Yamile Sandoval Romero, José Ignacio Aguaded Gómez
«Nuevas audiencias, nuevas responsabilidades. La competencia mediática en la era de la convergencia digital»
Icono14, vol. 10, n.º 3, 2012.
Las referencias citadas se encuentran al pie del texto.
«La demanda que se le hace a la televisión por fragmentar el espacio familiar, olvidando su promesa inicial de reunir a la familia en torno suyo, para desplazarse al consumo individual por la facilidad de acceso económico a los aparatos, alcanza su máxima expresión cuando el computador dota de movilidad los contenidos y se apodera ya no solo del espacio familiar, sino de la cotidianidad de los individuos.
»Se asiste a la instauración de un nuevo aparato tecnológico, que sirve de repositorio de lo que se conoce como convergencia digital, que no es más que encuentro en un mismo espacio, potenciado por el desarrollo avasallador del internet, de medios de comunicación e información y servicios de telecomunicaciones, “asistimos actualmente a un nuevo y vertiginoso entorno en el que la tecnología ha cambiado la sociedad, y los límites de los antiguos medios de comunicación se desdibujan” (Aguaded & Sandoval, 2011: 59).
»Villanueva (2000: 2) aporta una de las definiciones más completas a lo que denomina convergencia multimediática, otra de las acepciones que se utiliza para hablar de la convergencia digital:
»La convergencia multimediática no es la aparición de una serie de servicios que combinan texto, voz, imagen en movimiento y sonido; es en realidad la desaparición de las fronteras firmes entre medios masivos y servicios de comunicación, y la convergencia de estos en un único mecanismo de transporte de datos digital, de banda ancha, conmutado (Internet), mediante una interfaz o envoltorio totalizador (la Word Wide Web); tanto el mecanismo como la interfaz son accesibles desde una multitud de dispositivos, mediante muchos tipos de redes, y usando los servicios que una gran cantidad de empresas proveedoras de productos y servicios tradicionalmente disímiles ofrecen.
»Sin embargo, hay que advertir que Villanueva se concentra en la manera técnica de definir el término, sin profundizar en lo que este fenómeno ha generado socialmente, lo que necesariamente debe ser el tema de análisis para asumirlo. El mismo Villanueva (2005), en sus primeras referencias a lo que denomina era digital, se refiere a la masificación del acceso a formas de comunicación intermediadas por computadora. Lo que resulta necesario es asumir como lo anota González Sánchez (2008: 43), que “el problema no debe plantearse en las pantallas como interfaces de dispositivos más complejos, sino en las relaciones específicas de información, de comunicación y de conocimiento que aquéllos que sí generan conocimiento desarrollan para quienes no lo hacen”.
»Hasta hace poco, el espacio de recepción que ocupaba la televisión estaba limitado en dos dimensiones: la física, circunscrita dentro del espacio mismo en el que se realiza el proceso, y la simbólica, que se materializa en la medida en que el individuo hace parte de su cotidianidad los contenidos, ya sea como tema de conversación en su versión más simple, hasta tomar ejemplo de experiencias mediáticas que se convierten en su referente para decisiones propias. Lo que tenemos actualmente, es un desarrollo tecnológico que permite que los contenidos televisivos, pierdan su anclaje espacial y temporal y se trasladen al espacio digital, que permite libertades antes no imaginadas para los televidentes.
»Ahora no resulta un mecanismo posible apagar el televisor o cambiar el canal para decidir frente a los contenidos, porque para quienes tienen acceso a este nuevo mundo hiperconectado, ya no se trata de una pantalla, sino de múltiples medios de información y comunicación, cada uno interesado en colonizar la atención e imponer su propio ritmo.
»Estos cambios han sido parte de una generación en la que conviven migrantes digitales y nativos digitales en palabras de Prensky (2001). Mientras los migrantes nos preocupamos por dotar de sentido estas nuevas prácticas sociales generadas por la convergencia digital, para los nativos son tan familiares que no se toman el tiempo de reflexionar frente a ellas. Lo que es novedoso y precisa el desarrollo de nuevas competencias y habilidades para los primeros, hace parte de su equipamiento cultural y cognitivo, para los segundos.
»Estamos en el momento del miedo a lo desconocido, a la fuerza que la sociedad digital ha imprimido en las nuevas generaciones, a las que no comprendemos porque se expresan desde otros lugares y con símbolos distintos.
»Referencia citadas
»Aguaded, J.I. & Sandoval, Y. (2011). El televidente, la familia y la escuela ante la recepción participativa de los medios. En V. Tomé & M. Menesez (Eds.). Educação e media: da teoria ao terreno. (pp. 59-74). Castelo Branco (Portugal): RVJ Editores.
»Villanueva, E. (2000). Convergencia multimedia: más allá de la Internet. Ponencia para el Encuentro de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social 2000, Sao Paulo, Brasil.
»González-Sánchez, J.A. (2008). Pantallas vemos, sociedades no sabemos. Comunicar 30; 43-48.
»Prensky, M. (2001). Digital Natives, Digital Immigrants, Part II: Do They Really Think Differently? Published in On the Horizon (NCB University Press, 9, 6).»
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