Mohamed El-Madkouri Maataoui
«La cultura en la configuración del chiste sobre la mujer»
Anaquel de Estudios Árabes, vol. 27 (2016)
Anaquel de Estudios Árabes | Universidad Complutense de Madrid | Facultad de Filología | Departamento de Estudios Árabes e Islámicos | Madrid | ESPAÑA
Extracto de páginas 44-45 y 59-62 del artículo en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.
«En el marco del análisis, descripción y discusión de la traducibilidad cultural del discurso humorístico, objetivo principal de este artículo, se ha optado por el chiste y el lenguaje humorístico en general por varias razones:
»1. El discurso humorístico es anónimo. No viene suscrito por ningún autor ni aparece patentado por ninguna institución.
»2. Al ser despersonalizado, su autoría es asumida por toda la sociedad y cultura en que se produce y se recibe. En este sentido, podemos hablar de una autoría colectiva, que incluye a los que escuchan estos chistes y se ríen con ellos.
»3. Al ser un constructo discursivo colectivo, su análisis nos permite rastrear sus estereotipos culturales.
»4. Al estar impregnado de referencias extralingüísticas de índole social y cultural, amén de los ya consabidos procedimientos metalingüísticos y de autorreferencia, resulta complicado llevar a cabo una traducción o interpretación que mantenga la misma carga humorística. Esto se debe no solamente a las distintas complejidades lingüísticas implicadas en su construcción, sino también a las atribuciones culturales que se le confieren.
»Desde este planteamiento, consideramos pertinente centrarnos en el estudio de la presencia y caracterización de la mujer en el chiste, entendida siempre como constructo discursivo abstracto.
»Cabe señalar al respecto que para la elaboración de este estudio, lejos de cualquier antología desfasada, se han tomado como ejemplos chistes vivos transmitidos oralmente por los respectivos hablantes árabes y españoles, así como los encontrados en la Red, instrumento este utilizado universalmente, entre otras utilidades, como medio lúdico.
»Huelga decir que Internet vehicula y enreda cada vez más a las personas. Prueba de esto último es que las movilizaciones de la Primavera Árabe, independientemente de sus promotores, se gestaron en este espacio virtual y no sobre papel. Atrás quedan las antologías para elaborar estudios de este tipo, más espontáneos y propios del registro oral que del escrito. En el caso árabe, las nuevas tecnologías representan el discurso real de algunos sectores sociales y ponen de relieve el cambio generacional y conceptual del nuevo panorama sociológico en el sur del Mediterráneo.
»Igualmente, en el caso español, la Red permite acceder a chistes de todo tipo de discursos, traspasando la barrera de lo “políticamente correcto” que censuraría al contador del chiste en contextos comunicativos concretos.
»En todos los casos, la caracterización discursiva de la mujer es controvertida.
»La mujer, en los distintos discursos en general (novela, teatro, cine, poesía), siempre ha simbolizado a la vez la ternura y la insensibilidad, el amor y el desprecio, la ingenuidad y la astucia, la nobleza y la perfidia, la lealtad y la traición, la compasión y la crueldad. Así consta, por citar algunos ejemplos, en La Celestina, en El Quijote, en Las mil y una noches, en los cuentos de Yuha, en el Libro de los animales de al-Yahid, o recientemente en la obra de Naguib Mahfuz, Tawfiq al Hakim, Jnata Bennua, Fatima Mernissi... Sin embargo, en el chiste, como demostraremos en este artículo, está más presente lo negativo que lo positivo.
»[...]
»Para concluir, explorando los límites de la traducibilidad intercultural y en vista de lo anterior, diremos que la traducibilidad cultural e intercambiabilidad del chiste sobre la mujer es teóricamente posible entre culturas por una serie de representaciones que parecen universales, pero esta posibilidad teórica no siempre es realizable en la práctica y en situaciones comunicativas concretas, por las siguientes razones:
»1. La autoría de los chistes parece ser masculina. Este tipo de chistes se presentan como construcciones lingüísticas lúdicas denigrantes para la mujer, y con matices excesivamente machistas. Es como si todos los chistes los inventaran algunos hombres para reírse entre ellos de la mujer. Por lo menos, así lo perciben siete de cada diez mujeres encuestadas para la presente investigación.
»2. La mujer es, mayoritariamente, su cuerpo. Este cuerpo, sin razón ni sentimientos,es objeto de uso o de rechazo según las circunstancias. Es más, el chiste español disecciona a la mujer nombrando sin tapujos todas las partes que le interesan al hombre de ella. En este sentido, la mujer está muy estrechamente relacionada con la utilidad que pueda tener para el hombre. Parece ser que en el chiste se sustituye el amor por la posesión utilitaria del cuerpo femenino. Esta instrumentalización del cuerpo femenino está igualmente presente en la cultura chistosa árabe, por lo que la traducibilidad cultural es posible en este sentido. Sin embargo, lo que sí compromete dicha posibilidad teórica no es ya la imagen y representación que se hace del cuerpo femenino y su utilidad, sino en qué términos se realiza discursivamente. El chiste árabe es más abstracto y simbólico respecto a las partes de la morfología íntima femenina que su homólogo español. Por ello, la traducibilidad cultural del árabe al español es posible en este aspecto, aunque algunos chistes puedan calificarse como light o descafeinados. Sin embargo, a la inversa y en sentido contrario, es decir, al árabe, la traducibilidad cultural se reduce notablemente a un tipo concreto de receptores. Es decir, si comparamos el tipo y número de receptores de este tipo de chistes entre el español y el árabe, vemos que es muy reducido en el segundo caso. Los chistes excesivamente agresivos y con contenidos explícitos y evidentes no se corresponden al prototipo del buen chiste en árabe. Por ello, muchos de los chistes verdes de la lengua española son juzgados como simples, demasiado directos, infantiles o inmaduros, y pierden gracia en árabe.
»3. La mujer del chiste español no dispone generalmente de suficientes capacidades mentales y cognitivas. Sin embargo, el chiste árabe es ambivalente con respecto a la inteligencia y capacidad de razonamiento femeninas. La imagen de la mujer en la cultura chistosa árabe popular, incluso en ciertas obras clásicas con buena recepción como Las mil y una noches, Kitab al-Hayawan o los cuentos de Yuha, entre otros, muestra una mujer menos simple y tonta que su homóloga española del chiste. La árabe asusta más al hombre que la española. No obstante, aun así, existen chistes árabes, aunque en menor grado, que representan a la mujer como menos capacitada mentalmente, de ahí la paradoja árabe entre mujer simple/astuta.
»4. Como esposa, la mujer tiene prácticamente la misma representación en el chiste árabe que en el español. En ambas culturas chistosas se presenta el matrimonio como favorable para la mujer y desfavorable para el hombre. La mujer en el matrimonio es difícil, exigente, mandona, consumista, egoísta, descuidada, etc. En todos los casos, la mujer, como esposa, es una carga en el matrimonio. Son muy reiterados, tanto en el chiste español como en el árabe, los juegos de palabras y de conceptos como el siguiente: “Es fácil morir por una mujer, lo difícil sería vivir con ella”. El hombre del chiste, tanto árabe como español, descubre que ha sido engañado por el matrimonio una vez que este ha sido consumado. En todos los casos, existe cierto arrepentimiento varonil con respecto a esta institución social. Muy relacionada con la imagen de la mujer casada está la de la suegra, aún más negativa si cabe. Esta representación parece común, por lo que la traducibilidad intercultural en estos casos, exceptuando las restricciones de índole lingüística, es plena.
»5. Desde el punto de vista del sistema de valores morales y sociales, la mujer del chiste parece más relajada éticamente que el hombre, aunque existen notables diferencias con respecto a la cultura árabe, como se ha señalado en el cuerpo de esta investigación. En español, es la mujer la que es infiel, generalmente. La infidelidad del hombre español parece casi naturalizada en el chiste. Dicho de otro modo, la infidelidad conyugal femenina es mala, pero la del hombre español de los chistes parece que no tanto. En este aspecto concreto, la traducibilidad cultural encalla, porque la cultura chistosa árabe no pone demasiado de relieve este tema. Además, es el hombre el que sale mal parado en cuanto a la fidelidad conyugal. Cuando una mujer árabe es infiel, el malo y tonto es su marido. Es más, se ha observado cierta contradicción en este aspecto entre la representación de la infidelidad femenina en obras árabes clásicas como Las mil y una noches y en los chistes. Es menos frecuente el discurso de la infidelidad en la literatura oral chistosa que en la literatura popular árabe escrita.
»Todos estos rasgos que toman en consideración los tres parámetros (físico, intelectual y moral) enunciados en la introducción parecen universales, lo que hace posible la traducción entre culturas. Sin embargo, existen otras particularidades que complican la tarea de la traducibilidad.
»De entre estas particularidades, el chiste español con temática femenina trasciende lo lúdico, en ocasiones, para desembocar en el sarcasmo o, incluso, en el insulto, como el chiste sobre la mujer montada en un burro que se presenta como el mismo animal, pero de dos pisos. Estos chistes pierden gracia en árabe. Quizá hagan reír, pero no por lo que dicen, sino por su naturaleza. Es como si el oyente árabe dijera: ¡Vaya cómo construyen los españoles sus chistes! No tendrían buena aceptación, ya no por supuestos valores éticos y morales, sino por el mismo procedimiento constructivo de este tipo de chistes. No tiene nada de simbólico, no reta al oyente, no juega con palabras o conceptos ni implica ningún contraste llamativo.
»Este tipo de chiste no entraría en la categoría de chiste en árabe, sino que se tomaría como una mofa carente de gracia. Así se ha observado al traducir algunos de ellos, como el del burro de dos pisos, a nativos árabes, de entre 30 y 50 años edad, residentes en España. Lo observado es que la reacción de los receptores es distinta ante el mismo chiste contado en las dos lenguas. Parece ser que este tipo de chistes contado en español tiene mejor aceptación que contado en árabe. En árabe, al igual que en muchas otras lenguas, el contrincante, rival o enemigo parece burro, hace, actúa u obra como los burros o cualquier animal que culturalmente se utiliza metafóricamente para degradar a las personas (burros, perros, cerdos, vacas, cabras). Así que el animal de dos pisos (que es la mujer) del chiste español, entraría en árabe en la categoría del insulto. Aunque existen chistes árabes sobre personas de zonas determinas (como Lepe, en España), parece ser que esta cultura prefiere más bien reírse de las situaciones que de las personas. De esto no se deduce, ni se pretende, que se trata de la aplicabilidad de nociones de una posible corrección moral, ética o social como podría entenderse de una lectura simplista y críticamente ideologizada de los datos analizados y sus conclusiones, sino que simplemente, a nuestro juicio, no existe una simetría en lo que las dos culturas chistosas han convencionalizado como risible cuando el objeto de la risa es la mujer.
»Es igualmente particular del chiste español el nombramiento directo e insistente de los genitales femeninos o masculinos según el caso, algo que no tendría mucha salida en la cultura genuinamente árabe. Todos estos órganos tienen nombres metafóricos en árabe. Los chistes sexuales que implican actos entre padres e hijos, existentes en español y muy abundantes en la Red, por lo que se ha evitado reproducirlos en este trabajo, son intraducibles al árabe. Resultan ofensivos e inhumanos para un oído árabe. No se han podido encontrar chistes en árabe referentes a esa temática.
»Estas construcciones en la traducción al árabe del chiste explícitamente sexual, en el sentido arriba mencionado, coinciden con los resultados de nuestra investigación sobre las interpretación en los Servicios Públicos de las construcciones lingüísticas de temática sexual explícita, especialmente en los centros sanitarios.
»Cuando un chiste es sexual, la cultura árabe utiliza en general eufemismos polisémicos, por lo que el chiste se puede contar incluso en presencia de niños sin que estos entiendan su verdadero sentido. La traducibilidad cultural es por ello unidireccional, se podrían traducir estos chistes del árabe al español, aunque podrían resultar light, pero no se podría hacer el camino inverso. Muchos chistes españoles en los cuales la mujer es objeto sexual explícito son intraducibles e irreproducibles en árabe. Cabe recordar que el hablar de sexo en árabe viene determinado por dos coordenadas fundamentales, el tiempo y el espacio, como se ha dicho anteriormente.
»Cuando hay diferencias generacionales no se habla de ello. Tampoco se habla de ello en espacios donde confluyen una mezcla de edades, sexos, de conocidos y desconocidos, como en Jamea El Fna de Marrakech, por ejemplo. Sin embargo, el simbolismo del chiste árabe con temática femenina o sexual y su abstracción permiten sortear dichas limitaciones, aunque siempre entre personas del mismo sexo. Como consecuencia de ello, existe cierta facilidad cultural para traducir del árabe al español, pero no tanto del español al árabe».
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