agosto 01, 2022

El radiosketch deforma la realidad para favorecer la evasión, y junto con esta retórica, utiliza la ambigüedad, una figura retórica para que la audiencia dude si es humor o es real



Pedro Javier Gómez Martínez y Pablo Garrido Pintado
«El radiosketch en España. De la narrativa tradicional a la participación de las audiencias»

Área Abierta, vol. 17, n.º 1 (2017)

Área Abierta. Revista de comunicación audiovisual y publicitaria | Universidad Complutense de Madrid | Facultad de Ciencias de la Información | Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad I | Madrid | ESPAÑA


Extracto de apartados en páginas 65-66 y 69-70 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.





«El radiosketch frente a la realidad de la noticia

»La realidad y el medio han sido confrontados y estudiados desde muy diferentes perspectivas y teorías. Siguiendo al filósofo Gustavo Bueno, existen tres ámbitos de relación entre la realidad y el medio televisivo. Si algo no está en el mundo, no estará en el medio (“Teoría de la dictadura de la audiencia”); lo que está en el medio, está porque está en el mundo (“Teoría ingenua”); finalmente, cabe la posibilidad de que lo que el medio muestre sea simplemente apariencia, engaño o mentira (“Teoría crítica”) (Bueno, 2000: 60-65). Aunque Bueno se refería predominantemente a la televisión, aplicamos estos postulados a cualquier medio masivo y en especial al radiofónico, merced al proceso de convergencia intermedial (Salaverría: 2003). El radiosketch, desde la perspectiva de la “Teoría de la dictadura de la audiencia”, es una consecuencia lógica de lo que el público pide, es decir, es una crítica pero también un alivio al dramatismo de lo cotidiano. En este sentido, por tanto, hablaríamos de un género evasivo.

»Desde la perspectiva de la “Teoría ingenua de la televisión”, las exageraciones y aberraciones de la realidad sugeridas en el sketch, contribuyen a que veamos una realidad sesgada que desde un punto de vista objetivo no existe, pero a nuestro entender, esta exageración podría implicar varios efectos muy contradictorios. Por un lado, aumentar la desconfianza hacia figuras públicas —lo que podría hacernos más críticos—, pero por otro, justamente todo lo contrario, insensibilizar ante sus errores ya que se han tomado como bromas. En este sentido, conllevaría una pérdida en la capacidad de reacción de las audiencias frente a la realidad criticada, al relativizar con el humor una parte sustancialmente importante del dolor que la realidad produce. Hablaríamos entonces de un género a mitad de camino entre lo evasivo y lo vindicativo.

»Finalmente, desde la “Teoría crítica” estos sketches son una “mentira más” que nos aleja de la realidad. Por tanto, no se deberían tomar muy en serio, ya que se trata de humor, los hechos transmitidos ni el sentido que producen o intentan producir (crítica, rechazo). Estaríamos, de nuevo, ante un modelo evasivo.

»Hasta aquí, la evolución de este formato parecía clara: cuando alude a la realidad, mantiene una distancia con ella que es evidente para las audiencias y que juega en favor de la evasión. Se observó sin embargo, que a la retórica de la deformación, tan frecuente en los programas de humor, le surgía un competidor: la ambigüedad, otra figura retórica que en este caso, en vez de evidenciar la distancia con lo real, promueve la duda, hace que el escuchante se plantee si realmente lo que escucha es un sketch o es real.

»Fueron numerosos los casos en los que se alentaba esta posibilidad, pero la muestra obtenida por la plataforma de podcast, nos permitió analizar un caso de particular interés por su repercusión mediática en las fechas del muestreo, emitido en principio en una estación local, pero que terminó alcanzando difusión de ámbito nacional. Nos referimos a la falsa llamada del President de la Generalitat al presidente del Gobierno. ¿Cuál fue el verdadero efecto de esa broma, para muchos, de mal gusto? Para eso rastreamos a continuación el eco que el hecho produjo en la prensa escrita y en la radio.

»En el periódico digital eldiario.es concluye la voluntad de diálogo de Rajoy (Puente, 2016), lo que parece beneficiar a Rajoy. El seguimiento de la noticia que hizo la cadena SER (Cadena Ser, 2016) destacó la facilidad con la que el locutor local Marc Casanova, de Ràdio Flaixbac, consiguió acceder al presidente del Gobierno, valorando la competencia del personal de Presidencia. A su vez, destaca en las palabras del director del programa, Carles Pérez, lo que este definió como el buen fair play de Rajoy: de nuevo, un comentario positivo respecto a Rajoy.

»En el diario El País, tras una descripción de los hechos y la transcripción del diálogo entre Rajoy y el falso Puigdemont, informa que “Rajoy no ha hablado todavía con Puigdemont, pero el presidente catalán ya sabe qué le podría haber dicho. El mismo programa intentó hablar ayer con la Generalitat haciéndose pasar por Rajoy, pero el intento fracasó” (Roger, 2016): por tercera vez, Rajoy, presunta víctima, sale beneficiado. En la edición digital de El Mundo se realiza una descripción muy similar pero se añaden las críticas de los partidos políticos Ciudadanos (C’s) y Partido Socialista Obrero Español (PSOE) respecto a “que se banalice la relación entre el Gobierno y la Generalitat” (Europa Press, 2016). En cualquier caso, esta información sigue beneficiando a Rajoy.

»Por su parte, ABC recuerda que ya hubo otros casos anteriores como los de los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales y Juan Manuel Santos, víctimas también de la misma clase de broma (ABC, 2016). El Periódico recalca las palabras de Rajoy respecto a la “agenda muy libre” que el presidente dijo tener (El Periódico, 2016). Tal vez este enfoque fuera el más crítico con respecto al líder aludido. Finalmente, La Vanguardia destaca el tono distendido de Rajoy al expresarse con la frase “President, ¿cómo va la vida?” (La Vanguardia, 2016). En nuestra opinión, una imagen cercana y humana con la que no se le suele identificar.

»A juzgar por los titulares de la prensa, concluimos que un presidente del Gobierno al que se ha acusado de eludir el diálogo, tiende la mano en un tono cercano a Puigdemont. Posiblemente, la broma solo pretendía dar contenido, de manera fácil y amena, a la programación de tarde de una emisora local. El resultado, además de humorístico, cambia sensiblemente la percepción tensa del problema aludido: la cuestión catalana.

»En lo que respecta al radiosketch contemporáneo, esta clase de bromas cabría perfectamente dentro del sketch de imitación, como una variante que lo pone en contacto con la realidad y que, sin duda, genera efectos respecto a ella. Esta misma fórmula se diferencia del sketch tradicional en la imposibilidad, al menos aparente, de definir el desenlace de antemano. También es posible detectar un parentesco con las bromas de cámara oculta, definidas por Izquierdo como “una variante documental de las bromas ordinarias” (Izquierdo, 2006: 103). Aunque en este caso no se dé la condición de respetar la autorización del sujeto a posteriori, ni su anonimato.


[...]


»Conclusiones

»El sketch se ha instalado, en las últimas décadas, de manera especial en los programas de información general, como una estrategia discursiva que tiende a suavizar la dureza de los contenidos procedentes de la información diaria. Su presencia en las últimas horas de la mañana y primeras de la tarde, cuando los contenidos persiguen más el entretenimiento que la información, así lo corrobora.

»Los actuales momentos de crisis, en los que la actualidad impacta sobre las audiencias de manera permanente, no generan a largo plazo un incremento en el número ni en el contenido crítico de los sketches de denuncia o de vindicación de la muestra analizada, aunque sí se observa mayor incidencia en los días más próximos al hecho noticioso.

»La función de entretenimiento predomina en la muestra analizada. La presencia de la realidad es amplia, pero no siempre se centra en la crítica a personajes concretos. Es frecuente la denuncia política a través de la caricatura de personajes relevantes en ese ámbito, pero compite con celebridades del deporte y del espectáculo, entre otros. En nuestra muestra, el humor político no fue el contenido más frecuente.

»Aun prevaleciendo el entretenimiento, se advierte la presencia de dos funciones en esta clase de humor, la función crítica y la función de distanciamiento con respecto a la realidad y el predominio de la deformación y la ambigüedad en la identidad de las voces. La frecuencia de aparición de personajes conocidos parece relacionarse más con la viabilidad del humor que con la presencia mayor o menor de dichos personajes en los medios.

»La calidad de las imitaciones produce equívocos, aparentemente no buscados, que han favorecido la aparición de una variante del sketch, a la que podríamos denominar “fake sketch” o “sketches de falsa llamada telefónica”, donde el humorista, valiéndose de su capacidad de imitación, se hace pasar por una figura pública y provoca una situación real en la que lleva a engaño a otra figura pública, y a veces a parte de la audiencia.

»Del mismo modo, se detecta la presencia de microsketches en contenidos como retransmisiones deportivas. Denominamos a esta figura “sketch integrado”, pues la pieza cómica se inserta en la retransmisión sin delimitar la frontera entre realidad y ficción».





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