octubre 31, 2022

La arquitectura actual se genera con un lenguaje y un aprendizaje multidisciplinares (filosofía, literatura, videoarte, arte visual...), lejos de la anterior, y en la inmersión masiva en lo digital



Laura Ortín Jiménez
«Dos nuevas tipologías por la inmersión de lo digital y la pérdida de lo analógico: arquitectura diagrama y arquitectura fenómeno»

[i2], vol. 1, n.º 1 (2013)

[i2] Innovación e Investigación en Arquitectura y Territorio. Revista Científica | Universidad de Alicante | Escuela Politécnica Superior | Departamento de Expresión Gráfica y Cartografía | Alicante | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto de las páginas 2 y 3 a 6 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la publicación original.



Representación arquitectónica realizada por Operadora. Imagen tomada de Archdaily.



«RESUMEN

»En un tiempo de mezclas y deslizamientos, la producción arquitectónica actual se genera sobre la base de unos lenguajes multidisciplinares alejados de los habituales. La arquitectura moderna fue consecuencia natural de las investigaciones de las vanguardias pictóricas motivadas por unas condiciones emocionales concretas a raíz de eventos trascendentales. La arquitectura contemporánea responde a paradigmas de su tiempo también, siendo el más importante y contenedor de todos: la inmersión masiva de lo digital. Los mecanismos con que afronta sus procesos beben del aprendizaje de otras disciplinas. Periferias arquitectónicas como el pensamiento, el arte visual o la ciencia ofrecen a la arquitectura nuevas metodologías y lenguajes.

»La información está sumamente digitalizada y tras la pérdida progresiva de lo analógico en nuestro mundo, la arquitectura activará dos mecanismos proyectuales que determinan el carácter arquitectónico desde el uso de lo digital: por un lado, la arquitectura diagrama como compresión de información, formada desde parámetros sintetizados en los que ya no podemos relacionar contenido y continente; por otro lado, la arquitectura fenómeno como interfaz de información, respuesta tangible a las condiciones de merma sensorial y las nuevas naturalezas que habitamos.



»INTRODUCCIÓN

»La arquitectura actual comienza a generar cierto paisaje incómodo por la imposibilidad de elaborar una taxonomía de sus individualidades y entender cómo o cuáles son las causas por y para las que se genera. Es quizás oportuno aceptar que estamos en un momento antitratadista y de cambio donde la arquitectura ya no atiende a los lenguajes legitimados del siglo XX.

»La arquitectura ha sido y será siempre reflejo de su tiempo y por tanto en la actualidad existen ciertas arquitecturas que responden al momento de mudanza en el que nos encontramos. Atender a esas arquitecturas presentes desde el conocimiento de cuáles son las causas que moderan el momento actual ayuda a entender que las producciones actuales no son causa de ellas mismas, que la arquitectura no es algo formado desde sus propios lenguajes, sino que esta se forma por síntesis de multitud de factores: sociales, de pensamiento, científicos, etc.

»Este aprendizaje analítico bebe de la enseñanza de las arquitecturas clave en el siglo XX, lanzando una hipótesis de paralelismo. Estas aparecieron motivadas por ciertas condiciones históricas: la Revolución Industrial, la Primera y Segunda Guerra Mundial, etc. Igualmente respondieron a esos condicionantes y motivadas por las investigaciones pictóricas de las vanguardias generaron unos lenguajes propios: reduccionismo formal, austeridad de recursos y medios, depuración objetual y material, rechazo al ornamento, purismo plástico, carácter industrial geométrico, etc. Por tanto, en este momento de cambio, también es posible una aproximación a la arquitectura contemporánea considerándola como respuesta a los paradigmas que azotan el siglo XXI. Los interrogantes por tanto serán: ¿la arquitectura contemporánea responde a los conflictos y necesidades de su tiempo, a sus nuevos paradigmas?, ¿se genera desde sus propios lenguajes o, por el contrario, atendiendo a otras disciplinas ajenas a los instrumentos habituales?

»Para responder a estas cuestiones cabe preguntarse entonces si al cambiar el contexto, cambia el significado. La arquitectura contemporánea, al no atender a los mismos condicionantes, es probable que ya no utilice lenguajes asociados a ella como había sido hasta ahora y por tanto necesite de otros elementos para generarse. Esto significa el uso de disciplinas ajenas a ella, disciplinas como la filosofía, la literatura, las nuevas expresiones artísticas (videoarte, arte visual, etc.), que den respuesta a situaciones circundantes inventando o generando nuevas metodologías y herramientas. Por tanto, la primera cuestión a resolver es qué ocurre en nuestro contexto y la segunda, cómo cambia el significado.

»Para comenzar esta búsqueda se atiende a una particularidad de nuestro tiempo: la inmersión masiva de lo digital. Este hecho considerable e ineludible genera ciertos condicionantes en nuestros modos de relacionarnos, bien con los objetos que nos rodean, bien entre nosotros mismos provocando en última instancia una arquitectura generada por influencia directa desde este factor.

»Lo digital es un concepto amplio que asume diferentes lecturas tanto en el plano social como en el arquitectónico. Interesa analizar una de las mayores consecuencias que esto provoca a todos los niveles de relación y que por tanto en la arquitectura actual se verá plasmada: la pérdida de lo analógico. Con una doble lectura: por un lado, la pérdida de lo analógico desde la ausencia de relación directa con los objetos que producimos y cómo la arquitectura se genera en base a esto; por otro lado, la pérdida de lo analógico desde la ausencia de relación física entre nosotros y entre nosotros y el medio; y así, entender cómo la arquitectura da respuesta a esa pérdida referencial.

»Así pues de la primera ausencia debe aparecer una arquitectura cuya metodología y proceso se aleje de los lenguajes propios que hasta ahora estaban legitimados. Se generaría entonces una arquitectura con herramientas aprendidas y escogidas de ciertas periferias disciplinares, la arquitectura diagrama. Respecto a la segunda tipología aparecería una arquitectura como respuesta a la ausencia de estímulos provocados por esa digitalización de lo físico, una arquitectura que potenciaría lo analógico desde el plano de lo tangible, la arquitectura fenómeno.

»Resumiendo, desde el punto de partida del hecho actual trascendente de la inmersión masiva de lo digital se extraen una periferias arquitectónicas en las que ya se traducen las posibles cuestiones y problemáticas que lo anterior acarrea y a partir de aquí se accede a las posibles arquitecturas que recogen ese testigo y lo utilizan, bien para generarse, bien para responder a las “ausencias” actuales.

»Si podemos relacionar ciertas arquitecturas con lenguajes y metodologías de otras disciplinas y estas con los factores paradigma del presente momento podremos ir componiendo un mapa metodológico del panorama arquitectónico actual, una taxonomía sintética de la arquitectura contemporánea.



»LA INMERSIÓN DE LO DIGITAL Y LA PÉRDIDA DE LO ANALÓGICO

»Lo digital adquiere tanto peso en la actualidad que los modos de operar tradicionales prácticamente se han extinguido, desde el activismo social hasta los negocios. Se ha cambiado el medio físico por el digital, por lo que ya no es necesaria la presencia humana para la mayoría de las acciones que nos interrelacionan.

»Con la inmersión de lo digital en nuestra cultura y especialmente con la aparición de Internet ocurre un cambio paradigmático, Hervé Fischer lo llama el “choque digital”.

»En 1995 Nicholas Negroponte escribe Being digital, libro donde se establece el fin del mundo real (los átomos) en pro del mundo digital (los bits). Con una actitud visionaria prevé una humanidad “digitalizada”: “Como el aire y el agua para beber, ser digital se notará solo por su ausencia, no por su presencia”. James Fowler, especialista en redes sociales de la Universidad de California (La Joya, EE.UU.) estudia el comportamiento de estas, en especial a nivel virtual, es decir, como efecto de lo digital. En su libro Connected, Fowler habla de cómo las redes afectan a la estructura social. Hemos pasado de Homo Economicus (término irónico que significa ‘Hombre Económico’ y que caracteriza a los humanos mayoritariamente por ser egoístas, interesados y racionales) a Homo Dictyous (literalmente significa ‘Hombre Red’, el hombre realmente comparte). Desde el comienzo de la civilización humana las conexiones han formado y ayudado a nuestro desarrollo como raza (el mito de la Torre de Babel). Fowler llama a esto Superorganismo, donde la cooperación y la posición donde te encuentres dentro de la red son las claves.

»Una de las consecuencias de la inmersión masiva de la cultura en el mundo digital es la falta de relación visual con el propósito al que las tecnologías digitales están asociadas. “No podemos ya relacionar visualmente el objeto con el uso para el que está diseñado. Ya no es posible leer en él su mecanismo de funcionamiento, ni siquiera el fin que satisface [...]. A través de estas tecnologías el objeto se libera de alguna forma de su apariencia y el interés pasa a recaer en el efecto que genera”. Existe un cambio en el modus operandi, un nuevo planteamiento metodológico por el cual las cosas se piensan, se expresan y se crean. Las herramientas digitales han cambiado nuestra forma de pensar y producir objetos, no solo en lo referido a los software que ayudan a la expresión gráfica (visualización) de un proyecto como modo operativo de dibujo digital (3DStudio, Rhinoceros o incluso Grasshopper), sino a la idea de que la retirada del objeto a la “trastienda” demanda el reemplazo de algún elemento (físico) con el que interactuar, una interfaz. La situación digital nos interesa en tanto que favorece la no importancia de la forma, de su apariencia, del efecto (no como sensación, sino como imagen) que provoca. “Trabajaremos (trabajamos) con ceros y unos como lenguaje de mediación entre el sujeto y el objeto”. Por tanto interesa lo digital en la arquitectura como operador de situaciones ajenas a esta y catalizador de sensaciones y disposiciones nuevas.

»Afirma Agustín Fernández Mallo que actualmente nos encontramos con tres naturalezas: por un lado la naturaleza de siempre, la del paisaje natural, de la que hablaría un ecologista: el árbol, el río, un campo, etc.; también podríamos hablar de la ciudad: las calles, los edificios, etc. Ahora, Internet se ha convertido también en una nueva naturaleza para nosotros. Igual que ya no somos conscientes de que estamos andando por una acera que está dentro de una ciudad, porque la ciudad se ha convertido en algo “natural”, con Internet ocurre lo mismo, vamos recorriendo (navegando) inconscientemente, atravesando sus intersticios de forma natural puesto que ya es parte de nuestro mundo, bien es cierto que un mundo virtual, pero en el cual la naturalidad con la que lo usamos y la condición intuitiva que activamos lo convierten en parte de nuestra naturaleza y así, vamos desdibujando la línea virtual-real.

»En base a esto la nueva comprensión de la naturaleza se nos relaciona con el concepto de lo digital. La pérdida de relación tradicional con el medio provoca una necesidad de reemplazo por parte de la arquitectura. Nuestro paisaje actual podría ser una expansión incontrolada de ciudades pero también de dispersión de la información que engloba Internet. “Tanto la expansión física como la virtual son síntomas de la ruptura de todas las estructuras estables —tanto si se trata de edificios o ciudades como de libros— que habíamos fijado como los monumentos absolutos que debían permitirnos entender nuestra relación con el terreno que nos rodea”. Así, bajo este panorama, Betsky anima a no preocuparnos por construir edificios, “[...] sino por pensar los modos con que podemos emplear las técnicas de la narrativa, las interconexiones y los iconos para crear estructuras que nos permitirían hacer edificios que sean cristalizaciones de un paisaje más allá de las ciudades, un paisaje de expansión [...]. No deberíamos aceptar la solidez como el objetivo final de nuestra obra, sino deambular por (y cuestionarnos) los nuevos espacios y lugares de nuestro mundo y de nuestras vidas que tenemos que ir abriendo continuamente como un acto esencial de arquitectura”.».




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