agosto 29, 2014

Islas y penínsulas anafóricas. Un artículo sobre el tema, de Antonio Fábregas


El blog ha ido navegando estos días desde trabajos escolares a pinitos audiovisuales de profesores pasando por contenidos especializados para un público más menos amplio. La idea es no encasillar la mirada y tratar de ver desde «fuera del frasco», como decía Wittgenstein a su famosa mosca.

El artículo de hoy permite que nos solacemos en el lenguaje mientras nos zambullimos en un mecanismo lingüístico que reta a la mente a la hora de la construcción sintáctica, semántica, morfosintáctica en dependencia de una óptica pragmática: «Islas y penínsulas anafóricas: gramática y pragmática», de Antonio Fábregas (Universidad de Tromsø). Se ha publicado en la revista Estudios Filológicos, publicada en la Universidad Austral de Chile, Facultad de Filosofía y Humanidades, Instituto de Lingüística y Literatura. A través del enlace indicado, puedes llegar a la página de la revista de su número 50 (2012) donde se publica este artículo; encontrarás su edición en pdf y html, y su resumen en español e inglés.

Se trata de un texto ameno, claro y portador de conocimiento, y si aceptamos sus puntos de vista, nos veremos movidos a hacer malabarismos lingüísticos si somos amantes de la nitidez en lo escrito, o a replantearnos nuestro concepto de nitidez, ya que propone una mayor libertad expresiva confiando en las fuerzas de la semántica y la pragmática para sostener la eficiencia de la comunicación. Mientras tanto, la construcción morfosintáctica queda cerca de la delgada línea roja de la construcción aceptable sin reservas, aquella que puede permanecer en el tiempo y ajena al espacio donde se produjo, es decir, sin el contexto donde las condiciones fueron idóneas para que la fuerza pragmática resultara plenamente efectiva.

A fin de hacernos una composición de lugar previa a la lectura de este artículo, reproduzco su resumen en español y el tramo inicial de la introducción, donde se refrescan las nociones de isla y península anafórica, entre otras cosas. Los nombres y años que encontrarás entre paréntesis remiten, como sabes, a la bibliografía que encontrarás al final del trabajo.



«Islas y penínsulas anafóricas: gramática y pragmática»
Antonio Fábregas


Resumen

Los conceptos de isla anafórica (Postal 1969) y península anafórica (Corum 1973) han recibido mucha atención en los estudios de la relación entre sintaxis y morfología. En este trabajo, nos concentramos en las penínsulas anafóricas más comunes y exploramos los factores morfológicos, sintácticos y semánticos que hacen posible la península anafórica. Defendemos que las penínsulas anafóricas son efectos discursivos, legitimados por la pragmática, y en los que no se da en realidad una relación de correferencia entre la base de la palabra y un pronombre externo. Nuestro análisis conecta los factores que favorecen esta referencia con aspectos discursivos y semánticos, aportando de esta manera evidencia adicional a los análisis que tratan estos casos como efectos discursivos.


1. Introducción

Desde el trabajo de Postal (1969), se ha observado que las palabras son generalmente islas anafóricas que no permiten referencia pronominal a un elemento interno a ellas, como en (1), ni pueden hacer referencia a un elemento externo, como en (2):

(1) a. *Los [lava[platos]^] antiguos no los^ lavan muy bien.

b. *Compré un [para[sol]^] para cuidarme de él^.


(2) a. *Para lavar los platos^ me he comprado un [lava[los]^]

b. *El actual presidente^ ha conocido al ex él^.


Estos dos fenómenos no son equivalentes ni se han considerado igualmente problemáticos. Concretamente, en cuanto a los casos mencionados en (2), se ha dicho (Sproat 1988) que la agramaticalidad de estos casos podría deberse a la imposibilidad de construir compuestos productivamente con pronombres, o más en general incluso, a la imposibilidad de tener proyecciones gramaticales en el interior de las palabras (cf. Baker 1988). Asimismo, bien podría pensarse que prefijos como ex requieren combinarse con ciertas categorías gramaticales —particularmente, sustantivos— y no admiten combinaciones con pronombres (Montermini 2006).

En cambio, el caso ilustrado en (1) ha atraído la atención de los investigadores en morfología, sintaxis y semántica, que han observado las implicaciones que esta clase de datos tienen para aspectos tales como la autonomía de la morfología con respecto a la sintaxis o el nivel de la gramática donde debe tratarse propiamente la correferencia pronominal (cf. Cornish 2005; Dressler 1987; Felíu 2002; Harris 2006, entre otros muchos).

Las islas anafóricas parecen tener algunas excepciones, que han sido tratadas repetidamente en la literatura y han recibido el nombre de ‘penínsulas anafóricas’, para marcar el hecho de que, aparentemente, admiten cierta correferencia externa (Browne 1974; Corum 1973).



* * *

Te deseo muy útil lectura, que puedes continuar aquí, y diré también que una lectura agradable, por aquello de las convenciones, esas mismas que tanta parte han tenido en establecer los idiomas del mundo, aunque creo que el texto no necesita de este deseo. Una última cosa, no hay muchos artículos sobre este tema.






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