Maria Bernarda Espejo Olaya y Lirian Astrid Ciro
«Lexicalización de algunos verbos en el español de Colombia»
Folios, n.º 46 (2017)
Folios | Universidad Pedagógica Nacional | Facultad de Humanidades | Bogotá | COLOMBIA
Extracto del apartado Resultados, en páginas 165 a 177 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.
«Resultados
»En este apartado realizamos una caracterización de diferentes aspectos de lexicalización de algunos verbos que hemos observado en las fuentes consultadas. Para ello, clasificamos los casos encontrados en las siguientes categorías: verbos en modo imperativo; unidades fraseológicas fijas (UFF); recategorización: sustantivos y adjetivos; doble categoría: sustantivo/ adjetivos; recategorización a la inversa: verbos denominales. En cada apartado presentaremos ejemplos tomados de las fuentes enunciadas, en algunos casos se presentan ejemplos ad hoc o de conversaciones espontáneas, debido a que no se encontraron en las fuentes textuales utilizadas, pero la existencia de la unidad había sido corroborada en las fuentes lexicográficas.
»Verbos en modo imperativo
»En primer lugar, en la muestra recolectada, destaca el nuevo sentido de verbos en modo imperativo.
»Como se puede observar en los siguientes ejemplos, en estos se evidencia, respecto a los verbos, su formal función como marcadores deverbales discursivos y exhortativos. De esta manera, su función fundamental es la de una interjección que incita a empezar o a proseguir una acción:
»Ábrase: en el siguiente enunciado, el nuevo sentido de “ábrase” es la exhortación a que el destinatario se vaya o se aparte del lugar o de las personas:
»[...] —Ábrase, hermano, que me toca a mí —dice el copiloto entrándose al taxi de sopetón. Cierra la puerta, deja la navaja en el suelo y se quita la ropa sin pronunciar palabra [...]. (Corpes, Mendoza, 2002).
»¡Camine!: “camine” pierde el valor de verbo pleno y adquiere una función exhortativa en la que se expresa la petición ‘apúrese’, ‘vamos’; aunque “camine” tiene la marcación (lexicalización) en tiempo presente y en segunda persona del singular:
»—Vea que vamos a llegar tarde. ¡Camine! (Ejemplo ad hoc).
»—Camine pa’ la fiesta [...]. (Ejemplo ad hoc).
»¡Cuídate!: todos sabemos que cuando uno aconseja lo hace en imperativo, pero la fuerza ilocutiva que tiene este imperativo no es el valor de consejo o mandato, sino que expresa buenos deseos del emisor dirigidos al destinatario. “¡Cuídate!” es una expresión de despedida, que significa “que estés bien”, de uso muy frecuente en las jóvenes generaciones:
»—Nos vemos mañana en la Universidad para terminar el trabajo.
»—Bueno, adiós. ¡Cuídate! (ejemplo ad hoc).
»¡Despéguela!: esta modalidad imperativa se deriva de “despegar” que, en la jerga delincuencial, significa “irse, marcharse alguien de un lugar donde no es bienvenido”; quizá este verbo tenga relación con “desapegarse”, que significa apartarse del afecto de alguien o algo. La fuerza ilocutiva de este enunciado es una orden, un mandato que se le da a algún miembro de un grupo para que se vaya. “¡Despéguela!” es equivalente a “¡váyase!”:
»—¡Despéguela!— dijo ella con desprecio [...]. (Restrepo, 2002, p. 146).
»—¿Sabe qué? ¡Despéguela, parce! (Ejemplo ad hoc).
»Hágale: en los siguientes ejemplos, “hágale” no tiene el sentido pleno de “hacer”, sino que tiene la función de exhortar al interlocutor para que prosiga la acción que está ejecutando, para alentarlo a que la continúe; de esta manera es equivalente a “siga”, “adelante”, incluso: “apúrese”:
»[...] Corrimos y bajamos por una montaña, y como eso estaba quemado, mi novio me decía: “Mi niña, hágale que ahorita nos mandan un granadazo y quedamos tiesos”. “Pero ¡cómo quiere que baje rodando si el portafusil se me enredó!”, le contesté. Entonces le saqué la correa al portafusil y me quedé disparando [...]. (Corpes, González, 2002).
»—[...] hay que estar firme—, expresó John cuando la gente empezó a gritar: hágale parce que esto ya se empezó a mover. (El Colombiano, 13-6-03, p. 1C)
»Respecto a este ejemplo, consideramos que en el vocablo “hágale” el proceso de lexicalización es más claro, por cuanto se puede decir que se observa cambio de un verbo de realización o producción a un marcador intensivo exhortativo.
»En lo que respecta a este caso en concreto, se percibe un debilitamiento progresivo del verbo hacer, culminado en una nueva lexía, en la que verbo y clítico constituyen un nuevo marcador discursivo exhortativo. Así, es clara la evolución o transformación de una categoría gramatical a otra, de verbo a marcador, con la consabida recategorización sintáctica y semántica.
»¡Piérdase!: en su uso imperativo toma el sentido de “lárguese”, “retírese”; de esta manera, el verbo pierde el sentido pleno para adquirir el significado de advertencia:
»Al rato llegó otro hombre que me dijo: “párese”. Yo eso lo entendí como si fuera un “piérdase de aquí”. Entonces recordé lo aprendido en el Ejército cuando presté el servicio militar. Hay que ser inteligente. Tomé fuerzas y me fui, pero no sé si fue caminando o corriendo. (Morelo y Cuello, 2013).
»A continuación se presentan, de forma general y resumida, las principales características que adquieren las anteriores unidades (como marcadores intensivos exhortativos) y que no tenían como verbos plenos:
»• El verbo deja de operar como núcleo del predicado, y tiene cierta autonomía de la proposición a la que, en la mayoría de los casos, termina por modificar totalmente.
»• Como marcador discursivo es optativo para el hablante, lo cual depende de la intención.
»• Debilitamiento del significado referencial y ganancia en el contextual.
»• Adquieren cierto grado de fijeza en cuanto a la morfología.
»• Pérdida del sujeto como agente.
»Por otra parte, la tendencia en el ámbito lexicográfico es que aquellos marcadores cuya evolución implicó, entre otros cambios, la fusión de una palabra con otra, de una categoría y otra, siendo una de ellas el verbo, puedan considerarse lemas merecedores de una entrada en un diccionario. El producto del verbo + clítico, por ejemplo, típico de “hágale”, “dale”, hace las funciones de una frase verbal, con lo cual intensifica la acción significada en el verbo, y que cualquier hablante reconoce como un elemento independiente. De esta manera, podría pensarse que lo mejor sería abrir una nueva entrada para estos marcadores, por cuanto adquieren una nueva forma, además de obtener un uso invariable y un cambio de significado cristalizado en el uso discursivo, y reflejar la variante del español de Colombia.
»No obstante, es preciso considerar que hay unos más lexicalizados que otros y si se decidiera abrir entradas para todos se ampliaría notablemente el repertorio léxico del diccionario. Al respecto, según Company (2004, p. 41), la gran productividad del dativo en español “más que una entrada léxica verbal específica individual, constituye una pauta de construcción altamente productiva en la que puede incluirse una lista amplia de verbos, que reproducen un mismo esquema de formación de marcadores: verbo + clítico dativo: andar> ándale, dar > dale, estar > tate”.
»En este contexto, se podría reinterpretar, a partir de estos casos, lo que se conoce como gramaticalización, ya que se puede evidenciar un proceso inverso en el que “las formas prescinden o se liberan de sus antiguas restricciones semánticas y distribucionales y pasan a operar en un nivel superior de lengua; por supuesto, adquieren restricciones semánticas y distribucionales de otra naturaleza” (Company, 2004, p. 32). No obstante, según Company (2004), en un diccionario de lengua no se tomarían como entradas aparte, por cuanto se puede evidenciar que hacen parte de un mismo paradigma en el que “los miembros prototípicos tienen siempre mayor flexibilidad de distribución, son capaces de experimentar una amplia gama de procesos gramaticales, tienen, por tanto, mayor generalidad y aplicabilidad a más contextos” (Company, 2003, p. 7).
»A pesar de ello, “la unidad de cambio de esta segunda corriente es el contexto más que las formas o construcciones que experimentan el cambio, puesto que sólo a través de su uso en contextos específicos, las formas se recargan con nuevos significados” (Company, 2004, p. 56). De ahí la íntima relación entre pragmática, semántica y gramática, que se concreta en el acto comunicativo y que depende de las intenciones de los interlocutores.
»De esta manera, se puede concluir que en los ejemplos enunciados se presenta “un reanálisis: verbo > marcador pragmático—discursivo, vía el debilitamiento referencial del significado originario de los verbos y su enriquecimiento pragmático en situaciones discursivas específicas [...]” (Company, 2004, p. 56). Por esto, si se tuviera que incluir una nueva entrada, se haría a partir de sus usos como marcadores discursivos, puesto que se deslindan de sus usos como verbos plenos.
»En otra dirección, en los siguientes ejemplos, tomados de la publicidad de la radio y la televisión colombiana, se recurre al lenguaje coloquial como un mecanismo para atraer la atención de los destinatarios, especialmente de los jóvenes. En estas formas, la lexicalización no es tan evidente, pero sí lo es el nuevo sentido que adquieren los verbos en modo imperativo. Su función principal es la de influir en el comportamiento o conducta del destinatario, invitándolo a realizar alguna acción. Las formas imperativas tienen el signo de exclamación, rasgo que denota énfasis.
»Vigara Tauste (1992, p. 185) plantea tres grandes principios de organización discursiva que rigen el uso coloquial del lenguaje: el primero es la expresividad o reflejo espontáneo de la afectividad del hablante, entendida en sentido amplio; el segundo se refiere a la comodidad o tendencia espontánea del hablante al menor esfuerzo para lograr la comunicación, esta economía de recursos lingüísticos en la comunicación conduce a que se dé la tendencia hacia lo implícito; y el tercero es la adecuación o adaptación espontánea, por parte del hablante, de su lenguaje a las condiciones cambiantes de la comunicación: interacción, nivelación, cambio de turno, mantenimiento de la tensión.
»Estos tres principios se ajustan a los siguientes ejemplos tomados del discurso publicitario, que está matizado por el lenguaje coloquial:
»¡Deslimítate!: esta unidad tiene la siguiente estructura: des— (prefijo que denota negación o inversión del significado de la palabra simple a la que va antepuesto) + límit (limitarse, imponerse límites en lo que se dice o se hace, con renuncia voluntaria o forzada a otras cosas posibles o deseables) + a (vocal temática de verbo de primera conjugación) + te (clítico que marca una acción reflexiva).
»En el ejemplo que presentamos, el mensaje de esta empresa de telefonía móvil para el destinatario es que no se limite, que no hay problema por el dinero, pues puede comprar un smartphone con facilidades de pago. El nuevo significado del verbo es “obtener sin esfuerzo”:
»—Yo sé lo que quiero, un buen smartphone para estar conectado, pero creo que solo me alcanza para uno así. No sé, me siento como amarrado, como... aaah.
»—Que no te pase lo mismo, ¡deslimítate! En Tigo ahora puedes llevarte un smartphone a 24 meses con el 60% de descuento en las cuotas por un año.
»¡Desflechízate!: “desflechízate” tiene la siguiente estructura: des— + flecha + interfijo + iz + a (vocal temática de verbo de primera conjugación) + te (clítico que marca una acción reflexiva). En el ejemplo que enunciamos a continuación, este imperativo aporta una nueva significación en cuanto apela al destinatario para que deje el celular viejo y compre uno moderno. El nuevo significado es muy particular en nuestro país, pues se denomina flecha al celular sencillo, de baja gama, que usan los “indios”, es decir, los ciudadanos del común. Esta mezcla de humor con la cotidianidad colombiana solo se puede comprender en toda su significación en nuestro entorno. Además, el verbo tiene el significado de “cambiar sin esfuerzo”:
»Gracias a la campaña “Desflechízate”, el operador móvil Tigo logró crecer sus ventas de smartphones en 129%, cuando el objetivo era de tan solo 15%. (Arango, 2014).
»¡Empelicúlate!: en el siguiente ejemplo, el uso de la modalidad imperativa empelicúlate invita a imaginarse lo bien que el destinatario puede pasar disfrutando del evento cultural y, al mismo tiempo, de la facilidad de disfrutar de la telefonía celular. La estructura es la siguiente: em— (‘dentro de’ o ‘sobre’) + películ + a (vocal temática de verbo de primera conjugación) + te (clítico que marca una acción reflexiva).
»En este ejemplo, el verbo tiene el significado de “pasar un rato agradable”:
»¿Te gustaría disfrutar del Desfile de Silleteros desde el palco Tigo-Une? ¡Participa! Escribe el nombre [...] Empelicúlate el doble. Doble entretenimiento. (Publicidad de Tigo).
»Aunque en estos últimos ejemplos se puede llegar a dudar de que en verdad exista una lexicalización, por cuanto sus usos son más contextuales y dependientes de las estrategias discursivas de la publicidad —se nota, especialmente, la función conativa del lenguaje— y, por tanto, pueden ser efímeros, consideramos importante enunciarlos, pues allí queda clara la productividad de este tipo de lexicalización en la que el modo imperativo se impone con sus nuevos sentidos pragmáticos respecto a la forma plena.
»Unidades fraseológicas fijas (UFF)
»El modo imperativo no solo se hace presente en verbos lexicalizados, ya sea con clítico o pronombre o en un tiempo y persona (“camine”), sino que también se actualiza en unidades fraseológicas fijas (UFF). Según Zuluaga (2004, p. 252), se denominan UFF porque son unidades que hay que tomar como un todo indivisible, “en bloque”; fraseológicas porque, si se tiene en cuenta su estructura sintáctica, se ubicarían en el nivel de la frase; y fijas por la cristalización que las afecta. A continuación, se presentan algunos ejemplos de UFF con verbos lexicalizados en modo imperativo:
»Barájemela más despacio / barajámela más despacio: si consultamos el Diccionario de la lengua española (Real Academia de la Lengua Española, 2014), esta expresión significa: “Explicarle lo dicho más pormenorizadamente”. En el Diccionario de americanismos (Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010), “¡barájame eso!” expresa el “deseo de alguien de que algo le sea explicado con mayor claridad”. Como se ve, la expresión pasa del plano puramente material al plano de la esfera intelectual, pues nada tiene que ver con el juego de cartas, sino que el significado es “explicar algo de manera pormenorizada”:
»—[...] si esta firma reconocida en producción de FPC para TV Cerrada hace la producción, permitirá que les impongan desde DirecTV a narradores y comentaristas del extranjero, o pondrán a los de siempre de nuestro país? Barájemela más despacio y por tu lado averigua la veracidad de este rumor. (Céspedes, 2011).
»—Te noto amañada... ¿Qué más de bueno tiene la tal iglesia de las Piraquivas? —La pastora-senadora Alesandra es muy comprensiva y en las elecciones pasadas me fió el voto. —¿Cómo así? A ver Tola, barajámela despacio: ¿qué eso de que te fió el voto? —Es que las Piraquivas no le compran a uno el voto sino que los fieles pagamos pa’ que nos dejen votar por ellas. (Tola y Maruja, 2014).
»Callate esos ojos / callate esa boca: expresión, de uso en Antioquia, utilizada a modo de advertencia para pedir discreción al interlocutor o expresar sorpresa frente a lo enunciado:
»—¡Ay, Geo, se me va’caer la cara de vergüenza! —¡Callate esos ojos!: yo amaso panes o preparo los guisos, o barro y trapeo, pero afuera [...]. (Ceballos, 2000, p. 103).
»—Esperate que lo peor no es eso: cuando fuimos a velalo nos dijeron en la funeraria que ya los entierros tenían IVA...—¡Callate esa boca! ¿Y qué hicieron? (Tola y Maruja, 2007, p. 29).
»¡Calmate ventarrón!: exclamación utilizada para calmar a alguien; también se emplea para solicitar al interlocutor replantear lo que ha venido enunciado, generalmente para que revise los alcances de sus afirmaciones. De uso frecuente en Antioquia:
»—Somos godos porque venimos de españoles católicos, feudalistas, uribistas...
»—Calmate, ventarrón... Somos violentos porque venimos de españoles que llegaron acabando hasta con el nido de la perra y no dejaron indio con cabeza... (Tola y Maruja, s.f.).
»¡Coja oficio!: forma de exhortar a una persona para que no pierda el tiempo, para que deje el ocio y haga algo productivo:
»—O sea: es normal que las mujeres queramos mejorar en apariencia, pero su quinceañera está demasiao biche pa’ eso. Dígale a esa tatabrona que coja oficio, que no se implante lo que no se le perdió, que deje de empalagar. (Tola y Maruja, 2015).
»Se la pasaba llenando de figuritas los cuadernos del colegio y a cada rato escuchaba el típico “deje de estar huevoniando, coja oficio”. (Matador, el agudo caricaturista, 2014).
»Coma callado: exhortación al interlocutor para que guarde silencio, porque si habla excesivamente esto puede representar un peligro para él. Tiene la connotación de advertencia:
»—Hágase el que no sabe nada, coma callado. (Conversación espontánea).
»¡Coma mierda!: expresión que es equivalente a “váyase al diablo” o “friéguese”:
»—A mí me da pena que sepan que ella es mi hermanita; cuando yo la veía con hombres le decía vámonos pa’ la casa y decía “coma mierda, deje de joder”. (La Chiva, 4—12—06, p. 5).
»Cómase alguna cosita: se usa para recriminar a una persona glotona. En este caso la contextualización nos permite la inteligibilidad de la frase, pues el sentido de lo que se expresa es totalmente opuesto a lo que en realidad se quiere decir. Con el uso de esta manera indirecta, el emisor se libera de la responsabilidad de llamar “glotón” al interlocutor. UFF usada en Antioquia:
»—Quiero bandeja paisa con frijoles, chicharrón, chorizo, rellena, arroz, huevo y aguacate. Y de sobremesa claro.
»—¡Cómase alguna cosita! (Conversación espontánea).
»Contame (mejor) una de vaqueros: se usa para dar a entender que el interlocutor es mentiroso o para expresar incredulidad frente a lo enunciado por este. De uso en Antioquia:
»—¿Cómo? ¿Vos conocites a Supermán?... ¡No fregués!, contame mejor una de vaqueros. (Tola y Maruja, 2007, p. 32).
»¡Dejá la bulla!: UFF, propia de Antioquia, empleada para indicarle al interlocutor que lo enunciado por este no es nada nuevo y que es mejor no hablar del asunto:
»—En mi casa estamos en los rines, Maruja bendita. —Dejá la bulla que en las mismas miando yo... (Tola y Maruja, 2007, p. 97).
»—Ole vos, ¿cómo va el paro de camioneros? —¡Dejá la bulla, que no veo la hora de que se acabe ese bendito paro! (Tola y Maruja, 2008).
»¡Póngale la firma!: expresión utilizada para dar por hecho algo, o para indicar que se está seguro de algo:
»—Póngale la firma: fueron los exactos suizos los que infiltraron un gallo para descubrir el secreto que les permitió inventar los relojes espertadores [...] (Domínguez, 1995, p. 183).
»¡Póngase pilas!: UFF utilizada para aconsejar al interlocutor que esté atento, o para que realice asuntos inmediatos, necesarios y urgentes:
»—En lugar de perder tanto tiempo imaginando cosas que no son póngase las pilas a ver si por lo menos encuentra a alguien de carne y hueso (tangible) que sea digno de celar. (Zaraza, 2003).
»Si está pensando en formar parte de una nueva empresa o si la que ya tiene no cuenta con un sitio web, póngase las pilas para registrar su propio dominio, antes de que se le adelanten. (La lucha por los dominios, 2000).
»En los anteriores ejemplos se evidencia una fuerte carga pragmática. Sumado a esto, es pertinente recordar que existen en la lengua una serie de fenómenos derivados de la fijación o combinación estable de unidades, entre los cuales podemos mencionar las estructuras prefabricadas de la lengua, los patrones léxicos combinatorios, las expresiones estereotipadas y las combinaciones estables de palabras (Corpas, 1996, p. 15); estas últimas son las que hemos ejemplificado en este apartado, específicamente las denominadas como locuciones verbales. Las locuciones son definidas como “unidades fraseológicas del sistema de la lengua con los siguientes rasgos distintivos: fijación interna, unidad de significado y fijación externa pasemática. Estas unidades no constituyen enunciados completos, y, generalmente, funcionan como elementos oracionales [...]” (Corpas, 1996, p. 88). De esta manera, estas unidades son reproducidas en el discurso y se oponen a las expresiones de combinación libre. En los casos que hemos presentado destacamos, principalmente, la fijación verbal en modo imperativo.
»Recategorización: sustantivos y adjetivos
»También se encuentran ejemplos como producto de un cambio de categoría gramatical de los verbos, que adquieren nuevos valores, sobre todo de sustantivos y adjetivos:
»Sustantivos
»Correcorre / corre-corre: trajín del día a día, apuro:
»Si antes para algunos la vida en Miami era un correcorre matador en la que había que sudar la gota fría para tener agua caliente, ¿qué será de ella ahora en que las leyes van a favorecer a los naturales y que los emigrantes esperen? (Prado, 2005).
»—[...] A mí me encanta el correcorre de técnicos y maquilladores, el tiempo descomunal que se necesita para rodar un plano, las aventuras de los actores antes de convertirse en otros. (Corpes, Romero Rey).
»—Creo que este será mi último mundial, esto me apasiona, los más especiales momentos de vida los he pasado en esta competencia, pero quiero descansar de este corre—corre que es agotador. (Corpes, Rozo, 2006).
»Correquetealcanzo: diarrea:
»—Y como la reelección, además del voto de Sansón, necesitaba también que el parlamentario Teodolindo no votara, entonces Dalila le ofreció a Teodolindo 200 millones de denarios, y al hombre de la emoción le dio correquetealcanzo, o sea daño de estómago... (Tola y Maruja, 2008).
»Llevaitrae: persona chismosa:
»¿Por qué es el ángel de la Anunciación el patrono de los periodistas? Los periodistas no se limitan a anunciar partos redentores. La patrona debería ser Iris. La primera llevaitrae, en tiempos de Troya: no Gabriel. (Escobar, 2002).
»En el habla familiar fue el soplón, el correveidile y llevaitrae que termina aplastado. Con los años empeoró, enriqueció el sentido, como equivalente de entrometido, lambón. Abuso semántico. El sapo es animal tímido, elegante. (Escobar, 2001b).
»Quereme: potaje con el que, según la creencia popular, se logra el amor de una persona:
»Según Rivera, si el cliente busca que ese amigo(a) sea algo más, debe darle una bebida de Quereme. Pero si prefiere una persona que esté ahí todo el tiempo debe comprar Sígueme y prepararla ya sea como brebaje o como loción. (Correa, 2003).
»—Parece que le dieron quereme, porque anda más enamorado que mejor dicho. (Ejemplo ad hoc).
»Tatequieto: medida disciplinaria que obliga a alguien a modificar una forma de actuar inadecuada:
»—Los gringos no son bobos Tola y se quieren meter a Colombia pa’ poneles el tatequieto a Chávez y a Correa, el de Ecuador... (Tola y Maruja. 28 de octubre de 2006).
»Pero a los 546 medicamentos que les pusieron tatequieto desde el segundo punto de la cadena, los distribuidores mayoristas, les pueden seguir más en enero próximo asociados a enfermedades como la hipertensión arterial y la hemofilia, anticipó Gaviria. (Rojas, 2013).
»En el salón de actos de la Universidad Tadeo Lozano se entregaron los premios Simón Bolívar y luego, en el JockeyClub, los 200 invitados discutimos el vendaval noticioso del día magistrados contra Álvaro Uribe y el tatequieto del Gobierno al presidente Chávez que, folclóricamente, diciendo: “Uribe, mándame en avión a ‘Marulanda’”. (Corpes, Rentería, 2007).
»Tentempié: pequeña cantidad de comida que se toma entre horas, generalmente por no aguantar el hambre hasta el momento de la comida:
»—Quisiera invitar a su hija... ¿Es su hija?... Invitarla, decía, a paladear alguna bebida. Quizás comer un tentempié para agradecer su cordialidad [...]. (Niño, 2015).
»La carta ofrece cuatro “tentempiés”: balas de plátano, arepas santandereanas, empanadas de yuca. “Entradas”: coctel de camarón, escabeche de sierra, ensalada de aguacate. (Buenavida, 2011).
»[...] asolearse en los sillones de guadua, tomar agua de coco en el altillo o comer un tentempié en la larga mesa de guayacán que queda al fondo. (Corpes, Gente Caribe, 2003).
»En los anteriores ejemplos, se presenta la contracción de dos o más lexemas (por ejemplo, “correquetealcanzo”) para conformar uno solo, lo cual hace que tenga un carácter de sustantivo. En estos casos se evidencia una pérdida en flexibilidad sintáctica y una ganancia en significado.
»Adjetivos
»Aguanta: en el siguiente ejemplo, “aguanta” asume un rol gramatical de adjetivo, con el significado equivalente a “de agradable presencia” y abandona su rol eminentemente verbal:
»—Vámonos de aquí, esta música no aguanta y además es muy caro el trago. (Ejemplo ad hoc)
»—Esa hembrita aguanta. (Celis Albán, 2005).
»Además de este sentido como adjetivo, también se encuentra la expresión “¡aguanta!”, con el sentido de “¡deténgase!”, “¡pare el vehículo!”, tal y como se deduce de la siguiente definición: “Interj. Costa Atl. Expresión usada por los pasajeros de un vehículo para que el conductor se detenga” (Academia Colombiana de la Lengua, 2012).
»Doble categoría: sustantivo/adjetivos
»Por otra parte, existen compuestos ortográficos interesantes con doble categorización, es decir, que pueden actuar como sustantivos o como adjetivos. A continuación, presentamos ejemplos de este fenómeno:
»Acabachiros / acaba chiros: persona grande e inútil:
»Por el renacimiento del grunge con grupos como The Vines, The White Stripes y The Strokes los mechudos acabachiros volverán a recorrer las calles con sus bermudas hasta las rodillas y sus camisas, indispensable no olvidar el CD player. (Qué nos depara, 2002).
»—Témele a un chiquito, que los grandes no son sino taimados y acaba chiros, —decía mi mamá —. Esa ley física no tiene pierde [...]. (Rondón, 2016).
»El candidato a la alcaldía de Bogotá Enrique Peñalosa me hace recordar la típica expresión de las abuelas cuando veían una persona muy alta de contextura gruesa y con ropa dos tallas más grande: acabachiros. (Expertos en comprar ropa, 2011).
»Amansalocos: psiquiatra:
»Los miércoles tomamos café con nuestro siquiatra. Y los domingos se digieren las experiencias y la charla con el amansalocos. (Escobar, 2001a).
»Asaltacunas: persona que sale o tiene una relación amorosa con alguien mucho menor de edad que esta. Este mismo sentido tienen los compuestos ortográficos “atracacunas” y “atrapacunas”, que también ejemplificamos a continuación:
»Recuerda que en un principio los comentarios no faltaron. Mis amigos me decían asaltacunas, y en los sitios públicos siempre se dirigían a ella como si fuera mi hija. En los hoteles me ofrecían dos habitaciones sencillas porque pensaban que era mi hija. En voz baja les decía: “no la embarrés que es mi esposa”. (Las parejas disparejas, 1998).
»Sin embargo, lo que ignoraba era la proliferación de “atracacunas” femeninas y, más aún, de la edad de estas féminas. Uno que otro caso aislado de cincuentonas con su pollo a cuestas y pare de contar. (Prado, 2007).
»Pero como siempre, la cantante ya empezó a recibir malos comentarios en las redes sociales, hasta la tachan de “atrapacunas”. (En: http:// www.capilda.com/2016/03/27/marbelle-antes-de-llegar-al-altar-pasara-por-el-quirofano/).
»Buscalavida: persona que trabaja en varios oficios, todero:
»En la fauna política, el manzanillo es el más despreciable de los animales, siendo todos despreciables. Hombre sin moral, sin decoro, poseído de un alto concepto de su grandeza, virulento, cobarde y falaz que pone a su servicio toda la bajeza de los hombres y toda su falta de hombría de bien para sus fines siempre oscuros. Llámase manzanillo porque sus frutos y su sombra, como los del árbol de ese nombre, son dañinos y venenosos. Forman su cohorte perdularios, buscalavidas, incapaces, matones y zarrapastrosos. (Manzanillo, especie que no se extingue, 1997).
»Buscapleitos: persona inquieta y provocativa, que causa alborotos, pendencias o discordias. También se aplica al abogado que se sirve de recursos lícitos e ilícitos para dilatar un proceso judicial que gestiona y obtener así mayores beneficios económicos:
»Hace un tiempo encaré a uno de esos buscapleitos que no tienen nada que hacer. Estaba fastidiando a mi novia con coqueteos, según decían me iba a pegar. Pasó el tiempo y le advertí que me dejara en paz. (Ruiz, 2012).
»Cargaladrillos: persona que realiza un trabajo, el que comparte con otros oficios, que ha aprendido de forma autodidáctica:
»[...] este año ese honor recayó en un reportero. Se trata de Javier Darío Restrepo, un periodista que ha sido a lo largo de su vida profesional un consagrado cargaladrillos en la constante búsqueda de chivas. El premio es un justo reconocimiento a un hombre considerado en el medio como uno de los más versados en el país. (Cargaladrillos, 1997).
»Casquisuelta: mujer promiscua:
»El público sofisticado que podría disfrutar de las andanzas de una mujer independiente y de sus diálogos femeninos, a duras penas se aguantarán la cantidad de frases de cajón. Y la gente que disfruta de las telenovelas se aburrirá de las andanzas erráticas de una casquisuelta. (Kalmanovitz, 1998).
»Mi amor, nada. ¡Ya sé que anda de casquisuelta! (Corpes, López y Ferrand, 2010).
»Cazatalentos: persona que tiene como labor buscar individuos altamente competitivos en alguna actividad o profesión, con el fin de contratarlos para que trabajen en empresas que lo necesitan:
»Víctor Silva es un profesor de la escuela Arnoldo Iguarán en Bogotá. A él llegó Castaño como un cazatalentos y también, según él, le ofreció una tentadora idea para que fuera un entrenador en México. (Peña, 2016).
»Sin embargo, en los últimos tiempos, la búsqueda de ejecutivos se ha despersonalizado y cada vez más se recurre a una serie de compañías especializadas en buscar personal altamente calificado para ejercer cargos del más alto nivel. Tienen como objetivo ser intermediarios entre la oferta y la demanda de talento ejecutivo. Son los cazatalentos o headhunters, un sector que vive momentos de auge en Colombia, impulsado por la pugna de las empresas para incorporar a sus filas “el mejor entre los mejores”. (Los caza-talentos, 2000).
»Chupamedias: referido a persona, aduladora y servil:
»—Además, anidando justificaciones —dice para sí—, en Iberoamérica hasta los ateos somos católicos, y el más férreo crítico de Dios se trueca en un chupamedias de la iglesia al primer dolor de muela [...]. (Corpes, González, 2004).
»Cuidacarros: persona que tiene como actividad económica cuidar los carros parqueados en el espacio público de las ciudades:
»Las soluciones serían los parquímetros, o señales de prohibido parquear o la circulación en un solo sentido. Para agregar, sobre La 76 pasan a bastante velocidad dos rutas de buses, además los cuidacarros se apoderaron del sector [...]. (En: http://www.elcolombiano.com/historicod/ occidente/20060508/PuntoVista04.htm).
»El negocio de los cuidacarros ha prosperado a tal punto que, en zonas tradicionales de rumba, en donde aún es posible ver automóviles apilados en los andenes frente a los bares y las discotecas, estos celadores improvisados le cobran, con talonario numerado, un par de miles por utilizar un pedazo de andén o de calzada que, de 7:00 p.m. a 1:00 a.m., les pertenece única y exclusivamente a ellos. (La alarma, 2001).
»Cuidapalos: en el fútbol, jugador que defiende la portería. Es equivalente a portero, arquero:
»En la ciudad, se asegura que el directivo Tulio Gómez ya habría adelantado diálogos con el histórico cuidapalos del América, referente y ganador en los años 80. (“Dirigir el América”, 2015).
»Culicagado, -a: en el Diccionario de americanismos (Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010), aparece de la siguiente manera: “sust/adj. Pa, Cu, PR, Co:O. Niño o niña de corta edad. pop + cult → espon.”:
»—No vamos a discutir ahora por un culicagado, que de esos sobran. Se lo pedimos, de doce o de quince, al Padre Eterno, que es tan bueno y nos da tanto gusto. (Corpes, Vallejo, 2010).
»No era más que un culicagado adolescente —tenía catorce, o quince a lo sumo—, y me asustaba pensar que estaría solo por siempre porque no se me ocurría qué diablos hablar con una pareja. (Corpes, Sánchez Baute, 2004).
»La versión de los testigos, que coincide con la entregada por las autoridades, indica que en ese momento un hombre salió de una cafetería con un arma de fuego en la mano. Luego de gritar “culicagados”, disparó en repetidas ocasiones, dirigiendo el cañón hacia el parque. (Un hombre disparó, 2009).
»Culipronta: mujer que, por dinero, accede a mantener relaciones sexuales con hombres:
»Malena la miró con desprecio, a punto de lanzar llamaradas por la boca y se acercó a patearle las espaldas, gritándole malparida, desgraciada, desleal, culipronta, calentadora y puta. Mil veces puta, ella, sus generaciones y degeneraciones, hasta el fin de los siglos, amén. (Corpes, Méndez, 2003).
»También existe el término en masculino —“culipronto, -a”—, con la siguiente acepción: ‘referido a persona, apresurada, precipitada’:
»Pocas veces una palabra originalmente usada para designar una casquivana característica femenina se convierte tan rápido en un calificativo asaz fehaciente para describir la ligereza de los hombres públicos. Ese es el prodigio que ha logrado culipronto, divertida calificación que se dio a sí mismo el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, por correr a dar la noticia del decomiso de un cargamento de coca, que presentó como doble aunque era la mitad. (El colombianismo culipronto, 2007).
»En este último caso, puede notarse que “culipronto”, que antes era únicamente voz femenina, al pasar a género masculino se “ennoblece” en su significado.
»Lamesuelas: persona aduladora y servil:
»Si la relación de Ómar Yepes con Caldas se pudiera comparar con el de una pareja, seguramente al tipo ya lo hubieran denunciado al ICBF por abuso intrafamiliar. Pero el amor de muchos políticos y lamesuelas locales por este personaje es ciego. (Samper, 2013).
»Lambeladrillos: este término tiene dos acepciones, la más frecuente es la de persona aduladora; la segunda: persona que frecuenta mucho la iglesia y manifiesta una virtud y devoción exageradas. Seguidamente, ejemplificamos la primera:
»A pesar del acendrado ritual católico del pueblo paisa, no se ha producido en él un comportamiento ético de la vida, en este aspecto consiste la mayor frustración del catolicismo antioqueño. De una parte surge el “lambeladrillos”, persona ajena a un efectivo comportamiento moral y que es “cara de beato y uña de gato”. (García, 2016).
»Lavaperros: tiene la siguiente acepción: “m-f. Co. Empleado servil de un rico o poderoso. delinc.” (Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010):
»Es que como yo crecí en ese mundo, en el pueblo todo el mundo prefería al narcudo que al lavaperros. En Cartago y en Pereira no hay nada decente, todos son la misma gente y de la misma clase [...]. (Corpes, López y Ferrand, 2010).
»Levantamuertos: en el Diccionario de americanismos (Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010), se define de la siguiente manera: “Co. Comida, especialmente un caldo o una sopa, que restablece a una persona. pop ^ fest.”:
»Ahí, con las paredes pintadas con cielos azules, barcas de pescadores al lado del mar y pescados atrapados en las redes, se puede matar el guayabo con el tradicional ‘levantamuertos’, es decir un sancocho de pescado muy sustancioso. (Bogotáfrica, 2009).
»¿Quién no ha tomado sopa de pollo para reponerse de una gripa o caldito levantamuertos para espantar un guayabo mortal? (Perilla, 2004).
»—Pero al día siguiente vuelve y se bebe. Y viene nuevamente el arrepentimiento, —dice Carlos Martínez, un enguayabado que el jueves pasado, después de una novena de aguinaldos y rumba hasta las 5 de la mañana, se “despertó” con un caldo “levantamuertos”. (El mercado del ‘desenguayabe’, 2006).
»Limpiavidrios / limpia-vidrios: persona que tiene como actividad económica limpiar los vidrios de los carros en las vías:
»En total están conmigo tres muchachos, la mayoría son menores de edad. Todos son ‘limpia-vidrios’ que trabajan a doble jornada para rebuscarse el sustento diario haciendo este oficio en diferentes puntos de la Avenida Pedro de Heredia. (Pinzón, 2013).
»Pero no todo es tan fácil como parece, la indiferencia y la falta de respeto por los otros se deja ver en cada momento, el desespero por no recibir ni una sola moneda en una pausa de tráfico y al estar horas seguidas hace que muchos de los miles limpiavidrios que hay en la capital aborden los carros sin consentimiento de sus conductores, hecho que se vuelve altamente peligroso para ellos y molesto para quien conduce [...]. (Tamayo, 2015).
»Manchatripas / mancha tripas: bebida en polvo con colorantes:
»—Yo no puedo ser el del común: nacer, crecer o morir, o como digo de la sociedad plástica de reguetón vulgar, Coca-Cola, perros, hamburguesas y manchatripas; yo tengo que ser un campesino con identidad, que valora lo que la madre tierra me ha dado. (Lozano, 2014).
»Al llegar a la fiesta noté que en el menú no había helado ni pudin, en vez de eso había un coctel preparado con Tres Esquinas y Zumm (el mancha tripas de la época), salchichitas cortadas en cruz fritas en Coca-Cola y el infaltable y delicioso bollo ‘e limpio. (Guzmán, s.f.).
»Yo solo me soñaba con una limonada, pues de ver tantos palos de limón en los potreros, que más podía esperar, pero para mi sorpresa, un vasado de mancha tripas, ese extracto de color llamado Moresco. (Abreu, 2008).
»Matapasiones: aparece registrado en el Diccionario de americanismos (Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010) con la siguiente acepción: “m. ES, Cu, Co, Pe, Bo, Ch; pl. Ch, pop + cult → espon ^ fest. Calzón o calzoncillo grande y abultado”:
»Los movimientos se hacen lentos bajo el peso de esas cantidades de algodón, pero lo que más presiona, atosiga son unos calzoncillos largos rellenos de fibra que los extranjeros dieron en llamar los ‘matapasiones’. (Corpes, Posada, 2002).
»Tirapiedras: estudiante, especialmente de las universidades públicas, insurgente, provocador:
»De cada reunión, obligatoria en mis visitas anuales a Bogotá, Jacques, Ana Mercedes y yo dejábamos no más de una botella de vino vacía y dos o tres de sus frases lúcidas y contundentes, memorables no solo porque ella las pronunciaba como si fueran decretos sino porque transmitía los ideales de una generación de maestros como Enrique Grau, quien un día en un famoso escrito la denominó “la más interesante de los tirapiedras”. (Robledo, 2014).
»Tumbalocas: hombre que se considera muy atractivo y capaz de conquistar a cualquier mujer:
»—La vaina contra el caribonito es sencilla: resultó un tumbalocas. Llegó al coco a principio de año. Tiene dieciocho calendarios. Muy de vez en cuando las directivas admiten alumnos después de séptimo. (Corpes, Álvarez, 2011).
»Voltearepas: persona, especialmente del medio político, que cambia de opinión o partido según las conveniencias:
»Es clave el respaldo a las bancadas parlamentarias y el castigo a los tránsfugas que dio la Corte al anular los votos de cinco voltearepas de Cambio Radical por traicionar a su grupo político y aprobar el referendo. (Samper, 2010).
»En los ejemplos que hemos presentado, se observa que estos compuestos abundan y están conformados por los siguientes elementos: verbo (tercera persona del singular, tiempo presente) + sustantivo (plural), que es una de las formas de composición ortográficas más productivas en la lengua general (Lang, 2009, p. 106). Por otra parte, en algunos de ellos se encuentran variaciones: elementos separados (mancha tripas) o guiones (limpia-vidrios), esto podría indicar que todavía están en proceso de fijación.
»Recategorización a la inversa: verbos denominales
»Del corpus tomamos un grupo de verbos denominales de uso muy frecuente en el español colombiano. Un verbo se considera denominal porque se forma a partir de una base sustantiva, es decir, que la formación verbal se origina a partir de un sustantivo; esta formación se puede dar mediante derivación o parasíntesis. En el primer caso, el proceso de verbalización se produce mediante la aplicación de un sufijo verbalizador, uniéndose la terminación verbal directamente a la base (archivo > archivar), o incorporando, a la vez, ciertos afijos (hospital > hospitalizar). En el segundo caso, se produce la aplicación conjunta de un sufijo y de un prefijo (barco > embarcar) (Cifuentes y Lavale, 2009, p. 57). Veamos los siguientes ejemplos, formados por derivación, en los que es el sustantivo el que ha pasado por un proceso de lexicalización y ha adquirido así los valores verbales:
»Bluyinear: tocar una persona a alguien lascivamente por encima de la ropa:
»—Ponerse a pensar que la jovencita está siendo criticada por la sociedad, por ‘bluyinear’ con los muchachos, es algo aparte, porque ella a lo mejor lo está disfrutando. Ya eso va en los valores y en la moral de cada quien”, concluye Pazmiño [...]. (Pugliese, 2014).
»Centavear / centaviar: tiene dos acepciones: 1) vender cosas de poco valor en busca de pequeñas ganancias; 2) pedir y hacer cuentas con minuciosidad hasta las últimas cantidades:
»Les debe plata a todos. Desde el gobernador del departamento hasta la empleada de la hacienda colonial, donde su madre intenta llevar una vida de aristócrata de mentira a punta de centavear y pedirle plata prestada a una vecina. (Arias, 2008).
»Chalequear: este verbo también adquiere dos acepciones: 1) robar a alguien dinero u objetos de valor, registrándole furtivamente los bolsillos o la cartera; 2) en una pareja, coger la mujer un poco de dinero a su pareja, sin que se dé cuenta:
»Desde entonces, y a través de todas las civilizaciones, al hombre que roba carteras se le llama carterista, pero a la mujer que roba carteras se le llama esposa. A esa costumbre, que es tan vieja como las peleas hogareñas, en Bogotá se le conoce con el nombre de chalequeo, aunque a nadie se le podría ocurrir guardar su billetera en el bolsillo del chaleco. Chalequear es una práctica que requiere de ciertos atributos especiales. (Gossaín, 1988).
»Chancletear: oprimir repentinamente el acelerador de un carro:
»Tengo una Rexton 2.7 modelo 2007 automática. Todas las mañanas, cuando la voy a prender, enciende, pero a los cinco o seis segundos se apaga. Debo intentarlo nuevamente: le ‘chancleteo’ el acelerador y le doy encendido constante hasta que prende y ya no se vuelve a apagar. ¿Qué debo hacer para que eso no pase? (Tiene que chancletear, 2012).
»Conejear / conejiar: evadir el pago de una deuda o el cumplimiento de una promesa u obligación:
»Y así como a nuestros políticos se los acusa con razón de faltar permanentemente a la verdad, las FARC hacen lo mismo con su política sistemática de conejear a las familias con el pago del secuestro. (Todos sin norte, 1999).
»Huevonear / huevoniar: haraganear, perder el tiempo:
»La excusa dada por el guerrillero que habla con Jojoy es que los secuestrados no estaban como es la costumbre y la orden fue más allá: “Y si es que hay mucho problema, hay que hacerles un sótano por allá en una peña, para que dejen de huevoniar. Así los mantenemos asegurados ya que nosotros no tenemos cárceles”, dijo el Jojoy. (Diez soldados secuestrados, 2000).
»Instagramear: ingresar a la red social y aplicación denominada Instagram para subir videos y fotografías, las cuales pueden modificarse con efectos especiales para luego compartirlas en redes sociales:
»Instagram es la red social para móviles más popular de los últimos tiempos. ¡Seguro que ya has empezado a instagramear! ¿Me equivoco? Si lo que quieres saber es cómo Instagram puede ayudarte a promocionar tu negocio y cómo plantear tu estrategia de marketing en Instagram, te va a interesar lo que te voy a contar. (Creatiburón, 2015).
»Juniniar: en Medellín, caminar por Junín:
»Al verbo juniniar, que solíamos conjugar y practicar desde la infancia y más todavía en la juventud, lo han mandado los planeadores urbanos al sanalejo de los vocablos regionales desuetos. Yace en el mismo diccionario de joyas de la antigüedad en el que figuran percha, comodita y escaparate.
»El gusto de juniniar empezó a extinguirse en los años en que al centro se le incrustaron construcciones que rompieron la estética equilibrada, dejaron anarquizarlo con miles de ventorrillos que lo volvieron intransitable y lo abandonaron a un destino ruinoso de basuras y bullicio. El deleite de juniniar también se esfumó cuando la junta de sabios de la época determinó que el Metro partiera en dos el cen tro y desfigurara el parque de Berrío y la plazuela Nutibara. (García, 2011).
»Motelear / moteliar: ir a un motel para tener un encuentro sexual:
»Según Yesenia, entre 100 y 170 parejas van cada noche a “motelear”. En una ciudad tan turística, tan desenfrenada y tan caótica, es natural, además puede que la cifra se quede corta. Aunque casi nadie acepta haber pisado uno, los moteles se mantienen actualizándose con las demandas de sus clientes. (Pinzón, 2015).
»Pendejear: hacer o decir necedades o tonterías:
»No sé si somos bobos o lo parecemos. Libramos una guerra contra la barbarie de las FARC y nos dedicamos a pendejear y a concederles facilidades. Es increíble que el Ejército encuentre computadores, USB y demás archivos electrónicos en la madriguera de Cano y en lugar de dárselos a inteligencia militar para que los analice y sigan golpeándolos duro, los entregan a la Fiscalía por orden del Gobierno. (Hernández, 2011).
»Tardear: salir por la tarde y dedicarse al ocio con amigos o familiares:
»Luego de una larga jornada de trabajo o de estudio, los bogotanos han acogido un nuevo plan para relajarse y salir de la monotonía del día a día: “tardear”. El término alude al sentarse a disfrutar de las vistas inéditas de la ciudad, durante el atardecer, de la mano de un buen trago, una exquisita comida y de la compañía de amigos. (Lugares para ‘tardear’, 2014).
»Vitrinear / vitriniar: salir a mirar vitrinas de locales comerciales para pasar el tiempo:
»La inseguridad en las calles y carreteras han convertido a los centros comerciales en lugares de esparcimiento, en espacios ideales para vitrinear. (Suárez, 2002).
»El gusto de vitrinear, ahora en Internet. Entérese de las promociones y novedades de sus tiendas favoritas. (VitrinaDigital.co: el placer, 2015).
»Youtubear: ingresar a Youtube con el fin de ver o subir videos:
»Me gusta youtubear todos los días para estar al día en los videos musicales (Emisora radial).
»En los anteriores ejemplos observamos que este procedimiento también es muy productivo, de esta manera se hace evidente la gran flexibilidad morfológica de esta categoría gramatical.»