Xavi Calvo
Valencia Plaza - Culturplaza
«De un tiempo a esta parte están surgiendo en Valencia lances que provocan necesarias conversaciones pendientes sobre la profesión del diseño.
»Quizá los diseñadores necesitemos ahora más que antes hablar de nuestra profesión. En nuestro país somos un gremio joven, y tal vez sea cosa de cierto grado de maduración colectiva que estén apareciendo interesantes iniciativas que invitan a hacer balance y puesta en común a modo de terapia grupal.
»Además, a nivel local, en Valencia el diseño ha conseguido en pocos años colarse entre la actualidad de medios no especializados. De una forma discreta, eso sí, pero ya no es del todo extraño encontrarse con noticias que tratan del sector o de profesionales concretos, sumado a la labor de medios como Valencia Plaza en los que ya es un tema fijo en parte de su parrilla. Esto consigue que el diseño pierda ese lastre de frivolidad que se ganó durante algunas décadas, y es otro elemento más que genera esta necesidad del sector para mirarse hacia adentro para entender lo que muestra hacia afuera.
»En los últimos días el sector del diseño se movilizaba para comentar lo último de Mariscal, quizá un tema popular pero un debate interno ya algo repetitivo, y al mismo tiempo un post de Kike Correcher generaba interesantes diálogos en redes sociales sobre precisamente esa condición juvenil del diseño y su peso real en las -mal traducidas- industrias creativas. Así pues actualmente ya tenemos el diseño presente en tertulias que no son exclusivas del mundillo, pero es cuando este mundillo requiere de más diálogo para conocerse mejor.
»Y entre estas recientes iniciativas propias, la semana pasada surge el colectivo Aplec de disseny formado por 6 diseñadores valencianos que se presentaban mediante una mesa redonda en la que planteaban un coloquio sobre el diseño editorial. Una conversación entre diseñadores, con un formato al que no estábamos del todo acostumbrados pero que sin duda, y si siguen convocando estas reuniones, servirá al sector valenciano como parte de esta terapia necesaria para centrarnos en el valor real de esta profesión.
»Antes todo era más lúdico y los propios diseñadores estábamos más acostumbrados a los “saraos” tipo fiesta o inauguración, y las conversaciones sobre la profesión tenían lugar en pequeños grupos a la salida del evento en sí. Estas reuniones, más íntimas, son ahora más dispersas en parte porque se ha perdido el factor aglutinante que tenía la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana (ADCV), entidad que desde 1985 se encargó de capitalizar y organizar toda actividad relativa al diseño valenciano. Y aunque en su última etapa la presencia de esta asociación en estos nuevos foros brilla por su ausencia, en colaboración con la revista digital Disseny CV han organizado en Las Naves la serie de debates Cuadrilátero Fórum como nueva fórmula de expresión y comunicación sobre temas relacionados con el diseño. Así, aunque sólo se han realizado de momento un par de estas conversaciones (la tercera tendrá lugar [el] 4 de noviembre y tratará sobre el futuro de la economía creativa en la Comunitat Valenciana), el formato ha conseguido abrir conversaciones entre diferentes sectores sobre temas de actualidad vinculados al diseño.
»Estos pequeños debates a modo de coloquio están consiguiendo enfocar hacia asuntos que interesan a una profesión que aún se está definiendo dentro de una sociedad muy cambiante, y por exigencia del propio gremio más como conversaciones que como infructíferas conferencias. Surgen así nuevos foros para el diseño, en un momento en el que confluyen una serie de hitos culturales, tecnológicos, económicos y sociales que han dado la vuelta a aspectos de la profesión del diseñador. Y aunque históricamente en la Comunitat Valenciana la función del asociacionismo pasaba por canalizar las conversaciones en torno a su estado o a estos cambios, hoy en día son más las actividades organizadas desde fuera de la ADCV que desde dentro. Aunque su presencia ha sido crucial para el desarrollo del diseño valenciano, y la implicación e inercia que tuvo dejó plantadas las semillas de los dos grandes eventos del sector: La Valencia Disseny Week y el Congreso Internacional de Tipografía de Valencia.
»Son interesantes estos eventos por su carácter cultural y de festival de contenidos, ya que son los certámenes en los que los profesionales podemos aprovechar para hacer una mirada introspectiva. En territorio nacional, desde el MAD (Madrid) al Blanc (Barcelona), pasando por el Tenerife Design Festival o el itinerante Festival de los Premios Gràffica, este tipo de festivales se centran en Catalunya, con una arrolladora trayectoria de décadas de profesión consolidada (su asociación Foment de les Arts i del Disseny data de 1903 y la fundación Barcelona Centre de Disseny de 1973). Desde allí, y ya con un Museu del Disseny, veíamos con cierta envídia realizarse cada año eventos como la Primavera del Disseny, la Barcelona Design Week, el Barcelona Design Festival, FADfest, el OFFF, el ya mencionado Blanc o las colonias de verano Escola Muuu, con gobiernos autonómico y local apoyando estas iniciativas y con instituciones privadas pioneras en la promoción y el desarrollo del diseño en España. En la Comunitat Valenciana, siempre con un ojo en lo que hacían nuestros vecinos, no supimos sin embargo apostar tanto por estas actividades, tal vez porque somos así y no nos lo creímos del todo, aunque el caldo de cultivo de creativos valencianos ha sido siempre excepcional.
»Necesitamos conocernos para entender lo que hacemos, para dignificar una profesión que no trata de hacer bonitas las cosas ni va de artistas y mecenas. Necesitamos más congresos, aunque a petit comité, aunque los llamemos de otra forma, mesas redondas, foros de debate, quedadas, terapias, tertulias, más coloquios de los que montan Disseny CV o los nuevos Aplec, más Pixel Attack, más Cuadrilátero Fórums y más rogles de València Vibrant.»
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