En: Rocío Felguera Martínez,
Síndrome de Asperger: lenguaje y uso social,
Proyecto Fin de Máster, Máster en Educación Especial,
Universidad de Almería.
Facultad de Ciencias de la Educación, Enfermería y Fisioterapia.
Curso 2010/2011. Asesora: Mercedes Fernández Torres.
Páginas 22-24 y 28-29.
Enlaces:
▪ ficha bibliográfica en el Repositorio Institucional de la UAL
▪ PDF alojado en este repositorio.
«El desarrollo de la pragmática en los niños»
«Para explicar el desarrollo habitual de la pragmática de los niños, es necesario hacer una breve referencia a su definición como “uso social del lenguaje” o “el uso que se hace del lenguaje para expresar las propias intenciones y para conseguir hacer cosas en el entorno” (Monfort. M y cols., 2004).
»Los componentes pragmáticos del lenguaje, se basan en las habilidades lingüísticas, pero a su vez, tienen gran dependencia de las competencias cognitivosociales del sujeto (Artigas, 1999).
»Así, el ámbito de la pragmática, hace referencia a aspectos que se relacionan con los usos interactivos del lenguaje, abarcando tanto las habilidades sociales del individuo, como la comprensión y el conocimiento del mismo para adaptar sus recursos lingüísticos a un contexto determinado con unas demandas explícitas. Así, éste componente del lenguaje, es el resultado de la combinación de diferentes factores de tipo social, emocional, cognitivo y lingüístico como respuesta a unas demandas sociales dentro de un ámbito conversacional (Martín, 2005). Una característica fundamental sobre el desarrollo de la pragmática, es la evolución de la misma a lo largo de la adolescencia y la adultez (en contraste con los aspectos más formales del lenguaje) y la precocidad de su inicio desde la etapa preverbal del niño estableciendo así “proto-conversaciones” mediante el contacto ocular, la toma de turno… encontrando así similitudes con el “baile comunicativo” que se da en las conversaciones orales.
»Por este motivo, se considera que la pragmática abarca un campo más específico en el lenguaje que se sobresale de los límites formales de la fonología y la sintaxis, pudiendo ser influida (tanto en su comprensión como expresión) por el nivel cognitivo y emocional del sujeto.
»Así, gracias a la precocidad del desarrollo funcional de la pragmática, es fácil identificar la existencia de alguna anormalidad bajo un retraso en la aparición de las funciones comunicativas típicas de los dos años, como por ejemplo llamar la atención, expresar emociones y estados internos, jugar, saludar…
»De esta manera, a los 18 meses, la comprensión de las emociones en un determinado contexto suele estar desarrollada, así como la intencionalidad de aliviar los sentimientos de los demás a los 24 meses, mostrando cierta capacidad de empatía y utilizando de manera paralela su lenguaje para acceder al juego simbólico. Así, ya entre los 3 y 5 años, la complejidad aumenta con la conciencia de la manipulación que de las emociones se puede realizar, reflejando así los sentimientos con mayor claridad y precisión.
»Por otra parte, en lo que se refiere al desarrollo conversacional de los niños, como hemos comentado anteriormente, ya se empiezan a evidenciar diferentes tipos de intenciones con el adulto, siguiendo así “las reglas del baile conversacional” , las cuales más adelante, se ven reforzadas con el desarrollo del lenguaje y las pautas sociales del ambiente. Por este motivo, no es hasta pasados los 4 años cuando se empiezan a respetar dichas reglas.
»Otro criterio en cuanto al desarrollo de las conversaciones, es el hecho de mantener el tema de conversación, que a los 5 años ya empieza a producirse casi en la totalidad de las intervenciones orales.
»No obstante, a pesar de la capacidad de los niños de comunicarse de manera intersubjetiva durante la etapa pre-verbal, es necesario que los niños experimenten situaciones con adultos y con iguales para construir las “reglas conversacionales” (Monfort. M y cols., 2004) que responden a las demandas de tipo social.
»En cuanto a las estrategias de reparación de los enunciados, no es hasta los dos años cuando se produce la capacidad de comprensión sobre las peticiones de aclaración como consecuencia de un mensaje enviado que resulta finalmente fallido. De esta manera, a partir de los 4 años, las peticiones de aclaración hacia el interlocutor ganan en precisión y sistematicidad (Monfort. M y cols., 2004).
»Otro aspecto importante a la hora de desarrollar los usos comunicativos del lenguaje, es el aprendizaje de términos mentalistas, los cuales hacen referencia a estados mentales internos. Este aprendizaje se produce de manera precoz en los niños, pero esta capacidad evoluciona y se enriquece durante la evolución y maduración del sujeto.
»Así, en el caso en que esta capacidad se encuentre ausente, interpretando y aplicando como consecuencia los enunciados de manera inflexible y literal, debemos estar en alerta, ya que puede ser el inicio de la presencia de una alteración (Monfort. M y cols., 2004). Así, acabamos de aportar algunos datos sobre el desarrollo pragmático en los niños, no obstante, existen grandes dificultades a la hora de describir las funciones que se van adquiriendo a lo largo de los años ya que los datos de los cuales se disponen hoy en día sobre la “norma evolutiva” de la pragmática (del proceso pragmático) son deficitarios, careciendo así de un cronograma exacto.»
[...]
«Alteraciones de las habilidades pragmáticas y la comunicación social en los niños con Síndrome de Asperger»
«Como ya hemos comentado anteriormente, carecemos de un modelo sobre el desarrollo de la pragmática del lenguaje, y por este mismo motivo, volvemos a caer en las dificultades y controversias a la hora de clasificar diferentes síntomas en un individuo, y por ello, va a ser necesario hacer un repertorio de los mismos (Monfort, M. y cols., 2004) para, posteriormente, centrarnos en las alteraciones que presentan los niños con Síndrome de Asperger y el diagnóstico diferencial desde el punto de vista pragmático, ya que muchos de los trastornos que conocemos, presentan tales similitudes, que pueden generar confusiones en el momento de establecer un diagnóstico definitivo.
»La mayoría de las alteraciones de tipo pragmático que se dan en algunas personas, se evidencian principalmente en las conductas que manifiestan las mismas, por este motivo debemos analizar de manera cualitativa todos los comportamientos que van surgiendo en el sujeto (Monfort, M. y cols., 2004).
»Así, clasificaremos los síntomas entorno a dos vertientes, una de tipo receptivo y otra de tipo expresivo, ya que a pesar de que estamos analizando en canal de entrada de la comunicación, es necesario saber que las manifestaciones conductuales que se producen por parte del sujeto, según Monfort (2004) “en salida”, van ligadas a dificultades que se han dado anteriormente “en entrada”, de manera que, si estos sujetos tienen dificultades para entender e interpretar las conductas y expresiones ajenas, es de suponer que a posteriori, no sepan de qué manera pueden utilizar estas fórmulas de tipo comunicativo y aplicarlas socialmente.
»Como consecuencia, podemos llegar a la conclusión de que, a pesar de que los síntomas que observamos son de tipo expresivo, la dificultad, a priori, se encuentra inmersa en los déficits en la percepción y el procesamiento de la información, estableciéndole así al lenguaje, un sentido equivocado que influirá en la posterior producción oral (Monfort, M. y cols., 2004).»
Bibliografía citada
Artigas, J. (1999): «El lenguaje en los trastornos autistas», Revista de Neurología, 28, 118-123.
Martín, P. (2005): «Perfil lingüístico del individuo con síndrome de Asperger: implicaciones para la investigación y la práctica clínica», Revista de Neurología, 41, 115-122.
Monfort, M.; Juárez, A. y Monfort, I. (2004): Niños con Trastornos Pragmáticos del Lenguaje y de la Comunicación. Descripción e Intervención. Madrid: Entha Ediciones.
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