Pilar Robles Garrote
«La cortesía verbal en los documentos de referencia europeos para la enseñanza de las lenguas»
Modulema, vol. 3 (2019)
Modulema. Revista científica sobre diversidad cultural (@CanalUGR) | Universidad de Granada | Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte de Melilla | Departamento de Didáctica y Organización Escolar | Grupo de Investigación “Innovación Curricular en contextos multiculturales” | Melilla | ESPAÑA
Se incluye a continuación un extracto seleccionado de las páginas 8, 10 a 13 y 23 a 24 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la ubicación original.
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«Resumen
»Conocer las particularidades interculturales de la cortesía verbal es fundamental para lograr un adecuado desarrollo de la competencia comunicativa y poder llevar a buen fin las relaciones sociales en la interacción con nativos de otras culturas. De este modo, no es extraño que documentos de referencia para la enseñanza de las lenguas como el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER), el Marco de Referencia para los Enfoques Plurales de las Lenguas y de las Culturas (MAREP) o el Plan Curricular del Instituto Cervantes (PCIC), aludan al uso apropiado de las estrategias pragmáticas de cortesía verbal. El objetivo del presente artículo es poner en evidencia las aportaciones de estos documentos de referencia europeos con respecto a la enseñanza-aprendizaje de estrategias eficaces que permiten un uso adecuado de la cortesía verbal en contextos interculturales.
»Consideraciones generales sobre la cortesía verbal
»En Lingüística, el concepto de cortesía se refiere al conjunto de normas sociales y estrategias conversacionales destinadas a evitar conflictos (Alcón Soler, 2002: 56) y el uso adecuado de esta proporciona profesionalidad a la actividad comunicativa a la vez que refleja un respeto y reconocimiento hacia los que participan de ella (Briz et al., 2008: 179).
»Para estudiar la cortesía desde un punto de vista pragmático, no debe entenderse como un simple conjunto de normas sociales establecidas para mostrar respeto a los demás, deferencia o buena educación, sino como una función comunicativa destinada a mantener el equilibrio en las relaciones interpersonales (Albelda y Barros, 2013: 45).
»Según Calsamiglia y Tusón (2012: 151-152), aunque la cortesía lingüística estudiada en la Pragmática mantiene conexiones con la cortesía como norma social, no por ello coincide en sus planteamientos; así, las autoras señalan diversos aspectos específicos propios del estudio de la cortesía lingüística:
»• Se centra en el comportamiento verbal y la elección de determinados indicadores lingüísticos de cortesía. No tiene en cuenta normas como “no empujar, no echar mano de bienes ajenos, no tocar las pertenencias de los demás, no tener posturas descuidadas en público”, que controlan comportamientos extralingüísticos descorteses
»• Se basa en el reconocimiento de que la función interpersonal del lenguaje está presente en la base de la comunicación: la circulación de información (transacción: actividad con fines informativos) es tan importante como la relación interpersonal (interacción: actividad con fines relacionales).
»• Sirve para facilitar las relaciones sociales y para canalizar y compensar la agresividad, es decir, todas aquellas acciones que pueden constituir una ofensa virtual para los participantes.
»• No se concibe como un conjunto de normas, sino como un conjunto de estrategias que determinan la elección de unas determinadas formas lingüísticas para elaborar los enunciados de quienes protagonizan una interacción.
»• Marca, refleja y construye las relaciones existentes en la vida social en los ejes de poder/solidaridad, de distancia/proximidad, de afecto, de conocimiento mutuo, etc.
»• Es terreno de negociación en cualquier contexto.
»Así pues, la cortesía lingüística estudiada en la Pragmática se sitúa en una dimensión que afecta a las interacciones en general y también a la selección de formas lingüísticas como las de tratamiento (tú o usted) y los honoríficos 1 (Calsamiglia y Tusón, 2012: 151).
»Algunas categorizaciones de la cortesía verbal
»Autores, como Bravo (2001, 2017), Briz (2004) o Bernal Linnersand (2007), establecen diferencias entre la “cortesía normativa o convencional”, representada por las normas sociales de situaciones formales concretas de carácter protocolario, ceremonial o ritualizado en diferentes tradiciones culturales, y la “cortesía estratégica”, que establece el uso de los recursos del lenguaje que preservan la imagen de los interlocutores con el objetivo de incrementar la eficacia del mensaje.
»La “cortesía normativa” se establece en cada cultura y según cada género discursivo, reflejándose en la lengua y en sus mecanismos discursivos; aludiendo a los protocolos del discurso formal entre personas de diferentes tradiciones, los autores advierten que es recomendable informarse sobre los aspectos culturales básicos: el grado de formalidad y distancia3 , la relación de la jerarquía en las relaciones sociales, los tratamientos sociales y las formulas establecidas para dirigirse a los demás 4 , los temas tabú en esa cultura o aspectos relativos a la conducta interaccional, como el respeto del turno del habla o el valor del silencio (Briz et al., 2008: 178); o también el uso apropiado de los actos de habla.
»Entran a formar parte de esta categoría actos de habla como los saludos, despedidas y presentaciones, los cumplidos, elogios y piropos o las conductas apropiadas en las relaciones sociales o afectivas (Fuentes, 2010: 65-68). Según Olza Moreno (2005: 92), ciertas fórmulas de agradecimiento, en algunas situaciones concretas, también pueden considerarse como un mecanismo de ritualización:
»“Dentro de las rutinas, de las estructuras conversacionales que más divergencia intercultural presentan encontramos los llamados mecanismos de ritualización, cuya variación se mostrará sobre todo en el grado en que los hablantes de cada comunidad acompañen sus actos de habla de fórmulas lingüísticas preestablecidas con fines de cortesía y formalidad en el trato” (Olza Moreno, 2005: 91).
»Según Briz et al. (2008: 188), la “cortesía estratégica”, en cambio, vela por la imagen del interlocutor y a su vez por el propio mensaje y, en consecuencia, fortalece las relaciones sociales; es decir, nos proporciona mecanismos lingüísticos que ayudan a que el mensaje sea mejor aceptado por el receptor, puesto que la forma de decir las cosas afecta al modo de recibirlas.
»Además, señalan que este tipo de cortesía se sirve de recursos comunicativos que velan por la imagen del interlocutor con el objeto de que el mensaje resulte eficaz; es el caso de las preguntas indirectas para hacer una petición (“¿Podrías apagar el aire acondicionado?” en lugar del imperativo “Apaga el aire acondicionado”), la minimización del esfuerzo que se requiere del otro (“Perdone que lo interrumpa, solo será un segundo; ¿puedo hacerle una pequeña observación?”), los halagos a la tarea de los demás (“Habéis hecho un trabajo ejemplar”), etc. (Briz et al., 2008: 178).
»Fuentes (2010: 70) señala como actos de habla de esta tipología pedir información (preguntar), dar información o responder (proporcionar información, mostrar acuerdo o desacuerdo), la aserción (expresar opinión y valoración), la invasión del campo del otro (petición o mandato, invitación, consejo) y la interrupción.
»Otros modelos agrupan las estrategias estableciendo otras categorías, como el de Brown y Levinson (1987), que distingue entre “cortesía positiva”, caracterizada por el uso estrategias de solidaridad y empatía destinadas a valorizar la imagen positiva del interlocutor, y “cortesía negativa”, cuyo objetivo es proteger la imagen negativa del interlocutor por medio de estrategias de deferencia o respeto hacia el destinatario, al igual que documentos de referencia como el MCER, que contempla esta misma designación de las categorías de cortesía verbal, como veremos en el siguiente apartado.
»El de Brown y Levinson es, sin duda, uno de los modelos más utilizados en el estudio de la cortesía verbal; no obstante, algunos autores, como Scollon y Scollon (1983; 2001); consideran que los adjetivos “positivo” y “negativo” pueden resultar ambiguos y generar falsas premisas sobre el comportamiento cortés y el descortés, pues podrían llevar a la conclusión errónea de que positivo se refiere a una “cortesía buena” y negativo a una “cortesía mala”.
»Por este preciso motivo, algunos autores proponen otros términos que consideran más acertados, como los conceptos de “autonomía” y “afiliación” entre los interlocutores de Bravo (1999), que atienden a los contextos socioculturales específicos de los hablantes, o los de “cortesía valorizante” (vinculada al concepto de intensificación) y “cortesía mitigadora” (vinculada al concepto de atenuación) propuestos por Carrasco Santana (1999: 22), y que también adopta otro documento de referencia de la enseñanza de la lengua española como el PCIC, como veremos más adelante.
»Conclusiones
»El dominio de las estrategias que conforman la cortesía verbal resulta imprescindible para asegurar la eficacia comunicativa en la cultura meta y su desconocimiento puede ocasionar grandes conflictos entre los interlocutores, pues las competencias pragmáticas se rigen por ciertas convenciones sociales que varían en las diferentes culturas. Por este motivo, diversos documentos de referencia para la enseñanza de las lenguas, como el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER), el Marco de Referencia para los Enfoques Plurales de las Lenguas y de las Culturas (MAREP) o el Plan Curricular del Instituto Cervantes (PCIC), aluden al uso adecuado de las estrategias pragmáticas de cortesía verbal, reflejando la relevancia de estas competencias sociolingüísticas y pragmáticas.
»El presente artículo señala las referencias al aprendizaje de las estrategias de cortesía verbal presentes en estos tres documentos de referencia para la enseñanza de las lenguas, dado que pueden resultar de utilidad tanto para la didáctica de la competencia pragmática en ámbitos interculturales como para la investigación en el ámbito del análisis del discurso.
»Asimismo, reiteramos la necesidad de incluir su aprendizaje en los programas académicos de segundas lenguas y lenguas extranjeras, contribuyendo a un adecuado desarrollo de la competencia pragmática.
»Por un lado, en el MCER las referencias a la cortesía verbal se encuentran entre los descriptores de la competencia sociolingüística, que clasifica diversas estrategias de cortesía positiva y negativa. Este documento también contempla las estrategias que pueden generar conductas descorteses o pragmáticamente poco apropiadas.
»Por otro lado, el MAREP refleja la relevancia de la cortesía verbal en el aprendizaje de las lenguas incluyendo este aspecto de la competencia pragmática entre sus descriptores del bloque de los saberes, destinado a la exposición de los contenidos del documento, y el de los saber hacer, donde se presentan las actitudes y las competencias que este recoge.
»Por último, el PCIC dispone de un detallado inventario de tácticas y estrategias pragmáticas donde se contemplan diferentes estrategias de cortesía verbal valorizante y atenuadora en lengua española. Este documento clasifica detalladamente y ejemplifica las diferentes estrategias organizándolas en función de los diferentes niveles de competencia lingüística del MCER».