octubre 13, 2017

«Conversar para ubicar y orientar: pragmática y uso de cláusulas relativas en niños»



María Luisa Silva
«Conversar para ubicar y orientar: pragmática y uso de cláusulas relativas en niños»

Revista de Investigación Lingüística, n.º 19 (2016)

Revista de Investigación Lingüística | Universidad de Murcia | Facultad de Letras | Departamento de Lengua Española, Lingüística General y Traducción e Interpretación | Murcia | ESPAÑA


Extracto de apartados en páginas 324-327 y 339-343 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.




«Introducción

»Generalmente los estudios en lenguaje infantil consideran el desempeño de los niños en tareas que involucran la producción de narrativas, de conversaciones, de explicaciones o descripciones y /o de reformulaciones. Aunque son comparativamente más escasos, es posible hallar estudios que indagan acerca de las características que asume el desarrollo y uso infantil de secuencias instruccionales simples. No obstante, muchas de esas investigaciones analizan segmentos en los que los niños dan instrucciones para realizar un juego o una actividad (Nippold, 2009).

»Pese a la reducida atención que le han brindado las investigaciones empíricas, las instrucciones son muy frecuentes en el habla infantil y constituyen una clase textual cuya manifestación es temprana en el desarrollo lingüístico, aunque su funcionalidad social en términos interaccionales ha sido escasamente investigada (Tomasello, 2003).

»En este sentido se ha observado que cuando brindamos orientaciones espaciales a otro sujeto resulta evidente el funcionamiento interaccional de las secuencias instruccionales. Al describir un espacio físico, o un recorrido, para orientar espacialmente a otro el lenguaje asume plenamente su faz de acción discursiva (Bernicot, 2000), pues articulamos las estructuras sintácticas, léxicas y fonológicas en relación a la necesidad de configurar en nuestro interlocutor una representación mental. Generalmente esta representación mental es tridimensional y, en ella oyente y hablante se desplazarán representacionalmente.

»Por ello, es fundamental que ambos interlocutores sean conscientes de la necesidad de colaborar y modelen en el lenguaje las operaciones que permitan chequear si lo que el hablante produce es semejante a lo que el oyente se representa (Givón, 1992). Este tipo de lenguaje, el lenguaje espacial, comparte características con el lenguaje referencial (Glucksberg, Krauss y Weisberg, 1966) y posee, también, específicas condiciones pragmático-interaccionales. Recientemente las características del lenguaje espacial han recibido creciente tratamiento (Bisseret y Montarnal, 1996; Denis, Pazzaglia, Cornoldi y Bertolo, 1999; Lloyd, 1991 y Shanon, 1984).

»Ofrecer indicaciones para abordar un recorrido es una ocasión ideal para testear la habilidad de un sujeto de construir menciones referenciales y de regular y monitorear su conducta en función de las expectativas y del devenir del intercambio. Según Schegloff (1989) es una actividad de “calibración” de la conducta.

»En este sentido la función pragmática no se encuentra por fuera o por sobre el uso lingüístico: no es posible comprender la gestión lingüística de la actividad de colaboración si no se atiende a las condiciones que sitúan y modelan el intercambio (Bernicot, 2000; Murray, Tobar, Villablanca y Soto, 2015). La actividad de colaboración y de construcción referencial no tendrá la misma configuración si los participantes comparten algunos pocos o muchos presupuestos de carácter social, contextual, etc. (por ejemplo, si son padre e hijo, si son marido y mujer, amigos, desconocidos, etc.).

»En consonancia con los planteos previos se ha reconocido que el uso de Cláusulas relativas (Crs.) se caracteriza por la actualización de una serie de rasgos que coinciden con la necesidad del hablante de establecer un Punto de referencia para orientar y optimizar la identificación referencial que debe realizar ante un ocasional interlocutor (Fox y Thompson, 1990; Langacker, 1987; Silva, 2010a, 2012). En el caso de los niños, se ha observado que el establecimiento de Puntos de referencias: requiere la asignación y presuposición de cierto estado de conocimiento del interlocutor, situación que demanda cierto desarrollo de la Función referencial y de la Teoría de la Mente pero, también, requiere que se instancie cierta dinámica interaccional (Silva, 2010a, 2015).



»Ubicar espacios e indicar recorridos: actividades cognitivo-simbólicas cotidianas y complejas

»Ubicar en el espacio e indicar a otro ser humano un recorrido espacial, pueden considerarse tareas simples en virtud de su frecuencia cotidiana aunque implican un importante nivel de complejidad, tanto si se atienden a los aspectos cognitivos, lingüísticos como sociales. La actividad cognitiva de ubicar e indicar discursivamente un recorrido supone proyectar la organización de un espacio multidimensional, temporal y dinámico en un espacio unidimensional y secuencial. A este proceso se lo denomina linearización (Levelt, 1982).

»Cuando el hablante indica un trayecto a un desconocido realiza principalmente cuatro tareas:

»1. activa en su Memoria el conocimiento espacial relevante al trayecto solicitado.

»2. define sobre el espacio que ha configurado representacionalmente, un trayecto. Esta actividad supone seleccionar la secuencia de segmentos que constituirán el trayecto, conectando el punto de partida al de meta

»3. configura la formulación del procedimiento para indicar el trayecto al desconocido. En esta instancia se genera la primera proyección de la representación y procesamiento espacial con el proceso de producción lingüística.

»4. formula el discurso que se adecua a la solicitud del interlocutor. Se formula un discurso descriptivo, cuya finalidad es describir la naturaleza y posición de los puntos de referencia que se encuentran en la ruta, y un discurso instruccional, en el que el hablante especifica las acciones a ejecutar en el espacio aludido (Denis, Pazzaglia, Cornoldi y Bertolo, 1999).


»Además, el discurso formulado debe poseer adecuación pragmática; en términos simples poseer adecuación de registro (léxico y sintaxis con diferentes grados de formalidad) y sintonía a la situación de la interacción (por ej. adecuarse a la relación conversacional que involucra cuestiones como la distancia social entre hablante y oyente y el grado de conocimiento mutuo). La adecuación pragmática también incide en la activación del conocimiento espacial, pues el hablante debe ubicarse en el espacio atendiendo a las expectativas o presupuestos que tiene sobre el conocimiento espacial que el oyente posee.

»Estas actividades cognitivas suponen la disposición de recursos lingüísticos complejos: uso del imperativo, verbos de desplazamiento físico, uso de construcciones sintácticas complejas, usos de expresiones de reformulación y corrección, etc. Uno de los recursos lingüísticos complejos que permite optimizar la construcción de representaciones mentales congruentes entre hablante e interlocutor es el uso de Crs.

»Cuando se utiliza una Cr. se localiza un Punto de Referencia, esto supone discriminar una característica saliente de un Marco Conceptual previo y asignar saliencia a un elemento (o a parte de él) de este campo conceptual ya activado (Fauconnier, 1985). Un hablante competente al hacer uso de una Cr. debe reconocer cuándo y cómo es necesario incrementar la accesibilidad cognitiva de un actante o referente, de un campo conceptual previamente activado, a partir de la mención de información relevante (Langacker, 1987).

»Entre las investigaciones que han estudiado las Crs., dentro de esta concepción cognitivo-pragmática, pueden mencionarse aquellas que han explorado cómo la frecuencia de uso de Crs., y de los diferentes tipos se encuentra vinculada con habilidades discursivas y cognitivas que atienden a la posibilidad de que el hablante considere la consecución del intercambio y, con ello, el estado de estado de mente de su interlocutor (Fox & Thompson, 1990) o las que ponderado la relación entre frecuencias de Crs. y de tipos de Crs. con diferencias textuales, diferencias poblacionales (NSE y Sexo) y de Memoria Operativa y que orientan acerca de cómo el uso de Crs. no depende solo las habilidades individuales del hablante sino que se modelan en función del transcurrir del intercambio (Silva, 2012; Silva y Plana, 2012; Silva y Plana, 2014).

»Estas investigaciones conducen a pensar que los usos de Cr. son orientativos para reconocer la capacidad de los niños respecto a la posibilidad de descentrarse y considerar el estatuto cognitivo y pragmático de su contraparte interaccional, en la medida que esos usos se encuentren habilitados por interacciones que propendan al establecimiento de empatía (Iacoboni, 2009).



»Discusión

»Los resultados de esta investigación nos permiten dimensionar la implicancia que conlleva para los estudios lingüísticos el contar con corpus provisto en situaciones de toma que semejan los contextos naturales de interacción. Estos registros permiten acceder directamente a la naturaleza multidimensional de la competencia lingüística.

»La Entrevista Semiestructurada provee secuencias de interacción en las que los hablantes deben realizar actividades comunicativas (Bernicot, 2000). La Entrevista Semiestructurada, en tanto técnica de recolección de datos que retuvo la mayor cantidad de características del uso lingüístico infantil en contexto, brindó un formato de interacción muy próximo a los registros de habla espontánea entre un adulto y un niño, con la ventaja de ofrecer la posibilidad de comparar sistemáticamente usos. Los resultados de la investigación que se reporta permitieron comprender mejor los procesos por los cuales los niños pueden configurar las representaciones que les asignarán a los otros sujetos que interactúan con ellos.

»Asimismo consideramos que el entorno de la tarea ha resultado clave para que pudiera ponderarse el rol primordial que cumple la graficación del espacio. El uso de gráficos o esquemas que colaboran con la actividad de configurar una representación mental conjunta es una actividad que ha sido identificada ampliamente en los trabajos sobre uso de lenguaje espacial y uso de menciones referenciales.

»Incluso cuando los interlocutores no están en condiciones de acceder a elementos de trazado, generan situaciones de representación (Kibrik, 2011).

»Al respecto presenciamos una situación que permite ponderar el impacto de la construcción conjunta de representaciones. Dos adolescentes se encontraban viajando en tren, una sentada al lado de la otra, parecían amigas. Una de ellas le comentaba a su amiga un episodio delictivo en el que un familiar había sido herido. El episodio, que implicaba la narración del desplazamiento de los atacantes y de las víctimas en un estacionamiento, fue relatado por la adolescente pero su amiga no lograba construir una representación adecuada al relato y constantemente interrumpía a su amiga con preguntas del tipo: (5) “Pero… ¿cómo?.. ¿tu tío no se había bajado del AUTO? // no entiendo, tu primo estaba adelante y ¿pasó por delante de los chorros?”

»Esta serie de preguntas compelieron a la narradora a reiniciar y reformular dos veces el relato del episodio. Este hecho puede resultar orientativo de la dificultad cognitiva que entraña la configuración de representaciones mentales sobre un espacio físico. En efecto los interlocutores deben procurar construir, con los recursos simbólicos de que disponen, representaciones coherentes en sí mismas pero también congruentes entre sí. Ante la dificultad para comprender de su amiga, la narradora tomó su mochila, la colocó sobre su falda, y cual si fuera una pizarra imaginaria, comenzó a graficar trazando cruces y líneas señalando recorridos con el índice y anclando la narrativa en ese gráfico. En este sentido, los resultados de la investigación reportada, ofrecen evidencia empírica acerca del potente rol de la graficación, también en el discurso infantil.

»En cuanto al uso de recursos lingüísticos se observa que la mayor parte de la población incluye Crs. en la construcción de sus instrucciones de trayecto. Pareciera que la formulación de recorridos demanda de la competencia comunicativa infantil, no solo la articulación de construcciones sintácticas complejas sino, también, la complementariedad de la graficación y el uso de lenguaje complejo. Obviamente ambos mecanismos se coordinan para regular la construcción de una representación en el otro. Langacker (1987) señala que la operación de escaneo resulta fundamental para la selección y establecimiento de

»Puntos de referencia y que dichos puntos de referencia se organizan conceptualmente (Modelo de Punto de Referencia) y que es posible observar su organización en el lenguaje, a partir de identificar la operatoria particular de cierto tipos de construcciones sintácticas, por ejemplo las Crs. Asimismo Benítez Rosete (2011) estima que las Crs., comprendidas en el conjunto de expresiones que permiten incrementar la accesibilidad referencial, forman parte de los mecanismos que nos permiten entrever la dinámica de la interfaz pragmático-sintáctica.

»Este trabajo, en la medida que ha permitido considerar la relevancia del uso, de la frecuencia y el rol de los diferentes tipos de Crs. en la articulación del lenguaje espacial nos orienta acerca de la relevancia que poseen los recursos sintácticos complejos en la configuración de orientaciones. Estas formas resultan índices de cuánto atendemos a presupuestos y saberes de nuestro interlocutor.

»Por otro lado el análisis cualitativo de la alternancia de dos tipos de Crs. en la indicación de recorrido en (1) nos permite comprender articulación en la sintaxis de la relación de tensión comunicativa, tensión que se resuelve con una elección simbólica particular del hablante (restringida por los parámetros de estructura de su lengua) dentro de un continuum iconicidad- economía. El hablante ante la necesidad de representar en símbolos lingüísticos el fenómeno conceptualizado, puede reproducir características de las categorías conceptuales (construidas en virtud de límites perceptuales) o recurrir a la reducción de rasgos de esa reproducción, en aras de un nivel más alto de formalización simbólica (por ejemplo, para representar mínima distancia social).

»Aunque la polémica acerca de la tensión entre la dimensión arbitraria y la icónica en la codificación lingüística es de larga data, recientemente esta polémica ha cobrado nuevos bríos. En efecto, el cuestionamiento de la Lingüística Cognitiva acerca de la arbitrariedad del signo y la interdependencia entre el símbolo lingüístico y la cognición ha llevado a resituar la polémica arbitrariedad-iconicidad en una nueva perspectiva (Haiman, 1994; Hopper, 1998). A partir de los trabajos y la formulación de John Haiman (1983, 1985, 1994) resulta frecuente hallar el tratamiento sintáctico de ciertos fenómenos gramaticales en función del parámetro de iconicidad, es decir la relación icónica entre la disposición sintáctica de una serie de formas fonológicas y la representación (categorización, conceptualización, representación categorial) del concepto.

»Una cuestión nodal es la de explicar por qué en la sintaxis resulta posible identificar relaciones, graduales, en función de los ítemes conceptuales representados. Desde esta perspectiva, tanto el léxico como la gramática son recursos que forman parte de un continuum dentro del sistema de simbolización; dichos recursos permiten estructurar el universo perceptual, social, afectivo en términos categoriales, las unidades de estos sistemas de representación son los conceptos. Cuando los sujetos actualizan la dinámica iconicidad-economía en la estructuración sintáctica de una forma ponen en evidencia que esta tendencia resulta efectiva pues permite que los oyentes proyecten esquemas de comprensión a cadenas fonológicas.

»Cuando se trata de simbolizar lingüísticamente nociones del dominio espacial y temporal la dinámica iconicidad-economía resulta sumamente efectiva, por ejemplo para presentar las distancias espaciales centro-periferia a partir de la articulación de la relación núcleo- modificadores, o proyectar la secuencia de sucesión de eventos en el ordenamiento sintáctico. No obstante, el nivel del índice del tipo de relación que se articula entre hablante y oyente de una expresión (grado de familiaridad) permite aumentar el grado de simbolización (economía) y rehuir de una figuración del tipo analógica.

»En resumen, el hablante pondera la situación comunicativa, la disponibilidad de recursos cognitivos que posee y que supone debe articular el oyente (debe estar en condiciones de reponer mediante inferencias las relaciones elididas) para elidir información aumentando la distancia entre representación conceptual y simbólica.

»En el caso del desarrollo del lenguaje, los niños no solo aprenden las relaciones y el manejo de un sistema lingüístico, sino que, simultánea e interactivamente utilizan el estímulo lingüístico que provee el medio para organizar las relaciones conceptuales y los diferentes dominios de categorización (Tomasello, 2001; Gopnik & Meltzoff, 1999). Consideramos que resulta necesario en los estudios acerca del desarrollo lingüístico no solo considerar cómo los niños articulan y organizan requerimientos del desarrollo cognitivo (el límite de los recursos disponibles: atención, memoria, etc.) y lingüístico sino también cómo adquieren y desarrollan los diferentes parámetros de simbolización pragmáticos que reflejan tendencias psicológicas y culturalmente significativas (salientes).



»Conclusiones

»Hemos presentado el análisis de las condiciones pragmáticas de aparición y uso de Crs. en secuencias instruccionales de recorrido. En este sentido hemos hallado evidencia de la interdependencia de usos simbólicos (la graficación) y usos lingüísticos.

»Pese a que hemos reconocido la potencialidad de la Entrevista Semiestructurada como instrumento para elicitar condiciones de la tarea que inciden en la configuración tanto del lenguaje espacial como del uso de Crs., consideramos que es necesario explorar, testear y reflexionar en el diseño de herramientas que, desde una perspectiva pragmático-cognitiva, indaguen, en el caso de los niños, el uso y desarrollo del lenguaje.

»Por otro lado el trabajo ha aportado evidencia que permite comprender ciertos aspectos (la relación entre discurso y graficación y la disposición de Crs.) de las estrategias infantiles para ubicar y orientar espacialmente a un interlocutor que desconoce ese espacio.

»Asimismo, el análisis cualitativo, permitió ponderar un aspecto aún poco explorado: la relación entre variaciones de una forma sintáctica y la tensión economía- iconicidad. No obstante, en virtud del carácter exploratorio de la presente investigación, consideramos necesario encarar una investigación que profundice, y procure mayor grado de replicabilidad, con la intención de comprender y describir los fenómenos reconocidos en este análisis.»





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