septiembre 09, 2023

La emoción de la maravilla ha sido un recurso escasamente estudiado en el campo del poder, en favor de otras emociones, como el amor, el temor o la ira



David Nogales Rincón
«Admiración, extrañeza y construcción del discurso narrativo de la crónica real. Emoción de la maravilla y representación política en la Castilla bajomedieval»
e-Spania
, n.º 27 (2017)

e-Spania. Revue interdisciplinaire d’études hispaniques médiévales et modernes | Université Paris IV Sorbonne | CLEA (Civilisations et Littératures d’Espagne et d’Amérique du Moyen-Age aux Lumières) | París | FRANCIA


Extracto de los apartados Introducción y Conclusión de la publicación en HTML. Véanse referencias en la publicación original. Licencia Creative Commons.


Foto referencial. En Pexels, de Ketut Subiyanto.


Introducción

La emoción de la maravilla ha sido un recurso escasamente estudiado en el campo del poder, en favor de otras emociones que, como el amor, el temor o la ira, constituyeron los sentimientos vertebradores de las relaciones políticas en la sociedad bajomedieval. La naturaleza ambivalente y, en buena medida, particular que caracteriza a esta emoción y el interés de la historiografía por lo maravilloso como categoría mental o cultural específica han relegado su estudio al ámbito de la Filosofía, específicamente a su papel en el origen del saber y el pensamiento filosóficos.

Por ello, la presente aproximación buscará abordar la función desempeñada por la emoción de la maravilla en la construcción del discurso narrativo de la crónica real en la Castilla bajomedieval, buscando atender específicamente a su presencia en las estrategias de representación política. En el desarrollo de estas estrategias cabe prestar una especial atención al concepto de focalización, que permitirá dibujar las líneas ideológicas del discurso a través de la orientación emotiva y cognitiva hacia lo que es focalizado. Así, siguiendo la idea apuntada por Derek Edwards, desde esta perspectiva cabe ver cómo:

Las etiquetas psicológicas son descripciones seleccionadas a partir de una gama de alternativas potenciales. Por ejemplo, construyen reacciones como reacciones, y como reacciones emocionales, en lugar de, por ejemplo, como algo que conduce a un punto de vista o a una opinión.


Para la elaboración de dicha aproximación se ha partido de un corpus aproximado de quinientas concurrencias —de entre las cuales se han seleccionado cerca de setenta, incluidas en el apéndice textual, sobre las que se ha basado el análisis que ofrecemos en las líneas que siguen– sobre la presencia de la emoción de la maravilla en la crónica real castellana. La elaboración de este corpus se ha realizado tomando como punto de partida el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), complementado con la consulta de aquellas referencias no incluidas en este.

La selección de los pasajes se ha realizado partiendo de la presencia del término «maravilla» y su familia léxica, siempre que estos remitan de forma implícita o explícita a una dimensión emocional. En este sentido, no se atenderá propiamente a la presencia cronística de los hechos maravillosos, sino a la reacción emocional o, como la denomina Antonio de Nebrija, el «afecto del ánimo», causado por ese conjunto de manifestaciones de naturaleza muy diversa, referidas en castellano como señal, signo, maravilla, prodigio, portento, ostento, monstruo, novedad, milagro, extrañeza, «cosa tan maravillosa» o «cosas singulares y especiales», que actuarán como desencadenantes de dicho afecto. Partiendo de este corpus, se ha buscado analizar particularmente la presencia de la emoción de la maravilla dentro de su correspondiente entorno lingüístico, constituido por las unidades lingüísticas de la oración y del párrafo, aquello que Covadonga López Alonso denomina como el «cotexto próximo».

Desde el punto de vista metodológico, el estudio de esta emoción particular plantea algunos problemas. El principal se encuentra en la dificultad que entraña el deslindamiento entre la maravilla-emoción y la maravilla-desencadenante de la emoción, fruto de la estrecha relación que se establece entre ambas.

Por un lado, desde el punto de vista léxico, con el uso de los términos maravilla y (cosa) maravillosa, para referir el desencadenante, y maravilla, para designar la emoción. Por otro lado, desde el punto de vista conceptual, en tanto que la emoción de la maravilla actúa como elemento definidor de lo maravilloso —es decir, una maravilla es todo aquello capaz de maravillar, gracias a su extrañeza o novedad—, conforme a una línea de pensamiento presente en san Agustín, Gerardo de Gales, Gregorio Magno, Guillermo de Auvernia, Nicolás Oresme o Tomás de Aquino.

Asimismo, el estudio de la maravilla reviste un segundo problema de importancia: la dificultad que entraña discernir lo maravilloso sobrenatural de lo extraordinario humano. Hecho del que se deriva la no siempre fácil delimitación de los discursos teológico y ejemplar, especialmente en aquellos supuestos en los que se pretende implícita o explícitamente fundar en una pretendida intervención divina un comportamiento humano que, aunque manifestado dentro del orden natural, se presenta, sin embargo, como extraordinario.



Conclusión

El recurso de la emoción de la maravilla tiene, dentro del discurso de la crónica real, un papel fundamental en la definición del orden natural y político. Sobre este recurso se sentarán las bases de distintos discursos particulares, fundamentados sobre las ideas de excepcionalidad —noción que articulará los discursos providencial y ejemplar en torno a las altas cualidades personales del rey o sus súbditos, al ideal religioso de la cruzada o al apoyo brindado por la divinidad en el marco del conflicto político— y de normalidad —noción que articulará un discurso que busca definir la norma política y reafirmar el orden político y providencial—, conforme a los intereses ideológicos de la crónica.

El despliegue de discursos en torno a lo excepcional y extraordinario será, no obstante, utilizado con ciertas reservas —específicamente en lo que se refiere a lo extraordinario sobrenatural en el contexto de la lucha política— dentro del discurso de la crónica, buscando definir un relato que fuera percibido por el receptor como veraz y creíble.

Aunque cabe considerar la emoción de la maravilla como secundaria dentro del orden de las emociones políticas, su papel es fundamental, en primer lugar, como remarcadora del discurso religioso, político, normativo y ejemplar. En segundo lugar, como mecanismo de racionalización de la realidad, en tanto que lo desconocido, a través de la maravilla, quedará inserto en un marco interpretativo del mundo, favorable, en este caso particular de análisis, a los intereses regios.

El despliegue del discurso emocional en torno a la maravilla permite así ofrecer al receptor de la crónica un conjunto de visiones subjetivas de la realidad en torno a lo que el cronista considera ordinario y excepcional. No obstante, a pesar de esta subjetividad, dichas imágenes —es en este punto donde reside realmente el interés de este recurso— son formuladas desde la perspectiva de una pretendida neutralidad —fundada en la tendencia valorativa neutra y en la condición de reacción súbita de la maravilla– y racionalidad —asentada, según los casos, en nociones objetivadoras como la prudencia, los sentidos o la norma política y social—. Desde esta perspectiva, la emoción de la maravilla contrasta con la parcialidad y subjetividad asociadas discursivamente a pasiones como el amor, la ira o la malquerencia, nacidas «de la voluntad» y presentadas, bajo la influencia de la filosofía platónica y el estoicismo, como «movimientos del corazón antes que sean reglados por la razón».




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