Una palabra de moda en el ámbito político europeo y circulando cada vez más entre el público en general.
Quien puede decirse que la hizo resonar primero, es decir, que la pronunció con repercusión pública y le abrió las puertas para ponerse de moda, parece que es Manuel Valls, el primer ministro del gobierno de Francia. Ocurrió en un contexto además especialmente resonante, que fue su toma de posesión, en abril de este año, y habló así a su predecesor Jean-Marc Ayrault:
«“Somos dos socialistas, dos republicanos y dos patriotas”, ha subrayado en su alocución Valls, que ha recibido el apoyo de ministros del ala izquierda del Gobierno como Arnaud Montebourg o Benoît Hamon.»
Hoy esa palabra se encuentra en este blog que se publica en España, un Estado con unos representantes del Estado actual y con unos representantes de nacionalidades diferentes a la única del Estado actual. ¿Quiénes representan mejor? El futuro nos dará la respuesta.
‘Patriota’ es la palabra del presente para definir a la persona con patria en ese futuro del Estado actual o de las nacionalidades que se postulan actualmente.
Por ejemplo: el día de mañana, quien suscribe puede ser patriota española, patriota vasca, patriota catalana... al mismo tiempo, ya que patriota es quien tiene patria, cabe definirlo así si nos movemos en el terreno técnico normalizado. El Diccionario académico vigente indica dicha noción de pertenencia patriótica únicamente con un posesivo:
«patriota.
»(Del gr. πατριώτης, compatriota).
»1. com. Persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien.»
Como puede verse, la definición es de aire arcaizante: ¿quizá la Academia arrinconó el término y olvidó revisarlo pensando que nunca se revitalizaría? Y en cuanto a la amplitud de expresión de la pertenencia, la consecuencia es que cabe elegir, por parte de cada hablante, la vía de dicha pertenencia: legalidad, cultura, sentimiento, nacimiento, residencia, etc. En consecuencia, cabe tener cuantas patrias se elijan, según la perspectiva que el hablante adopte al manejar este vocablo que, de momento, no tiene marchamo de legalidad en ninguna identificación oficial de un ciudadano o ciudadana en España.
Al otro lado del océano, en el idioma castellano, fue el comandante militar y presidente de Venezuela Hugo Chávez quien renovó la vida de este término, noción y realidad.
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