enero 20, 2017

«Del antipatriarcado al feminismo: derivas del ethos militante en un movimiento social de la Argentina (2004-2015)»



Francisco Longa
«Del antipatriarcado al feminismo: derivas del ethos militante en un movimiento social de la Argentina (2004-2015)»

Revista Interdisciplinaria de Estudios de Género de El Colegio de México, vol. 3,
n.º 5, enero-junio de 2017

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El Colegio de México | México | MÉXICO


Extracto de apartados en páginas 58-63 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en dicha publicación original.




«El ethos militante y sus dimensiones

»En la actualidad el uso más difundido del término ethos está asociado al campo de la lingüística, más precisamente a los enfoques identitarios dentro del área de la retórica. Para Amossy la categoría de ethos “muestra la forma en que el sujeto que habla construye su identidad integrándose a un espacio estructurado que le asigna su lugar y su papel” (Amossy, 2010, p. 38). Este espacio, a su vez, estaría “estructurado por condicionamientos socio institucionales y por una configuración ideológica” (Bettendorff, 2011, p. 7). Pero los debates generales en torno a la utilización del concepto de ethos han proliferado de modo tal, que excedieron con creces al campo de la lingüística.

»En lo que respecta a su uso para los movimientos sociales de América Latina, Carlos Walter Porto Gonçalves identifica el ethos “como conjunto de valores que conforman la identidad” (Porto Gonçalves, 2004, p. 51). En una línea similar, fue Maristella Svampa quien sustentó la emergencia de un nuevo ethos militante desde mediados de la década de 1990 en América Latina, y que se expresó en las figuras del militante territorial y del activista medioambiental (Svampa, 2010).

»Más recientemente, y en el plano local, Ana Soledad Montero viene desarrollando una intensa labor investigativa desde el concepto de ethos en general y de ethos militante en particular. Su perspectiva, que combina análisis del discurso con análisis político y sociológico, se focalizó en principio en el análisis semántico y argumentativo de los ethos discursivos de algunos presidentes de la región (Montero, 2015). Pero la autora afirma también que “la noción de ethos no se agota en su aspecto enunciativo o argumentativo. Esa categoría comporta también […] una dimensión fuertemente actitudinal, valorativa o motivacional” (Montero, 2012, p. 225); es por ello que relaciona el ethos con los valores, las creencias y las ideologías.

»Si se toma entonces el perfil ligado a los valores, creencias e ideologías que Montero sugería, y se lo relaciona con la propuesta de Svampa, se alcanza a componer un marco adecuado desde el cual definir el ethos militante para la actualidad, en la medida que este concepto alude a “un conjunto de orientaciones políticas e ideológicas que se expresan a través de diferentes modelos de militancia” (2010, p. 41).

»Desde dicho punto de partida, mi trabajo de maestría buscó comprender las formas de articulación de diversos ethos militantes en un movimiento social de la actualidad. Para ello, y en función del trabajo de campo exploratorio, se identificaron tres grandes ethos militantes que aún hoy coexisten en la unidad de estudio referida: el ethos de la década de 1970, el ethos de la década de 1980 y el ethos de la década del 2000.

»Pero para que el abordaje del activismo en movimientos sociales a partir del concepto de ethos militante no reproduzca versiones esquemáticas o cerradas, es necesario remarcar un punto que, de carácter metodológico, no deja de tener implicancias epistemológicas respecto de la propia construcción del objeto de estudio; me refiero a comprender a los ethos en un sentido analítico. Para ello, huelga escapar de los análisis reduccionistas que homologan un tipo de práctica a un ethos, como si éstos fueran bloques monolíticos sin matices en su interior.

»Es por ello que resulta fundamental recuperar las sugerencias de Max Weber, para quien sus propias categorías no se daban en forma pura en la realidad histórica: “estamos lejos de creer que la realidad histórica total se deje ‘apresar’ en el esquema de conceptos que vamos a desarrollar” (Weber, 1992, p. 173); en tal sentido, el ethos redobla su utilidad en medida que sea pensado al estilo de las categorías analíticas weberianas.

»En la misma línea se inscriben las advertencias de algunos trabajos con movimientos sociales desde el campo de la antropología social, las cuales señalan que “mientras nosotros hacemos tipologías, en el mundo social todo aparece mezclado” (Quirós, 2008, p. 126). Estas limitaciones de las tipologías, no obstante, no restan productividad a las mismas. Esto es así en la medida en que se reconozca que de lo que se trata entonces es de identificar en forma analítica la existencia de ethos militantes paradigmáticos para la militancia en su conjunto. En tal sentido no se sugiere que todo el arco militante de una década se englobe en un único ethos militante.

»Hablar del ethos militante setentista en Argentina implica entonces considerar que esa caracterización responde al modelo hegemónico de la militancia de izquierda en la década de 1970 en el país, a la vez que supone que existieron formas alternativas de practicar la militancia en dicho período, con otras características. Esto mismo debe aplicarse en cada ethos confeccionado.

»En función de abordar empíricamente al movimiento desde el enfoque analítico mencionado, se ha operacionalizado la unidad de análisis “ethos militante”, a partir de lo surgido en un primer trabajo de campo exploratorio con el movimiento estudiado. Allí se identificaron los nudos de tensión más importantes que tanto la literatura académica como los propios/as militantes, identificaban entre la “vieja” y la “nueva” militancia. Producto de este trabajo exploratorio fueron delimitadas cuatro variables centrales: la orientación estratégica, la toma de decisiones, el perfil táctico y el capital militante. En lo que sigue de este artículo, se describen los contornos de la variable “perfil táctico”, en función del análisis de la cuestión de género en el movimiento estudiado, y en relación con las tendencias pragmáticas o prefigurativas que dicho perfil puede asumir.



»El perfil táctico: pragmatismo o prefiguración

»Una de las tensiones centrales en lo que refiere a la caracterización de los ethos militantes se observa entre las orientaciones y sentidos pragmáticos o prefigurativos de la acción colectiva cotidiana. Varios autores acuerdan en destacar como uno de los rasgos básicos de los nuevos movimientos sociales, las orientaciones estratégicas basadas en la política prefigurativa, que consistiría en una práctica cotidiana anclada en valores igualitarios y democráticos, que buscan replicar en el presente el horizonte de sociedad que se pretende alcanzar, construyendo una relación estrecha entre medios y fines (Esteva, 2006). Con ello, este modelo de militancia buscaría distanciarse de los formatos clásicos de la militancia, que se asocian a una política pragmática, donde se recrearía una relación asimétrica entre medios y fines, en la cual los fines se imponen frente a los medios.

»Tal como lo sugiere Dussel (2000) en su estudio entre proyectos políticos y orden establecido, la constitución como sujetos políticos de los militantes partidarios aparece íntimamente ligada a la lógica institucional y pragmática de la política. Anclados en esta visión, según Zibechi, los métodos de lucha y de organización interna debían ser lo suficientemente adaptables y maleables para lograr el fin deseado: “en la concepción tradicional, entre fines y medios se establece una relación instrumental. El objetivo final (la toma del poder) ordena y marca la pauta. En consecuencia, las formas de lucha se subordinan a la táctica y la estrategia” (Zibechi, 2004, p. 13).

»En lo que refiere a los modos de activismo en la militancia setentista en Argentina, se ha señalado que éstos mostraron una marcada tendencia hacia el pragmatismo. Gillespie, quien ha producido uno de los estudios más destacados sobre Montoneros, la principal organización político militar argentina de la época, señaló: “su pragmatismo era a menudo su fuerza, (...) facilitando la flexibilidad táctica y la realización de alianzas políticas” (Gillespie, 1987, p. 99). La Juventud Trabajadora Peronista, nucleamiento de trabajadores ligados a Montoneros que tuvo su auge entre 1973 y 1975, también fue señalada como una organización pragmática por Vittor (2011); por su parte, Weizs (2003) identificó el contenido también pragmático de las orientaciones del Partido Revolucionario de los Trabajadores.

»Como contrapartida, se ha sostenido que los cambios que trajo aparejado el nuevo ethos militante que Svampa identificó, implicaron perfiles tácticos que apuntaban a la construcción de una nueva subjetividad donde fuera estrecho el margen entre medios y fines, evitando colocar la transformación de la sociedad solamente en instancias sujetas a situaciones históricas a posteriori. Por el contrario, una práctica militante prefigurativa se propondría reconstruir en el aquí y el ahora un tipo de sujeto solidario, democrático e igualitario, que represente los valores de la nueva sociedad a la que se pretende alcanzar, dando cuenta “en lo cotidiano de estos nuevos mundos que se proponen construir” (Wahren, 2009, p. 27). Según Miguel Mazzeo, “el carácter prefigurativo tiene que ver con una decisión política y una labor consciente” (Mazzeo, 2007, p. 2). Así, los movimientos sociales surgidos al calor de la lucha contra el modelo neoliberal en el país, podrían lograr —a través de la prefiguración— la puesta en marcha de una suerte de comunismo en el acto (Mazzeo, 2005).

»Nuevamente como contrapunto con aquel perfil táctico prefigurativo, y ante la relegitimación de las instituciones estatales y de los partidos políticos como vías válidas para la transformación social operada en el país desde la década de 2010 (Vázquez, Rocca Rivarola y Cozachcow, 2016), principalmente desde la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia en 2003, varios estudios acerca del activismo resaltan la reaparición de lógicas pragmáticas, ligadas al tipo de militancia partidaria (Cruz Portugal, 2015). Ese pragmatismo ideológico y la flexibilidad, son destacados actualmente como característicos también de los nuevos partidos de derecha en Argentina (Vommaro y Morresi, 2015). En este recorrido, queda planteada entonces la tensión principal en la cual se dirime el perfil táctico de un ethos militante, es decir la tensión entre el pragmatismo y la prefiguración.

»En el siguiente apartado presentamos un análisis del “perfil táctico” del ethos militante, a partir de la atención a las formas prefigurativas en que se configuraron las relaciones de género en el Frente Popular Darío Santillán (FPDS), entre 2004 y 2015. Dicho análisis partió de observar la presencia de debates y definiciones en torno a contenidos conceptuales que problematizan la cuestión de género, tales como el antipatriarcado, el patriarcado y/o el feminismo.

»Este abordaje fue definido metodológicamente desde el análisis de los materiales escritos de la unidad de estudio elegida, desde la observación no participante en diversas actividades como movilizaciones, talleres de formación, plenarios de debate, así como desde las entrevistas en profundidad realizadas a militantes de diversos géneros. El análisis empírico se realiza en diálogo con las referencias, en línea con la relación histórica entre producción académica y producción política, es decir entre movimientos y teorías feministas, que según algunas autoras (Guzmán, 1994; Maffia, 2006) caracterizó el desarrollo de la cuestión de género.»





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