diciembre 29, 2023

Las redes sociales, como sistema comunicativo, ya son entes retóricos



Inmaculada Berlanga Fernández, Juan Salvador Victoria Mas y Jordi Alberich Pascual
«Facebook y la metáfora. La comunicación retórica en las redes sociales digitales»

Signa, n.º 25 (2016).

Signa. Revista de la Asociación Española de Semiótica | Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) | Facultad de Filología | Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura | Madrid | ESPAÑA.

Extracto de páginas 414-415 y 428-430 del artículo en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.




En estos años hemos asistido a la rápida evolución de las redes sociales on line como un nuevo formato de comunicación interpersonal, con una progresiva penetración en muy diferentes ámbitos de la sociedad y entre el grueso de la población en general. Nuevo formato que cuenta a su vez con unos factores y posibilidades que influyen o pueden influir positiva y negativamente en la mejora de la comunicación entre sus usuarios. Desde los prolegómenos de esta investigación, en 2007, percibimos la presencia de numerosas figuras retóricas en las intervenciones del muro del usuario y el empleo de otras estrategias persuasivas, con distinciones y matizaciones, bien si se trataba de interacciones de gente joven, bien si se conversaba con usuarios de más edad y en circunstancias distintas. Intuíamos así que la Retórica clásica, entendida como un instrumento social, tenía cabida en esta nueva forma de comunicación. En 2010 publicamos un artículo en el que se recogían los fundamentos de esta investigación en un estado incipiente, y que a su vez fue el punto de partida para diversos trabajos actualmente publicados en revistas científicas de impacto. Concretamente otros dos artículos que tratan directamente la convergencia de estos dos espacios.

Con todo, esta percepción de la Retórica como un instrumento social, atemporal, necesario para una mejora en la comunicación interpersonal, choca con el desconocimiento generalizado de esta disciplina o con el prejuicio extendidísimo de que los recursos retóricos son algo del mundo de lo literario. Este rechazo persiste a pesar de las ya clásicas consideraciones al respecto que van desde Roland Barthes, a Umberto Eco o a Antonio López Eire; otras veces la Retórica se relega al mundo de la escritura analógica, error que nos muestra con total evidencia, por ejemplo, cualquier anuncio publicitario.

En el presente artículo nos proponemos entrelazar hasta fundir dos realidades cuyos orígenes distan casi veinticinco siglos, esto es, la Retórica clásica y las redes sociales on line. Interés también por sus repercusiones en aras de humanizar los discursos y los espacios de ocio, muy vinculados hoy día a las redes a través de acciones comunicativas multimedia.

Creemos que, a pesar de la amplia distancia que las separa en la línea del tiempo, Retórica y redes sociales aparecen como dos realidades convergentes y análogas. El hombre por naturaleza es ser social y, en su constante búsqueda por satisfacer cada vez mejor su necesidad de relacionarse, idea geniales medios comunicativos. Así, nos sumergimos en el mundo en red, eslabón de este vertiginoso proceso que caracteriza a la comunicación actual y, también en este contexto, encontramos universales que trascienden espacio y tiempo, en los que se fundamentan los principios persuasivos manifestados en cada sociedad con las características que les son propias, pero que han conservado a lo largo de los siglos sus elementos rectores: estrategias, operaciones, creativas desviaciones del lenguaje. En nuestro viaje a través del tiempo y de la Red, comprobamos una vez más que nuestro pasado configura y alumbra nuestro presente. Un presente mediado por la explosión de las redes como nuevo paradigma comunicativo. Con todo, es este un tema sobre el que son pocos los estudios científicos de rigor.

Si la unión entre Retórica e Internet ya ha propiciado y producido interesantes estudios y foros de debates, la aplicación de estos principios retóricos a las redes sociales on line se nos presenta como un campo aún incipiente. Sirva como ejemplo de acercamiento tangencial a nuestro objeto de estudio el artículo de Isabel de Salas que relaciona de pasada y citando a Gamonal la actividad desarrollada en las redes sociales con la actividad de los antiguos griegos en el ágora. También el libro de Mazzara y otros, Social networks and collective intelligence: A return to the Agora, defiende y argumenta más concretamente el acercamiento entre estos dos ámbitos: Retórica y redes sociales digitales.

En este trabajo nos centramos solo en uno de los amplios aspectos de la Retórica: el uso de figuras, especialmente de metáforas, en la comunicación en red. Obviamente esta presencia responde a las propias características del lenguaje en los medios digitales: un discurso que comparte rasgos tanto del discurso oral como del escrito; una comunicación interpersonal que recoge el carácter eminentemente persuasivo del uso conversacional del lenguaje; en definitiva, una comunicación mediada por soportes tecnológicos que da lugar a un uso particular del lenguaje, condiciones todas que exigen una revisión crítica de los modelos al uso.

Un estudio sistemático de la preeminencia de la metáfora, así como el presentar el elenco de las figuras retóricas más utilizadas en la comunicación en red, aporta un grano de arena a las líneas abiertas en los estudios neorretóricos. Investigaciones a las cuales, como apuntó Mortara Garavelli, aún «les falta mucho para estar completas». Conocer los entresijos de este lenguaje nos posibilita entablar comunicaciones más humanas, eficaces y creativas.

[...]

La Retórica tiene una intensa presencia en la acción comunicativa que se genera en las redes sociales, donde también encontramos las categorías y los componentes retóricos fundamentales. Concebimos la Retórica como un fenómeno universal, no circunscrito a una cultura determinada. Si la Retórica forma parte de los elementos básicos de la cultura, si el discurso retórico es el discurso de la persuasión de cada momento y los procedimientos persuasivos se fundamentan sobre universales que trascienden espacio y tiempo, es posible hablar de una teoría general de la Retórica, que incluye las formas de comunicación emergentes y las que puedan surgir. Estos universales en los que se fundamentan los principios persuasivos hacen que se manifieste en cada sociedad con las características que les son propias, y lo hace conservando a lo largo de los siglos sus elementos rectores (estrategias, operaciones, desviaciones creativas del lenguaje).

En el proceso de convergencia de estas dos realidades —Retórica y redes— se observan diferencias estructurales y formales de los elementos retóricos tal y como lo entendieron y describieron los oradores grecorromanos, con respecto a las matizaciones que los estudiosos de esta disciplina han añadido a lo largo de la historia de la Retórica; y más recientemente se han puntualizado las particularidades que estos elementos desarrollan en la Red. La Red actual y los distintos servicios de la Web 2.0, por sus peculiaridades comunicativas, suponen una potenciación del diálogo entre productores y receptores, con la consiguiente explicitación de algunas claves de la comunicación retórica.

De esta forma ofrecen a esta vieja disciplina nuevas dimensiones para realizarse, con lo que podemos hablar de la Ciberretórica como la última evolución de la Retórica clásica, pero que sigue manteniendo la proximidad a los principios y al sistema de la Retórica histórica. Por su parte, las redes sociales, como sistema comunicativo, ya son entes retóricos. Por tanto, las redes sociales on line y la Retórica clásica y su recepción por las posteriores generaciones nos muestran un claro y permanente entrelazamiento.

En la descripción de los objetivos de nuestra investigación se planteaba el enfoque de estas plataformas como un nuevo espacio retórico en parangón con lo que suponía el ágora en la antigüedad clásica. Con la salvedad de que la Red no es un espacio físico ambos espacios comparten algunas características esenciales:
a) el ser un espacio público, abierto, donde acuden las diferentes clases sociales e interactúan entre sí a través de la palabra;
b) su carácter social; y
c) algunas restricciones en su acceso: a pesar de que ambos espacios se desarrollan en un contexto de democracia, la actividad en el ágora estaba vetada a mujeres y esclavos.

También hoy día Internet y los servicios de la web 2.0 cuentan con la llamada «brecha digital» que afecta a gran parte de la geografía actual.

El discurso de los usuarios de redes sociales está pleno de figuras retóricas. La densidad o frpodemecuencia de uso de figuras retóricas en el discurso de los usuarios de Facebook es alta (2,7 figuras de media por intervención en el muro), es un factor común en todos los perfiles y no depende de la edad ni de la formación. Sin embargo, la diversidad o mayor variación de uso de tipos de figuras es más elevada en las redes de usuarios de edad más avanzada (mayores de 40).

Las figuras retóricas más frecuentes y comunes en el discurso de los usuarios de redes sociales son la metáfora, la insistencia, la sinécdoque, la onomatopeya, la elipsis y la agramaticalidad. La clara preeminencia de la metáfora, fruto más característico de la Retórica, confirma a las redes como espacio retórico y a esta figura como expresión típica del habla cotidiana. Esta doble concepción de la metáfora como recurso connatural del ser humano y como desvío ornamental del lenguaje —concepción que ya fue tratada por Aristóteles— nos lleva a concluir que la capacidad de pensar metafóricamente es nuestra manera más común de pensar. El resto de las figuras más usadas, esto es, insistencia, onomatopeya, elipsis, agramaticalidad, símbolo, silencio e hipérbaton, responde a un lenguaje contagiado por las características de la conversación oral y condicionado por el medio, es decir, caracterizado por la rapidez y por la solvencia interpretativa de los participantes. En términos generales, el empleo de figuras aporta expresividad, creatividad y profundidad a la comunicación.

El uso recurrente de la metáfora en nuestra comunicación actual, tal y como hemos demostrado en estas páginas, subraya la preeminencia que autores han otorgado a este tropo. Concretamente, en consonancia con Paul Ricoeur, observamos que en la comunicación del mundo en red, pleno de metáforas, hay un predominio del pathos: el usuario se mueve entre amigos. Y la redescripción metafórica, afirma nuestro autor, rige, más bien, en el campo de los valores sensoriales, estéticos, axiológicos y relativos al pathos que hacen que el mundo resulte habitable. Y también ponen en valor, una vez más, la presencia de la retórica en los medios de comunicación emergentes y por ende, las potencialidades que esta vieja disciplina desplegaba: construir el discurso de la verdad de un tiempo y un espacio determinados, el discurso de lo que era más útil para una sociedad dada; por otro, ofrecer los mecanismos de un auténtico servicio de comunicación social.




diciembre 22, 2023

Dado que el discurso de la igualdad se materializa en ciertas figuraciones privatizadas de la ciudadanía gay, es relevante escuchar la resistencia a la homogeneización



Cristián Alexis Cabello Valenzuela (@Uchile, @FCEIUchile)
«No hay cuerpo sin imagen. Visualidad gay y política virtual en tiempos liberales»

Universitas Humanística, vol. 81, n.º 81, 2016.
Número monográfico: «Prácticas comunicativas, creatividad y nuevos desafíos».

Universitas Humanística | Pontificia Universidad Javeriana | Facultad de Ciencias Sociales | Departamentos de Antropología y Sociología | Bogotá | COLOMBIA


Extracto del apartado «Conclusión», en páginas 81-84 del artículo en PDF. Véanse más referencias en la publicación original.
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Imagen compartida por la Fundación Iguales en sus redes sociales, tomada por la usuaria Isa Fernández.


Conclusión: La privatización de la imagen sexual

En esta investigación se analizaron los usos que la comunicación política hace del significante gay, para explicar la plusvalía que esta sexualidad adquiere en tiempos de derecha. A través de distintos dispositivos y fragmentos de la comunicación viralizados en internet, redes sociales y televisión, se describió un modo liberal de producir una subjetividad político-sexual: traumas, miedos, ideales y estrategias políticas son descritos como ejes que funcionan como el marco de las visualidades de lo gay liberal (Butler, 2010; Chihu, 2010).

A falta de una articulación social, el liberalismo facilita estrategias de comunicación para generar una política virtual que contenga una ciudadanía gay. Al mismo tiempo, estos contenidos son compartidos en redes sociales, también denominadas «tecnologías de la proximidad» (Reguillo, 2012), donde cada usuario comparte contenidos que generan redes de amistad político-social. Así, en «la interface Youtube/Facebook, no se comparte solamente la música, sino además una clave de lectura que la o el posteador propone a sus interlocutores o “amigos”» (Reguillo, 2012). Las redes sociales median la comunicación de la política gay donde implícitamente se construye la imposibilidad de rechazar estos contenidos, ante la obligatoriedad de una ciudadanía virtual rápidamente amistosa con el ciudadano gay. Esta subjetividad liberal, que hace ingresar «lo gay» virtualmente en el espacio político, olvida y omite las historias de violencia estatal, social y política que —al igual que con otras víctimas cuyos derechos humanos no han sido reconocidos— aún constituyen a las personas no-heterosexuales en Chile. Este aún es muy importante, ya que la discusión pública de lo gay, especialmente el modo de puesta en escena respetuoso y tolerante, busca instalar la idea de que, en Chile, el tiempo de la tortura contra gays y lesbianas «ya fue», «ya pasó».

La homosexualidad liberal aspira a la formación de la familia y a la constitución del hogar, y aspira a poseer la dimensión de lo privado-íntimo. Es justamente lo contrario a lo que articuló el feminismo del norte a mediados del siglo XX, desde el cual se entendió que «el paraíso doméstico funcionaba como una arquitectura penitenciaria en la que las mujeres eran encerradas de por vida y mantenidas a distancia de la esfera política» (Preciado, 2010, p. 49). Estos spots de la Fundación Iguales visibilizan una etapa «primaria» e inicial de emancipación, ejercida en la intimidad y el espacio privado, precisamente porque lo homosexual, si fuera asociado a la dimensión del trabajo, sería incluso más problemático. Esta ubicación de lo político homosexual a través de la visualidad de la Fundación Iguales está ligado y coincide con un tópico económico y político contemporáneo de «politización y mercantilización de la vida privada» (Preciado, 2010, p.43).

A modo de conclusión política y ética, sugiero que esta vuelta de página de las representaciones del odio homofóbico y la omisión de la violencia actual contra las comunidades homosexuales es uno de los hallazgos político-comunicacionales más preocupantes ante la inclusión liberal de «lo gay». Nadie nos asegura, y menos todavía con estas representaciones light de lo sexual en tiempos de derecha, que no vendrá una ola homofóbica en Latinoamérica en contra de «lo gay». En este panorama, urge abogar por hacer visible al homosexual no como víctima, sino a las violencias y daños cotidianos sociales que generan las desigualdades de las comunidades de gay, lesbianas y transexuales. El ciudadano gay es una figura que da vuelta a la página en la política, que presenta «nuevos» desafíos y es encantadoramente nuevo para nuestra democracia, y que quiere desentenderse de las huellas de un pasado que pesa sobre sus cuerpos.

Rescato el concepto de simulación utilizado por Pecheny (2002) para describir la protección de la representación social de las personas gay para evitar ser discriminados. Como grupo social y político, anteponen el lugar de la defensa y la protección para evitar ser discriminados. Esto implica regular sus representaciones bajo modelos de vida liberal y privatizada. Reconocer cómo una agenda familiar se vincula a la representación y a los discursos político comunicacionales es un carácter cualitativo que intenta asegurar la no conflictividad de «lo gay», ya que se hace visible mediante el respeto de las formas de una heterosexualidad que instala a la familia como un lugar protagónico. Las sociedades homofóbicas obligan a mantener en secreto estas sexualidades. Hay «tolerancia a cambio de la discreción y la invisibilidad» (Pecheney, 2002). Se separan las esferas públicas y privadas y se privatiza lo público. Porque el ciudadano gay ocupa las calles, pero de un modo «privado», en secreto. No se quiere más burla, sino más bien una homosexualidad correcta y obediente.

Respecto al cuerpo escenificado en una imagen afectiva, es importante en tanto que es el territorio donde se expresan afectos, gestos y posiciones públicas. Se concluye que «lo homosexual», en Chile, tiene un lugar donde la identidad gay política es más legitimada en tanto se exprese la afectuosidad amorosa que la regula. Son estos valores familiares y afectivos los que edulcoran los conflictos políticos. Hay un particular trato de la política con lo gay liberal, a diferencia de otras corporalidades excluidas del campo político y que luchan por algún tipo de inclusión. Un trato especial y más afectivo que se corresponde con representaciones de este «nuevo trato» liberal hacia lo gay, que no es, paradójicamente, más lastimero o victimizante, siendo que no busca inferiorizar o insultar estereotípicamente unas vidas, sino que resuelve privatizar esta sexualidad, darle un lugar específico, un derecho a vivienda simbólica en el terreno de la esfera política. Esto se evidencia en los spots políticos, donde el sujeto homosexual está resguardado en su cuarto propio y en el afecto de su familia, y en las políticas pro matrimonio gay que insisten en legitimar y relevar instituciones que privatizan la sexualidad en la seguridad de un cuarto propio familiar.

Dado que el discurso de la igualdad se materializa en ciertas figuraciones privatizadas de la ciudadanía gay, es relevante escuchar esa resistencia a la homogenización que propone este modo de la política sexual liberal. ¿Es posible ser un igual en el sur? ¿Es posible ser tratado como un igual en ese escenario? La pregunta cobra aún más importancia cuando [...] las identidades LGTTTBIQ se transforman en existencias enlatadas listas para consumir, o en lockers de fronteras lindantes con la mismidad, o que se diluyen bajo una retórica pudorosa, conservadora, que asépticamente desexualiza la diversidad al despojarla de su cualidad de «sexual» (Flores, 2013, p. 315).

Como cuestionaba ya Wendy Brown (2006) a partir de análisis de casos norteamericanos, la tolerancia es un discurso problemático porque, más que acercar, distancia una experiencia sexual en el plano político, al privatizar un género e inmunizar la sobreprotección normativa de estas sexualidades. En Chile, este discurso público de la tolerancia se traduce y se impone en la narrativa política —adecuándose muy bien con los «consensualismos» democráticos y antiantagonismos sociales— y se traduce en un lenguaje comunicacional político que se sobrerecoge y cuida al momento de referirse a la ciudadanía gay.

«Cuando lo común-comunitario se ve sacrificado por la compulsión privatizadora de una economía de mercado», señala Richard (2013), desde Chile, en una reflexión que hace explícito el rol del carisma o charming del género en la figura de la presidenta Michelle Bachelet: «la disposición anímica de la sociedad puede volcarse hacia los “afectos” de lo femenino para rehumanizar lo que deshumanizó la tecnicidad de lo político-administrativo» (Richard, 2013, p. 206). Concordamos con el rol de los afectos en esta rehumanización, que se expresa en la activación ciudadana que propone el sujeto político gay, donde lo femenino es muy importante en la seducción. Sobresale así el rol de los afectos y las emociones de los cuerpos sexuales en estas imágenes de propaganda política. El sentido afectivo, amoroso y seductor de la imagen política del ciudadano gay hace visible la operación de las emociones en el éxito social de esta política gay, más blanqueada y apegada a valores nacionales y liberales, donde la familia privada es lo más importante.


Referencias en el texto anterior

Brown, W. (2006). Regulating Aversion. Tolerance in the Age of identity an Empire. New Jersey: Princenton University Press.

Butler, J. (2010). Marcos de Guerra. Vidas Lloradas. Buenos Aires: Editorial Paidós.

Chihu, A. (2010). El framing del spot político. México D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.

Flores, V. (2013). Interrupciones. Ensayos de poética activista. Neuquén: Editora La Mondonga Dark.

Pecheny, M. (2002). Identidades discretas. En Arfuch, L. (Comp.) Identidades, sujetos y subjetividades (pp.125-148). Buenos Aires: Prometeo libros.

Preciado, B. (2010). Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en «Playboy» durante la guerra fría. Barcelona: Anagrama.

Reguillo, R. (2012, julio-diciembre). Navegaciones errantes. De músicas, jóvenes y redes: de Facebook a Youtube y viceversa. Nueva época, (18), 135-171.

Richard, N. (2013). Crítica y Política. Santiago: Palinodia.




diciembre 15, 2023

¿Cómo se manifiesta la conciencia tipográfica de los escritores y, a la inversa, la conciencia literaria de los gestores de lo escrito? (Arte literario y arte impresor en el Siglo de Oro)


Anne Cayuela
«“Esta pobre habilidad que Dios me dio”: Autores, impresores, editores en el entuerto de la publicación (siglos XVI-XVII)»

Tiempos modernos. Revista Electrónica de Historia Moderna, vol. 8, n.º 31, 2015

Tiempos modernos. Revista Electrónica de Historia Moderna | Universidad Carlos III de Madrid | Madrid | ESPAÑA

Se incluye a continuación un extracto de las páginas 296, 298-299, 306 y 308 de la publicación en PDF. Véanse referencias en la publicación original.
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Reproducción digital facsímil del impreso original conservado en la Biblioteca Nacional de España. Sig. R/10644. (Foto publicada en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes).


La naturaleza ambivalente, dual del libro a la vez producción intelectual, artística, y producto manufacturado, industria y comercio [NOTA 1], esta hibridez intrínseca constantemente señalada por los agentes del libro en el Siglo de Oro —sean autores, sean impresores, sean editores, cada uno intentando justificar su preeminencia sobre los demás—, ha originado una dicotomía en los estudios y en las líneas de investigación que hasta épocas muy recientes centraban su atención en «el producto» en términos históricos o «el texto» en términos literarios. En este nuevo siglo van surgiendo investigaciones que aúnan atención a la materialidad e interés hacia «los mecanismos que ponen en funcionamiento el libro en el seno de la vida social y como elemento fundamental de mediación en la dialéctica de producción y consumo, de oferta de escritura y demanda de lectura» [NOTA 2].

Si bien los balances generales señalan los logros obtenidos gracias a nuevos enfoques, la interdisciplinariedad cada vez mayor, los avances en la metodología de la historia del libro [NOTA 3], quedan todavía campos por explorar y muchos libros por abrir: José Manuel Lucía Megías señala, por ejemplo, como campo todavía virgen (o casi) en la bibliografía hispánica el que tiene como objeto de estudio los problemas ecdóticos del texto en el paso por la imprenta, indicando las escasas excepciones que representan los estudios reunidos en Imprenta y crítica textual en el Siglo de Oro [NOTA 4].

Este vacío, que poco a poco se está reduciendo [NOTA 5] se explica en parte por las reticencias conceptuales en admitir que el texto literario no es uno sino varios, que el lector accede a él a través de una materialidad, resultante de una serie de operaciones materiales, de intervenciones sobre el texto, que han producido un texto en múltiples estados. Este enfoque relativamente nuevo ha logrado modificar considerablemente las investigaciones sobre la producción del libro impreso en España, así como la metodología aplicada a ese campo de estudio.

Como recomienda José María Micó, no conviene sacralizar al autor y al texto, en tanto que entidades virtuales, sino que conviene interesarse por los diferentes autores reales, los que contribuyeron a la realización material del texto, que intervinieron en una de las múltiples etapas de la cadena de operaciones.

[...]

El libro forma parte de un mercado cuyas características se van dilucidando de manera cada vez más precisa a través de una serie de publicaciones recientes. Para el siglo XVI se está modificando la apreciación de los investigadores sobre la vitalidad del mercado del libro. Vicente Bécares Botas afirma contundentemente que «hoy, que empezamos a vislumbrar las redes de producción y distribución librera en el espacio europeo, que conocemos el volumen y contenido de librerías y de bibliotecas públicas y particulares, desde las profesorales hasta las estudiantiles, quien hable de penuria bibliográfica en aquel siglo, tendrá que explicarse» [NOTA 17].

Asistimos en estos últimos años a una revisión de conclusiones un tanto esquemáticas tales como que los textos mayores de la historia literaria, fueron producidos en un mercado flojo y pobre [NOTA 18].

Tanto Pedro Rueda Ramírez como Manuel Peña señalan que «el comercio de libros en la Edad moderna está pendiente de una revisión completa» [NOTA 19], revisión de un enfoque demasiado «endógeno y rígido» [NOTA 20]. El interés de una Historia del libro atenta a la historia del comercio es obvio: convendría saber con más precisión cómo se ha estructurado, y cómo ha evolucionado la difusión del libro español en el marco del comercio europeo siguiendo las pistas abiertas por Jaime Moll y Klaus Wagner [NOTA 21].

Hasta los trabajos más recientes, los historiadores insistían considerablemente en los factores negativos que pesaban sobre la producción y circulación del libro en los siglos XVI y XVII: las trabas administrativas, la censura y el control del Santo Oficio, la situación periférica de la península en la geografía de la imprenta, las prensas poco competitivas frente a las fuertes industrias tipográficas de Alemania, Francia, Italia y los Países bajos, el comercio limitado al mercado local, los problemas económicos y técnicos, así como la carencia de personal cualificado, la penuria de papel, y la reticencia a la edición a escala internacional. Si ya algunas voces como la de François López señalaban una opinión discordante en 1981 al recalcar las bazas del mercado español [NOTA 22], las investigaciones más recientes sobre el comercio de libros coinciden con esta valoración positiva.

[...]

Situar a los impresores y libreros en el mundo de las letras y de las artes y valorar adecuadamente su papel no es tarea fácil. La Historia del libro, en tanto que «historia social y cultural de la comunicación por el intermediario de la imprenta» [NOTA 59] suele presentarlos como artesanos y hombres de negocios cuyo motor principal fue el sacar un provecho económico de sus actividades profesionales [NOTA 60], y no como agentes de la cultura o actores o autores de la misma.

No es tarea fácil porque hay todavía muchas incógnitas sobre su origen social, su formación intelectual y profesional, su personalidad, sus creencias, y sus ambiciones. Cuando impresores y libreros afirman que pertenecen al mundo del arte liberal esta reivindicación no aspira sino a un mayor reconocimiento de su creatividad [NOTA 61], de su capacidad intelectual y de su responsabilidad.

La intervención del impresor o el editor va más allá de una simple colaboración, es un acto de creación. Para tomar la medida exacta de ese acto de creación y escribir una nueva historia —no de los textos sino de los libros— convendría reunir los textos preliminares escritos por editores e impresores (prólogos, dedicatorias, poesías laudatorias) [NOTA 62] y constituir una antología que revelaría su talento literario y les conferiría una dignidad autorial [NOTA 63].

Quedan también por estudiar las marcas de impresor, hasta ahora sólo descritas, pero no consideradas en el marco de esta escritura editorial, e interpretadas como reivindicación de una autorialidad del editor, manifestación de una ética de artista a través de la elección de una empresa [NOTA 64]. Y por fin queda por rastrear el texto que escriben o reescriben mediante su intervención siguiendo las enseñanzas de la textual bibliography.

[...]

Hace unos pocos meses Roger Chartier publicó una recopilación de artículos suyos ingeniosamente titulada La main de l’auteur et l’esprit de l’imprimeur [NOTA 73] en la que cuestiona la complejidad del proceso de publicación a través de un doble enfoque. El quiasmo presente en el título sugiere que «si bien cada decisión tomada en el taller tipográfico, incluso la más mecánica, implica el uso de la razón y del entendimiento, a la inversa, la creación literaria siempre se enfrenta con una materialidad inicial, la de la página a la espera de la escritura» [NOTA 74]. Las palabras inscritas en esta materialidad inicial, pronto abandonarán el manuscrito autógrafo, para trasladarse a otra copia, el original enviado a la imprenta, que se verá sometido a una serie de operaciones de la mano del corrector, del componedor, para convertirse en pruebas de nuevo controladas por el corrector (y el autor), y supervisadas por el impresor-editor.

Esta serie de operaciones sometidas a la «forma», en sentido figurado y propio conduce a unas modificaciones del texto original operadas por el componedor que desembocan en supresiones, añadidos, modificaciones exigidas por el espacio impuesto por la caja de escritura [NOTA 75]. Es decir que el espacio técnico impone y produce una nueva escritura, que es el fruto de una decisión humana y que engendra en algunos casos una nueva escritura literaria del productor material.


[NOTAS]

NOTA 1. Véase Pierre BOURDIEU, «Le champ littéraire», en Actes de la recherche en sciences sociales, n.° 89, 1991, pp. 4- 46.

NOTA 2. Pedro RUIZ PÉREZ, Juan MONTERO, «El libro en el Siglo de Oro», Etiópicas, n.° 2, 2006, p. 42.

NOTA 3. Remitimos por ejemplo a los balances generales que aparecen en el volumen coordinado por François LÓPEZ, Jean-François BOTREL, Víctor INFANTES, Historia de la edición y de la lectura en España (1472-1914), Madrid, Fundación Germán Ruipérez, 2003, a la síntesis bibliográfica de José Manuel LUCÍA MEGÍAS, «Bibliografía comentada», Aquí se imprimen libros (Con DVD), Madrid, Ollero y Ramos, 2005 o el completísimo estado de la investigación que trazan Pedro RUIZ PÉREZ y Juan MONTERO, op. cit., pp. 15-108. Con respecto a los retos de la historia del libro se recomienda la lectura de Michael F. SUÁREZ, «Historiographical problems and possibilities in Book History and National Histories of the Book», en Studies in Bibliography, vol. 56 (2003/2004), pp. 141-170.

NOTA 4. Francisco RICO, Imprenta y crítica textual en el Siglo de Oro, Valladolid, Centro para la edición de los clásicos españoles, 2000. Véase el libro clásico de José SIMÓN DÍAZ, El Libro español antiguo: análisis de su estructura, Madrid, Reichenberger, 1983, reedición en 2000, y el artículo de Fermín de los REYES GÓMEZ, «La estructura formal del libro antiguo español», Paratesto, 2010. n. 7, pp. 9-59. Véase también José Manuel MEGÍAS: «Escribir, componer, corregir, reeditar, leer (o las transformaciones textuales de la imprenta)», en Libro y lectura en la Península ibérica y América (Siglos XIII a XIV), ed. Antonio CASTILLO GÓMEZ, Valladolid: Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 2003, pp. 209-242; ÍDEM, «El autor ante la imprenta: textos para un manual», Edad de Oro, XXVII, 2009, pp. 177-196.

NOTA 5. En 2008, el seminario internacional Edad de Oro reunió a especialistas en torno al tema de Imprenta manual y edición de textos áureos. Véase Edad de Oro, XXVIII, 2009.

NOTA 17. Vicente BÉCARES BOTAS, Guía documental del mundo del libro salmantino del siglo XVI, Segovia, Instituto castellano y leonés de la lengua, 2006, p. 22.

NOTA 18. Pedro RUIZ PÉREZ, «El libro en el Siglo de Oro», op. cit. p. 42

NOTA 19. Pedro J. RUEDA RAMÍREZ, Negocio e intercambio cultural: El comercio de libros con América en la carrera de Indias (siglo XVII), Sevilla, CSIC, 2005, p. 27.

NOTA 20. Manuel PEÑA DÍAZ, «El comercio, la circulación y la geografía del libro», Historia de la edición y de la lectura en España […], op. cit., p. 85.

NOTA 21. Klaus WAGNER, «Imprenta y libro en la España del siglo XVI y su entorno europeo», Ex-Libris, Universitatis: el patrimonio de las bibliotecas universitarias española, Madrid, Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, 2000, pp. 73-81. Jaime MOLL, «El siglo XVII español ¿abierto a Europa?: consideraciones sobre la industria editorial española», Ex-Libris Universitatis: el patrimonio de las bibliotecas universitarias españolas, Madrid, Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, 2000, pp. 83-93.

NOTA 22. Las discusiones consecutivas a las ponencias presentadas durante el coloquio celebrado en la Casa de Velázquez Livre et lecteur en Espagne et en France sous l’Ancien Régime han sido transcritas de la manera siguiente: «François Lopez se déclare en désaccord avec l’assertion de Jaime Moll suivant laquelle le marché intérieur était insuffisant en Espagne. Cela serait en contradiction avec la nécessité d’association de la part des étrangers pour le fournir [...]. En fait l’espagnol du XVIe était très moderne [...]. De plus les étrangers s’hispanisent. En fait il lui semble que les hommes et les capitaux existaient [...]. La conférence de Péligry lui démontre que le marché espagnol était très intéressant [...]. Il insiste sur le fait que la Castille du XVIe siècle était une des sociétés les plus cultivées du monde». Livre et lecteur en Espagne et en France sous l’Ancien Régime, colloque de la Casa de Velázquez, Paris, Editions A.D.P.F., 1981, p. 94-95.

NOTA 59. Robert DARNTON, «Qu’est-ce que l’histoire du livre», en Gens de lettres, gens du livre, Editions Odile Jacob, 1992, p. 190.

NOTA 60. Así lo afirma en su artículo Clive GRIFFIN, «La carrera del impresor en la edad moderna», op. cit., p. 383.

NOTA 61. Este discurso impreso en la oficina de Lucas Antonio de Bedmar y publicado en Madrid en 1675 reivindica para el oficio de impresor la condición de «arte liberal» y, por tanto, la exención de impuestos para los libros. Melchor CABRERA NÚÑEZ DE GUZMÁN, Discurso en prueba del origen, progresos, utilidad, nobleza y excelencias del arte de la imprenta, Introducción de Amalia SARRIÁ RUEDA, Madrid, Instituto de España, Biblioteca Nacional, 1993.

NOTA 62. Véase por ejemplo el prólogo del Buscón de Roberto Duport, o la dedicatoria de Robles. Cf. Francisco RICO, «A pie de imprentas. Páginas y noticias de Cervantes viejo», Bulletin hispanique, 2002, p. 673-702.

NOTA 63. Vicente BÉCARES BOTAS alude a «los impresores y libreros humanistas, autores, editores o traductores ellos mismos, en quienes se daban la mano la sensibilidad cultural y la ganancia como Hugo Helt, autor de la versión latina de la Declaración y uso del reloj español y traductor de Gregorio Niseno, Vicente de Millis de Polidoro Virgilio, Andrea Pescioni de las Historias prodigiosas de Pierre Bovistau, de lo que dejaron constancia en portadas y prólogos (Andreas de Portonaris en su Eliano)». Vicente BÉCARES BOTAS, Librerías salmantinas […], op. cit. p. 25.

NOTA 64. Existe una base de datos de marcas utilizadas por algunos impresores en el fondo antiguo de la Universidad de Barcelona: http://eclipsi.bib.ub.es/imp/impcat.htm. Ver también el artículo de Rosa Margarita CACHEDA BARREIRO, «Aproximación iconográfica a la figura del impresor a través de sus marcas tipográficas. una visión emblemática del siglo XVI», Cuadernos de arte e iconografía, 11, n.° 21, 2002, pp. 49-76

NOTA 73. Roger CHARTIER, La main de l’auteur et l’esprit de l’imprimeur, Paris, Gallimard, 2015.

NOTA 74. Ibidem, p. 16. La traducción es nuestra.

NOTA 75. Sobre este proceso véase José Manuel LUCÍA MEGÍAS, «Escribir, componer, corregir reeditar, leer (o las transformaciones textuales en la imprenta», Libro y lectura en la península ibérica y América, Antonio Castillo Gómez (ed.), Junta de Castilla y León, 2004, pp. 216-217.




diciembre 09, 2023

Es necesario que los pensadores y los artistas abandonen la zona de confort y se zambullan en el aprendizaje de las herramientas tecnológicas para que el progreso nos conduzca hacia un mundo más humano: Mónica Nepote (@neponita)



Juan M. Zafra (@prensa14): «Mónica Nepote (@neponita): “La tecnología permite expandir las prácticas artísticas”»

Entrevista en TELOS (Revista de Pensamiento, Sociedad y Tecnología) (@revistatelos), n.º 112 (diciembre de 2019), número temático: «Humanidades en un mundo STEM».


«Me resulta muy complicado discernir lo virtual y lo real», reconoce Mónica Nepote durante la conversación. Su labor consiste en promover la literatura electrónica, nuevos formatos y soportes para el libro. Afirma que llegó a la tecnología de la mano de la escritura, actividad por la que ha conseguido varios reconocimientos, y de la edición. Le preocupan los sesgos que introducen los algoritmos y la inteligencia artificial y subraya la necesidad de que los pensadores y los artistas abandonen la zona de confort y se zambullan en el aprendizaje de las herramientas tecnológicas para que el progreso nos conduzca hacia un mundo más humano.



Mónica Nepote. (Foto: Andrea Tejeda, @chispitabrown).


Escritora, editora, guionista, pensadora. Mónica Nepote nació en Guadalajara (Jalisco, México). Habita en Ciudad de México, la cuarta ciudad más poblada del planeta, donde dirige el proyecto E-Literatura del Centro de Cultura Digital. Es un claro exponente de artista que reconoce, estudia y emplea la tecnología para expandir la creatividad humana. Estudiosa y formadora, es consciente de las oportunidades que genera la colaboración entre el humano y la máquina y también de la necesidad de poner en marcha modelos educativos y creativos en los que la formación sea «un cruce de habilidades técnicas, conocimientos científicos y artísticos».


¿Cree posible la creatividad de las máquinas, una creatividad artificial?

Pienso en esa creatividad en las máquinas como el sueño ancestral del ser humano de inventar esa máquina que por sí misma genere lenguaje, escritura o arte y me remito a distintos momentos de la historia: las ideas de Georg Philipp Harsdörffer en el siglo XVII para generar palabras nuevas o a los autómatas de Jaquet-Droz en el XVIII, que eran capaces de escribir, dibujar y tocar el piano; pienso en eso como aproximaciones a lo que vemos ahora, como esa obsesión por desarrollar inteligencias independientes a lo humano y también pienso que eso es lo que vemos en distintos artistas y escritores-programadores permeados por una idea: la colaboración entre humanos y máquinas.


¿Habrá siempre un ser humano a los mandos?

Si bien existe software que escribe o genera información, objetos artísticos, esto no es posible sin la cabeza humana que las diseña y las alimenta (con bases de datos, por ejemplo) y en ese diseño vemos cómo está atravesado por ideología, por posturas políticas, por cuestiones de género y de visión del mundo.

Hace poco revisaba un libro impreso con los relatos generados por un software de escritura, un sistema de inteligencia artificial, que generó una serie de historias a partir de los datos con que fue alimentado y con un complejo sistema de asociación de datos. Había en él líneas profundamente patriarcales, las acciones narrativas generadas en el caso de los personajes masculinos subrayaban valentía, enemistad, batallas...; los adjudicados al personaje femenino eran de corte romántico, un ser que buscaba ser tratado de cierta forma y que era objetivo de seducción.

¿De quiénes son estas ideas sino de la cultura? ¿De dónde provienen si no de la forma de entender el mundo de su creador? La tecnología es ese espacio en el que extendemos nuestra visión de mundo, las tecnologías tienen todavía la agencia humana, o la no agencia, o la agencia del patriarcado, que es aún peor. No hay tecnología inocente, ni una que no refleje a quien la programa.


Ese es un aspecto clave. Se ha impuesto una visión catastrofista del futuro que parece determinado por la tecnología o por el miedo a los cambios que trae consigo. Como si no fuéramos los humanos quienes construimos las máquinas y las dotamos de un propósito.

En otra línea tendríamos que hablar de cómo los algoritmos están preparados para mecanizarnos, pero este proceso tiene que ver con nuestra ignorancia respecto al uso de las herramientas o a su programación, o la poca injerencia que tenemos en estas, si cedemos nuestra relación al enfoque corporativo y mercantilista.

El mundo proyectado por nosotros a través de esas tecnologías se parece demasiado al mundo capitalista; esas tecnologías «creadoras» están marcadas por la inequidad y tienen un corte profundamente consumista y con fines políticos de vigilancia y control. Habría que fantasear entonces con máquinas que hagan otros mundos, pero empezando por nuestra propia agencia, por nuestra propia construcción de otras posibilidades de mundo antes de soñar con tecnologías distópicas.


¿Es ese el espacio que le queda al pensamiento, a las artes, a la literatura, a la filosofía, a las Humanidades en un momento como el que vivimos, dominado por las disciplinas STEM —las ciencias, las telecomunicaciones, las ingenierías y las matemáticas—?

Pienso que el espacio que queda es el que queramos que ocupen. Por un lado, hay diversas iniciativas, proyectos y obras que desde hace años entretejen arte y tecnología. Me parece que las artes como las pensamos desde el romanticismo —el genio creador, la inspiración, la originalidad— han quedado a un lado. La forma en que concebimos el arte, la filosofía o la literatura están pensadas en el contexto contemporáneo desde un cruce de disciplinas y de conocimientos técnicos, manejo de software y hardware.

Es algo que no nos preguntamos con relación a la música o al cine, donde difícilmente podríamos imaginarnos su existencia sin tecnología, de alguna forma sin ingeniería, y todo lo que está detrás de las formas en que se producen y se trabajan. El asunto es que, en el mundo académico, las disciplinas siguen manteniendo categorías basadas en las distancias y la distribución jerárquica de las ciencias, por un lado, y de las artes, por otro. Sin embargo, en otros espacios no académicos, esos encuentros suceden.


.../... Continuar leyendo en TELOS (Revista de Pensamiento, Sociedad y Tecnología).



diciembre 02, 2023

Crowdfunding en las bibliotecas


Ricardo Enrique Ortiz
«#BiblioCrowdfunding: Una biblioteca que ofrece conocimiento en 360 grados. Entrevista a Simone Belli»

Infotecarios, 20 de febrero de 2017.
Creative Commons.


Verónica Maigua, presidenta de la Asociación Nacional de Bibliotecarios Eugenio Espejo (ANABE), y Soraya Campos, directora de Asuntos Bibliotecarios de la Biblioteca de la Universidad de las Artes. (Foto de la Universidad de las Artes).



Imaginen por un momento que su biblioteca, archivo o museo tenga un programa o una actividad a desarrollar y que la comunidad donde esté haya financiado todo el proyecto. ¿Lo han visualizado alguna vez? Seguro que sí.

En los últimos años, el crowdfunding ha hecho que surjan varios espacios en los cuales los emprendedores pueden lograr que sus proyectos de negocio sean financiados no por entidades, sino por personas.

Ahora bien ¿Esto se puede aplicar a las unidades de información? La respuesta es: «Sí, sí se puede». Por esto, Simone Belli, profesor del Departamento de Ciencias Sociales e Innovación de Yachay Tech, nos explica un poco como la biblioteca, el archivo o los museos pueden trabajar bajo esta modalidad como una nueva vía de financiación de proyectos.


Para Simone Belli, ¿qué es el crowdfunding?

Simone Belli. En mi opinión, se trata de una dinámica horizontal para que la entera comunidad pueda colaborar en financiar un proyecto innovador haciendo que esta se beneficie.


Se entiende el crowdfunding como la cooperación colectiva, llevada a cabo por personas que realizan una red, para conseguir dinero u otros recursos y se suele utilizar Internet para financiar esfuerzos. ¿La biblioteca puede estar dentro de este universo?

S. B. Sí, la biblioteca debe estar dentro de este universo, como cualquier otra institución colaborativa y coparticipativa, con el objetivo de beneficiar a la sociedad y mejorar sus condiciones.


¿Independientemente de que el beneficio no sea económico o monetario?

S. B. El beneficio de un proyecto de este tipo es de 360 grados. Tanto a nivel comunitario como económico. Mientras mayor sea la participación por parte de la comunidad y de los actores sociales, mayores serán los ingresos para realizar proyectos que a su vez serán prioritarios tanto para la institución como para la comunidad. Debe ser un sistema que se retroalimenta por los mismos usuarios, donde ellos son los que van a sacar mayor beneficio y provecho, y así la biblioteca se convertirá en un espacio para compartir y dialogar de una manera bidireccional.

[...]


¿Cómo se puede crear una biblioteca bajo la modalidad crowdfunding?

S. B. La biblioteca debería promover proyectos que beneficien a su comunidad, y también «escuchar» cuáles proyectos la misma comunidad quiere promover. El usuario de estos espacios debe sentirse «actor» principal en esta elección, para poder contribuir a tener un espacio innovador que pueda estar al paso de la sociedad en la que la biblioteca se inserta.

Las bibliotecas a través del crowdfunding no están limitadas a recibir presupuesto institucional y gubernamental, sino que están más libres a la hora de elegir proyectos innovadores autofinanciados por sus propios usuarios. Como podrían ser proyectos de naturaleza editorial o de nuevas plataformas culturales. De esta manera, vamos a tener un espacio de intercambio de servicios y de herramientas que pueden competir con el sector privado y neoliberal.

Pensamos en una biblioteca que nos ofrece conocimiento, cultura y entretenimiento a 360 grados para poder satisfacer las necesidades de su comunidad. No todas las bibliotecas necesitan los mismos servicios y el mismo catálogo; una biblioteca universitaria será diferente de una biblioteca municipal, como son diferentes los usuarios que las frecuentan. Por esta razón, el crowdfunding que promueven va justamente en la dirección de poder solventar las necesidades que sus usuarios tienen.


Usted menciona algo muy importante: «Escuchar proyectos que la misma comunidad quisiera promover». ¿Cuáles ideas o proyectos cree usted que la comunidad pudiese aportar?

S. B. La dinámica del crowdfunding se basa en la democracia. Los proyectos deben ser evaluados por los mismos usuarios, y de allí solo van a salir a la luz los que más interesantes resulten para aquella comunidad. Por ejemplo, la biblioteca de Yachay Tech es un espacio donde la mayoría de los usuarios no sobrepasan los 25 años de edad, y la juventud ecuatoriana no deja de sorprendernos de manera positiva cada día por la cantidad de ideas y proyectos que tiene en la cabeza. Recientemente, descubrí un blog coordinado por dos jóvenes ecuatorianas, llamado El Cráneo de Pangea, que a nivel internacional está teniendo un gran éxito. Se trata de un espacio donde solo poetas hispanohablantes nacidos entre los ochentas y noventas pueden publicar de manera libre sus obras.

Proyectos de este tipo hay muchos, sobre todo en la ciudad de Quito. Son proyectos que se mueven lejos de los círculos tradicionales de la cultura y de los medios de información, pero son mucho más interesantes e innovadores.

Cité un ejemplo de poesía, pero también hay de audiovisuales, teatro, literatura y música que a través de prácticas de crowdfunding podrían tener mayor impacto en la sociedad ecuatoriana. Nuestros mismos estudiantes son parte activa de muchas de estas iniciativas.


¿Es rentable o tendrá buenos resultados crear una biblioteca con esta modalidad de trabajo?

S. B. Hay ejemplos exitosos que hacen bueno el esperar en obtener buenos resultados con esta modalidad de trabajo. Lo importante es crear una cultura para que los usuarios confíen en estas dinámicas. Una dinámica horizontal donde son los mismos usuarios quienes se van a beneficiar.

Pensamos simplemente en la compra de una cámara para realizar cortos y que la biblioteca nos puede proporcionar esta herramienta a través del crowdfunding de su entera comunidad. O también una película o un videojuego, bienes de consumo cultural que pueden ser compartidos y utilizados para todos.

Estos son solo unos ejemplos, pero hay que pensar mucho más allá, de manera innovadora, y estoy seguro de que los mismos responsables de estos espacios tienen proyectos aún más innovadores que se podrían promover a través de la práctica del crowdfunding.

[...]


¿Ha escuchado de algún proyecto de biblioteca bajo la figura del crowdfunding?

S. B. Hay muchos proyectos de crowdfunding realizados por biblioteca. En Reino Unido, las bibliotecas son espacios que no solamente se entienden como un lugar para compartir y difundir conocimiento a través de textos, sino también a través de otras prácticas y herramientas.


Los proyectos de donación de libros, las llamadas «Bibliotecas de calle» o los programas de promoción de lectura ¿Pueden entrar en esta modalidad?

S. B. Estos proyectos deben estar presentes en el espacio de la biblioteca, tanto dentro como fuera. Es decir, pensar una biblioteca de calle que se encuentre en sitios donde antes difícilmente había libros. Plazas, restaurantes, tiendas, y también en el mundo online. En el pasado, mis estudiantes de Innovación y Emprendimiento han trabajado en aplicaciones para dispositivos móviles para incentivar los hábitos de lectura de la sociedad ecuatoriana.

Estos mismos estudiantes observaron que Ecuador tiene la más baja media de libros leídos por habitante de la entera región. Entonces, hay que desarrollar una serie de estrategias para que leer libros se convierta en una de las actividades más comunes, pero sin que se perciba como obligación, sino como placer. Quienes normalmente leen libros saben de lo que estamos hablando.




noviembre 24, 2023

La tensión lingüística en las jóvenes chicanas Myriam Gurba y Kali Fajardo-Anstine


Livia Santos de Souza
«Género, identidad y multilingüismo en la escritura chicana reciente de autoría femenina»

Revista Letral, n.º 28 (2022); dosier: «Nuevas escrituras multilingües latinoamericanas y latinas (2000-2020)», coord. por Ilse Logie y Maarten Geeroms.

Revista Letral | Universidad de Granada | Facultad de Filosofía y Letras | Proyecto Letral. Líneas y Estudios Transatlánticos de Literatura | Granada | ESPAÑA

Se reproduce el texto de la publicación en PDF.
Véanse referencias y notas en la publicación original.
Licencia Creative Commons.


Myriam Gurba Serrano (2023), fotografiada por Mariah Tauger, © Los Angeles Times, y Kali Fajardo-Anstine (2023), fotografiada en su perfil de Instagram.



RESUMEN

¿Qué papel juega el español en la obra de jóvenes autoras latinoamericanas nacidas en los Estados Unidos? ¿Qué impacto tiene esa doble pertenencia, identitaria y lingüística, en la producción de sus narrativas? El presente artículo ensaya respuestas para esas preguntas a partir del análisis de la obra de dos escritoras chicanas cuyos textos reflexionan sobre la relación entre lengua, género e identidad: Myriam Gurba y Kali Fajardo-Anstine.

En Mean, Gurba construye relatos que mencionan constantemente el tránsito lingüístico y que a veces se producen a partir de ese movimiento entre lenguas. Fajardo-Anstine, autora del volumen de cuentos Sabrina & Corina, elabora narrativas en que el español está presente como una fuerza latente. Ambas autoras reflejan en sus obras experiencias formativas de jóvenes latinas en Estados Unidos y la tensión lingüística, además de una función estilística, representa un nudo central para la comprensión de la intersección entre género e identidad.

Palabras clave: multilingüismo; translingüismo; literatura latinoamericana en Estados Unidos; escritura de mujeres.


As intermediaries between various mundos, las nepantleras «speakin tongues» —grasp thet houghts, emotions, languages, and perspectives associated with varying individual and cultural positions. By living on the slash between «us» and «others», las nepantleras cut through isolated selfhood’s barbed-wire fence. They trouble the nos/ otras division, questioning the subject’s privilege, confronting our own personal desconocimientos, and challenging the other’s marginal status. Las nepantleras recognize that we’re all complicit in the existing power structures, that we must deal with conflictive as well as connectionist relations within and among various groups.

Gloria Anzaldúa, Light in the Dark, 2015


INTRODUCCIÓN

La literatura chicana, como todo lo referente a esa comunidad, nace vinculada a una constante dualidad, al espacio liminal entre Latinoamérica y Estados Unidos. Ser chicano, por lo tanto, es ser a la vez mexicano y norteamericano y significa ocupar un espacio que muchas veces es visto como un no lugar, cuyo símbolo principal es la frontera. La frontera, tal como la presenta Anzaldúa (Borderlands/La Frontera, 1987), no es solo un lugar físico, sino un tercer espacio, una herida abierta, donde dos mundos se encuentran y sangran. Quizás debido a ese rasgo conflictivo, tradicionalmente visto como violento, lo que aquí llamamos frontera es también un lugar extremadamente sensible, complejo e inspirador, desde el cual se producen objetos culturales marcados por esa condición tan singular.

Esto gana especial fuerza en el campo lingüístico. La lengua chicana es, como también describe Gloria Anzaldúa, bífida, una lengua que incluye elementos del español, del inglés, de las lenguas de los pueblos originarios como el náhuatl, en suma, una lengua que niega la organización tradicional de los estados-nación identificados con un único idioma. En el caso específico de las mujeres chicanas, grupo especialmente relevante para este trabajo, es imprescindible añadir el factor «género» a la cuestión de la lengua. Cuando las escritoras chicanas toman la palabra, no solo cuestionan la jerarquía étnico-racial establecida en los Estados Unidos, sino que también exponen la posición secundaria en que muchas veces son ubicadas las mujeres en la propia cultura mexicana y, a su vez, en la cultura mexicano-estadounidense.

Sin embargo, las políticas lingüísticas llevadas a cabo en los Estados Unidos en las últimas décadas han sido ampliamente responsables de una significativa pérdida de ese multilingüismo (al cual llamé anteriormente «lengua bífida») tan esencial para la propia comprensión de lo que es ser chicano. Eso lleva a una cuestión central para el presente trabajo, ¿cómo se procesa el multilingüismo en obras de autoría chicana reciente, específicamente en el caso de escritores cuyos trabajos se dan a conocer directamente en el universo editorial mayoritariamente anglófono?

Para reflexionar sobre esa cuestión, elegí dos obras recientes, escritas en inglés por jóvenes autoras de origen mexicano: Mean, conjunto de narrativas cortas autobiográficas de Myriam Gurba publicado en 2017, y el volumen de cuentos Sabrina & Corina, publicado en 2019 por Kali Fajardo-Anstine. La elección obedece a que ambas obras presentan una intensa relación con la identidad chicana y, a su vez, con la lengua española, aunque lo hacen de forma muy distinta.

Otro punto común en las dos obras es que se opta por narrar la experiencia de ser parte de una población percibida como minoritaria desde una perspectiva femenina. Tanto Gurba como Fajardo-Anstine aportan a sus narrativas el elemento distintivo del género. Herederas de una considerable tradición de escritoras chicanas como Sandra Cisneros, Ana Castillo, Estela Portillo-Trambley y Gloria Anzaldúa, las jóvenes autoras piensan la condición de las mujeres identificadas con ese grupo en el mundo contemporáneo.

Por lo tanto, para este trabajo busco acercarme a dos producciones literarias recientes para reflexionar sobre temas como multilingüismo e identidad a la luz de la tradición crítica de los estudios chicanos y de los trabajos sobre escrituras translingües y literaturas migrantes. Con este fin, adopto como marco teórico las consideraciones de pensadoras tradicionalmente identificadas con el feminismo chicano, como Anzaldúa, de autoras de títulos más recientes que también se vinculan a ese grupo, como T. Jackie Cuevas, y de investigadoras que se dedican al multilingüismo desde una perspectiva literaria, como Yasemin Yildiz y Evelyn Nien-Ming Ch’ien.


La lengua bífida hoy: género y tensiones lingüísticas en la literatura chicana autobiográfica escrita por mujeres

En su estudio sobre escrituras contemporáneas, Yildiz define el «postmonolingualism» como «a field of tension where monolingual paradigm continues to assert itself and multilingual practices persist or reemerge». Al subvertir el sentido común e identificar al monolingüismo como un fenómeno relativamente reciente, la autora reflexiona sobre los intentos llevados a cabo por autores multilingües en los siglos XX y XXI para contrarrestar esa determinación de una única lengua materna como norma. El prefijo post- gana, en ese contexto, un sentido histórico, pero conlleva también un sentido de oposición. Así, hablar de postmonolingüismo no implica haber superado el paradigma monolingüe, sino dislocar la mirada y enfocarla en los cuestionamientos que se pueden hacer a este paradigma desde la literatura.

Aunque elaborada a partir de referencias europeas, la idea del postmonolingüismo como concepto que condensa los esfuerzos de los escritores multilingües, en un mundo que presenta como establecido el monolingüismo, puede ser sumamente productiva para una reflexión sobre la presencia del español en textos escritos mayormente en inglés por autores chicanxs hoy. Cabe resaltar que hablar de «prácticas multilingües», tal como lo ha formulado Yildiz, tampoco hace referencia, necesariamente, al uso simultáneo de dos o más códigos lingüísticos.

El repertorio reunido por la autora abarca igualmente obras escritas por autores que migraron siendo todavía muy jóvenes y adoptaron la lengua de su escolarización como vehículo literario, textos de escritores que ya en la adultez eligieron una lengua literaria diferente de su primera lengua, o aun de escritores que se identifican con más de una lengua nativa.

Así, se hace necesario repensar y resignificar la propia noción de lengua materna, problematizando en especial los enfoques que consideran necesario poseer un único idioma como forma principal de identificación lingüística y que, por lo tanto, no toman en cuenta toda la multiplicidad de relaciones que alguien pueda mantener con una o más lenguas. Si pensamos en específico en la literatura chicana, hay toda una gama de variantes lingüísticas que van, desde el uso del inglés y del español en sus formas más estandarizadas, hasta manifestaciones híbridas que incorporan elementos de ambas lenguas y de otros orígenes. Glissant afirma que el escritor contemporáneo está en contacto con todas las lenguas. Esa declaración, lejos de negar la existencia de las tradiciones literarias asociadas a una o más lenguas, lleva a pensar que en alguna medida el multilingüismo es la regla, no la excepción. Sin embargo, cuando se abordan obras de escritoras que tienen en sus orígenes una relación tan íntima y tensa como la que marca la realidad México/Estados Unidos, el contacto (y el conflicto) entre lenguas asume un rol fundamental para cualquier ejercicio crítico que intente reflexionar sobre esa literatura.

Por lo tanto, lo que sostengo en este trabajo es que no existe una escritura chicana monolingüe, dado que sus manifestaciones siempre suponen en mayor o menor medida, de distintas formas, algo de contacto y de tránsito entre lenguas. En este artículo me interesa tratar cómo ese multilingüismo se produce en las obras de jóvenes escritoras chicanas en la segunda década del siglo XXI, todavía escasamente exploradas por la crítica. Pienso aquí en el papel del español en textos de mujeres que se insertan en el campo literario mayoritariamente a partir de la lengua inglesa. Así, el presente ejercicio de investigación busca asociar género y lenguaje, identificando intersecciones entre esos dos recortes.

Mean de Gurba puede considerarse un libro autobiográfico, aunque su estructura fragmentada lo aleja de lo que se espera tradicionalmente del género. También se observa una hibridez formal: hay capítulos que se estructuran narrativamente como cuentos, otros que se asemejan más al formato convencional del relato autobiográfico y aun pasajes más experimentales, que se acercan a la prosa poética. En el libro se escucha una voz narrativa (alter ego de la autora) que traza episodios desde su niñez hasta la vida adulta. La historia de la vida de Gurba, hija de madre mexicana y padre de orígenes mexicanos y polacos, coincide básicamente con la trayectoria de una chica de clase media que crece en un hogar bilingüe en California.

El carácter fragmentario del libro, así como su tránsito constante entre géneros, inscriben Mean en la tradición de autobiografías escritas por mujeres latinas, estudiada por Lourdes Torres. A la vez, hay una innegable contemporaneidad en el libro de Gurba, por lo que cabe decir que la autora en alguna medida actualiza el género, revisitando estrategias y temas de esa tradición. En este sentido, me parece fundamental reconocer cómo cuestiones centrales en la obra de escritoras de origen mexicano ya establecidas, como Sandra Cisneros, ganan nuevos tintes en el siglo XXI, afrontando la compleja experiencia de crecer formando parte de una minoría en los Estados Unidos o de lidiar con una sexualidad no heteronormativa.

El texto de Gurba está marcado por un humor que en no pocas ocasiones intimida al lector. Capaz de hacer chistes con temas serios, desde violencia de género al racismo, la autora no permite que en ningún momento se la compadezca. Autoidentificada como queer, Gurba hace de Mean también un libro sobre la experiencia de asumirse lesbiana, aunque describa el proceso de forma liviana, en un tono bastante alejado de otras narrativas de autoras chicanas que trataron el tema en las décadas de los 80 y 90 como la propia Anzaldúa y Cherríe Moraga. Un concepto fundamental para la comprensión de esa escritura chicana, anterior a la producción que se estudia en este artículo, es la idea de «borderlands», los espacios fronterizos que dan título al clásico libro de Anzaldúa.

Frontera en ese sentido es una palabra que no representa solamente un elemento geopolítico, sino un límite simbólico que evoca una serie de dualidades y expone desigualdades. Así, se nota que Gurba revisita temas y conflictos propios de la escritura femenina chicana a partir de nuevos puntos de vista. En un intento por definir estos nuevos enfoques, T. Jackie Cuevas, formula el concepto «postborderlands», buscando de alguna forma dar cuenta de esa producción que parte de la herencia dejada por el pensamiento de Anzaldúa:

In the post-borderlands world, characters may be suggested to be Chicana but do not necessarily struggle with what that may mean to them. They are also queer but do not necessarily struggle much with that either. Their struggles tend to coalesce around issues of nonnormative gender expression or gender identity.


Aunque Mean sea un libro abiertamente autobiográfico, en sintonía con otras mujeres que deciden hacer de sus propias vidas materia literaria, Gurba asume en diversos momentos en su narración tintes colectivos, como si al hablar sobre sí misma intentara también manejar una experiencia más amplia. Otra autora chicana, Cherríe Moraga, llama la atención sobre la complejidad del ejercicio autobiográfico en la escritura de mujeres que se identifican a la vez con un conjunto muchas veces contradictorio de elementos identitarios.

En la obra de Gurba eso resulta especialmente evidente en los fragmentos en que habla sobre un episodio de violencia sexual que sufrió a los 19 años. En esas ocasiones, la autora menciona también a las otras víctimas del mismo criminal, con las cuales comparte el origen mexicano, pero extiende esa experiencia a todas las mujeres:

A stranger chose me to rape.
There was no nepotism involved.
Basically, I got raped for real. (I’m being cheeky here.)
Stranger rape is like the Mona Lisa.
It’s exquisite, timeless, and archetypal.
It’s classic. I can’t help but think of it as the Coca-Cola of sex crimes.


Por lo tanto, queda claro que para la comunidad chicana las escrituras del yo tienen un marcado carácter político y comunitario. Norma Cantú lo atribuye al hecho de que esos géneros otorgan voz a grupos históricamente silenciados. Así, al hablar sobre ese episodio, Gurba no solamente denuncia la violencia a la que fue sometida, sino que también resalta su recurrencia y la banalidad con la que pasa por experiencias semejantes.

La obra de Fajardo-Anstine no se presenta como autobiográfica; sin embargo, hay una frecuente recuperación de experiencias personales y familiares en sus cuentos. En una entrevista al sitio web de PEN America, la escritora afirma que uno de los momentos más dolorosos como creadora fue lidiar con un trauma familiar que transcribió en «Sisters», uno de los cuentos de Sabrina & Corina.

Ese movimiento de elaboración de traumas, específicamente aquellos que se relacionan con la violencia de género, es un punto común en la producción artística de las dos autoras. En alguna medida, este uso de la literatura como forma de catarsis también es algo que conecta distintas generaciones de escritoras chicanas. Es posible notar en esa escritura un elemento de denuncia, pero ese ejercicio nunca se limita a la mera descripción de hechos violentos. Cuando estamos frente a esa literatura chicana, la sensación es de una constante invitación al ejercicio de la empatía.

La historia personal de Kali Fajardo-Anstine es bastante distinta a la ya presentada biografía de Myriam Gurba. Nacida en Denver, Colorado, la autora viene de un entorno familiar que abandonó la lengua española hace algunas generaciones. Fajardo-Anstine se considera, por lo tanto, hablante monolingüe de inglés. Afirmarlo, sin embargo, no significa negar su identidad chicana o latinx, para usar un término corriente y polémico en los Estados Unidos actuales, sino marcar su posibilidad, aunque su relación con el español no corresponda al bilingüismo tradicionalmente asociado con la comunidad chicana.


Del multilingüismo en Mean

Así como la lengua española juega papeles muy distintos en las biografías de Gurba y Fajardo-Anstine, sus textos también procesan al idioma de manera muy diversa. En Mean, la presencia de la lengua española es, con cierta frecuencia, muy explícita. Así, varios de los capítulos del libro, por ejemplo, tienen títulos en español, como «Señorita», «Siluetas», «Magdaleno» y «Burrito». Sin embargo, es en uno de los capítulos que recibe un título en inglés, «English is Spanish», donde la autora construye un retrato literario de su experiencia en la adquisición del lenguaje:

I began as an only child with an only language. This language was English and Spanish.

My English and Spanish came from a pact my parents made. My father, a green-eyed American, agreed to speak to me in English. My mother, a Mexican by birth, a feminist by choice, promised to speak to me in her native Romance language peppered with Nahuatl.

Their pact gave me lots of words. Folger’s crystals. Asshole. Aguacate. Tiliche. Cadillac. Smart. Girl. Sanguich. That’s Mexican for sandwich.


La cita deja bastante clara la filiación lingüística de Gurba. Más que presentarse como hablante de dos lenguas, en su relato ella muestra que la mezcla, el tercer espacio, la frontera es lo que naturalmente consideraba su lengua. Su lengua materna ya se presenta bífida, desvinculada de cualquier jerarquía. Sin duda, la noción tradicional de lengua materna o aun de bilingüismo no sirve para caracterizar esa situación. Además de hablar sobre su lengua híbrida, Gurba también incorpora en su escritura el multilingüismo. La lista arbitraria de palabras en el ejemplo evoca la sonoridad de los nombres, en un movimiento poético que imita al niño que juega con las palabras sin conocer su significado.

El inglés-español de la autora se acerca a lo que Evelyn Nien-Ming Ch’ien denomina «weird English»: «barely intelligible and sometimes unrecognizable English created through the blending of one or more languages with English». Gurba lleva al registro escrito formas híbridas que durante décadas estuvieron limitadas a la oralidad y fueron identificadas como formas desprestigiadas. El peso que ese movimiento asume en su obra, sin embargo, es otro. Hablando desde su experiencia como hija de padres escolarizados y de estudiante proveniente de una universidad de elite, el hablar una lengua híbrida no representó nunca para ella una fuente de vergüenza. Así, Gurba politiza su multilingüismo en el siglo XXI a partir de otro espacio, bastante distinto al lugar ocupado por muchas de las escritoras chicanas que publicaron en las últimas décadas del siglo XX, para quienes el hablar una lengua híbrida estaba más directamente relacionado a formas de discriminación.

Que la autora traiga al terreno creativo otra relación con el español y con el bilingüismo no significa, sin embargo, que ella no haya sufrido represión en ese sentido. No sorprende que la escuela sea el espacio castrador que impone el monolingüismo, o que al menos intenta dividir y organizar esa lengua doble. Las instituciones educacionales se volvieron los principales vehículos de lo que Yildiz denomina «el paradigma monolingüe»:

On my first day, yo hablé con mis nursery school maestras usando palabras como éstas because I assumed we all had the same words. I didn’t know I was spewing ciphers fed to me by a foreigner. I didn’t know Mexicans were Mexicans, a category some mistake for subhuman, a category my grandfather mistakes for divine. I thought of myself as a person, and I understood people.

People were people, and people talked, and talking was for everyone. Today, I understand that words are for everyjuan, but that not everyjuan is for every word, so please, dear reader, si no te molesta demasiado, pass me the metaphorical french fries as you whisper what you wish had been the first un-American words to pass through your uncorrupted lips.


Se presenta aquí un ejemplo significativo de la elaboración multilingüe del texto de Gurba. La autora mezcla las dos lenguas no solo a partir del léxico, sino también mediante la incorporación de elementos sintácticos del inglés y del español y a través de la creación de neologismos híbridos como everyjuan, término que juega con la pronunciación de la lengua inglesa y con una grafía hispánica. Aunque en alguna medida la autora representa una mezcla lingüística que se usa cotidianamente, se nota en el texto que el objetivo de esa elaboración multilingüe es, en gran medida, estético. En el caso específico de everyjuan además del juego con la sonoridad, se produce un efecto paródico, ya que Juan es el nombre masculino hispánico más común, añadiendo así esa capa de sentido al término.

Más que una estrategia que posibilita poner en escena la lengua fluida de un sector de la población menos escolarizado, el multilingüismo se convierte aquí en un elemento fundamental de la poética escritural de la autora, imprimiendo musicalidad y lirismo a la narrativa. Como afirma Yildiz, en su análisis de los escritores postmonolingües: «they are daring to transcribe their communities and thus build identities».

Una última consideración sobre el multilinguismo en Mean, el libro puede leerse doblemente como obra queer; en un primer nivel esa designación se justifica por la temática del texto, ya que tiene como uno de sus asuntos centrales el proceso de elaboración de una sexualidad lesbiana, y, en un segundo nivel, por su trato con el cambio lingüístico. Jones, al analizar la obra de otra autora multilingüe, Giannina Braschi, observa cómo de manera análoga a la deconstrucción del binarismo sexual operada por la teoría queer, el tránsito lingüístico inglés/español también desestabiliza concepciones puristas sobre esas lenguas. En sus textos, Gurba se posiciona de manera muy semejante, cuestionando y desafiando binarismos, ya sean sexuales o lingüísticos.


El español como vestigio en Sabrina & Corina

Kali Fajardo-Anstine también transcribe a su comunidad de forma muy intensa y a la vez muy distinta. Su libro de cuentos Sabrina & Corina, de 2019, reúne once textos cortos que tienen en común el hecho de que son narrados desde el punto de vista de niñas o jóvenes mujeres de origen mexicano. En general, el libro se centra en experiencias de crecimiento; una chica y madre ausente en el primer cuento «Sugar babies»; una adolescente recién salida de un período de encarcelamiento que vuelve a integrarse en la vida familiar, en «Tomi»; o una joven encargada de maquillar el cadáver de una prima muy cercana, en «Sabrina & Corina», que da título al libro.

Las estrategias narrativas del libro nos dan a veces la sensación de estar leyendo una novela, ya que todos los textos que componen el volumen comparten cierto tono, marcado por una melancolía constante. Así, sale de escena el humor ácido de Gurba y su trato confrontativo con los traumas cotidianos y gana fuerza un tono intimista. Los cuentos de Fajardo-Anstine son piezas bien armadas con personajes complejos que lidian con la identidad chicana/latina sin dejar espacio para simplificaciones o para el fortalecimiento de clichés. También en sintonía con la idea de post-borderlands de Cuevas, los jóvenes personajes de Sabrina & Corina se identifican como chicanas, sin que eso necesariamente gane centralidad en las tramas.

Fajardo-Anstine también establece evidentes lazos con las generaciones anteriores de escritoras chicanas. Un elemento fundamental en ese sentido es la construcción de delicadas y muy complejas relaciones entre madres e hijas. Como afirma Herrera: «Mother and daughter characters abound in writings by Chicanas, highlighting the significance of the maternal relationship in the lives of women of color and the ways in which this central relationship informs their writing». En los cuentos de Sabrina & Corina esa relación aparece de distintas formas y desde ángulos muy diferentes también. En el cuento que abre el libro, «Sugar babies», observamos la relación de una niña y una joven madre ausente que aparentemente entra y sale de la vida de la hija con alguna frecuencia. En otro de los cuentos, «Chessman Park», la narradora vuelve a la casa de su madre después de ser violentamente agredida por un amante. En todos los relatos del libro se pueden leer las relaciones abuela/madre/hija como un elemento central.

Así, se nota que la autora recupera ese tema tan fundamental para la escritura de autoría femenina chicana, ya trabajado por autoras como Sandra Cisneros, Ana Castillo y Denise Chávez, solo por mencionar algunos nombres. Fajardo-Anstine, sin embargo, lo hace contemplando los dilemas de la maternidad en el siglo XXI. Las madres chicanas en Sabrina & Corina no siempre comparten con sus antecesoras los estereotipos del género, no siempre son las guardianas de las costumbres y de la lengua (aunque a veces asumen ese papel, como es el caso de la abuela en el cuento «Remedies»). La escritora trata un tema tradicional, pero de alguna manera capta algo de la creciente horizontalidad que existe hoy en la relación madre/hija. No hay espacio en el libro para una mirada romántica hacia la maternidad.

En la gran mayoría de los cuentos las hijas asumen el protagonismo, pero en muchas ocasiones las madres, aunque momentáneamente, ganan centralidad justamente para demostrar una fragilidad que solo parece posible hoy. En este punto, la obra de Fajardo-Anstine presenta gran afinidad con las discusiones feministas contemporáneas sobre la maternidad, en distintas situaciones los personajes se permiten cuestionar una cierta obligatoriedad de la maternidad que todavía es culturalmente muy fuerte. En una escena particularmente sensible, la madre ausente en «Sugar babies» le dice a su hija: «“Can you believe that when you were born I was only three years older than you are now?”. She forced a laugh, dropped her gaze to the carpet. “I had to stop going to school”», construyendo así una cercanía con la hija que vuelve a asomarse en otros cuentos del libro.

Pese a que la maternidad y sus conflictos ocupan un lugar muy significativo en la obra, no son el único nudo narrativo que merece ser destacado. La intersección entre raza, clase y género está en el centro de todos los textos. Los conflictos con la maternidad y la sexualidad, la violencia doméstica y las dificultades de inserción en el mercado laboral son tratados por la autora con sensibilidad y fuerza, hecho que hace de sus cuentos unos textos potentes para una reflexión sobre los espacios ocupados por mujeres chicanas/latinas, tradicionalmente minorizadas en los Estados Unidos de hoy.

El multilingüismo se presenta en la obra de Fajardo-Anstine de forma menos evidente de lo que se observa en la narrativa de Gurba. De manera general, la presencia del español se limita a la indicación de nombres familiares o elementos lexicales de traducción compleja, como nombres de comida o de lugares. Sin embargo, en todos sus cuentos se puede observar una presencia latente de esa lengua:

«This was on our tree», Doty said in Spanish, setting the flyer on the table and taking a seat.

Before Grandma Estrella died, she gave me a booklet of all her remedies. Inside, with an unsteady hand she had drawn pictures of plants and, beneath them, their Spanish names, their scientific names, and just for me, their English names.

I thought of something my father used to say in Spanish, You cannot straighten the trunk of a crooked tree.

[...] woman in a pink frock, her back slightly curved, emerged from behind a beaded curtain. She stepped onto a wooden box, standing tall at the long counter with display cases of fresh cow hearts and dried cobra skins. «¿Les puedo ayudar en algo?».

Alicia only spoke enough Spanish to bump her way through a sales transaction. When she was growing up, Abuela Lopez sometimes spoke to her in a southern Colorado dialect, almost archaic.

Ana remembers a few fragments of Great-Grandpa Desi. The fuzzy way her face reflected in his glasses, his warm skin, waxy and cracked, the fragrance of his tobacco and Old Spice, the lullaby sounds of his languages, Spanish and something else. «He died when I was so little, Mom».


Las voces narrativas de Kali Fajardo-Anstine actúan como traductoras, que ponen en escena en inglés diálogos que en el universo ficcional se dieron en español. De ese modo, esa otra lengua se vuelve un vestigio, algo como una ruina o cicatriz de esa lengua perdida. Sus narradoras son también en alguna medida mediadoras, que atraviesan constantemente el espacio entre sus comunidades y el mundo anglo, y por lo tanto, observan de forma muy atenta y dolorida las distancias que todavía existen entre esas dos dimensiones. Así, esa mediación no se convierte de ninguna manera en algún tipo de conciliación.

Asumir ese papel de mediación o traducción interna a la narrativa es también una forma legítima de cuestionar el paradigma monolingüe tal como lo describe Yildiz. Una vez que las políticas lingüísticas vigentes reiteradamente pusieron al español en una posición subalterna al inglés, en un movimiento que muchas veces implica la gradual pérdida de esa primera lengua por migrantes de segunda y tercera generación, insistir en mencionarla es hacerla presente, evidenciando la fragilidad del ideal del monolingüismo compulsorio. Así, la presencia, aunque vestigial del español, en los cuentos deja claro que sigue existiendo una conexión identitaria con el idioma.

La lengua española emerge en la narrativa también a partir de la mención de objetos culturales producidos en esa lengua y consumidos por los personajes:

Silhouetted against the low light, Joey turned to Doty, asking what sort of music she liked, his face cloaked in shadow. «Bet you like a lot of that Spanish junk», he said.

The other theater never played pictures in Spanish, and Doty suspected that, as usual, Tina had found her a date with a white man.

They were speaking softly and sipping beers, listening to Spanish songs on the radio, a strumming, sad guitar.


La presencia de esas menciones a canciones o películas en español también ayuda a crear una ambientación bilingüe en los cuentos, reforzando la sensación de que se están leyendo narrativas internamente traducidas al inglés. Ese ejercicio permite comprender que aun los textos aparentemente monolingües pueden expresar realidades lingüísticamente mucho más complejas.

En última instancia, sostengo aquí que el tránsito lingüístico explícito, a partir de construcciones que utilizan el code-switching, por ejemplo, no es la única estrategia encontrada por grupos minorizados para intentar dar cuenta de su diversidad lingüística en la literatura.

Hay también un otro tipo de situación en la cual las referencias al español surgen en el texto de Fajardo-Anstine: los momentos en que los personajes pasan por situaciones de discriminación. En ese ámbito, el español se vuelve un signo de extranjería, una forma nada sutil de insinuar la no pertenencia de los personajes:

Certainly, and Mass is performed in Spanish two times per day.

Noon and five o’clock.

«We speak English», Alana said, matter-of-factly.


Así, la relación con la lengua pone a los personajes en una delicada posición. Por un lado, cuando no conocen el español como se espera que lo hagan, tienen su identidad relativizada en la comunidad (movimiento que afecta a la propia autora, Fajardo-Anstine lo menciona en entrevistas), por otro, la relación con esa lengua no siempre conocida es utilizada como forma de estigmatización fuera de la comunidad.

Esa relación doble evidencia toda la violencia simbólica contenida en el paradigma monolingüe y, de hecho, es un signo del movimiento de asimilación que promete una integración en la cultura hegemónica que jamás llegará a cumplirse. Cabe reflexionar también aquí el papel que juega la traducción para la circulación de estas obras; Sabrina & Corina fue recientemente publicado en japonés, antes incluso de tener una versión en español, hecho que evidencia la complejidad de las dinámicas lingüísticas en el caso de las literaturas identificadas con poblaciones minorizadas.

Myriam Gurba y Kali Fajardo-Anstine representan, por lo tanto, la figura de la «nepantlera», término que Anzaldúa acuñó para designar a una mujer capaz de comunicar entre mundos, de construir espacios fronterizos a partir de su escritura. El tránsito lingüístico es, sin dudas, uno de los elementos que posibilita esa actitud mediadora.



CONSIDERACIONES FINALES

Analizar obras contemporáneas siempre constituye un desafío, sea por la escasez de bibliografía secundaria sobre los textos o por la posición de inestabilidad que los autores jóvenes ocupan en el campo literario. Sin embargo, se pueden observar, especialmente en la prensa, publicaciones que representan una posibilidad de acercamiento a obras recientes. En el caso de los textos que forman el corpus de este artículo, merecen destacarse las reseñas del New York Times tanto para Mean como para Sabrina & Corina.

Con alguna frecuencia se cuestiona la permanencia de esos nombres, la validez de dedicar tiempo y esfuerzo intelectual a escritores que mañana pueden haber sido best sellers de una única obra o sencillamente olvidados. A mí, esta posibilidad de olvido me parece una condición especialmente incentivadora para el ejercicio crítico. Si no estoy segura de que en el futuro estas obras despierten interés y si, por otro lado, estoy convencida de que esos textos hablan de cuestiones importantes del presente, entonces me arriesgo a afirmar que esas son las obras que más urgentemente necesitan atención.

Así, lejos de agotar las posibilidades de análisis y de comparación entre las obras de Fajardo-Anstine y Gurba, este trabajo buscó abrir caminos para un debate sobre las formas del tránsito lingüístico en la literatura chicana reciente. En ese sentido, cabe analizar con especial dedicación las diversas formas encontradas por las autoras para poner en escena las tensiones entre el inglés y el español, sea a partir de una poética que explora lo multilingüe como juego experimental, siendo este el caso de Gurba, o de una elaboración literaria que lidia con el multilingüismo como vestigio, el caso de Fajardo-Anstine. Más que identificar y lamentar la pérdida del español como lengua materna, para muchas de esas escritoras resulta fundamental comprender esos otros espacios que puede ocupar esa lengua en la literatura chicana contemporánea.

Pensar el multilingüismo literario chicano desde la perspectiva de escritoras contemporáneas también se reveló un ejercicio crítico muy necesario. En un mundo en que las migraciones se vuelven cada vez más femeninas, es fundamental considerar que mujeres identificadas con grupos minorizados pasan por situaciones de discriminación y violencia en las que se articulan esas dos dimensiones; género y etnia. En ese sentido propongo la lectura del texto literario como forma de resistencia a una realidad tan violenta. Esa respuesta pasa por incluir, de distintas formas como ya se presentó en esas consideraciones finales, justamente a ese español que se buscó apagar en los Estados Unidos.

De esta forma, a partir del análisis de las obras, se buscó evidenciar que el multilingüismo chicano se refiere menos a una multiplicidad de lenguas y más a una lengua múltiple, a la elaboración de un lenguaje literario que aun cuando suena monolingüe trae en sí rastros, marcas, cicatrices de los embates entre lenguas. En un tiempo en que cantar el himno nacional estadounidense en español se vuelve un elemento marcadamente político, hablar de un lugar también latinoamericano, como hacen Gurba y Fajardo-Anstine, en un inglés que guarda esa memoria del español es también un signo identitario legítimo.




noviembre 17, 2023

La comprensión de lo leído fomenta la frecuencia lectora


Ministerio de Cultura del Perú
«Variables/factores que afectan al lector: la demanda lectora»

Factores asociados al hábito lector y las prácticas lectoras en personas jóvenes y adultas. Estado de la cuestión, Lima, Dirección del Libro y la Lectura, 2022.

Se incluye a continuación un extracto de las páginas 27 a 34 de este libro electrónico disponible en Perú Lee.
Véanse referencias y notas en la publicación original.
Licencia Creative Commons.




VARIABLES/FACTORES QUE AFECTAN AL LECTOR: LA DEMANDA LECTORA

Estas variables/factores tienen por propósito caracterizar a la población lectora, sus hábitos y prácticas. Buscan responder a preguntas clave como (a) «¿quiénes leen?», (b) «¿por qué leen?» y, en ciertos casos, (c) «¿por qué la población no ha desarrollado hábitos de lectura o prácticas lectoras?». A través de las respuestas a estas preguntas, se desarrolla un diagnóstico general que identifica las principales características de la población lectora.



¿QUIÉNES LEEN?

Los hábitos y las prácticas lectoras pueden ser afectados según las características de la población lectora. Esta última es posible sea categorizada según cuatro grandes criterios.


Según el sexo

La literatura encuentra diferencias sistemáticas en los hábitos de lectura entre hombres y mujeres. De acuerdo con estas fuentes, la frecuencia de lectura entre un hombre y una mujer difiere no solo por sus gustos o preferencias, sino también por el tiempo disponible para el ocio y la carga de trabajo en el hogar.

La evidencia sobre quiénes (hombres o mujeres) leen más, sin embargo, no es clara. De un lado, utilizando datos chilenos, Cordero et al. encontraron que las mujeres que participaron en su estudio, en promedio, en un lapso de tres meses, retiraron de la biblioteca 3,7 libros, mientras que los hombres lo hicieron en un promedio de 2,7 libros en el mismo periodo de tiempo. Asimismo, cuando se les preguntó por libros leídos en el mismo espacio temporal, las mujeres obtuvieron 5,3 títulos, mientras que los hombres 4,1.

En México, se ha registrado una tendencia opuesta a la encontrada en el caso chileno reseñado. Según el INEGI, el 67,9 % de las mujeres mayores de 18 años leyeron algún material considerado en el Molec, mientras que el porcentaje correspondiente a los hombres ascendió a 76,1 %. A la fecha, no existen estudios que hayan analizado las diferencias sistemáticas en las prácticas lectoras y los hábitos de lectura según el sexo en el Perú.

Sin embargo, la frecuencia y constancia en las prácticas lectoras no depende exclusivamente del sexo del lector. De hecho, los estudios encuentran diferencias importantes en la frecuencia de lectura según la edad, el tipo de lectura, el contexto, etc.


Según el rango etario

Además del sexo, la frecuencia de los hábitos y prácticas lectoras varía según la edad del público lector. Para responder a los objetivos del proyecto, el análisis es desagregado en dos grandes grupos: jóvenes (18 a 29 años) y personas adultas en edad de trabajar (30 a 44 años).

El IOP mostró que, en el Perú, el porcentaje de jóvenes (entre 18 y 29 años) que leen con mayor frecuencia es de 49,7 %, una cifra superior a la de personas adultas (entre 30 y 44 años) que registran la misma frecuencia de lectura (34,4 %). En México, según los resultados del Molec, se logró identificar que el 86,5 % de los hombres entre 18 y 24 años y el 77,0 % de las mujeres del mismo rango de edad fueron los grupos con mayor frecuencia lectora en la encuesta.

Sin embargo, la frecuencia de lectura puede ser heterogénea, incluso, al interior de los grupos etarios previamente detallados. Utilizando datos chilenos, Cordero et al. encontraron que, en general, las personas adultas son más asiduas a la lectura, en comparación a la población joven. Sin embargo, identificó que, dentro del grupo de jóvenes, quienes tenían entre 18 y 24 años (etapa inicial de la juventud) consultaron en promedio 3 libros en los últimos 3 meses, mientras que las personas entre 25 y 29 años (etapa final de la juventud), alrededor de 3,9 libros. Adicionalmente, cuando se les preguntó por libros leídos en el mismo periodo, la población juvenil entre 18 y 24 años respondió que consultaban 4,5 títulos en promedio; por su parte, quienes se encuentran en la etapa final (25 a 29 años), alrededor de 5,4 libros.

La mayor frecuencia lectora en la etapa final de la juventud podría explicarse debido a la instrumentalización de la lectura, pues esta es vista como una herramienta que permite mejorar las habilidades profesionales de quienes la practican. Estos resultados permitirían inferir la importancia de este rango etario (25-29 años) para la adquisición de hábitos lectores en etapas posteriores de la adultez y senectud en el caso chileno.


Según el nivel socioeconómico

La literatura ha encontrado evidencia contundente sobre la correlación positiva entre el nivel de ingresos y la frecuencia lectora. Esto se debe a dos condiciones. Por un lado, la mayor capacidad adquisitiva permite reemplazar horas de trabajo en el hogar por ocio, por lo que el lector dispone de tiempo para la lectura. Por otro lado, un mayor nivel de ingresos incrementa la probabilidad de adquisición de más libros o permite acceder a mayores recursos y oportunidades (mejor educación), lo que permitiría una mejor comprensión de lo leído y, en consecuencia, el fomento de la frecuencia lectora.

Según el IOP, en el Perú, solo el 15,5 % de la población (joven y adulta) reporta la lectura de libros como hábito cotidiano. Sin embargo, este porcentaje tiende a incrementarse en función del nivel socioeconómico de las familias. Cuando se preguntó sobre la frecuencia de la lectura tanto en el tiempo libre como en el trabajo o estudio, solo el 10,6 % de las personas pertenecientes al nivel socioeconómico D/E respondieron «todos o casi todos los días». En cambio, dicho porcentaje se triplicó para el estrato socioeconómico A/B (30,6 %).

En el caso de Chile, Moya y Gerber sostienen que los «lectores omnívoros» corresponden a perfiles de lectores de posiciones sociales ventajosas en términos de ingresos del hogar. Asimismo, en el mismo espacio geográfico, Araya destaca una correlación positiva entre el ingreso económico y la frecuencia lectora. La razón es que la distribución de ingresos de los «hipolectores» (poco lectores) está concentrada en los primeros quintiles, mientras que la de los «hiperlectores» (muy lectores) en los últimos quintiles.

La mayor frecuencia lectora se debe a la elevada disponibilidad de tiempo para la lectura y menores horas dedicadas a las compras, a la cocina, a ayudar a hacer tareas a los niños, entre otros. Esta idea es coherente con el modo de vida de personas con elevado nivel socioeconómico. Al poseer un mayor poder adquisitivo, las familias nucleares disponen de mayor probabilidad de contratar a personal para encargarse de las tareas domésticas, por lo que disfrutan de tiempo para leer. En contraste, las personas con bajos ingresos, por lo general, tienen menos horas destinadas a esta práctica.

Además, los hábitos de lectura pueden transferirse de manera intergeneracional. Así como el nivel de ingresos y salarios se correlaciona con el nivel educativo de las madres y los padres, la frecuencia lectora también sigue esta lógica. Moya y Gerber encuentran que las lectoras o los lectores procedentes de estratos socioeconómicos elevados con padres o madres con mayores niveles de educación y mayor poder adquisitivo tienden a desarrollar un mayor gusto por la lectura.


Según el nivel educativo

La literatura económica ha documentado la correlación significativa y positiva entre el nivel de ingresos y el nivel educativo. Además, el nivel educativo (primaria, secundaria, superior, etc.) está fuertemente asociado a la comprensión lectora. Los estudios en temas de educación han evidenciado la asociación positiva entre la frecuencia de la lectura y la comprensión lectora.

Moya y Gerber muestran que las prácticas lectoras en Chile, tanto en formato digital como impreso, tienen una estrecha asociación con la estructura socioeconómica del país, lo que incluye el nivel educativo. Es decir, se observan patrones sociales marcados de lectura y prácticas lectoras según el grado de instrucción: a mayor nivel educativo, mayor frecuencia y mejores prácticas lectoras.

Las personas con niveles de educación superior usualmente tienen mayor frecuencia lectora. Motivadas por intereses académicos o laborales, se encuentran expuestas constantemente a la lectura, por lo que comienzan a incrementar pasivamente su frecuencia y nivel de comprensión lectora. En la misma línea, Araya encuentra que, en Chile, las personas con más años de educación leen más. Sin embargo, esta investigación no logra explicar dicha correlación mediante un mecanismo cognitivo o la disponibilidad de libros.

En México, el nivel educativo y la frecuencia lectora también están altamente vinculados. El INEGI sostiene que el 88,4 % de la población alfabeta con 18 a más años y con al menos un grado de educación superior declaró haber leído algún material considerado por el Molec. En contraposición, el 49,9 % de la población sin educación básica terminada reportó haber leído este tipo de documentos.



¿POR QUÉ LEEN?

Además de identificar quiénes leen, es preciso determinar por qué se lee. A continuación, se detallan dos procesos motivacionales responsables del acto de la lectura y del desarrollo de hábitos y prácticas lectoras. Según Wigfield y Guthrie, los procesos motivacionales responsables del acto de la lectura pueden clasificarse en dos categorías: i) motivación intrínseca y ii) motivación extrínseca.


La motivación intrínseca

La motivación intrínseca es definida como la satisfacción que experimenta la persona al realizar el acto de la lectura. Esta motivación puede estar generada por un placer o una satisfacción intrínseca. Según Denegri, el placer intrínseco es la principal razón por la que una persona decide leer. De hecho, el IOP reportó que el 39,1 % de la población joven y adulta peruana manifiesta leer por gusto propio o para distraerse. Asimismo, dicha población declaró asociar la lectura con el ocio, el tiempo libre y el placer.

Salazar explica que el deseo de leer es el factor más poderoso para generar hábitos de lectura. Efectivamente, para la autora, la lectura se engendra al asociarla con la satisfacción, con la sensación de logro y con el entretenimiento.

De la misma manera, Picasso Pozo et al., en un estudio realizado en la Facultad de Odontología de una universidad peruana, indican que el 18,5 % de las y los estudiantes universitarios que participaron de esta investigación afirma leer por placer, mientras que el 34,3 % declara leer por entretenimiento.

Chile presenta una tendencia similar de asociación entre lectura y placer. Cordero et al. encuentran que el 39,9 % de las usuarias y los usuarios habituales a las bibliotecas de la Región Metropolitana leen por entretenimiento. Asimismo, Asfura y Real reportan que el 51,2 % de las y los estudiantes de nivel universitario de Pedagogía en educación secundaria en Chile ha declarado el gusto o interés personal como la principal razón de su lectura, independientemente del tipo de texto leído.

En México, el porcentaje de población que ha declarado poseer un placer intrínseco por la lectura es ligeramente mayor al caso peruano. En este sentido, el INEGI reportó que el 44,1 % de la población mexicana alfabeta de 18 años a más, lectora de libros, declaró que el placer o entretenimiento es uno de los principales motivos de lectura.


La motivación extrínseca

La motivación extrínseca es entendida como aquel incentivo externo que lleva al acto de lectura. White et al. señalan que la mayoría de las actividades de lectura están motivadas por propósitos y objetivos específicos, principalmente académicos y profesionales.


Mejorar el desempeño académico

Uno de los aspectos centrales en la motivación para desarrollar el gusto por la lectura está vinculado al interés intelectual y la búsqueda del conocimiento. De acuerdo con esto, la lectura es una herramienta importante del aprendizaje, ya que brinda autonomía a la persona, así como la posibilidad de desarrollar por sí misma diferentes aspectos cognitivos.

Arista y Paca, así como Denegri, documentan una alta correlación entre los hábitos de lectura y la comprensión lectora/pensamiento crítico. Anotan que estas últimas son variables clave para garantizar el ingreso/egreso de las y los jóvenes y personas adultas a las distintas casas de estudio superior. Al correlacionar el grado de desarrollo de hábitos de lectura y el nivel de comprensión lectora, Arista y Paca encontraron un coeficiente de Pearson promedio de 0,68, correspondiente a una asociación media alta entre ambas variables, mientras que Denegri halló un coeficiente de Spearman de 0,45, lo que representa una relación positiva y estadísticamente alta entre los hábitos de lectura y el pensamiento crítico.

La búsqueda por mejorar el desempeño académico constituye una motivación importante para que el público lector académico adopte hábitos de lectura y mejore su nivel de comprensión lectora y pensamiento crítico. En el caso de las y los estudiantes de Odontología de una universidad peruana, Picasso Pozo et al. encuentran que el 47,2 % de las y los estudiantes leen por necesidad de obtener información y complementar sus estudios.

Según el IOP, el 22,0 % de la población joven y adulta peruana lee por razones de estudio y el 47,7 % para aprender nuevas ideas y mejorar su cultura. Las cifras son similares en el contexto metropolitano de Santiago de Chile (23,8 %) y mexicano (23,8 % por motivos de estudio/trabajo, y 20,7 % por cultura general).


Mejorar su desempeño a nivel profesional

La motivación por la lectura puede estar relacionada con la reputación laboral. Una persona que ha incorporado el hábito lector tiene mayores capacidades para argumentar propuestas con sustentos teóricos o empíricos y posee mejores perspectivas laborales. El IOP encontró que el 15,7 % de la población joven y adulta peruana lee por razones profesionales o de trabajo.



¿POR QUÉ NO LEEN?

Además de comprender los motivos de lectura, es importante analizar por qué no se lee. A continuación, detallamos tres factores que explican la ausencia de hábitos y prácticas lectoras.


Pobre estimulación

La literatura ha encontrado evidencia que refleja el impacto de la poca estimulación en la baja frecuencia lectora. Así, utilizando datos peruanos, Denegri encuentra que una de las principales razones por las cuales las y los estudiantes de pregrado no leen se debe a que consideran la lectura como una actividad aburrida y la asocian al castigo. Además, cuando la realizan, es exclusivamente por obligación académica. Por ello, los potenciales lectores pierden la motivación/gusto por la lectura, lo que propicia, en algunos casos, la completa exclusión de la lectura en sus actividades diarias.

Picasso Pozo et al., empleando datos de la población estudiantil de una universidad peruana, encuentran que el 72,2 % de las y los estudiantes no leen debido a la falta de estimulación a la lectura. Además, la mayoría de la población universitaria encuestada lee solo en forma ocasional. Asimismo, si perciben que han desarrollado el hábito de la lectura, lo han hecho en la niñez y en la etapa escolar.

Estos resultados son congruentes con la evidencia internacional. En México, según la ENLEC, el 28,1 % de la población alfabeta de 18 años a más, lectora de libros, declaró la falta de interés, motivación, estimulación o gusto por la lectura como principal motivo para no leer.


Falta de tiempo

Si bien las personas en el Perú consultan más libros por motivos profesionales, pareciera que no leen por placer y en su tiempo libre, sino principalmente por motivos laborales.

Por su parte, el IOP (2015) mostró que el 70,2 % de la población joven y adulta peruana que afirma no leer o casi nunca leer se debe, principalmente, a la falta de tiempo libre. Este resultado no es nuevo: la evidencia empírica muestra que el tiempo disponible para el ocio y otras actividades como la lectura se reduce cuando las personas ingresan a la etapa de la juventud y adultez. Esta falta de tiempo se explica debido a la adquisición de nuevas responsabilidades tanto a nivel profesional como familiar.

En México, también se ha encontrado evidencia empírica que sustenta la relación entre la frecuencia lectora y la carencia de tiempo disponible. Según el INEGI (2022), el 46,7 % de la población alfabeta mexicana de 18 años a más, lectora de libros, declaró la falta de tiempo como uno de los principales motivos para no leer.


Acceso restringido a materiales de lectura (incluyendo bibliotecas)

Existe una correlación positiva entre el acceso a materiales de lectura (incluyendo bibliotecas) y la frecuencia lectora. Este hallazgo es independiente de la motivación o placer intrínseco por leer. La falta de acceso a los materiales de lectura imposibilita completamente el acto de leer. Este escenario se agrava cuando la persona lee por obligación académica o profesional, pues el acceso restringido a la lectura no solo reduce la ya baja probabilidad de lectura, sino que podría eliminarla por completo.

En Perú, el IOP encontró que la población joven y adulta peruana no lee debido al difícil acceso a materiales de lectura (bibliotecas) (11,9 %) y al elevado precio de los libros (5,4 %). En la misma línea, para el caso de la población estudiantil de una universidad peruana, Picasso Pozo et al. encuentran que el 47,2 % de las y los estudiantes no lee debido al elevado costo de los libros y a la dificultad de acceder a bibliotecas públicas (12,0 %).

En Colombia, el DANE identificó que entre los motivos por los que la población colombiana no lee, específicamente libros, se encuentran las restricciones por solvencia económica (4,9 %) y el elevado costo de estos bienes culturales (4,2 %).