Lucía Camarero Cano
«Comunidades tecnosociales. Evolución de la comunicación analógica hacia la interacción analógico-digital»
Revista Mediterránea de Comunicación, vol. 6, n.º 1, 2015
Revista Mediterránea de Comunicación (@RMComu) | Universidad de Alicante | Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales | Departamento de Comunicación y Psicología Social | Alicante | ESPAÑA
«[Redes sociales digitales]
»Gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías y a la aparición de la Web Social ya no sólo existen redes sociales analógicas, si no que podemos hablar también de redes sociales digitales.
»La principal diferencia y lo que las distingue es el tiempo y el espacio. La red social analógica tiene lugar entre personas que se encuentran en un mismo espacio-tiempo, por tanto su comunicación es sincrónica. Un ejemplo de red social analógica son las asociaciones literarias donde las personas se reúnen periódicamente en un mismo espacio físico-temporal sin necesidad de conectarse a Internet ni utilizar un dispositivo electrónico. Por el contrario, la red social digital, puede darse entre personas que se encuentran en distintos puntos geográficos y en diferente franja horaria. A través de las redes sociales digitales la comunicación puede ser sincrónica o asincrónica donde sus “miembros suministran información todos los días, dando lugar a un flujo continuo de datos” (Alfalahi, K. et al. 2013: 1116). Esta interacción se produce a través de un ordenador o dispositivo móvil en lo que Mark Augé denominó “no lugar” (1998) y que popularmente conocemos como “la nube”. Un ejemplo de red social digital es Facebook.
»Danah M. Boyd y Nicole B. Ellison (2007) definen la red social digital o social network como servicios en la red que permiten a los individuos construir un perfil público o semipúblico dentro un sistema delimitado, articular una lista de otros usuarios con los que comparten relaciones y ver y manteniendo una conversación a través de la red con varios contactos. La naturaleza y la nomenclatura de estas conexiones pueden variar de un sitio a otro. Es decir, las redes sociales en línea se producen a través de servicios específicamente diseñados para esta función: generar un perfil público dentro de una red social digital, plasmar todos tus datos personales, profesionales e intereses y finalmente conocer, interactuar y comunicarse online con otros usuarios con los que se tenga o no afinidad e incluso, con personas que ya pertenezcan a tu red social analógica.
»Esta definición nos acerca a la Teoría de los Seis grados de separación que postula que cualquier persona en el planeta puede estar conectada con otra por muy lejos que se encuentre geográficamente. Esto es debido a una cadena de conocidos que consiste en cinco intermediarios y seis enlaces. Todos estamos conectados con todos aunque no seamos conscientes de ello. Lo cual hace que Internet sea cada vez una mayor y más sólida comunidad virtual. Manuel Castells usa el término space¹ para referirse a una red social digital y lo define como:
»“una página web personalizable que ofrece, entre otras, la posibilidad de crear un perfil web (foto, vídeo, texto), usar servicio de mensajería instantánea y de correo electrónico, participar en foros... Estos son individuales, pero el objetivo final es que cada individuo se convierta en miembro de una red social” (2007: 67).
»Hay infinitas razones para pertenecer a una red social virtual, pero tener aficiones comunes es la mayoritaria (Castells, 2007). En realidad, podemos afirmar que tanto en una red social analógica como en una red social digital compartir intereses comunes es la principal causa de nuestras relaciones sociales. Para Fuchs (2008) algunas características que tienen las redes sociales virtuales son: mantener una interacción continua, aunque no nos encontremos juntos físicamente es ese mismo momento, la voluntariedad de las personas para interactuar, la dimensión global y la velocidad en que se producen dichas relaciones. En cuestión de segundos podemos estar manteniendo una conversación a través de la red con varios contactos.
»Las redes sociales analógicas y digitales son opuestas a la hora de entablar una comunicación y llevar a cabo una relación social. Sin embargo, son complementarias y permiten que la conectividad entre las personas se produzca en distintos contextos analógicos-digitales que enriquezcan dicha comunicación y relación social eliminando barreras espacio-temporales.
»[Comunidades virtuales]
»Con la aparición de Internet y el desarrollo de la Web Social han aparecido las comunidades virtuales. El primero en utilizar este término es Howard Rheingold y las define como “agregaciones sociales que emergen de la red cuando un número suficiente de personas entablan discusiones públicas durante un tiempo lo suficientemente largo, con suficiente sentimiento humano, para formar redes de relaciones personales en el ciberespacio" (Rheingold, 1993, p. 5). Internet acoge a diferentes comunidades virtuales de mayor o menor tamaño. “El hecho de que haya tantas modalidades diferentes de comunicación añade riqueza y profundidad a las interacciones en línea dentro las comunidades en red²” (Capece y Costa, 2013: 441).
»Para Pierre Lévy (2007), el término virtual tiene principalmente tres significados: corriente, filosófico e informático. El primero hace referencia a la irrealidad, es decir, algo mágico, que no existe y que por lo tanto no podemos ver ni tocar. Lévy, nos aclara que en sentido filosófico, el término virtual se opone a lo actual. “Si en la esencia del grano está el producir un árbol, la virtualidad del árbol es real (sin ser aún actual)” (2007: 33). Y por último, el auge de las nuevas tecnologías y el desarrollo de la informática han dado lugar a Internet y por lo tanto a un mundo virtual: el ciberespacio. Es importante recalcar, que la tecnología en sí no es suficiente, “se espera un cibermedio integrador de las tecnologías existentes en su proceso de producción y en la construcción de un discurso multimedia e interactivo” (Pérez Martínez, 2013: 3).
»Adrian Nelso expone que “los sitios que ofrece Internet, con la mayor segmentación, son una oportunidad de comunicación para cada ” (2001, p. 5). Así, este autor define “las comunidades en red como un grupo de personas que establecen relaciones a partir de temas comunes. Dialogan, discuten, opinan, mientras su identidad real, incluso su identidad social, puede permanecer oculta” (Nelso, 2001: 5). Esta comunicación se da a través de un ordenador o dispositivo móvil y puede reservar la privacidad del sujeto. Dicha persona, dentro de una comunidad virtual, no siempre está obligado a darse a conocer, en el sentido amplio del término, para poder formar parte de una comunidad.
»Las comunidades virtuales también se pueden formar a partir de comunidades ya existentes en el mundo analógico. Estas personas se valen de Internet para poder dar un salto a un segundo nivel y llevar a dicho grupo a un espacio-tiempo diferente, donde además de comunicarse cara a cara, puedan continuar dicha comunicación en línea de manera sincrónica-asincrónica; y viceversa, una comunicación que se origina en una comunidad virtual, puede evolucionar hacia un encuentro analógico entre sus miembros. La idea de comunidad virtual dista de la definición primaria que veíamos de comunidad (como grupo). Todo ello gracias a Internet y a las nuevas tecnologías que están transformando nuestra sociedad, nuestra manera de movernos en ella y de comunicarnos.
»Sherry Turkle profundiza que:
»“en el ciberespacio podemos hablar, intercambiar ideas y asumir personajes de nuestra propia creación. Tenemos la oportunidad de construir nuevas clases de comunidades, comunidades virtuales, en las que participamos con gente de todo el mundo, gente con la que conversamos diariamente, gente con la que podemos tener una relación bastante íntima pero que puede que nunca conozcamos físicamente” (Turkle, 1997: 16).
»Así, estas comunidades en la red, a diferencia de las tradicionales, pueden unirnos y crear fuertes vínculos entre personas que no se conocen dentro de un entorno físico. En otras ocasiones, simplemente son una extensión de una comunidad tradicional, dándose así una comunicación analógico-digital. Para ello, “es necesario que las personas se apropien de dicha tecnología e interactúen socialmente a través de ella” (Aparici y Osuna, 2013: 140).
»Emilio Sáez Soro (2006) clasifica cinco características principales dentro una comunidad virtual:
»– Una finalidad claramente identificada: anteriormente insistíamos en que es necesario que haya un fin común. Es decir, unos mismos objetivos e intereses que ayuden a la comunidad a conseguir sus propósitos. Esa línea común tiene que ser efectiva y reconocible.
»– Una permanencia en el tiempo: también veíamos anteriormente que para que una comunidad sea considerada como tal es necesario que esté vigente durante un cierto tiempo. Un handicap que se encuentran las comunidades en red es que la permanencia de sus integrantes suele ser volátil. En ocasiones una cantidad considerable de sujetos puede abandonar de golpe dicha comunidad, y sin dar ninguna explicación, o incorporarse en un breve periodo de tiempo una cantidad masiva de interesados. Generalmente toda comunidad tiene un núcleo principal que se encarga de las tomas de decisiones principales y de la continuidad o eliminación del grupo.
»– Existencia de unos productos de la interacción de esa comunidad: para que una comunidad virtual funcione es necesario que se creen determinados productos que ayuden a la consecución de los objetivos de la misma. Para que la organización de la comunidad sea lo más efectiva posible, necesita que el tipo de producción que se utilice sea lo más claro y definido posible. Unos ejemplos de productos son: relaciones personales, información estratégica, trabajo, etc. Pero sin lugar a dudas el que está tomando más protagonismo actualmente es el software libre. Es decir, millones de personas trabajan de forma coordinada en grupos de trabajo sobre distintos programas, sistemas operativos y todo tipo de plataformas para el trabajo. Se está imponiendo fuertemente y está haciendo gran competencia al gran negocio que es el software privado.
»– Una necesidad de que existan canales de comunicación fácilmente reconocibles: es importante la fácil localización de la comunidad en la red. Para ello, sus datos deben ser claros y facilitadores de la búsqueda de dicha comunidad: el nombre, la dirección, las temáticas, la URL de su página Web, el correo electrónico, sus aplicaciones, etc. Cuanto más identificable sea, más crecerá la comunidad y a su vez, creará más formas de acceso y campos de conocimiento.
»– Una mínima actividad crítica y un número mínimo de interlocutores activos: para que una comunidad sea considerada como tal debe de tener un mínimo de personas que formen parte de la misma. Esto no significa que todos tengan que ser sujetos activos. Existe el caso en que, por ejemplo, dos personas son las cabezas de dicho grupo y son las encargadas de sus principales funciones y el resto de usuarios simplemente se pasean por la comunidad de forma pasiva. Todo depende del tipo de comunidad y de sus objetivos. Sin embargo, para poder permanecer durante el paso del tiempo, es prácticamente obligatorio frecuentar la comunidad de forma periódica y realizar una actividad, sea ésta más o menos activa.
»[El espacio virtual es terrenal, no es imaginario]
»Como hemos visto, las características de una comunidad virtual no difieren en gran medida de las características de cualquier comunidad sea ésta analógica o digital. Lawrence Lessing (1999) afirma que el espacio avatar [entendido éste como virtual] no es irreal o imaginario:
» “Existe vida real en él: la vida constituida por el modo en que las personas interactúan. Es un espacio en cuyo seno las personas interactúan —de una manera muy similar, sin duda, a cómo interactúan en el espacio real [nota 3: Cuando Lessing habla de “espacio real” se está refiriendo al espacio analógico. Nosotros consideramos que el “espacio real” es tanto el espacio analógico como el digital.], pero con algunas diferencias importantes—. En el espacio avatar la interacción tiene lugar en un medio virtual. Utilizando una jerga de la década de los noventa [y podríamos decir también del siglo XXI], la interacción tiene lugar en el ciberespacio. Las personas se conectan a estos espacios virtuales y actúan en ellos” (Lessing, 1999: 35).
»Las comunidades virtuales son terrenales aunque su entorno de expresión sea virtual, etéreo y electromagnético (Emilio Sáez Soro, 2006). Por ello mismo, y porque están formadas igualmente por personas, su funcionamiento y su política no dista de la de cualquier otro grupo presencial. A excepción de que al no ser palpables físicamente, su flexibilidad espacio-temporal le dota de unas cualidades únicas. De esto modo, se está produciendo una revolución cibercultural en el contexto virtual.
»Esta idea la podemos entender como una revolución en la sociedad a la hora de comunicarnos, de consumir, de entender la cultura, de relacionarnos, en general, de vivir en el ciberespacio:
»“Con la cibercultura se expresa la aspiración de construir un lazo social, que no se basaría ni en las pertenencias territoriales, ni en las relaciones institucionales, ni en las relaciones de poder; sino en la reunión alrededor de centros de interés comunes, en el juego, en el hecho de compartir el conocimiento, en el aprendizaje cooperativo en los procesos abiertos de colaboración” (Lévy, 2007: 103).
»Para Lévy (2007) cuanto más se desarrolla la cibercultura, más crece el ciberespacio. Por lo tanto, se formarán más comunidades virtuales y habrá más relaciones interpersonales que contribuirán a definir y asentar el mundo virtual interconectado con el mundo analógico considerándose un todo global y dando lugar a comunidades tecnosociales. En mayor o menor medida todos estamos inmersos en este tipo de comunidades tecnosociales donde las comunicaciones se entablan de manera analógico-digital. Un ejemplo de este tipo de comunidad tecnosocial internacional es la Liga de Optimistas Pragmáticos [nota 4: Fundada por Mark Stevenson en el año 2011.] donde las personas de diferentes ciudades del planeta se reúnen y mantienen una comunicación sincrónica-asincrónica de manera tanto analógica como digital.
»Referencias [citadas en el texto precedente, extracto del artículo completo publicado por Revista Mediterránea de Comunicación]
»ALFALAHI, K. et al. (2013). Community Detection in Social Networks through Similitary Virtual Newtworks. IEEE/ACM International Conference on Advances in Social Networks Analysis and Mining. (1116-1123). New York. USA: ACM.
»APARICI, R. y OSUNA ACEDO, S. (2013). La Cultura de la Participación. Revista Mediterránea de Comunicación, 4 (2), 137-148. Doi: 10.14198/MEDCOM2013.4.2.07
»AUGÉ, M. (1998). Los no lugares. Barcelona: Gedisa.
»BOYD, D. M. y ELLISON, N. B. (2007). Social Network Sites: Definition, History, and Scholarship. Journal of Computer-Mediated Communication, 13(1). Disponible en: http://jcmc.indiana.edu/vol13/issue1/boyd.ellison.html
»CAPACE, G. Y COSTA, R. (2013). The new neighbourhood in the internet era: network communities serving local communities. Behaviour & Information Technology. 32(5), 438-448.
»CASTELLS, M. (2007). La transición a la sociedad red. La era de la información en Catalunya. Barcelona: Ariel.
» [FUCHS, Christian (2008). Internet and Society. Social Theory in the Information Age. New. York: Routledge.]
»LESSING, L. (1999). El código y otras leyes del ciberespacio. Madrid: Grupo Santillana.
»LEVY, P. (2007). Cibercultura: la sociedad cultural de la sociedad digital. Barcelona: Anthropos.
»NELSO, A. (2001). Identidad y responsabilidad en la sociedad de la información. Ponencia. Fundación Universitaria San Pablo-CEU. III Congreso: Católicos y Vida Pública. Retos de la nueva sociedad de la información. Madrid. Disponible en: http://robertoigarza.files.wordpress.com/2008/11/art-responsabilidad-de-los-usuarios-en-la-silomello.pdf
»PÉREZ, M. (2013). El ciberespacio: ¿una realidad en construcción?. En P. Iraila y V. Pérez, Cibermedios: palabra, imagen y tecnología (pp. 3-11). Zaragoza. Ediciones Universidad San Jorge.
»RHEINGOLD, H. (1993). The virtual Community. Homesteading on the Electronic Frontier. New York, U.S.: Perseus Book.
»SÁEZ, E. (2006). Ensayo de una metodología de estudio de las comunidades virtuales. Castellón: Universidad Jaume I. Disponible en: http://www.bocc.ubi.pt/pag/saez-soro-emilioensayo-comunidades-virtuales.pdf
»TURKLE, S. (1997). La vida en la pantalla. La construcción de la identidad en la era de Internet. Barcelona. Paidós.»