marzo 27, 2023

Hoy, las revistas no proponen líneas de acción ni establecen la agenda discursiva; operan como refugio, pequeñas trincheras que producen para un grupo restringido de lectores

Diego Vigna
«De la tradición de revistas al mundo virtual. Aproximación a las publicaciones culturales digitales en el campo intelectual argentino de la última década»
Pilquen. Sección Ciencias Sociales, vol. 18, n.º 3 (2015)


Pilquen. Sección Ciencias Sociales | Universidad Nacional del Comahue | Centro Regional Zona Atlántica | Viedma | ARGENTINA


Extracto del apartado 4.3 del artículo en PDF. Ver las referencias en la publicación original.

Publicado en abierto con licencia CC (Creative Commons).

Disponible en CONICET Digital, repositorio institucional de acceso abierto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de la ARGENTINA.




Reescribir la coyuntura, dialogar con las instituciones. Aspectos externos de la sintaxis de los medios

Los formatos digitales y en red han reformulado las coordenadas espaciales y temporales de la producción y el consumo en sentido global; desde esta marca de época tendemos el vínculo entre estas publicaciones y la herencia de revistas. Y así como será necesario abordar la presencia y la naturaleza de los textos literarios que se publican, es valioso atender a los casos que renombran la matriz heredada de la investigación periodística y la lectura de la realidad, más allá de las valoraciones interpretativas, según las condiciones actuales de producción. Es decir, según cómo se concibe la realidad desde el medio y cómo se la representa.

Cada proyecto concibe un espacio, objetivos y velocidades de recepción, y la coyuntura es una noción constitutiva de la dinámica de un sector de publicaciones en la web. Por ejemplo, destacan los casos que se deciden a actuar en la esfera del relevamiento periodístico, aunque sus propuestas se alejan notablemente de las de medios de prensa hegemónicos que marcan la agenda.

Si la «forma revista» (Sarlo 1992), como práctica de producción y circulación apuntada a la esfera pública, es una respuesta a una determinada coyuntura, entre las publicaciones digitales esto se ha revitalizado: la propuesta de Anfibia ofrece lecturas y abordajes alternativos a la interpretación de hechos culturales, policiales, políticos que marca la agenda de la prensa gráfica y televisiva. Eso implica discutir velocidades, pero también profundidades: por un lado, atender a la materia con que se moldean las lecturas de la realidad a partir de la primicia; por otro, hacer que esa materia ofrezca un contrapeso a los discursos críticos convencionales.

En Anfibia lo hacen desde la investigación periodística, traducida en crónicas, ensayos y relatos de no ficción, siempre con coberturas fotográficas. Otros casos, como el de Ni.blog, incluido en Ni a palos, busca complementar con crónicas y artículos cercanos al ensayo lo publicado en papel por el suplemento del diario; esto resulta en mayores libertades para producir y para pensar los temas del relevamiento periodístico.

Pero, a su vez, las categorías se complementan y los casos exponen determinadas relaciones con aspectos externos al análisis estricto de los contenidos, como la dependencia institucional. El medio digital y el entorno de red también han propiciado la profundización de algunos aspectos. Entre las esferas de actuación, Artundo ha distinguido entre revistas independientes y las que responden a una institución (2010). El análisis muestra los matices de este corpus: la misma Anfibia, con su singularidad formal e interpretativa, pero no temática, pone en juego una articulación sutil con la institución académica que le da sustento, que acoge el trabajo de sus creadores y responsables editoriales.

Anfibia es una publicación que se afinca en una institución académica y científica, pero que busca intervenir en el desprestigiado repaso de la agenda periodística de los medios; ofrece una mirada profunda, sin descuidar el componente estético de la escritura, sobre la realidad, «construyendo discurso» en paralelo sobre los episodios y hechos de mayor repercusión social.

Otras publicaciones también tienen relaciones «sutiles» con instituciones académicas y científicas, como la revista Luthor, pero ponen la atención y rigurosidad en el abordaje disciplinar, atado a la reflexión teórica más que a la cuestión formal. Esto se ve en la definición de sus incumbencias.

En Luthor la dependencia institucional no es oficial, pero se sugiere en los avales de la Facultad de Filosofía y Letras sí explícitos de la Universidad de Buenos Aires: el staff tiene relación con la actividad académica y a su vez participa en todos los números.

Esto presupone una dinámica más cerrada de publicación, y quizás más control sobre la línea de la revista; se abordan temas de distinta índole y lenguajes en el universo de la producción artística, pero la reflexión teórica sobre cada objeto es innegociable. El resultado abarcador de los contenidos da cuenta de una lectura del presente en términos teóricos y relacionados con el análisis literario ante todo. La relación con la coyuntura es de otra densidad, como también con el acompañamiento institucional.

Otros casos ofrecen matices, como la revista Tónica o el Espacio Murena. Tónica, inicialmente lanzada como ebook, depende de Centro de Estudios Contemporáneos para la Alfabetización digital (CEC) y busca, según se expone en su sitio web, «estimular el interés por el estudio, debate y análisis del impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana y en los diferentes consumos culturales, que impulsan un nuevo medioambiente técnico».

Tónica replica una estética similar a la de Anfibia y ofrece un relevamiento crítico de libros editados y de personajes mediáticos, sobre todo con la publicación de entrevistas. Tiene un staff fijo, pero sus artículos y entrevistas están firmados por colaboradores externos; por último, su perfil es más despojado, lo que creemos habla del contexto en el que se expande: las grandes diferencias entre la naturaleza de las instituciones se traducen en las diferencias de contenidos de los proyectos.

El Espacio Murena, por su parte, es un portal digital, no revista, dedicado al asiento escritural de diversas manifestaciones: crítica de libros, fragmentos de textos literarios, y otra variopinta presencia de artículos, pero la crítica es el eje, como en Bazar Americano, como en No retornable; Espacio Murena se autodenomina como la «expresión virtual» del Instituto H.A. Murena, una asociación que busca establecer una amplia crítica de nuestras tradiciones ideológicas, literarias, filosóficas y políticas.




marzo 20, 2023

Verbalización del conocimiento del texto español científico-técnico

Taisia G. Popova
«Verbalización del conocimiento del texto español científico-técnico»
Journal of Siberian Federal University. Humanities & Social Sciences, n.º 1 (2017)


Journal of Siberian Federal University. Humanities & Social Sciences | Siberian Federal University | Department of Culture Studies | Krasnoyarsk | RUSSIA


Extracto de apartados en páginas 90 y 91 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.




Introducción

El término ‘intertextualidad’ apareció en el siglo pasado, en las décadas 60-70 del siglo XX. El punto de partida para el desarrollo de la teoría de intertextualidad fueron las ideas de M. M. Bakhtin sobre «las voces ajenas» y el «loguismo» y su concepción de la «novela polifónica», donde se revela el fenómeno del diálogo del texto con otros textos anteriores y paralelos en el tiempo (Bakhtin, 1979, p. 434).

Sobre la base de estas ideas, la investigadora de Semiótica J. Kristeva introdujo por primera vez en 1967 el término ‘intertextualité’ en francés. J. Kristeva en el ensayo titulado «Le mot, le dialogue et le roman», consagrado a Bakhtin, expresa que cualquier texto se construye como un mosaico de citas y tiene inclusiones y transformaciones de otro texto (Kristeva, 1967). Barthes aclara que todo texto ya es un intertexto.

Cada texto representa un tejido nuevo insertado en las citas viejas, los fragmentos de los códigos culturales, las fórmulas, etc. (Barthes, 1989). Las variedades de los términos afines eran la polifonía, el polilogismo, el dialogismo, la trasposición, la transtexualidad, etc. Pero solo el término ‘intertextualidad’ se hizo «favorito» en el ámbito universal, aunque hasta ahora la acepción de este término es variable.

Actualmente el término ‘intertextualidad’ es fundamental tanto en el punto de vista literario como en el punto de vista linguístico. Vamos a definir la categoría de la intertextualidad como una relación multidimensional del texto con pretextos, por medio del contenido, de las particularidades genéricas, de la estructuración y de la expresión formal (Popova, 2003, p. 115).

La intertextualidad se considera como una propiedad categorial importante del texto científico que realiza la «deshermetización», la «apertura» del texto y la capacidad de hacer contactos con los textos anteriores (pretextos, prototextos), así como una estrategia especial de la contrucción del texto en distintas áreas de la comunicación.

Para interpretar un texto, el lector necesita un conocimiento previo que se refiere a diferentes aspectos: los códigos lingüísticos, el uso del lenguaje con relación a distintas prácticas sociales, la situación social en la que el acto discursivo se produce, el mundo exterior.



Situación intertextual en el texto científico-técnico

Sumergido en la situación de comunicación, cualquier caso del «préstamo» del texto ajeno se convierte en una situación intertextual que puede ser presentada como un modelo tridimensional.

Sus tres componentes del modelo son:
1) el sujeto (autor) que incorpora en su propio texto con préstamo;
2) el texto con un fragmento prestado;
3) el destinatario con el texto del fragmento prestado.

Cada uno de los tres componentes de esta situación intertextual se puede analizar en diferentes direcciones.

En definitiva, la situación intertextual de la citación de los fragmentos ajenos hace intervenir por lo menos tres participantes: el autor del texto original, el destinatario (lector) y el autor de la citación y referencia. El autor y el destinatario permiten revelar tres aspectos de investigación que son:
1) la fuente del préstamo textual o referencia;
2) el objeto del préstamo textual o de la referencia;
3) el modo de la realización del préstamo textual o de la referencia.

Los fragmentos prestados o las referencias insertadas en el espacio del texto portador representan el «diálogo» entre el conocimiento nuevo, el conocimiento viejo y el conocimiento precedente.

La idea de que en el texto científico hay solo un autor o autores (sujetos) es poco probable, puesto que en el discurso científico hay además muchos autores citadores, referenciadores, conceptuadores precedentes. La autorización en la comunicación científica se puede definir como un componente conceptual dialógico. La autorización tiene un carácter de integración distante debido a la aparición de la autorización «ajena».

La autorización del discurso se puede analizar como un fenómeno unidimensional (sujeto), bidimensional (sujeto+destinatario) y tridimensional (sujeto+citador+destinatario) y multidimensional. Gran cantidad de citas, referencias y menciones de «otros» autores en el discurso científico indican que la cantidad de sus dimensiones en este sentido puede aumentar y la autorización puede obtener un carácter multidimensional (Dolzhich, 2012, p. 94).

Podemos sacar la conclusión de que el espacio autoral del texto científico es multidimensional y tiene una configuración muy compleja y en definitiva, manifiesta su carácter intertextual.

Vamos a analizar el contenido del «continuum» científico.

El contenido del conocimiento científico forma el núcleo cognitivo de la concepción del investigador. Este núcleo incluye dos componentes importantes del «continuum» de la ciencia, o sea, el conocimiento nuevo del autor (sujeto) y el conocimiento viejo de los sujetos viejos (autores, citadores y referenciadores) en su enlace intertextual dialéctico.

En el discurso científico este continuum se divide en el subtexto (fragmento del subtexto) del conocimiento nuevo, el subtexto del conocimiento viejo y dentro del mismo el subtexto del conocimiento precedente.

El subtexto se comprende como una unidad textual bilateral que verbaliza en la superficie textual distintos conceptos (cognitivos, axiológicos, pragmáticos, etc.) de la estructura conceptual del texto científico (Popova, 2003, p. 115). Estos subtextos están relacionados con los principales parámetros extralingüísticos de la actividad congnitiva y manifiestan el contenido típico del texto científico y su verbalización.

El subtexto del conocimiento nuevo comprende la concepción del autor, el planteamiento del problema, las conclusiones y el resumen. El subtexto del conocimiento viejo y el subtexto precedente forman parte de la estructura conceptual del texto científico y representan la continuidad, carácter dialógico e intertextualidad.





marzo 13, 2023

sigla



Academia Española de la Lengua
Diccionario panhispánico de dudas
«Artículos temáticos»
s.v. sigla




sigla



1. Se llama sigla tanto a la palabra formada por las iniciales de los términos que integran una denominación compleja, como a cada una de esas letras iniciales. Las siglas se utilizan para referirse de forma abreviada a organismos, instituciones, empresas, objetos, sistemas, asociaciones, etc.



2. Tipos de siglas según su lectura

a) Hay siglas que se leen tal como se escriben, las cuales reciben también el nombre de acrónimos (→ ACRÓNIMO): ONU, OTAN, láser, ovni. Muchas de estas siglas acaban incorporándose como sustantivos al léxico común. Cuando una sigla está compuesta solo por vocales, cada una de ellas se pronuncia de manera independiente y conserva su acento fonético: OEA (Organización de Estados Americanos) se pronuncia [ó-é-á].

b) Hay siglas cuya forma impronunciable obliga a leerlas con deletreo: FBI [éfe-bé-í], DDT [dé-dé-té], KGB [ká-jé-bé]. Integrando las vocales necesarias para su pronunciación, se crean a veces, a partir de estas siglas, nuevas palabras: elepé (de LP, sigla del ingl. long play ‘larga duración’).

c) Hay siglas que se leen combinando ambos métodos: CD-ROM [se-de-rrón, ze-de-rrón] (sigla del ingl. Compact Disc Read-Only Memory ‘disco compacto de solo lectura’). También en este caso pueden generarse palabras a partir de la sigla: cederrón.



3. Plural. Aunque en la lengua oral tienden a tomar marca de plural ([oenejés] = ‘organizaciones no gubernamentales’), son invariables en la escritura: las ONG; por ello, cuando se quiere aludir a varios referentes es recomendable introducir la sigla con determinantes que indiquen pluralidad: Representantes de algunas/varias/numerosas ONG se reunieron en Madrid. Debe evitarse el uso, copiado del inglés, de realizar el plural de las siglas añadiendo al final una s minúscula, precedida o no de apóstrofo: CD’s, ONGs.



4. Género. Las siglas adoptan el género de la palabra que constituye el núcleo de la expresión abreviada, que normalmente ocupa el primer lugar en la denominación: el FMI, por el «Fondo» Monetario Internacional; la OEA, por la «Organización» de Estados Americanos; la Unesco, por la United Nations Educational, Scientific and Cultural «Organization» (‘Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura’). Las siglas son una excepción a la regla que obliga a utilizar la forma el del artículo cuando la palabra femenina que sigue comienza por /a/ tónica (→ el, 2.1 y 2.3a); así, se dice la AFE (y no el AFE), por «Asociación» de Futbolistas Españoles, ya que la palabra asociación no comienza por /a/ tónica.



5. Ortografía

a) Las siglas se escriben hoy sin puntos ni blancos de separación. Solo se escribe punto tras las letras que componen las siglas cuando van integradas en textos escritos enteramente en mayúsculas: MEMORIA ANUAL DEL C.S.I.C.

b) Las siglas presentan normalmente en mayúscula todas las letras que las componen (OCDE, DNI, ISO) y, en ese caso, no llevan nunca tilde; así, CIA (del ingl. Central Intelligence Agency) se escribe sin tilde, a pesar de pronunciarse [sía, zía], con un hiato que exigiría acentuar gráficamente la i. Las siglas que se pronuncian como se escriben, esto es, los acrónimos, se escriben solo con la inicial mayúscula si se trata de nombres propios y tienen más de cuatro letras: Unicef, Unesco; o con todas sus letras minúsculas, si se trata de nombres comunes: uci, ovni, sida. Los acrónimos que se escriben con minúsculas sí deben someterse a las reglas de acentuación gráfica (→ TILDE2): láser.

c) Si los dígrafos ch y ll forman parte de una sigla, va en mayúscula el primer carácter y en minúscula el segundo: PCCh, sigla de Partido Comunista de China.

d) Se escriben en cursiva las siglas que corresponden a una denominación que debe aparecer en este tipo de letra cuando se escribe completa; esto ocurre, por ejemplo, con las siglas de títulos de obras o de publicaciones periódicas: DHLE, sigla de Diccionario histórico de la lengua española; RFE, sigla de Revista de Filología Española.

e) Las siglas escritas en mayúsculas nunca deben dividirse con guion de final de línea.



6. Hispanización de las siglas. Siempre que sea posible, se hispanizarán las siglas: OTAN, y no NATO; ONU, y no UNO. Solo en casos de difusión general de la sigla extranjera y dificultad para hispanizarla, o cuando se trate de nombres comerciales, se mantendrá la forma original: Unesco, sigla de United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization; CD-ROM, sigla de Compact Disc Read-Only Memory; IBM, sigla de International Business Machines. Tampoco deben hispanizarse las siglas de realidades que se circunscriben a un país extranjero, sin correspondencia en el propio: IRA, sigla de Irish Republic Army; KGB, sigla de Komitet Gosudárstvennoy Bezopásnosti. La primera vez que se emplea una sigla en un texto, y salvo que sea de difusión tan generalizada que se sepa fácilmente interpretable por la inmensa mayoría de los lectores, es conveniente poner a continuación, y entre paréntesis, el nombre completo al que reemplaza y, si es una sigla extranjera, su traducción o equivalencia: DEA (Drug Enforcement Administration, departamento estadounidense de lucha contra las drogas); o bien escribir primero la traducción o equivalencia, poniendo después la sigla entre paréntesis: la Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU).



7. Lectura. Las siglas se leen sin restablecer la expresión a la que reemplazan, siguiendo el procedimiento que requiera su forma (→ 2): lectura silábica, deletreo o lectura mixta.



8. Las siglas suelen omitir para su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que aparecen en la denominación completa, salvo cuando se desea facilitar su pronunciación, convirtiéndolas en acrónimos (→ ACRÓNIMO, 1).






marzo 06, 2023

raya



Academia Española de la Lengua
Diccionario panhispánico de dudas
«Artículos temáticos»
s.v. raya




raya



1. Signo de puntuación representado por un trazo horizontal (—) de mayor longitud que el correspondiente al guion (-) (→ GUION2 o GUION), con el cual no debe confundirse. Cuando se usan dos rayas (una de apertura y otra de cierre) para introducir un inciso dentro de un período más extenso, estas se escriben pegadas a la primera y a la última palabra del período que enmarcan, y separadas por un espacio de la palabra o signo que las precede o las sigue; pero si lo que sigue a la raya de cierre es otro signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos.



2. Usos


2.1. Para encerrar aclaraciones o incisos:

Para él la fidelidad —cualidad que valoraba por encima de cualquier otra— era algo sagrado.


Para esto pueden utilizarse también las comas (→ COMA2, 1.1) o los paréntesis (→ PARÉNTESIS, 2a). Los incisos entre rayas suponen un aislamiento mayor con respecto al texto en el que se insertan que los que se escriben entre comas, pero menor que los que se escriben entre paréntesis. La raya de cierre en los incisos no se suprime aunque detrás de ella deba aparecer un punto o cualquier otro signo de puntuación:

Esperaba a Emilio —un gran amigo—. Lamentablemente, no vino.

Esperaba a Emilio —un gran amigo—, que, lamentablemente, no vino.



2.2. Para introducir una nueva aclaración o inciso en un texto ya encerrado entre paréntesis:

Si desea más información sobre este tema (la bibliografía existente —incluso en español— es bastante extensa), deberá acudir a otras fuentes.


Para intercalar algún dato o precisión en un inciso escrito entre rayas, han de usarse los paréntesis (→ PARÉNTESIS, 2b):

Venezuela —primer lugar de tierra firme avistado por Colón en su tercer viaje a América (1498)— tenía, por aquel entonces, unos 300 000 habitantes.



2.3. En la reproducción escrita de un diálogo, la raya precede a la intervención de cada uno de los interlocutores, sin que se mencione el nombre de estos:

—¿Cuándo volverás? —No tengo ni idea. —¡No tardes mucho! —No te preocupes. Volveré lo antes posible.


Normalmente, en las novelas y otros textos de carácter narrativo, las intervenciones de cada uno de los personajes se escriben en líneas distintas. Como se ve en el ejemplo, no debe dejarse espacio de separación entre la raya y el comienzo de cada una de las intervenciones.



2.4. En textos narrativos, la raya se utiliza también para introducir o enmarcar los comentarios y precisiones del narrador a las intervenciones de los personajes. En este uso debe tenerse en cuenta lo siguiente:


a) No se escribe raya de cierre si tras el comentario del narrador no sigue hablando inmediatamente el personaje:

—Espero que todo salga bien —dijo Azucena con gesto ilusionado. / A la mañana siguiente, Azucena se levantó nerviosa.


b) Se escriben dos rayas, una de apertura y otra de cierre, cuando las palabras del narrador interrumpen la intervención del personaje y esta continúa inmediatamente después:

—Lo principal es sentirse viva —añadió Pilar—. Afortunada o desafortunada, pero viva.


c) Cuando el comentario o aclaración del narrador va introducido por un verbo de habla (decir, añadir, asegurar, preguntar, exclamar, reponer, etc.), su intervención se inicia en minúscula, aunque venga precedida de un signo de puntuación que tenga valor de punto, como el signo de cierre de interrogación o de exclamación:

—¡Qué le vamos a hacer! —exclamó resignada doña Patro


y no:

—¡Qué le vamos a hacer! —Exclamó resignada doña Patro.


Si la intervención del personaje continúa tras las palabras del narrador, el signo de puntuación que corresponda al enunciado interrumpido se debe colocar tras la raya que cierra el inciso del narrador:

—Está bien —dijo Carlos—; lo haré, pero que sea la última vez que me lo pides.


d) Cuando el comentario del narrador no se introduce con un verbo de habla, las palabras del personaje deben cerrarse con punto y el inciso del narrador debe iniciarse con mayúscula:

—No se moleste. —Cerró la puerta y salió de mala gana.


Si tras el comentario del narrador continúa el parlamento del personaje, el punto que marca el fin del inciso narrativo se escribe tras la raya de cierre:

—¿Puedo irme ya? —Se puso en pie con gesto decidido—. No hace falta que me acompañe. Conozco el camino.


e) Si el signo de puntuación que hay que poner tras el inciso del narrador son los dos puntos, estos se escriben también tras la raya de cierre:

—Anoche estuve en una fiesta —me confesó, y añadió—: Conocí a personas muy interesantes.



2.5. Las rayas se usan también para enmarcar los comentarios del transcriptor de una cita textual:

«Es imprescindible —señaló el ministro— que se refuercen los sistemas de control sanitario en las fronteras».



2.6. La raya sirve asimismo para introducir cada uno de los elementos de una relación que se escriben en líneas independientes. En este caso, debe dejarse un espacio en blanco entre la raya y el texto que sigue. A la hora de puntuar este tipo de relaciones, hay dos opciones:


a) Escribir con inicial minúscula cada uno de los conceptos, cerrando los enunciados con punto y coma, excepto el último, que se cerrará con punto:

Las funciones del lenguaje, según Jakobson, son seis:

— expresiva;

— fática;

— conativa;

— referencial;

— poética;

— metalingüística.


Cuando los elementos que se relacionan son simples, como ocurre en el ejemplo anterior, es posible eliminar la puntuación:

Las funciones del lenguaje, según Jakobson, son seis:

— expresiva

— fática

— conativa

— referencial

— poética

— metalingüística


b) Escribir con inicial mayúscula cada uno de los conceptos, cerrando los enunciados con punto, opción recomendada cuando la relación se compone de enunciados completos:

Entre los rasgos del castellano hablado en Aragón, sobresalen los siguientes:

— La entonación es claramente ascendente y hay tendencia a alargar la vocal final.

— Se evita el acento en posición esdrújula.

— El sufijo diminutivo dominante es -ico.

— Se emplea mucho la partícula pues.


La raya puede sustituirse, en estos casos, por letras con paréntesis, números u otros signos.



2.7. En listas alfabéticas, índices bibliográficos y otros repertorios, la raya al comienzo de una línea se usa para indicar que en ese renglón se omite, para no repetirlo, un elemento común ya expresado en la primera de sus menciones. También en este caso debe dejarse un espacio en blanco después de la raya:

Verbos intransitivos

— irregulares

— regulares

— transitivos


Tras la raya de sustitución no debe escribirse el signo de puntuación que sigue, si lo hubiere, a la expresión sustituida; así, en el ejemplo siguiente, no deben escribirse tras las rayas los dos puntos que sí aparecen, en la primera mención, tras el nombre del autor:

ORTEGA Y GASSET, J.: Artículos (1917-33).

— Idea del teatro (1946).

— La rebelión de las masas (1930).



2.8. La raya se usa precedida de un punto (.—) en los casos siguientes:


a) En los epígrafes internos de un libro, cuando el texto que sigue comienza en la misma línea:

Género de los sustantivos.— Por el género, los sustantivos se dividen en español en femeninos y masculinos. El género neutro no existe en español. Decimos que un nombre es femenino o masculino cuando...


b) En la edición de obras teatrales, para separar el nombre de cada uno de los personajes del texto de sus intervenciones:

MARÍA.—¿Dónde vas?

JUAN.—A dar una vuelta.