Margarita Esther Sánchez Cuervo
«Representación retórica de Shakespeare en la prensa canaria del siglo XIX»
Tonos digital, n.º 28 (2015).
Tonos digital. Revista electrónica de estudios filológicos | Universidad de Murcia | Murcia | ESPAÑA.
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«Figuras de presencia
»Perelman y Olbrechts-Tyteca (1969: 115-120) se refieren a la presencia como la elección deliberada de un objeto sobre otro con el objetivo de afectar al auditorio. Estos estudiosos incluyen la amplificación como figura de presencia, aparte de otras como la onomatopeya, la repetición, la sinonimia, la interpretación, y una forma imaginaria de estilo directo. También hacen referencia a figuras relacionadas con el cambio brusco de tiempos verbales, como la hipotiposis, que refleja una descripción vívida de algo o alguien apelando al sentido de la vista; y la enálage de tiempo, que puede igualmente producir una sensación de presencia muy real al producirse un cambio brusco de tiempos verbales en la misma secuencia. Los antecedentes de la presencia se encuentran en Aristóteles (1909: III.11) quien, en su Retórica, distingue entre metáforas con enárgeia, que pueden revivir un objeto inanimado, y metáforas sin enárgeia.
»La noción de presencia se concibe en la actualidad como un principio retórico en sí mismo. Gross y Dearin (2003: 135-136) se refieren a la presencia como un concepto superior que desempeña un papel importante a la hora de incrementar o disminuir la admiración del auditorio. También es una consecuencia surgida de la necesidad del autor de seleccionar de entre una cantidad de material aquella que finalmente aparece ante su público. Por este motivo, el empleo de recursos que favorecen la presencia de algo o alguien involucra al auditorio de una manera activa, y facilita el reconocimiento requerido para la aceptación de un argumento (Tindale, 2004: 68). En el corpus que se ha investigado, la amplificación es el mecanismo más notable. [...]
»La amplificación
»Amplificar un elemento significa otorgarle una prominencia estilística de tal manera que este adquiere una importancia conceptual en el discurso y en la mente del auditorio. En concreto, el término amplificado puede ser desde una palabra hasta una imagen o un concepto abstracto, una línea individual dentro de la argumentación, o un rasgo estructural del discurso. En el octavo libro de Institutio Oratoria, Quintiliano recomienda cinco estrategias para lograr la amplificación (Fahnestock, 2011: 391-395).
»1. La primera se relaciona con el empleo de palabras estratégicas que puedan ensalzar a determinado personaje, como sucede en el caso que nos ocupa. La figura que resulta a partir de este uso se denomina auxesis, que puede definirse como la utilización de una palabra o frase que engrandece en lugar de otra más común (Lanham, 1991: 26).
»2. La segunda forma de amplificación no se representa en el corpus obtenido. Esta tiene que ver con la construcción de una serie en la que una enumeración de términos va de menor a mayor.
»3. La tercera concierne al uso de la comparación con el fin de aumentar o disminuir aquello que está siendo objeto del interés del autor. [...]
»4. La cuarta táctica de amplificación implica que el mismo auditorio pueda realizar una inferencia a partir de lo que dice el autor, con el fin de que se magnifique otra cosa. Esta maniobra para intensificar mediante la creación de inferencias se considera especialmente útil en los argumentos epideícticos de elogio o agravio, como sucede en el caso que nos ocupa. [...]
»5. La quinta y última estrategia es una que constituye un fin en sí mismo en los primeros manuales de retórica, y que Quintiliano llamó amplificación a través de congeries. Este tipo de amplificación se define como la acumulación de palabras y oraciones idénticas en significado, y sí tiene cabida en este estudio. Aparte de la acumulación a través de la repetición, cualquier método para incidir en un tema mediante el hallazgo de material relevante vino a ser agrupado bajo el término de copia o abundancia. En el siglo XVI, Erasmo expandió el significado de copia como sinónimo de amplificación, y le dedicó un manual pedagógico a esta norma estilística para una persuasión efectiva. La copia es una construcción compleja de la teoría del lenguaje humanista. Entre sus varios significados, definía un método formativo para la instrucción del lenguaje con la que se lograba la habilidad para decir esencialmente lo mismo usando formas diferentes, con el propósito de conseguir la persuasión. La base que se encuentra detrás de la amplificación a través de la copia o abundancia es diferente de las primeras cuatro estrategias de amplificación que desarrolla Quintiliano. Mientras que las primeras amplifican para lograr la importancia de la persona tratada, la última amplifica para lograr la presencia de dicha persona.
»Figuras de comunión
»Las figuras de comunión son recursos también utilizados en los periódicos de la época para introducir o incrementar la adhesión de los lectores hacia el personaje que se está considerando. Según Perelman y Olbrechts-Tyteca (1969: 177-178), las figuras que están relacionadas con la comunión son aquellas que se utilizan para crear un sentimiento de afinidad con el auditorio. Suelen hacer referencia a una cultura, tradición o pasado comunes. Con frecuencia, estas figuras facilitan la argumentación y se convierten en argumentos propiamente dichos. Los autores clasifican las figuras de comunión en tres grupos:
»1. El primero consiste en el uso de palabras y frases que se asocian con el contexto cultural. Se encuentran en este grupo las máximas y los proverbios, que describen la expresión de valores que suponen una marca de respeto dentro de una comunidad.
»2. El segundo grupo incluye la alusión y la cita como dos tipos de recurso que sirven para evocar una herencia compartida o fragmentos de un conocimiento cultural que poseen los miembros de una comunidad determinada.
»3. El tercer grupo de técnicas que pueden lograr la comunión con el auditorio se relaciona con aquellas figuras mediante las cuales un hablante logra que su auditorio participe activamente en su discurso al ganarse su confianza, o cuando logra que brinde su ayuda y se sienta identificado con las palabras del orador. En este grupo se encuentran figuras de interacción con el oyente o el lector, como la pregunta retórica, la exclamación, el apóstrofe, la prosopopeya y la enálage de persona, donde algunas categorías gramaticales como los pronombres personales cambian del singular al plural, o viceversa.
»Entre las figuras más representativas del segundo grupo se encuentra la cita, que suele introducirse sin nombrar al autor [del o de la que se está tratando], y cuya función es también la de presuponer a quién corresponde. [...]
»También pueden incluirse citas con una autoría reconocida, en cuyo caso pueden considerarse como un argumento por la autoridad. [...] El argumento por la autoridad está condicionado por el prestigio, y utiliza actos o juicios de una persona o grupos de personas como medio de prueba a favor de una tesis. En ocasiones, este argumento posee el estatuto retórico de ejemplo, que sirve para aclarar o ilustrar algunas ideas utilizando otras de un personaje distinguido. Así, el lector puede advertir que las opiniones aportadas contienen una base más sólida debida, seguramente, a la reputación de las autoridades referidas. [...]
»En cuanto a las figuras del tercer grupo, se encuentra en primer lugar la pregunta retórica. Esta figura, también denominada erotema, implica una respuesta pero no ofrece ninguna, ni tampoco hace esperar alguna al lector (Lanham, 1991: 71). En este sentido, no trata de provocar una respuesta inmediata aunque tenga el acuerdo del auditorio (Fahnestock, 2011: 298-299)».
Bibliografía citada
Aristotle. (1909). The Rhetoric of Aristotle (Trad. Sir Richard Claverhouse Jebb). Cambridge: Cambridge University Press.
Fahnestock, J. (2011). ‘No Neutral Choice’: The Art of Style. En J. T. Cage (Ed.), The Promise of Reason. Studies in The New Rhetoric (pp. 29-47). Carbondale and Edwardsville: Southern Illinois University Press.
Gross, A. G. y Dearin, R.D. (2003). Chaïm Perelman. Albany: State University of New York Press.
Lanham, R. A. (1991). A Handlist of Rhetorical Terms. 2nd edition. Berkeley and Los Angeles: University of California Press.
Perelman, Ch. y Olbrechts-Tyteca, L. (1969). The New Rhetoric. A Treatise on Argumentation (Trad. J. Wilkinson and P. Weaver). Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press.
Tindale, C. W. (2004). Rhetorical Argumentation. CA: Sage.
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