diciembre 10, 2021

«Análisis pragmalingüístico de “todo hay que decirlo” y “por qué no decirlo”, dos construcciones en proceso hacia su fijación como operadores discursivos enunciativos»


Ester Brenes Peña (@Ester_Brenes)
«Enunciación, imagen social y gramaticalización: una aproximación al análisis de las construcciones “todo hay que decirlo” y “por qué no decirlo”»

ELUA, Anexo VI: «Macrosintaxis en construcción», 2019

Estudios de Lingüística. Universidad de Alicante (ELUA) | Universidad de Alicante | Facultad de Filosofía y Letras I | Departamento de Filología Española, Lingüística General y Teoría de la Literatura | Áreas de Lengua Española y de Lingüística General | Alicante | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 33 a 36, 37, 40, 44 y 50 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.

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«RESUMEN

»Este trabajo aborda el análisis pragmalingüístico de dos construcciones que han comenzado el proceso hacia su fijación como operadores discursivos. Nos referimos, en concreto, a las expresiones metalingüísticas “todo hay que decirlo” y “por qué no decirlo”. Ambas coinciden en su construcción de base (estructuras oracionales formadas a partir del verbo decir), en desarrollar valores enunciativos relacionados con el control que posee el hablante en la formulación de su discurso y en su vinculación con las operaciones de gestión de la imagen social.

»El estudio realizado aspira a identificar las funciones discursivas que han comenzado a actualizar en el plano macroestructural, a detallar el grado de fijación alcanzado por cada una de ellas y, en definitiva, a determinar si ambas construcciones han alcanzado o no el estatus de operador del discurso. Se trata, pues, de un trabajo que se centra en el aspecto productivo del sistema, dimensión poco abordada hasta el momento.



»INTRODUCCIÓN

»El estudio de la génesis y evolución de los marcadores del discurso es uno de los retos actuales de la Teoría de la Gramaticalización. En los últimos años, las investigaciones acerca de los procesos evolutivos sufridos por estas unidades se han multiplicado. Así, entre otros estudios, podemos encontrar investigaciones sobre la gramaticalización sufrida por los marcadores contraargumentativos (Garachana 1998), aquellos marcadores que proceden de verbos de percepción (Cuenca y Marín 2000), marcadores de reformulación (Pérez-Salazar Resano 2006; Herrero Ingelmo 2007), marcadores de digresión (Estellés 2011), marcadores de inhibición o indiferencia (Garcés Gómez 2011) marcadores argumentativos escalares (Fuentes Rodríguez 2013a), marcadores de confirmación (Garcés Gómez 2014) o marcadores de cierre discursivo (Garcés Gómez 2016).

»Sin embargo, los operadores discursivos, entendidos como “elementos cuya función discursiva no sale de los límites de su propio enunciado” y que se caracterizan por afectar a distintas macroestructuras (Fuentes Rodríguez 2003: 83), no han sido objeto de este tipo de investigaciones. De hecho, en esta línea solo contamos actualmente con trabajos sobre operadores como “toma” (González Sanz 2011), “como no podía ser de otra manera” (Fuentes Rodríguez 2012a), “lo que es más” (Fuentes Rodríguez 2014) “para colmo” (Fuentes Rodríguez 2016) o “lo que yo te diga” (Brenes Peña 2017).

»El proceso evolutivo de estas unidades, que poseen rasgos característicos y diferenciadores con respecto a los conectores extraoracionales, no ha sido, pues, debidamente delimitado. A ello pretende contribuir el presente trabajo.

»La finalidad principal de este artículo radica, por tanto, en el análisis pragmalingüístico de dos construcciones que han comenzado el proceso hacia su fijación como operadores discursivos que se mueven en el ámbito enunciativo. Nos referimos, en concreto, a las expresiones metalingüísticas “todo hay que decirlo” y “por qué no decirlo”. Además de proceder ambas de estructuras oracionales formadas con base en el verbo “decir”, estas construcciones también coinciden en desarrollar valores discursivos relacionados con el control que posee el hablante en la formulación de su discurso, así como en su vinculación con las operaciones de gestión de la imagen social.

»En consecuencia, nuestro trabajo aspira a identificar las funciones discursivas que han comenzado a actualizar en el plano macroestructural, a detallar el grado de fijación alcanzado por cada una de ellas y, en definitiva, a determinar si ambas construcciones han alcanzado o no el estatus de operador del discurso.

»El estudio realizado se basa en tres corpus recopilados por la Real Academia Española: el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) y el Corpus del Español del Siglo XXI (CORPES). Metodológicamente, seguimos las indicaciones de la Lingüística pragmática (Fuentes Rodríguez [2000] 2017).



»GRAMATICALIZACIÓN Y OPERADORES ENUNCIATIVOS: ¿UN BINOMIO INCOMPATIBLE?

»El estudio de los marcadores del discurso en el marco de la Teoría de la Gramaticalización supuso un revulsivo para las bases de dicha teoría. Las características morfológicas y sintácticas de estas unidades implican un proceso evolutivo distinto al contemplado hasta el momento, centrado en el análisis de gramaticalizaciones que generaban auxiliares, clíticos, afijos flexivos o formantes adverbiales. Piénsese, de hecho, que Meillet acuñó dicho término para aludir al proceso que permite “the attribution of a gramatical carácter to a previously autonomous word” (Meillet 1912:131). Es decir, en estos trabajos iniciales se mostraba la evolución de un término lingüístico hacia un elemento gramatical o morfológico más abstracto, posiblemente más reducido fonológicamente y con un menor significado referencial.

»El problema surge cuando nos topamos con procesos evolutivos distintos, como sucede en el caso de los marcadores del discurso (Schiffrin 1987; Fuentes Rodríguez 1996). Los adverbios (“entonces”, “luego”, “más aún”, etc.), formas verbales (“vamos”, “es decir”, etc.) o construcciones nominales con preposición (sin embargo, en otras palabras, etc.) de los que proceden estas unidades evolucionaron hacia una mayor libertad sintáctica y distribucional, así como hacia un mayor alcance estructural, dado que su ámbito o radio de acción pasaba de la oración al enunciado e incluso al texto. Asimismo, el proceso de subjetivización (Finegan 1995; Traugott 1995; Langacker 1999) sufrido por estas expresiones implica la sustitución de su contenido semántico designativo por un contenido procedimental, relacionado con las distintas macroestructuras textuales.

»Para algunos autores, este proceso evolutivo quedaba fuera de los límites de la gramaticalización, de modo que acuñaron otras denominaciones para aludir al mismo, como pragmaticalización o desgramaticalización (Erman y Kotsinas 1993; Aijmer 1994; Espinosa 2001-2002; Ridruejo 2002; Dostie 2004; Castillo 2008), lo que implica la creencia de que “en la gramática no hay pragmática” (Company 2004: 64), o, en otras palabras, de que los marcadores del discurso o los operadores no son elementos gramaticales.

»Desde nuestro punto de vista, sin embargo, consideramos que estas unidades “son parte de la misma gramática que los auxiliares, los cuantificadores o el artículo”, de modo que su evolución sí puede ser contemplada como un proceso de gramaticalización (Octavio de Toledo 2001-2002: 62-63). Las divergencias existentes entre las distintas cadenas evolutivas se deben a las disimilitudes formales que existen entre las unidades, pero ello no es óbice para afirmar que todas responden a un mismo proceso evolutivo gracias al cual determinadas formas, en ciertos contextos, adquieren nuevas funciones gramaticales (Hopper y Traugott 1993; Traugott, 2003).

»En consecuencia, abogamos por concebir la gramaticalización desde una perspectiva amplia, como “un cambio de cambios, que engloba distintas subclases y procesos” (Company 2004: 65). Desde este punto de vista, consideramos necesario abordar ahora el proceso evolutivo sufrido por los operadores discursivos. Frente a los marcadores del discurso, que presuponen siempre un primer segmento dada su función de conexión o enlace, los operadores limitan su acción al enunciado, actualizando valores relacionados con la dimensión macroestructural.

»Estas características formales, sintácticas y distribucionales propias hacen presuponer que su génesis y evolución presentan particularidades que deben ser detalladas si queremos perfilar adecuadamente el concepto y el proceso de la gramaticalización en general.






»REFLEXIONES FINALES: ¿DOS NUEVOS OPERADORES ENUNCIATIVOS?

»Las expresiones metalingüísticas “todo hay que decirlo” y “por qué no decirlo” han desarrollado, de forma paralela a su empleo intraoracional, un funcionamiento en el terreno macroestructural. Estas construcciones, gracias a un proceso de subjetivización, han adquirido un contenido procedimental relacionado con el nivel enunciativo, la función pragmática de comentario y las operaciones de gestión de la imagen social. Además, en virtud de la multidimensionalidad propia de este tipo de unidades, su empleo también tiene repercusiones en la dimensión argumentativa, la estructuración informativa e incluso el terreno modal.

»En este nuevo uso, las expresiones citadas no ejercen ninguna función sintáctica con respecto al verbo oracional, poseen libertad posicional y forman un grupo entonativo propio. Formalmente, han adquirido los rasgos característicos de los operadores discursivos (Fuentes Rodríguez 2003), si bien no han alcanzado un grado completo de fijación, ya que admiten tanto la reducción fónica (“hay que decirlo”) como la implementación (“por qué no decirlo a boca llena”, por ejemplo) y conviven con otras expresiones de semantismo más específico (“todo hay que reconocerlo”, “por qué no reconocerlo”).

»En conclusión, consideramos que nos encontramos ante dos operadores “en proceso”: dos expresiones que, sobre todo a partir de la última década, han desarrollado el funcionamiento extraproposicional propio de los operadores, sin alcanzar completamente su fijación formal. Su génesis se debe a la necesidad que posee el interlocutor de comunicar determinados contenidos relacionados, en este caso, con el terreno enunciativo, pero que, precisamente por su novedad, son difícilmente sistematizables en relación con las clasificaciones existentes hasta el momento.

»En el caso que nos ocupa, podrían ser caracterizadas como operadores enunciativos de comentario y protección de la imagen social propia, si bien la función de comentario solo está presente de manera secundaria en por qué no decirlo. En definitiva, a través de este tipo de estudios accedemos al aspecto creativo del sistema, dimensión poco analizada hasta el momento, pero de gran importancia para la descripción macrosintáctica del español, así como para la sistematización de los nuevos operadores y marcadores existentes en nuestro sistema lingüístico».



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