enero 23, 2023

La comprensión de textos desde la perspectiva del lector y los procesos de conocimiento

Margarita Makuc Sierralta y Elisa Larrañaga Rubio
«Teorías implícitas acerca de la comprensión de textos. Estudio exploratorio en estudiantes universitarios de primer año»

Revista Signos, vol. 48, n.º 87 (marzo de 2015)

Revista Signos. Estudios de Lingüística | Pontificia Universidad Católica de Valparaíso | Escuela Lingüística de Valparaíso | Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje | Viña del Mar | CHILE


Extracto de páginas 35 a 38 del artículo en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.



«Teorías implícitas y comprensión textual: un enfoque desde las concepciones del lector

»Diversos estudios (Schraw & Bruning, 1996; Schraw, 2000; Vélez, 2006; Hernández, 2008; Makuc, 2008, 2011, 2012; Moore & Narciso, 2011) han integrado las teorías acerca de la lectura como un referente para, posteriormente, analizar las teorías de los propios lectores. Estas investigaciones han logrado determinar que los lectores pueden agruparse en torno a diversas teorías que en mayor o menor medida se relacionan con la experiencia formativa del estudiante y con modelos culturales transmitidos durante el proceso de escolarización (Carlino, 2003; Peredo, 2003; Ruiz, 2009).

»En este contexto, se destaca la investigación de Schraw y Bruning (1996) quienes plantean tres modelos epistémicos acerca de la lectura: de transmisión, traslación y transaccional. El “modelo de transmisión” se basa en la suposición de que el significado se transmite directamente del autor al lector, el lector se concibe como un receptor, cuyo objetivo principal es extraer el significado intencionado por el autor del texto más que construirlo activamente, una manifestación de este lector es que se focaliza en el significado literal. A diferencia del anterior, en el modelo de “traslación”, el trabajo del lector es decodificar el mensaje presentado implícita o explícitamente en el texto sin hacer referencia a sus propias experiencias, el entorno cultural en que se redactó el texto o las intenciones del autor. Por último, el modelo “transaccional” se basa en la suposición de que un texto adquiere diversos significados para diferentes lectores, no obstante, las intenciones del autor o el contenido textual. Bajo este modelo, los lectores interpretan un texto desde la perspectiva de sus propias metas y objetivos dentro de un contexto particular, construyendo el significado con referencia al conocimiento previo del tema, experiencias lectoras anteriores y los objetivos de la situación actual.

»En esta misma línea de estudios, Hernández (2008) identifica en los estudiantes de secundaria tres tipos de teorías: “reproduccionista”, “interpretativa” y “constructiva”. La teoría “reproduccionista” conceptualiza la comprensión de textos como un acto de reproducción del significado/mensaje. La lectura consistiría en asistir al texto para instruirse de este y reproducir fielmente los contenidos que el autor expone. La principal función que se le reconoce a la comprensión lectora es “transmitir saberes”. Por su parte, la teoría “interpretativa” concibe la comprensión de textos como una actividad interpretativa que depende en gran medida del papel activo del lector en la búsqueda e interpretación del significado de los textos. El lector puede matizar de manera subjetiva lo que comprende, pero al final debe intentar reproducir lo que el texto dice. La función principal de la comprensión es aprender, su logro dependería, sobre todo, de la dimensión motivacional y cognitiva. La teoría “constructiva”, en cambio, plantea que la lectura constituye una actividad en que los significados son construidos por el lector gracias a lo que el autor dice en su texto; asimismo, el lector puede asumir actitudes valorativas o críticas sobre los textos o sobre aquello que dicen y cómo lo dicen los autores. La función principal de la comprensión es la comunicación. Se reconoce que leer es una herramienta de aprendizaje, para desarrollar instrumentos cognitivos y para ayudar a interpretar la realidad circundante.

»Una similar clasificación de los modelos de lectura es abordada por Vélez (2006), quien identifica tres teorías en los relatos autobiográficos de estudiantes universitarios: la lectura como conjunto de habilidades, la lectura como un proceso interactivo y la lectura como proceso transaccional. La teoría que explica la lectura como “conjunto de habilidades” concibe la lectura como un fenómeno observable en que el lector decodifica para extraer el significado que está en el texto y presenta un modelo secuencial y jerárquico de habilidades lectoras que se deben enseñar de manera gradual y acumulativa. Por su parte, el “enfoque interactivo” propone un modelo sistémico de la lectura como procesamiento de la información. La información que ingresa debe ser procesada por los esquemas del sujeto. La lectura se considera un proceso activo, en que la mente procesa símbolos. Finalmente, el “enfoque transaccional” concibe una representación cíclica de la lectura, en que no pueden separarse, lector, texto y contexto. Esta transacción adquiriría características de experiencia guiada por la postura que asume el lector dentro de un continuo entre la lectura estética y la lectura eferente.

»En términos comparativos, las propuestas descritas (Schraw & Bruning, 1996; Schraw, 2000; Vélez, 2006; Hernández, 2008) presentan similitudes en cuanto a que los diversos autores reconocen tres enfoques: un enfoque de transmisión (reproduccionista-conjunto de habilidades-lineal), un enfoque interpretativo (interactivo-de traslación) y un tercer enfoque transaccional (constructivista). En nuestras investigaciones previas (Makuc, 2008, 2011, 2012, 2013), se han establecido tres teorías implícitas sobre la comprensión: Lineal, Interactiva y Literaria. Las dos primeras teorías coinciden en lo esencial con la clasificación y caracterización descrita por dichos estudio; sin embargo, la tercera teoría definida como Teoría Literaria correspondería a una dimensión que surge a partir de las afirmaciones de docentes y estudiantes que describen la lectura en términos de experiencias escolares, actividades didácticas, evaluativas, focalizadas en la lectura de textos literarios, promoviendo desarrollo de actitudes, valores, orientada al componente afectivo y actitudinal.

»La Teoría Lineal y la Teoría Interactiva se caracterizan de acuerdo a referentes teórico-conceptuales en el ámbito de la comprensión de textos (Goodman & Goodman, 1994; Pearson & Stephens, 1994). Estas teorías presentan diferencias significativas, por cuanto representarían dos paradigmas en el enfoque de este constructo tanto en el nivel teórico como en la enseñanza (Pearson & Stephens, 1994). La Teoría Lineal (Gough, 1994; Laberge & Samuels, 1994; Linuesa & Domínguez, 1999; Parodi, 1999) describe la primera etapa de los estudios sobre la comprensión textual. La lectura se concibe como un proceso perceptual directo, secuencial y ordenado. Esta Teoría se define como “Lineal”, pues los lectores se conciben como decodificadores de símbolos gráficos, los cuales deben ser traducidos a un código oral. En otras palabras, la comprensión del material escrito es, fundamentalmente, la comprensión del habla, producida en la mente del lector. Esta teoría, predominante en una primera etapa de los estudios sobre la comprensión, habría permitido plantear una concepción de lectura en la cual leer consistiría en transformar los signos gráficos en significados, enfatizando los procesos de reconocimiento de la palabra escrita.

»Por otra parte, la Teoría Interactiva (van Dijk & Kintsch, 1983; Goodman & Goodman; 1994; Colomer & Camps, 1996; Rumelhart, 1997; De Vega, 1998, 2004; Parodi, 2005, 2007) integra la flexibilidad característica de los sistemas perceptivos y cognitivos. Esta teoría supone que el procesamiento cognitivo del lector es de carácter descendente y ascendente, es decir, el procesamiento del texto escrito se realizaría a partir de los conocimientos que el lector activa durante la lectura y la información del texto. Ello supone un lector activo que procesa la información del texto basado en sus propios esquemas o marcos conceptuales emanados de su conocimiento y experiencia del mundo. En este enfoque la comprensión textual sería el resultado de mecanismos y procesos inferenciales, estrategias cognitivas, y lingüísticas (McKoon & Ratcliff, 1998) que un lector experto activa de un modo estratégico e interactivo. Desde esta perspectiva, se identifican y describen las diversas dimensiones que interactúan en la comprensión de textos, elementos como la coherencia semántica y sintáctica; la macro y microestructura de un texto; la generación de inferencias y la caracterización de ellas (Paris, Lipson & Wixson 1994; Colomer & Camps, 1996; Parodi, 1999, 2007).

»La Teoría Literaria se vincula con la lectura de textos literarios e implica, por tanto, capacidad imaginativa, identificación con personajes con situaciones de la historia y con el establecimiento de conexiones con la vida real. De esta forma, se plantea que comprender es imaginar, es crear imágenes. La comprensión sería posible solo si se presentan estados afectivo-actitudinales; comprender implica, además, comparar lecturas, personajes, identificar características asociadas a un personaje, describir la trama en la que están involucrados. Ello nos ubica en un tipo de lectura que tiende a promover un análisis literario, orientado a identificar personajes, acontecimientos, conflicto, desenlace, protagonista, antagonista, entre otras categorías.

»Como podemos observar, la Teoría Lineal y la Teoría Interactiva coinciden con las clasificaciones desarrolladas por Schraw y Bruning (1996), Hernández (2008) y Vélez (2006). Estas teorías representarían dos concepciones opuestas en términos paradigmáticos y conceptuales, especialmente en cuanto al rol que atribuyen al lector. Al respecto, diversos autores (Winneburg, 1991; Pressley & Afferbach, 1995; Bahloul, 2002) plantean que la Teoría Lineal presentaría un menor grado de plausibilidad respecto de desarrollar niveles superiores de comprensión lectora. La Teoría Interactiva, en cambio, constituiría un marco de referencia con mayores proyecciones en términos de promover niveles de lectura más profundos y con objetivos de aprendizaje».




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