulación de sinfones mixtos, formados por la unión de dos elementos consonánticos seguidos de una vocal. Por debajo y en igual medida hay un 27,6 % de los alumnos que no tienen una correcta comprensión del silabeo directo e inverso de las palabras. Es prudente advertir que este tipo de dificultades se debe a la idea naturalizada de que la mejor forma para enseñar el lenguaje es mediante la memorización de palabras y no desde los esquemas cognitivos más mínimos del habla que son los fonemas y las sílabas.

En lo referente a los recursos empleados para mejorar la lectura y escritura, es notorio en un 89,7 % que los niños emplean materiales físicos para optimizar sus habilidades lingüísticas. Esto se debe a que sus padres limitan el uso de internet en el hogar y otros no cuentan con dispositivos adecuados. Mientras que un 10,3 % prefieren utilizar sitios de internet, porque les permite acceder a herramientas placenteras para reforzar los contenidos aprendidos en el aula.

Respecto al cuarto ítem, relacionado a la perspectiva de los estudiantes sobre los textos que utilizan en clases se obtiene que el 48,3 % de los estudiantes indican que los textos que utilizan sus maestros son interesantes, puesto que están diseñados para responder a sus necesidades e intereses. Mientras que un 41,4 % aluden que son sencillos de leer, pero no son de su agrado. Además, en esta pregunta se observa que el 10,3 % exige un cambio radical de estos recursos textuales, por ser complicados de entender y limitar el desarrollo de sus habilidades lectoras.

Finalmente, en el quinto ítem, es evidente que el 75,9 % de los niños comprenden lo que escuchan, leen y escriben, porque poseen un amplio abanico de habilidades macrolingüísticas. Al contrario de ello, un 24,1 % no siempre logra identificar los sonidos, símbolos o cualquier tipo de información para expresar sus pensamientos. De ahí sus dificultades para captar el contenido de las asignaturas que se imparten en el establecimiento educativo y desarrollar la lectoescritura.




Discusión

Los resultados de este trabajo permiten evidenciar que los docentes poseen un conocimiento básico sobre las zonas neurológicas que desarrollan el lenguaje. Sin embargo, necesitan de un acercamiento conceptual relacionado con la función que desempeñan las áreas de Broca, Wernicke, Luria y Déjerine en el desarrollo de este sistema de comunicación. En este aspecto, la investigación de Mejías coincide con este hallazgo al manifestar que se ha investigado poco sobre este tema principalmente en lo referente a los trastornos del lenguaje a nivel neurológico y propone a los maestros un aporte teórico con procedimientos para asumir la solución a estos problemas. Sin embargo, resalta el poco trabajo educativo en estos aspectos dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje sobre todo en asignaturas como Lengua y Literatura, ya que en la medida que avanza la neurociencia se puede observar un menor interés de los pedagogos para estudiar el cerebro, educar desde su funcionamiento y eliminar sus enseñanzas-modelos tradicionales.

En ese mismo sentido, se puede asumir que la educación virtual causó una serie de dificultades en el aprendizaje sobre todo en el desarrollo de las macrodestrezas lingüísticas de los estudiantes. El trabajo de Ayala & Gaibor confirma este hallazgo al expresar que el confinamiento generó una serie de problemas en el aprestamiento a la lectoescritura. No obstante, a ello se sumó la poca disposición de los padres de familia para apoyar y reforzar los aprendizajes adquiridos por sus hijos y las habilidades lingüísticas de los mismos.

Por otro lado, los resultados referentes al conocimiento general y básico de la conciencia fonológica por parte de los maestros y padres de familia se corresponden con el trabajo de Hernández & Aguilera en donde realiza una propuesta de mejora como un proceso inicial para la lectura lo que permitirá asumir aspectos relacionados al desarrollo del lenguaje que apoyados en los procesos neurobiológicos permitirá un mejor aprendizaje en los estudiantes.



Conclusiones

El desarrollo de las bases neurobiológicas que intervienen en la conciencia fonológica resulta ser de gran importancia para el reconocimiento de unidades mínimas del sonido y para el desarrollo integral de la lectoescritura.

El trabajo para potenciar el lenguaje por medio de una estructura neurocognitiva, y con base en el análisis de esta investigación y los trabajos de autores que aportan en sus bases teóricas y prácticas, determina que el cerebro tiene circuitos visuo-ortográficos que, al unirse con el conocimiento fonético, codifican y decodifican la lectoescritura. Esto constituye un comienzo sobre el cual se edifica el aprendizaje lector y los enunciados textuales.

El aprendizaje y el desarrollo de la lectoescritura requieren de procesos neurobiológicos y de la conciencia fonológica, ya que las personas, cuando se comunican, sitúan en juego estructuras psíquicas relacionadas con: la corteza prefrontal; las áreas de la memoria y el lexicón (hipocampo-hipotálamo); las zonas del lenguaje (Broca, Wernicke, Luria y Déjerine); los esquemas implicados en el placer para leer y escribir (núcleo accumbens, ínsula, amígdala); y las dimensiones motoras (gestos y lenguaje no verbal).




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