mayo 07, 2015

Ramón Molinares Sarmiento: «La retórica de hoy»


Latitud | Revista de El Heraldo | Bogotá | COLOMBIA


«Conjeturan algunos que la nombradía alcanzada por el profesor Álvaro Díaz Rodríguez en el mundo académico reside en haber parcelado, como suelen hacerlo los grandes investigadores, una estrechísima área del conocimiento: “El discurso escrito”.

»Sus tres libros sobre este mismo tema, frutos maduros de cincuenta años de experiencia docente en universidades y colegios de bachillerato, han sido publicados por la Universidad de Antioquia. En ellos resulta fácil advertir que este profesor ha sabido repartir su tiempo entre la “dicha de entender”, que nos procuran los textos científicos, y la emoción estética que nos depara la lectura de poemas, cuentos, novelas y ensayos. Es sin duda la alegría de leer los clásicos de la literatura y el riguroso estudio de las obras de los grandes maestros de la lingüística, lo que le permite a Díaz sostener que la mayor preocupación de los buenos escritores de todos los tiempos ha sido siempre la misma: establecer un perfecto acuerdo entre el orden de las palabras de una frase y las ideas y sentimientos en ella expresados.

»Álvaro Díaz Rodríguez, licenciado en Idiomas de la Universidad del Atlántico, magíster en Lingüística y Español de la Universidad del Valle, no creció entre libros, no tiene parientes ilustrados, pero sus lectores podrían pensar que proviene de la burguesía culta de nuestro país.

»Sus compañeros de juegos de infancia y adolescencia lo recuerdan como “el hijo de la Niña Merce”, una expresión que en la Costa Caribe nos remite a un barrio marginal, a un vecindario de recursos escasos.

»Las llamadas Niña Petra, Niña Lola o Niña Conce, entre otras “Niñas”, suelen ser señoras que, en una barriada de Soledad, por ejemplo —de donde es oriundo este académico mimado por la Universidad de Antioquia—, gozan de la mayor consideración por hacer las mejores butifarras, coser los mejores vestidos o ponerles a los niños inyecciones sin dolor.

»Me he demorado en estas circunstancias domésticas un tanto sensibleras, nada ventajosas para el desarrollo de actividades académicas, porque me parece que uno de los innumerables méritos del profesor Álvaro Díaz es haberlas superado. A estas desventajas se refiere, quizá inconscientemente, en su última obra, Retórica de la Escritura Académica:

»“Los seres humanos nacen con la capacidad genética para desarrollar diversos tipos de inteligencia, pero infortunadamente no todos cuentan con las circunstancias apropiadas ni con una correcta estimulación académica temprana para lograrlo. Los hechos tienden a mostrar que los entornos enriquecidos propician cerebros más inteligentes para realizar mejor determinados procesos de aprendizaje”.


»En este contexto, para los soledeños resulta casi increíble asumir que, en el año 2009, entre los docentes que desarrollaron el curso de AP Spanish Literature and Culture en instituciones académicas de diferentes países adscritas al College Board, el profesor Álvaro Díaz fuera premiado en una ceremonia especial en Baltimore. El galardón recibido por “el hijo de la Niña Merce” es un pesadísimo bloque de cristal en el que están inscritas estas palabras: “2009 Advanced Placement Recognition Award, Presented to Álvaro Díaz Rodríguez for Outstanding Service and Leadership in the AP Program”.

»En el imaginario popular se considera que los antioqueños son excluyentes, regionalistas, siempre dispuestos a opacar el brillo de quienes no sean paisas; pero todos estos prejuicios son contrariados por el reconocimiento que la Universidad de Antioquia le ha hecho a la obra de este costeño de origen humilde que, a pesar de su nombradía, sigue jugando dominó con los mismos amigos de hace muchos años.

»Fue en una imprenta de Bogotá en donde un académico antioqueño descubrió por casualidad el primer libro de Díaz, Aproximaciones al texto escrito, que el autor publicó con dineros de su bolsillo. Luego de leerlo, el académico lo puso en consideración del Consejo Editorial de la Universidad de Antioquia, institución que no tardó en invitar al soledeño a dictarles un taller a los profesores y alumnos paisas de la maestría en Lingüística sobre la escritura, “la máxima expresión del pensamiento crítico”.

»En Medellín, dijo Díaz:

»“Cuando se trata de enseñar a los estudiantes a escribir mejor, a la vez se está tratando de enseñarles a pensar mejor, ya que la escritura, además de ser una ocasión para pensar, es un medio de pensar. Todo esto garantiza el supuesto de que mediante la práctica de la escritura se mejora la calidad del pensamiento de una persona, incluso cuando no está escribiendo”.


»Tampoco tardó la Universidad de Antioquia en adquirir los derechos de autor de Aproximación al texto escrito, el cual ya lleva siete ediciones, ni en publicar su segundo libro, La argumentación escrita, que está en su cuarta edición.

»El éxito de estos libros reside en el hecho de haber sido escritos con el cuidado de quien escribe para enseñar a escribir. En estos trabajos su autor insiste reiteradamente en que el texto de cualquier profesional, bien sea abogado, médico o ingeniero, debe caracterizarse, en primer lugar, por partir de un propósito comunicativo claro: argumentar en favor o en contra de un punto de vista, o convencer a otro de la verdad o falsedad de una tesis; y después, por la claridad, exactitud, precisión en el léxico, pertinencia, amplitud y profundidad, estándares que el propio Díaz tuvo en cuenta mientras redactaba su más reciente trabajo, Retórica de la escritura académica, obra que no debería desconocer un director de tesis de grado, y que podría convertirse en paradigma de los que aspiran a escribir textos académicos efectivos.

»Álvaro Díaz da la impresión de haber manoseado la bibliografía más influyente —la mayor parte escrita en inglés—, relacionada con su objeto de estudio: una estrechísima área del conocimiento, la escritura en la lengua de Cervantes, temática que Díaz parceló desde su primer trabajo, Aproximación al texto escrito. Pero sus libros no son meramente teóricos, no provienen exclusivamente de lo leído; son consecuencia de la experiencia acumulada en los diferentes cursos que ha tenido a su cargo como docente y, en particular, de los aciertos y errores observados en los textos escritos por sus estudiantes de la Universidad del Atlántico y el Colegio bilingüe Karl C. Parrish. Su interés académico sobre la necesidad de aprender a leer comprensiva y críticamente y a escribir con eficacia son fruto de la interpretación y evaluación de textos escritos por sus alumnos y por él mismo.



»EL PROFESOR DÍAZ PUNTUALIZA


»¿Qué es la Retórica?

»Si bien en el imaginario colectivo el término retórica tiende a estar cargado de connotaciones peyorativas para referirse a aquellos discursos artificiosos, recargados de verborrea pero vacíos de contenido, persuasivos pero deshonestos en muchas ocasiones, cabe aclarar que para las nuevas teorías sobre argumentación, la nueva retórica no tiene nada que ver con esa connotación despectiva. El alcance de la retórica contemporánea no se agota en el estudio de estrategias de persuasión para hablar ante un auditorio, ni en el estudio de las llamadas figuras retóricas. Para la nueva retórica, también denominada Teoría de la argumentación, su principal objeto de estudio está asociado con los procesos de elaboración de discursos y textos escritos de toda índole.


»¿Qué es escribir bien?

»Es pensar críticamente por escrito. La escritura exige formas de pensamiento mucho más cuidadosas y exigentes de como razonamos en la vida cotidiana, en ocasiones espontáneas. Una de las metas más ambiciosas de los modernos sistemas educativos consiste en que se fomente el desarrollo del pensamiento crítico en todas las asignaturas con miras a que tanto el profesor como el estudiante se esfuercen en aprender a pensar lo que se pretende enseñar y aprender.


»¿Entre los destinatarios de sus libros están también los escritores de ficción?

»Me resulta imposible abordar todas las modalidades escriturales. En mi trabajo me he limitado solamente al tipo de textos que enfrentan los alumnos en sus estudios superiores y profesionales; esto es, en la escritura académica, no de ficción. Los ensayos, reseñas, informes, monografías, tesis de grado, sentencias, providencias, artículos periodísticos exigen un manejo efectivo de la técnica de la escritura académica.


»¿La Argumentación Discursiva?

»Influenciado por la literatura de influyentes estudiosos de la denominada lógica informal, cuando se habla de argumentación discursiva se establece una distinción en cuanto a que el modelo de argumentación propio de la lógica formal tradicional de corte aristotélico, cuyo paradigma es el silogismo, no resulta muy apropiado para abordar la argumentación discursiva o cotidiana, propia de la vida real, ni las mejores garantías para abordar las cuestiones complejas de pensamiento crítico en argumentaciones que superan los límites silogísticos de las tres cacareadas proposiciones: una premisa mayor, una premisa menor y una conclusión. Las argumentaciones discursivas no se pueden someter a estos parámetros —salvo en los ejercicios artificiales sobre lógica informal.»






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