Se habla tanto de la destrucción del idioma con el uso de los mensajes cortos con los teléfonos móviles o celulares, se pone el grito en el cielo ante el maltrato y la ignorancia idiomática... Estos lamentos, críticas, desinterés, distanciamiento, menosprecio incluso... ¿tendrán que ver con la desidia y la incompetencia por las que hoy lamentamos la llamada muerte de las Humanidades, y de la Filología entre ellas, la disciplina del conocimiento idiomático? Así pienso por mi parte.
¿Y si consideramos el código expresivo de los SMS, de los tuits y etc. como un código con entidad propia en cierta manera? Sería, por tanto, un código con sus propios criterios o normas que su usuario conoce, aplica y crea.
Lo que se señala como error lingüístico, mal uso, etc. es en ocasiones una respuesta del ingenio a las constricciones logísticas procedentes de la red social o de las prestaciones del servicio SMS. Otras veces son formulaciones expresivas. Y otras veces son clamorosas incorrecciones que delatan desconocimiento. En este último caso, se echa en falta la autocrítica por parte del sistema educativo y de sus integrantes. En cierta medida atañe a todos ellos la ignorancia de tantos ciudadanos y ciudadanas que pasan por las aulas y que hoy en día, y en el conjunto de España, son casi todos.
A continuación puedes leer esta noticia que hace referencia a las limitaciones técnicas para escribir con corrección idiomática las tildes en los SMS.
«Los SMS con tildes pueden salir más caros. No se trata de un timo de operadoras sino de un “problema” de códigos en el dispositivo»
«Los SMS (Short Message Service), mensajes de textos, fueron uno de los medios de comunicación móviles más usados. El primero se envió en 1992, es decir, hace casi 23 años. Para el 2010 era el uno de los servicios más usados, adoptado por el 80% de los consumidores según los datos de Nexmo. Sin embargo, llegó la era de la supremacía de los smartphones y con ellos los planes de datos a internet, correo electrónico en la palma de la mano y la mensajería instantánea. El uso de los mensajes de textos pasó a ser algo esporádico.
»Sin embargo, a pesar del declive en el uso de los SMS, estos se siguen utilizando y quizás a muchas personas le sorprendan que escribir con buena ortografía, es decir, con tildes en muchos casos pueda salir más costoso.
»No es un debate nuevo y no es algo arbitrario de las operadoras. Los mensajes de textos se envían con un sistema que limita su carga útil. El texto se codifica con una gran variedad de “alfabetos” o códigos. Por ejemplo, el GSM 7-bit t, el 8-bit data y el 16-bit UCS-2.
»La longitud de un SMS alcanza los 160 caracteres, algo que muchos usuarios conocen. Sin embargo, ese tamaño se puede usar si se usan los caracteres incluidos en el código GSM 03.38, el de uso más extendido entre dispositivos. Si el usuario escribe alguna tilde que no esté incluida en ese “alfabeto”, el sistema se ve obligado a usar otro alfabeto para decodificarlo, el Unicode.
»El sistema GSM 03.38 está programado básicamente para la lengua inglesa aunque sí incluye otros caracteres como diéresis en algunas letras mayúsculas, o la tilde en la letra “e” minúscula, la mayoría de tildes las considera en Unicode, por lo que debe cambiar de código para “entender” el mensaje.
»Cuando el móvil debe cambiar a Unicode ocurre un “problema”, que la longitud máxima del mensaje se reduce a los 70 caracteres.
»Ese proceso no lo ve el usuario. Por ejemplo, si envía un mensaje de 160 caracteres pero plagado de acentos y caracteres no incluidos en el GSM 03.38 (algo común entre usuarios que les gusta escribir con buena ortografía), el sistema, lo más probable es que lo llegue a dividir en tres mensajes Unicode: (dos de 70 caracteres y uno de 20).
»Es decir, el usuario piensa que está enviando un solo mensaje, pero el sistema está enviando tres, por lo que el operador cobra tres SMS. No se trata de un timo de operadoras, sino de protocolos.
»Actualmente, tras el declive de los SMS, las operadoras ofrecen en las tarifas planas SMS en cantidad, muchas veces muy superior a los mensajes de textos que podríamos enviar. De hecho, hay tarifas con SMS ilimitados, por lo que esto no sería un problema para personas con dichos contratos.
»Hay otras tarifas que son más básicas y por la que sí cobran los SMS. Las personas con estos contratos tendrían que estar atentas a este “conflicto” para no tener sorpresas en la factura, en caso de que sean usuarios regulares de SMS.
»Movistar, por ejemplo, ofrece muchas SMS ilimitados gratuitos con tarifas. Aunque, por ejemplo, en su tarifa VIVe, los diez primeros mensajes los cobrana a 18.15 céntimos. Vodafone también tiene una modalidad en la que cobra 18.15 céntimos por SMS enviado.
»Si se toma este precio como máximo (Vodafone tiene otras tarifas, como mensajes a 0.01 euros o 0.12 euros), si una persona comete el “error” descrito anteriormente, le cobrarán sobre 54 céntimos por dicho mensaje (el coste de tres SMS).
»Si una persona, por ejemplo, escribe un promedio de 10 SMS por semana estaría enviando al año unos 520 mensajes. Si se envían “mal”, es decir, en caso que el sistema tenga que cambiar de código y partir el mensaje en tres, esta cantidad se multiplicaría por tres (1560), gastando un promedio de 280 euros extras al año en estos cargos. Esto es sólo una estimación informal.»
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