Agencia ID, «Corrupción, tema excluido de libros de texto gratuitos», El Economista, México, 16 de diciembre de 2014.
Reportaje con opiniones y experiencia de Josefina Zoraida Vázquez Vera.
Casi 70 años han trabajado los investigadores profesionales para eliminar mitos que formaban parte de la llamada «historia oficial de México», pero en cada gobierno han encontrado resistencias al cambio, como la actual negativa a incluir el tema de la corrupción en el análisis de los procesos sociales del país. Así lo explica Josefina Zoraida Vázquez Vera, investigadora de El Colegio de México, coautora de libros de textos para primaria y miembro del Seminario Permanente Las Ciencias y las Tecnologías en México en el Siglo XXI.
«Algo muy curioso que observé en los años recientes es la resistencia a introducir el tema de la corrupción en los libros de texto donde se analiza la historia de México, ¿cómo iba uno a hablar de Ciencias Sociales e Historia sin hablar de la corrupción? ¿Por qué habría que incluirla? Porque se practica. Y lo que pasa es que la resisten todos, hasta algunos de nuestros colegas historiadores, porque decían: “no, es que es una forma de equilibrar las desigualdades” y no sé cuántos argumentos más. Total que es un tema que no se incluyó en los libros de texto», indica la historiadora ganadora del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1999.
Los buenos y los malos
Otro problema de la enseñanza de la historia con el que han tenido que luchar los investigadores es la visión maniquea de buenos contra malos, indios contra españoles y laicos contra religiosos. Esto afectó negativamente al sistema escolar durante más de un siglo. La investigación científica de la historia mexicana comenzó verdaderamente en los años 40 y 50 con Edmundo O’Gorman, Silvio Zavala y Daniel Cosío Villegas.
Cuando fue presidente, Luis Echeverría aceptó realizar grandes cambios a los libros de texto gratuitos y posteriormente otros presidentes han incorporado modificaciones basadas en documentos recuperados y hallazgos científicos.
Sin embargo, en cada gobierno han ocurrido resistencias y frenos, como sucedió al final del gobierno de Felipe Calderón, cuando se desaparecieron los Consejos de Vigilancia de la Enseñanza de la Historia, integrados por investigadores que revisaban la veracidad de los contenidos en los libros y programas de la SEP (Secretaría de Educación Pública).
«Desde el periodo de Vicente Fox, el subsecretario de Educación Básica, Lorenzo Gómez Morín iba a cambiar toda la programación y pensó en formar Consejos de vigilancia de la enseñanza de la historia, en el que nos integramos investigadores de varias universidades e institutos y empezamos a funcionar en 2005. Esto continuó hasta el año 2011 cuando otro subsecretario, ya en el gobierno de Felipe Calderón, decidió que ya no había dinero, por falta de presupuesto se cancelaban esos Consejos. Ese señor decidió que no había presupuesto, cuando no nos pagaban: solo nos daban café y galletitas. En realidad era una colaboración de las instituciones», indica la doctora Josefina Zoraida Vázquez.
Historia en serio
En el proceso de reescribir la historia de México, basados en documentos y hallazgos, han contribuido historiadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, El Colegio de México, el Instituto Mora, El Colegio de Michoacán, la Universidad Veracruzana y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, entre otras instituciones.
El primer libro de texto de historia en México se publicó en 1853, pocos años después de la guerra contra Estados Unidos. Desde entonces, los libros para educar sobre la historia han tenido numerosos defectos como la omisión de datos importantes para justificar victorias, derrotas bélicas o el borrar grandes periodos de tiempo para apuntalar un discurso nacionalista.
«La profesionalización de la investigación histórica empezó en los años 40 con la primera generación que no era para formar maestros de historia como en la Facultad de Filosofía, sino investigadores de historia, ese fue un paso increíble que hay que reconocerle a don Silvio Zavala. Después, Daniel Cosío Villegas formó el primer grupo interdisciplinario de investigación con economistas, sociólogos e historiadores. A este trabajo había que sumar el que realizaba Edmundo O’Gorman, quien formulaba las preguntas fundamentales», indica la profesora que es miembro del Consejo de Redacción de la Historia de América Latina de la UNESCO.
Vázquez Vera afirma que, a pesar de las resistencias, sí se han podido corregir deformaciones graves en el estudio de la historia y se han incluido otros mensajes:
«Hemos podido decirles a los estudiantes: tienes que fijarte por quién votas, tienes que averiguar los planes, tienes que saber de los problemas de tu comunidad, todas esas cosas, pero la corrupción no se ha incluido», concluye la investigadora emérita.
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