María Isabel López Martínez y Eulalia Hernández Sánchez
«La pragmática y sus orígenes lingüísticos a principios del siglo XX»
Revista de Investigación Lingüística, vol. 19, 2016
Revista de Investigación Lingüística | Universidad de Murcia | Facultad de Letras | Departamento de Lengua Española, Lingüística General y Traducción e Interpretación | Murcia | ESPAÑA
Extracto de páginas 68 a 70 de la publicación en PDF
«Pero, si bien, Saussure en Europa va a desechar como algo ajeno a la lingüística el estudio de los signos en el ámbito social, aunque anuncia la necesidad de que exista en un futuro una ciencia que tenga como objeto el estudio de cualquier signo, paralelamente en América Charles Peirce (1839-1914) iniciaría la semiótica con su concepción triádica del signo: signos como ‘símbolos’(interpretante), ‘iconos’(representamen) e ‘índices’(objeto) (1894, en línea). Esta concepción del signo propuesta por Peirce ha hecho que sea considerado como pionero en los estudios pragmáticos, especialmente con su concepto de signo como “indicaciones o índices”. Su pragmatismo se debe al hecho, como así demuestran sus palabras, de que tiene en cuenta el valor utilitario de los signos. Desde su pensamiento lógico deduce que el significado se encuentra en el pensamiento, no en forma pasiva, sino activamente; el significado será el conjunto de implicaturas prácticas que el objeto posee para el individuo. En este contexto, el conocer significa captar esas implicaturas y, así, poder llegar a su significado.
»Si contrastamos las teorías de Peirce y Saussure, salta a la vista que la diferencia entre ambas posturas radica en el tercer elemento, el objeto, que no está explícito en Saussure. Como ya hemos mencionado anteriormente, la teoría del maestro ginebrino gira en torno a una concepción binaria, basada en la antinomia significante/significado; ahora bien, al analizar minuciosamente su teoría observamos que el objeto al que se refiere el signo tiene que existir, pues en caso contrario el signo no existiría como tal porque no estaría representando nada. Por el contrario, Peirce nos dice que de los tres tipos de signos antes mencionados, el símbolo se corresponde con los signos lingüísticos de Saussure, porque para Peirce: “el símbolo es un signo cuyo carácter representativo consiste precisamente en que él es una regla que determina a su interpretante. Todas las palabras, oraciones, libros y otros signos convencionales son símbolos” (Peirce, 1974: 55).
»A la vista de lo expuesto, podemos extraer como consecuencia que la teoría de Saussure y la de Peirce no se encuentran tan alejadas como se ha venido manifestando. Lo que sucede es que mientras que Peirce trabaja sobre la idea del signo semiológico, Saussure se ocupa solamente del signo lingüístico.
»El pensamiento de Peirce incide directamente en el semiólogo Morris (1901-1979) ya que, como él, tiene una visión pragmática del signo pues no sólo lo estudia en relación con su significado y con las reglas que se utilizan en su relación, sino que tiene muy en cuenta el uso que se hace de él y cómo los hablantes lo utilizan en su interacción con otros hablantes.
»Antes de pasar a explicar el concepto que tiene Morris de signo, habría que aclarar qué entiende por ‘semiosis’. Morris denomina semiosis a cualquier proceso en el que algo se percibe como signo de algo en un momento y contexto determinado:
»El proceso en el que algo funciona como signo puede denominarse semiosis. Comúnmente, en una tradición que se remonta a los griegos, se ha considerado que este proceso implica tres (o cuatro) factores: lo que actúa como signo, aquello a que el signo alude, y el efecto que produce en determinado intérprete en virtud del cual la cosa en cuestión es un signo para él. Estos tres componentes de la semiosis pueden denominarse, respectivamente, el vehículo sígnico, el designatum, y el interpretante; el intérprete podría considerarse un cuarto factor. Estos términos explicitan los factores implícitos en la afirmación común de que un signo alude a algo para alguien (Morris, 1985: 27).
»De estas palabras se desprende claramente que, al igual que Peirce, mantiene la concepción triádica del signo, aunque añade un cuarto y nuevo factor: el intérprete; para Morris (1985:28) “algo es un signo si, y sólo si, algún intérprete lo considera signo de algo”. A estos cuatro elementos les atribuye una determinada función:
»Los mediadores son vehículos sígnicos, las consideraciones son interpretantes; los agentes del proceso son los intérpretes; lo que se toma en consideración son los designata... Debería quedar claro que los términos “signo”, “designatum”, “interpretante” e “intérprete” se implican mutuamente, puesto que sólo son formas de referirse a aspectos del proceso de semiosis (Morris, 1985:28).
»Para Morris los signos se podrán estudiar o bien en relación con otros signos (sintaxis), o bien en relación con los objetos a los que se refieren (semántica) o, por último, en relación con sus intérpretes (pragmática):
»Pueden estudiarse las relaciones de los signos con los objetos a los que son aplicables. Esta relación recibirá el nombre de dimensión semántica de la semiosis... Pero el objeto de estudio también puede ser la relación de los signos con los intérpretes. En este caso, la relación resultante se denominará dimensión pragmática de la semiosis... Puesto que la mayoría de los signos están claramente relacionados con otros signos, puesto que muchos casos de aparentes signos aislados resultan no ser tales una vez sometidos a análisis, y puesto que todos los signos están en relación, en potencia si no en acto, con otros signos, parece correcto establecer una tercera dimensión de la semiosis tan importante como las dos anteriormente mencionadas. Esta tercera dimensión se denominará dimensión sintáctica de la semiosis (Morris, 1985: 31-32).
»Morris es el primero en utilizar el término ‘pragmática’, definida como: “la ciencia de la relación de los signos con sus intérpretes” (Morris, 1985: 67). Si bien, llega al concepto de pragmática influenciado por Peirce, sin embargo, va más allá que su maestro al considerar los aspectos psicológicos, sociológicos y culturales que determinan que el usuario interprete el signo de una manera determinada.»
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