enero 24, 2017

«El diálogo, un espacio de crítica. Jean Badovici y Eileen Gray»



María Pura Moreno Moreno y Juan Pedro Sanz Alarcón
«El diálogo, un espacio de crítica. Jean Badovici y Eileen Gray»

Cuadernos de proyectos arquitectónicos, n.º 6, 2016

Cuadernos de proyectos arquitectónicos | Universidad Politécnica de Madrid [@La_UPM] | Escuela Técnica Superior de Arquitectura | Departamento de Proyectos Arquitectónicos [@proyectosETSAM] | Madrid | ESPAÑA


Extracto de páginas 74, 75 y 81 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Jean Badovici (Bucharest 1893-Mónaco 1956) fue un arquitecto de origen rumano formado en l’École des Beaux Arts de París, bajo la dirección de Julian Guadet y Jean Baptiste Paulin. Obtuvo su diploma en la École Spéciale d’Architecture en 1919, junto a compañeros como Robert Mallet Stevens. Su actividad más relevante fue la crítica arquitectónica asociada a la divulgación de proyectos del Movimiento Moderno —principalmente europeos— para el debate profesional. Dirigió desde 1923 la revista L’ Architecture Vivante, y contribuyó con artículos en la revista holandesa Wendingen y en la prestigiosa publicación Cahiers d’Artfundada por Christian Zervos en 1926. Escribió los libros Intérieurs de Süe et Mare (1924), Intérieurs Français (1925), y Grandes Constructions: Béton Armé, Acier, Verre (1931), identificando por primera vez en Francia, la edificación industrial y fabril con la arquitectura moderna.

»Eileen Gray (Enniscorthy 1878- París 1976) fue una diseñadora de origen irlandés afincada en París, a la que Jean Badovici había conocido al final de la Primera Mundial y con la que mantuvo una intensa relación personal y profesional a partir de 1924. El descubrió en ella un gran talento, aparte de recursos económicos, y la incitó a orientar su trabajo hacia el mundo del proyecto arquitectónico. El diseño de muebles con la técnica del lacado, la fabricación artesanal de alfombras, y la instalación de espacios interiores habían concentrado su actividad artística hasta su encuentro con Badovici. Su trayectoria profesional estuvo marcada tanto por la intuición en la elección de técnicas, maestros y líneas de aprendizaje como por la rigurosa metodología desarrollada en todas sus prácticas.

»[...]

»Las ideas de los movimientos de vanguardia se exponían al público principalmente en formato de manifiesto. Su redacción sintética, e incluso a veces enumerada, permitía recopilar las voluntades de un estilo de manera reivindicativa, simbólica y despersonalizada.

»El Manifiesto Futurista de Tommaso Marinetti, publicado en Le Figaro el 20 de febrero de 1909, o los postulados de la Arquitectura Plástica, enunciados por Theo van Doesburg y publicados en Francia en L’Architecture Vivante en 1925, fueron ejemplos paradigmáticos de esta figura literaria. Los manifiestos poseían un carácter cerrado y servían para formular de manera dogmática y unilateral un conjunto de normas comunes a seguir.

»La crítica siempre comporta un juicio personal fundamentado en un complejo sistema de conocimientos, donde el recorrido zigzagueante en torno a dudas, quizá irresolubles, es inevitable. Por esta razón, para la exposición de una buena crítica era necesario el uso de otro tipo de mecanismo menos rígido que el manifiesto, por ejemplo el ensayo.

»El ensayo piensa su objeto como descentrado, hipotético, regido por una lógica incierta, borrosa, indeterminada: su discurso es siempre una aproximación.

»El método del ensayo es ser capaz de dejar abierto y rodear un pensamiento expuesto en libertad. Su falta de carácter sistemático permite abarcar razonamientos inacabados y comparaciones inéditas que favorecen el pensamiento. En este sentido, un ejemplo claro de ensayo podría ser Vers une architecture, en el que Le Corbusier recopila los escritos publicados en L’Esprit Nouveau, e hilvana los argumentos con los que explica sus decisiones de proyecto. Aquel conjunto de textos reflejaba una invitación al diálogo entre la estética del ingeniero y la arquitectura. Sin embargo, aquella dialéctica estaba camuflada en la propia exposición individual de sus ideas.

»Frente al manifiesto, que suponía un sistema cerrado de exposición de motivos, o el ensayo, que aún siendo más abierto se desarrollaba con una única voz en torno a reflexiones propias, Eileen Gray y Jean Badovici apuestan por un diálogo que, provocado y transcrito, expone sin pudor sus certezas y sus dudas, invitando al lector a posicionarse alejado de los dos frentes y favoreciendo así una visión más objetiva de los argumentos contemplados.

»[...]

»Jean Badovici comienza a publicar artículos dialogados en 1924, imitando el formato literario del libro Eupalinos o el arquitecto de Paul Valéry. Su primer diálogo fue la introducción al portfolio Intérieurs de Süe et Mare (1924). En el manuscrito ya aparecían modificaciones de la mano de Eileen Gray. Los siguientes textos dialogados fueron “Harmonies: intérieurs de Ruhlmann”, “Intérieurs français”, y “La Maison d’aujourd’hui”. De la lectura de todos ellos y de la reiterada formulación de algunos de los argumentos expuestos se desprende que la segunda interlocutora era siempre la misma persona: Eileen Gray. De hecho, muchas de las anotaciones, aparecidas en los archivos particulares de la arquitecta, coinciden con las expuestas en estos diálogos.

»[...]

»Jean Badovici y Eileen Gray en estos diálogos reivindicaron una crítica arquitectónica dialéctica con otros, con el contexto y con ellos mismos. Los conceptos planteados avanzaban en espiral, volvían, se repetían y se contagiaban de otras disciplinas alternativas —arte, filosofía, sociología— favoreciendo tanto una lectura diacrónica que permite en la actualidad reconstruir aquel pensamiento arquitectónico, como un lectura sincrónica remitida principalmente a la obra de arquitectura realizada por Eileen Gray.

»En la afirmación “la obra bella es más verdadera que el artista”, Eileen Gray está apuntado directamente al fundamento de toda crítica: lo bello como cantidad de verdad. Enfoca al lector a una observación objetiva, donde el individualismo del artista desaparezca en virtud de una obra enmarcada en los condicionantes del trinomio espacio-tiempo-sociedad.

»Gracias a este ejercicio de distanciamiento, ellos fueron capaces de intuir las carencias del pensamiento arquitectónico de la época y anticipar algunas de sus futuras revisiones.

»En definitiva con este artículo se ha tratado de destacar lo que suponen estos diálogos de invitación a la crítica como aproximación al pensamiento arquitectónico. Y por ello, quizá la mejor metáfora de esta llamada a la reflexión objetiva sea la carta náutica situada en la sala principal de la casa E-1027: maison en bord de mer cuya inscripción decía “Invitation au voyage”. Pues, a viajar.»








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