agosto 08, 2022

La metodología pragmática es adecuada para describir textos cuyo significado implica procesos metalingüísticos



Valmore Agelvis y Frank Arellano
«Las implicaturas conversacionales generalizadas y particularizadas en las manchetas del diario El Nacional»

Lengua y Habla, vol. 19 (enero-diciembre de 2015)

Lengua y Habla. Revista del Centro de Investigación y Atención Lingüística (CIAL) | Universidad de Los Andes (@ULA_Venezuela) | Facultad de Humanidades y Educación (@decanatofahe) | Departamento de Lingüística | Centro de Investigación y Atención Lingüística «Julio Cesar Salas» (CIAL) | Mérida | VENEZUELA


Extracto de páginas 22-23 y 24-26 del artículo en PDF. Véanse las referencias en la publicación original.




«INTRODUCCIÓN

»Un diario se compone de una gran variedad de tipos de discurso (informativo, literario, publicitario, deportivo, de sucesos, etc.). En este trabajo se realiza una aproximación a la manera en que las manchetas del diario El Nacional transmiten a la opinión pública un comentario que conlleva un significado que generalmente precisa de una doble lectura. En este sentido, intentamos describir, desde el punto de vista pragmático, cuál es el funcionamiento de las manchetas a la luz de las propuestas de Levinson (2004).

»Las manchetas son textos breves, que consisten en un solo enunciado. Estos textos son publicados diariamente junto con las columnas de opinión del periódico y expresan una sentencia o punto de vista polémico con respecto a las situaciones críticas y controversiales de la vida nacional, así como también de la actuación de personajes públicos.

»Como las manchetas forman parte de un discurso humorístico que hace crítica social, tienen una estructura muy particular que causan en el lector la previsión de una cierta actualización de su significado. Así, en las manchetas encontramos habitualmente textos que reclaman un doble procesamiento para descubrir su intención comunicativa. Las manchetas dan una opinión, una sentencia o una información a sus lectores a través de un significado llevado a cuestas, un significado “parasitario”. Este significado, evidentemente, debe estar restringido, puesto que una interpretación a voluntad –ad líbitum– de los enunciados presentados por las manchetas haría que cada lector encontrara en estos textos una respuesta particular a lo que se supone que quieren decir.

»Levinson (2004) plantea una teoría que estudia los SIGNIFICADOS PRESUMIBLES (por defecto) de un enunciado como implicaturas que se desencadenan a partir de un mecanismo metalingüístico dependiente de tres simples pero poderosas heurísticas que operan “sin demasiados cálculos”, así como también en ausencia de intención del hablante y el conocimiento enciclopédico. La idea de la inferencia pragmática reside en el mecanismo de decir una cosa e implicar otra. Se parte entonces del principio del compartimiento de dispositivos metalingüísticos entre el emisor y el receptor.

»De acuerdo con Levinson (2004: 42), las implicaturas pueden ser Generales o Particulares. Las primeras apuntan a un procesamiento cognitivo y activan un significado por defecto, no-marcado, mientras que las particularizadas cobran su significado a partir de la información contextual.

»Alguna heurística debe ponerse en función interpretativa al confrontar la información presente en las manchetas, como la propuesta por Grice: “Se supone que E está siguiendo las máximas” (citado por Levinson 2004: 40), por lo tanto, estas claves de interpretación deberían poder ser aplicadas en el análisis. De esta forma, en este trabajo nos concierne, por una parte, prestar atención y ver hasta qué punto el contexto en el cual ha sido producida la mancheta interviene en su comprensión e interpretación; por otra parte, observaremos si los enunciados de las manchetas poseen ciertas características que revelan algunas claves de cómo ellas deben ser comprendidas, esto es, si hay inscrito en los textos algún dato metalingüístico que se activa para reinterpretar el significado en una lectura no literal.


»MARCO TEÓRICO

»[...]

»Implicaturas Conversacionales Generalizadas y Particularizadas

»Levinson (2004: 42) sostiene, siguiendo las ideas de Grice, que aquellos enunciados que no deben ser leídos literalmente pueden desencadenar dos tipos de implicaturas, estas son las IMPLICATURAS CONVERSACIONALES PARTICULARES (ICP) y las IMPLICATURAS CONVERSACIONALES GENERALIZADAS (ICG).

»Una implicatura generalizada, dice Levinson, es aquella que recoge nuestras intuiciones sobre la interpretación preferida o normal. Levinson intenta desprenderse de la vieja práctica de textos ocurrencia o muestra con los que trabajó la pragmática y se propone describir, de este modo, los enunciados-tipo. La idea de base consiste en que un enunciado está conformado de manera compuesta, por lo dicho y por lo implicado. Lo implicado se produce por la inferencia, que puede ser particularizada o generalizada. La inferencia generalizada tiene que ver con una interpretación preferida o por defecto.

»Levinson también sostiene que estas inferencias no son las derivadas de las intenciones del hablante, sino más bien se producen respondiendo a las expectativas generales sobre cómo se usa normalmente el lenguaje, esto es, de cómo están interconectadas con la estructura del significado lingüístico. Las Implicaturas Conversacionales Generalizadas (ICG) son inferencias por defecto, “aquellas que recogen nuestras intuiciones sobre una interpretación preferida o normal” (Levinson 2004: 35), para esto propone un procesamiento cognitivo y por tanto invariante “a los cambios de contexto y a los supuestos básicos, a pesar de ser anulables.” (2004: 29). Solamente las implicaturas particularizadas dependerían por completo de las circunstancias en las que un enunciado es proferido para comprender la actualización del significado según un contexto específico.


»Significado y pragmática

»Los asuntos del significado aportan una justificación al tema al que nos dedicamos en este artículo. Se trata de hablar sobre el significado, pero el significado no siempre es el que está en la oración, en el sistema de la lengua. Este puede funcionar solapado en el enunciado, puede estar apoyado por las intenciones del hablante o puede interactuar con el contexto (físico, abstracto, textual). No siempre lo que interpretamos o entendemos suele venir codificado, dicho explícitamente. “La mayoría de los enunciados de la lengua, orales o escritos, dependen para su interpretación en mayor o menor grado del contexto donde se usan. Y las creencias ontológicas de los participantes están incluidas en el contexto del enunciado, no se olvide” (Lyons, 1997:28 [Semántica lingüística. Una introducción. Barcelona: Paidós]).

»Agrega Lyons que la mayoría de los enunciados de las lenguas naturales tienen una amplísima gama de significados o interpretaciones. Esto se potencia cuando un género de discursos centra su funcionamiento en el potencial de desviación de la convención del lenguaje, como son las manchetas que ironizan sobre situaciones de carácter polémico, de actualidad y opinión pública. Ese potencial de desviación lo prevé Levinson al pensar en distintas instrucciones para casos de referencia irónica

»“[Estas] pueden requerir doble procesamiento, se devuelven para que sean procesados pragmáticamente después de calcular el significado literal. Sea como sea, el procesamiento doble frente al simple parece ser una dimensión perpendicular a la distinción explicatura/implicatura: puede que nos hallemos obligados a computar una ironía dos veces, para obtener una proyección (una explicatura) lo suficientemente relevante para el tipo de procesamiento que plantea la teoría de la Relevancia”. (Levinson, 2004:368)

»De esta manera, según Lyons (1997), “para entender la semanticidad del lenguaje [...] no basta con decir simplemente lo que cada palabra significa” (p. 37). Por otro lado, las palabras de la lengua también tienen una forma, y esto ha sido crucial para el desarrollo de la lingüística desde Saussure. Una forma puede coincidir con otra y significar algo distinto (homófonos u homógrafos). Forma y significado ameritan un tratamiento no ingenuo. La identidad material no es una condición ni necesaria ni suficiente de la identidad gramatical de las formas (Lyons 1997: 56). Lyons distingue los conceptos de oración y enunciado para dar cuenta del asunto del significado.


»¿Son excluyentes las implicaturas conversacionales generalizadas (ICG) y particularizadas (ICP)?

»En atención a la lectura que Levinson hace Grice, las ICP y las ICG son excluyentes, debe existir un dispositivo metalingüístico que lleva al receptor a optar por un significado u otro. Para su distinción, Grice (citado por Levinson 2004) presenta las siguientes formulaciones:

»A - Una implicatura i del enunciado E es particularizada si E implica i solo en virtud de suposiciones contextuales específicas que no obtendría siempre, ni siquiera normalmente.

»B - Una implicatura i es generalizada si E implica i a menos que haya suposiciones contextuales específicas inusuales que la anulen.


»Levinson (2004:23) deslinda el campo de acción teórica donde debe investigarse asuntos del significado como el que nos ocupa. Esto trata del “significado, pero de una subsección bastante especial del significado general de los enunciados... trata del significado de los enunciados-tipo, [...que] competen a las interpretaciones preferidas —los significados presumibles”. Es decir, en el campo de las ciencias del significado, las implicaturas conciernen al significado pragmático, el significado de los enunciados, y al significado de aquellas interpretaciones que tienen que ver con el mecanismo según el cual “dejemos que el mensaje sea portado no solo por el contenido, sino también por las propiedades metalingüísticas del enunciado (esto es, por su forma). O bien, encontramos un medio para que un significado lleve a cuestas otro significado” (2004: 29-30). [...]


»LA MANCHETA COMO TEXTO Y PRODUCTO CULTURAL


Foto en Diario Contraste Noticias (@DiarioContraste).

»La mancheta es un texto que tiene sentido y, por lo tanto, participa en la producción de significaciones en la sociedad, así como todo aquello que ha sido construido y que remite a una “competencia semiótica” (Landowski 1989). La mancheta, como enunciado producido diariamente, forma parte de un espacio de interacción generador de opinión, y ya que nos referimos a un enunciado de gran alcance, producido para muchos destinatarios, podemos hablar de la mancheta como un texto participe de la opinión pública. Observamos en ellas una regularidad en su forma y en su estructura irónica, sarcástica. Regularidad al estructurarse como textos sarcásticos, satíricos, irónicos, que obligan al lector a reconstruir un segundo significado, a partir de una sentencia aparentemente inocente.

»Landowski (1989:23) explica que la opinión pública no tiene un referente estrictamente asignable, y esta se sustenta en la competencia interpretativa de un actante colectivo situado en posición de observador. En este actante colectivo se figurativiza la síntesis de los juicios sobre los asuntos de importancia en la sociedad y sobre ciertos sujetos que en ella se encargan de deberes especiales y que, por consiguiente, crean expectativas en el común. En este espacio de interacción la mancheta suele ser un texto que sanciona la actuación de los sujetos que ejercen poder en la sociedad.

»Angenot (2010) expone que todo aquello que se analiza como lenguaje o como signo es, a fin de cuentas, ideológico. La mancheta, en este sentido, toma forma como lenguaje argumentativo empleado en el discurso político, no solo humorístico, para señalar fallas, errores y problemas en el hacer de las figuras que representan el poder. Aun más, la mancheta, al sancionar a estos sujetos mide su legitimidad y los enfrenta ante la palestra pública. Usualmente, la mancheta recurre a la sátira, al sarcasmo y al lenguaje irónico para cumplir con estos objetivos. Su eficacia reside en la astucia discursiva, en la “salidas” ingeniosas y en la gracia para descalificar al poder, a las taras sociales.

»El uso de la sátira con fines políticos es frecuente en los países de tradición occidental u occidentalizada. Hodgart (1969) ha sostenido que el tema predominante de la sátira es la política. Esta, aparte de ser utilizada para denunciar, también ha sido vista como un mecanismo de influencia que procura afectar la conducta política de sus lectores. Su objetivo principal es ridiculizar, humillar y desenmascarar a los falsos héroes, a los impostores, y a todas aquellas figuras que ostentan un respeto que no ha sido bien ganado. De esta manera, la mancheta —como texto que expresa sátira, que ironiza, que provoca risa despreciativa, que mancilla a los actores que ejercen el poder en la sociedad— es agresiva, mas no ataca abiertamente al poder. Su confrontación no es literal y directa. Esta requiere de cierta dosis de sofisticación política (Hodgart 1969:33-34) y de un público que sepa disfrutar del ingenio de tales ataques. Por ello en la sátira se da una ruptura indirecta de algunos tabúes, y con la risa despreciativa se genera una satisfacción estética a modo de “liberación catárquica de la tensión social” (Hodgart 1969:20-21).

»La mancheta del diario El Nacional de Caracas transmite un significado encubierto –mas no críptico– a sus destinatarios. Parafraseando a Ballart (1994), cuando habla de la ironía, aquel es un texto que no pretende engañar, sino ser descifrado. Por ello, estos textos forman parte del arsenal polémico desplegado en calidad de ideologemas (Angenot 2010:25), usados para desprestigiar al poder, para socavarlo y en fin, para sustituirlo.


»CONCLUSIONES

»La primera conclusión que se puede tomar de este análisis es la pertinencia de la metodología pragmática a la hora de describir este tipo de textos donde se demanda una retrolectura para alcanzar por la vía de la implicatura el significado solapado que se activa a partir de procesos metalingüísticos. Asimismo, debemos resaltar la dificultad de aplicar las propuestas de Levinson (2004) en torno al significado presumible, por defecto. Para Levinson las ICG se actualizan sin muchos cálculos, en ausencia de elementos contextuales y de intención del enunciador.

»El modelo de las ICG tiene la desventaja de circunscribirse a la semántica cognitiva, por tanto, como lo dice el propio Levinson, su poder explicativo es para una muy pequeña parte de enunciados que pueden resolverse bajo este esquema. La densidad de los enunciados de las manchetas no puede resolverse bajo estas propuestas.

»Durante nuestra investigación hemos sometido a la mancheta de El Nacional a una revisión que partía de las heurísticas planteadas por Levinson (2004) para la detección de su significado presumible. Lo que hemos podido advertir es que en el proceso de análisis de los enunciados presentados por las manchetas sí se pueden concebir implicaturas generales, como en el caso de las manchetas aquí escrutadas. Ahora bien, el significado de esas implicaturas conversacionales generalizadas no se muestra como el más pertinente para la comprensión de lo que la mancheta quiere comunicarnos.

»Las ICG, por lo tanto, se descartan en virtud de la aparición de otro significado que se adecua al contexto y que es relevante en el conjunto de las condiciones de producción de la mancheta. La lectura que solo confronta el texto, sin ver el resto del diario, nos deja pocas pistas para descifrar el juego entre el texto y su entorno que produce el significado de los enunciados.

»El texto de la mancheta solicita el contexto informativo del periódico para permitir que el lector realice implicaturas convenientes. Esto nos lleva a pensar que las heurísticas de Levinson son insuficientes para analizar el significado de las manchetas, puesto que las ICG que se conciben partiendo de ellas, son anulables. Las ICP, más bien, si parecen ajustarse a nuestros textos. Creemos que las estructuras internas de los enunciados juegan un papel más importante que el visto aquí en la configuración de su significación, pero opinamos que tales estructuras deben ser abarcadas por otros modelos teóricos.

»Por último, vista la conversación sostenida en torno a la primera mancheta, responder al humor es contraproducente para el mancillado, para el poder, porque hace que el motivo de su disgusto amplíe el radio de difusión del texto humorístico. Quien recibe una sátira, procura no darle beligerancia porque le otorga rango ilocutivo. Cuando el poder otorga ese rango, manifiesta poco control del discurso, debilidad. Este asunto es también de naturaleza pragmática y bien vale una revisión, ya que el poder es, entre otras cosas, un asunto de significado».






No hay comentarios:

Publicar un comentario