junio 19, 2014

«Has the Electronic Image Supplanted the Written Word? The written word is dying»


No es raro leer que la retórica es el lenguaje que se sale de lo normal, aunque no voy a señalar a nadie como autor de esta afirmación, ya que es sumamente fácil encontrarla, en todo tipo de libros y páginas.

Pero nuestra vida está llena de situaciones y momentos fuera de lo elemental y normal, a juzgar por la mucha retórica que empleamos, desde quienes venden a quienes buscan enamorar o encandilar, pasando por el profesor que se devana los sesos queriendo atraer la atención de sus alumnos, el jefe que quiere lograr adhesión, el político que consigue votantes o simpatizantes, etc.

¿Lo raro es encontrar mayor atención a la retórica por parte de quienes podrían prestarla de forma más profesional? Bien, así ha sido a la hora de escribir este post. No atrae mucho esta disciplina o ciencia y arte, ni su historia ni su aplicación práctica en el presente. ¿No interesa? Hay quien lo da por hecho y ofrece su explicación y análisis. Por ejemplo, Dana Stevens y Rivka Galchen en The New York Times, con un artículo titulado «Has the Electronic Image Supplanted the Written Word?».

Ambos textos se escriben en respuesta a la cuestión planteada por el coloquio Bookends, organizado por The New York Times cada semana, resuelta en cada ocasión por dos invitados y que esta vez es la mencionada pregunta.

Este título no nos va a resultar muy original, pero no será porque comienza remontándose al Marshall McLuhan de 1964, sino porque bien sabemos que la pregunta se hace desde hace mucho tiempo, refleja una duda fundada y no ha obtenido respuesta. Dana Stevens comienza diciendo: «What would the creator of the phrase “global village” have to say about its current incarnation, the Internet?». No encuentra respuesta en McLuhan, que certificó o quiso certificar la muerte de la palabra escrita, en su tercer libro Understanding Media: The Extensions of Man(MIT Press, 1964; Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, Paidós, 1996); aún más, considera que necesitamos un McLuhan 2.0 y el del siglo XX no nos sirve hoy, si acaso tras una labor de deconstrucción y rehabilitación.

La segunda parte de este artículo, obra de Rivka Galchen, comienza con estas dos frases: «The written word is dying. Even if it never entirely expires, other mediums of expression are consuming the limited oxygen». La autora no cree en esta muerte, lleva muriendo hace mucho, dice. Sus líneas son un homenaje a las palabras, al arte, a la creatividad y la originalidad literarios.

Bien, he aquí materia para reflexionar. Personalmente, podría decir que siempre habrá creadores y lectores que los aprecien. Sin embargo, y no se dice en este artículo ni habitualmente, y quizá el New York Times quería que se dijera, la cuestión de la muerte de la palabra ante la imagen electrónica no se dirime en ese hábitat minoritario de creadores y lectores sensibles a la creatividad, sino entre el gran público. E interesa la cuestión para llegar a este gran público o al menos a un público amplio dentro del gran público, según las ocasiones y los intereses, como le gustaría muchísimo al New York Times y a infinidad de medios hoy afectados por la crisis económica, y ellos sí muertos en más de un caso.

En mi pequeña opinión y experiencia, estamos en proceso de encontrar lugar no solo para las palabras, sino también para las imágenes y hasta para nuestra actitud y sentido práctico ante el medio digital.






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