Margarida Bassols, Anna Cros y Anna Torrent
«La controversia en la televisión catalana: “No diga mentiras,
señor González”»
Signos. Estudios de Lingüística , vol. 46, n.º 83, diciembre de 2013
Signos. Estudios de Lingüística | Pontificia Universidad Católica de Valparaíso | Escuela Lingüística de Valparaíso | Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje | Viña del Mar | CHILE
«El objetivo de este trabajo es analizar cómo se exterioriza el desacuerdo en un contexto de escena plural y, para ello, se centra en el estudio de la microcontroversia sobre el coste de la energía nuclear, que se da en el debate televisivo titulado ¿La energía nuclear es un peligro?, del programa Els matins de Televisió de Catalunya. [...]
»En el debate analizado, de 28 minutos, el conductor plantea la pregunta: ‘¿La energía nuclear es un peligro?’ a la audiencia y a los invitados, que son: PEP PUIG (D1), profesor de Energía de la Universidad Autónoma de Barcelona; ANNA ROSA MARTÍNEZ (D2), coordinadora delegada de Greenpeace en Cataluña; MARCEL CODERCH (D3), secretario de la Asociación para el Estudio de Recursos Energéticos; EDUARDO GONZÁLEZ (D4), presidente del Foro de la Industria Nuclear Española; MARIANO MARZO (D5), catedrático de Recursos Energéticos y Geología del petróleo de la Universidad de Barcelona, y XAVIER DÍEZ (D6), catedrático de Ingeniería Nuclear de la Universidad Politécnica de Cataluña. Se invita, pues, a tres representantes del ámbito académico universitario (dos de ellos catedráticos) de las tres grandes universidades catalanas; a dos representantes del ámbito del activismo social y al presidente de un organismo que representa a las empresas nucleares españolas, por parte del mundo empresarial. [...]
»La definición de controversia que ofrece Dascal (1995a, 1995b), en el marco de análisis de la pragmática y de sus reflexiones sobre la historia de las ideas y la epistemología, es la de una actividad discursiva que pertenece a la categoría del diálogo; se manifiesta en los intercambios lingüísticos, escritos u orales (debates públicos, coloquios, etc.), que denomina genéricamente ‘polémica’; ocupa una posición intermedia entre la discusión y la disputa, y se caracteriza lingüísticamente por los ‘marcadores de oposición’ (ej. “no estoy de acuerdo”, “usted no puede decir que...”, “lo que usted dice contradice...”) que resaltan su carácter agónico. La controversia se caracteriza esencialmente por:
»a) El carácter dinámico de la problemática. Las controversias no quedan confinadas a los problemas iniciales que las motivan, sino que se amplían, tanto en extensión como en profundidad, de manera que los temas evolucionan y cambian.
»b) El carácter generalizador de la discusión, que provoca que los interlocutores no solo cuestionen las tesis de los adversarios sino también los principios, los métodos y los valores.
»c) El carácter hermenéutico de la interacción. No se trata de poner en juego únicamente la verdad o los hechos, sino también las interpretaciones de las ideas, de los datos y del lenguaje:
»“En cada paso los contendientes se acusan mutuamente de presentar incorrectamente las tesis del Otro, de emplear un lenguaje ambiguo, de no contestar a las objeciones, y de no centrarse en el ‘verdadero problema’ que hay que resolver, ya sea en una fase determinada de la controversia, ya sea en general” (Dascal, 1995a: 19).
»d) El carácter abierto y flexible (pero no anárquico) de la estructura de la interacción, que provoca la imposibilidad de anticipar la deriva de la discusión, los argumentos y las objeciones aportados por los interlocutores.
»e) El carácter no conclusivo, por el que las controversias no son resolubles, como la discusión, ni irresolubles (racionalmente), como la disputa. Tienden a ser largas, inconclusas y reciclables. Las controversias no nos permiten vencer, ni convencer ni resolver el problema pero, indirectamente, nos permiten comprender mejor este problema, las posiciones de los demás y las dificultades que surgen para enfrentarse a ellas:
»“La resolución puede consistir en el reconocimiento (por parte de los contendientes o de su comunidad de referencia) de que se ha acumulado suficiente peso en favor de una de las posiciones, o bien en la aparición de posiciones modificadas (gracias a la controversia) aceptables para los contendientes, o simplemente en la aclaración recíproca de la naturaleza de las divergencias en juego” (Dascal, 1995b: 17).
»Dascal (1995a, 1995b) considera que una teoría de las controversias interesada también en el papel epistemológico debe comprender cuatro componentes:
»▪ Un componente morfológico, que analice el encadenamiento sintáctico y semántico-lógico de las intervenciones.
»▪ Un componente pragmático, que incluya las cuestiones de interpretación y de constitución dialógica del sentido. Debería resolver el problema que presenta un tipo de conversación a la vez cooperativo y conflictivo como la controversia.
»▪ Un componente retórico, que estudie las estrategias de persuasión y los aspectos ideológicos.
»▪ Un componente dinámico, que aclare cuáles son las fases de la controversia, cómo evolucionan y cómo acaban. El deslizamiento temático (tema-rema) tiene un papel especial, porque obedece a una regularidad que corresponde a una fase de ‘divergencia’ (exploración de temas en relación horizontal), seguida de una fase ‘de profundización y convergencia’ (búsqueda de las fuentes profundas de divergencia) y, finalmente, de una fase de aplicación (descubrimiento de temas o de ejemplos adicionales derivados de esta diferencia profunda).
»Aunque como dice Shiffrin (1994), el análisis conversacional no se centra en las estructuras lingüísticas sino en las estructuras secuenciales (pares adyacentes, turnos de palabra, solapamientos...), desde este ámbito de estudio se han dado aportaciones interesantes referidas a las partículas. En este aspecto, para analizar la organización de los intercambios lingüísticos de la controversia, nos resultará útil centrarnos en aquellas partículas que orientan y desvían el hilo argumentativo de los hablantes: los marcadores de inicio de turno que, según Cuenca y Marín (2006), adoptan funciones estructurales, modalizadoras y proposicionales. [...]
»Retórica de la controversia
»La retórica se refiere a las estrategias discursivas empleadas por los participantes para conseguir la adhesión de la audiencia y a los aspectos ideológicos que intervienen en el intercambio discursivo. Es por ello que, en este apartado, analizaremos las diferentes formas argumentativas utilizadas por los debatientes, incluidas las figuras retóricas, para tener éxito en la controversia que protagonizan en un contexto de escena plural.
»Argumentos
»Partimos de la observación de que en la microcontroversia analizada hay tres tesis que son defendidas y criticadas, en tres momentos sucesivos, por los debatientes: D4 —legitimado por su ethos como persona experta, que puede opinar con conocimiento de causa—, y D1 y D2, que recurren al pathos, desenmascarando “el mal” para intentar mover los sentimientos de la audiencia. En las tres fases de la controversia, correspondientes a cada una de las tesis defendidas, la argumentación de los locutores se caracteriza por su poca solidez, principalmente la de D1 y D2, que suelen contraargumentar con ataques a la persona. En cuanto a D4, muestra un discurso más estructurado.
»a) Tesis 1 [10:57-11:21]: La eneRgía nucLeaR nos pRopoRciona [ahoRa] eLectRicidad BaRata (D4); rebatido por D1 y D2, con falacias “ad hominem” (D1 tilda a D4 de tramposo) y “de división” (D2 afirma que todos los usuarios subvencionan la energía nuclear, para termina aceptando que solo subvencionan parte de ella: los residuos). La contraargumentación de D4 utiliza la falacia “del equívoco” (D4 dice: “los residuos están financiados en la tarifa,” ¡como si la tarifa no la pagaran los usuarios!), y, posteriormente, encuentra una fórmula más convincente para concluir la polémica: la de que los usuarios pagan una parte ínfima de ella (2 cent. de euro por kw/h), que es como no pagar nada.
»b) Tesis 2 (11.22-11.40): La eneRgía nucLeaR ya Fue caR a desde eL pRincipio (D1); rebatida por D4. D1 acusa a D4 de silenciar parte de la verdad (falacia “ad hominem”), e intenta relacionar “energía nuclear” y “privilegios corruptos” de la dictadura franquista, con la pretensión de desprestigiar a D4 y conmover a la audiencia. D1 utiliza la falacia “non sequitur”, ya que, con lo que alega, no demuestra que las nucleares sean caras. Finalmente, D4 zanja el tema diciendo que la historia no sirve para solucionar un problema actual, que es lo que les acucia.
»c) Tesis 3 (11.41-12.11): La nucLeaR siRve paR a suBvencionaR eneRgías RenovaBLes, coMo La eóLica (D4); protestada ad hominem per D2 y D1. D4, con enunciados mas matizados y conciliadores, afirma que la nuclear sirve para financiar en parte a las eólicas (falacia “de causa falsa”), lo que provoca una contraargumentación con falacias “de supresión de prueba” (D2) y “ad hominem” (D1). D4, una vez más, acaba la polémica con una interpelación a D2, que es una falacia “de supresión de prueba”: “Pero, hombre, haga usted los números en su totalidad”.
»Figuras
»Se utilizan pocas figuras, y todas ellas para “vencer” al adversario. D4 se sirve de dos figuras “fuertes”, la “tautología” (“Estamos en la situación que estamos y tenemos lo que tenemos”), para rechazar un tema que no le conviene y asentar lo que él ya ha esbozado, y la “corrección con reticencia” (“Pero, hombre, haga usted los números, haga usted los números en su totalidad”), con la que acusa de mentir a uno de sus adversarios. D1 (“Explique cómo se hizo la nuclear en este país, el régimen de dictadura, todos los privilegios que se dieron a las empresas eléctricas”) y D2 (“¿Cómo puede decir esto?”) usan la “pregunta retórica” para acusar a D4 también de mentiroso. La “ejemplificación” (D2: “Porque nosotros estamos subvencionando los gastos de los residuos, por ejemplo” y D4: “En parte, su coste es el que permite financiar, por ejemplo, las eólicas que están en operación”) no sirve para la comprensión de un hecho complejo, como sucede en el discurso didáctico, sino para desautorizar el discurso del oponente directo. Finalmente, las repeticiones transmiten desasosiego y contrariedad en D1 (“Escuche, explique toda la historia”; “no es verdad, esto no es verdad”) y tranquilidad y seguridad, en D4 (“Una electricidad más barata que el resto de las energías, que el resto de las energías”; “y forma parte, y forma parte de la solución”; “haga usted los números, haga usted los números en, su totalidad”).
»Referencias bibliográficas
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»Cros, A., Brunat, G. & González, C. (2012). La construcció de la identitat dels participants. En M. Bassols (Coord.), La divulgació en els nous formats televisius (pp. 111-132). Bellaterra: Servei de Publicacions de la UAB.
»Cuenca, M. J. & Marín, M. J. (2006). Estratègies d'inici de torn del debat electoral. Journal of Catalan Studies, 20-47.
»Charaudeau, P. (2008). L'argumentation dans une problématique d'influence. Argumentation et Analyse du Discours 1 [en línea]. Disponible en: http://aad.revues.org/index193.html.
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»Shiffrin, D. (1994). Approaches to discourse. Oxford: Blackwell.
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»Walton, D. (1996). Argument structure. A pragmatic theory. Toronto: University of Toronto Press.
»Weston, A. (1987). A rulebook for arguments. Cambridge: Avatar Books.»
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