Elizabeth Arias Flores
«El cachivache verbal. La ciudad hablada en Corrector de estilo»
Revista de Literatura Hispanoamericana, n.º 72, enero-junio de 2016
Revista de Literatura Hispanoamericana | Universidad del Zulia | Maracaibo | VENEZUELA
Extracto del apartado Consideraciones finales, páginas 82-83 de la publicación del texto en PDF
«Se ha caracterizado Corrector de estilo como una novela del habla porque lo lingüístico es en ella no sólo medio, sino objeto de representación en sí mismo. La ficcionalización del habla de Maracaibo logra objetivar el discurso de/sobre la ciudad. La lectura permite constatar la complejidad implicada en la representación de la oralidad en la ficción literaria, como parte de las complicadas y tensas relaciones entre el mundo ficticio y el real.
»Dado que representar artísticamente no es imitar un objeto, la oralidad ficticia, en consecuencia, no es mero reflejo de la real, a la manera de un espejo, sino un complejo artificio que incluye procedimientos de reacomodo del habla oral real para lograr determinados efectos discursivos y estéticos. Estos procedimientos, que constituyen la “narrativización” del diálogo, transforman los rasgos propios de la oralidad para adecuarlos al medio escrito y a la historia novelada y para crear una imagen artística de la lengua hablada.
»La narración literaria plantea así una relación de intertextualidad, que no de oposición, entre las formas habladas y las escritas, del mismo modo que lo hace entre los hechos reales y los ficcionados.
»Los rasgos de la oralidad fueron cotejados desde tres cualidades que resumen la textualidad oral: la cualidad sonora (materializada en la voz, entonación, etc.); la coincidencia espacio-temporal (que se refleja en lo paralingüístico, las referencias, etc.); y la inmediatez (que marca directamente la planificación del mensaje).
»Tal cotejo permite concluir que, en efecto, hay en la novela una captación lingüística que los hablantes ficcionales evidencian en aspectos fónicos, morfosintácticos y léxicos de los diversos enunciados que conforman sus discursos y que deviene en la creación de una imagen artística de esa habla local.
»Es imprescindible puntualizar que las situaciones de comunicación ficticias están subordinadas a la historia de la que forman parte, al proyecto narrativo y temático del autor, a la conformación de los personajes, a convenciones genéricas, etc. Sin embargo, esta habla ficticia, desde su propia naturaleza, puede funcionar como un modelo reconstruido de habla que pone de relieve, cuestiona y valora aspectos importantes de forma y funcionamiento del habla oral real.
»Por otra parte, la oralidad ficticia es, en tanto producto creado o artificio, un objeto de representación artística y, por tanto, una imagen estética elaborada desde ciertas valoraciones y conceptos acerca de la comunicación, de la lengua y de sus hablantes. En ese sentido, hay siempre en la obra una alusión metalingüística –explícita o no– que aporta al conocimiento de los usos del lenguaje en la sociedad.
»Finalmente, hay que reafirmar que la puesta en escena y objetivación del habla local que realiza esta novela es una estrategia de resignificación y representación cuyo producto es un texto de/sobre la ciudad y que entabla relación con otros textos para leer y cuestionar el espacio urbano en la búsqueda de respuestas a “una incógnita que la ciudad nos ofrece” (C.E: 19).»
No hay comentarios:
Publicar un comentario