noviembre 13, 2014

Ciudadanos políticos y ciudadanas políticas, amígdalas


En la sociedad en la que vivo, delimitada por el concepto «Estado español», unos ciudadanos y ciudadanas forman una excrecencia, una hinchazón anómala: han pasado a ocupar un espacio que no les corresponde y, de esta forma, a alterar la biología y vida sana del resto del organismo, del resto de la sociedad.

Y es que en lugar de ciudadanos políticos y ciudadanas políticas, tenemos politiquitis. Se entiende, ¿verdad? Lo mismo que cuando tenemos unas amígdalas sanas, tenemos amígdalas, sin más, y cuando están enfermas, tenemos amigdalitis —anginas, decimos—, es decir, amígdalas inflamadas, normalmente por infección. La sociedad en la que vivo tiene, pues, politiquitis (no es más que aplicar a la palabra la terminación (–itis) correspondiente al significado de ‘inflamación’).

No cabe señalar con el dedo a nadie en la politiquitis; tampoco en una amigdalitis aplicamos el ir célula por célula, como deshojando la margarita, determinando si está infectada, está sana, infectada, sana, etc. Cuando están sanas, tenemos amígdalas; enfermas, desaparecen de nuestro horizonte referencial y son sustituidas por la enfermedad: tenemos amigdalitis.

Uno de los medios que han servido a los ciudadanos políticos y a las ciudadanas políticas para hincharse con resultado de desaparición y sustitución por la politiquitis es la retórica. Así se dice desde los medios de comunicación. No aporto ejemplos, sería señalar con el dedo a uno y otro, y eso desfigura la muestra de estudio y conocimiento; sencillamente, invito a buscarlos porque se encuentran con toda facilidad.

¿Cómo tener ciudadanos políticos y ciudadanas políticas y no tener politiquitis? Hay quien se lanza a ello como trasplante, o sea, se ofrece como miembro sano en sustitución del enfermo, y hay quien hace lo que es esperable que haga en el lugar que tiene dentro del organismo social.

Sí, bien, pero hay que terminar con la infección (la politiquitis) o retirar a los ciudadanos políticos y a las ciudadanas políticas (amígdalas). ¡Empezar de cero, página en blanco!... ¡Y da miedo la página en blanco!






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