Esta página se publica actualizada en esta nueva dirección: https://plaka-logika.blogspot.com/2023/12/las-redes-sociales-como-sistema.html.
diciembre 26, 2022
La metáfora tiene una clara preeminencia en el discurso de los usuarios de redes sociales
diciembre 19, 2022
«Lenguajear», «monolenguajear», colonizador-colonializador, colonizado-colonializado
Gabriela Alejandra Veronelli
«Sobre la colonialidad del lenguaje y el decir»
Universitas Humanística, n.º 81 (enero-junio de 2015).
Número monográfico: «Prácticas comunicativas, creatividad y nuevos desafíos».
Universitas Humanística | Pontificia Universidad Javeriana | Facultad de Ciencias Sociales | Departamentos de Antropología y Sociología | Bogotá | COLOMBIA.
Extracto de páginas 36-37 y 47-54 del artículo en PDF. Véanse notas y referencias en la publicación original.
¿Qué es la colonialidad?
Esta investigación se inscribe y pretende contribuir al proyecto colectivo de investigación que se conoce como giro decolonial (Maldonado-Torres, 2005). En las últimas tres décadas, el giro decolonial ha hecho una intervención crítica para repensar la raza y la formación de subjetividades raciales a nivel mundial, como punto de partida para una crítica a los fracasos de la modernidad eurocéntrica. El giro decolonial, que se forma como una red de investigadores latinoamericanos(as), caribeños(as) y latinas(os) de los EE. UU., se presenta como un espacio para hacer teoría crítica que no encaja en una historia líneal de paradigmas modernos. Por el contrario, el giro decolonial busca desarrollar una perspectiva geopolítica del conocimiento desde un tiempo/espacio específicos, desde un locus de enunciación que no es el de un autor o autora en particular, sino del otro históricamente marginado e ignorado.
El giro decolonial se mueve en dos direcciones simultáneas. Una es analítica: articulada en torno a la noción de colonialidad del poder, describe el legado vivo del colonialismo español y portugués del siglo XVI en las sociedades contemporáneas, en la forma de una organización racializada de la sociedad que sobrevivió al colonialismo formal y fue integrada en los sucesivos órdenes sociales. La otra dirección es programática y se articula en torno a la noción de decolonialidad. El propósito global, horizontal y de larga duración que se busca alcanzar es decolonizar todas las áreas de la matriz colonial de poder para liberar la plenitud de las relaciones humanas (Mignolo, 2013). Dicho de otra forma, el giro decolonial no plantea negar las contribuciones que la modernidad eurocéntrica ha hecho a la historia de la humanidad, pero sí abrir la opción para perspectivas epistémicas y experiencias de vida otras que emanan de una multiplicidad de subjetividades que la relación modernidad/colonialidad ignoró, desplazó y subalternizó intencionalmente a nivel global.
[...]
¿Qué es la colonialidad del lenguaje?
La colonialidad del lenguaje es el término que estoy proponiendo para nombrar un proceso que acompaña la colonialidad del poder. Es un aspecto del proceso de deshumanización de las poblaciones colonizadas-colonializadas a través de la racialización. El problema que plantea la colonialidad del lenguaje es el problema de la relación raza/lenguaje. Dado que la racialización es inseparable de la apropiación y reducción eurocéntricas del universo de las poblaciones colonizadas, la relación raza/lenguaje es practicada dentro de una filosofía, una ideología y política eurocéntricas que incluyen una política lingüística. Desde dentro, el enorme aparato epistémico-ideológico de la modernidad permite a la imaginación colonial presuponer a los colonizados-colonializados como seres menos-que-humanos, expresiva y lingüísticamente.
La idea eurocéntrica del lenguaje conecta la lengua, la gramática, la civilización y la escritura alfabética con el conocimiento, y naturaliza estas características y atributos como lenguaje «en sentido pleno». Que los colonizadores-colonializadores tienen lenguaje es indisputable dentro del paradigma moderno/colonial, así como lo es que los colonizados-colonializados carecen de lenguaje. Presenté el término comunicación simple para capturar la imaginación colonial de los colonizados-colonializados como seres que no tienen lenguaje real, es decir, que no tienen expresividad valorizada desde el punto de vista eurocéntrico.
Así las cosas, para revelar cómo opera la colonialidad del lenguaje –entendida como una de las facetas del proceso de deshumanización de las poblaciones colonizadas– se hace necesario un giro paradigmático, siendo que el concepto de lenguaje que suponen las instituciones del Renacimiento y del Iluminismo hace imposible percibir al colonizado-colonializado como un ser con lenguaje «en sentido pleno», o pensarlo como otra cosa que un comunicador simple. El cambio de paradigma permitiría revelar y explorar las relaciones lingüísticas de poder. Pero el giro paradigmático no puede ser solo relativo, no se puede simplemente ignorar la colonialidad. Es solamente desde fuera de la filosofía, la ideología y la política lingüísticas moderno/coloniales que se puede entender y revelar la racialización como un proceso de reducción, invisibilización y eliminación de los mundos de sentido de los seres colonizados-colonializados. Aquello que está por fuera de la colonialidad no se puede simplemente presuponer. Si pudiera, mi hipótesis carecería de sentido.
Para dar ese giro paradigmático que permita entender la comunicación de una manera diferente de la realidad comunicativa vista y habitada según la lógica de la modernidad/colonialidad y la diferencia colonial entre expresividad superior e inferior por naturaleza, me ayudaré de la noción de «lenguajear» que utiliza el biólogo y pensador chileno Humberto Maturana (1990; 1999).
La noción de «lenguajear» abre una opción para pensar el lenguaje no como un producto acabado, sino como una actividad progresiva y localizada. Me interesa este pasaje de sustantivo («lenguaje») a verbo («lenguajear») para contrapuntear la lógica de sentido de la modernidad/colonialidad. El sustantivo «lenguaje» es algo dado, que precede la interacción y presupone una comunidad –algo que es en común–. En el caso de las lenguas coloniales, como el español y el inglés, esa comunidad encierra a una gente cuyo lenguaje es. El lenguaje como cosa institucionalizada, ordenada con una gramática, como lengua de un imperio o una nación, se cierra a toda interacción que intenta complicar la variedad y heterogeneidad de usuarios y situaciones de interacción. El verbo «lenguajear» tiene, por el contrario, el cambio y la continuidad como cualidades centrales. El sentido no está dado y, más aún, el lazo entre sentido y «lenguajear» posee la complejidad que las interacciones entre usuarios tienen, incluyendo la complejidad ligada al poder y a situaciones de dominación. El sentido se crea en estas interacciones; en vez de estar frente a una cosa producida, con rasgos decididos por quienes tienen poder y que ligan dicho poder al conocimiento, la idea de «lenguajear» permite ver la re-presentación –en el sentido artístico del término– de la expresividad y la comunicación.
El pasaje no permite al lenguaje ser en sí. No hay un «lenguajear» en abstracto. Como praxis, siempre es hecha por alguien en determinado tiempo y espacio. En otras palabras, el ejercicio de «lenguajear» está siempre ligado a la materialidad de la vida diaria, lo que facilita una manera de entender las prácticas y experiencias de los interlocutores.
Si bien este pasaje de sustantivo/cosa a verbo/acción no es original de Maturana y ya está presente en otros autores, como por ejemplo José Ortega y Gasset y su «nueva filología», recurro a Maturana porque su idea de «lenguajear» permite revelar la relación entre el lenguaje como acción y maneras de vivir otras.
Es a través del «lenguajear» como actividad comunal –»lenguajear» juntos– que la gente crea su realidad. Esta relación abre una comprensión sobre comunidades lingüísticas, sobre gente existiendo a través del ejercicio de «lenguajear» y viviendo juntos de maneras particulares, sobre espacios de coexistencia (re)creados y movidos colectivamente. Más aún, dado que las maneras de ser y estar juntos en un colectivo, de entender y dar sentido al mundo colectivamente, de organizar colectivamente lo social en todos sus niveles de existencia (cognitivo, espiritual, económico, reproductivo, legal, pedagógico, afectivo, etc.), y dado que todo lo que una comunidad es se da en ese ejercicio de «lenguajear», es esa práctica la que permite entrar en los mundos de sentido no-eurocéntricos, a pesar de que los relatos de la modernidad hayan invisibilizado todo. De esta manera, el «lenguajear» muestra, a la manera del giro decolonial –valga aclarar, sin querer incluir a Maturana en ese grupo–, una exterioridad que no era posible dentro del paradigma moderno/colonial.
Lo que el marco maturaneano permite es revisar aquello mismo que la modernidad/colonialidad prescribe como seres no humanos o menos que humanos, y que, por ende y por definición, no tienen un lenguaje que pueda considerarse «real», y ver a estos seres y lo que hacen fuera de la matriz colonial de poder y sus constricciones conceptuales y lingüísticas: verlos como gente que «lenguajea».
De esta manera, el cambio de paradigma que la idea de «lenguajear» habilita, permite argumentar que la colonialidad del lenguaje produce, en la situación colonial, una disposición de parte de los colonizadores-colonializadores en contra de comunicarse y entenderse, al reducir a los posibles interlocutores a comunicadores simples, y sus lenguajes a rudimentarias herramientas de expresividad. Aquí puede verse la materialidad de la afirmación que hice en la introducción, según la cual el diálogo ha sido colonizado. Según Mijaíl Bajtín ([1979] 2002), la condición sine qua non del diálogo es que el hablante presupone en su enunciación «una activa comprensión preñada de respuesta» (p. 258). Ese papel activo del otro en el proceso de comunicación discursiva real (p. 259) es precisamente lo que la colonialidad niega al negar a los colonizados-colonialidazos la capacidad y agencia comunicativa de los colonizadores-colonializadores. El punto crucial es que ahora se puede analizar la colonialidad del lenguaje como una producción y no como algo dado.
Para completar el giro paradigmático, propongo la idea de «monolenguajear» para designar las prácticas materiales y discursivas de racialización lingüística desde la perspectiva del «lenguajear». Con esta idea quiero significar algo distinto al monolingüismo. Como describí antes, la clasificación de las gentes en razas superiores e inferiores vino acompañada de la comprensión de sus herramientas expresivas en términos de superioridad e inferioridad. He descrito también el criterio que los humanistas renacentistas comenzaron a construir para esa superioridad-inferioridad, desde el cual solo los colonizadores tenían lenguaje «en sentido pleno» –de ahí su monolingüismo–. En cambio, «monolenguajear» me permite cuestionar la interacción comunicativa entre quienes se perciben a sí mismos como seres que tienen lenguaje «en sentido pleno», y seres que son vistos como bestias, cuasi animales, y que son, por ende, asumidos como seres que carecen de lenguaje, pero que pueden ser entrenados para entender a los colonizadores-colonializadores lo suficientemente bien como para seguir órdenes y hacer lo que estos quieren. En síntesis, mientras es posible argumentar qué y cómo la colonialidad clausura la posibilidad de diálogo y creación dialógica de sentido entre colonizadores y colonizados, no significa ello que no existiese comunicación alguna entre ellos. Es esa práctica comunicativa la que voy a caracterizar como «monolenguajear».
Quiero dar un ejemplo de una manifestación de lo que entiendo por «monolenguajear». Tal vez sea la primera de ellas, pues aparece en la entrada del jueves 11 de octubre de 1492 del diario de viaje de Cristóbal Colón, donde el almirante narra su encuentro con los nativos de la isla Guhanahaní:
Yo porque nos tuviesen mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertería a nuestra santa fe con amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidro que se ponían al pescueço, y otras cosas muchas de poco valor, con que ovieron mucho plazer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos adonde nos estábamos, nadando, y nos [...] cosas muchas, y nos las trocavan por otras cosas que nos les dávamos, como cuentezillas de vidro y cascaveles. En fin, todo tomavan y davan de aquello que tenían de buena voluntad, mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mugeres. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de treinta años. Muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos gruessos cuasi como sedas de cola de cavallo, y cortos [...] ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos [...] Ellos no traen armas ni las conocen, porque les amostré espadas y las tomavan por el filo y se cortavan con ignorancia. No tienen algún fierro, sus azagayas son unas varas sin fierro y algunas de ellas tienen al cabo un diente de pece y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vide algunos que tenían señales de feridas en sus cuerpos y les hize señas qué era aquello y ellos me amostraron cómo allí venían gente de otras islas que estavan acerca y los querían tomar y se defendían. Y yo creí, creo, que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por captivos. Ellos deven ser buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dizen todo lo que les dezía. Y creo que ligeramente se harían cristianos, que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, plaziendo a Nuestro Señor, levaré de aquí al tiempo de mi partida seis a vuestras altezas para que deprendan fablar (Colón, s.f., pp. 398-399).
El paradigma lingúistico moderno/colonial informa la impresión que se llevó Colón. Por un lado, este último niega el estatus de lenguaje a eso que los desnudos, ignorantes, pobres, ingenuos, sin religión y dóciles nativos hablaban, al anunciar que va a llevar a seis de ellos a España para que aprendan a hablar. Por el otro, celebra la habilidad que tienen los nativos de entender y responder con señas y repetir todo lo que él dice como cosa de gran valor –al igual que sus cuerpos bien formados– cuando considera su esclavitud. De esta manera, sugiero que la interacción entre Colón y los pobladores de Guhanahaní naturaliza la dominación colonial, discursiva y dialógicamente. Colón no ve ni se comunica con ellos como interlocutores sino como esclavos.
En la interacción entre amo y esclavo no hay una comunidad lingüística propiamente dicha –en sentido moderno, habermasiano, por ejemplo–, pero existe, sin embargo, una forma de modo de socialización entre ellos. Esto es lo que quiero significar con la idea de «monolenguajear»; una socialidad que crea una manera de vida deshumanizante para las gentes colonizadas que son sus destinatarios. La esclavitud y la encomienda no son solamente modos de producción; son formas de vida acompañadas de leyes, desplazamiento y deportación de gente en plantaciones, minas y misiones, y de instituciones como la mita. Hay una comunidad en el sentido de que se trata de un agregado de gente que vive y se mantiene junta para una función en particular; pero lo único que importa es la voluntad del colonizador-colonializador, lo que el amo quiere con y de esos seres y cuerpos que son su propiedad.
El destinatario en el acto de «monolenguajear» es aquel que entiende lo que el amo quiere y sabe cómo hacerlo, pero sus formas de vida comunales, sus saberes colectivos, su creatividad, su «lenguajear», no son importantes. El «monolenguajeo» deshumaniza, porque silencia el «lenguajeo» comunal. En este sentido, «monolenguajear» marca una diferencia fundamental –en especial para la idea de acción comunicativa– entre comunicación hostil —que sin embargo, crea un sentido de reconocimiento— y comunicación incomunicativa, es decir, comunicación que asume que el otro es, por naturaleza, incapaz de expresividad racional.
Dada la imposibilidad de ver al colonizado como un interlocutor –que es lo mismo que verlo como un comunicador simple–, no hay una disposición comunicativa por parte del colonizador-colonializador, sordo a toda posibilidad de sentido que salga de la boca del colonizado-colonializado. En este caso, dificilmente se puede hablar de un «vivir juntos» o «vivir en compañía de otros» –que es lo que finalmente significa «conversar»–. Pero si llegara a haber un «ir juntos» en el «monolenguajear», sería uno tal que solo el colonizador-colonializador tendría agencia y movilidad, y no solamente en la dirección que él quiera ir, sino en la dirección que excluya toda posible dirección que el colonizado-colonializado quiera darle. De esta manera, y con la idea de «monolenguajear» en mente, el cambio paradigmático permite revelar la diferencia entre comunicación dialógica racional y comunicación simple como una relación de dominación sustentada en prácticas e instituciones de «monolenguajeo» –orientadas a la racialización/deshumanización del colonizado-colonializado como sujeto comunicativo/enunciante, interlocutor– y, consecuentemente, mostrar la colonialidad del lenguaje como un proceso de dominación.
diciembre 12, 2022
Los contextos idiomáticos son diversos y en ellos confluyen múltiples situaciones que los hacen ricos en expresividad
Jorge Luis Fernández Terán
«Evaluación de la gramática en contextos agramaticales»
UCV HACER, vol. 4, n.º 2 (2015).
UCV HACER. Revista de Investigación y Cultura | Universidad César Vallejo | Chiclayo | PERÚ
Extracto de páginas 143 a 145 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.
Situación problemática
La evaluación constituye un tema o problema de nunca acabar y se agrava cuando se habla de la parte gramatical. Por mucho que algunos docentes se sientan expertos en lingüística, la realidad es que somos únicamente realizadores de la lengua y, por más que pertenezcamos o no a la RAE, no tenemos la suficiente autoridad como para desestimar una práctica lingüística diferente a la del evaluador, ya que debemos comprender que los contextos idiomáticos son diversos y en ellos confluyen múltiples situaciones que los hacen ricos en expresividad idiomática.
La situación real de la actividad lingüística, y por ende gramatical, atendiendo al concepto de que las personas escriben las palabras de acuerdo a como las pronuncian (concepto arcaico que no ha pasado de moda en la realidad social de las zonas lingüísticas rurales) necesita de mayor manejo por parte del encargado de establecer la evaluación en gramática.
Se manifiesta que por más manejo de las lenguas en su conocimiento y su realización (normatividad), los hablantes expresamos constructos agramaticales, y la sociedad en donde se observa la situación problemática no es ajena a dicha circunstancia. Los hablantes son en su mayoría personas que manifiestan un grado de filiación muy próximo al de los demás hablantes o realizadores lingüísticos; por ello, la literacidad, incluidas las prácticas letradas, es un universo comunicativo enriquecedor de una cultura que se manifiesta precisamente a través del idioma, lógicamente en su variedad dialectal.
Cassany indica que la orientación que adoptan hoy buena parte de las investigaciones sobre literacidad es sociocultural, por oposición a otros enfoques que ponen el acento en los aspectos lingüísticos (enfoque lingüístico) o psicológicos (enfoque psicolingüístico).
Resulta extraño e inoportuno elaborar un instrumento que permita evaluar los constructos gramaticales a partir de una normatividad si no se ha hecho un análisis previo de la realidad idiomática del contexto; es más, se comete un grave error si se pretende corregir la expresividad lingüística en una sociedad que ya ha establecido sus preceptos para asociar los términos con sus definiciones, por ejemplo, el determinar la existencia del sustantivo propio, y por ende escrito con mayúscula (únicamente la vocal o consonante inicial), alejado del determinante artículo (singularizado o pluralizado), involucra una toma de decisión que desarraiga la textualidad pura del mismo, como en el caso que citamos a continuación:
Para llamar a una determinada persona en el centro poblado La Viña se suele utilizar el determinante adjunto al sustantivo propio (¿Ya viste si llegó la Juana!); además de ello, ni siquiera se aprecia el nombre y directamente se emplea la onomástica local (¿Estará «el Puma»?) refiriéndose «el Puma» a la persona en mención.
Otro caso, y no menos importante, atañe al concepto de las terminologías utilizadas en el centro poblado, las cuales distan de cualquier otro concepto, por ejemplo, para determinar que una persona es un gran amigo se le suele llamar con la expresión siguiente: «Él es mi pareja», llegando a entender que dicha expresión en otro contexto representaría otra circunstancia que por lo general se trasladaría al ámbito sexual.
Esas son algunas de las expresiones que suelen tener los pobladores, y que en palabras de Chomsky al establecer que no hay lengua superior a otra, y por consiguiente no existe gramática superior a otra, es que queda mucho por investigar acerca de cómo hacer para evaluar la gramática en contextos que son diversos y agramaticales. Por ejemplo Lovón Cueva (2012) dice: «Esta capacidad le permite determinar si ciertas oraciones forman parte de su lengua, oídas o nunca oídas». Así precisamente lo manifiesta Chomsky (1965): todos los humanos contamos con cierta información lingüística, especialmente sintáctica, que nos permite crear, gramaticalmente, un sinnúmero de enunciados, pero que a la postre son también construcciones agramaticales que poseen un sentido en la expresión y dependerán del contexto en el cual se manifiesten.
Reconocimiento de conceptos
»El concepto de gramática desde la perspectiva de Noam Chomsky
De acuerdo a como lo señala Sáenz (2006): Noam Chomsky planteó la gramática generativa, orden que situó la sintaxis en el centro de la investigación lingüística. Con esta cambiaron la perspectiva, los programas y los métodos de investigación en el estudio del lenguaje. Su lingüística es una teoría de la adquisición individual del lenguaje e intenta ser una explicación de las estructuras y principios más profundos del lenguaje. Postuló un aspecto bien definido de innatismo a propósito de la adquisición del lenguaje y la autonomía de la gramática (sobre los otros sistemas cognitivos), así como de la existencia de un “órgano del lenguaje” y de una gramática universal. Se opuso con dureza al empirismo filosófico y científico y al funcionalismo en favor del racionalismo cartesiano. Podríamos sintetizar entonces que el objetivo fundamental de la gramática generativa, propuesta por Noam Chomsky, trata del diseño de un dispositivo formal capaz de explicar la generación de todas las oraciones de las lenguas humanas.
El concepto de literacidad desde la perspectiva de Daniel Cassany
El concepto de literacidad abarca todos los conocimientos y actitudes necesarios para el uso eficaz en una comunidad de los géneros escritos. En concreto, abarca el manejo del código y de los géneros escritos, el conocimiento de la función del discurso y de los roles que asumen el lector y el autor, los valores sociales asociados con las prácticas discursivas correspondientes, las formas de pensamiento que se han desarrollado con ellas, etc. (Cassany, pág. 1) Si bien es cierto que solo se aprecian los escritos, es también la oralidad un tema que se ajusta a estos preceptos.
El concepto de evaluación
Se entiende por evaluación la acción de estimar calcular o señalar el valor de algo, por lo tanto, la misma es la determinación sistemática del mérito, el valor y el significado de algo o alguien en función de unos criterios respecto a un conjunto de normas. Pero, desde la perspectiva gramatical, se tornaría injusto evaluar solo a partir de la norma, sabiendo que el lenguaje es tan dinámico y diverso. La evaluación a menudo se usa para caracterizar y evaluar temas de interés en una amplia gama de las «empresas humanas».
Quien tradicionalmente es considerado como el padre de la evaluación educativa es Tyler, por ser el primero en dar una visión metódica de la misma. Superando desde el conductismo, plantea la necesidad de una evaluación científica que sirva para perfeccionar la calidad de la educación. La evaluación como tal, desde esta perspectiva, ya no es una simple medición, porque supone un juicio de valor sobre la información recogida.
En el contexto de los sistemas de calidad, la evaluación es necesaria para la mejora continua de la misma».
Desde la Pragmática, disciplina que aborda el lenguaje en uso y en el contexto situacional en el que ocurre, la expresión no define directamente una intención, sino los elementos contextuales
Francisco José Ortega Salamanca y Belcy Victoria Vargas Cortés
«Aproximación sociopragmática a las estrategias conversacionales de los adolescentes»
Cuadernos de Lingüística Hispánica, n.º 29 (enero-junio de 2017).
Cuadernos de Lingüística Hispánica | Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia | Maestría en Lingüística | Tunja | COLOMBIA
Extracto de páginas 86-88 y 100-101 de la publicación en PDF. Véanse referencias y notas en la publicación original.
Introducción
En el contexto escolar, se observa que uno de los rasgos lingüísticos más relevantes en las interacciones comunicativas de los jóvenes es el uso y aceptación de expresiones que, desde otros escenarios, son consideradas como descorteses y degradantes de la imagen social. Estas para los adolescentes aparentemente son estrategias conversacionales propias de su edad y tienen como finalidad el refuerzo de los lazos de camaradería y afinidad grupal, pero pueden constituirse, al mismo tiempo, en actos de transgresión de las normas de convivencia social y amenazar la imagen del otro, cuando esta actitud es reproducida en situaciones sociales más formales, como por ejemplo, intercambios discursivos con adultos.
En relación con la cultura juvenil, esta investigación centra la atención en algunas estrategias conversacionales que incluyen manifestaciones verbales disfemísticas, al interior de su núcleo social. De esta forma, es importante definir cuáles son los estilos discursivos más usados por los jóvenes en sus conversaciones coloquiales. La aceptación de estas formas de habla se refleja en todos los ámbitos, especialmente en el medio escolar, en donde los estudiantes usan entre ellos expresiones malsonantes y peyorativas; actualmente, los adolescentes emplean fórmulas de tratamiento que establecen una brecha generacional que les sirve para demostrar independencia de la norma social preexistente. Sus hábitos lingüísticos se caracterizan por la innovación y expresividad, y por dar lugar al juego del lenguaje, sin importar que en él prevalezcan formas lingüísticas desaprobadas socialmente.
En este orden de ideas, como docentes y lingüistas, a los investigadores les interesa observar más de cerca las interacciones comunicativas de los jóvenes y el rol que juegan ciertos actos de habla marcados por la inclusión de enunciados soeces que se hacen oportunos en el momento en que se presentan. Al evidenciarse esta situación pragmática, surge la diferencia ideológica con los adultos, quienes consideran inadecuado el uso del lenguaje tabú y las palabras soeces. Rundblom (2013) reconoce que los adultos critican el lenguaje de los jóvenes porque ostenta una pobreza lexical reflejada en el uso de gran cantidad de obscenidades y groserías.
Desde este punto de vista, se hace necesario analizar los fenómenos sociopragmáticos que se constituyen en estrategias de afinidad en las conversaciones coloquiales, carentes de interferencias de tipo diafásico, lo cual repercute en el reconocimiento de registros diferentes a los del lenguaje formal y paralelos al discurso académico, pero igualmente efectivos para los fines de la interacción comunicativa.
Estos registros se han constituido, en las últimas décadas, en uno de los rasgos lingüísticos más relevantes en las interacciones comunicativas de los jóvenes y, en muchas ocasiones, son atestiguadas por los adultos, especialmente sus padres y sus docentes quienes, desde su escenario socio-cultural, consideran que estos discursos, cargados de «palabrotas» y maltratos verbales, no pertenecen al habla culta ni cumplen con las normas mínimas de urbanidad, constituyéndose así en manifestaciones descorteses.
No obstante, desde la Pragmática, disciplina que aborda el lenguaje en uso y en el contexto situacional en que ocurre, el uso de determinados lexemas no implica directamente una intención cortés o descortés, sino que son los elementos contextuales los que definen el grado de afectación a la imagen social de los interlocutores. Para Anderson y Trudgill (1990), «no word or phrase is in itself bad. It is bad only in the eyes of those who evaluate and look at the language».
A raíz de esto, y considerando los aportes de Bravo (2003) en sus estudios sobre cortesía verbal, imagen social y contexto sociocultural, es pertinente revisar la relación estrecha entre estrategias conversacionales de afinidad grupal y disfemismo. Por consiguiente, el fortalecimiento de los lazos de camaradería entre las personas va de la mano con las actitudes lingüísticas involucradas en las interacciones comunicativas espontáneas y corresponde al investigador describir las categorías pragmáticas que se entretejen a la hora de compartir espacios de fraternidad y amistad. Para Bravo (2003), los eventos comunicativos están marcados en su elaboración por las circunstancias en que se da la conversación. En este sentido, la autora afirma:
«En conversación, la imagen social se manifiesta en la actuación del “ego” frente al “alter” y en esta medida está unida a cómo se concibe una relación interpersonal en una circunstancia determinada. Los rasgos más predominantes de la imagen social forman parte de la identidad social, pero no son la misma cosa. El concepto de “imagen social” abarca un sentimiento de pertenencia, pero reduce su alcance a la actuación social de los interlocutores».
De hecho, los jóvenes, en sus conversaciones espontáneas, aceptan sin restricción las estrategias conversacionales que fortalecen la afectividad y la confianza entre los hablantes. Además, en ciertas situaciones, ese tipo de lenguaje hace parte de sus fórmulas de tratamiento cotidianas. Entre los estudiantes de Grado Décimo, se observa que los enunciados peyorativos y las palabras vulgares han sufrido un proceso de resemantización que da origen a una nueva jerga juvenil aceptada y entendida solamente por ellos y estigmatizada por los adultos. Pese a que las expresiones disfemísticas están ahí y fueron concebidas para maltratar al otro, no son aceptadas por el imaginario colectivo, pero los jóvenes las usan para identificarse y fortalecer su afinidad con el núcleo social y no se sienten maltratados por ellas.
Con el fin de examinar este fenómeno lingüístico, se acude a la Etnografía del Habla, con base en el análisis de muestras orales de conversaciones entre estudiantes de Grado Décimo y encuestas a algunos de ellos y a docentes. Primero se trata de revisar las aportaciones teóricas sobre Sociopragmática, conversación coloquial y lenguaje juvenil. A continuación, se identifican las estrategias conversacionales usadas por los adolescentes de la muestra en sus interacciones cotidianas. Al final, se describen e interpretan para determinar el grado de aceptabilidad y las situaciones en las que ocurren estos fenómenos discursivos.
[...]
Conclusión
Los jóvenes de Grado Décimo de las dos instituciones estudiadas adaptan de manera natural su lenguaje para acomodarse a las circunstancias contextuales de la conversación, pasando de la descortesía a la cortesía de manera ágil. Teniendo en cuenta que en el interior de cada grupo social sus miembros tienen como primer objetivo demostrar la pertenencia al mismo y su grado de afiliación, es natural que los hablantes usen estrategias tendientes a la consecución de esa meta. Al respecto, Albelda (2005) reconoce que «los participantes se influencian mutuamente en sus acciones y representan ante la audiencia o ante los coparticipantes determinados papeles que determinan la pauta de acción preestablecida». Las expresiones lingüísticas escuchadas en conversaciones coloquiales, entre estos estudiantes, en escasas circunstancias se consideraron causa de conflicto en la comunicación, ya que estos actos de habla son conocidos y aceptados por todos los participantes y forman parte de su léxico diario en esos espacios donde la actividad grupal es predominante.
Estos enunciados disfemísticos resemantizados, que son disonantes para oyentes ajenos a su comunidad de habla, sirven para fortalecer las relaciones de camaradería y afinidad entre los jóvenes, siempre y cuando no se vea afectada la imagen de los interlocutores, y se usan como llave para pertenecer a un grupo. Ciertos vocablos que antes eran peyorativos, se van cargando positivamente en sus sememas, sin perder su sentido primario y adquiriendo otros nuevos, hasta hacer parte de los hábitos lingüísticos de los jóvenes. Se determina así que las estrategias de afinidad e identidad grupal más arraigadas en los estudiantes del grado décimo son los términos tabúes y las palabras malsonantes.
De otro lado, se pudo constatar que el uso de estrategias de mitigación entre los informantes no es tan frecuente, ya que ellos prefieren ser directos en su forma de comunicarse, la atenuación de sus manifestaciones verbales es uno de sus últimos intereses pragmáticos. Sin embargo, esta categoría de análisis puede surgir en ocasiones en las cuales el destinatario de las expresiones lingüistas disfémicas evidencia disgusto o inconformismo, entonces, el enunciador acude a la atenuación para evitar el deterioro de las relaciones de afinidad».
noviembre 28, 2022
«La elaboración de respuestas eficaces depende no solo del desarrollo de la habilidad de redactar escritos»
Elvira Narvaja de Arnoux, Mariana di Stefano y María Cecilia Pereira
«Las escrituras profesionales: Dispositivos argumentativos y estrategias retóricas»
Signos, vol. 49, supl. 1, octubre de 2016
Signos. Estudios de Lingüística | Pontificia Universidad Católica de Valparaíso | Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje (@ILCLPUCV) | Viña del Mar | CHILE
Extracto de páginas 79-81 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.
Archivo PDF disponible solo en Scielo, ya que el archivo de la revista de sus números publicados comienza en su web a partir de agosto de 2017, con el n.º 94.
«La elaboración de respuestas eficaces depende no solo del desarrollo de la habilidad de redactar escritos, sino también del dominio de los modos de razonar que cada profesión ha ido consolidando».
«Las discursividades propias de los diferentes ámbitos profesionales implican modos peculiares de conceptualizar los datos, de relacionar lo particular con lo general, es decir con el universo de saberes y normas constituidos en ese marco, y de responder a lo que interpela al experto. Podemos pensar esas operaciones intelectuales como previas a la puesta en discurso pero que se articulan en dispositivos argumentativos que orientan y limitan la producción de los textos, aunque las estrategias retóricas varíen según los géneros. En este trabajo buscamos definir el concepto de dispositivo argumentativo, e ilustrar su funcionamiento a partir de ejemplos propios de cuatro prácticas profesionales con el objetivo de destacar su importancia para una pedagogía de la escritura en la formación profesional. En un mundo de mutaciones rápidas, en el que los géneros varían por exigencia de nuevas prácticas y soportes, consideramos importante abordar en la reflexión áulica no solo los funcionamientos genéricos, sino también las operaciones cognitivas y los dispositivos dominantes en cada área, más estables, en los que aquellos se afirman.
»Las profesiones a las que hemos atendido en este trabajo se caracterizan por ejercerse centralmente a través de la producción discursiva: son las asumidas por psicoanalistas, sacerdotes, periodistas y abogados. En el caso de los psicoanalistas y abogados, la escritura está fundamentalmente destinada a sus pares. En sacerdotes y periodistas se piensa en un público más amplio y, en general, heterogéneo.
»Partimos de considerar distintos tipos de actividades que realizan los profesionales: mientras algunas son respuestas a los desafíos cotidianos propios de su profesión (como dictar sentencia para un juez, o responder el abogado a una consultoría jurídica o presentar el periodista la noticia que va a publicar un diario, o exponer el psicoanalista un material clínico, o escribir el sacerdote una homilía destinada a una celebración litúrgica), otras actividades pueden surgir de requerimientos institucionales (como elaborar un código para el jurista o, en el caso del periodista, establecer una normativa para la presentación de notas en el medio en que actúa). Por otro lado, hay actividades que no son exclusivas de un campo profesional específico, pero pueden ser realizadas por los profesionales como un modo de acompañar en determinadas situaciones la práctica profesional (como participar en una conferencia de prensa o redactar como experto una nota periodística).
»En este trabajo nos hemos centrado en el primer tipo de actividades que señalamos más arriba, es decir, dentro del “conjunto de géneros” (Bazerman, 2009), las que constituyen respuestas a desafíos cotidianos propios de la profesión y que la definen. Pero al identificar el dispositivo argumentativo veremos en un ejemplo, el del discurso sacerdotal, cómo también incide en las producciones que incluiríamos en los otros grupos, en este caso en el tercero.
»Debemos señalar que los procedimientos a los que se apela no son individuales, sino que resultan de lo que la profesión ha ido naturalizando por considerarlos más eficaces para abordar los problemas que habitualmente se presentan en relación con la función que los expertos de ese campo deben cumplir. Estos modos de conceptualizar, que definen los dispositivos argumentativos, es decir, los modos de entrelazar lo particular y convocar lo general para llegar a determinadas conclusiones, pueden encarnarse en variados géneros pero hay siempre uno o algunos que funcionan como modelos porque son centrales en la práctica y exhiben los dispositivos argumentativos dominantes (en los ejemplos que vamos a abordar: el relato clínico; la homilía; la noticia; y la sentencia). Esto quiere decir que algunos géneros tienen una función destacada porque ponen en juego las exigencias y los recursos de la profesión para intervenir satisfactoriamente en las prácticas. Incluso, pueden llegar a hacer aportes que incidan en el avance del conocimiento en ese campo o en ámbitos sociales más amplios.
»Así, un relato clínico puede interrogar el saber psicoanalítico mostrando sus límites; una homilía puede proponer una actualización del mensaje que interpele a los fieles y a la institución generando cambios significativos; una noticia puede dar la información de tal manera que influya en la percepción que una comunidad tiene de determinados fenómenos sociales; y una sentencia puede sentar jurisprudencia. Pero el aspecto que busca resaltar este trabajo es que, más allá de las exigencias del género discursivo, a lo que se dedican numerosos estudios a partir de metodologías cuantitativas o cualitativas, es necesario reconocer las operaciones intelectuales a las que recurren los miembros de una determinada profesión para atender a las demandas del campo.
»A continuación, establecemos, en primer lugar, una relación entre la noción de “dispositivo argumentativo” que estamos proponiendo y reflexiones actuales acerca de “lo prediscursivo”, que sirven para elaborar el marco teórico. En segundo lugar, nos referiremos a los textos normativos que regulan las discursividades profesionales y su anclaje en tradiciones específicas, ya que es importante atender a ellas cuando las respectivas profesiones lo hacen y al hacerlo exponen la representación que tienen de su práctica. Nos detendremos, finalmente, en los dispositivos argumentativos dominantes en cada profesión: el caso, la analogía, el razonamiento entimemático y la ilustración con hechos probados de la sujeción o transgresión a la norma.
»Las observaciones que realizamos surgen de un contacto asiduo con los profesionales y con sus producciones (en situación de asesoramiento o de seminarios de formación) y del análisis de los manuales que regulan las respectivas discursividades (en el marco de los estudios que realizamos sobre las expresiones actuales de la tradición retórica). No provienen de pruebas realizadas con el objetivo de obtener datos ni del acopio exhaustivo y el análisis cuantitativo de los discursos producidos por los profesionales. Adoptamos metodológicamente un enfoque cualitativo e ilustramos a partir de textos seleccionados por su representatividad. Lo que proponemos es inferir (y, en gran medida, conjeturar) los modos de pensar de los profesionales o, en términos generales, los modos de vincular los datos con los saberes y valoraciones del propio campo para poder suministrar una resolución adecuada a una situación problemática.
»Queremos destacar la necesidad de pensar en la formación de profesionales innovadores, para lo cual las generalizaciones provenientes de corpus extensos y el carácter muchas veces prescriptivo que les asignamos en relación con los géneros, si bien facilitan la tarea redaccional, pueden funcionar como un obstáculo en la reflexión (creativa) sobre la respuesta al problema o la situación planteada».
noviembre 21, 2022
«La epistemología dominante de la ceguera es lo que ha llevado al particular proceso histórico en el que el conocimiento como regulador ha llegado a dominar al conocimiento como emancipador»
Thomas Tufte
«Más allá de perspectivas miopes en el estudio de las audiencias. Investigaciones etnográficas de audiencias no-occidentales en la era digital: el caso africano»
Disertaciones, vol. 11, n.º 1 (2018), traducción de María T. Soto-Sanfiel del original escrito en inglés.
[Por caída del portal de revistas de la Universidad del Rosario, enlazamos con la publicación del artículo en Researchgate].
Disertaciones (Anuario Electrónico de Estudios en Comunicación Social) | Universidad del Rosario - Universidad de Los Andes - Universidad Complutense de Madrid | Bogotá | COLOMBIA
Extracto de apartados en páginas 29-32 y 36-38 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.
«Investigación de las audiencias globales: entre el eurocentrismo y la descolonización
»Con la edición de su obra conjunta Everyday Media Culture in África (Cultura mediática diaria en África), Wendy Willems y Winston Mano han reunido ocho capítulos que muestran distintas perspectivas acerca de cómo las audiencias en diferentes países africanos hacen uso de los medios. La obra abarca desde el uso de la radio, la televisión generalista, los diarios, las redes sociales como Twitter, hasta el uso de los teléfonos móviles (Willems y Mano, 2017).
»Al tiempo que ofrece enriquecedores datos empíricos de muy diferentes países, un aspecto clave del libro es su énfasis sobre de la necesidad de descolonizar y provincializar tanto en los estudios de audiencia como los de Internet. Con ello, los investigadores revitalizan debates y preocupaciones de larga data y se esfuerzan por retar las dominantes tradiciones anglosajonas dentro de la investigación de audiencias. Willems y Mano argumentan que, para hacer justicia a las audiencias alrededor del globo, no solamente en África, es necesaria dicha descolonización y provincialización de la investigación de audiencias. No se trata solo de una cuestión de celebrar y documentar la diversidad dentro de la investigación de audiencias global, sino también de localizar los estudios en términos geográficos, situándolos en contextos socioeconómicos, culturales y políticos; moviéndose más allá de los reclamos de universalidad.
»Al discutir sus ideas acerca de descolonizar y provincializar los estudios de audiencias, Willems y Mano destacan la necesidad de tomar en cuenta la historia colonial, la historia propia de las audiencias, las experiencias de los usuarios, además de la posibilidad de intervención de las mismas audiencias (Willems y Mano, 2017). Los investigadores se mueven más allá de la repetición del ya clásico y viejo reclamo del eurocentrismo, para hacernos conscientes de la necesidad de estar atentos a la aplicación de conceptos occidentales fuera de contexto, y nos invita a que, con nuestra exposición a series de casos africanos, ofrezcamos patrones analíticos que seguir.
»Estos debates sobre el etnocentrismo en la investigación en Ciencias Sociales, y dentro de la investigación de audiencias más específicamente, se refieren a estudios donde las percepciones específicas de socialización, tiempo, espacio y de otras características sociológicas constitutivas de la sociedad, son dadas por sentado. Estas preocupaciones ya vienen desde tiempo atrás. Por ejemplo, he cuestionado previamente las nociones de Roger Silverstone acerca de lo que es una casa, un hogar y lo que constituye una familia que aparecen en su libro Television and Everyday Life(Televisión y vida diaria; Silverstone, 1994; Tufte, 1997). Basándome en mis experiencias provenientes de mis estudios empíricos de audiencias en emplazamientos urbanos de bajos ingresos de América Latina, reté las fuertes distinciones entre esferas públicas y privadas y defendí la existencia de lo que llamé esferas híbridas de significación. Entonces, consideré que lo público y lo privado están entrelazados y son imposibles de disociar (Tufte, 1996). Además, reté a David Morley y Roger Silverstone en su teoría de la domesticación y su percepción de la televisión como una tecnología esencialmente doméstica (Tufte, 1996). Se trataba esta de una percepción generalizada en la investigación de las audiencias de las décadas de los años ochenta y noventa, pero reflejaba únicamente una forma particular de uso de la televisión por las audiencias. Mi investigación en esos momentos en Paraguay y, en especial, en Brasil mostraba usos de la televisión en esferas mucho menos privadas y más públicas (Tufte, 2000). Aunque los contextos mediáticos podrían haber cambiado, matices similares son pertinentes en la investigación de audiencias hoy día.
»Sin embargo, hoy, con el advenimiento de los medios móviles, la naturaleza doméstica de la tecnología ha sido fundamentalmente cuestionada en África, Latinoamérica o en emplazamientos anglosajones específicos. La llamada de Seija Ridell a moverse fuera de casa y en la ciudad para explorar las relaciones de los medios en espacios urbanos triplemente articulados es una crítica significativa al énfasis tradicional sobre el espacio doméstico como el espacio en el que la gente se relaciona con los medios. Sus percepciones de la ciudad implican, no obstante, una realidad generalizable acerca de cómo es la vida de la ciudad. En la cita del principio de este ensayo, Ridell postula la necesidad de considerar los programas de sostenimiento de las ciudades como condición básica cuando se estudia la manera en que las audiencias usan los medios y la tecnología. A pesar de ello, aunque la existencia de programas de sostenimiento de las ciudades podría darse en algunas metrópolis del norte global, e incluso en vecindarios selectos del sur global, no son ciertamente una realidad que pueda considerarse punto de inicio en pueblos más provinciales del sur global. Más tarde en este texto daré un ejemplo que ilustrará esta diversidad en realidades y prácticas sociales.
»Haciendo texto del contexto Para entender completamente lo que la gente hace con los medios en su cotidianidad, en África, Latinoamérica o en cualquier otro lugar, la vida diaria debería ser contemplada no como contexto sino como texto clave o texto primario, parafraseando la vieja distinción de John Fiske entre textos primarios, secundarios y terciarios (Fiske, 1987).
»Las prácticas sociales de las gentes incluyen formarse sentidos de los medios. Más que reiterar lo que ya hace tiempo atrás fue definido como un “contextualismo radical en los estudios cualitativos de los medios” (Ang, 1996), este ensayo se inscribe en la llamada a reformular el objetivo epistemológico de los proyectos de investigación sobre audiencias orientados a las prácticas. Esto lo he argumentado previamente para contextos latinoamericanos (Tufte, 2000, 2001) y aquí ofrezco un argumento similar basado en la investigación etnográfica de las audiencias africanas en la era digital actual.
»En lugar de orientarse hacia agendas de investigación centradas en los medios, propongo agendas sociocentradas en grupos sociales, y sus prácticas sociales y culturales como objeto de estudio. Mientras Willems y Mano hacen un llamado a la descolonización y provincialización de los estudios africanos de audiencias, yo defiendo que debería haber una llamada general a desoccidentalizar las investigaciones de audiencias. Esto obviamente se refiere a discusiones que hemos visto desarrollarse por años alrededor de los estudios de las audiencias no mediacéntricos (Couldry 2006; Morley 2007; Moores 2012). Sin embargo, aquí argumento que el campo debería tomar una perspectiva más fuertemente global. Si acordamos que el uso de los medios es considerado una acción social que trasciende a la estrecha relación texto-audiencias, también deberíamos considerarlo un elemento integrador de las prácticas sociales de las gentes. Debido a que esto ocurre en cualquier lugar, aunque incrementalmente en África, un continente de desarrollos mediáticos intensos, se justifica la necesidad de una aproximación más fuertemente global. Simplemente, las prácticas sociales son diferentes en las también diferentes partes del mundo. Como Daniel Dayan predijo hacia 1996, después de 10-15 años de creciente orientación etnográfica de los estudios mediáticos, aunque antes de que los antropólogos se hubieran interesado en los medios como objeto integral de estudio: “la etnografía no puede soportar más el ignorar la investigación de los medios. Al contrario, los estudios en medios y grupos podrían convertirse en un nuevo campo etnográfico (Dayan, 1996, p. 42).
»Resulta que hoy, cerca de veinte años más tarde, la predicción de Dayan se ha convertido en verdad por el fuerte crecimiento del interés antropológico en los medios (Ginsburg et al., 2002; Murphy y Kraidy, 2003; Juris, 2012; Postill, 2014; Vidali y Tufte, 2014). No obstante, lo que todavía necesita más desarrollo para verse consolidado es un campo realmente globalizado de la investigación en audiencias mediante la producción de más estudios en todo el mundo. Aunque el estudio cualitativo de los usos de los medios y sus apropiaciones se ha convertido en un campo bien definido de investigación dentro de la antropología, todavía debe aspirar a obtener un mayor interés de los antropólogos, además de una orientación global. Sin embargo, entre los académicos de los medios y de la comunicación, aunque existen repetidas llamadas a contextualizar los estudios, vemos un muy limitado número de estudios etnográficos de audiencias, y menos sobre África. A continuación, presentaré algunas de las más recientes y crecientes experiencias de la investigación de audiencias africanas.
»La investigación emergente de las audiencias africanas
»La invitación a contextualizar tiene amplias implicaciones en la llamada hecha por Willems y Mano, enlazada tanto con la provincialización como con la descolonización de la investigación de audiencias. Estos investigadores reivindican la necesidad de moverse más allá de las tendencias para focalizarse en los centros urbanos, primariamente en el norte global. Su libro, que contiene estudios de casos provenientes de una serie de distintos emplazamientos africanos, es un intento de respuesta en este sentido. Sin embargo, como ellos mismos señalan, las características de los estudios tempranos y actuales de las audiencias en contextos africanos llevan a definirlos como estrechos, administrativos y mayormente cuantitativos. Consecuentemente, los autores señalan que, aunque la fuerte tendencia a la investigación administrativa limita los estudios de audiencias que se producen en África, es ciertamente clave. Típicamente, la investigación africana gira en torno a campañas vinculadas con problemas serios de desarrollo.
»Dentro de la investigación en medios y comunicación africana, el interés en las audiencias se ha producido básicamente desde dos sectores: el comercial y el de los proyectos de desarrollo de la cooperación internacional para el desarrollo. En la práctica, esto ha resultado en una fuerte tendencia a los estudios de audiencia cuantitativos dirigidos por instituciones de investigación de mercado, mayormente en forma de servicios para el sector comercial o la cooperación internacional para el desarrollo. Una experiencia interesante e innovadora fue la de la compañía de telefonía móvil Nokia, cuando entre 2007 y 2010, emplearon a un antropólogo para liderar su único centro de investigación en el sur global, situado en Nairobi. Estos investigadores desarrollaron innovadores métodos para comprender el emergente mercado de los medios móviles. Sin embargo, las investigaciones eran análisis de mercado para sostener la inserción de la compañía en el rápidamente creciente mercado africano de la telefonía móvil.
»Los intereses del sector de los medios han sido asumidos por la UNESCO, que es la agencia de las Naciones Unidas encargada de los medios y la comunicación y que, por lo tanto, financia muchas iniciativas alrededor del continente relacionadas con la libertad de prensa, el entrenamiento de periodistas, la producción mediática, la legislación de medios, etc. Su investigación en audiencias emergió en forma de surveys, considerados instrumentos que ayudaban a establecer alguna comprensión de los alcances o las evaluaciones de las nuevas y emergentes instituciones mediáticas. Dentro de la cooperación internacional para el desarrollo ha habido, además de los proyectos de desarrollo de los medios, sustancial investigación de las audiencias en comunicación y salud. En algunos grados, también ha habido investigación en comunicación rural y en otros subcampos de la comunicación para el desarrollo y el cambio social.
»Sin embargo, la que ha permanecido muy limitada ha sido la investigación de audiencias lideradas por las universidades. Ello habla de las condiciones generales de la investigación en Ciencias Sociales de las universidades africanas y, especialmente, de la débil posición de los estudios, particularmente cualitativos, de los medios y la comunicación. Sólo recientemente los estudios de audiencia han comenzado a desarrollarse más ampliamente.
»Antes, la mayoría de la investigación de audiencias en el continente ha estado ligada a compañías de investigación de mercado, más que a las universidades, ha sido de orientación cuantitativa, ha estado dirigido a clientes y ha sido típicamente requerido por compañías o grandes oficinas públicas. Porque los presupuestos de la investigación en Ciencias Sociales en muchas universidades africanas han sido generalmente muy escasos, el espacio para la evolución de la investigación cualitativa de las audiencias ha sido consecuentemente restringido.
»Lo que vemos ahora es, no obstante, un creciente número de proyectos de investigación enfocados en explorar las culturas mediáticas cotidianas en un amplio abanico de países africanos, frecuentemente en colaboración con universidades del norte global. Algunos de estos proyectos son mayormente publicaciones colectivas que aglutinan el trabajo de investigadores individuales, como la colección editada por Willems y Mano [Willems y Mano, (eds.), 2017]. Otros son grandes investigaciones integradas por colaboraciones que vinculan los estudios de audiencias con temas antes no estudiados como la telefonía móvil y el género [Tenhunen (ed.), 2013], el rol de los nuevos medios en los procesos de cambio social (Helle Valle et al., véase www.mediafrica.no, 2014-2018) y el vínculo entre la convivencia y los sentidos de pertenencia (De Bruijn, Brinkman y Nyamjoh, 2013). A continuación, presentaré brevemente un ejemplo de investigación de colaboración nórdico-africana, que se inscribe a sí misma dentro del campo emergente de las investigaciones de audiencias enfocadas en África que ha evolucionado de las colaboraciones Norte-Sur.
[...]
»Conclusión: De los riesgos de miopía hacia una epistemología del ver
»Cada uno a su manera, Carpentier et al. (2014) y Ridell (2015) pusieron su atención en los riesgos de miopía que tiene la investigación de audiencias. Sin embargo, Carpentier y sus colegas se refieren a la (tardía) modernidad como contexto al reflexionar críticamente sobre el cambio social y lo hacen sin conectar con los movimientos de desarrollo o matizando la noción de modernidad (como por ejemplo en la discusión acerca de otras modernidades).
»Al mismo tiempo Ridell, cuando hace su fuerte defensa de la miopía en el foco espacial de los estudios de audiencia, al presentar su argumento sobre miopía espacial, da por sentado “el creciente programa de sostenimiento de las ciudades” (Ridell, 2015, p. 237) y defiende que debemos tomar las transformaciones radicales de la espacialidad urbana en los años recientes como un punto de análisis crítico en la investigación de audiencias. No obstante, esta mirada no cuenta con lo lejos que esos programas de sostenimiento de las ciudades han llegado y, por lo tanto, si este es un argumento analítico para todas las partes del mundo. Obviamente, Ridell toca un tema oportuno en el desarrollo urbano del mundo, pero la realidad y el que situemos nuestro foco analítico en las realidades, provocaría que esos reclamos fuesen menos fuertes y más matizados.
»Preferiblemente, para reafirmar el llamado a realizar una investigación de audiencias que sea sensible al contexto, que haga visible y que escuche la experiencia de audiencias remotas, con frecuencia de grupos marginados en la sociedad, como esos de la provincia de Uasin Gishu en Kenia, quisiera proponer conectar esta agenda de investigación con lo que el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos ha llamado epistemología del sur (Santos, 2014). Santos incrusta su aproximación epistemológica dentro de un claro análisis crítico de los procesos actuales de desarrollo. Argumenta que la actual crisis de desarrollo y de comunicación es fundamentalmente una crisis de participación e inclusión. Un gran problema son las experiencias profundamente sentidas de no tener ninguna influencia en las decisiones que afectan la propia vida. Los conflictos irresueltos y los retos para el desarrollo hablan de deficiencias fundamentales en los modelos dominantes orientados hacia el crecimiento económico dirigidos por el mercado. En consecuencia, se trata esencialmente de una crisis de participación e inclusión, sí, pero también de una crisis de comunicación. Además, lo más relevante en el contexto de este artículo, es que implica una particular forma de investigación.
»Cuando Santos formula lo que llama una epistemología del sur, se refiere a un proyecto de Ciencias Sociales que critica el discurso dominante en la ciencia moderna y sugiere un camino de alternativas epistemológicas.
»Las ideas de Santos están enraizadas en una llamada a la justicia cognitiva global dentro de la que él enmarca un cosmopolitanismo subalterno insurgente (Santos, 2014). Este último le responde directamente a, por ejemplo, la invitación de Willems y Mano a provincializar y descolonizar los estudios de audiencia. Cuando elabora las bases epistemológicas de lo subalterno, Santos desarrolla una epistemología del ver, contrastándola con la que él llama la epistemología de la ceguera dominante. Esta última remite a una ceguera a todas las ausencias, necesidades e injusticias de los grupos marginalizados en sociedad. La epistemología dominante de la ceguera es lo que ha llevado al particular proceso histórico en el que el conocimiento como regulador ha llegado a dominar al conocimiento como emancipador. La proposición de Santos que defiende un conocimiento como emancipación entraña una comprensión de la emancipación en términos de un proyecto de sentido común que es “construido para ser apropiado de una manera privilegiada por los grupos sociales oprimidos, marginalizados o excluidos y fortalecidos actualmente por las prácticas emancipatorias” (Santos, 2014, p. 159). Llegados a este punto, nos encontramos situados en el corazón de la proposición epistemológica de Santos. Esta propuesta, defenderé, ofrece bases conceptuales muy prometedoras al ser una forma de investigación de audiencias en la que los ciudadanos son escuchados, participan en la producción de conocimiento y donde las ideas se obtienen a partir de las novedosas experiencias mediáticas de la vida diaria. Escuchando a jóvenes como cuando escuchamos a Colin más arriba, nos inscribimos en esta orientación de investigación.
»Un aspecto central de la aproximación de Santos es reconocer otras formas de conocimiento, tales como los conocimientos laico, popular, urbano, indígena, campesino, de las mujeres o religioso. Sin embargo, permitir que estas formas de conocimiento se desarrollen requiere el derecho a comunicar, a expresarse y a ser escuchado. Las crisis de desarrollo no pueden ser reducidas a cuestiones técnicas acerca de cómo es mejor crear intervenciones comunicativas. Los gobiernos, agendas transnacionales, ONGs y movimientos sociales están todos hoy día enfrentando los retos de revertir las espirales negativas del cambio social. Ello ha impuesto una tensión sobre el tipo de estudios que se persiguen y financian y les ha empujado más hacia una investigación administrativa, como la que ha dominado el estudio de las audiencias africanas. Por lo tanto, si queremos defender una epistemología del ver reflejada en la investigación de audiencias, debemos considerar dos principios de dicho reclamo:
»Primero, el énfasis debe hacerse en una agenda no centrada en los medios, que esté orientada a entender las prácticas comunicativas en la vida diaria, lo que debe ser complementado por un análisis de los determinantes estructurales que influyen en las políticas y prácticas; un modelo de comunicación no-representacional que vea la comunicación como una práctica social. La relación entre comunicación y cambio social es menos acerca de las representaciones de los medios y más acerca de acciones sociales. Orienta el foco de la investigación de audiencias hacia las prácticas sociales y las acciones sociales que son articuladas en los procesos de uso de los medios.
»El segundo principio es ver los usos de los medios y sus apropiaciones como un proceso activo de formación de sentidos. Aunque la actividad de formación de sentidos no está siempre relacionada con la movilización ciudadana, una aproximación activa a ella puede mejorar el derecho de todos a comunicarse. Esto se refiere a observar los procesos de cambio social conducidos por el ciudadano que emerjan del desarrollo de bases de conocimiento, sistemas de información y prácticas de comunicación localizadas. Estudiar mediante aproximaciones etnográficas las audiencias, como por ejemplo el caso de Colin, no se trata únicamente de un proyecto que reclame un espacio para los estudios sobre las audiencias africanas en la era digital. Es también un proyecto de inclusión y participación en la investigación y desarrollo, que comprende la transformación de nuestra sociedad mediante la contextualización de los estudios de audiencias».
noviembre 14, 2022
«El genio creador, la inspiración, la originalidad... han quedado a un lado. En el contexto contemporáneo, las artes están pensadas desde un cruce de disciplinas y conocimientos técnicos, manejo de software y hardware»
Esta página se publica actualizada en esta nueva dirección: https://plaka-logika.blogspot.com/2023/12/es-necesario-que-los-pensadores-y-los.html.
noviembre 07, 2022
«Los medios de comunicación sitúan el principal foco de debate en la fabricación digital, y principalmente en la impresión 3d, sobre cómo la replicabilidad de los objetos va a generar una nueva problemática con los derechos de propiedad intelectual»
José María Sánchez-Laulhé Sánchez de Cos, Belén Barrigón Ferrero, Juan José Olmo Bordallo, David Moreno Rangel, David Lugo Muñoz y Manuel Fernández Expósito
«El territorio de la fabricación digital»
Teknokultura, vol. 11, n.º 1, 2014
Teknokultura | Universidad Complutense de Madrid | Facultad de Ciencias Políticas y Sociología | Departamento de Métodos de Investigación Social, Comunicación y Cultura. Sociología IV | Madrid | ESPAÑA
Extracto de apartados en páginas 15-16, 19-20, 23 y 35-36 del artículo en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.
«Resumen
»La fabricación digital como campo de conocimiento y producción se reivindica en muchos textos recientes como un territorio de emancipación respecto al monopolio de los grandes sistemas de producción multinacionales. Desde ciertos sectores de la fabricación digital aún minoritarios se plantea que estas técnicas pueden trascender la relación entre la persona y el objeto, la segmentación disciplinaria ―al menos en lo relativo al diseño industrial―, o que van a construir infraestructuras con códigos de información de los objetos físicos en torno a nuevas comunidades.
»En este artículo vamos a contrastar estas potencialidades con los conflictos y limitaciones más terrenales que implica el emprendizaje en materias relacionadas con esta área en el momento actual. Para ello vamos a exponer nuestro proyecto Ehcofab, un laboratorio de fabricación digital autónomo situado en una de las zonas de tradición artesanal del casco histórico de Sevilla. Este texto también nos permite desnudar el alma de nuestro proyecto para convertirlo en un diálogo abierto en el que nuestros debates están aún inacabados. Sabemos que nuestra andadura nos marcará un rumbo que para nosotros es todavía bastante incierto, y en el que aparecerán nuevos conflictos. El punto de partida es el mes de abril de 2013, por lo que nuestra perspectiva sobre algunas desventuras y trastornos aquí reflejados han tomado cuerpo o se han desfigurado durante el trayecto.
»Introducción
»El presente texto trata de enfrentar la emergencia de la fabricación digital y las distintas cápsulas que están apareciendo bajo formato de emprendizaje socio-tecnológico, con los diferentes dispositivos ante los que ha de posicionarse y que tienen que ver con heterogeneidades tales como el mercado, el marco legal o el contexto sociocultural.
»Para situar este ensayo ponemos como referencia nuestro proyecto Ehcofab, un taller de fabricación digital autónomo situado en el casco histórico de Sevilla, que nos ha permitido comprobar en nuestras carnes los conflictos y limitaciones que se derivan de este posicionamiento. No vamos a detenernos en debates especializados sobre la arquitectura biopolítica que lleva implícito el uso de Internet, que además ya han sido leídos muy acertadamente por Alex Galloway (Galloway, 2004) y otros, o la compleja disputa enunciativa entre la industria y los usuarios de la red sobre la propiedad intelectual en nuestra era. Son debates de los que somos parte y a los que damos respuesta parcialmente con nuestras acciones, pero distorsionan el tema de este artículo: el papel de la fabricación digital en la producción digital y/o material de objetos físicos como territorio de construcción de nuestro ser. Siguiendo una lógica foucaultiana, trataremos de hacer visible parte de las relaciones de poder que conforman un dispositivo en torno a la producción material en la cual la fabricación digital trata de integrarse (Foucault, 1974: 94).
»Los medios de comunicación sitúan el principal foco de debate en la fabricación digital, y principalmente en la impresión 3d, sobre cómo la replicabilidad de los objetos va a generar una nueva problemática con los derechos de propiedad intelectual. Es un debate provocado e impuesto por la industria, que limita las posibilidades de la acción de la fabricación digital a los objetos que ella misma proporciona, sin valorar nuestra capacidad creativa. La interpelación continua que sufrimos genera un deseo que sólo ha ser satisfecho a través del consumo, impidiendo actitudes más proactivas. Siguiendo esa lógica, respuestas más activas, como la alteración o la adecuación, entran en el campo de lo penable en el discurso generado sobre cómo las máquinas de fabricación digital corrompen el sistema. Para nosotras, un conflicto que simplemente encierra e impulsa los intereses de unos pocos aprovechando la aparición de las tecnologías de fabricación digital en cada vez más espacios.
»La fabricación digital en cualquier caso vive una etapa eufórica, últimamente muy respaldada por los medios generalistas que le prestan atención como un polo de desarrollo con una capacidad de trasgresión importante ―aunque muy ligada a una imagen de consumo―. Esta euforia también se nota en la continua aparición de centros dedicados a la fabricación digital, especialmente los vinculados a la Fab Lab Network; en el interés a nivel particular que está surgiendo por estas máquinas; y en la multiplicación de actividades que tienen como objeto la fabricación. Sobre esta potencia hay notables narraciones y textos científicos, partiendo de “FAB: the coming revolution on your desktop” (Gershenfeld, 2005) hasta “Makers, the new industrial revolution” (Anderson, 2012). Pero la euforia implica también un abandono al gozo y al disfrute del momento, sumergiendo ciertos peligros e intereses que le acechan. Nuestra perspectiva es inevitablemente optimista, pero hemos tratado de hacer un ejercicio de consciencia para señalar algunas cuestiones que se han de tener en cuenta cuando pensamos generar un proyecto en torno a la fabricación. La principal cuestión deriva de que nuestra irrupción implica a una serie de dispositivos con una forma muy determinada y con los que en diferentes etapas vamos a colisionar.
»Para realizar este análisis, hemos hecho una segmentación de la fabricación digital por capas o líneas que sólo son comprensibles desde su superposición y contaminación. Las hemos trazado desde lo global a lo concreto pero sin perder la referencia de Ehcofab, teniendo en común que todas ellas implican un posicionamiento que deviene en nuestro ser productivo, no sólo afectando a la empresa sino constituyendo un algo más que tiene que ver con nosotras y nuestras vidas, con las personas que participan de la fabricación digital, y la convivencias con las otras formas (instituciones, regulaciones...) que engranan y dotan de significado a la fabricación digital.
»El contexto social e institucional
»Este proceso de auto-representación que hemos de acometer, y que en el caso de la fabricación digital entendemos que genera la identidad de lo que se va a conocer como fabricación digital, es una cuestión integral. Esto quiere decir que nuestra acción no se limita al campo de la fabricación digital sino que intervienen otros campos más o menos periféricos y la manera en la que nos vinculamos a ellos: el uso de software y hardware libre en lo posible, el hacernos presentes como uno más de los polos de autoproducción que se están resignificando bajo técnicas contemporáneas, la participación y la generación de plataformas y lenguajes que permitan las transacciones Peer-to-Peer ―P2P―.
»Aparte hemos de cuidar cómo nos hacemos visibles en otros foros que potencian la autonomía del campo social respecto al sistema. Nos enunciamos en femenino por una lógica de apoyos y relaciones con lo que para nosotras significa el imaginario femenino y, sobre todo, por la libertad que creemos que existe en el simple hecho de enunciarnos ―que se hace mucho más patente con el uso del femenino plural―. El desarrollo de las Creative Commons y el acompañamiento a los colectivos que las impulsan, las colaboraciones con iniciativas de formación no reglada, y otros proyectos que promueven la autonomía y la defensa del retorno colectivo, en el fondo es también la adquisición de un posicionamiento y la defensa de la continuidad de nuestro proyecto en tanto valor procomún y que, por tanto, “procomuniza” (Zemos98, 2012).
»La búsqueda de un perfil autonomista o el hecho de ser un proyecto que trata de desvincularse de la subordinación respecto a las grandes instituciones puede conducir a la autolimitación. Hay que ser capaces también de comunicarnos con otras esferas sin que ello signifique someternos a sus formas. Especialmente importante es cómo se comunica un espacio autónomo respecto a la institución pública, ya que los sistemas no son estancos y existen interferencias inevitables. Las corporaciones industriales se han apoyado y se apoyan de diferentes maneras en ellas, ¿cuál es la razón para el rechazo completo de esta unión? ¿qué parte de la función de lo público hemos de intentar rescatar y respaldar (Martínez, 2012)? Rebajar el papel de lo público en esta labor parece a la vez una sobreestimación de nuestras capacidades. Venimos defendiendo que nuestra labor excede la producción directa para Ehcofab, pero aún no hemos trabajado los protocolos para que este valor extra sea efectivo para el entorno ni para que el modelo sea extrapolable a otras situaciones que puedan necesitarlo. El agenciamiento con lo público parece inevitable para conseguir que un emprendizaje que tiene mucho de piloto pueda ser una respuesta a las necesidades de la sociedad.
»Conclusiones
»Para estudiar el fenómeno de la fabricación digital y los territorios a los que afecta el nuevo que se crea, pero también los preexistentes que transforma, es inevitable poner un caso concreto y empezar a desgranar de forma multiescalar los conflictos que se le cruzan y los agentes que están implicados. El campo de la producción material de bienes no puede entenderse como neutro respecto a la sociedad: condiciona nuestro entorno, nuestras limitaciones productivas y reproductivas, y nuestros modelos de comunicación e información.
»Desde Ehcofab estamos tratando de dar una primera respuesta parcial a todas esas cuestiones que se nos cruzan, pero somos conscientes de nuestras limitaciones. Este texto tiene que entenderse como una apertura de nuestras reflexiones internas situadas para el impulso de un debate por ahora minoritario. La construcción de este territorio, por ahora movedizo e informe bajo un modelo alternativo, es vital para poder reproducir este tipo de proyectos donde podamos constituir realmente un sistema de producción más justo y sostenible. Hasta el momento la producción material no ha sido el eje sobre el que se ha desarrollado una mayor producción tecnopolítica desde los movimientos sociales o culturales, y este foro es un importante paso para explicitarlo. Podemos imaginar alguna deriva nefasta que conlleve un difícil mantenimiento de este tipo de iniciativas, así que por un lado hemos querido mostrar la posibilidad de avanzar de un modo autónomo como hemos hecho hasta el momento, pero también las amenazas a las que nos enfrentaremos en futuros próximos donde no todo sea de color de rosa para la fabricación digital».
octubre 31, 2022
La arquitectura actual se genera con un lenguaje y un aprendizaje multidisciplinares (filosofía, literatura, videoarte, arte visual...), lejos de la anterior, y en la inmersión masiva en lo digital
Laura Ortín Jiménez
«Dos nuevas tipologías por la inmersión de lo digital y la pérdida de lo analógico: arquitectura diagrama y arquitectura fenómeno»
[i2], vol. 1, n.º 1 (2013)
[i2] Innovación e Investigación en Arquitectura y Territorio. Revista Científica | Universidad de Alicante | Escuela Politécnica Superior | Departamento de Expresión Gráfica y Cartografía | Alicante | ESPAÑA
Se incluye a continuación un extracto de las páginas 2 y 3 a 6 de la publicación en PDF. Las referencias pueden consultarse en la publicación original.
Representación arquitectónica realizada por Operadora. Imagen tomada de Archdaily.
«RESUMEN
»En un tiempo de mezclas y deslizamientos, la producción arquitectónica actual se genera sobre la base de unos lenguajes multidisciplinares alejados de los habituales. La arquitectura moderna fue consecuencia natural de las investigaciones de las vanguardias pictóricas motivadas por unas condiciones emocionales concretas a raíz de eventos trascendentales. La arquitectura contemporánea responde a paradigmas de su tiempo también, siendo el más importante y contenedor de todos: la inmersión masiva de lo digital. Los mecanismos con que afronta sus procesos beben del aprendizaje de otras disciplinas. Periferias arquitectónicas como el pensamiento, el arte visual o la ciencia ofrecen a la arquitectura nuevas metodologías y lenguajes.
»La información está sumamente digitalizada y tras la pérdida progresiva de lo analógico en nuestro mundo, la arquitectura activará dos mecanismos proyectuales que determinan el carácter arquitectónico desde el uso de lo digital: por un lado, la arquitectura diagrama como compresión de información, formada desde parámetros sintetizados en los que ya no podemos relacionar contenido y continente; por otro lado, la arquitectura fenómeno como interfaz de información, respuesta tangible a las condiciones de merma sensorial y las nuevas naturalezas que habitamos.
»INTRODUCCIÓN
»La arquitectura actual comienza a generar cierto paisaje incómodo por la imposibilidad de elaborar una taxonomía de sus individualidades y entender cómo o cuáles son las causas por y para las que se genera. Es quizás oportuno aceptar que estamos en un momento antitratadista y de cambio donde la arquitectura ya no atiende a los lenguajes legitimados del siglo XX.
»La arquitectura ha sido y será siempre reflejo de su tiempo y por tanto en la actualidad existen ciertas arquitecturas que responden al momento de mudanza en el que nos encontramos. Atender a esas arquitecturas presentes desde el conocimiento de cuáles son las causas que moderan el momento actual ayuda a entender que las producciones actuales no son causa de ellas mismas, que la arquitectura no es algo formado desde sus propios lenguajes, sino que esta se forma por síntesis de multitud de factores: sociales, de pensamiento, científicos, etc.
»Este aprendizaje analítico bebe de la enseñanza de las arquitecturas clave en el siglo XX, lanzando una hipótesis de paralelismo. Estas aparecieron motivadas por ciertas condiciones históricas: la Revolución Industrial, la Primera y Segunda Guerra Mundial, etc. Igualmente respondieron a esos condicionantes y motivadas por las investigaciones pictóricas de las vanguardias generaron unos lenguajes propios: reduccionismo formal, austeridad de recursos y medios, depuración objetual y material, rechazo al ornamento, purismo plástico, carácter industrial geométrico, etc. Por tanto, en este momento de cambio, también es posible una aproximación a la arquitectura contemporánea considerándola como respuesta a los paradigmas que azotan el siglo XXI. Los interrogantes por tanto serán: ¿la arquitectura contemporánea responde a los conflictos y necesidades de su tiempo, a sus nuevos paradigmas?, ¿se genera desde sus propios lenguajes o, por el contrario, atendiendo a otras disciplinas ajenas a los instrumentos habituales?
»Para responder a estas cuestiones cabe preguntarse entonces si al cambiar el contexto, cambia el significado. La arquitectura contemporánea, al no atender a los mismos condicionantes, es probable que ya no utilice lenguajes asociados a ella como había sido hasta ahora y por tanto necesite de otros elementos para generarse. Esto significa el uso de disciplinas ajenas a ella, disciplinas como la filosofía, la literatura, las nuevas expresiones artísticas (videoarte, arte visual, etc.), que den respuesta a situaciones circundantes inventando o generando nuevas metodologías y herramientas. Por tanto, la primera cuestión a resolver es qué ocurre en nuestro contexto y la segunda, cómo cambia el significado.
»Para comenzar esta búsqueda se atiende a una particularidad de nuestro tiempo: la inmersión masiva de lo digital. Este hecho considerable e ineludible genera ciertos condicionantes en nuestros modos de relacionarnos, bien con los objetos que nos rodean, bien entre nosotros mismos provocando en última instancia una arquitectura generada por influencia directa desde este factor.
»Lo digital es un concepto amplio que asume diferentes lecturas tanto en el plano social como en el arquitectónico. Interesa analizar una de las mayores consecuencias que esto provoca a todos los niveles de relación y que por tanto en la arquitectura actual se verá plasmada: la pérdida de lo analógico. Con una doble lectura: por un lado, la pérdida de lo analógico desde la ausencia de relación directa con los objetos que producimos y cómo la arquitectura se genera en base a esto; por otro lado, la pérdida de lo analógico desde la ausencia de relación física entre nosotros y entre nosotros y el medio; y así, entender cómo la arquitectura da respuesta a esa pérdida referencial.
»Así pues de la primera ausencia debe aparecer una arquitectura cuya metodología y proceso se aleje de los lenguajes propios que hasta ahora estaban legitimados. Se generaría entonces una arquitectura con herramientas aprendidas y escogidas de ciertas periferias disciplinares, la arquitectura diagrama. Respecto a la segunda tipología aparecería una arquitectura como respuesta a la ausencia de estímulos provocados por esa digitalización de lo físico, una arquitectura que potenciaría lo analógico desde el plano de lo tangible, la arquitectura fenómeno.
»Resumiendo, desde el punto de partida del hecho actual trascendente de la inmersión masiva de lo digital se extraen una periferias arquitectónicas en las que ya se traducen las posibles cuestiones y problemáticas que lo anterior acarrea y a partir de aquí se accede a las posibles arquitecturas que recogen ese testigo y lo utilizan, bien para generarse, bien para responder a las “ausencias” actuales.
»Si podemos relacionar ciertas arquitecturas con lenguajes y metodologías de otras disciplinas y estas con los factores paradigma del presente momento podremos ir componiendo un mapa metodológico del panorama arquitectónico actual, una taxonomía sintética de la arquitectura contemporánea.
»LA INMERSIÓN DE LO DIGITAL Y LA PÉRDIDA DE LO ANALÓGICO
»Lo digital adquiere tanto peso en la actualidad que los modos de operar tradicionales prácticamente se han extinguido, desde el activismo social hasta los negocios. Se ha cambiado el medio físico por el digital, por lo que ya no es necesaria la presencia humana para la mayoría de las acciones que nos interrelacionan.
»Con la inmersión de lo digital en nuestra cultura y especialmente con la aparición de Internet ocurre un cambio paradigmático, Hervé Fischer lo llama el “choque digital”.
»En 1995 Nicholas Negroponte escribe Being digital, libro donde se establece el fin del mundo real (los átomos) en pro del mundo digital (los bits). Con una actitud visionaria prevé una humanidad “digitalizada”: “Como el aire y el agua para beber, ser digital se notará solo por su ausencia, no por su presencia”. James Fowler, especialista en redes sociales de la Universidad de California (La Joya, EE.UU.) estudia el comportamiento de estas, en especial a nivel virtual, es decir, como efecto de lo digital. En su libro Connected, Fowler habla de cómo las redes afectan a la estructura social. Hemos pasado de Homo Economicus (término irónico que significa ‘Hombre Económico’ y que caracteriza a los humanos mayoritariamente por ser egoístas, interesados y racionales) a Homo Dictyous (literalmente significa ‘Hombre Red’, el hombre realmente comparte). Desde el comienzo de la civilización humana las conexiones han formado y ayudado a nuestro desarrollo como raza (el mito de la Torre de Babel). Fowler llama a esto Superorganismo, donde la cooperación y la posición donde te encuentres dentro de la red son las claves.
»Una de las consecuencias de la inmersión masiva de la cultura en el mundo digital es la falta de relación visual con el propósito al que las tecnologías digitales están asociadas. “No podemos ya relacionar visualmente el objeto con el uso para el que está diseñado. Ya no es posible leer en él su mecanismo de funcionamiento, ni siquiera el fin que satisface [...]. A través de estas tecnologías el objeto se libera de alguna forma de su apariencia y el interés pasa a recaer en el efecto que genera”. Existe un cambio en el modus operandi, un nuevo planteamiento metodológico por el cual las cosas se piensan, se expresan y se crean. Las herramientas digitales han cambiado nuestra forma de pensar y producir objetos, no solo en lo referido a los software que ayudan a la expresión gráfica (visualización) de un proyecto como modo operativo de dibujo digital (3DStudio, Rhinoceros o incluso Grasshopper), sino a la idea de que la retirada del objeto a la “trastienda” demanda el reemplazo de algún elemento (físico) con el que interactuar, una interfaz. La situación digital nos interesa en tanto que favorece la no importancia de la forma, de su apariencia, del efecto (no como sensación, sino como imagen) que provoca. “Trabajaremos (trabajamos) con ceros y unos como lenguaje de mediación entre el sujeto y el objeto”. Por tanto interesa lo digital en la arquitectura como operador de situaciones ajenas a esta y catalizador de sensaciones y disposiciones nuevas.
»Afirma Agustín Fernández Mallo que actualmente nos encontramos con tres naturalezas: por un lado la naturaleza de siempre, la del paisaje natural, de la que hablaría un ecologista: el árbol, el río, un campo, etc.; también podríamos hablar de la ciudad: las calles, los edificios, etc. Ahora, Internet se ha convertido también en una nueva naturaleza para nosotros. Igual que ya no somos conscientes de que estamos andando por una acera que está dentro de una ciudad, porque la ciudad se ha convertido en algo “natural”, con Internet ocurre lo mismo, vamos recorriendo (navegando) inconscientemente, atravesando sus intersticios de forma natural puesto que ya es parte de nuestro mundo, bien es cierto que un mundo virtual, pero en el cual la naturalidad con la que lo usamos y la condición intuitiva que activamos lo convierten en parte de nuestra naturaleza y así, vamos desdibujando la línea virtual-real.
»En base a esto la nueva comprensión de la naturaleza se nos relaciona con el concepto de lo digital. La pérdida de relación tradicional con el medio provoca una necesidad de reemplazo por parte de la arquitectura. Nuestro paisaje actual podría ser una expansión incontrolada de ciudades pero también de dispersión de la información que engloba Internet. “Tanto la expansión física como la virtual son síntomas de la ruptura de todas las estructuras estables —tanto si se trata de edificios o ciudades como de libros— que habíamos fijado como los monumentos absolutos que debían permitirnos entender nuestra relación con el terreno que nos rodea”. Así, bajo este panorama, Betsky anima a no preocuparnos por construir edificios, “[...] sino por pensar los modos con que podemos emplear las técnicas de la narrativa, las interconexiones y los iconos para crear estructuras que nos permitirían hacer edificios que sean cristalizaciones de un paisaje más allá de las ciudades, un paisaje de expansión [...]. No deberíamos aceptar la solidez como el objetivo final de nuestra obra, sino deambular por (y cuestionarnos) los nuevos espacios y lugares de nuestro mundo y de nuestras vidas que tenemos que ir abriendo continuamente como un acto esencial de arquitectura”.».
octubre 24, 2022
«Snow Fall (The Avalanche at Tunnel Creek) y A Short History of the Highrise: dos modelos de comunicación audiovisual interactiva del New York Times»
Pere Freixa, Carles Sora, Joan Soler-Adillon, J. Ignasi Ribas
«Snow Fall (The Avalanche at Tunnel Creek) y A Short History of the Highrise: dos modelos de comunicación audiovisual interactiva del New York Times»
Textual & Visual Media, n.º 7 (2014)
Textual & Visual Media | Sociedad Española de Periodística (SEP) (@SepPeriodistica) | Madrid | ESPAÑA
Extracto del apartado «Discusión», en páginas 200 a 203 del artículo en PDF. Las referencias pueden consultarse en la publicación original.
«A modo de conclusión y debate apuntamos los aspectos que consideramos más relevantes, detectados en la observación mediante el découpage de los dos audiovisuales interactivos, y los confrontamos con las aportaciones de los propios autores y críticos.
»Programación abierta vs aplicaciones
»Ambos interactivos se visualizan desde las páginas ubicadas en los servidores del NYT. Su programación se basa exclusivamente en lenguajes de dominio público, como son el código HTML 5 y el lenguaje JavaScript. Se utilizan distintas librerías para programar los recursos multimedia y la interacción. A pesar de que existe una importante adaptación a los distintos navegadores y sistemas operativos, los dos interactivos refrendan la apuesta del NYT por la programación abierta en contra de las aplicaciones específicas (apps) diseñadas para cada dispositivo y/o sistema operativo.
»Como certifica Jacky Myint, diseñador y productor multimedia de Snow Fall, “From the beginning we made the decision to not offer the exact same experience across all browsers/devices. This allowed me to focus on the main experience in the more modern web browsers while my colleagues focused on different experiences on other devices or older browsers” (Duenes et al., 2013). Cuando el interactivo detecta el dispositivo concreto que el usuario está utilizando elige uno u otro recurso para facilitar el visionado. Myint añade: “Josh Williams worked on the iPad/iPhone/touch experience while Jon Huang worked on IE8. We each had to figure out the best experience for the respective browsers/devices we were focusing on and work within their limitations” (Duenes et al., 2013).
»Esta decisión no es ninguna novedad. En los últimos años el NYT ha apostado fuertemente por la programación con código HTML. Muchos de los recursos utilizados en Snow Fall y Highrise se se han desarrollado en los dos últimos años.
»Como expone el director gráfico Steve Duenes, “The front end coding is not much of a leap beyond other interactive features that we have done in the last two years. It’s similar in some ways to some of the devices that have been used on a smaller scale: fixing elements on the page, for example. But the way that it was coded— to try to create this so it wasn’t a heavy experience for a reader —that was ambitious for sure” (Greenfield, 2012).
»La adaptabilidad a los distintos dispositivos y sistemas operativos ha condicionado también el diseño de Highrise. Como explica su autora, Katerina Cizek, “The interactive experience incorporates the films and, like a visual accordion, allows viewers to dig deeper into the project’s themes with additional archival materials, text and microgames. On tablets, viewers can navigate the story extras and special features within the films using touch commands like swipe, pinch, pull and tap. On desktop and laptop computers, users can mouse over features and click to navigate. Smartphone users can view the four films via the New York Times Mobile Web site” (Highrise NFB, 2013).
»Contenido narrativo. Estructura secuencial y automatismo
»Como se ha observado en el apartado 3.5, el diagrama de Snow Fall y Highrise responde a un modelo de linealidad secuencial. Los nodos se enlazan de forma ordenada uno después de otro, creando un recorrido continuo. Ambos productos apuestan por una estructura muy simple que sólo contempla dos niveles de profundidad: la estructura principal, y breves digresiones para acceder a los contenidos complementarios. No se han diseñado ni considerado formas alternativas para acceder a los contenidos, como galerías o enlaces transversales. Tampoco se han implementado hipervínculos entre apartados y contenidos. La estructuración de la información se aleja de las recomendaciones tradicionales defendidas por los manuales de diseño interactivo, como son el facilitar el acceso directo a los contenidos, posibilitar la reiteración de formas de interactuar (Garret, 2010) o la de evitar largos contenidos: “users are likely to traverse your site in a free-form weblike manner, jumping across regions in the information architecture, just as they would skip through chapters in a reference book” (Lynch, Horton, 2009: 84). El equipo del NYT ha optado por simplificar, reducir y minimizar la presencia de la estructura y la navegación en la interfaz. En Highrise, a la linealidad y simplificación de la estructura se le ha añadido el automatismo de la respuesta: el clic inicial permite el visionado completo de los cuatro filmes que constituyen el interactivo. En Snow Fall la estructura remite a la continuidad lineal del texto impreso. Como apunta Steve Duenes (2013) “Snow Fall began life not as a demonstration of technology and design capabilities, but with a traditional, indepth piece by Times reporter John Branch”.
»Navegación por la estructura. Disolución y transparencia
»La apuesta por una estructura simple como la linealidad secuencial para organizar la información se complementa con la decisión de modificar la dimensión habitual de los nodos y presentar en una misma interfaz tanto los elementos principales como los complementarios de la narración. De esta forma el diseño de la navegación y de la interfaz se complementan y consiguen trasladar al usuario la sensación de continuidad narrativa en el interactivo, un objetivo ampliamente anhelado por los diseñadores de interacción. Nodos, capítulos, subapartados y unidades de contenido difuminan sus límites. Se transita de unos a otros de forma ininterrumpida, mediante el desplazamiento de la deslizadera, mediante el uso de transiciones y fundidos automáticos o de forma simulada, aprovechando que el espectador presta atención a otro elemento de la pantalla. Aparentemente el discurso transcurre sin interrupciones aunque el usuario momentáneamente abandone el hilo narrativo principal y consulte materiales complementarios.
»Según afirma la editora Margaret Sullivan (2012) el interactivo Snow Fall es capaz de mantener suficientemente la atención de los usuarios, ya que “they spent a lot of time with the project, about 12 minutes, which amounts to eons for a single digital story” . Muchos detalles de diseño acompañan esta decisión: el menú principal, en Snow Fall aparece en la pantalla cuando el usuario activa la barra deslizadera y está observando otra zona de la pantalla. En Highrise se transita de forma continuada del nodo ‘créditos iniciales’ al ‘apartado 1’, utilizando la banda sonora y las animaciones visuales como foco de atención. John Brach redactor de Snow Fall, describe así el objetivo del interactivo: “You have to hope the story carries the reader, (...) We’re setting breadcrumbs along the way in terms of graphic and photos. You just have to hope that people follow.” (Jula, 2014).
»Jerarquía en los recursos y tratamiento multimedia
»Como apunta John Branch refiriéndose a Snow Fall, los recursos gráficos y fotográficos se supeditan al texto. En Highrise puede considerarse el vídeo el medio predominante, aunque, como se ha visto, sirve más como contenedor de recursos que como medio de registro audiovisual. El audio es el medio sobre el que se sustenta la continuidad mientras que la fotografía y el grafismo son los medios elegidos para dar visualidad al contenido. El NYT clasifica sus interactivos en cinco categorías: multimedia stories, data visualization, explanatory graphics, breaking news y visual and interactive features. A pesar de que puedan compartir las mismas herramientas de programación, estructuras narrativas o recursos gráficos para el diseño de las interfaces, cada categoría alude al medio tradicional predominante al que refiere. En multimedia stories se agrupan los interactivos que, como Snow Fall, se construyen a partir de la elaboración de una historia, un argumento textual. En visual and interactive features están las propuestas elaboradas con recursos visuales y audiovisuales, principalmente vídeos y fotografías, como Highrise.
»La cita de Jassim Ahmad que encabeza este artículo plantea la existencia de dos modelos de interactivos; unos más tradicionales, basados en un texto elaborado y otros en los que prima la experimentación audiovisual y multimedia.
»Usuario pasivo vs usuario activo
»Qué usuarios se interesan por estas propuestas? Margaret Sullivan afirma que, de los casi tres millones de visitantes contabilizados durante la primera semana, un tercio nunca había accedido a las páginas del NYT (Sullivan, 2012). Se trata pues de usuarios nuevos para la prensa digital, posiblemente atraídos mediante enlaces difundidos por las redes sociales. Estos usuarios comprenden perfiles muy distintos. Ambas piezas contemplan a los usuarios pasivos. Usuarios que pueden interaccionar con Snow Fall prácticamente como lo harían con un libro electrónico. Usuarios que pueden visionar todo el documental Highrise como si estuvieran contemplando una vídeo en Youtube. Sin embargo, ambas propuestas contemplan también otras formas de navegación y participación. De menos a más, cada proyecto propone distintos grados de implicación por parte de los usuarios. Desde la pasividad receptiva, próxima a los medios tradicionales, a la participación activa en la creación y publicaciHighrises, en Highrise, o dialogando con el redactor, en Snow Fall. La alternancia de usos es probablemente uno de los mayores aciertos de las propuestas del NYT. Jess Linington (2013) observa esta duaHighriseos en Highrise: “Reading through the user comments (a goldmine for those interested in user experience) so far on the NYTimes site, it’s clear to see an imbalance between those who embraced the interactivity and those who didn’t, which is to be expected with any mainstream interactive project. However the biggest talking point so far is the use of rhyme within the piece. Intended to “evoke a storybook” many thought it didn’t fit, or “dumbed down” the over all tone”».