Daniel Avechuco Cabrera
«Formas de recordar la guerra: violencia en la fotografía y el cine documental de la Revolución mexicana»
Humanidades, vol. 8, n.° 1 (2018)
Humanidades | Universidad de Costa Rica | Escuela de Estudios Generales | San José | COSTA RICA
Extracto de apartados resumen y conclusiones en páginas 2 y 18-19 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.
«La fotografía y el cine documental tuvieron un papel protagónico en la construcción de la memoria de la Revolución mexicana y la definición de la nueva identidad nacional. Esta etapa construcción y definición supuso privilegiar y marginar ciertas imágenes, a la vez que, gracias a su ambigüedad o su debilidad semántica, se les reasignó significados a otras, con el propósito de forjar una Revolución favorable, es decir, una Revolución que corroborara las premisas de la retórica nacionalista.
»El presente artículo analiza cómo este proceso de “edición” repercutió en las representaciones de la violencia de la fotografía y el cine documental, uno de los aspectos más polémicos del movimiento revolucionario en tanto que, además de caos, evidencia proyectos culturales, políticos y sociales incompatibles.
»Conclusiones
»René Girard afirma que una de las funciones del relato mítico consiste en otorgarle sentido a la violencia fundadora con el fin de hacerla digerible para los grupos humanos que la ejercen en las fases de consolidación. La conciencia mítica mira al pasado y recupera los actos de violencia que dieron origen a la comunidad en cuestión para después convertirlos en narraciones.
»Estas, sin embargo, no tienen vocación histórica: las alienta la necesidad de construir una memoria que pueda evocar los inicios violentos sin el riesgo de desencadenar traumas colectivos. Es decir, el relato mítico no inventa, sino que reconfigura la realidad preexistente, apela a un orden de los eventos y una perspectiva narrativa que coadyuvan a la representación de una violencia como un acto necesario, razonable, a veces incluso digno de la remembranza orgullosa.
»Acaso sin pretenderlo, las reflexiones de Girard sugiere una explicación de cómo los Estados-nación que resultan de un extenso y turbulento proceso revolucionario construyen discursivamente una tradición histórica y cultural sin rehuir los orígenes violentos.
»En el caso particular de México, el Estado, las élites culturales y en general los ciudadanos no solo no rehúyen esos orígenes, sino que además hacen de ellos la piedra angular de la nueva nación: la Revolución se recuerda, pero sobre todo se celebra. Esto es posible, precisamente, porque la rememoración del movimiento armado se realiza a través de relatos —verbales, musicales, fotográficos, pictóricos, cinematográficos— que reajustan el material histórico, y con ello domestican la violencia, la hacen admisible.
»Cabe decir que detrás de este lento, gradual, dinámico y complejo proceso de transfiguración del material histórico existe más que una argucia política para legitimar la monopolización del poder; sin duda también hay una necesidad antropológica del individuo de convivir con las manifestaciones de la violencia, especialmente con aquellas que le dan origen e identidad a su cultura.
»Según pudimos advertir en los apartados anteriores, la fotografía y el cine documental tuvieron un papel protagónico en la recuperación de la lucha armada. Esto se debió al poder persuasivo y a las múltiples posibilidades divulgativas de la expresión visual, pero en especial a su ductilidad: la ambigüedad (Luna, 1984, p. 153) o la debilidad semántica (Mraz, 2012, p. 9) que caracterizan a muchas de las imágenes con tema revolucionario facilitó la reasignación de significados. Tras dicha reasignación, la violencia dejó de ser el testimonio más elocuente del desorden y la muerte y de incompatibles proyectos sociales, políticos y culturales, para convertirse en un elemento más de la puesta en escena.»
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