¡Qué penoso encontrar una paráfrasis allí donde esperamos encontrar un análisis! Es decir, encontrar una copia donde esperamos un aporte con algún porcentaje de originalidad. ¡Qué fea la elección comodona de parafrasear en lugar de, por ejemplo, desarrollar un análisis y avanzar unas conclusiones! Parafrasear puede ser como ejercer de rémora a lomos de un ejemplar de cualquier especie; analizar, relacionar, interpretar, etc. puede ser dar un destino más noble a nuestra materia gris.
Hay que usar el «puede» («puede ser...») porque, como en todo, lo que no se puede es generalizar ni simplificar.
Esta operación de parafrasear que cabe llamar «copiar» es producir un texto por analogía —hace ver Raymundo Mier Garza [*]— y aunque el resultado nos parezca un simple remedo, contiene un diálogo con el texto original (pág. 11). Y para que miremos con mayor respeto las paráfrasis, Mier indica que se pueden producir por derivación analítica (págs. 18-20), no solamente por analogía, e incluso emparenta con otros ejercicios lingüísticos (ver cita-extracto al final del post).
En cuanto aparece el diálogo, una relación cualquiera, volvemos la mirada a la pragmática, a ver qué opina y nos dice. También en este caso lo ha hecho Raymundo Mier, empezando por constatar que a la luz de la pragmática y otras variables, cabe dudar de que la paráfrasis sea fruto específico del uso que damos a nuestra facultad lingüística; una duda recurrente en la trayectoria de la lingüística.
«Al revelar las condiciones heterogéneas, complejas a un tiempo, estructurales y de uso, sistemáticas y contingentes, formales, pragmáticas e interpretativas, propias del lenguaje, pero también de la cultura, la experiencia e incluso la incidencia pulsional de la subjetividad, la paráfrasis parece designar más bien un ámbito de expresiones y modalidades de significación diferenciadas que un hecho específico del lenguaje o de su uso. [pág. 12] [...]
»Las tentativas de comprensión del carácter al mismo tiempo semántico y pragmático, incluso interpretativo que parece caracterizar la paráfrasis, tanto como su sustrato formal, gramatical o morfológico, han involucrado perspectivas cambiantes, histórica y disciplinariamente diferenciadas. Diversas tradiciones han caracterizado de manera divergente la naturaleza del proceso: unas para asumirlo como un hecho crucial, revelador de la naturaleza del lenguaje, otras para desplazarlo a los márgenes del lenguaje, como un hecho contingente, casi accidental, de la lengua. Otras, incluso, para excluirlo de la reflexión lingüística y asumirlo como una calidad propia del uso de la lengua, y concebir la equiparación de sus sentidos, de una semejanza atribuible a procesos del ámbito de la retórica. [pág. 13]»
La parte de diálogo que contiene una paráfrasis, el enriquecimiento que esperamos de todo texto, se encuentra en las mencionadas condiciones «de la cultura, la experiencia e incluso la incidencia pulsional de la subjetividad» y así las perfila este artículo:
«Las vertientes de la pragmática y el interaccionismo simbólico que no han dejado de incidir en la comprensión de la paráfrasis para revelar la relevancia que cobran para su inteligibilidad la ritualidad, los marcos simbólicos de acción recíproca, la instauración de hábitos y las situaciones de creación y recreación de las identidades culturales colectivas. No obstante, estas vertientes no agotan las visiones que concurren actualmente para multiplicar y diversificar las aproximaciones a la paráfrasis. [págs. 16-17] [...]
»Formalmente, se abre una vía dual para la composición o el discernimiento de la paráfrasis a partir del peso que ella adquiera como fuerza ordenadora: o bien la “síntesis indicativa” o bien la “derivación analítica”. Es preciso advertir que tanto la síntesis como la derivación y sus posibles composiciones son procesos recursivos. Es esta recursividad la que hace o bien evidente, casi transparente, o bien inmediata la inteligibilidad del carácter parafrástico de una expresión, o bien la perturba, tornando elusiva, oscura, incluso hermética la relación parafrástica.
»Es posible, entonces, hablar de paráfrasis engendradas desde formas recurrentes de las operaciones sintéticas y analíticas que conjugan el régimen gramatical con los patrones semánticos y pragmáticos, que desembocan en la “forma lingüística” de la paráfrasis. [págs. 18-19] [...]
»Es posible aún hablar de otros juegos parafrásticos, derivados de modalidades y usos de carácter pragmático, semiótico o interpretativo. Se trata de derivaciones parafrásticas que culminan o bien en acciones o bien en expresiones significativas que involucran materias, signos, espacios como sonoridades, relativos a patrones de significación no verbales, y referencias singulares a procesos culturales o subjetivos. [pág. 20]»
[*] Raymundo Mier Garza, «La paráfrasis: juego, acción enunciativa y reconocimiento», Discurso, Teoría y Análisis, n.º 32, 2012, págs. 11-44.
Discurso, Teoría y Análisis es una revista anual publicada por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cito el artículo por su publicación en el repositorio CC-doc Documentación en Ciencias de la Comunicación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Universidad Jesuita de Guadalajara, México.
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