noviembre 04, 2023

¿Puede un algoritmo hacer poesía? La respuesta es afirmativa, si bien Cumatron se aleja de las definiciones de literatura, poesía o lo que entendemos por autoría asociado a lo humano


Carolina Olivia Gainza Cortés
«Poéticas del exceso: estéticas digitales en el twitterbot Cumatron»

América sin Nombre, n.º 28 (2023); número monográfico: «Poéticas españolas y latinoamericanas en red: entre globalidad y singularidad», coord. de Melissa Lecointre y Gianna Schmitter.

América sin Nombre | Universidad de Alicante | Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti | San Vicente del Raspeig | Alicante | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto de las páginas 31-32 (apartados «Resumen» y «Palabras clave»), 33-34 [1], 34-35 [2], 35-36 [3], 38-39 [4], 40 [5] y 41-42 [6] de la publicación en PDF. Véanse referencias en la publicación original.
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Resumen

En las últimas décadas hemos observado grandes transformaciones en las formas de producción, circulación y recepción de la cultura, a partir del lugar central que han adquirido las tecnologías digitales en lo que podemos identificar como un nuevo régimen de producción cultural y estético. En este marco hemos visto desarrollarse, desde fines de los noventa, el creciente campo de la literatura digital en América Latina. En la investigación que he llevado a cabo se pueden distinguir dos ámbitos de creación: uno que experimenta con el lenguaje de código a través del ejercicio de programación, en el cual encontramos hipertextos, hipermedias, literaturas generativas, poesía de código, literatura interactiva, entre otras; y otro ámbito que experimenta con el medio y, por lo tanto, saber programar no es un requisito fundamental para poder crear. En este ámbito encontramos la tuiteratura, instapoesía, narrativas en WhatsApp, y toda clase de memes y bots poéticos en redes sociales.

En el campo de la literatura digital, aquella que experimenta con el medio ha proliferado en los años recientes y, al mismo tiempo, ha sido la más atacada desde los defensores de ciertos criterios de calidad literaria. Paradójicamente, este tipo de literatura ha sido también la menos estudiada, por lo que aquellos que defienden la calidad literaria no se cuestionan los criterios y supuestos que la definen, y que quizás no son aplicables a las literaturas digitales en sus diversos formatos. Esta literatura constituye una poética del exceso: prolifera en las redes sociales y se entrelaza con la lógica de la obsolescencia, la repetición y la apropiación, lo que la vuelve difícil de aprehender. Su aparición relativamente reciente y sus características efímeras constituyen, quizás, algunas de las razones por las cuales ha recibido menos atención en el campo de la literatura digital latinoamericana

En este artículo analizaré el bot poético Cumatron del colectivo chileno Cyberpunga, para identificar en esta escritura maquínica unas posibles estéticas digitales, lenguajes y poéticas digitales que se desarrollan en esta forma de escritura en 280 caracteres. Este trabajo nos permitirá, además, situar este tipo de escrituras en la discusión latinoamericana sobre las prácticas creativas en la literatura y cultura digitales, sus particularidades y tensiones.


Palabras clave: literatura digital; literatura latinoamericana; bots poéticos; tuiteratura.


[...] [1]

Dentro del campo de la literatura digital, aquella que utiliza las redes sociales ha proliferado en los años recientes y, al mismo tiempo, ha sido la más atacada desde los defensores de ciertos criterios de calidad literaria. Paradójicamente, este tipo de literatura ha sido también la menos estudiada, por lo que aquellos que defienden la calidad literaria no se cuestionan los criterios y supuestos que la definen, y que quizás no son aplicables a las literaturas digitales en sus diversos formatos.

En este artículo me interesa identificar algunas características de las expresiones escriturales en Twitter [hoy red X], específicamente del bot poético Cumatron creado por el colectivo Cyberpunga. La literatura en Twitter [hoy red X] adquiere ciertas características, las cuales serán exploradas en este artículo, donde también se discutirá si es posible identificar ciertas particularidades de este tipo de escritura en la región Latinoamericana.




[...] [2]

Los lenguajes –verbales, sonoros y visuales– a los que accedemos en nuestras pantallas digitales existen como fruto de la activación de otro lenguaje, aquel que se encuentra en la base de toda literatura en este formato: el código digital. La interacción entre humanos y computadoras es posibilitada por la interfaz, entendida como aquellas mediaciones que conectan distintos lenguajes, humanos y no humanos.

Lo que define a la literatura digital es la existencia de una poética, donde, en una especie de neoformalismo, podemos decir que la manipulación y extrañamiento del lenguaje, característico del trabajo literario, se encuentra en la imbricación y relación que se halla en los flujos de lenguajes diversos. La manipulación del lenguaje de código para un fin literario permite desnaturalizar su funcionamiento, descentrarlo de sus funciones de eficiencia y operabilidad, para darle una función poética.




[...] [3]

En el año 2021 se publicó la web Cartografía Digital Latinoamericana, la cual, junto a otros archivos de reciente aparición en América Latina, busca mapear la literatura digital en la región. Sin embargo, estos archivos y antología prácticamente no incluyen obras creadas en/para redes sociales. En la Cartografía utilizamos criterios de clasificación de obras como el género, nacionalidad, técnicas, año de publicación, entre otros, que no se ajustan muy bien al tipo de escrituras que encontramos en redes sociales.

El uso de seudónimos en las redes o la dificultad de conocer el origen de un autor o autora nos llevó a tomar la decisión de dejar la inclusión de este tipo de creaciones en la cartografía para el futuro. Consideramos que este tipo de producciones poseen otras características, donde si bien el idioma en que se escribe es relevante, no lo es necesariamente la nacionalidad, y que, además, es importante analizar si es posible ajustar estas obras a los géneros ya conocidos o si es necesario crear otros conceptos y clasificaciones. [...]

En Twitter [hoy red X], Instagram, Facebook y, recientemente, TikTok, podemos encontrar diversas poéticas. ¿Cómo determinar su pertenencia a una «identidad Latinoamericana», si es que eso es posible? ¿Qué ocurre con la autoría? ¿Cuáles son sus estéticas? En este artículo he llamado poéticas del exceso a aquellas escrituras poéticas que proliferan en las redes, donde es posible observar una pulsión de escritura desbordada.

En este contexto, es difícil situarlas en relación con las categorías tradicionales de la literatura: sus géneros, pertenencias territoriales, criterios de calidad, lenguajes, entre otros. La razón de lo anterior se fundamenta en que se trata de escrituras donde la interacción con los lectores es fundamental, se forman comunidades escriturales-lectoras en las cuales juega un rol importante el rol comunicacional, lo que hoy se conoce como «influencer». Este actor ejerce un grado de autoría que a veces es fuerte y en otros casos podríamos hablar de una autoría «distribuida». De esta forma, antes de abordar el fenómeno de la tuiteratura, vale la pena identificar las características de las escrituras en redes sociales relacionadas con las autorías, la interactividad y las características propias de los medios digitales.




[...] [4]

Dentro de las poéticas que podemos encontrar en Twitter [hoy red X], están los experimentos con bots. En este artículo me interesa abordar la pieza de poesía digital Cumatron, un bot de poesía generativa creado por el colectivo chileno Cyberpunga. Sus tres niveles se basan en la producción de poemas según una base de datos de versos que luego son ordenados por un algoritmo. Al ingresar, se pide autorización para que «Cumatron hable a través de tu computador». Al darle OK, se van generando de forma intermitente poemas de cuatro versos, y una voz recita los poemas

Un segundo nivel corresponde a que, cada vez que los usuarios ingresan a la web, pueden acceder a un PDF generado por el algoritmo que cambia según lo que va creando el bot. El tercer nivel corresponde a otros dos bots: uno en Telegram y otro en Twitter [hoy red X]. Además, presenta un prólogo invariable, en donde se hace una crítica a las teorías del autor.


¿Puede un bot hacer poesía? Cumatron y sus poéticas generativas en Twitter [hoy red X]

En el prólogo de Cumatron es posible leer una especie de manifiesto de la experimentación con el lenguaje digital, donde las redes sociales se unen a este ímpetu de experimentación con distintos lenguajes:

Cumatron funciona, en este sentido, como una tecnología que tensiona las nociones de creatividad y autoría. ¿Quién está detrás de las cuartetas que cada cierto tiempo aparecen en su cuenta de Twitter [hoy red X]? Si el azar de un código puede crear sentido o sinsentido –y en esto este bot juega en varias escuelas poéticas, desde aquella de corte más narrativa y confesional hasta la poesía del lenguaje–, entonces cualquier cosa es posible. Y eso nos gusta.


De esta manera, la estética digital está dada por la condición digital del lenguaje de las máquinas y por la posibilidad de generar una experiencia estética a partir de los escritos producidos por una máquina, en este caso, un algoritmo. La cuenta de Twitter [hoy red X] de Cumatron existe desde 2018 y postea tres poemas diarios. En su descripción encontramos la leyenda: «Bot, refrigerador, poeta».

Todos los [poemas] posteados en la cuenta son de cuatro versos, al igual que aquellos que son leídos por la voz robótica en la web. Sin embargo, los versos leídos y los que encontramos en Twitter [hoy red X] son diferentes. Por otro lado, existen post que solo contienen versos y otros que presentan versos y una imagen. Esta imagen corresponde a una ilustración que contiene los mismos versos del post.

En la cuenta de Twitter [hoy red X] de Cumatron es posible encontrar poemas de cuatro versos. Los siguientes fueron seleccionados porque refieren a una existencia maquínica: un bot que escribe versos. Al leerlos se produce cierta incomodidad, especialmente si pensamos que no serían considerados literatura dentro de los cánones literarios de la poesía o la literatura en general.

[Se reproducen a continuación literalmente los dos tuits/post citados, errores ortográficos incluidos]

un bot que hace décimas
encontré una geometría
la literatura no es un twit
ya saben lo que dice la biblia

[https://twitter.com/cumatron_win/status/1483152172372086788]


cómo pueden saber si no soy un robot
confundo a la tristeza
bosques negros pluricelulares
no hay sangre en mis venas

https://twitter.com/cumatron_win/status/1477353974743420935





[...] [5]

Esto es lo que Cumatron permite plantear: el lugar del lenguaje, la subjetividad y la creación en nuestra época digital. Algunos de los poemas breves de Cumatron incluyen motivos vinculados a temas, personajes, ciudades o léxicos nacionales (chilenos). Por ejemplo, este verso que interpela al fallecido poeta chileno Rodrigo Lira:

[Se reproduce literalmente el tuit/post citado, errores ortográficos incluidos]

Rodrigo Lira, me escuchas?
el averiado computador de mi corazón
de hongos a la radicalidad en la poesía
la poesía terminó aquí

[https://twitter.com/cumatron_win/status/1474334079613128704]



base

[...] [6]

¿Puede un algoritmo hacer poesía? La respuesta es afirmativa. ¿Podemos hablar de una poética latinoamericana en las escrituras algorítmicas en redes sociales? Considero que sí, siempre y cuando lo pensemos más allá de una territorialidad física, es decir, desde los procesos de apropiación y resignificación del lenguaje de código y sus algoritmos.

El procedimiento estético que encontramos en Cumatron se aleja no solo de las definiciones de literatura, poesía o lo que entendemos por autoría asociado a lo humano, sino que pone en cuestión la existencia de una poética latinoamericana asociada a los temas, géneros o nacionalidades. Más bien, lo que acá se observa es la reinscripción de una práctica de apropiación de lenguajes dominantes, en este caso el código digital, para transformarlos en poéticas que afectan las formas literarias establecidas y que a su vez ponen en cuestión los usos mismos del código y sus potenciales diversidades y aplicaciones.

En esto consiste lo que he llamado «hackeo cultural», es decir, la posibilidad de intervenir el código y de interrogar, desde las prácticas artísticas, sus efectos y usos. En el caso de Cumatron, su potencia no se encuentra en que es un algoritmo creado por chilenos o que introduce ciertos temas o tópicos nacionales o regionales, sino que se encuentra en esa incomodidad que genera a través de la presentación de formas poéticas irreverentes, muchas veces sin sentido.

Junto con esto, encontramos la apropiación que hace el algoritmo de Cumatron de una base de datos con frases y versos, presentándonos en su cuenta de Twitter [hoy red X] poéticas azarosas, donde el exceso, como en el barroco latinoamericano, constituye una herramienta para poner en cuestión el lenguaje.

Twitter [hoy red X] es el espacio donde los bots también pueden escribir. Como señala Cristina Rivera Garza: «Una forma de desadueño, el poema. Una desapropiación perpetua, lo contrario a la propiedad». Cumatron es un algoritmo, autor y coautor junto a sus autores humanos. No sabemos quiénes son esos humanos tras el colectivo Cyberpunga. Cumatron representa esa desapropiación, esa subversión de la autoría tan propia de las redes digitales. Lo que fue la hoja de papel para los humanos es hoy Twitter [hoy red X] y sus 280 caracteres para los bots.





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