junio 23, 2020

«El interés de unidad postulado como una nueva estética capaz de articular el pequeño fragmento minificcional en múltiples proyectos de integración narrativa»


Wilfredo José Rafael Illas Ramírez (@UCarabobo)
«La escritura serial en el texto minificcional: umbral del inestable cruce genérico en Oficios de Noé de Guillermo Bustamante Zamudio»

Tropelías, n.º 33 (2020)

Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada | Universidad de Zaragoza | Facultad de Filosofía y Letras | Departamento de Lingüística General e Hispánica | Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada | Zaragoza | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 223 y 230 a 234, de la publicación en PDF (descarga directa). Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.

Enlace HTML.



«El desafío de leer la escritura serial bien como minificciones integradas, ciclos, series, novelas, cuentos o secuencias; o bien como pieza independiente, fragmento autónomo o solo minificción, plantea un verdadero reto a nuestro lector, quien además deberá sortear las complejidades que derivan del cruce genérico literario y extraliterario, de la carga intertextual que vehicula la unidad, de la parodia que teje una red de trampas y laberintos, y de los múltiples horizontes de lectura que se avizoran desde este abismo en miniatura». Wilfredo J.R. Illas, cit., pág. 234.



«Resumen

»La idea de textos minificcionales, cuya propuesta aspira su integración en unidades narrativas más amplias caracterizadas por la cohesión de los pequeños fragmentos que la constituyen, viene a ser expresión de la emergencia de una estética sustentada en problematizadoras instancias conceptuales como hibridez genérica, ruptura y transgresión, deslocalización fronteriza y multiplicidad de lecturas.

»En este sentido, interesa conocer cómo opera la escritura serial tanto en la construcción de un universo minificcional aparentemente integrado, como en el ejercicio lector que en rigor desarma ese frágil ideal de articulación para reiterar el predominio del fragmento en una apuesta narrativa que, ante cada nueva disposición, suscita inéditos lugares de resignificación.

»De esta forma, el desafío de la serialidad postula necesariamente su contraparte y, en esta búsqueda paródica e irónica, se reafirma la imposibilidad de encasillamientos. Visto así, la serialidad es otra forma de reaccionar ante los géneros, las certezas y los grandes relatos.



»Unidad y fragmento: inagotable ámbito de reflexión en la escritura minificcional

»Avanzando en el deslinde de la relación dicotómica unidad-fragmento, resulta oportuno considerar que no solo nos encontramos en la encrucijada entre géneros y lecturas, sino que es evidente el carácter integrativo al que aspira el conjunto de textos minificcionales articulados por elementos y estrategias que posibilitan la cohesión y, por ende, la unidad narrativa.

»Para Zavala (2005) existen diversas formas de agrupar lo que en un primer momento denomina escritura serial. Para este autor, la serie, en este caso de minificciones, se dividiría en novelas fragmentarias, minificciones integradas y ciclos de minificciones. En todos los intentos de clasificación y posible definición, el autor es enfático al destacar el rol decisivo del lector.

»Ahora bien, con relación a la novela fragmentaria destaca dos aspectos: está conformada por pequeñas piezas narrativas, en las que se evidencia no solo una ruptura de la secuencia anecdótica, sino la escasez de elementos que garanticen su cohesión.

»Este último aspecto pudiera generar posibles confusiones:

»a) por una parte, pareciera que ante cualquier separación capitular podríamos estar en presencia de una novela fragmentaria dado que cada parte funcionaría como un microcosmos que va aportando elementos para consolidar un proyecto narrativo; sin embargo, lo que aquí está en juego es la falta de secuencialidad y de elementos argumentativos que garanticen su procesual cohesión;

»b) por la otra, la lectura autónoma que se declara en el texto minificcional estaría condicionada por la necesidad del conjunto para la comprensión, lo que pondría en riesgo el valor del fragmento, dado que su funcionamiento dependería de la unidad total.


»El mismo Zavala (2005) advierte, en este sentido, un eje crítico y plantea:

»“...resulta paradójico el uso del término ‘fragmento’ al tratar esta clase de novelas, ya que, estrictamente, cada unidad narrativa es un detalle que forma parte de una totalidad preexistente, sin la cual no tiene sentido” (p. 23).


»Por su parte, las minificciones integradas se componen de textos inscritos en una compleja hibridez genérica en la que, incluso, toma partido lo extraliterario; junto con ello, se integran a través de secuencias y unidades de sentido que permiten la articulación, lo que augura cierta independencia al fragmento pero su rasgo distintivo de autonomía seguiría condicionado al conjunto de estrategias que garantizan la cohesión. Finalmente, la transgresión genérica llevada a extremo hace que esta misma forma sea confundida con otros proyectos minificcionales de aspiración integrativa; y es que, la denominación minificciones integradas daría cabida bien a la misma novela fragmentaria o a la presencia de serie de textos que, desde las relaciones de correspondencia, podrían integrarse sin que logre consolidarse un proyecto de unidad.

»Zavala (2005) considera que la ambigüedad proteica que constituye a las minificciones integradas hace que sea al mismo tiempo “novela fragmentaria, ciclos cuentísticos y series de minificción” (p. 25). Para Zavala (2005), las minificciones integradas al presentar una relación entre sí que posibilita la unidad estructural, y que a su vez, viabiliza el adosamiento de estos pequeños fragmentos en un género mayor, desembocan en lo que el autor denomina novela fragmentaria (formada por estas narraciones minificcionales), estableciendo un carácter fronterizo e irónico, que demanda tanto la transgresión de las convenciones genéricas como de la misma “unidad” de sentido, lo que le acercaría ahora a otras formas de escritura serial.

»Para el teórico, la otra variable narrativa que posibilita el interés de unidad son los ciclos de minificción, los cuales desmontan, incluso, su propia estética fragmentaria a partir de una zona límite en la que el fragmento se transgrede a sí mismo. No solo están en juego la unidad, la frontera genérica y el carácter independiente, sino que se suma a esa zona conflictiva el juego, la simultaneidad y la mirada microscópica de los grandes relatos como elementos estructurantes y cohesionadores de las pequeñas piezas. Nos dice el autor, al respecto, lo siguiente:

»“Los ciclos de minificción son series que, sin tener la extensión ni la estructura de una novela, están formadas por parodias y pastiches genéricos, así como por diversos juegos estructurales, intertextuales y lingüísticos. [...] Los ciclos de minificción suelen adoptar una estructura lúdica, y con frecuencia tienen una naturaleza abiertamente intertextual [...]” (Zavala, 2005: 28-29).


»Se puede advertir que, aunque existan en estos ciclos diversidad de temas, géneros y discursos, se logra una “posible” integración narrativa conseguida por lo que él denomina “estrategias de serialidad” que permiten que el pequeño fragmento minificcional conserve su autonomía, se articule desde la ironía “como mecanismo de disolución de la unidad genérica” (p. 35) y utilice la intertextualidad para demarcar una ruta paródica en la cual también dialogan géneros literarios con géneros extraliterarios.

»Otras formas también concentran el interés teórico de Zavala (2005) en atención al proyecto de unidad, por ejemplo los bestiarios, los cuales vendrían a ser otra expresión de los ciclos de minificción por la cohesión temática y genérica; y los cuentos dispersos que en términos generales los denomina como la articulación de cuentos suficientemente autónomos integrados o intercalados en una novela.

»Desde esta panorámica nos encontramos con dos nudos críticos:

»por un lado, observamos cómo el fenómeno de las minificciones integradas ha sido una expresión de la última década que ha atraído la atención de críticos y creadores, lo cual ha generado múltiples posibilidades de denominación desde diversos intereses de construcción estética; por ejemplo, podrían mencionarse: cuentos integrados, micronovela, novela fragmentaria, ciclo o secuencia cuentística, ciclos narrativos o minificcionales, series de cuentos o minificciones, cuentos dispersos, novela compuesta, minificciones integradas, entre otras.

»El otro problema es la cercanía de estas formas o la indefinición precisa de sus zonas límites; es decir, ante una estética que augura el predominio del fragmento y parodia o emula, a su vez, la posibilidad de proyectos que postulen la unidad narrativa (como aspiración, ruptura o nuevo estatuto), surgen formas que en su definición y funcionamiento narrativo se confunden, cruzan, asemejan y fusionan. A ello se suma el cuestionamiento de la aspiración autonómica que debería caracterizar al fragmento y es que, se hace evidente que en muchos casos, su funcionamiento queda subsumido al proyecto de unidad total.


»En virtud de su interés reciente, que nos vislumbra un espacio aún en observación, configuración y escrutinio debido también a la diversidad de experimentaciones estéticas y conceptuales, a la indefinición de sus márgenes teóricos y a la imprecisión de su propio episteme que se postula y diluye en una suerte de intermitencia, se opta por agrupar a todas estas formas y expresiones de unidad narrativa del texto minificcional bajo la denominación escritura serial, tal como lo emplea Zavala (2005).

»Las razones de esta predilección podrían resumirse en:

»a) este marco general de conceptualización genera una necesaria amplitud que permite advertir los mecanismos con los cuales se confecciona la propuesta estética del texto minificcional. Sin caer en dicotomías innecesarias, es dable entrever que la imprecisión conceptual de este género deriva fundamentalmente de su carácter transgresor, deslocalizado, limítrofe, subversivo, irónico e indómito. Junto a ello, su naturaleza estética lo configura como un ámbito pocas veces definido y clasificable desde el rigor que vendría a “resguardar” nuestra tradición teórica en literatura;

»b) el otro argumento está más dirigido a los rasgos característicos que se han querido advertir como fórmulas distintivas entre una y otra tipología dentro del conjunto de estrategias propias de la escritura serial. Al respecto, se observa cómo se precisan determinados aspectos que más que parcelas clasificatorias, forman parte de un todo que se imbrica y expresa en diversos proyectos de unidad narrativa en los que funcionaría el texto minificcional. Esto nos lleva a advertir que no son de un tipo u otro, sino que en conjunto, conforman las múltiples estrategias con las cuales puede consolidarse esa aspiración integrativa;

»y, c) la última razón apuntaría con mayor precisión a Oficios de Noé; y es que estamos frente a un escritor que, si bien ha sido recurrente en la búsqueda de una estética minificcional orientada a la unidad narrativa, en todos los casos no se ha valido ni de las mismas estrategias ni de los mismos moldes o esquemas. Esta compleja dimensión estética impide decir que sus obras son novelas fragmentarias, ciclos de minificción o minificciones integradas; quizá son todo eso unido o tal vez no pertenecen a esta forzosa clasificación.


»Todo esto se postula como argumento para asumir el término ‘escritura serial’ y desde este lugar ubicar todas estas formas, estrategias y tipologías que expresan el interés de unidad postulado como una nueva estética capaz de articular el pequeño fragmento minificcional en múltiples proyectos de integración narrativa.



»Hacia un forzoso desenlace

»Es evidente que, para los propósitos de este trabajo, el desarrollo de la escritura serial del texto minificcional vista en devenir desde las transiciones fragmento-unidad, se conciba a partir de los supuestos teóricos con los que Zavala caracteriza las estrategias de serialidad: fragmento (ruptura y autonomía), detalle (segmentación que a su vez cohesiona la unidad) y fractal (diversidad de rasgos compartidos). Siendo partícipes de estas consideraciones y a los fines de profundizar la rigurosidad de los estamentos epistémicos que sustentan este estudio, es conveniente señalar algunos rasgos característicos de esta escritura serial, cuyo tejido narrativo se constituiría bien en un proyecto de minificciones integradas, novela de fragmentos o ciclo minificcional.

»En primer lugar, esta escritura serial posee en su interior una situación de problematización genérica ocasionada por un carácter proteico en el cual coadyuvan la parodia e ironía, cuya problematización se acentúa cuando entra también en el circuito narrativo el cruce de géneros extraliterarios.

»En segundo lugar, es dable entrever el empleo de diversos elementos y estrategias que posibilitan la integración y materializan la unidad, las cuales pueden ser estructurales o temáticas, por ejemplo: ironía, cruce genérico, el juego reescritural, entre otras.

»Por último, cada texto se adhiere a una unidad pero conserva su autonomía. Esta posibilidad fluctuante entre integralidad y fragmentariedad es viable solo desde el lugar del lector, quien está llamado a desplazar los límites, reconfigurar los espacios narrativos y seleccionar las rutas que viabilicen la resignificación del universo minificcional.

»En estas zonas de lugares vacíos es donde se inscribe la lectura, ante lo cual son pertinentes los siguientes postulados:

»“Lo que está en juego en el estudio de las series de textos breves es el reconocimiento de las posibilidades de lectura que ofrecen las manifestaciones textuales de lo mismo y lo múltiple, en la reformulación de las fronteras entre el todo y las partes. Estas estrategias son las que permiten reconocer las diferencias entre cuentos integrados, novela fragmentaria, minificciones integradas, ciclos de minificción [...] El surgimiento [...] de los textos literarios que ahora llamamos minificción es el resultado de nuevas formas de lectura y escritura literaria, y es también el anuncio de nuevas formas de leer y reescribir el mundo, pues su creación coincide con el surgimiento de una nueva sensibilidad. El reconocimiento de estas formas de escritura requiere estrategias de interpretación más flexibles que las tradicionales, es decir, estrategias que estén abiertas a incorporar las contingencias de cada contexto de interpretación [...] La lectura de textos fragmentarios [...] pone en evidencia la fragilidad de los géneros tradicionales, pues la experiencia cotidiana es, por definición, una experiencia del fragmento” (Zavala, 2005: 17-24).


»Lo interesante de todo este entramado teórico es, por una parte, el rol activo del lector en la reconstrucción de los posibles elementos que interactúan para alcanzar una posible “integración narrativa” y, de esta forma, unidad y fragmento ven diluidos sus límites desde los genuinos contextos de lectura. Por la otra, la posibilidad de que ese lector decida de qué forma leer el cruce genérico, reconstruya —sin saberlo— una reconceptualización de clasificaciones canónicas que se desplazan a partir de los inéditos caminos que permanentemente se van desplegando en la particular experiencia de lectura. En este aspecto son válidas las observaciones que se esgrimen para argumentar los planteamientos asumidos:

»“[...] con el fin de mostrar cómo se articulan estas relaciones entre unidad y fragmento, en cada serie es posible reconocer la presencia de la ironía (estable e inestable) [itinerancia modernidad-postmodernidad] como mecanismo de disolución de la unidad genérica, así como también los mecanismos de intertextualidad, en particular aquellos ligados a la fusión de varios géneros literarios y a la presencia simultánea de géneros extraliterarios. La frontera es una noción que permite definir conceptos, establecer límites, legislar exclusiones, dictaminar perímetros, reglamentar identidades, asentar principios, establecer propiedades. Las series de textos breves no sólo exigen una reformulación de las fronteras entre el todo y las partes, y de las fronteras entre diversos géneros canónicos, sino una reformulación de la frontera más importante en el espacio literario: la que existe entre el proceso de creación y el acto de leer” (Zavala, 2005: 35).


»El desafío de leer la escritura serial bien como minificciones integradas, ciclos, series, novelas, cuentos o secuencias; o bien como pieza independiente, fragmento autónomo o solo minificción, plantea un verdadero reto a nuestro lector, quien además deberá sortear las complejidades que derivan del cruce genérico literario y extraliterario, de la carga intertextual que vehicula la unidad, de la parodia que teje una red de trampas y laberintos, y de los múltiples horizontes de lectura que se avizoran desde este abismo en miniatura.

»Quizá esto sea lo más desconcertante y lo más cautivador de este género, de sus estéticas que se reinventan y ahora, de las diversas estrategias de unidad a las que recurre (integración, ciclo, serialidad); y es que ese carácter indómito, inclasificable, inaprehensible y subversivo no solo proyecta una complejidad que resulta atractiva dentro del ámbito lector, sino también en el aliento de los esfuerzos investigativos que intentan develar la magia de toda esa búsqueda experimental que sustenta al texto minificcional. Una de las razones podría advertirse en las palabras del mismo Zavala (2005) quien afirma que: “este género aún está en espera de ser estudiado atendiendo a su naturaleza genérica” (p. 27)».





No hay comentarios:

Publicar un comentario