noviembre 28, 2014

Retroalimentación


Esther Casares

«La Comunicación en la Organización; la Retroalimentación como Fuente de Satisfacción»

Razón y Palabra, n.º 56, abril-mayo 2007.


El estudio que ves arriba citado y enlazado a su edición en línea lo archivé hace tiempo y lo releo periódicamente. Se refiere al mundo organizativo y específicamente laboral; lo comparto hoy bajo la óptica de la palabra que da título al post.

Su autora, Esther Casares, resume la idea de «retroalimentación» —en su formulación primitiva por parte de Elton Mayo— como «aporte de sugerencias de los trabajadores y unas relaciones humanas satisfactorias». Se da por supuesto que el lector entiende que la cultura organizacional es jerárquica por antonomasia y en ella toda comunicación y movimiento se producen de arriba abajo; cualquier comunicación o movimiento en la dirección contraria representaría una conmoción. Es así hoy, en nuestra sociedad, en nuestra convivencia, donde el principio rector es el poder.

Iremos encontrando más definiciones de retroalimentación, también ejercida por los representantes del poder: «retroalimentación objetiva entendida como la información que reciben los empleados de cómo están desempeñando su trabajo», al hilo de las aportaciones de Hackman y Oldham para elevar las condiciones laborales, con el interés máximo en este caso de que se ha conformado un proceso de comunicación en un entorno (el de poder, jerarquía) donde oficialmente no existía, ya que la emisión de mensajes es canónicamente unilateral.

Hay que reiterar y subrayar que la retroalimentación, en todos los casos, pasa a ser un concepto del mayor interés ya que se produce en un ámbito donde por cultura no hay oficialmente comunicación, sino emisión unilateral de mensajes de arriba abajo. Sabemos que vida humana es equivalente de comunicación y, oficial o no, verbal o no, continuamente emitimos y recibimos mensajes, la cuestión aquí de interés es que esta parcela ignorada de la realidad deja de serlo y se emprenden caminos para armonizarla con las convenciones que hemos creado para moldear esa realidad. Y sí, lector, lectora, es buena ocasión para reflexionar en si vivimos en el mundo o en nuestro, en qué posibilidades tenemos de huir de mundos que son callejones sin salida (unidireccionales) o, además de huir, crear los nuestros y, en este caso, cómo.

Para la autora de estas reflexiones y análisis, la comunicación tiene interés por ser factor de bienestar de las personas en su trabajo y concluye que «es un verdadero reto para los gerentes y un esfuerzo de participación».

Como decía, este estudio es una de mis relecturas periódicas y me gustaría que también lo fuera de quien llegue a este post.






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