Neil Selwyn
«¿Nuevas culturas del aprendizaje? (Una conversación con Linda Castañeda)»
Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (BILE), n.º 104 (2016)
Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (BILE) | Fundacion Giner de los Rios | Madrid | ESPAÑA
Extracto de páginas 51 a 55 de la publicación en PDF. Véanse las referencias en la publicación original del texto.
«Hoy en día sabemos que ya no basta con usar la tecnología en el aula: no podemos seguir usando la tecnología como algo adicional, como un mero añadido a lo que ocurre en los colegios y en las aulas. Se ha dicho repetidamente que la tecnología es transformadora, que debe tener carácter disruptivo, desencadenar una revolución, así que evidentemente ya no basta con utilizar la tecnología para seguir haciendo lo mismo de siempre. Esa certeza ha configurado dos discursos dominantes del aprendizaje basado en la tecnología, al menos en los Estados Unidos, y el problema es que tendemos a seguir el camino que marquen los Estados Unidos (en ese plural incluyo Europa, Australia y el mundo entero).
»Aprendizaje conectado
»El primero de ellos es lo que se podría llamar “aprendizaje conectado”. La noción del aprendizaje conectado se nutre de la idea de que en los últimos diez años la manera en que se crea, transmite, consume y difunde la información, y la manera en que se construye y se transfiere el conocimiento, ha sufrido cambios enormes.
»La educación es información, comunicación, conocimiento e interacción, y el aprendizaje conectado se fundamenta en la idea de que ahora todas estas cosas son “actividades de masas”. Estos cambios responden a modos alterados de cognición, así como a las tecnologías digitales, Existe el cliché de que ahora todos tenemos en nuestros bolsillos el poder de un ordenador como el del Apolo 11, que todos tenemos superordenadores, y resulta sugerente pensar en cómo eso ha cambiado la educación.
»El aprendizaje conectado se basa en la idea de que el uso de la tecnología conecta todo lo que hacemos: la gente habla “de muchos a muchos” más que “de uno a muchos”, así que ya no hacemos lasco as de una manera tan “televisiva”, sino que las hacemos de una forma mucho más conectada y participativa. Ése es un aspecto muy importante del aprendizaje conectado: los medios digitales son participativos, son sociales, se basan en la interacción y la divulgación; no sólo en el consumo de cosas, sino también en su producción. Ahora todos producimos contenidos a la vez que los consumimos, idea que recoge el término prosumidores (del inglés prosumers, mezcla de producer, “productor”, y consumer, “consumidor” ).
»Además, el aprendizaje conectado se basa en la idea de que estas tecnologías son multimodales, de que la información, la comunicación y el conocimiento giran en torno a diferentes ideas de significado y de comprensión. Ya no nos limitamos a depender del texto. Por ejemplo: ahora muchas de las formas mediante las que transmitimos información y conocimiento son visuales y auditivas. Pensad en el poder de la imagen en 2016. La mayoría de las cosas que compartimos ahora son visuales: son imágenes, fotografías de nosotros mismos.
»El otro concepto en el que se basa el aprendizaje conectado es la idea de que los medios digitales son móviles por naturaleza, son portátiles, así como sumamente personales. De modo que, aunque sea una actividad de masas, también es una manera muy personalizada e individualizada de hacer las cosas.
»Todas estas características concuerdan con la noción de que estamos inmersos en una nueva cultura de la educación (dentro y fuera de las escuelas), intrínsecamente conectada con modelos diferentes de aprendizaje, que estoy seguro de que os sonarán si habéis dado clase en un colegio o habéis leído un libro de texto en los últimos diez años. Por ejemplo, creo que la idea de las “competencias del siglo XXI” es un ejemplo excelente del impulso del aprendizaje conectado: ahora aprender no consiste sólo en consumir conocimientos de manera pasiva, sino en ser creativo con el propio conocimiento. Consiste en pensar de manera crítica y reflexiva sobre lo que nos dicen y en usar la tecnología para interactuar con otra gente, en ser crítico y colaborar. Aprender está estrechamente ligado con la colaboración, la coproducción y el trabajo en equipo, así como con la comunicación bidireccional; estamos promoviendo esta idea acerca de las competencias del siglo XXI y trabajando en educación de una manera más conectada. Este discurso, particularmente poderoso, está presente en los colegios.
»Otro ejemplo es el discurso sobre el conectivismo en la educación superior. Es una idea verdaderamente fantástica sobre cómo tiene lugar el aprendizaje virtual hoy en día. Para el conectivismo, el aprendizaje tiene lugar en las redes. George Siemens defiende que, en un entorno conectado, aprender no consiste sólo en saber cosas y en tener conocimientos previos, sino en tener la capacidad de saber más, de saber dónde establecer las conexiones, saber dónde encontrar las fuentes del conocimiento cuando sea necesario. Así que no importa si alguien no sabe nada sobre mecánica: sabe dónde acudir para aprender mecánica si se le estropea el coche. Por lo tanto, somos expertos en el sentido de que poseemos las conexiones que nos indican a donde ir.
»Esto supone una forma muy interesante de pensar en qué hacer en el sector educativo. Ya no hace falta enseñar cosas, aprenderlas, recitadas y memorizarlas, puesto que aprender consiste en desarrollar habilidades dentro de las propias conexiones. Se trata de una concepción del aprendizaje sumamente conversacional, interactiva, informal y social, que se está tomando muy en serio en la educación superior.
»El tercer ejemplo de educación conectada, que se está promoviendo ahora mismo en los Estados Unidos, se materializa en el modelo de aprendizaje conectado propuesto por el Digital Media and Learning Research Hub (en adelante DML) . Este modelo intenta descifrar en qué consiste aprender en el siglo XXI y distingue entre tres principios del aprendizaje: el aprendizaje orientado al mundo académico, el impulsado por los intereses del alumnado y el que se apoya en los compañeros. El modelo al completo se desarrolla con detalle en el informe elaborado por Mizuko Ito, y otros miembros del laboratorio.
»En ese documento los autores afirman en primer lugar que el aprendizaje ahora no se basa sólo en el aula y no se basa sólo en contar cosas. Que incluye el aprendizaje apoyado en los compañeros, los intercambios con amigos y compañeros, el aprendizaje impulsado por intereses (que se entiende que está verdaderamente motivado por nuestros intereses individuales) y también el aprendizaje orientado al ámbito académico: todos ellos convergen en uno. Todo el mundo puede ver y participar en ese aprendizaje conectado, basado en la producción, en compartir y en las plataformas y herramientas abiertas y conectadas.
»Es una forma muy interesante de pensar en el asunto educativo: en cómo nosotros, como educadores, necesitamos comprometernos con el aprendizaje y diseñar lo que hacemos para el aprendizaje. El hecho de que todo esté interconectado, de que todo esté constantemente cambiando y de que todo el mundo esté participando todo el tiempo modifica la naturaleza del aula. Es una manera sumamente interesante de pensar en qué es el aprendizaje y en dónde tiene lugar. Uno de los aspectos clave que encarna la filosofía del aprendizaje conectado es que éste no se da únicamente en un colegio o en un aula, sino en espacios terceros o en lo que James Gee llama espacios de afinidad ( affinity spaces). Esto implica pensar en el aprendizaje como en una manera de hacer las cosas que penetra todas nuestras actividades.
»Por supuesto, como suele ocurrir, esto no es nuevo. Se podría defender que todo lo que he mencionado ha ocurrido siempre en educación y, claramente, estas nuevas culturas educativas están enraizadas en filosofías educativas de largo recorrido. Hay algunos vínculos claros con los modelos socio-culturales del aprendizaje (Vygotski y pensamiento pos-Vygotski), con el “construccionismo” de Seymour Papert, la idea del aprendizaje centrado en el estudiante, el aprendizaje impulsado por el alumno, el aprendizaje determinado individualmente, etc., son “viejos conocidos” para todos aquellos a los que nos interesa la educación pública, por ejemplo.
»Pero lo que resulta interesante también sobre estas nuevas culturas de la educación es que también están influidas por filosofías de la industria tecnológica, en particular Silicon Valley. Uno de mis colegas, que trabajó en DML, lo describió como una “visión californiana del aprendizaje”. Creo que hay una especie de actitud medio hippy medio alta tecnología hacia lo que podría ser el aprendizaje. Esta idea de que todo sea abierto e individualizado, experimental, emprendedor ... Todo esto son tropos familiares de Silicon Valley.
»De modo que convergen tres cosas: teorías del aprendizaje, teorías de la educación y Silicon Valley. Y todo esto no es una mera teorización por mi parte, está ocurriendo de verdad. Si nos ruamos en los Estados Unidos, se están dando muchas formas diferentes de aprendizaje conectado. Pongamos algunos ejemplos: Pensemos, por ejemplo, en Minecraft y en el entusiasmo educativo por este juego. Si prestamos atención veremos que aglutina principios del aprendizaje conectivista y del aprendizaje construccionista en general. Hay comunidades de jugadores en línea que interactúan, colaboran, comparten, critican, experimentan y aprenden. El potencial educativo del Minecraft provoca gran emoción en mucha gente.
»Otro buen ejemplo lo tenemos en el movimiento educativo “maker” . En Estados Unidos todo el mundo habla de “Maker Ed”, de tecnologías “maker” como impresoras 3D, tejidos inteligentes, circuitos de papel, la idea de aprender “tocando”,juntando placas de circuitos, software y también materiales de artesanía, como hacer punto. En última instancia, aprender haciendo, y muy a menudo fuera de los colegios, en las bibliotecas, en los museos o en el dormitorio de cada uno.
»También en los colegios se están poniendo en juego principios del aprendizaje conectivista; si nos ruamos en el trabajo en torno a vídeos digitales, por ejemplo, o en la fabricación de juegos, o incluso en los espacios creados en wikis.
»Todas estas cosas encarnan estos principios y se podrían considerar nuevas culturas del aprendizaje que a menudo desembocan en ideas realmente interesantes sobre lo que podrían ser los colegios. vHay muchos ejemplos de principios de este aprendizaje conectado que han cambiado determinadas escuelas. Si os interesa el tema, os ruego que echéis un vistazo a “Quest To Learn”, una serie de colegios de Chicago y Nueva York que giran en torno al juego, a los juegos y a la gamificación. Es una manera completamente diferente de pensar en lo que podrían ser los colegios. Ya no hay un currículo, sino búsquedas; ya no hay grupos de edad, sino niveles; ya no se obtienen notas, sino puntos, y los alumnos trabajan de forma conjunta, colaboran y hacen todas estas cosas que les permiten aprender conectados.
»En mi opinión, ésta es la primera de las nuevas culturas del aprendizaje que ya se puede ver en Estados Unidos y que llegará a España, Australia o Reino Unido dentro de cinco o diez años.
»Cabe preguntarse: ¿reconocemos algo de esto? ¿Está ocurriendo en nuestro colegio? ¿Está ocurriendo ya en España? ¿Lo reconocemos en nuestra propia manera de enseñar? ¿Está ocurriendo con nuestros propios niños? Y aún más importante: ¿lo queremos? ¿Es deseable? ¿Es deseable todo lo que acabo de decir? ¿Es este planteamiento motivo de esperanza? ¿Qué aspectos nos afectan? Y ¿cómo va a ocurrir esto en los próximos diez años?»
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