octubre 10, 2022

«El párrafo como nivel intermedio del texto»


Teresa Delfina Iglesias Hernández, Adaymí González Valdés y Deisy Leidy Hernández Rivera
«La progresión temática y la coherencia como criterios textuales en la construcción de párrafos»

Mendive, vol. 17, n.º 2 (2019)

Mendive. Revista de Educación | Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca» (@UPR_Cuba) | Centro de Estudios Pedagógicos para la Educación General | Pinar del Río | CUBA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 303 a 307 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en el original.



El párrafo como nivel intermedio del texto

Eugenio Coseriu distingue de manera explícita entre texto y discurso.

• Discurso: actividad individual, es decir, el acto lingüístico (o la serie de actos lingüísticos conexos) de un individuo determinado en una situación determinada.

• Texto: es el producto de esa actividad, lo que ya está hecho (dicho o escrito).


Según Coseriu, para la actividad discursiva se emplean tres «saberes»:

• El saber hablar (congruente, coherente, etc.).

• El saber idiomático (la técnica para hablar).

• El saber expresivo (de adecuación a la situación, tema, interlocutor). (Coseriu 1981, p. 17).


Si se tiene en cuenta la linealidad del discurso, se impone que los alumnos aprendan a expresarse primero en oraciones, luego en párrafos y después en textos, llamados en el ámbito escolar «composiciones», a las que la formalidad didáctica concibió durante mucho tiempo como un escrito de tres párrafos sobre un tema impuesto.

Desde el tercer grado, y durante toda la Enseñanza Media, el alumno se enfrenta a la tarea de redactar párrafos. Sin embargo, aún no domina esta habilidad cuando egresa de la escuela.

De manera frecuente —y así consta en esta experiencia pedagógica—, los profesores parten del supuesto de que el estudiante sabe qué es un párrafo. No se comprueba su dominio teórico y práctico, y se orienta mecánicamente su redacción. Luego realizan su revisión, en muchas ocasiones mediante la audición. En este caso, generalmente prestan atención a la estructura profunda, al contenido, sin percatarse de los errores en la estructura de superficie, es decir, en la forma.

Asimismo, en las pruebas de diagnóstico se ha detectado que los alumnos dominan aceptablemente el tema, pero, desde el punto de vista formal, presentan muchas dificultades. Una de ellas consiste en la organización del párrafo.

El tratamiento metodológico de la construcción escrita orienta que para construir sobre un tema dado, es necesario descomponer este en sus subtemas y expresar ideas y conceptos al respecto. Construir desde las unidades inferiores, mediante las cuales el significado se teje y cobra expresión verbal, a las superiores hasta llegar al discurso. El conocimiento de estructuras de un nivel inferior (sintagmas, oraciones) nos da la posibilidad de construir unidades de un nivel superior (párrafos, discursos), lo que debe considerarse en la didáctica de la lengua escrita.

Son varias las definiciones que sobre el concepto de párrafo han dado diferentes autores:

• «El párrafo es un conjunto de oraciones relacionadas entre sí, que desarrollan un tema y termina con un punto y aparte» (Romeu, 1985).

• Ricardo Repilado (1966), en su obra Dos temas de redacción, plantea: «Definir, argumentar, ejemplificar, comparar, pormenorizar, reiterar: son operaciones básicas del pensamiento, de las que han surgido con naturalidad algunos métodos para desarrollar párrafos» (p. 89). Este autor analiza aspectos esenciales en la redacción de párrafos, como sus cualidades.



UNIDAD

Cuando todos los elementos que lo integran guardan entre sí una relación lógica y están redactados de manera que dicha relación pueda ser claramente percibida por el lector.

Para lograr la unidad, debe excluirse de su presentación todo lo que sea innecesario para desarrollar el tema. El peor enemigo de la unidad es lo superfluo. Se logra además dándoles cohesión a las diversas partes que lo componen, relacionándolas unas con otras para enlazarlas de tal modo que resulte de ellas la continuidad y la unión natural que tienen entre sí las partes de un todo homogéneo.

• Uno de los mejores recursos para unificar un párrafo son los elementos retrospectivos: toda palabra o grupo de palabras cuyo significado solo se completa por referencia a otro elemento, llamado «antecedente», que se encuentra en una parte anterior del discurso. Ese antecedente puede ser una palabra, una frase, una oración completa, varias oraciones, y hasta uno o varios párrafos. Estos elementos tienen muy diversa índole sintáctica:

El verbo, cuyo sujeto —no expreso— es el mismo de una oración anterior, donde puede estar expreso o no. Este sujeto común a dos o más oraciones es un nexo que las une con mucha fuerza.

Todo pronombre o adjetivo pronominal que tenga su antecedente en una oración anterior.

Las conjunciones que expresan una relación entre una oración y otra que le precede. No todas las conjunciones que encontramos al comienzo de una oración relacionan esta con la anterior.

Palabras y frases adverbiales que indican toda clase de relación: tiempo, espacio, oposición, comparación, orden de secuencia, adición, resta, continuación, etc. En suma, toda locución que presuponga un término anterior.


El eco consiste en repetir una palabra clave ya mencionada en una oración anterior o la estructura sintáctica empleada para construir la oración precedente o una parte de ella. El eco se divide en dos clases.

El eco léxico, que se produce no solo repitiendo la palabra original, sino también con un derivado, con un sinónimo, y hasta con un antónimo.

El eco sintáctico, que se logra repitiendo una o más veces consecutivas la estructura sintáctica de una oración completa o de solo una parte de ella. Es lo que usualmente se llama construcción paralela o paralelismo.


Los ecos son simples artificios repetitivos, que establecen una relación entre oraciones, no por medio de una interdependencia de significados, sino por la similitud o identidad del significado de una palabra o de la forma de una estructura sintáctica. Pero el eco unifica haciendo que la atención del lector vuelva hacia atrás, pues cuando este se encuentra la palabra o la estructura repetida, recuerda inevitablemente su aparición anterior.

Los ecos no pueden ser nunca repeticiones ineptas causadas por la pobreza del vocabulario o la torpeza del estilo. Deben usarse deliberadamente, teniendo en cuenta el efecto que han de producir.


La suspensión consiste en diferir la enunciación de una parte principal de lo que se está exponiendo, bien demorando la predicación de una oración por medio de una serie de sujetos o de elementos antepuestos, bien aplazando la expresión del sujeto anteponiéndole una serie de predicados en construcción de hipérbaton, o también posponiendo la formulación de una oración temática haciéndola preceder de otras oraciones o elementos que son parte de su desarrollo. No se debe abusar de este procedimiento porque una suspensión extensa, sobre todo si está instrumentada por una larga serie de elementos de estructura paralela, puede fácilmente producir un efecto artificial y desagradable, lo que un tanto peyorativamente se llama con justeza «efecto retórico».

Elementos precursores: toda expresión «que anuncia o inicia algo que tiene su completo desarrollo posteriormente».

Funcionan como elementos precursores:

La pregunta que verdaderamente pide y obtiene una respuesta, la cual debe distinguirse de la pregunta que ni pide ni obtiene respuesta y es solo una manera indirecta de expresar la afirmación.

La expresión negativa que por medio de su contexto anuncia inequívocamente la correspondiente expresión afirmativa.

La declaración explícita de que algo se va a relacionar a seguidas como el anuncio de enumeraciones, sobre todo a límite fijo. La acción unificadora de la suspensión y los elementos precursores se diferencia de la acción producida por los elementos retrospectivos y los ecos. La diferencia es obvia. Los recursos retrospectivos ejercen su acción unificadora estableciendo una relación entre dos puntos del discurso que ya el lector conoce. Pero con la referencia prospectiva sucede que en el momento en que el fenómeno se produce sólo uno de esos puntos, el primero, ha entrado en la conciencia del lector, con el resultado de la relación que se establece es menos definida.


PARA SER ÚTILES, TODOS ESTOS RECURSOS UNIFICADORES DEBEN EMPLEARSE CON NATURALIDAD Y PARSIMONIA, pues el uso indebido o excesivo de cualquiera de ellos es capaz de producir efectos aún más desagradables que los que ocasiona ignorarlos totalmente.



LA POSICIÓN DEL TEMA EN EL PÁRRAFO

En el párrafo existe un orden regular o directo en la posición relativa de tema y desarrollo, muy parecido al orden de las palabras dentro de la oración. Sin embargo, esta posición del tema no es inalterable, pues el orden directo también puede alterarse.

En el párrafo la alteración del orden regular tampoco es arbitraria, pues se debe a razones como el tipo de desarrollo que se le haya dado al párrafo o el empleo de ciertos recursos unificadores.

En aquellos casos en que se mantiene el orden regular y directo, tema y desarrollo pueden quedar separados y hasta en párrafos distintos. Pero no es solo que a veces la oración temática queda de su posición normal, sino que hasta puede faltar totalmente, ya que no es imprescindible que el tema siempre esté explícitamente formulado.



LA FORMA Y ESTRUCTURA DE LAS ORACIONES

En el párrafo se alternan las oraciones largas con las cortas usando aquí una muy simple y allá otra muy compleja, cambiando el orden de los elementos sintácticos para que esta comience por el sujeto mientras que aquella lleve por delante un complemento, afirmando aquí para negar allá.



LA EXTENSIÓN DEL PÁRRAFO

Nadie puede dictar al prójimo cuántas palabras debe escribir sobre un tema determinado. Un párrafo está completo solo cuando ha dicho todo lo que tenía que decir en el mínimo de palabras que le permita el máximo de claridad, corrección y aún belleza. Esta extensión puede atemperarse a circunstancias extrínsecas como, por ejemplo: el nivel cultural de los presuntos lectores; su desarrollo mental entre otros.

Se retoman estas cuestiones por el innegable valor que para la progresión temática y la coherencia en la construcción del discurso poseen, sin embargo, los docentes se olvidan de ello en buena parte de sus clases y dejan a la espontaneidad el aprendizaje de las estructuras lingüísticas que muy atinadamente Marina Parra considera un tejido, porque si un solo «punto» se escapa de él el texto se desfigura y no cumple a cabalidad su función comunicativa.



CONCLUSIONES

Todo lo anterior permite concluir que para lograr efectividad en la construcción de textos escritos en general y del párrafo en particular, se requiere de un profesor preparado científica y metodológicamente, con sólidos conocimientos sobre los criterios teóricos que plantea la gramática del texto en relación con las propiedades esenciales del texto en los que se sustenta la enseñanza de la construcción de párrafos, es decir, mantener una ardua y constante superación en este sentido.

La estructuración del texto escrito en párrafos constituye esencialmente la expresión lógica del significado, basado en la permanencia o avance del tema y la coherencia, características esenciales de todo texto. La permanencia o avance del texto es algo intuitivo basado en la relación entre lo conocido (tema) y su avance o progresión con lo nuevo que se añade (rema). La coherencia está dada por la compatibilidad de todas las ideas del texto. Ambas, si bien no constituyen el fin del acto comunicativo, son esenciales para lograrlo.



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