octubre 25, 2024

Escolarización y lenguas originarias: de la tradición oral a la escritura y a la función de lengua de alfabetización


Micaela Lorenzotti, Cintia Carrió y Natalia Bas
«Lenguas minorizadas: empoderamiento y escritura de la lengua mocoví (familia Guaycurú, Argentina)»

Lengua y migración, vol. 14, núm. 2 (2022).

Lengua y migración | Universidad de Alcalá | Facultad de Filosofía y Letras | Departamento de Filología, Comunicación y Documentación | Alcalá de Henares | ESPAÑA

Se incluye a continuación el artículo según su edición en PDF. Véanse referencias en la publicación original.
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Personas ataviadas con las tradicionales plumas para festejar el Guaicurú Ñemonde, una celebración anual que conmemora al santo católico Francisco Solano, conocido como «el Taumaturgo del Nuevo Mundo». Foto de Fernando Franceschelli en Última Hora. Los guaicurúes o guaycurúes habitan la zona del Chaco, en los países de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.



RESUMEN

En Argentina, como en América Latina, la problemática de la escritura en lenguas originarias recibe especial atención desde la regulación de la educación intercultural y bilingüe. La discusión sobre el lugar de las lenguas en la escolarización pone en escena la problemática de la escritura: se espera que las lenguas originarias, de tradición oral, adquieran la función de lengua de alfabetización. La lengua es un mecanismo de poder, por lo tanto, la acción de equipar una lengua con un sistema de escritura implica, entre otras decisiones, la de «prestigiar» una variedad sobre otras de manera tal que aquella se instale como variedad estándar. En este artículo se revisan diferentes representaciones y acciones sobre una lengua minoritaria de Argentina, el mocoví, se presentan tres propuestas de alfabetos, se describen considerando distintos factores y se analizan desde diferentes dimensiones.

Palabras clave: empoderamiento tecnológico, cultura letrada, identidad cultural, política lingüística.



INTRODUCCIÓN

Siempre es importante destacar que el poder de una lengua no está determinado por su estructura interna ni por su capacidad comunicativa, sino por su expansión lingüística en un determinado momento histórico y por sus posibilidades de expansión a futuro. La relación entre lenguas está atravesada por tensiones y conflictos entre las comunidades de habla (dado que las lenguas viven en y por los hablantes), tensiones y conflictos que son el resultado de sus luchas por alcanzar un nivel superior dentro de la estructura social que implique un cambio de estatus y una ampliación de sus funciones sociales.

El carácter dinámico de las relaciones entre las lenguas, las variaciones en lo que respecta al poder que ejercen unas sobre otras y la tendencia a la universalización idiomática, son fenómenos que pueden observarse desde una perspectiva diacrónica. Los peligros de perder de vista el carácter relativo y arbitrario de la imposición de una variedad de lengua o de una lengua sobre otra e incluso de su legitimación como lengua estándar, consisten en entender y explicar la realidad lingüística como el resultado de un proceso de evolución natural. Por este motivo, es conveniente visibilizar los modos en que las sociedades construyen y disputan poder en y a través de la lengua, al igual que los mecanismos de violencia simbólica que activan estas luchas, más o menos radicales y silenciosas, en las que se ponen en juego la identidad y la cultura de los pueblos.

La globalización lingüística parece tener su acento en el valor instrumental de las lenguas, entendidas éstas como dispositivos eficaces en los procesos de penetración económica, de colonización y de irradiación o propagación de patrones culturales. Pero su alcance e implicancias en la vida y en el desarrollo de los sujetos resultan más radicales. La desaparición de lenguas minoritarias, así como de variedades lingüísticas no estándar, pone en riesgo no solo el equilibrio ecolingüístico sino también las condiciones de desarrollo humano, de su pensamiento y de su investigación científica.

A lo largo de este artículo se revisan diferentes representaciones y acciones sobre el mocoví, una lengua indígena minoritaria de Argentina. Se describen situaciones de toma de decisión de alto impacto para la vitalidad y funcionalidad de la lengua; y se analiza el rol, principalmente, de las comunidades y las instituciones educativas. Se asume aquí que ocuparse de la problemática de la escolarización en lenguas originarias y de los modos de ser y estar de estas lenguas en las escuelas implica, en parte, revisar la concepción respecto de la escolarización, la lectura, la escritura y, fundamentalmente, el lugar de la oralidad dentro de las aulas, ya como medio, ya como fin del aprendizaje.



LENGUAS MINORITARIAS, LENGUAS MINORIZADAS

La decisión de considerar a la diversidad lingüística como un valor y no como un problema a resolver tiene que dar lugar al desarrollo de políticas lingüísticas regionales, en las que diferentes actores sociales coordinen tareas conjuntas. Además, es necesario tener en claro categorías que permiten entender y comprender las fuerzas que se tensan en las discusiones sobre la/las lengua/s, ya sean explícitas o implícitas.

Asumimos que una lengua es considerada minoritaria cuando el número de hablantes es significativamente reducido en relación a la cantidad total de hablantes del conjunto integrado por el resto de las lenguas circulantes en el contexto. La cantidad de hablantes de una lengua es uno de los factores que determinan su poder, su fortaleza, su capacidad de luchar por imponerse o por resistir. En consecuencia, una lengua demográficamente débil sufre una presión interna que la hace más vulnerable.

Esta condición se agudiza cuando a su vez es objeto de las presiones ejercidas por las lenguas mayoritarias y/o por fuerzas externas que afectan negativamente sus procesos de transmisión y expansión lingüística, al mismo tiempo que restringen severamente sus ámbitos de uso. Cuando una de las dos comunidades de habla cuenta con más poder y con un número mayor de hablantes que la otra, la lengua de la primera deja de ser solo mayoritaria para convertirse en una lengua dominante (con prestigio lingüístico) capaz de ejercer una presión que vulnere y minorice a la lengua de la otra comunidad que ocupará el lugar de lengua subordinada. Más aún, no solo no cuentan con posibilidades de aumentar su círculo de expansión, sino que además su círculo interno se reduce de manera progresiva y sistemática.

Así entonces, una lengua es minoritaria en función del porcentaje que representa su número de hablantes nativos a escala mundial y es minorizada por la relación de subordinación que establece con una o más lenguas dominantes.

Siguiendo a Kasbarian, dentro de los criterios sociolingüísticos generales que caracterizan a una lengua minorizada se encuentran: la ausencia de estatus oficial y de uso institucional; la exclusión como medio y contenido en el ámbito escolar y en los medios de comunicación; el carácter esencialmente oral de su difusión; la marginalidad de la producción escrita; carencia de procesos de estandarización; y, adquisición exclusiva en el medio familiar.

Las lenguas dominantes cuentan con un gran número de oportunidades para crecer demográficamente y para incrementar y consolidar su poder dado su uso intensivo en las distintas instituciones y organismos del Estado, en los medios de comunicación, en los nuevos entornos digitales y en la actividad política, económica y cultural en general. Las lenguas dominadas, en cambio, no suelen tener el reconocimiento ni el apoyo de los Estados nacionales y, dado que son lenguas desvalorizadas por los hablantes de las lenguas dominantes, son con frecuencia objeto de prácticas represivas y discriminatorias.

Estas realidades a contrapunto, directa e inevitablemente, contribuyen con la falta de lealtad lingüística de los hablantes nativos de lenguas subordinadas. De esta manera, una lengua minorizada «se encuentra en un estado constante de diglosia con la lengua mayoritaria» y esta situación determina que las posibilidades de la lengua minorizada de dar respuesta a las necesidades comunicativas y de representación decrezcan gradualmente en favor de la lengua dominante. Paralelamente, su uso se restringe cada vez más al dominio de lo informal y de lo familiar lo que provoca su creciente desprestigio social.

Este proceso de empobrecimiento de la lengua impacta negativamente en la actitud de sus hablantes. Estas actitudes lingüísticas son observables en el comportamiento individual de los hablantes, aunque sus orígenes se encuentren en factores sociales. En lo que concierne específicamente a las lenguas indígenas de la región, con la llegada de los españoles, su número se redujo considerablemente. Esto así debido a políticas in vivo consistentes en, por ejemplo, la prohibición de su transmisión a las nuevas generaciones; y, políticas in vitro tendientes a la imposición del español como lengua dominante, acciones clave dentro de una política de exterminio lingüístico destinada a favorecer el sojuzgamiento de los pueblos conquistados y la supremacía cultural del conquistador.

Las políticas de Estado poscolonial implementadas a partir de la década de los 80 (siglo XIX) con el objetivo de construir una identidad nacional que unifique al pueblo argentino significaron otro punto de inflexión en la historia del borramiento de la presencia indígena. En pos de la unificación nacional, las políticas lingüísticas de la década de los 80 avanzaron en paralelo a las políticas educativas que generaron el escenario ideal para la imposición. El Estado, a través de la escuela y las campañas militares genocidas, los diferentes cultos, el proceso de adjudicación y apropiación de tierras, y el acceso desigual a las fuentes de trabajo fueron los motores que llevaron adelante las planificaciones lingüísticas que mayor costo arrojaron a la vitalidad de las lenguas originarias; planificaciones que apuntaron a la construcción de una Nación monolingüe (español) y monocultural (europea).

En tal sentido, Pujolar & O’Rourke plantean que «el tratamiento de las periferias europeas tiene paralelos con las trayectorias de los pueblos indígenas en las Américas y otros estados colonizados en general» debido a que:

«La industrialización y la formación del estado-nación erosionaron considerablemente la base socioeconómica de lenguas […] La industrialización provocó la migración a los centros urbanos y la incorporación paulatina de sus hablantes en la mano de obra industrial. Al mismo tiempo, la escolarización universal, el servicio militar obligatorio y las nuevas burocracias estatales impusieron el aprendizaje y uso de las lenguas estatales frente a las lenguas y dialectos locales».


De esta manera también, la escuela pasó a ser uno de los instrumentos más fuertes para la ejecución de las políticas lingüísticas y se erigió como entidad coercitiva que tuvo a cargo la planificación lingüística que apuntó a la unidad y unificación lingüística nacional. Por su parte las diferentes legiones de misioneros enseñaban a los indígenas a rezar en español contribuyendo así al deterioro de sus lenguas y a la desvalorización de sus culturas.

Por otro lado, los pueblos mismos ejecutaron políticas que consistieron en la prohibición de la lengua a las generaciones siguientes, así como la negación de la cultura y la ascendencia indígena. La consecuencia de esta negación sostenida de las lenguas y los orígenes generó su debilitamiento y retracción.

En síntesis, Argentina atravesó políticas de homogeneización cultural puestas en práctica desde el Estado durante mucho tiempo, lo que generó retracción de las culturas y las lenguas de los pueblos que vieron en la negación y el ocultamiento un medio de supervivencia.


Educación indígena en Argentina: el analfabetismo duplica el promedio nacional y faltan docentes preparados. Nuevo informe con datos oficiales: 250 mil chicos cursan la modalidad intercultural bilingüe, pero aprenden poco en las materias fundamentales y hay grandes disparidades. Reportaje en Infobae, Maximiliano Fernández.



LENGUA MOCOVÍ

Luego de las migraciones de la segunda mitad del siglo XX, los mocovíes habitan en comunidades localizadas en el sur de la provincia de Chaco y en el centro y norte de la provincia de Santa Fe. Su lengua es el mocoví y pertenece a la familia etnolingüística Guaycurú.

Las migraciones responden, fundamentalmente, a la búsqueda de mejores condiciones laborales y generan el desmembramiento de comunidades y la conformación de nuevos grupos de origen diverso, que en gran parte constituyen núcleos cercanos a centros urbanos importantes. La vitalidad de la lengua varía según la región geográfica. Gualdieri considera que en la zona chaqueña el grado de vitalidad es mayor al de la zona santafesina; reconoce a la edad como la variable más importante con la que se vincula el comportamiento sociolingüístico y permite dar cuenta de la vitalidad de la lengua.

Los casos que nos ocupan se circunscriben a la provincia de Santa Fe. Mientras que en Chaco se presenta un estado de «bilingüismo relativamente extendido», en la zona santafesina el proceso de castellanización ha cobrado mayor fuerza en detrimento de la vitalidad del mocoví. En el territorio santafesino la lengua mocoví tiene una vitalidad lingüística baja, quienes mantienen la lengua son los ancianos, ha perdido funcionalidad en las interacciones cotidianas y los niños no la adquieren ni la aprenden en su ámbito familiar. Esto da cuenta de su progresiva retracción. El mocoví es una de las lenguas que la UNESCO recoge en su Atlas de las lenguas del mundo en peligro, bajo la categoría «en peligro» dentro de la escala de 6 niveles que establece (a salvo; vulnerable; en peligro; seriamente en peligro; en situación crítica; extinta).

Ahora bien, los factores que determinan el poderío lingüístico son factores exclusivamente extralingüísticos, que trasladan a la relación entre lenguas, relaciones de desigualdad entre los pueblos. Para poder valorar y revitalizar lenguas y culturas minorizadas, es necesario, como primera medida, saber de su existencia. En este sentido, el Censo Nacional de 2001 incluyó una Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas, que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos publicó en 2004 y 2005. De acuerdo a estos datos oficiales 15 835 personas se autorreconocieron mocovíes (descendientes en primera generación). No obstante, esto, no se dispone de censos lingüísticos a nivel provincial ni nacional, así como tampoco es de acceso público el número de escuelas de la provincia que cuentan entre el alumnado con más del 50 % de la matrícula perteneciente a pueblos originarios, más aún, no hay información pública que permita cartografiar las escuelas con matrícula total o parcialmente indígena. La homogeneización de la escuela santafesina no actuó sino en detrimento de la calidad identitaria e intelectual de los sujetos. Todas las acciones orientadas a contrarrestar esta tendencia homogeneizante surgieron de casos focalizados en los que referentes escolares y/o comunitarios se plantearon objetivos concretos y seudorrevolucionarios.



REPRESENTACIONES, DECISIONES, ACCIONES E INACCIONES

Durante más de 15 años hemos venido trabajando con diferentes referentes comunitarios de distintos grupos mocovíes distribuidos por el centro y norte de la provincia. Nuestros maestros, referentes, informantes, amigos, todos ellos con la edad de nuestros abuelos, comparten una historia lingüística semejante. En sus familias, cuando eran niños, siempre se hablaba la lengua mocoví al igual que en las reuniones sociales a las que acudían. Luego ingresaron a la escuela alrededor de los 6 años donde el docente criollo monolingüe español tenía a su cargo las clases dictadas en español. Esta es la historia común del primer contacto de los referentes mocovíes con la lengua extranjera, que años después pasaría a ser la lengua vernácula de sus nietos.

Di Tullio sostiene que el destino de una lengua está condicionado no solo por las vicisitudes históricas del pueblo que la habla sino también, y más decisivamente, «por las ideas, sentimientos y reacciones socialmente compartidos hacia la propia modalidad lingüística». En este sentido, como sostienen Narvaja de Arnoux y Del Valle, la lengua es percibida y valorada por los hablantes a través de las representaciones sociolingüísticas, entendidas como aquellas que involucran ideas socialmente compartidas acerca de una lengua y que inciden en la dinámica de las situaciones lingüísticas.

Al momento de hablar de educación intercultural bilingüe (EIB), surge la discusión respecto de la alfabetización en lengua originaria y, como consecuencia, entra en escena la problemática de la escritura considerando que se trata de casos de lenguas con tradición oral. Ricento se refiere a una nueva etapa de la planificación lingüística en la época del reconocimiento de los derechos lingüísticos; se reconoce la agencia de los individuos y colectividades en el proceso de uso de lenguas, actitudes y elaboración de políticas. En este sentido, Lorenzotti sostiene que:

«La demanda de muchos actores, vinculados con la EIB, respecto de que la lengua mocoví se escriba, está relacionada con la conciencia sobre la retracción lingüística que está sufriendo la lengua y con la exigencia de que haya materiales educativos escritos en lengua indígena para la enseñanza de la lengua en las aulas».


Aun teniendo en cuenta esta situación, los grupos mocovíes no han logrado todavía un consenso sobre la manera de representar su lengua a través de la escritura, razón por la cual coexisten diferentes propuestas, algunas diseñadas ex profeso para su implementación en las aulas de lengua mocoví y otras que se instalan casi accidentalmente basando su existencia en la necesidad de la representación gráfica.

Entre los antecedentes sobre la escritura en mocoví se encuentra la introducción al Vocabulario mocoví recopilado por Buckwalter & Buckwalter en el año 2001 y su posterior Vocabulario castellano-guaycurú en el que se argumenta a favor de la adopción del alfabeto diseñado por un lingüista con conocimientos de la lingüística y antropología, quien fuera enviado a Chaco en 1954 por la organización mundial Sociedades Bíblicas Unidas. Llamaremos a esta propuesta Caso 1.

La mayoría de los materiales escritos en mocoví que circulan entre las diferentes comunidades, y no necesariamente vinculados con las escuelas, se producen en la provincia de Chaco y utilizan un sistema de escritura que se originó en las traducciones de textos religiosos, principalmente la Biblia. Estas traducciones datan de la década de los 80 y surgen en principio vinculadas con el pueblo qom (toba-qom), pueblo que también se ubica en las provincias de Chaco (principalmente) y Santa Fe, y cuya lengua resulta más vital y funcional que el mocoví.

El segundo caso que tendremos en cuenta (Caso 2) es el que corresponde a la comunidad Com Caia. En esta comunidad comenzó a funcionar en el año 1992 una de las primeras escuelas de la provincia con la modalidad intercultural y bilingüe. A partir de la iniciativa de una docente de la escuela de nivel primario, se trabajó en la sistematización del diseño de un alfabeto que permita la representación gráfica de los sonidos propios de la lengua mocoví, sonidos para los cuales el alfabeto utilizado para representar la lengua española no disponía de grafías. Con este propósito trabajó el Consejo de Idiomas de la comunidad a fin de equipar la lengua para poder instalarla como medio de alfabetización en la escuela.

Por último, una propuesta diferente se encuentra en Gualdieri y Citro (Caso 3). Este alfabeto fue diseñado durante los Talleres de Escritura realizados en la localidad de Calchaquí (municipio del departamento Vera, provincia de Santa Fe) en el año 2005 con representantes de las cinco comunidades que participaron del proyecto «Lenguas en peligro, pueblos en peligro en Argentina» (Universidad de Buenos Aires- Instituto Max Planck). En estos talleres, con la asistencia de dos lingüistas especialistas en lengua y cultura mocoví, los representantes de las diferentes comunidades consensuaron las grafías para los sonidos propios del mocoví.



DIMENSIONES EXPLÍCITAS E IMPLÍCITAS DEL EQUIPAMIENTO LINGÜÍSTICO

Entre las acciones requeridas para el empoderamiento de una lengua minoritaria es de suma importancia su equipamiento, como respuesta, entre otras, a cuestiones comunicativas; tal como destaca Bas:

«La acción de equipar la lengua a los fines de dar respuesta a las necesidades comunicativas modernas se presenta como una tarea insoslayable en el marco de una política lingüística inclusiva que tenga como propósito principal la defensa y fortalecimiento de las lenguas minoritarias».


En este sentido el rol de la escuela es central, si bien no suficiente; «es preciso, entre otras cosas, llevar adelante acciones que permitan equipar las lenguas en peligro a los fines de expandir sus funciones y ámbitos de uso». El equipamiento requerido no se reduce únicamente al diseño de un sistema de escritura, se necesita además de procesos de normativización, instrumentos lingüísticos (gramáticas, gramáticas escolares, manuales, etc.), normalización (vale decir, que pueda desempeñarse en todas las funciones sociales).

Por otro lado, además, se tiene que tener en cuenta el carácter dinámico de las lenguas vivas. En este sentido, los cambios lingüísticos son de fundamental importancia, y de alto impacto y necesidad en el ámbito educativo. Equipar intelectualmente a la lengua se vuelve una necesidad en el ámbito escolar, si lo que se pretende es hacer de esa lengua una lengua de alfabetización. En este sentido, «el argumento de que las lenguas aborígenes son elementales y primitivas y no están suficientemente desarrolladas pone de manifiesto una absoluta ignorancia sobre el tema».

Más allá de la incorporación de préstamos directos del español como el nombre específico de cada fruta, algunos alimentos y/o la readaptación fonológica para ciertos casos, esta variedad de mocoví ha experimentado ciertamente la intelectualización de su léxico. Esto se ha logrado mediante diferentes procesos morfosintácticos y semánticos. Así, por ejemplo, napaɢainatanaki (‘escuela’) es un neologismo generado por derivación a partir de la base verbal -apaɢain- (‘transmitir conocimiento’) para referir a un nuevo concepto que se introduce en esta cultura: la institución escuela. De la misma manera, el verbo ‘leer’ (setaqalek) es un neologismo que se logra a partir de la referencia a la acción de ‘hablar’ (-taqa-) a la que se le sufija el morfema locativo (-lek) para aludir a una nueva acción del ámbito, en este caso, intelectual; es decir que composicionalmente la palabra da cuenta de una acción que se desarrolla sobre una superficie, en este caso una acción que se desarrolla sobre la superficie del escrito.

Otras veces en cambio, se optó por la resemantización de un término, así por extensión metafórica, el nombre laʔal (‘su sombra/alma/imagen’) permite referir una fotografía. Datos como estos demuestran que a lo largo de la historia de la lengua mocoví se desarrolló un proceso de creación léxica necesario para designar nuevas nociones, extrañas, ajenas, hasta el momento, a esa cultura. Lo interesante en este caso, y citando a Calvet, es atender al «modo [en] que una población explota su competencia lingüística para forjar palabras nuevas que designen nociones nuevas».

Estas acciones colectivas que seguramente fluyeron casi de modo desapercibido atendiendo a la necesidad de nombrar el referente, se vuelven un problema cuando, conscientemente, pasan a ser el foco de la atención.

Así, «las tensiones y conflictos en el proceso de transición de una cultura oral a una cultura escrita, no hace más que poner de relieve la dimensión política que presenta esta tarea». Al ser consciente, este tipo de intervenciones afectan al sistema de la lengua y pretenden afectar su grado de vitalidad y funcionalidad, pero, más aún, afectan los órdenes sociales tácitamente establecidos intra e inter comunidades. Los referentes comunitarios de mayor peso en el ámbito lingüístico y educativo sostienen un discurso que permite leer las representaciones lingüísticas que ellos mismos pregonan, y a partir de las cuales ejercen su praxis, respecto de los sujetos de habla. Del discurso de los referentes lingüísticos comunitarios (en su mayoría hombres y adultos mayores de 45 años) se configura que la falta de consenso respecto de la escritura de la lengua y el fracaso en los intentos por revitalizar la lengua radica fundamentalmente en que «el (idioma) mocoví puro» es un bien compartido por pocos.

Tematizado en estos términos, quienes ocupan lugares de poder simbólico respecto del idioma plantean que solo el hablante es un mocoví genuino y que solo ciertos matices fonológicos (que dependen de quién profese el discurso y/o de su reconocimiento intra e inter comunitario ya sea por su edad, por su recorrido de vida o por su acceso a ciertos lugares de poder especialmente simbólico) dan cuenta de la pureza del idioma. Así entonces son causales de «impureza» la laxitud fonológica, la creatividad lingüística, la edad, la pérdida del idioma (en la mayoría de los casos por corte generacional), los matrimonios interétnicos, la descendencia interétnica (especialmente con el grupo qom), el contacto areal (con el qom y en menor medida con la lengua wichí).

Este tipo de representaciones lingüísticas tematizadas en discursos de actores con poder simbólico no hacen más que corroer las identidades desde adentro mismo de las comunidades, estableciendo jerarquías de valores entre los individuos (a través de la validación de espacios de autoridad y prestigio), entre los grupos etarios, entre las variedades lingüísticas; y generando tensiones que solo obstruyen y retardan el logro de las metas compartidas. La lengua es, también y sobre todo, en el seno de las comunidades, un mecanismo de poder.



DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DE LOS TRES CASOS

La problemática de la escritura en lenguas originarias recibe una atención diferente a partir del avance de la EIB y, como plantea Messineo:

«Esto compromete el esfuerzo no solo de docentes e investigadores (lingüistas, antropólogos, educadores, etc.), sino también de la propia comunidad de hablantes que interviene activamente en este proceso dialogando, reflexionando y discutiendo sobre el modo de escribir su idioma».


Los lingüistas que investigan las lenguas originarias con fines de documentación y de análisis científico, recurren para su transcripción a alfabetos como el Alfabeto Fonético Internacional (AFI), sistema de notación fonética cuyo propósito es representar los sonidos de las lenguas, por lo que en él se recuperan los fonemas (i.e. las unidades sonoras que permiten distinguir significados). Ahora bien, cada lengua natural particular selecciona un subconjunto de los fonemas que están disponibles en el AFI, y son representados, por ejemplo, por el alfabeto armenio, el latino, el coreano, el tibetano.

La acción de equipar una lengua con un sistema de escritura implica, entre otras decisiones, la de «prestigiar» una variedad sobre otras, de manera tal que aquella se instale como variedad estándar. En términos de Messineo y Wright, «el grupo que logre imponer su propuesta [de escritura] tendrá control sobre el modo de nombrar las cosas». En este sentido, las implicancias ideológicas y lingüísticas al igual que las consecuencias políticas de esta acción no tienen que subestimarse. La escritura constituye una herramienta tecnológica de alto impacto que vehicula y otorga poder simbólico. Por estas razones, la apropiación de un determinado código escrito genera un espacio de lucha (explícita o implícita, consciente o no) en el que los distintos grupos miden sus fuerzas buscando alcanzar un logro, autoridad y prestigio.

Tal como plantean Messineo y Dell’Arciprete:

«La apropiación de la escritura —una herramienta de comunicación de la cultura hegemónica, netamente ajena e impuesta a los indígenas desde la escuela— puede ser exitosa solo si media un proceso controlado y conducido por los propios indígenas».


No obstante, como las mismas autoras advierten, ese protagonismo no exime el proceso de elaboración y estandarización de alfabetos de lenguas tradicionalmente ágrafas de una serie importante de problemas que tengan más o menos impacto en la definición de las identidades, en la rigurosidad de representación de la lengua y en el proceso de alfabetización.

En lo que resta de este artículo, se describen y analizan los principales problemas que presentan los tres casos seleccionados y, dentro de ellos y por razones de espacio, se seleccionan solo los grafemas cuya problemática genera mayor impacto (de la índole que fuera) en cada propuesta.


Caso 1

Uno de los primeros antecedentes sobre la escritura en mocoví es el Vocabulario mocoví recopilado por Buckwalter & Buckwalter en el año 2001, al cual le precede una edición provisoria de 1995. Este sistema de escritura basado en la necesidad de traducir textos bíblicos, detalla 28 grafos que recuperan principalmente los del alfabeto castellano. A partir de ese contraste se reconocen 23 grafos compartidos por ambas lenguas y 5 «letras que tienen diferente pronunciación o que no se encuentran en el castellano». Además de ello se detallan algunas especificaciones normativas vinculadas con la pronunciación de las palabras escritas según el arranque o cierre de palabras y según las sílabas.

Este es un alfabeto sencillo en el que se reutilizan letras del alfabeto castellano que no se requieren para representar los sonidos del sistema fonológico mocoví y entonces se refuncionalizan para representar los sonidos propios de esta lengua. Este es el caso del grafo q, por ejemplo, que permite representar el fonema oclusivo uvular sordo, mientras que su par contrastivo, oclusivo uvular sonoro se representa mediante la x (equis). De la misma manera, el ‘ (apóstrofo) «es el sonido glótico o la ligera pausa en la garganta», i.e. la glotal oclusiva sorda. Aparece en este alfabeto un signo diacrítico ỹ, una rayita (tilde o virgulilla) sobre la letra y griega que tiene su equivalente en la aproximante palatal sonora /j/.

Resulta un poco confusa la distinción, solamente observada en este alfabeto, entre los fonemas representados por el grafo y y el dígrafo sh.

En el vocabulario no se brindan precisiones sobre el fonema que representa el grafo y más allá de la siguiente descripción: la letra y como en el ejemplo mocoví yapil «se pronuncia casi como la y en [el ejemplo en español] ya». Cabe aclarar además que no se especifica la variante de español a la que se hace referencia, si bien basados en la constatación en campo, asumimos que se alude a la fricativa posalveolar /ʃ/. Por otra parte, la letra sh «se pronuncia con la lengua más atrás en la boca que la /s/», como en shic (me voy), shilo (se casa), shique (le busco), shiraigo (la luna). Por lo que pareciera ser este un caso de sobregeneración de grafías. Respecto de la sobregeneración, considérense también lo detallado para el caso siguiente (Caso 2) y recuperado en el Cuadro 2.


Caso 2

La comunidad Com Caia (departamento La Capital, provincia de Santa Fe) diseñó un alfabeto alternativo. En su diseño intervino el Consejo de Idioma y Cultura conformado en el año 1994 por integrantes de la comunidad. Los miembros eran, en su mayoría, hablantes nativos, adultos mayores referentes de la comunidad «por ser todos ellos, conocedores y hablantes de la lengua mocoví». El Consejo acordó las letras y signos adecuados para la constitución del alfabeto. El alfabeto está integrado por 38 letras a lo que se agregan signos auxiliares.

Este alfabeto consiste en una readaptación del alfabeto latino y puede encontrarse en los informes del Proyecto «El valor de la lengua materna en la educación» (año 2000). Este material presenta el alfabeto propuesto y recopila una serie de términos de la lengua mocoví en lo que denominaron «Primer diccionario de traducción mocoví- castellano» (en adelante: «Glosario»).

En la elaboración del alfabeto se tomaron decisiones de diferente orden: aquellas vinculadas con cuestiones pedagógicas; aquellas relacionadas con las posibilidades técnicas; las que se explican desde una dimensión cultural identitaria; y aquellas que se justifican por argumentos lingüísticos. Por motivos de espacio, revisamos solo algunas de ellas.

El alfabeto dispone solo de la opción de letras mayúsculas, esta decisión responde al método de alfabetización que primaba cuando se diseñó el alfabeto. En las escuelas primarias, en ese momento, tuvo lugar una transición de la alfabetización desde la letra cursiva hacia la imprenta mayúscula.

En el alfabeto generado por los miembros del Consejo se cuantifican 38 letras y 5 signos auxiliares. En la explicación del alfabeto se describen como signos auxiliares a aquellos que acompañan algún grafo y lo alteran, esto es, signos diacríticos. Este alfabeto no responde a un principio estrictamente fonémico, lo que lo vuelve menos consistente, es decir, no siempre se observa una relación biunívoca entre los fonemas y los grafos. En este sentido resulta claro el haber partido de la grafía del español para representar desde allí los sonidos del mocoví.

En su artículo, Messineo y Dell’Arciprete advierten sobre las dificultades que surgen al momento de identificar con precisión los fonemas y representarlos; esto es:

«Falta de acuerdo sobre los grafemas a utilizar, dificultad para identificar los fonemas que debían representarse y confusiones y malentendidos producidos por haber sido todos ellos alfabetizados en castellano sin la mediación de un análisis contrastivo con su lengua materna».


Analizando este caso concretamente, puede observarse entonces una serie de dificultades presentadas por el alfabeto en términos de economía y consistencia. Por ejemplo, el signo correspondiente a la glotal /’/ es considerado por esta propuesta un signo auxiliar. No obstante, se observa que dicho signo debería considerarse como un grafo independiente, dado que forma parte del repertorio de fonemas de la lengua. En tal sentido, al considerarlo un signo auxiliar, y no un grafo independiente, el resultado en el listado de grafos fue la multiplicación de combinaciones, como se muestra en el Cuadro 1.


Cuadro 1. Multiplicación de grafos a raíz del grafo que representa el sonido glotal.



De la misma manera, se incorpora en el alfabeto el grafo RR correspondiente al fonema consonántico vibrante múltiple alveolar [r]. No obstante esto, es importante considerar que dicho fonema no forma parte del sistema fonológico de la lengua mocoví por lo que solo se encontrará en los préstamos del español (o de otras lenguas) y/o en los nombres propios. Asimismo, el grafo presentado como SRR no se recupera en ninguna palabra del «Glosario», hipotetizamos que el mismo representa el sonido registrado una sola vez en toda la bibliografía circulante y en los trabajos en territorio, se trata del caso: /LABASRRIM/, /laβaʃɾim/ (‘oeste’).

Los casos expuestos dan cuenta de la sobregeneración de grafos, cuestión esta que se vuelve relevante al momento de considerar que la escritura surge principalmente como respuesta a una necesidad del proceso de alfabetización.

Por otro lado, a diferencia de las decisiones asumidas en el primer caso, esta comunidad de habla decidió no revalorizar el grafo x (equis) adjudicándole otra relación sonora. Esto responde a diferentes razones: (i) por considerar que la representación sonora del grafo resultaba ajena al sistema fonológico del mocoví; (ii) porque resultaba importante diferenciar este alfabeto del alfabeto utilizado para la escritura en español; y, (iii) no acordaron con la revalorización dado que esa decisión ya había sido asumida por otra comunidad de habla, más específicamente por el pueblo qom. Consideraron que el hecho de no aceptar las mismas decisiones gráficas que el colectivo étnico qom, les permitía poner de manifiesto las diferencias interétnicas reivindicando el ser mocoví.

El argumento de la diferenciación gráfica en pos de la reidentificación es un argumento fuerte y está presente también en las decisiones asumidas por otros grupos étnicos (como los pilagá). Lo interesante en este punto es observar cómo, de igual manera, este argumento termina siendo una encrucijada de la que resulta difícil escapar.

En este sentido, motivados, según declaran, por la necesidad de no interferir en la alfabetización en español, el alfabeto mocoví propuesto no recupera posibles combinaciones que luego aparecen concretamente presentes en el «Glosario» y que multiplican los 38 grafos enumerados, sumándole algunos más. Considérese el Cuadro 2 para observar los casos (y atiéndase a lo advertido sobre el Caso 1 respecto de la sobregeneración de grafías).


Cuadro 2. Multiplicación de grafos por dígrafos.



Así, por ejemplo, los grafos C y 3 tendrán sus dígrafos respectivos en contextos previos a las vocales E/I, esto es QU y 6U antes de E/I, tal como acontece para estos casos de escritura en español. Podría hipotetizarse esta misma situación para las combinaciones de G y 5 en contexto previo a E/I. Lo planteamos en términos hipotéticos dado que el «Glosario» que acompaña al alfabeto está organizado mediante el criterio que considera solamente al grafo inicial y, en este caso particular, el sonido es de alta frecuencia en posición intermedia. Del rastreo exhaustivo del «Glosario» se desprenden 15 ocurrencias para GU ante E/I en posición intermedia y ninguna para 5.

Respecto de las posibilidades técnicas y en lo referente a la tipografía seleccionada, esto es, Times New Roman, dicha selección responde, a que esa era la tipografía por defecto cargada en las computadoras disponibles. De esta manera, los signos auxiliares eran incorporados una vez impreso los escritos (posimpresión del «Glosario») dado el impedimento que implicaba el hecho de no disponer de una tipografía específica que permitiera la concreción de esas grafías. Esto, según Corbera Mori y Facó Soares, constituye un factor práctico a considerar al momento de elaborar un sistema de escritura para lenguas de tradición oral, uno de los factores que responden a principios técnicos científicos.

Retomando entonces, la versión impresa del «Glosario» en la que se incluyen los signos auxiliares, ya previos a su impresión, responde a una versión intervenida por un especialista en informática que mediante programas de diseño incorporaba a las grafías los signos auxiliares de manera individual. Para observar estas particularidades considérese el Cuadro 3. Respecto de estos signos auxiliares y atendiendo a un criterio pedagógico, Gerzenstein y Messineo recomiendan reducirlos a lo estrictamente indispensable, porque son las representaciones que el usuario omite con mayor frecuencia al escribir.


Cuadro 3. Grafos intervenidos con signos auxiliares.




Caso 3

En Gualdieri y Citro se da cuenta de los resultados de un proceso de consenso sobre las representaciones gráficas de la lengua. Un proceso que relata el paso de la oralidad a la escritura trabajado por y con más de 80 referentes comunitarios y sus familias (cuyos nombres y procedencia se detallan en las páginas 15 y 16 del libro) pertenecientes a 5 comunidades de habla mocoví, a los que se suma el diálogo con 8 referentes de otras 5 comunidades. Estos a su vez han podido contar en los talleres con un diálogo enriquecido por la formación lingüística y antropológica de las responsables del proyecto. En tal sentido, este caso surge de un consenso intercomunidades de habla, en mayor medida, del centro y norte de la provincia de Santa Fe que es calificado en el propio libro como «un proceso de reflexión conjunta» en el que se abordó (entre otros temas) la necesidad de «tomar decisiones sobre el alfabeto y la ortografía en mocoví».

Los resultados de estos talleres aparecen publicados en el libro Lengua, cultura e historia mocoví en Santa Fe. Este material cuenta además con una recopilación histórica, una descripción de la situación sociolingüística, la transcripción de relatos en lengua mocoví de diferentes hablantes y notas sobre esos textos y sobre la gramática de la lengua.

En el libro se declara:

«El alfabeto que se utiliza en esta publicación fue definido durante los Talleres de Escritura [...] con representantes de las cinco comunidades que participaron en el proyecto [...] se describen los sonidos que cada grafía representa, tomando como punto de referencia al castellano [...]. El acento solamente se marca si cae en la penúltima sílaba ya que la mayoría de las palabras en mocoví se pronuncian con acento en la última sílaba y no se escriben con tilde para simplificar».


Ciertamente el alfabeto es más económico y consistente y, lo que resulta fundamental, surge de la discusión y consenso de criterios explicitados tales como los que se enumeran a continuación.

Se tuvo en cuenta el conocimiento previo de los hablantes (en su mayoría con algún grado de alfabetización) utilizando letras ya conocidas, «excepto en los casos en que su uso complicara la escritura o cuando la identidad de la lengua no se mantuviera». Además, se trató de seleccionar grafías que incluyan la variación aun posicionándose desde una perspectiva fonémica. Se trató de buscar simplicidad, es decir, se intentó incorporar los símbolos más simples y en casos indispensables, entre otras cosas, para optimizar los recursos tecnológicos y no generar inconvenientes al momento de recurrir a computadoras o máquinas de escribir. En este sentido, se tendió hacia la practicidad de las posibilidades que proporcionan los recursos tecnológicos accesibles prestando especial atención a las letras superescritas (i.e. con agregados por encima de la letra).

De esta manera se propusieron 12 grafías específicas para el alfabeto mocoví y se detalla que el resto de las grafías coinciden con las del castellano. De este modo se evitaron dígrafos como los mencionados anteriormente, por ejemplo, c-/qu. No obstante, se mantienen, por asumir las grafías del castellano, los dígrafos g/gu. En lo que respecta al sonido consonántico oclusivo uvular sonoro propio del mocoví, se recurrió a la revalorización de la letra x (equis) como en el Caso 1.


Lenguas indígenas y su impacto en la educación. La UNESCO señala que el 38 % de las siete mil lenguas de todo el mundo están en peligro de desaparecer, dadas las pocas posibilidades de interconexión con la población en general y que no forman parte de la enseñanza formal. Reportaje en La Gaceta de la Universidad de Guadalajara, Ruth Padilla Muñoz.



VALORIZACIONES, REVALORIZACIONES Y DESVALORIZACIONES

De la descripción y el análisis presentado se desprende que equipar la lengua con escritura fue y es una preocupación reconocida y atendida por las comunidades de habla observadas. Esta acción está fuertemente ligada a la escuela como institución concreta pero también representativa. Los hablantes reconocen en la escritura de la lengua una forma de empoderamiento y se apropian de esa herramienta de diferentes modos y con resultados disímiles.

De manera sintética es posible mencionar que mientras el Caso 1 se inclina más hacia las decisiones asumidas en relación con la variante chaqueña de esta lengua (por estar además en contacto sociolingüístico estrecho con los grupos étnicos qom), el Caso 2 da cuenta de la iniciativa de una comunidad de habla que se instala como productora y responsable de las decisiones de su propia propuesta. El Caso 3, en cambio, representa la búsqueda de consensos, del reconocimiento de las variedades y variantes, y del trabajo en conjunto con otros sectores vinculados con las lenguas (i.e. los aportes que pudieran acercarse desde la lingüística y la antropología).

En este sentido, el Caso 1 se presenta como impuesto desde el saber y el poder que representan los discursos eclesiásticos. A su vez es observado como aquel caso en el que decisiones asumidas para otras lenguas (lengua qom específicamente) son trasladadas a la lengua propia, debilitando la identidad étnica y cultural. El Caso 2, en cambio, se presenta como el consenso de una microcomunidad de habla, a diferencia del Caso 3, que aspira a la inclusión de diferentes comunidades de habla para lograr consensos más abarcativos y representativos de un colectivo étnico.

Ahora bien, cabe aclarar que ninguno de los tres casos se ha consolidado más allá de su contexto geográfico o temporal. Tampoco ha logrado representatividad amplia como para instalarse de manera hegemónica. Los motivos que condujeron a ello son diversos si bien fueron resumidos con absoluta claridad por Messineo y Wright para el caso de otros pueblos: «la construcción de un consenso para el alfabeto está ligada a factores sociopolíticos e históricos».

La falta de acuerdos sobre los grafemas a utilizar, así como las dificultades para lograr consensos respecto del subconjunto de sonidos que requieren materialización gráfica, el reconocimiento de diferencias fonéticas y lexicales, sumado a la puja por las diferentes variedades de habla al momento de tomar decisiones que pudieran vislumbrar una variedad estándar, hacen que la discusión siempre se vea obturada. Uno de los argumentos que aparece con recurrencia es el de la utopía de la «lengua pura».

La falta de reconocimiento de las diferencias dialectales, en muchos casos, impide el diálogo. La pretendida «pureza» pregona un estado sincrónico/estático pretérito de lengua, pero a su vez el calificativo tiene alcance sobre la definición de la identidad étnica opacando y borrando rasgos definitorios de algunos grupos (incluso y sobre todo intracomunitarios) y jerarquizando los de otros.

Estas acciones tendientes al equipamiento y, en consecuencia, empoderamiento de la lengua generan por otro lado tensiones entre los líderes comunitarios lo cual impacta directa o indirectamente en la concreción de las metas. En Corbera Mori y Facó Soares, se reconoce la necesidad de una escritura «polilectal», es decir, una escritura que sea común para todos los dialectos, esto estandarizaría la lengua a través de la escritura sin negar las diferencias dialectales en el nivel oral. En este sentido, es tema de conversación entre los especialistas en lenguas guaycurúes los beneficios que generaría un consenso unívoco de los pueblos mocoví y tobaqom respecto de las representaciones gráficas de sus lenguas.

Considerando la representatividad de la zona, el Caso 3 resultaba en apariencia aquel con mayor potencial para extenderse por el territorio centro-norte provincial e instalarse como el alfabeto del acuerdo. No obstante, esto no sucedió. Hipotetizamos que los motivos radican en la falta de reconocimiento posterior de las decisiones tomadas en conjunto, combinado con otros factores tales como: el corrimiento de los sujetos intervinientes en el taller de los espacios de poder de decisión (especialmente en relación con el ámbito escolar); la falta de activismo de las decisiones acordadas; la falta de difusión masiva de los resultados obtenidos; la falta de interés genuino por parte de los Ministerios de Educación para valorizar y operativizar las acciones de las comunidades y de los científicos.

Retomando la constitución misma del equipamiento, la escuela es uno de los agentes con mayor impacto en el reconocimiento y fortalecimiento de esta herramienta. De allí también que muchas de las decisiones encuentren en el proceso de alfabetización la motivación de origen. En el Caso 2, según se desprende de los dichos de docentes idóneos y otros referentes, en la combinatoria del alfabeto propuesto se tienen en cuenta las reglas ortográficas de la lengua hegemónica, del español, para que la alfabetización en mocoví no interfiera en la alfabetización en español. Messineo y Dell’Arciprete describen una situación semejante para el caso del alfabeto en lengua toba y al respecto plantean que:

«Desde el punto de vista pedagógico, las experiencias en educación bilingüe muestran que la acentuación de los contrastes entre los sistemas ortográficos de las lenguas en contacto permite una mejor diferenciación de los dos sistemas lingüísticos y por ende, un aprendizaje más eficaz de ambas lenguas».

En este sentido es central destacar el valor pedagógico que supone equipar una lengua y de qué manera la claridad al momento de diseñar los objetivos áulicos puede impactar en la reivindicación de la escritura como herramienta potente para la revalorización de la lengua. A partir de las observaciones realizadas es posible afirmar que, como mencionáramos respecto de los signos diacríticos, la proliferación de estos en el sistema de escritura termina muchas veces desplazando la atención desde la apropiación paulatina de la lengua hacia el acatamiento de la norma.

La corrección escolar centrada en el grafo y la regla, esto es, la actitud normativa que se basa en la marca de la omisión de signos diacríticos y/o de las inconsistencias ortográficas de los alfabetos, sin el reconocimiento de que estos son representaciones de habla, vuelve las clases mecánicas y caprichosas en vez de reflexivas y enriquecedoras. Todo lo cual actúa en detrimento de los objetivos: sensibilizar, acercar y valorar la lengua propia y natural a través del aprendizaje de un producto extralingüístico.

Es clave para la revitalización lingüística y cultural de este colectivo étnico en particular, considerando las condiciones de su lengua, esto es, minorizada y minoritaria, pero a la vez atravesando un proceso de retracción constante, es clave pues, apostar fundamentalmente al trabajo con la oralidad, viendo en la escritura solo un fin documental o de soporte (cfr. actitud normativa).

Por último, las decisiones asumidas para la representación de una lengua a través de la escritura son importantes para diferentes órdenes sociales y no solamente para el ámbito escolar, si bien este se presenta como uno de los primeros y/o principales. Las nuevas realidades comunicativas del siglo XXI ponen en agenda nuevas problemáticas y generan otros desafíos. La circulación de las lenguas minoritarias por las redes sociales da cuenta de la vitalidad y su esencia de lenguas vivas. Pero, por otra parte, además, enfrenta a las comunidades de habla a las consecuencias tardías e inesperadas de la toma de algunas decisiones. Es ejemplo de ello la decisión de incorporar signos diacríticos.

Esto se observó en la descripción del Caso 1 (para un solo grafo). En lo que respecta al Caso 2, es una dificultad de alto impacto. En este caso se optó por grafías que no presentan una fuente tipográfica que las pueda materializar. En Bas, se da cuenta del proceso de equipamiento digital implicado en el desarrollo de la fuente tipográfica iapa, fuente que permite la materialización digital de la lengua (i.e., en otros términos, se generó una tipografía específica para hacer posible la escritura del alfabeto del Caso 2).

Allí se revisan y depuran los grafos necesarios para la implementación y traslación de las grafías, diseñadas por el Consejo, desde el papel hacia el teclado, desde la opción analógica hacia la opción digital. Este trabajo posibilita el ingreso de esta variedad de lengua mediante esta representación gráfica, esto es, sin pérdida de la identidad diseñada, en las redes sociales y demás circuitos del mundo digital. Lo reciente de este hecho no hace posible evaluar aún el grado de apropiación de esta tecnología.



REFLEXIONES FINALES

Durante los últimos años, los pueblos indígenas de Argentina han reclamado sus derechos lingüísticos, culturales y territoriales, construyendo un camino de lucha por rescatar y preservar el valor simbólico de sus comunidades. En este marco, el equipamiento de las lenguas indígenas forma parte de una reivindicación cultural y política de los derechos lingüísticos en el sentido en que «la apropiación de la escritura por los indígenas es concebida como un mecanismo de autoidentificación, revalorización y desenvolvimiento de sus lenguas».

Equipar las lenguas indígenas habilitaría la posibilidad de utilizarlas en otros contextos sociales y políticos más allá del contexto educativo; sin embargo, el problema de la selección del alfabeto es quizás uno de los primeros problemas vinculados a la escritura, pero claramente no es el más importante.

La urgencia por equipar las lenguas viene de la mano del reconocimiento de la lengua indígena en el ámbito escolar a partir de la implementación de la EIB; esto implicó la necesidad de sistematizar la enseñanza de la lengua, de incorporar la escritura con el fin de elaborar materiales didácticos para el aula. Ahora bien, tanto por la ausencia de consensos intercomunitarios sobre los alfabetos, como por la falta de políticas públicas en términos de estandarización, los tres alfabetos descriptos en este trabajo conviven en las propuestas de los diversos escenarios escolares de la jurisdicción santafesina desatendiéndose, casi ignorándose.

Una de las consecuencias de esta convivencia es que los materiales didácticos generados en las instituciones educativas circulan con alfabetos diferentes y esto afecta la replicabilidad de los mismos en otros contextos similares. La elaboración de material didáctico implica gran esfuerzo, pero además la circulación de los materiales queda truncada y solo son funcionales en los ámbitos institucionales en los que fueron creados.

No se tiene que perder de vista que diseñar un alfabeto para una lengua es un asunto delicado, lleno de matices políticos. Cuando una comunidad toma decisiones en relación con el alfabeto de su lengua se diseñan los límites inter e intraétnicos. Afloran las diferencias no solo con otros grupos étnicos sino también con las distintas comunidades pertenecientes al mismo grupo.

Coincidimos aquí con los planteos de Messineo y Dell’Arciprete en relación con la normativización de las lenguas indígenas. Las luchas lingüísticas no son ajenas a las luchas de poder entre las comunidades «ya que la apropiación de un determinado código escrito representa [...] un logro de “autoridad” y prestigio no solo respecto de su propio grupo local, sino también de este último respecto de los otros grupos».

Si bien la elección o el rechazo de determinado sistema ortográfico por parte de los usuarios implica la puesta en consideración de la propia identidad frente a los otros, se hace necesario repensar entre los hablantes la imposibilidad de establecer un alfabeto para «una lengua en estado puro». Esta demanda que surge desde diferentes actores indígenas pone en escena juicios valorativos sobre la lengua de los otros y, por lo tanto, sobre los demás sujetos hablantes, desde la postura de que existe un yo único (individual o colectivo) que concentra la sabiduría de la lengua y determina taxativamente entre lo correcto y lo incorrecto, sin comprender que la corrección es una norma extralingüística generada para el control de las diferencias.

En este sentido, coincidimos con Messineo y Dell’Arciprete cuando afirman que consolidar y estandarizar un alfabeto supone dos acciones, por un lado, el desarrollo de una variedad supradialectal; por el otro lado, «la flexibilidad y tolerancia frente a la diversidad, es decir, el respeto no solo por las formas de expresión locales, sino también por los sentimientos de identidad que esto suscita». En síntesis, la discusión respecto de la escritura de lenguas con tradición oral recupera, atraviesa y reivindica las luchas por las identidades lingüística y cultural.




octubre 18, 2024

«Comprender un texto para conocer el mundo», proyecto de mejora de comprensión lectora escolar


Miriam Guadalupe Méndez Villagrana
«Construcción de entornos activos de aprendizaje para la comprensión lectora»

RIEIPD, vol. 2, n.º 1 (enero-junio 2024).

Revista de Investigación Educativa, Intervención Pedagógica y Docencia (RIEIPD) | Universidad Autónoma de Zacatecas «Francisco García Salinas» | Unidad Académica de Docencia Superior | Grupo de Investigación «Estudios Socioeducativos y Culturales» | Zacatecas | Estado de Zacatecas | MÉXICO

Se incluye a continuación el artículo según su edición en PDF. Véanse referencias en la publicación original.
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Imagen referencial.


RESUMEN

Esta investigación con modalidad de intervención, analiza el caso de la comprensión lectora en cuarto grado de primaria de un plantel de la ciudad de Zacatecas, México. El diagnóstico, la aplicación de la intervención, revisión e interpretación de los resultados se realizó de agosto de 2018 a mayo de 2020. Se identificó que el nivel de comprensión lectora del alumnado era multifactorial, destacaba la práctica docente carente de actividades estratégicas y motivacionales, capacidades lectoras débiles en el alumnado, ausencia de biblioteca escolar y falta de acompañamiento de la familia. El proyecto de intervención «Comprender un texto para conocer el mundo» estuvo compuesto de 20 secuencias didácticas con las cuales se alcanzaron dos metas sustantivas: mejorar los niveles de comprensión lectora de 34 estudiantes que integraban el grupo objeto de intervención y la innovación de la práctica docente. La metodología fue mixta, la planeación de las secuencias didácticas se sustentó en los aprendizajes esperados del plan de estudios de este grado escolar y las actividades fueron una propuesta propia. Los indicadores de logro fue el cambio de actitud ante la información escrita, la participación colectiva, repunte en la expresión de sus opiniones y propuestas de manera reflexiva; y manejo eficiente de las estrategias cognitivas y metacognitivas; el obstáculo más preocupante es un profesorado y personal directivo que no respalda las acciones de mejora.

Palabras clave: comprensión lectora, entornos activos, habilidades cognitivas y metacognitivas.



INTRODUCCIÓN

En México, la problemática de la comprensión lectora en nivel primaria es una constante en el siglo XXI. La ausencia de lectoras y lectores como problemática social fue cuantificada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en México (INEGI) en febrero del 2018. Reveló que, en el país, en los últimos años, disminuyó el índice de la población lectora mayor de 18 años al 76.4 %. Si bien este sector poblacional desarrolló acciones lectoras, es decir, leyó alguna revista, libro o texto en actividades de su vida cotidiana, lo alarmante fue que la cifra de no lectoras y lectores, esto es, el 23.6 % había concluido su educación básica y media superior. Probablemente, si el estudio de INEGI hubiera indagado sobre el nivel de comprensión lectora, la cifra se incrementaría de forma preocupante, debido a que esta capacidad cognitiva, demanda un desarrollo gradual en entornos formales como la escuela.

Asimismo, en el marco de las reforma educativa de 2017, lineamientos y normativas vigentes durante el estudio de caso que se presenta en este artículo, plantearon que la comprensión lectora era una habilidad cognitiva específica del campo formativo Lenguaje y comunicación, y en nivel primaria, se desarrollaba mediante la creación de un entorno o ambiente de aprendizaje motivador, que tuviera como propósito generar el gusto por la lectura, la construcción de un hábito lector escolarizado y la comprensión lectora de cualquier texto fuera del salón de clase. De manera concreta, configurar un entorno motivador representa un reto docente, pero, en el plantel y estudiantado objeto de estudio, esta exigencia significó un desafío mayor por las condiciones poco favorables para tal meta educativa.

Con base en el diagnóstico inicial de agosto de 2018, se identificó una problemática aguda derivada de las condiciones socioeconómicas y culturales en que se ubica la escuela primaria que se tomó como espacio de la intervención. El plantel se localiza en una zona periférica del centro capitalino, la cual está catalogada de alta peligrosidad por autoridades municipales; además, las carencias de infraestructura física educativa son bastante notorias en dicha primara, entre ellas, la de una biblioteca escolar a pesar de que se fundó en 1984.

En términos de desempeño académico, la comprensión lectora del alumnado era endeble debido, en parte, a que el profesorado mantenía una práctica docente carente de actividades estratégicas y motivacionales, que alentaran la movilización de los conocimientos previos, la asimilación, el desarrollo cognitivo y metacognitivo del aprendizaje de la lectura comprensiva en el alumnado. Asimismo, el estudiantado poseía poca motivación intrínseca para leer, identificar, predecir, resumir e interpretar el contenido de un texto. La situación se complejizaba por la falta de textos literarios infantiles en la biblioteca de la colonia y falta de acompañamiento de la familia en el proceso lector.

En este contexto, esta investigación educativa con modalidad de intervención pedagógica, describe la comprensión lectora en cuarto grado de primaria de un plantel de la ciudad de Zacatecas, México. El diagnóstico inicial alentó el diseño y aplicación del proyecto: intervención «Comprender un texto para conocer el mundo», que tuvo como objetivo general fortalecer las capacidades cognitivas y metacognitivas en el campo de la lectura como actividad escolar de las y los alumnos de cuarto grado de la primaria de un plantel zacatecano, a través de estrategias de aprendizaje que desarrollen la comprensión lectora.



La comprensión lectora: habilidad cognitiva compleja

Los objetivos específicos de la intervención fueron tres: conocer aspectos de la lectura como actividad escolar y campo formativo en nivel primaria; comprender las características del aprendizaje cognitivo y metacognitivo de la lectura, y diseñar y aplicar estrategias cognitivas y metacognitivas para la comprensión lectora de textos para el alumnado de cuarto grado de primaria.

El proyecto se integró con veinte secuencias didácticas con las cuales se alcanzaron tres metas: despertar el interés por la lectura, mejorar los niveles de comprensión lectora de 34 estudiantes que integraban el grupo objeto de intervención y la innovación de la práctica docente. Las secuencias del proyecto iniciaron en septiembre de 2018 y concluyeron en junio de 2019. La pregunta central del proyecto fue: ¿cómo propiciar el proceso de enseñanza-aprendizaje para la comprensión lectora en cuarto grado de primaria?

La hipótesis tentativa fue que el proceso de enseñanza-aprendizaje para la comprensión lectora en este grado escolar se lograba a través de secuencias didácticas que motivaran en primera instancia, el gusto por la lectura, posteriormente la mejora de la comprensión lectora del estudiantado de cuarto grado.

En la década de los noventa del siglo XX, se consideró que el desarrollo de la comprensión lectora se favorecía con la creación de ambientes para lectura a temprana edad. En este sentido, en el nivel escolar básico de Barcelona se estableció un tiempo lectivo para trabajar el lenguaje desde primero hasta sexto grado; las dinámicas más frecuentes fueron la lectura grupal, contestar el libro de texto, y finalmente, evaluar por medio de preguntas y el llenado de una ficha los avances alcanzados.

Se esperaba que estas estrategias incrementaran el hábito lector, que el estudiantado fuera capaz de expresar opiniones propias de su lectura y utilizara la lectura como herramienta para generar información y construir aprendizajes. Privilegiar la lectura como elemento sustantivo del lenguaje era un medio las metas establecidas, las cuales poseen ciertas semejanzas para el caso mexicano a pesar de la diferencia temporal de las políticas educativas de los dos países.

En esta tónica, Naranjo asegura que la enseñanza de la lectura es fundamental dentro de los planes de estudio en Cuba y es la base en el desempeño de otras asignaturas académicas. Frente a esta función formativa de la lectura estaba la realidad escolar. En las aulas, siempre hay niñas y niños a los que, si les gusta leer, pero no comprenden su lectura, por ello, era necesario desarrollar dinámicas que contribuyan a que el alumnado comprendiera de manera significativa lo que leía; sin desconocer que la comprensión es una habilidad compleja en la que influyen factores lingüísticos, fonológicos, morfológicos, sintácticos y semánticos, motivacionales y cognitivos. En primera instancia, la lectora y el lector deben decodificar el texto, luego entender el significado de las ideas centrales y complementarlas con sus saberes previos; y dentro de este proceso, la y el docente juega un papel de suma importancia.

Efectivamente, Gutiérrez-Braojos y Salmerón señalan que existen estrategias metacognitivas previas a la lectura. Primero hay que determinar el género discursivo del texto, es decir, identificar si es narrativo, descriptivo o expositivo. Para los primeros grados de primaria, resulta oportuno comenzar con textos narrativos debido a que poseen una estructura ambiental, serie de eventos y respuestas directas de los personajes fáciles de identificar por la persona lectora e incluso valorar la consecuencia de las acciones y el motivo de la reacción de los protagonistas.

Determinar la finalidad de la lectura es un segundo paso en la metacognición. La y el docente debe enseñar a su alumnado a cuestionarse antes de la lectura, el para qué lee, quién es la persona que escribe, para qué escribió y que finalidad tiene el discurso. Estas preguntas activan conocimientos previos y hacen que el estudiantado, relacione sus saberes con el texto que van a leer y prediga situaciones del discurso; para dar continuidad a la secuencia, el docente aplica preguntas orientadoras que alientan al alumnado a percatarse si el texto que lee guarda relación con otro ya leído o si la temática que se le presenta es nueva o tiene alguna similitud con otras ya conocidas.

Por otro lado, transitar de la lectura como actividad escolar a una lectura que cubra una función social es una perspectiva más ambiciosa. Esta tendencia fue notoria a principios del siglo XXI y se retomó en México en la reforma educativa del 2017, como se sostiene más adelante. Desde la función social, la lectura era valorada: «como herramienta que sirve para comprender e influir en el mundo que rodea a los educandos es complejo, pero no imposible». Una postura motivacional del profesorado es persuadir y enfatizar, a su grupo, que la lectura en sí misma es una fuente de recreación, enriquecimiento y desarrollo que acompaña a la persona que lee, durante toda su vida; es decir, leer tiene un valor trascendental que supera el ámbito escolar.




METODOLOGÍA


Enfoque metodológico general

En esta investigación se utilizó el estudio de caso como metodología de corte cualitativo. El estudio de caso es una forma organizativa que delimita un ámbito específico de una problematización o preocupación temática que acontece en un grupo social y sitio concreto. Asimismo, Barraza señala que un proyecto es «una planificación, que consiste en un conjunto de actividades a realizar de manera articulada entre sí, con el fin de producir determinados bienes o servicios capaces de satisfacer necesidades o resolver problemas […] de un periodo de tiempo dados».

De igual manera, se hizo uso de los principios y técnicas de la etnografía educativa, entendida como el estudio de problemas educativos como hechos sociales inmersos en un contexto histórico determinado, donde las y los actores sociales dotan de significado y sentido al comportamiento cotidiano en el aula y la escuela, vistas estas como unidades culturales en la que se diagnostican, registran, describen y muestran los aspectos socioculturales y simbólicos que se construyen y viven en dichos espacios. Con estos referentes metodológicos, se recabaron datos empíricos que se obtuvieron del trabajo de campo, se revisó literatura especializada que permitió la planeación de secuencias didácticas con contenidos de los planes de estudio de cuarto grado, mejorar la comprensión lectora del alumnado de cuarto grado.



Referentes conceptuales centrales

En términos metodológicos, se tomó un marco conceptual compuesto de cinco categorías centrales: aprender a leer, aprendizaje cognitivo, aprendizaje metacognitivo, comprensión lectora y ambiente de aula para problematizar las funciones sociales de la lectura en cuarto grado y considerar las actividades más pertinentes para impulsar el hábito lector e incidir en la mejora de la comprensión lectora. En este sentido, aprender a leer:

Implica aprender a pensar de otra manera y este aprendizaje lleva consigo un desarrollo de la inteligencia verbal, aplicable al aprendizaje de otros conocimientos. Ahora bien, la evolución de los procesos cognitivos necesarios para este aprendizaje no cambia cualitativamente cuando los niños pasan del jardín infantil al primer año, sino que va diferenciándose y configurando otros más complejos, que al cabo de algunos años se manifiestan en un cambio cualitativo en la mente de los niños.


Esta cita hace énfasis en dos principios esenciales del aprendizaje, la progresividad y la complejidad para sostener que el cambio cualitativo en la estructura cognitiva de las y los infantes es apreciable después del primer grado de primaria, por ende, en cuarto grado, se espera que el estudiantado transite de la lectura repetitiva a la lectura comprensiva. Desarrollo que se reitera en el concepto de aprendizaje cognitivo como acción intrínseca del individuo, en la medida en que alude a que existe:

Un conjunto de procesos cognitivos intrínsecos al desarrollo, que emergen varios años antes de iniciarse el aprendizaje de la lectura y que son determinantes para su éxito posterior. Todos ellos son procesos cognitivos que se empiezan a desarrollar previamente al abordaje de la lectura y que, en la medida en que son activados por su enseñanza, llegan a ser metacognitivos.


En este sentido, activar la enseñanza supone entrar al terreno del aprendizaje metacognitivo y las maneras en que se puede incidir en él, desde el marco de cada disciplina. Por lo tanto:

La forma de incidir en el desarrollo de la metacognición puede ser precisamente destacar el aspecto problemático de las disciplinas en la medida en que impulsan el desarrollo de los conceptos científicos. Para ello es necesario plantear grandes problemas conceptuales que se solucionan o se intentan solucionar mediante el uso de los contenidos que se presentan en las distintas unidades didácticas. Otra posibilidad consiste en partir de los aspectos aparentemente triviales o familiares de los fenómenos cotidianos, pero plantean problemas de comprensión a los que, en general, no se puede prestar demasiada atención (por qué y cómo).


Los tres puntos esenciales para el desarrollo metacognitivo presentan de manera implícita, la diferenciación de saberes que articulan y diferencian en el acto de la transposición didáctica expuesta por Chevallard. Se trata del saber científico o sabio, el saber objeto de enseñanza que se sitúa en los libros de texto como contenido y el saber enseñado que se fusiona con el entorno de las y los estudiantes con la intención de ser aprendido.

Pero esta diferenciación garantiza la funcionabilidad del sistema didáctico y la creatividad didáctica. Un riesgo inherente en la trasposición didáctica es el desgaste del saber científico, por la sencilla razón de que los tres saberes funcionan de manera diferente.

La comprensión lectora se define como «un proceso que se ha denominado alfabetización funcional», en el que:

Es necesario desarrollar varias destrezas mentales o procesos cognitivos; anticipar lo que dirá un escrito, aportar nuestros conocimientos previos, hacer hipótesis y verificarlas, elaborar inferencias para comprender lo que solo se sugiere, construir un significado etc. [...] analfabeto funcional es quien no puede comprender la prosa, aunque pueda oralizarla en voz alta.


Las destrezas mentales expuestas están alineadas a un procedimiento científico necesario si se desea entrar al terreno de los cambios cognitivos sustantivos derivados de una correcta asimilación e integración de cada etapa del método para comprender lo que se lee de manera significativa. Asimismo, la teoría del aprendizaje significativo sugiere que es imprescindible, la organización de una enseñanza consistente, establezca puentes cognitivos para hacer que los contenidos aprendidos sean significativamente estables y complemente con acompañamiento de crecimiento afectivo. Este último elemento se hace tangible en el concepto de ambientes de aula, el cual hace referencia a:

Las diferencias y carencias existentes en los ámbitos físico, emocional, metodológico y motivacional de los ambientes de aula, en elementos tales como: la temperatura, la ventilación, el color de las paredes, el cielo raso, la intensidad de la luz, las decoraciones sin objetivo pedagógico y poco acordes con la edad y etapa del desarrollo de los estudiantes, recursos y materiales limitados y precarios, limpieza deficiente; aunado a características socioemocionales que conllevan a desmotivación, problemas de disciplina, escaso sentido de pertenencia y compromiso en el cuidado del aula, así como de calidad de las relaciones interpersonales existentes; todos los cuales propician que el aprendizaje logrado por los niños y niñas no sea óptimo.


En sentido estricto, en el estudio de caso, el ambiente de aula no era el más propicio para el aprendizaje óptimo de la comprensión lectora. Pese a ello o quizá por ello, el proyecto de intervención «Comprender un texto para conocer el mundo» tomaba mayor relevancia, sin ignorar la existencia de obstáculos.



Planeación de las estrategias cognitivas y metacognitivas

El Plan de trabajo de esta intervención se organizó en 20 sesiones para el ciclo escolar 2018-2019; su inició fue en el mes de septiembre de 2018 y su cierre en junio de 2019; se planearon dos sesiones por mes. Cabe señalar que las sesiones obedecen al desarrollo de dos fases sustantivas para el logro de la comprensión lectora: el fomento de la lectura y la comprensión lectora literal, interpretativa, evaluativa y apreciativa.

Hay que mencionar que las estrategias tuvieron continuidad en diversas clases, porque el objetivo de aprendizaje expuesto en el Plan de estudios era amplio y complejo. En cada sesión se implementaron diversas estrategias tanto para trabajar la comprensión lectora, como para fortalecer el hábito lector y subsanar las carencias de materiales en la institución educativa y de las y los alumnos. El resumen del plan de trabajo de la intervención se expone en la siguiente tabla:


Tabla 1. Plan de trabajo de la intervención «Comprender un texto para conocer el mundo»




RESULTADOS


Resultados de las Exploraciones de Sistema de Alerta Temprana y hábitos lectores

El diagnóstico del nivel de lectura del grupo de cuarto «B» (34 estudiantes) de nivel primaria de un plantel de Zacatecas, México, se sustentó en la Rúbrica elaborada por el Sistema de Alerta Temprana (SISAT) de la Secretaría de Educación Pública del 2015. Se evalúan: fluidez, precisión, atención palabras complejas, uso adecuado de la voz, seguridad y disposición, y comprensión general; hay tres logros de aprendizaje cuantificados en una escala de Likert con un puntaje de 3, 2 y 1, que indican la progresión alcanzada en cada componente, que, a su vez, están jerarquizados, del I al VI.

El punto VI hace alusión a la comprensión general de la lectura y es el de mayor importancia cognitiva en este test. El logro de aprendizaje de la lectura se mide en una escala progresiva que se categoriza pedagógicamente con los siguientes términos: el nivel esperado, en desarrollo y requiere apoyo: La Exploración 1, se aplicó en septiembre del 2018 y los resultados fueron los siguientes:


Gráfica 1. Toma de lectura. Primera exploración, cuarto «B»



Como se observa, 16 niñas y niños que representan el 47 % del grupo, necesitan reforzar los conocimientos que tiene de la asignatura de español, específicamente de comprensión lectora y producción de textos, es decir, en la dimensión VI «comprensión general de la lectura». Si bien, 13 estudiantes, que equivalen al 38 %, se encuentran en el estadio de desarrollo, es decir, en un proceso inconcluso comparado con el nivel esperado, 16 requiere apoyo (47 %) y solamente 5 educandas y educandos, es decir, el 15 %, están en la fase de lectura cabal. Se deduce que las áreas de oportunidad del grupo predominan sobre las posibles fortalezas cognitivas y metacognitivas del estudiantado.



Resultados de la segunda evaluación SISAT, que se aplicó en febrero de 2019

Los resultados fueron los siguientes:


Gráfica 2. Toma de lectura. Segunda exploración, cuarto «B»



La segunda exploración se realizó en febrero del 2019, fecha en la que ya habían concluido dos bimestres del ciclo escolar 2018-2019 y el avance del contenido de español se ubicaba en el término del bloque tres, de cinco que integran el libro de texto. En comparación con los resultados de la primera exploración de septiembre, ahora se observa en que solamente 10 estudiantes que representan, el 29 % del grupo, necesitan reforzar los conocimientos que tiene de la asignatura de español, esta cifra indica un descenso en este indicador y un incremento positivo con 9 casos, el 27 %, en el indicador de nivel esperado y un leve aumento en el indicador en desarrollo de 2 casos, 6 %.

En términos generales, en el tiempo transcurrido de la primera exploración a la segunda (septiembre-febrero), se realizaron actividades para que el alumnado de cuarto grado tuviera un acercamiento a la lectura, motivándolos a través de técnicas narrativas y lectoras, y recursos lúdicos; esto permitió que, poco a poco, el estudiantado realizara la lectura escolar por placer y no por obligación. Durante esta fase de intervención se obtuvieron resultados significativos respecto a la comprensión básica de textos.



Interpretación de estrategias de la intervención

Para mostrar el impacto del proyecto de intervención se tomaron los resultados de 10 estrategias: la historieta, juguemos a la biblioteca, lectómetro, el semáforo de palabras, preguntas de piensa y busca, círculo de lectores, intercambio un libro, la feria de la lectura, leemos en pareja y comparto mi libro.

Durante la estrategia, «La historieta», a pesar de que las y los alumnos en el mes de septiembre de 2018 mostraban en su mayoría, una apatía por la lectura, al tener un acercamiento con los cómics comenzaron a ser más participativas y participativos. Se detectó que la mayoría del estudiantado prefería leer leyendas o chistes, y se apropiaron de estas temáticas para la realización de los comics; se dejó de lado la lectura de odas y coplas del libro de texto.

Cabe destacar que la estrategia «Juguemos a la biblioteca» se llevó a cabo varias veces. En la primera implementación, las y los estudiantes se mostraron ansiosos por saber el procedimiento para estar a cargo del registro del préstamo de libros; todas y todos se apuntaron para desarrollar ese puesto y esperaron entusiasmados su turno. Durante la lectura de la primera sesión, algunas y algunos educandos no sabían qué libro elegir, a pesar de que eran muy pocos ejemplares, pero también porque no conocían cuáles eran sus temas preferidos. La actividad no fue tan exitosa como se esperaba, porque el proceso de elección tomó más tiempo de lo previsto. Sin embargo, en la medida en que se repitió esta estrategia en otras sesiones, el alumnado desarrollo un interés por ciertos temas, además, todo el proceso lector se volvió más dinámico y se incrementó el acervo bibliográfico a través de donaciones.

La estrategia «Lectómetro y préstamo de libros» se implementó hasta que el objetivo formativo de la estrategia «Juguemos a la biblioteca» fue alcanzando con ciertos niveles de éxito. Una primera fase de la estrategia, el lectómetro, fue motivar al alumnado para que se llevara cada viernes a casa, un libro para que pudiera compartirlo con la familia; el estudiantado acogió con alegría esta propuesta. Ellas y ellos, el lunes hacían tres cosas: entregaba su reporte de lectura a la docente, compartían con sus compañeras y compañeros sus impresiones de lo leído y coloreaba en la imagen de un lomo de libro —el lectómetro— que se colocó en el salón de clases su avance. El lectómetro provocó una sana competencia entre el estudiantado, todas y todos querían ser la o él que había leído más libros que las y los demás. También se sintieron orgullosas y orgullosos de poder compartir momentos de lectura con sus familiares en el hogar.

La estrategia «El semáforo de palabras», se aplicó para detectar las palabras que desconocía el alumnado e impedían la comprensión del texto que leían durante las actividades de todas las asignaturas que se imparten cotidianamente. En la primera sesión de esta estrategia, el estudiantado tuvo algunas complicaciones para encontrar las palabras desconocidas en el diccionario, ya que no poseían mucha práctica con su uso; paulatinamente y conforme se fue utilizando este recurso didáctico, las búsquedas fueron dando frutos. Las razones son: 1) la localización de palabras se convirtió en un ejercicio interactivo, 2) se dio la competencia de realizar la actividad en el menor tiempo posible y 3) se aprendió a contextualizar el significado de la palabra con lo leído.

La Estrategia «Preguntas de piensa y busca» fue una actividad, que al igual que las otras, en un inicio, el alumnado tuvo complicaciones porque no estar muy relacionados con la formulación de preguntas para las lecturas que realizaban, y tenían la impresión de que no podían elaborar cuestionamientos a sus compañeras y compañeros. Pero al adquirir más práctica, se les facilitó hacer y contestar preguntas; además, el desarrollo de esta habilidad permitió ganar a otros equipos.

La estrategia «Círculos lectores» fue muy divertida desde un comienzo para las y los alumnos, debido a que les gusta mucho dibujar y colorear. Esta actividad favoreció la lectura y ayudó a la convivencia del grupo, y contribuyó a que el estudiantado identificara con más facilidad los tipos de títulos, la diversidad de textos que hay en la biblioteca del aula, ampliaran sus temas de interés y no leyeran en repetidas ocasiones el mismo libro.

La estrategia «Intercambio un libro» fue una de mis favoritas como docente, ya que se llevó a cabo el 14 de febrero, día del amor y la amistad, fecha especial para las y los alumnos porque se acostumbra suspender algunas sesiones para promover la adquisición de alimentos en los puestos de la kermesse, comprar recuerdos e intercambiar regalos. Este hecho fortaleció el lazo afectivo con sus compañeras y compañeros y se logró un objetivo primordial en el aula de cuarto grado, grupo «B», donde, como se mencionó en la problemática de la investigación, el plantel contaba con muy pocos libros, pero con el intercambio, el acervo de la biblioteca de aula se incrementó y enriqueció.

Al realizar la actividad de intercambió de un libro, más allá de que se aumentó el repertorio de la pequeña biblioteca, aconteció algo muy significativo, en términos socioemocionales. Los rostros de las y los niños se iluminaron de alegría, no solo porque era la primera vez que regalaba y recibían como obsequio un libro, sino porque ahora, ya eran lectoras y lectores. También formaron pequeños y diversos equipos para leer y comentar acerca de los textos por iniciativa propia.

La estrategia «Feria de lectura» fue muy satisfactoria, ya que se implementó y compartió en conjunto con otros grupos de la institución educativa, madres y padres de familia del alumnado. Al principio, cuando se comunicó a todo el alumnado el objetivo general de la estrategia, no hubo un interés homogéneo, pero fueron atrapados por las diferentes actividades. Se mostraron siempre dispuestos y divertidos, aunque algunas actividades les agradaron más que otras, la interacción entre pares y del alumnado con su madre o padre fue motivadora.

«Leemos en pareja» fue la estrategia, que al inicio tuvo varios obstáculos, tales como: la compañera o compañero asignado no era de su agrado, no leer con la misma fluidez, no convivían mucho con él o ella y no había empatía, entre otros; pero, al ir realizando las actividades propuestas y conforme fueron socializando, se obtuvieron dos frutos: el trabajo colaborativo y el fortalecimiento de la actividad lectora del alumnado del grupo.

La estrategia «Comparto mi libro» fue muy emotiva porque era la última secuencia del proyecto de intervención. En esta sesión, las y los alumnos mostraron el fruto de su trabajo, su esfuerzo, dedicación y nuevos aprendizajes, tanto en lectura como en escritura; llevaron a cabo la recopilación de diferentes tipos de texto literarios —de elaboración propia como de autores—, que fueron leyendo durante el transcurso del ciclo escolar y del proyecto de intervención «Comprender un texto para conocer el mundo».




DISCUSIÓN

La historieta, según Rodríguez, es un género narrativo muy motivador, entretenido y aceptado para potenciar los aprendizajes de diferentes contenidos escolares como el lenguaje y el arte. Una historieta es la conjunción de imágenes, onomatopeyas y texto. Las cinco características específicas que posee la historieta son las siguientes: «El carácter narrativo que predomina en el mensaje, la integración de los elementos verbales e icónicos, la utilización bien definida de sus códigos y convenciones, su función es distractora y a su vez con una intencionalidad de aprendizaje». En este sentido, la versatilidad de la historieta radica en que el alumnado puede combinar el lenguaje verbal con el iconográfico para elaborar una narración corta sin que se pierda su estructura.

La estrategia «Juguemos a la biblioteca» para Martínez debe cumplir con los objetivos primordiales que son el de informar y entretener, debe de ser una herramienta inclusiva ya que permite el acceso a todos sin importar edad, condición social o cultural. Con la práctica y aplicación de técnicas y estrategias de animación a la lectura tienen como principal propósito despertar el deseo de leer, descubrir el libro y desarrollar la habilidad lectora.

Los materiales de la biblioteca del aula pueden permanecer de manera permanente o temporal, de esta forma podrán ir rotando y permitiendo aprendizajes significativos en el alumnado mientras consultan fuentes de información variada. El lectómetro forma parte de una interacción o un animador que es clave para desarrollar un hábito y un comportamiento lector positivo en el estudiantado, hasta llegar al momento que sientan la necesidad y puedan recurrir a los libros para consultar y seguir formando conocimientos.

En este sentido, como ya se mencionó en los resultados, «Juguemos a la biblioteca» y «Lectómetro y préstamo de libros» sí despertaron en el alumnado de cuarto grado el interés de leer; llegaron los pocos libros salieron de visita a casa del estudiantado todos los viernes; el ánimo se graficó en el lectómetro cada semana y leer fue un reto permanente durante todo el ciclo escolar 2018-2019.

La estrategia «Semáforo de palabras» fue elegida tras encontrar, en el diagnóstico y a lo largo de la investigación, que un obstáculo frecuente, que impide la comprensión lectora en las y los alumnos, es la falta de conocimiento del significado de palabras o temas. Pero también porque, como señalaba Alfaro:

El acto de leer es un procedimiento complejo, ya que no se reduce a una decodificación textual, sino que integra los esquemas mentales de las y los lectores, que al leer se transforman las vivencias y conocimientos previos en un discurso, que se articula por niveles de significado.


Dicho en otras palabras, cuando la lectora y el lector decodifica, conforme recorre sus líneas buscando hacer legible lo leído, proyecta un esquema mental sobre el texto; pero en repetidas ocasiones sucede, que ni, aun así, logra comprender la lectura. La razón de este suceso es el desconocimiento, el poco o nulo conocimiento previo del tema, o conjunto de palabras, que se encuentran en el texto.

La planeación de la estrategia «Pregunta, piensa y busca» se fundamenta en los hallazgos de Beuchat. Efectivamente, estrategia poco novedosa, pero aún efectiva, en la medida en que hacer preguntas durante la lectura tiene el objetivo de obtener una compresión de lo leído por las y los alumnos. Además, si la lectura se entiende como un proceso del pensamiento, las preguntas que formule el profesorado deberán estimular, provocar y ordenar el pensamiento del estudiantado. El riesgo de esta estrategia es que, si la mayor parte del tiempo, las y los docentes se enfocan conocer los procesos operacionales de la lectura, se deja de lado, el aspecto afectivo de la acción lectora.

El propio Beuchat indicó que este riesgo se evitaba si el profesorado, antes de comenzar la lectura, formula preguntas de manera grupal, lo que permite a cada alumna y alumno exponer su sentir y su punto de vista acerca del tema; ambos se confrontan y cambian hasta terminar la lectura. La metodología propuesta crear un clima detonador con la pregunta general y dar pausa a la intervención del alumnado para favorecer el diálogo y la reflexión que hacen de la persona que lee, una lectora o lector capaz de imaginar y pensar críticamente.

La estrategia «Feria de la lectura» retoma el sentido global que Ramírez, le concede a una feria como un evento cultural; en el caso de la lectura, la cual tiene como primordial objetivo, la promoción de la lectura a partir de actividades lúdicas, divertidas e interesantes para las y los alumnos, que a su vez, los dotan de nuevos aprendizajes e información, que poco a poco, las y los van acercando a crear un hábito y un gusto por la lectura, el agrado por hojear un libro e indagar en el nueva y necesaria información para su vida diaria.

La feria lectora es también un espacio difusivo que promueve un espacio de interacción directa, tanto con libros, como textos de diferentes temáticas, que logran que la lectora y el lector, identifiquen de mejor manera sus gustos e interés. Se pueden también realizar actividades de lecturas compartidas, dramatizaciones de textos, talleres de producción textual, lecturas en voz alta y juegos lúdicos todo en pro de promover la lectura activa en la comunidad escolar.

Efectivamente, la aplicación de esta estrategia se hizo en la plaza cívica del plantel y en ella participaron todos los grupos y el profesorado. Los pocos libros que había en la institución se colocaron en mesas de trabajo y se distribuyeron estratégicamente en la plaza. La feria fue motivo para leer, degustar alimentos, tomar fotografías del recuerdo y llenar de un bullicio nuevo el lugar.

La estrategia «Leer en pareja», dicen Zambrano y Gisbert, es una forma de poner al alcance del profesorado nuevas tecnologías de trabajo, además de mantener redes de cooperación entre el alumnado y las y los docentes. Asimismo, «Leer en pareja» es una estrategia que fomenta la inclusión, el juego de roles como tutora o tutor enseñante y como tutorada o tutorado aprendiz, y se trabaja por un objetivo en común, conocido y compartido por los participantes y mediado por el docente. Por lo tanto, «Leer en pareja» es una estrategia dialéctica y se aprende enseñando; e implica una preparación previa de materiales e información.

Si bien al momento de aplicar esta estrategia, el alumnado expuso motivos para no estar como pareja de alguien, esta resistencia desapareció gradualmente con la socialización. El nivel de lectura diferenciada y estar cerca de otro creo un puente empático y una convivencia progresiva. Estos elementos intrapersonales formaron, como señalan Zambrano y Gisbert, lectores más autónomos, responsables, creativos y con habilidad de comprensión lectora.

La estrategia Intercambio un libro no es una actividad que se hace al azar. Gómez exhorta al profesorado a que conozca los gustos, intereses, formas de aprendizaje y antipatías de su alumnado, para que el texto intercambiado sea leído por el receptor. De lo contrario, no se cumple el objetivo esencial, que la obra sea leía e incremente el interés por la lectura, resuelva dudas y sea consultado por la o el usuario de forma autónoma.

Las y los autores de donde se retomaron las estrategias lectoras aplicadas en la intervención, de manera unánime, señalan que, a fines del siglo XX y primera década del siglo XXI, una de las grandes problemáticas actuales es el fomento a la lectura. Esta tarea se ha vuelto aún más difícil con la presencia de dispositivos inteligentes que atrapan con mayor facilidad al estudiantado que un libro impreso o digital para conocer el mundo.

Además, en algunos planteles escolares, como el caso de la primaria estudio de caso, el reto no es solo contar con una biblioteca, sino despertar el interés y reinventar el recinto como espacio de expresión y comunicación, en donde, la o el lector, encuentre una atractiva y amplia oferta cultural, que incida en su formación como lectoras y lectores competentes, críticos, autónomos y capaces de enfrentar las diferentes formas de lectura que existen en la actualidad.




CONCLUSIONES

Esta investigación que tomó el caso de cuarto grado de primaria de un plantel de Zacatecas, México, para diseñar y aplicar una intervención pedagógica para el desarrollo de la comprensión lectora, colocó al estudiantado y a la profesora del grupo ante el reto de innovar, a pesar de la ausencia de recursos materiales y hábitos culturales para este fin. En este sentido, las estrategias que se implementaron pasaron por un proceso de planeación con base en los objetivos y logros de aprendizaje de este grado. El periodo de aplican de las secuencias abarcó todo el ciclo escolar 2018-2019; temporalidad que permitió advertir cambios cualitativos en el grupo.

Cabe señalar que el proceso de apropiación de la lectura conlleva una serie de etapas tanto cognitivas como metacognitivas, las cuales se van dando a muy temprana edad, e idealmente, comienzan en la familia. Cuando, las y los infantes llegan al ámbito escolar, la y el docente, se encargan de fortalecer la compresión de lo escrito en un texto, pero esta progresión necesita de condiciones y oportunidades reales a largo plazo. Lo que se encontró durante y después de la aplicación del proyecto de intervención «Comprender un texto para conocer el mundo» fue alentador.

La comprensión lectora como habilidad cognitiva y metacognitiva específica del campo formativo de Lenguaje y comunicación en nivel primaria, se desarrolló mediante la creación de un entorno o ambiente de aprendizaje motivador que tuvo como propósito generar el gusto por la lectura, la construcción de un hábito lector escolarizado y la comprensión lectora de cualquier texto escolar. Las 20 estrategias didácticas implementadas durante el ciclo escolar 2018-2019, de motivación, promoción a la lectura y comprensión lectora, se convirtieron en el puente que el alumnado necesitaba para configurar la relación interpretativa entre autor, lector, intertexto, texto y contexto.

De igual manera, el estudiantado tuvo un acercamiento más agradable con los textos, se despertó el interés por seguir conociendo los personajes y los escenarios que encontraron en los cuentos, leyendas y chistes (géneros literarios que se convirtieron en sus textos favoritos), y cambiaron paulatinamente su actitud renuente al abrir sus ojos al mundo lector. Cabe señalar que el interés del alumnado fue más notorio en las actividades en las que el producto de la sesión fue tangible, es decir, cuando se convirtió en escritor y escritora de sus propios textos.

El nivel de comprensión lectora aumentó de forma importante casi todo el grupo; únicamente el 29 % (9) de las y los alumnos no logró acrecentar su fluidez y comprensión lectora en el nivel esperado, pero se ubican en desarrollo, esto indica que, sí lograron emitir juicios de reflexión y elaborar textos propios. Por lo que se deduce que estas y estos estudiantes logran expresarse oralmente y producir textos significativos valorando la funcionalidad de las competencias comunicativas. Ellas y ellos necesitarán más acompañamiento en quinto grado, por parte de la o el docente, y de las madres y padres de familia. Pero en términos generales, el grupo de cuarto grado, grupo «B» mostró algunos indicadores de logro que se explican a continuación:

a) Cambio de actitud ante la información escrita, así como la forma de pensar ante cualquier temática.

b) Estos dos cambios, le permitieron llevar a cabo actividades como debates y mesas de diálogo, donde se esforzaron por dar a conocer sus opiniones y propuestas de manera reflexiva.

c) Adquirieron seguridad y confianza para expresar sus ideas con un nivel apreciativo, elemento que indica un repunte en el desarrollo de habilidades frente al público, a pesar de sus carencias en relación a su fluidez y comprensión lectora.

d) Algunas alumnas y alumnos autodidactas, con el apoyo y manejo de las estrategias cognitivas y metacognitivas, repuntaron como individuos capaces de elegir, indagar, analizar y exponer, por su propia cuenta, algún tema.


Los obstáculos detectados del proyecto fueron:

a) Poca participación de las madres y padres de familia debido a que trabajan.

b) Falta de recursos literarios en la institución escolar. Pero ambos se superaron, en la medida en que, el trabajo colaborativo tuvo una recepción favorable entre el estudiantado y la docente, y la gestión de algunos ejemplares para formalizar El rincón de la lectura en el aula.

c) El profesorado y personal directivo, no asume a la escuela como una comunidad de aprendizaje, en consecuencia, las acciones de mejora que promueve un docente en el plantel, no se valora cabalmente, y se convierte en un hecho aislado.


De manera personal, como docente que diseñó y aplicó el proyecto «Comprender un texto para conocer el mundo», sostengo que innovar la práctica docente, si bien, es una toma de decisión personal, necesita de un liderazgo directivo propositivo que asuma que innovar no concluye al fin de un proyecto o ciclo escolar, es un camino que no termina porque, la tarea docente y la formación del alumnado se transforman continuamente.