noviembre 07, 2022

«Los medios de comunicación sitúan el principal foco de debate en la fabricación digital, y principalmente en la impresión 3d, sobre cómo la replicabilidad de los objetos va a generar una nueva problemática con los derechos de propiedad intelectual»



José María Sánchez-Laulhé Sánchez de Cos, Belén Barrigón Ferrero, Juan José Olmo Bordallo, David Moreno Rangel, David Lugo Muñoz y Manuel Fernández Expósito
«El territorio de la fabricación digital»

Teknokultura, vol. 11, n.º 1, 2014

Teknokultura | Universidad Complutense de Madrid | Facultad de Ciencias Políticas y Sociología | Departamento de Métodos de Investigación Social, Comunicación y Cultura. Sociología IV | Madrid | ESPAÑA


Extracto de apartados en páginas 15-16, 19-20, 23 y 35-36 del artículo en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.




«Resumen

»La fabricación digital como campo de conocimiento y producción se reivindica en muchos textos recientes como un territorio de emancipación respecto al monopolio de los grandes sistemas de producción multinacionales. Desde ciertos sectores de la fabricación digital aún minoritarios se plantea que estas técnicas pueden trascender la relación entre la persona y el objeto, la segmentación disciplinaria ―al menos en lo relativo al diseño industrial―, o que van a construir infraestructuras con códigos de información de los objetos físicos en torno a nuevas comunidades.

»En este artículo vamos a contrastar estas potencialidades con los conflictos y limitaciones más terrenales que implica el emprendizaje en materias relacionadas con esta área en el momento actual. Para ello vamos a exponer nuestro proyecto Ehcofab, un laboratorio de fabricación digital autónomo situado en una de las zonas de tradición artesanal del casco histórico de Sevilla. Este texto también nos permite desnudar el alma de nuestro proyecto para convertirlo en un diálogo abierto en el que nuestros debates están aún inacabados. Sabemos que nuestra andadura nos marcará un rumbo que para nosotros es todavía bastante incierto, y en el que aparecerán nuevos conflictos. El punto de partida es el mes de abril de 2013, por lo que nuestra perspectiva sobre algunas desventuras y trastornos aquí reflejados han tomado cuerpo o se han desfigurado durante el trayecto.



»Introducción

»El presente texto trata de enfrentar la emergencia de la fabricación digital y las distintas cápsulas que están apareciendo bajo formato de emprendizaje socio-tecnológico, con los diferentes dispositivos ante los que ha de posicionarse y que tienen que ver con heterogeneidades tales como el mercado, el marco legal o el contexto sociocultural.

»Para situar este ensayo ponemos como referencia nuestro proyecto Ehcofab, un taller de fabricación digital autónomo situado en el casco histórico de Sevilla, que nos ha permitido comprobar en nuestras carnes los conflictos y limitaciones que se derivan de este posicionamiento. No vamos a detenernos en debates especializados sobre la arquitectura biopolítica que lleva implícito el uso de Internet, que además ya han sido leídos muy acertadamente por Alex Galloway (Galloway, 2004) y otros, o la compleja disputa enunciativa entre la industria y los usuarios de la red sobre la propiedad intelectual en nuestra era. Son debates de los que somos parte y a los que damos respuesta parcialmente con nuestras acciones, pero distorsionan el tema de este artículo: el papel de la fabricación digital en la producción digital y/o material de objetos físicos como territorio de construcción de nuestro ser. Siguiendo una lógica foucaultiana, trataremos de hacer visible parte de las relaciones de poder que conforman un dispositivo en torno a la producción material en la cual la fabricación digital trata de integrarse (Foucault, 1974: 94).

»Los medios de comunicación sitúan el principal foco de debate en la fabricación digital, y principalmente en la impresión 3d, sobre cómo la replicabilidad de los objetos va a generar una nueva problemática con los derechos de propiedad intelectual. Es un debate provocado e impuesto por la industria, que limita las posibilidades de la acción de la fabricación digital a los objetos que ella misma proporciona, sin valorar nuestra capacidad creativa. La interpelación continua que sufrimos genera un deseo que sólo ha ser satisfecho a través del consumo, impidiendo actitudes más proactivas. Siguiendo esa lógica, respuestas más activas, como la alteración o la adecuación, entran en el campo de lo penable en el discurso generado sobre cómo las máquinas de fabricación digital corrompen el sistema. Para nosotras, un conflicto que simplemente encierra e impulsa los intereses de unos pocos aprovechando la aparición de las tecnologías de fabricación digital en cada vez más espacios.

»La fabricación digital en cualquier caso vive una etapa eufórica, últimamente muy respaldada por los medios generalistas que le prestan atención como un polo de desarrollo con una capacidad de trasgresión importante ―aunque muy ligada a una imagen de consumo―. Esta euforia también se nota en la continua aparición de centros dedicados a la fabricación digital, especialmente los vinculados a la Fab Lab Network; en el interés a nivel particular que está surgiendo por estas máquinas; y en la multiplicación de actividades que tienen como objeto la fabricación. Sobre esta potencia hay notables narraciones y textos científicos, partiendo de “FAB: the coming revolution on your desktop” (Gershenfeld, 2005) hasta “Makers, the new industrial revolution” (Anderson, 2012). Pero la euforia implica también un abandono al gozo y al disfrute del momento, sumergiendo ciertos peligros e intereses que le acechan. Nuestra perspectiva es inevitablemente optimista, pero hemos tratado de hacer un ejercicio de consciencia para señalar algunas cuestiones que se han de tener en cuenta cuando pensamos generar un proyecto en torno a la fabricación. La principal cuestión deriva de que nuestra irrupción implica a una serie de dispositivos con una forma muy determinada y con los que en diferentes etapas vamos a colisionar.

»Para realizar este análisis, hemos hecho una segmentación de la fabricación digital por capas o líneas que sólo son comprensibles desde su superposición y contaminación. Las hemos trazado desde lo global a lo concreto pero sin perder la referencia de Ehcofab, teniendo en común que todas ellas implican un posicionamiento que deviene en nuestro ser productivo, no sólo afectando a la empresa sino constituyendo un algo más que tiene que ver con nosotras y nuestras vidas, con las personas que participan de la fabricación digital, y la convivencias con las otras formas (instituciones, regulaciones...) que engranan y dotan de significado a la fabricación digital.



»El contexto social e institucional

»Este proceso de auto-representación que hemos de acometer, y que en el caso de la fabricación digital entendemos que genera la identidad de lo que se va a conocer como fabricación digital, es una cuestión integral. Esto quiere decir que nuestra acción no se limita al campo de la fabricación digital sino que intervienen otros campos más o menos periféricos y la manera en la que nos vinculamos a ellos: el uso de software y hardware libre en lo posible, el hacernos presentes como uno más de los polos de autoproducción que se están resignificando bajo técnicas contemporáneas, la participación y la generación de plataformas y lenguajes que permitan las transacciones Peer-to-Peer ―P2P―.

»Aparte hemos de cuidar cómo nos hacemos visibles en otros foros que potencian la autonomía del campo social respecto al sistema. Nos enunciamos en femenino por una lógica de apoyos y relaciones con lo que para nosotras significa el imaginario femenino y, sobre todo, por la libertad que creemos que existe en el simple hecho de enunciarnos ―que se hace mucho más patente con el uso del femenino plural―. El desarrollo de las Creative Commons y el acompañamiento a los colectivos que las impulsan, las colaboraciones con iniciativas de formación no reglada, y otros proyectos que promueven la autonomía y la defensa del retorno colectivo, en el fondo es también la adquisición de un posicionamiento y la defensa de la continuidad de nuestro proyecto en tanto valor procomún y que, por tanto, “procomuniza” (Zemos98, 2012).

»La búsqueda de un perfil autonomista o el hecho de ser un proyecto que trata de desvincularse de la subordinación respecto a las grandes instituciones puede conducir a la autolimitación. Hay que ser capaces también de comunicarnos con otras esferas sin que ello signifique someternos a sus formas. Especialmente importante es cómo se comunica un espacio autónomo respecto a la institución pública, ya que los sistemas no son estancos y existen interferencias inevitables. Las corporaciones industriales se han apoyado y se apoyan de diferentes maneras en ellas, ¿cuál es la razón para el rechazo completo de esta unión? ¿qué parte de la función de lo público hemos de intentar rescatar y respaldar (Martínez, 2012)? Rebajar el papel de lo público en esta labor parece a la vez una sobreestimación de nuestras capacidades. Venimos defendiendo que nuestra labor excede la producción directa para Ehcofab, pero aún no hemos trabajado los protocolos para que este valor extra sea efectivo para el entorno ni para que el modelo sea extrapolable a otras situaciones que puedan necesitarlo. El agenciamiento con lo público parece inevitable para conseguir que un emprendizaje que tiene mucho de piloto pueda ser una respuesta a las necesidades de la sociedad.


»Conclusiones

»Para estudiar el fenómeno de la fabricación digital y los territorios a los que afecta el nuevo que se crea, pero también los preexistentes que transforma, es inevitable poner un caso concreto y empezar a desgranar de forma multiescalar los conflictos que se le cruzan y los agentes que están implicados. El campo de la producción material de bienes no puede entenderse como neutro respecto a la sociedad: condiciona nuestro entorno, nuestras limitaciones productivas y reproductivas, y nuestros modelos de comunicación e información.

»Desde Ehcofab estamos tratando de dar una primera respuesta parcial a todas esas cuestiones que se nos cruzan, pero somos conscientes de nuestras limitaciones. Este texto tiene que entenderse como una apertura de nuestras reflexiones internas situadas para el impulso de un debate por ahora minoritario. La construcción de este territorio, por ahora movedizo e informe bajo un modelo alternativo, es vital para poder reproducir este tipo de proyectos donde podamos constituir realmente un sistema de producción más justo y sostenible. Hasta el momento la producción material no ha sido el eje sobre el que se ha desarrollado una mayor producción tecnopolítica desde los movimientos sociales o culturales, y este foro es un importante paso para explicitarlo. Podemos imaginar alguna deriva nefasta que conlleve un difícil mantenimiento de este tipo de iniciativas, así que por un lado hemos querido mostrar la posibilidad de avanzar de un modo autónomo como hemos hecho hasta el momento, pero también las amenazas a las que nos enfrentaremos en futuros próximos donde no todo sea de color de rosa para la fabricación digital».





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